Confesiones de un cornudo

No hay mayor humillación que un cornudo cuente como le crecen los cuernos y lo disfrute

(Que más humillación que el propio cornudo cuente como le crecen los cuernos y detallar lo marica que es).

Este relato es la confesión de un amigo que quería se plasmara en líneas lo que se puede llegar a sentir cuando se es un cornudo consentido.

Sus nombres son Marcos de 42 años y Marta de 35-

Hola Fran, soy Marcos escribo esto por encargo y orden de mi amada dueña y esposa, te cuento que a mí me encanta ser su esclavo, su cornudo, su maricón, su picha floja, su calzonazos y cualquier epíteto que te imagines que me degrade.

Poco a poco me fui convirtiendo en su esclavo, lo hago todo en nuestra casa, todo está listo para ella, la comida, su ropa interior y de calle preparada, no falta un detalle, el baño, todo lo que ella desea yo se lo hago,  cuando Marta sale del trabajo dedica una hora a cuidar su cuerpo en el gimnasio, su figura es de escándalo, tú lo sabes mejor que nadie, le conoces todos los pliegues de su hermoso cuerpo, pechos firmes  y  de cintura pequeña y de caderas anchas, sus piernas bien torneadas, nunca me canso de halagarla, después de hacer gimnasia se reúne con sus amigas y más tarde viene a casa, mi primera obligación es el merecido baño en el hidromasaje, las velas aromáticas y las cremas.

Le sirvo la cena y le preparo el sillón, para que disfrute de sus programas de televisión, sin dejar de obedecer cualquier otra orden que me dé, y mientras ve la televisión le lamo los pies.

Aquel verano decidió que nos vayamos de vacaciones a la playa, y la noche antes del viaje me advirtió:

-" Vas a sufrir lo que nunca en tu vida has imaginado que podrías llegar a sufrir cornudo ".

-”Si mi Ama y señora, quiero sufrir y sentir mucha humillación, quiero ser tu felpudo, tu puto marido marica”. – le contesté.

Hice mi maleta y después la suya, cuando me indicó la ropa que debía incluir empecé a sospechar por donde iban los tiros, un montón de camisetas con grandes escotes, minifaldas de apenas un palmo y tanguitas minúsculas, nada más. Una oleada de celos empezó a oprimir mi pecho, pero si no acepto lo que Marta me ordena, me deja la espalda morada de latigazos y si protesto me azota las nalgas con un cinturón de cuero hasta que se cansa. Y yo de solo pensar que pudiera ocurrir algo así, me corro solo en los pantalones.

Despertamos en el hotel la primera mañana e hicimos el amor, ella estaba cabalgándome, cuando entre suspiros me dijo que iba a tomar el sol en topless y en tanga, en ese mismo momento sus movimientos aumentaron de intensidad y tuvo un orgasmo entre gritos de placer, yo me quede helado, nunca había hecho topless y aunque eso me producía malestar más me inquietaba la idea de que eso solo fuese el principio del sufrimiento que me había prometido el día anterior.

Me llamó desde el baño y acudí de inmediato.

- "¿No te has corrido, verdad?"- me dijo.

No, no lo había hecho, siempre termino masturbándome después de que ella se corre, lo hago delante suya, para que pueda burlarse de mí, mientras me masturbo y me recuerda que no puedo correrme con ella.

-"Pues no lo hagas, y rasúrame bien el coño que lo quiero impecable"- me dijo.

Así lo hice después se vistió para ir a la playa.

No se había puesto el biquini, ni yo lo había incluido en la mochila, de forma que de camino a la playa paramos en una tienda para que se lo comprara.

- "Quería un tanga para tomar el sol" le dijo a la dependienta.

Esta le mostró unos cuantos modelos que no le convencieron.

- "No tiene alguno más pequeño"- dijo Marta.

La dependienta respondió que no pero que tenia biquinis brasileños y que el tanga de estos era minúsculo, por fin encontró lo que quería, y continuamos camino de la playa, su camiseta apenas cubría sus pechos y la aureola de sus pezones asomaba por su escote y el vaivén de sus caderas movía su falda dejando ver sus nalgas, todos los hombres clavaban los ojos en sus pechos, yo tenía el corazón a punto de estallar de rabia y lo que me esperaba. Ella sonreía complacida, estaba disfrutando.

Ya en la playa eligió un sitio cerca de un grupo de chicos que jugaban al fútbol, ya imaginaba los cuernos que me iban a crecer en estas vacaciones!. Tendí su toalla sobre la arena a continuación estando de pie me pidió que le sacase la camiseta.

- "Si cariño" - acerté a decir con la voz entrecortada.

Saqué su camiseta con sus pechos apuntando a los futbolistas, que simulando una falta pararon el juego para observar las tetas del bombón que tenían delante.

"Saca el tanga de la mochila maricón, arrodíllate, bésame los pies y pónmelo" – me dijo.

Me arrodillé ante ella sintiéndome humillado, sintiéndome lo que soy, un esclavo sin voluntad y le saqué el tanga que llevaba bajo la falda, y le puse aquella minúscula prenda de baño que apenas cubría su coño, le saqué la falda y se tumbó a tomar el sol, los chicos no perdían detalle ni de su culo ni de sus tetas, ni de mi comportamiento servil, su cuerpo era reclamo de la mirada de todos los que nos rodeaban y Marta los deleitaba con cambios de posición para que pudieran verla bien, ¡disfrutaba humillándome!.

Transcurrida media tarde decidió darse un baño, se levantó y cruzó entre el grupo de deportistas que no dudaron en pararla y conversar con ella, un grupo a sus espaldas hacía gestos obscenos refiriéndose a sus tetas y a su culo, no pude soportarlo, me acerque y dije:

-"Cariño vamos al agua".

Se vino conmigo sin más comentarios y una vez en el agua me agarró los huevos con violencia, ¡ese era mi castigo!, y me preguntó porque lo había hecho, se lo conté y sonrió.

-" Me encanta que me miren y me deseen, la próxima vez que hagas una cosa así, te moleré a latigazos, estúpido marica!"

De vuelta a la toalla, no pude más y en silencio lloré de rabia pero con la polla dura como una roca, esas vacaciones iban a ser una placentera tortura.

En el hotel después de cenar se preparó para salir a bailar, el atuendo era similar al de la tarde, falda bien cortita y una blusa que traslucía sus pechos libres de sostén,  nos fuimos de pubs y después de que Marta se tomase una buena ración de copas, yo no tengo su permiso para beber, así me lo ha ordenado, decidió subir a bailar a una tarima, mientras yo esperaba en la pista, en lo alto, bajo su minifalda se veía perfectamente su tanga y sus nalgas, cosa que disfrutaban los presentes y ella viendo sus caras.

Mi consuelo era que en la playa lo había enseñado todo, ahora no era peor, el chico que bailaba a su lado empezó a hablar con ella y a sobarla, le tocaba el culo en los bailes y le rozaba las tetas, esto lo empeoraba todo, hasta que se lanzó a su boca y consiguió el ansiado premio, los dos se comían como amantes mientras yo solo podía mirar inmóvil, sin saber qué hacer.

Disfrutaban se deseaban y yo me moría, pero Marta se apartó de él, bajó de la tarima y me informó que iba al baño, al rato volvió y me entregó su tanga.

- "Guárdamelo cornudo, que está muy mojado me ha puesto a mil".

Por suerte en ese instante cerró la discoteca y ya no había nada más, pero en la puerta estaba esperando su ligue, se acercó a ella y la besó en la boca delante de mí, sus manos descendieron por su espalda y empezó a tocarle el culo sobre la falda y a continuación por debajo, todos los presentes podían ver sus nalgas y no lo soporté, sabía lo que me esperaba pero no era peor que esto.

"Cariño ya está bien, vamos al hotel", el chico se quedó helado y sus amigos me empezaron a decir cosas como "Cornudo si no sabes follar déjala aquí, que nosotros la haremos gozar como nunca!", "Cornudo!"”Calzonazos!·.

De vuelta en el hotel, me preparé para el castigo, me desnudé, inclusive la ropa interior, o sea mi tanguita y mi sostén, el tapón anal me lo dejé por orden de mi Ama, saqué el cinturón de cuero que utilizaba para fustigarme y me puse sobre la cama a cuatro patas, separando las piernas para que mis huevos estuviesen accesibles, en los tres primeros latigazos tuve suerte y el cinturón solo alcanzo mis nalgas y soporte el dolor sin moverme, pero el cuarto dio de pleno.

Me retorcí de dolor, su tortura normalmente terminaba en este punto, pero este día no “en posición” había encontrado la forma y volvió a hacer diana, me desplome sudando, soltó el cinturón  y se fue al baño, me llamó, fui lo más rápido posible, estaba desnuda en la bañera, me indicó que me arrodillase ante ella, y preguntó “¿Qué soy para ti?”, “Mi amor ” levantó la mano y me abofeteó la cara “¿Qué soy para ti?”, “Mi ama” “Abre la boca” lo hice y me orinó, esto nunca lohabía hecho, “Traga cornudo, traga!”, así lo hice. a continuación se sentó en la taza del water y me pidió le limpiara el coño con la lengua, lo hice desde el agujero de su culo hasta su clítoris.

Marta gemía y se excitaba .

- “Lávate y ven a la cama maricón!”- me dijo.

Sobre las sabanas había colocado cuatro pinzas y la correa de perro, me colocó la correa, dos pinzas en los pezones y dos en los huevos el dolor era infernal, le comí el coño, se corrió al instante, me acosté en el suelo a dormir como el perro que soy, desnudo con el collar y las pinzas puestas, humillado totalmente, antes de dormirse tuvo piedad y me sacó las pinzas.

Marta se despertó tarde, al día siguiente comimos y nos fuimos a la playa de nuevo, camino del arenal me comentó que se lo había pasado muy bien el día anterior y que había disfrutado mucho con el castigo, me preguntó cuánto la amaba.

- “Más que nunca, cada día más”- le dije.

- “Bien esclavo, solo lo has retrasado, pero no lo has evitado, te haré cornudo de todas formas, para que sepas que eres de mi propiedad y que puedo hacer lo que quiera contigo, debes tener unos buenos cuernos y como ves no me faltan candidatos”.

Ya era tarde cuando llegamos a la playa, tomamos un rato el sol y se fue al agua me ordenó que no me moviera, dos de los chicos del día anterior se le acercaron poco a poco  y entablaron conversación, al rato estaban jugando en el agua los tres, desde mi posición pude observar como uno de los chicos estaba delante de ella y el otro detrás, no dejaban de sobarla y besarla , observaba los movimientos de ambos, excitados uno por delante y otro por detrás, salieron de su mano, y la acompañaron a la toalla, se hacía tarde y los bañistas abandonaban el arenal.

Los chicos hicieron un comentario sobre la preciosa forma de sus pechos, y ella respondió .

-“Necesito un masaje”.- les dijo Marta.

Al instante estaban masajeando su espalda y fueron bajando hasta sus nalgas.

- “Puedo continuar cornudo?” inquirió uno mirándome.

- “Este es mi esclavo, hace lo que yo le ordeno, es mi perro, continua”.- respondió Marta.

Esa frase me heló la sangre, vi como manoseaban el culo de Marta ante mí y lo peor fue que al instante ella se dio la vuelta para que continuaran el masaje por la parte frontal, uno se lanzó a las tetas y el otro le sacó el tanga y hundió la cabeza entre sus piernas, ya no quedaba nadie en la playa, ella los paró y dijo:

-“Quiero que me follen, pero no aquí, en el hotel”.

No tardaron en llegar, Marta los esperaba con el biquini brasileño completo, pero el sujetador apenas le tapaba los pezones, estaba muy sexy e imponente, yo desnudo con el collar de perro, muerto de miedo de vergüenza de rabia impotencia y humillado, les abrí la puerta les ofrecí unas bebidas, se divirtieron colocándome las pinzas, al final las cuatro acabaron en mis huevos, me desplomé de dolor, me las sacaron y se lanzaron al manjar.

Uno le comía la boca y las tetas, el otro la entrepierna, Marta gemía de placer y yo tumbado en el suelo como me había ordenado, mirando. Ellos se fueron desnudando y los deleitó con unas esplendidas mamadas, cogió las pollas de ambos muchachos y se las metió en la boca , los muchachos gemían de placer viendo como las dos pollas eran engullidas por su boca.

Después la tumbaron en la cama y mientras uno le abría las piernas lamiéndole el coño, el otro la follaba la boca, Marta movía las caderas hacía arriba y observé como el chaval que le chupaba el coño aumentaba el ritmo de su lengua hasta que un espasmo sacudió a Marta y una lava de jugos inundó la boca del chaval, mientras chupaba con ganas introduciéndose la polla del otro por completo y le masajeaba los huevos.

Después uno de los chavales se tumbó boca arriba y Marta se sentó sobre él empezó a cabalgarle mientras el chaval masajeaba los pechos y se inclinaba para chupar los pezones duros de mi mujer.

Se inclinó sobre el chaval ofreciendo su amplio culo a la vista del otro que se acercó por detrás y después de embadurnarla de vaselina fue penetrándola poco a poco por el culo.

Un grito salió de la boca de Marta, estaba siendo follada a la vez por sus dos agujeros, pararon durante un instante y una vez acopladas ambas pollas en sus agujeros empezaron un movimiento rítmico  que cada vez iba más en aumento, los chavales se movían poseídos por la excitación y mi mujer gemía y babeaba llena de espasmos que la invadían y una excitación abrumadora.

El chaval que la montaba por detrás la agarró de los hombros para que sintiera por el culo toda la vigorosidad y dureza de su polla, era el perfecto semental montando a su yegua mientras el que estaba abajo martilleaba su coño con fuertes movimientos.

Para mí era el infierno y la gloria al mismo tiempo, primero uno luego el otro, y se fueron animando cada vez más a humillarme.

-“Es un placer follarse a esta mujer, tiene el mejor cuerpo que me he comido nunca, como mueve el culo, cornudo, cornudo, cornudo,…”- me decían.

Y ante cada palabra un embate contra el coño y el culo de mi mujer que me miraba agradecida del placer tan intenso que la estaban dando ante la vista de su marido.

Se corrieron y le dieron una idea a Marta que esta agradeció con gusto.

-“Que el cornudo marica te limpie el coño con su lengua”.- dijo uno de los chavales.

-“Ya lo has oído putito”- dijo el otro.

Sin más comencé a lamer.

- “Trágate el semen que estos verdaderos hombres han dejado en mi coño cornudo” – me dijo Marta.

Así lo hice, ya que soy de su propiedad, hasta que dejé su coño limpio entre burlas e insultos.

No creí que pudiese haber nada peor, me equivoqué.

- “Aun veo semen por aquí, sus pollas están sucias”- me dijo mi mujer

Abrí la boca e introduje sus pollas en ella, una a una las fui limpiando con un empalme y una excitación que me trepaba por las paredes, ese sentimiento encontrado sentimos los que deseamos ser cornudos, es difícil de explicar y mucho más aún encontrarle sentido a esta dicotomía por parte de aquellos que no ven con buenos ojos el ser cornudos.

El ver como les lamia pareció excitarles más y tuve que continuar hasta que las tenían bien duras para follar a Marta de nuevo, pero antes de hacerlo, a uno se le ocurrió abrirme el culo y penetrarme con fuerza con uno de los consoladores de mi mujer, el dolor me invadió pero fue superior la excitación que sentía de verme penetrado, mi polla reaccionó ante esta situación.

Mi mujer al verme en esta situación cogió mi polla y mientras uno de los chavales introducía y sacaba el consolador cada vez con más rapidez, ella empezó a masturbarme hasta que una corriente me invadió y mi polla escupió  un chorro de leche, no dejaba de temblar ante tal excitación.

- “¿Qué eres?”- me dijo Marta.

-“Esclavo y cornudo”- le respondí.

-“¿Me amas?”- me dijo.

-“Más que a nada en el mundo, mi deseo es que seas feliz y hacer todo lo que pueda para que sigas siendo mi  AMA”.

-“Yo también te amo mi amor, gracias por ser como eres ”.- me dijo Marta besándome en los labios.