Confesiones de un camarero
Su mujer debía estar muy pero que muy enfadada. Se había aprendido de memoria todas las barbaridades que había puesto por internet y prometió hacerlas. (Con fotos reales)
"Confesiones de un camarero" (o Historia de unas bragas casi transparentes)"
Resumen: Su mujer debía estar muy pero que muy enfadada. Se había aprendido de memoria todas las barbaridades que había puesto por internet y prometió hacerlas. (Con fotos reales)
No recuerdo ni dónde ni cómo le conocí. Cualquier certamen supongo. Y ahora le veo bebe que te bebe en la barra del hotel.
¿Y a ése qué le pasa? le pregunto a mi amigo el camarero.
Ya ve usted. Su fantasía era que su mujer se la pegara. Aficionado a lecturas morbosas, cuanto más perversas mejor. Y tal vez le pasara lo que al Quijote con sus famosos libros de Caballería me dice divertido por su ocurrencia-. No lo sé.
Siguió sirviéndome el whisky.
- Ya ves, al final su mujer se ha ido con otro -me dijo el camarero. Volví la cara hacia él, que seguía bebiendo algún combinado de Cola-. Recuerda usted que yo le decía que hay tíos que se merecen que les pase de todo. Y encima su mujer no tendrá culpa de nada. Ojalá la señora se los ponga de tres palmos, la verdad.
Recuerdo perfectamente que el camarero me dijo eso mismo hace ya dos meses. También le recuerdo a él cuando entraba en el local. Menuda mujer más guapa. ¡Y elegante!, de las que llaman la atención y despiertan envidia. Estaba como " para comérsela y apartar las patatas ".
Y venga a presumir de mujer y venga a presumir él claro, porque además el tío debe pasarse algún ratito en el gimnasio, tiene todo un cuerpazo. No le sobra nada de grasa. Y cuando ella se iba y regresaba a su ciudad el tío a beber y a ir de fiesta. Y un día, con un par de copas de más, lo soltó: le daba morbo imaginar que a su mujer se la follaba otro u otros. Estaba tratando de convencerla para ir a un club de esos de intercambio. Si tenía suerte a lo mejor podía verlo en directo. Increíble, ¡impresionante testimonio, compañero!
- Pues ya ve Usted, parece ser que el colega se ponía como una moto entrando en chats de cornudos y todo eso. Incluso se hacía pasar por uno de ellos. Sí, efectivamente, por internet. Además estaba cogiendo gusto a las experiencias cada vez más fuertes.
Se acercó aun más a mí. Normalmente somos los clientes los que acabamos cantando de plano ante un camarero, pero este caso se salía de la norma.
Y pasó lo que tenía que pasar. Un día su mujer le sorprendió probándose sus bragas. Sí, sí no me ponga esa cara Pero eso no fue lo peor. Lo peor es que, mosqueada, le cogió el portátil y se puso a registrarlo. Y allí se encontró todo el pastel. No hubo explicación posible. Fotos de ella robadas mientras se duchaba o haciendo topless en la playa. Al parecer se las envíaba a un grupo "selecto" de elegidos para que le contaran las burradas que le harían si la pillaban. Y no sólo eso: conversaciones mantenidas con la webcam, las páginas que visitaba. ¡Menudo cabreo se agarró! Y lo dijo. Se lo dejó bien clarito, como si adivinará el futuro. ¡Riete del pulpo Pool! Pero con trampa, claro porque ella ya debía de tener un plan.
¡Te los voy a poner! Sí cariño, sí Te los voy a plantar.
Mi "camarata" se saltó el protocolo y se sirvió un buen copazo, señal de que la historia lo merecía.
- Un día con todo el corpachón ese de musculitos se despertó atado -mi gesto no podía ser más que de sorpresa - Sí, como lo oye: atado a una silla, sin saber cómo había ido a parar a allí, ni el tiempo que llevaba. Y delante, recostada en su cama de matrimonio, estaba ella, mirándole como solamente miran las mujeres cuando están a punto de perpetrar su venganza. Y su venganza empezaba por estar completamente desnuda. Bueno, no es cierto, completamente no. Llevaba puestas unas braguitas, sólo unas braguitas mínimas y casi transparentes, de esas que te ponen taquicárdico cuando las ves en alguna peli porno. Pero lo que terminó por desquiciarle del todo fue el detalle de las uñas de los pies pintadas y con el mismo brillo provocador que el carmín de sus labios. Preciosa, sexy, imponente , soberbia en los dos sentidos de la palabra. La luz, el perfume de su piel que, poco a poco, se extendía por el ambiente y ella misma, moviéndose despacio, como si posara para él. La muy puta había calculado hasta el mínimo detalle.
Me costó tragar imaginándome a ese bombón tendida sobre la colcha de la cama. ¿Qué habría hecho yo en su caso? ¿Hubiera intentado liberarme de las putas cuerdas o hubiera optado por disfrutar simplemente del espectáculo de su cuerpo desnudo? Si lo que quería era torturarle lo estaba consiguiendo. En el puesto del musculitos, yo ya tendría la polla como bate de baseball. Pero seguro que el camarero estaba igual mientras seguía con la narración.
- Así lo tuvo un buen rato. Por más que el musculitos protestaba o le pedía que le soltara, nada. No le dijo ni una palabra, sólo miradas, mientras se dedicaba a repasar provocadora con la punta de sus dedos cada curva de ese cuerpo que arrastraría al infierno a cualquiera. Él gilipollas éste no se lo esperaba, desde luego Pero lo que no se esperaba es que, cuando ella empezó a meterse la mano en esas braguitas... sonara el timbre de la puerta. ¿Se imagina el sobresalto del corazón del musculitos? Ella se levantó despacio, disfrutando del momento y sin dejar de mantenerle la mirada un segundo. Y ahí atado tuvo que soportar ese movimiento de caderas mientras salía del dormitorio, la visión de ese culo magnífico debajo de esas braguitas. El pobre no sabía si era parte de una fantasía de la que podía despertarse en cualquier momento o una película de ésas, en 3D. Cómo Avatar, pero lo único azul que había por allí era el capullo de su polla a punto de estallar.
Al unísono camarero y yo le dimos un buen trago, cada uno a su copa, como si necesitáramos ambos un respiro en la historia que me estaba contando. Giré la cabeza, con disimulo. Ya tenía el pobre suficiente carga encima como para tuviera que aguartar el choteo de los demás, aunque, bien pensado, si lo sabía el camarero, lo normal es que la realidad de sus cuernos estuviera corriendo ya de boca en boca amigos y enemigos incluidos-.
Se le hicieron eternos esos segundos prosiguió mi camarero- y la sorpresa que se llevó no se le va a olvidar en su puta vida.
Cariño, ¿no conocías a O.M.F.? ... le sonaba la cara, pero no recordaba de qué- ¡pero si es con uno de los que te escribes. Sí, mi amor, uno al que le mandas las fotos... Las tuyas y las mías. ¿No era a éste al que le contabas que te gustaría bajarme del coche desnuda y obligarme a pasear delante, con los focos apuntando a mi culito? Pues, mira, ya le conoces. Le he pagado yo el viaje y el alojamiento. Bueno, miento, le has pagado
TÚ
el viaje y el alojamiento... porque se va a quedar con nosotros ¿sabes?
¿No jodas? se me escapó- ¿No jodas que se lo metió en casa y se lo folló delante de él? No pude evitar hacer el comentario en voz alta. Me consta que se dio por aludido, que en ese momento se dio cuenta que estábamos hablando de él. Y a tres metros o poco más.
Pues sí me replicó el camata, sin que ya le importara si el cornudo se enteraba o no-. Por lo que él mismo me ha contado y hasta le señaló con el dedo - No hubo mucho prealentamiento. Ya iba todo el mundo a tono. Nada de juegos, no era necesario. Las manos de aquél tío se fueron directas a agarrar esos pechos que parecían los del poster central del Playboy. Un buen par de morreos y la tortura del cornudo aguantando las miradas de la pareja, primero entre sí y después hacia él, que seguía atado a su sillón favorito. Muchas ganas le tenía el pavo de internet a la mujer del cornudo porque no le quitó ni las bragas. Se las apartó un poquito que tampoco era tan difícil- y se la enfiló pa dentro que casi clava a la puta en el colchón. Cada uno follando por diferentes motivos, pero los dos follado como conejos. Cada uno a lo suyo con el doble placer que supone disfrutar del polvazo y del morbo que es hacerlo frente al cornudo.
No me costó nada imaginarme la escena, al cabrón aquel cargando de cadera entre las piernas de la mujer, que cada vez que se corría le dedicaba esas miradas de "declaración de principios": "¿No era esto lo que querías?... pues ahora es lo que quiero to ".
Increíble ¿verdad? Pues ahí la tiene usted, sólo con esas preciosas braguitas blancas, que parecen de una colección de lencería de fantasía, follando delante del marido.
Ponme otra copa, que sólo pensarlo se me seca la garganta.
Pues le queda por saber lo mejor -se rió como quien sabe cómo acaba el chiste pero prefiere contártelo con calma para disfrutarlo él mismo.
¿Ah, pero hay algo mejor?
Y el camata prosiguió como si no hubiera escuchado mi duda
El cabronazo se la estuvo follando como quiso. Por delante, por detrás, a cuatro patas... como quiso. Pero ella no le dejó que se corriera dentro, no. Pero no por nada, ella quería la corrida en su pubis, que el cornudo viera la leche resbalando hasta la raja, gotear bien espesa. Se colocó bien las bragas y volvió a morrearse con el otro, como si le diera las gracias o le prometiera que no iba a ser la última vez. Se levantó y se planto delante del cornudo. Ahorá sí, porque hasta ese momento sólo era un aspirante. Desde ese día había quedado coronado para siempre. Y de un modo espectacular, nada de el asiento de atrás de un coche, o de una habitación de un hotelucho de mala muerte. No. Unos cuernos de cátedra: en su propia cama y con el cornudo delante.
¡Chin-chin! ¡Por los cornudos del mundo! levanté mi copa ya sin reparo, sin importarme si el pobre diablo (que también lleva cuernos) se daba por aludido.
Pues la muy cabrona le hizo prometer que si le desataba era para que se pusiera las propias bragas con la que se la acababan de cepillar delante de sus narices. Imágínese la vergüenza al empezar a ponérselas y el choteo que se llevaba el de internet ¿se lo imagina verdad?... Pues a mí me ha reconocido que acabó empalmado. No sólo por haber vivido su mayor fantasía o por las lindezas que no paraba de escuchar. Lo que se la puso verdaderamente dura fue sentir la leche de aquel cabrón impregnando sus huevos. Estaba a punto de correrse. Y la zorra la nueva zorra que estaba escondida debajo de su mujer - aun con ganas de apretarle más los tornillos.
¿Te gustaría pasarme la lengua por el coño, cornudo? sobra decir que adivinaba su respuesta. Y le puso el coño casi a la altura de la boca para apartárselo en el último momento, cuando el cornudo tenía ya a punto de caramelo-. ¡Pues te jodes, nenaza! A lo mejor te dejo que me lamas la próxima vez que me folle a a alguno, o la siguiente pero ésta, la de tus primeros cuernos, es sólo para mí
Al menos la cabrona tuvo el detalle de pajeárselo mientras le decía todo eso al oído. Creo que la corrida fue antológica, con cachete de ella en la polla incluido por no avisar.
- ¿Puedo? creo que dijo el de internet con el móvil en la mano, disparando la cámara e inmortalizando para la posteridad la corrida el cornudo, que a estas alturas no dudaba en masajeársela para prolongar en lo posible el momento.
Casi me atraganto con el último trago de la copa. Llevaba tres seguidas sin darme cuenta. Tan absorto estaba con la historia que más parecía una esponja que otra cosa.
¿No me digas que hay fotos?
¿Qué si las hay? Pues sí. Esa fue la última orden que le dio su mujer antes de comunicarle que se iba a pasar unos días de vacaciones con el tal O.M.F. Tuvo que colgarlas en Internet en los mismos sitios en los que antes la había expuesto a los ojos de todos. Fotos y más fotos. Pero no sale ella, claro, son sólo de él con aquellas deliciosas braguitas de su mujer. El corneador es el fotógrafo y él la modelo en plan Victorias Secret. Yo no soy partidario de regodearme con ese tipo de imágenes, pero en este caso de dijo en plan cómplice- creo que son esenciales, sobre todo para que me crea.
Me escribió la dirección en un posavasos del local. La putada es que lo he perdido pero creo recordar que era "todorrelatos.com" o algo así.
p erverseangel@hotmail.com & undia_esundia@hotmail.com
Las fotos son reales;