Confesión soy por lo que nazco

Y bien recuerdo que nada más despertar, este me cogió y me dijo: ‘Te voy a hacer el amor’, cuando realmente lo llamo ‘follar’. Follándome durante gran parte de la mañana, cogiéndome en diferentes posturas, finalizando empapados y agotados, dando por hecho que este se tuvo que tomar viagra (obvio).

Confesión soy por lo que nazco

Antes de comenzar a relataros una más de mis experiencias, deseaba dejar claro una cosa referente a mi constitución, ya que siempre he dicho que mi metabolismo no ha sido causado por fármacos u otra cosa, como muchos me preguntan, sino más bien algo natural. Otros lo justifican por herencia de genes, ya sea por parte de padre o madre, sin darle importancia a ese tanto por ciento que puedes adquirirlo, siendo considerado como parte del misterio de la vida. Y hay algunos que no se paran a pensar que, esta alteración genética, cuyos síntomas en algunos casos, puede afectar al cuerpo masculino de tal manera que podía pasar perfectamente por otro femenino (puntualizo, esto ocurre, cuando me arreglo lo necesario, ni más ni menos).

No es por repetirme, pero se dice que el síndrome de Klinefelter (XXY), es una afección genética que se produce cuando naces con una copia adicional del cromosoma X. Y que, para más inri, esta afección genética afecta a los hombres y que no se diagnostica hasta la edad adulta, cosa que fue en mi caso. Cuyo tratamiento sigo a día de hoy, no siendo este que una terapia hormonal, intentando mantener teniendo en cuenta mi edad un grado de testosterona, mediante pinchazos de hormonas (Testex Prolongatum) y pastillas (Victogón). Tratamiento sobre todo para mejorar la baja testosterona, cuya idea es la de aumentar los niveles, mejorando la masa muscular, el tono de voz, el crecimiento del vello facial y corporal, producir una apariencia más masculina, y poco más.

Cuando os cuento todo esto, no es por otra causa que para que me comprendáis, no digo que mis experiencias o al menos en muchas no las pueda haber evitado. Pero si debo deciros que, por mi forma de ser y mi carácter más dócil (manejable, obediente, o resignado), me fue difícil ceder. Imaginar a un chico cuyo comienzo de la pubertad no ha ocurrido, pues como bien sabemos esto suele ocurrir de manera espontánea a la edad habitual, pero, ya te notas diferentes. No quedándome otra que poner remedio, evitando de esta manera evidenciarme, ya sea mediante deporte (cuanto más mejor), mostrándote el duro del ‘corral’ u otros medios. Pero luego, llegas a casa y desnudo en el baño frente al espejo, te das cuenta de la realidad. Pues me miro y el reflejo, veo las diferencias respecto al resto de mis amigos, no solo por no tener vello en general (axilas, piernas, brazos), sino por el tamaño de mis genitales (micropene y anomalía testicular o ausencia de estos), o por el crecimiento mamario.

Mis padres claro estas me llevaron a médicos que, tras análisis y pruebas, dieron con los síntomas y luego con lo que tenía, pues los resultados dieron unos niveles muy bajos de testosterona. Estos te alteran el cociente del estradiol/testosterona, favoreciendo el eunucoidismo y la ginecomastia, con menor distribución del vello facial, corporal y genital. Y cuando preguntan qué pueden hacer, estos profesionales les hacen saber que no pueden hacer nada hasta la mayoría de edad, pues los fármacos no están dispuestos para menores, entre otros motivos.

Quizás cuando me inicie o iniciaron en este entorno, cuando aquellos hombres cuya edad era del entorno de mis abuelos, no vi mal en ellos, aunque si sospechas. Pero de alguna manera me sentía atraído, no físicamente o sexualmente, sino atraído por lo que ellos me pudieran enseñar o aportar, esto creo o nació en mi interior, una especie de curiosidad que ese día a día fue alimentando. Sé que os cuenta comprenderlo, e incluso a mí mismo me cuesta explicároslo, pero como explicar las sensaciones de aquellos abuelos cuando de una forma melosa, intentan seducirme, pero en mi interior adivino sus intenciones. Abuelos que comienzan mediante palabras o explicaciones, colocando sus manos tanto en muslos como en hombros, cuya intención no son precisamente puras, pero la curiosidad me intriga tanto que me dejo hacer.

Y esta desde aquel que alimenta mi curiosidad, aprovechándose de mi inocencia, aprovechándose de mi carácter dócil, viendo como me dejo hacer, engañándome y convenciéndome para sus pretensiones. Hombre que fue la primera persona que me masturbo, desconocido que mancillo mi cuerpo joven, persona que me hizo descubrir la sexualidad. Haciéndome disfrutar de mis zonas erógenas, no solo estas en la zona de los genitales, sino cuello, oreja e incluso mi pecho, donde este se quedaba mucho tiempo chupándomelos.

Maduro que disfrutaba de mi pene, chupándomelos y hacerme lograr hasta dos corridas, dejándome extenuado, persona que como he dicho, poco a poco me convencía de una cosa u otra. Como aquella en la cual, metiéndonos entre los arbustos, acabo por convencerme de desnudarme completamente para él. O en otras ocasiones, me persuadía para que comenzara yo a realizarle los mismos tocamientos, llegándome a tentar por esos comienzos a realizar esto en compañía de otros, cosa que no le permití.

Este también como se diría, fue aquella persona que me punteo, aunque esa palabra no supe su significado real hasta años más tarde. Cuando he mencionado este hecho, fue aquella vez en el cual me llevo a una especie de laberinto que hay en el interior de ese parque, laberinto que finaliza en una fuente. Y cuando llegamos, me dispuse a beber y sentí, como este me tomaba por mis caderas con ambas manos, comenzando a darme empujones mediante su pelvis. Golpes que este gemía de una forma extraña, y aunque realmente en aquello no vi mal alguno, si podría admitir que note algo duro golpear mi orificio.

Pero bueno, esta persona con el tiempo, comenzó a desaparecer, alternando yo con otros, personas también mayores que me veía sentado en un lugar apartado, viéndose tentadas. Estos como el primero, me veía inocente e ingenuo, personas que, de una manera u otra, acaban por masturbarme al tiempo que mancillaban mi cuerpo. Hasta conocer a uno que, no solo me enseñó a descubrir otros conceptos del sexo, sino a descubrir mi propia sexualidad u otras facetas. Como aquella que, viendo mi cuerpo desnudo, le dio cierto día por hacerme vestir como una chica, disfrute que repitió muchas veces, llegándome incluso a pasear vestida de tal manera, dándome cuenta que nadie se percataba de que realmente era un chico.

Y bien es cierto eso de que, cuanto más joven se es, más posibilidades hay de poderte transformar, quedando este sin muchos retoques quedar más semejante, o sino igual, al de una chica. Yo no soy de esos que frecuentan lugares de ambiente... trans, traves, sissy, femboy, cd o de este entorno, pero cuando te llevan y no lo puedes remediar, suelo ir como chico, pudiendo comprobar como cada vez hay más chicos jóvenes que disfrutan como chicas.

Descubriendo esto mismo, sobre todo, cuando acudo a esas fiestas sobre todo del ‘Orgullo gay’, fiestas que no voy como tal, aunque mi forma de vivir la vida la clava. Fiestas que, sobre todo, finalizo normalmente por la zona de Chueca, donde raro es el lugar donde no me confunden como una chica. Fiestas que me engancha y de qué manera, pues la promiscuidad es la bandera para pasarlo bien y sobre todo dejarse hacer, y claro está, yo no voy a hacer una excepción.

Y recuerdo una de mis experiencias, comenzando a raíz de uno de estas fiestas del orgullo gay que aproveche, dándome por vestirme como una chica, aunque realmente no hace falta fiesta para salir. Aunque lo cierto, es que fueron unos conocidos follamigos lo que me invitaron, conocidos que me propusieron vestirme como una chica.

Acabando por salir con ellos, acabando estos por llevarme a una fiesta privada, fiesta que era de un amigo de estos. Donde el alcohol y la música hizo estragos, tanto que no fue extraño que me dejara hacer por mis dos conocidos, follamigos que en un momento dado, comencé a enrollarme con uno de ellos en el jardín, aunque aparentemente estábamos ocultos, o eso creí yo. Me cogieron estando en cuclillas comiéndome la polla de este, aunque la vergüenza me hizo desear marcharme, pues ya que no fuimos sorprendido por otra persona que el mismo dueño del chalet.  Dueño al cual tuve que gustar, pues entre una cosa y otra, mi follamigo acabo por cederme a este, quien de primera quiso liarse conmigo en el mismo garaje. Acabando por confesarle sumamente avergonzado...

  • “Estoooo...; espera un poco, antes debo decirte una cosa. Creo que debe de saber que soy un chico y no una chica”.

Y bien recuerdo, cuando este me mira y me responde...

  • “Ya lo sé, y me encantas”.

Diciéndome esto al tiempo que toma mi mano y se la lleva a su entrepierna, haciéndome saber lo mucho que le gusto, y aunque busco mi boca para demostrármelo, cosa que evite, este me hizo comérsela en el mismo garaje. Acabando por hacerme levantar, comerse mis tetillas al mismo tiempo que me dedeaba mi orificio, preparándome para follarme, no siendo de otra manera que tenderme sobre uno de los coches, y desde atrás, comenzar a sodomizarme.

Disfrutábamos como quinceañeros, demostrándome este maduro como le sobra aún fuerza, no habiendo embiste que me hiciera ponerme de puntillas. No dejando de gemir, suspiras e insultarme, llamándome puta o zorra como insultos más leves, pellizcando con brutalidad mis pechos, o incluso darme palmadas que me dejaron marcado. Acabando la follada en presencia de amigos, machos que se masturbaban, deseando más de uno ocupar su lugar.

Y bien recuerdo que esa noche tuve que quedarme allí a dormir, ya que desperté a la mañana siguiente en su cama con tan solo unas braguitas, prenda que la verdad ni recuerdo que la hubiera tenido. Y que nada más despertar, este me cogía y me hizo el amor de una forma apasionada, aunque yo realmente lo llamo sexo, pues el amor lo dejo para otras cosas. Me follo durante gran parte de la mañana, me cogió en diferentes posiciones, tome por hecho que se tuvo que tomar viagra... obviamente. Finalizamos en la ducha y fue un volver a la cama a descansar, despertándome a las pocas horas, instándome para que me marchara con prisa, pidiéndome un taxi para volver. Y bien recuerdo que hasta el mismo taxista me piropeo, no dejando de tirarme los tejos durante todo el camino, acabando este por preguntarme...

  • “¿Eres transexual?”.

Y le recuerdo no solo por este momento, sino también por otros, taxista al cual le respondo...

  • “No, porque lo dices. ¿Acaso parezco uno?”.

Y es cuando este me explica que no es la primera vez que ese hombre le ha llamado, pues cuando llama a un taxi, solicita precisamente que sea yo, quizás por mi discreción o por mi forma de ser. Y que, según él, soy la primera chica a la cual recoge en esa casa, cosa que finalmente le hago saber...

  • “Pues tienes razón, pero no soy travesti, ni transexual, y menos prostituta. Simplemente ha sido la finalización de una fiesta loca, y que...”.

Y sin dejarme acabar, finalizar esté con...

  • “Si claro, te comprendo, mucho alcohol y cuando te das cuenta estas follando con el dueño del chalet, claro a cualquiera nos puede pasar”.

Dice y aunque suena bastante mal, la verdad es que ocurrió asín. Y comenzamos a conversar de todo un poco, taxista que no dejaba de mirarme por el retrovisor, viéndole también a él, como el muy cerdo se estaba masturbando a mi salud. Cosa que le llame la atención, pudiendo ver como este detuvo su coche a un lado de la carretera, bajarse del coche y dirigirse hacia la parte trasera, abriendo la puerta y tras cogerme, tirar hacia él. Pensé lo peor, mientras este me decía...

  • “A ve coño... déjame verte, quiero ver si realmente eres una chica y te estas quedando conmigo, o es verdad que eres un tío, pues eres pura tentación”.

Fue cogerme, tirar de mi vestido hacia arriba, sacándomelo casi hasta por el cuello, llevar su manaza hacia mi prenda interior, aquellas braguitas tan coquetas con las que salí (digo salí, pues salí de esa casa con ellas puestas, cuando en realidad entre con una tanguita de hilo). Coger estas y tirar con fuerza hacía él, rasgándola toda, sobresaliendo mi pequeño y flácido pene, miembro que este vio y tras ver el resto de mi anatomía. Me pregunto...

  • “En serio tú no eres un travesti, no me digas que eres natural y no te pinchas o haces tratamiento”.

Volviéndole a insistir que no soy nada de eso, explicándole que lo mío es simplemente un síndrome (SK), pero mientras le informo, veo como el muy cabrón no deja de magrearse su bulto. Magreo que me doy cuenta de la mancha de su entrepierna, advirtiendo este mismo mi mirada, acabando por bajarse la cremallera y sacársela fuera. Y acto seguido, me insto a que se la cogiera, cosa que finalmente hice, tras pajeársela durante un rato, este me la hizo soltarse. Echándome hacia el interior al tiempo que se metía el, colocándose sobre mí, sintiendo su pesado cuerpo sobre el mío, intentando besarme, cosa que no le deje (cosa habitual en mi). Y seguir por mi oreja, cuello, hombro, pecho al tiempo que sus manos acariciaban mi culo, e incluso orificio, minutos más tarde escuche unos ruidos al tiempo que este se movía.

Movimiento que percibí como me impregnaba con algo viscoso mi orificio, y cuyos ruidos era el rasgar de un envoltorio, cuyo condón se había colocado, finalizando por penetrarme... ooohhh!!. Sentí aquel pollón entrarme de una sola embestida, sintiendo chocar su grandes y peludos huevos chocar contra mis testículos. Penetraciones que poco a poco, toma mis piernas hasta acabar por colocármelas sobre sus hombros, sintiendo esa polla aún más dentro. Y mientras me follaba, me decía...

  • “No serás ni un travesti, ni una prostituta, pero hoy y ahora mismo, eres mi zorra y te voy a preñar”.

Sabiendo de sobra que lo último iba a ser difícil con el preservativo, pero dejaba que lo pensara mientras yo jadeaba y suspiraba de placer, aunque el dolor era evidente ante tal pollón. Y tras un buen rato que no puedo precisar, acabo por descargar entre gritos, metiéndome miedo al pensar que podría atraer a algún curioso.

Luego simplemente, tras incorporarse, sacándose el condón, cogió y me la metió en la boca a que se la chupara, acabando por dejársela limpia y de nuevo dispuesta. Cosa que no pudo ser más, pues el taxímetro corre, aunque quien lo iba a pagar era el dueño del chalet, nos arreglamos y continuamos el viaje de regreso. Despidiéndonos con un hasta luego, no sin antes dejarme su tarjeta de visita, ofreciéndome un servicio a cambio de uno mío, como moneda de pago.

Bueno y este es otra de mis experiencias, como veis una genero la otra, no busque la segunda, pero creo que esta me busco a mí. Y pensar que actualmente tengo una edad que mi síndrome (SK), no solo ha retrasado mi pubertad, sino también a día de hoy, está retrasando mi actual edad, aparentando que tengo entorno los veinte y tres y los veinte seis años. No me digáis, que nunca os han dicho o preguntado, o habéis dicho eso de...

  • “Pareces mucho más joven de la edad que tienes”.

Y aun pienso como coño la naturaleza frenó mi crecimiento, como ha permitido que me pudiera perder tanto, aunque también es verdad que he logrado otras cosas por esto, pero el pensar en cómo coño se quedó mi cuerpo anclado en un adolescente, creo que es un galimatías de la vida. Pero bueno, dejare de tanto pensar que luego me duele la cabeza... ja ja ja.

Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).