Confesion: quise hacer de puta por un dia 1/8
Una mujer madura después de fantasear con ello, va a confesar a su marido que le gustaría cumplir una fantasía, que ustedes ya saben cuál es, pero su marido aún no
MOMENTO 1 (PENSARLO)
Les haré una pequeña introducción, a modo de confesión previa, para que me vayan conociendo un poquito...
Soy una mujer madura, pero muy bien conservada, y mi nombre habré de confesarlo solo al final, pues algunos de ustedes ya han leído alguna cosa sobre mí.
Estudie mucho y folle mucho desde muy joven. Mucho más que la gran mayoría de chicas de mi edad. He trabajado muchos años en Madrid como intermediaria comercial. Allí tuve varias relaciones e incluso un día a mis apenas 25 años junto a una amiga nos pasamos a un célebre club liberal.
Nos pusimos las botas, pues además de follarnos a varios cada una, yo principalmente mamé decenas y decenas de polla, una de mis grandes pasiones.
He de confesarles que lo que más cachonda me ponía entonces y allí lo descubrí, era sentirme deseada. Ver en la mirada de aquellos hombres ganas de tocarme, ganas de poseerme. Era reciproco.
Al llegar la crisis de 2010, mi empresa redujo su plantilla con un ERE y tuve que volver a la capital donde había nacido, una de las provincias de Castilla-La Mancha.
En la actualidad vivo en Andorra, junto a mi actual marido, Víctor, que sabe más bien lo justo de mi vida pasada, pues es de la opinión de que lo que no se sabe, no hace daño.
Nos amamos… Si. Pero para mí no es suficiente.
Viajo mucho a ver a mi familia y de paso hacer alguna “trastadilla” de vez en cuando, con un viejo amigo y ex marido.
Con la cuarentena del Covid-19 me dio por hacer unas memorias en secreto, es decir sin que lo supiese Víctor, que no podría entenderlo. Unas memorias sobre mis fantasías sexuales cumplidas, se lo comenté a mi ex marido, y aquí está el primer capítulo, relatadas en primera persona.
Siempre he sido muy caliente, creo que más caliente que la mayoría de mujeres y por cierto multiorgásmica, de verdad. Una multiorgásmica pura de las que no suelen existir, dicho de otro modo, no me canso de tener orgasmos. Creo ser excepcional o bastante excepcional… No me canso de comer pollas y no me canso de follar. Y obviamente no me cansó de sentirme deseada…
Conocí a mi ex por casualidad. Nos enamoramos. Yo dejé a mi novio de entonces y el dejó a su ex mujer, con la que convivía como unos buenos amigos y colegas, pero poco más.
Nos enamoramos y al cabo de unos años nos casamos.
Durante aquellos maravillosos años me hizo cumplir algunas fantasías, pero alguna otra no me atrevía a decírsela.
Vayamos poco a poco.
Yo soy muy liberal y diferencio muy mucho, mis sentimientos del puro sexo y del juego erótico y morboso. Se de quien estoy enamorada en la actualidad y se de quien estuve enamorada en el pasado, aunque se nos acabó el amor en su momento. Creo que va implícito a la naturaleza humana, aunque algunos se revelen contra ello. Creo firmemente que el hombre y la mujer, especialmente nosotras, estamos hechas para disfrutar de muchos hombres de uno en uno o en grupo según los gustos. Yo me apunto a ambos grupos.
Aun veo a mi ex, y sigo haciendo sexo excepcional con él. El volvió a casarse. Ojo, que lo hago con el consentimiento de su actual esposa y en fiestas liberales.
Veo un hombre y se me van los ojos a la polla, al culo, a su boca, a sus ojos e incluso al pecho si se vislumbra una suficiente mata de pelo en él.
Si un hombre me gusta y las circunstancias favorecen a ello, mi boca terminará en su polla en primer lugar y posiblemente si es capaz de correrse una segunda vez, en mi coño despues. En la actualidad en Andorra, me corto mucho, pues Víctor, mi actual marido tiene un cierto prestigio empresarial y no podría hacerle daño.
Pero…, hago mis escapadas…, y discretamente hago mis travesuras y así libero la tensión de mi coño y especialmente la de mi boca…
Viejo frecuentemente a mi ciudad natal, así aprovecho..., y como les decía, hago algunas trastadas o travesuras, básicamente meterme en grupos liberales y hartarme de comer pollas y ser follada durante horas en los grupos de mi ex y su actual esposa.
Cierto y verdad que en alguna ocasión muy puntual en algún servicio, o en algún rincón intimo he comido una polla fugazmente…, sin que nadie se diese cuenta, salvo el propietario de la misma…
Podran no creerselo, pero llego incluso a correrme comiendo una buena polla.
Así me quito el estrés actualmente…, para que ustedes vayan conociendo algo de mi sexualidad. Entre viaje y viaje rememoro mis vivencias de viajes anteriores y destrozo consoladores en mi casa. Ya he roto más de uno, al utilizarlos en la ducha con agua caliente…
La confesión que quiero hacerles se remonta a unos seis años atrás, cuando aún estaba con mi ex y participábamos de vivencias liberales en varios grupos swingers.
Mi marido de entonces también muy morboso, siempre estaba promoviendo todo tipo de juegos y fiestas para parejas liberales. También a solas los dos.
En una de aquellas ocasiones, sin previo aviso un día volviendo de una conferencia que había dado, a la que me había ido con él y después de parar a cenar en un buen restaurante, me preguntó si me apetecía tomar una copa.
Obviamente le dije que sí.
No solíamos beber mucho, nos gustaba más el sexo que alternar en bares…, pero en ocasiones tomamos un gin-tonic o un Martini, para disfrutar del momento y la mayoría de las veces para predisponernos a hacer una sesión de sexo "especial" …
Ya les hablaré de alguna de esas sesiones intimas en las que me vestía con lencería de todo tipo y seducía a mi ex, mi marido de entonces y a veces algun amigo intimo que invitabamos.
Sigamos con lo de la copa.
Paró en un local de carreta, exactamente un nigth club, barra americana, o lo que es lo mismo “un puticlub”.
Soy muy morbosa también, y no puse objeciones…
El segurata de la puerta nos impidió el paso, dado que allí solo podían pasar hombres. Dijo el inútil, por cierto de buen ver y buena polla, aunque de mente estrecha.
Siempre he dicho y he defendido que tenía que haber club de putos, para nosotras las mujeres…, para poder ir a ser folladas cuando nos apetezca sin tener que marear la perdiz, ni perder el tiempo con calienta coños que no valen para nada…
Sigamos con el segurata…
Paso a consultarlo con alguien de dentro, al parecer el propietario, encargado o gerente, no me acuerdo. Una persona muy amable pero que dijo que no podíamos pasar.
Ni corto, ni perezoso, mi marido, paró en el siguiente, que no había nada más que un coche. Era un antro de segunda, con dos o tres mujeres más solas que la una y más viejas que Matusalen, con todos mis respetos. El coche seria de alguna de ellas. No nos dijeron nada, aunque se sorprendieron un poco de verme allí. Pedimos dos gin-tonic y empezamos a comentar la jugada...
Finalmente le dije que no me apetecía estar en un sitio así, que lo que más me pondría era ver a los hombres “clientes” y sus babeantes rostros en un sitio que los tuviese, no en ese antro. Dejamos las consumiciones a medias y nos pusimos nuevamente en viaje.
Paró en el siguiente. Mi marido era así. Aquí había bastantes más coches en la entrada. Tampoco nos pondrían pegas para entrar, pedimos dos aguas tónicas, ya no era cuestión de beber más y por fin empecé a disfrutar algo, de verdad...
Los hombres estaban hambrientos de sexo. Mirando posesos a las chicas, también a mí. Quizás pensaban que sería una nueva puta que venía a ver el trabajo. Ese pensamiento me excito muchísimo…
Sigamos con los hombres babeantes…, y no lo digo en el sentido peyorativo, sino excitante…
De buena gana me había puesto allí a mamarles pollas a casi todos, sino a todos. No había ni niños, ni ancianos, con lo que todos estaban dentro de mi rango de deseo…, pero mi marido estaba en otra tesitura…, mientras yo miraba de reojo a aquellos hombres hambrientos de coño.
El cachondo de mi marido estaba intentando convencer a una de las chicas, una dominicana negra muy alta de que pasase con los dos y que comiese polla y coño. Finalmente aceptó y pasamos los tres a una de las habitaciones. Morboso para ambos y creo que incluso más para la dominicana que jamás había hecho eso en su trabajo. Disfrutamos mucho los tres, pero sin duda ellos dos más, pues aun cuando mi cuerpo estaba allí disfrutando, mi mente estaba en otro sitio. ¿Lo imaginan?
¡Correcto!
Mi mente estaba en la barra…
Aquel día fue el primero en toda mi vida, en que mi pensamiento se centró en una fantasía muy concreta…
Algún día me gustaría ser puta…, aunque fuese tan solo por un dia…