Confesión: mi violación consentida 6/7

Puri, estaba dispuesta a hacer sexo por dinero, después de contestar a un anuncio, dado que tenía una situación económica muy crítica en casa…, pero…, cuando conoce al supuesto amante, y recibe una propuesta que no se esperaba, se queda absolutamente muda… ¿Aceptará?

Si quieren leer antes los cinco relatos previos, para seguir el iter temporal de los acontecimientos en orden…, estos son los vínculos…

Momento 1 (El anuncio)… https://www.todorelatos.com/relato/160813/

Momento 2 (El primer contacto)… https://www.todorelatos.com/relato/160814/

Momento 3 (La respuesta)… https://www.todorelatos.com/relato/160821/

Momento 4 (La cita)… https://www.todorelatos.com/relato/160862/

Momento 5 (La proposición)… https://www.todorelatos.com/relato/160956/

MOMENTO 6 (LA ACEPTACION)

Abstraída en mis pensamientos, el enigmático maduro, me preguntó nuevamente:

¿Entonces Puri? Aceptas, dime, ¿sí o no? Que tengo que poner en  marcha la reunión para mañana o anularla definitivamente…

Durante unos segundos vacilé. Estuve a punto de decir que no. Pero finalmente dije…

Si, acepto. (Al fin y al cabo, era follar y comer mucha polla por dinero. Si disfrutaba mejor (casi seguro que disfrutaría como una perra en celo)…,  y si no me gustaba, lo dejaría. El dinero era, secundario…).

Solo con una condición, le dije…

Claro, Puri, la que tú quieras…

Que tú estés allí, siempre, pendiente de que todo vaya bien. Sin dejarme sola ni un momento, pendiente de que nadie me follé sin condón, ni que quieran hacerme algo raro. ¿Vale?

De acuerdo. Contestó. Cuenta siempre con ello.

¿Tendré que hacer sexo anal?

De momento, no. Si se decidiese en el futuro hacerlo, cobrarías algo más y deberías ir preparada con un enema previo, para estar limpia. (Joder que organización, pensé).

Estaba un poco aturdida. Había sido mucha información en muy poco tiempo. Caí en que no sabía ni su nombre.

Por cierto, no me has dicho, ni siquiera tu nombre.

Me llamo José Miguel.

Encantada José Miguel. ¿Puedo hacerte alguna pregunta más?

Por supuesto que sí. Dime…

¿Tú me follaras más que ningún otro? ¿Ira por turnos? ¿Sabré quién eres?

A ver, Puri…, me encantaría follarte durante todo el rato y de todas las formas posibles, siempre que a ti te parezca bien. Soy también muy morboso. Ya me conocerás… Me apetece mucho follarte la boca y el coño, pero como organizador tengo mis limitaciones. ¿Lo comprendes?

Si claro. (Ya me había dicho lo de que nadie hablaría, pues todo debería de parecer como una presunta violación no consentida…)

¿Podrás avisarme al oído cuando me folles tú? ¿O con algún tipo de señal como morderme un lóbulo por ejemplo? ¿Vale? Te parece.

Lo intentaré, pero no te prometo nada. He de dar ejemplo a mis amigos e invitados. Ellos desean que nadie hable para que parezca una “violación”

Ok. ¿A qué hora quedaremos?

Después de comer, a las 4:30  en punto de la tarde y en el mismo sitio. No comas demasiado para que no estés pesada, y recuerda que tendré que vendarte los ojos, pues no puedes saber a dónde iras….

De acuerdo José Miguel. Confío absolutamente en ti. Hasta mañana.

¿Por cierto…, José Miguel, puedo hacerte una pregunta? Estaba perpleja aún, pero en mi interior morboso, no podía dejar de pensar en aquella polla oculta bajo su bragueta abultadísima)

¿Podría verte la polla?…

Se quedó en blanco durante un segundo… respondiendo un lacónico: ¡Claro!

José Miguel con un hábil movimiento levantando la cadera, bajó su cremallera y de repente saco su polla, doblando su mano de una manera especial y que conforme se sacaba esa sublime polla, aumentaba de volumen considerablemente.

No pude dejar instintivamente de cogerla. Él se dejó hacer. La menee arriba y abajo suavemente. Estaba lubricándose por momentos a simple vista a juicio de su brillo y en apenas un par de segundos tenía en mi mano una súper-estaca firme, rígida, solida, pétrea y durísima pollaza, tan dura como el mástil  de hierro o acero del poste de una bandera, eso sí de las grandes, muy grandes.

¿Qué hacer? Obviamente no lo dude. Lo mire a los ojos y al ver su asentimiento tácito, me agaché llevando a mi boca aquel trozo enorme de carne dura que al entrar en mi boca hizo que en mi coño fluyese de golpe lubricación para un mes. Llegué de inmediato  en apenas un segundo, a notar mi coño frio de la humedad de mis chorreadas bragas, a pesar de que estaba ardiendo por dentro. Joder como me había puesto ésta polla en un momento…

Lamí y lamí, aunque despacio. Hubiese deseado sin duda que aquella escena terminase con mucha leche caliente en mi boca, me encantaba su sabor desde jovencísima, pero no quería desfondar de leche a José Miguel. Deseaba que aquella leche fuese disfrutada por mi boca, mañana, en la fiesta.

Traté de memorizar en mi lengua y papilas gustativas cada centímetro de aquella dureza natural, la forma de su glande, su peculiar frenillo estriado y tenso, e incluso la situación exacta de aquellas grandes venas que la circundaban en diferente ángulo, para poder disfrutar al día siguiente al volver a notarla entre las otras. Me despedí de ella, de mi deseada polla,  diciéndole mentalmente… Hasta mañana súper polla espectacular... Guau….

Nos despedimos visualmente los tres sin casi mediar palabra… eché una última mirada a aquel enorme mástil relucientemente que brillaba en la oscuridad, le dije un adiós breve y abrí la puerta del automóvil.

Baje del coche y volví a mi casa, con la mente agolpada en pensamientos contradictorios por un lado, por tanta información inesperada, pero con un rico sabor en mi boca a polla grande, preciosa y muy sabrosísima por cierto. Uhmm…

Tardé en dormirme… Estaba confusa pero mi coño seguía muy caliente. Recordaba el sabor de aquella polla durante unos instantes en mi boca. Me toque el coño suavemente. Seguía húmedo a pesar de haberme duchado y secado. Estaba muy excitada, aunque algo preocupada, y sin embargo confiaba en aquel, más que interesante maduro que acababa de conocer.

El recuerdo aún en mi boca de aquel sabor a carne dura, caliente y viscosa, me hizo recordar como a Esteban el segundo de mis novios, le gustaba mucho follarme la boca, de todas las maneras posibles e imaginativas.

Recordé de pronto como me hacia poner la boca abierta entre los cojines de sofá, que sujetaba fuertemente con mis brazos,  para follarme bruscamente mi abierta boca…, y en esa posición,  cuando se iba a correr meterla hasta el fondo, de tal manera que me obligaba a dejar de respirar durante breves segundos y tragar su leche haciendo un ejercicio de deglución forzada que lo ponía a mil.

Como saben, la deglución es el momento en que el alimento entra desde la boca a la laringe y luego al esófago.

De esa manera conseguía sentir toda la leche caliente en mi laringe de golpe, lo que me ponía cardiaca. Conforme la polla echaba más leche en los siguientes tres o cuatro golpetazos del sabroso y caliente néctar aunque en menor cantidad…, yo hacía lo propio tragando todos los golpes de leche.

Reconozco que aquello terminó gustándome, y mucho. Aquellas guarrerías que me hacía el muy hijo puta, me encantaban al final. Lástima que seguramente la excitación del muy cabrón, que al final siempre venía muy cachondo, casi con toda seguridad, por como lo ponía, la guarra con la que me estaba poniéndome la cornamenta que tuve de adorno durante meses, hasta que lo dejé.

No paré hasta correrme como una auténtica posesa, metiendo de golpe hasta tres dedos en mi coño con absoluta brusquedad, pensando en aquella polla grande y dura de José Miguel, además de en mis recuerdos de leche con aquel novio cachondo e infiel, que desee por un momento estuviese allí mismo follándome la boca a embestidas como entonces.  Estaba sedienta de polla, muy sedienta…, tanto en mi coño como en mi boca…

Mañana te vas a hinchar, especialmente con el pollón de José Miguel. Le dije mentalmente a mi coño hambriento de polla desde hacía meses... (Yo sabía que iba a disfrutar, seguro…, pero no cuanto...)