Confesion de una infidelidad

Yo no tuve la culpa de lo que paso, si no me hubieras ignorado por tanto tiempo.

Confesión de una infidelidad.

Hola, sabes tengo algo que contarte, no quiero dar mas rodeos, ayer traicioné a tu corazón, me falló la voluntad y caí en las redes de la infidelidad, no me pidas que te mire a los ojos; no puedo suponer que no pasa nada cuando en mi piel esta la huella de sus dedos, como olvidar la pasión desbordada que sentimos al momento de la traición.

No es por justificarme... pero no fue mi culpa, fue un momento de debilidad que le dio la mano a mis ansias contenidas, hice mal, lo se, pero no puede borrar el pasado.

La indiferencia que sentía de tu parte hacia mi, hizo que actuara de esa manera, ¿serás capaz de perdonarme? Tantas veces me dejaste sola, rozando mi cuerpo con mis dedos pensando en ti, cada vez que me dejabas temblando de ganas, cada vez que suplique por un beso tuyo, sin conseguirlo, como seguir así, te lo voy a decir todo para que dictes la sentencia justa a mi delito.

Ayer, él me habló, me dijo cuanto me extrañaba, que deseaba verme, saludarme, después su voz cambió, me dijo que me deseaba, me enteró de las ganas que tenía de recorrer mi piel centímetro a centímetro con sus labios, con sus dedos, las ganas que le provocaba devorarme a besos, en ese momento el deseo triunfó sobre la cordura, hicimos una cita, las manos me temblaban cuando colgué el teléfono, el solo hecho de oír su voz diciendo todas esas frases que hace mucho no escucho de ti, encendieron en mi ser un fuego imparable, un fuego peligroso que me consumía, con toda la tranquilidad que me fue posible, recogí mis cosas, tome aire y salí a la calle, el viento frío me hizo estremecer y calmo el calor de mis mejillas, mis piernas temblaban, mi corazón latía desbocado, mi respiración se aceleraba, sentí una punzada entre mis piernas, el calor ya recorría mi cuerpo y ni siquiera lo había visto aún, ya iba en camino a su encuentro y pensé en ti, un vuelco llenó mi pecho engrandecido por la sangre ardiente, mi corazón se detuvo un segundo para acelerarse al siguiente.

Quise llamarlo y cancelar, pero el recuerdo de tu abandono me detuvo, una ola de odio lleno mi ser entero, quise lastimarte, hacerte sufrir, que pagaras con mi traición tu indiferencia, no esta en mi naturaleza ser sumisa, soy ardiente lo sabes, la pasión me consume, así me conociste y hasta me amaste, pero te alejaste de mi y debías pagar. Nuevamente ese fuego contenido por tanto tiempo me hizo vibrar sin poder evitarlo, sonó mi celular era él, ya me esperaba, su voz estaba tranquila, pero llena de deseo, apure el paso, para reunirme con él, al dar vuelta a la cuadra vi su carro fuera de mi casa, camine lo mas despacio posible, levantó la mirada de inmediato al sentir que lo observaban, una ligera sonrisa escapo de mi, y sentí que los latidos de mi corazón me delataban ante la gente que pasaba a mi lado, me acerque y él bajo del auto, me tomo por la cintura y me dio un tierno beso en la mejilla, en voz baja me dijo que me veía espectacular y que ya quería tenerme, sin decir nada lo invite a entrar con la mirada, en silencio cruzamos el umbral de la puerta en la que te enamoraste de mi, cuando el entró rompió la poca cordura que me quedaba decidí entregarme a él, decidí que él apagara el fuego que tenía adentro, sin mas me tomo por la cintura y me atrajo hacia si, se prensó de mis labio y yo como una hambrienta de los suyos, me tomo entre sus brazos y me llevó a la recamara, si se que duele lo que aquí esta escrito, pero tienes que saberlo, en la misma cama en la que construimos sueños tu y yo, el me hizo suya.

Poco a poco me iba abandonando en sus brazos, en sus besos, en sus caricias, una a una se hacían mas intensas, su mano bajo hasta mi sexo, y lo apretó fuerte, en unos segundos cayeron su chamarra y mi abrigo, su mano busco bajo mi blusa mis senos y los saco de su lugar, besándolos como un niño pequeño, mi respiración se hacía entrecortada y mis jadeos mas intensos, saque la hebilla de su cinturón y en un movimiento rápido estábamos de pie desvistiéndonos uno al otro, quedamos en completa desnudez y nos entregamos a una pasión inexplicable, el tiempo voló, en una explosión intensa quedamos acostados él encima de mi, besando tiernamente mi cara, mi cuello, mis pechos, recorriendo con las yemas cada milímetro de mi piel, revolviendo todos los lugares que ya había visitado pero que hacia tanto no veía, mis manos jugaban con su pelo, mis labios mordían levemente su cuello haciéndolo estremecer, no necesitábamos hablar, nuestros ojos lo decían todo, sentí por primera vez estremecerme, pero no de placer por un segundo furtivo tu recuerdo llegó a mi mente, un beso largo de él borro ese instante de cordura, y nuevamente me abandoné en sus brazos, una segunda llamarada prendió mi cuerpo y me perdí en el deseo.

Cuando el fuego se consumió, y la calma regresó, no pensaba en nada, cerré los ojos y me extravié en un sueño profundo reparador, por un momento pensé que eran tus brazos los que me arropaban, que eran tus dedos los que acariciaban mi espalda desnuda, sentí un olor diferente y levante la vista, lo ví a él, ahí a mi lado dormitando, agotado igual que yo, la atmósfera se tornaba húmeda, los cristales empañados, las paredes frías había sido testigos de mi infidelidad, un silencio profundo taladraba mis oídos, cuando este se rompió con el timbre de la puerta de entrada, de forma violenta lo separe de mí, y de un salto estaba ya parada a un lado de la cama, la delgada sabana que tenía cayó dejando mi cuerpo desnudo ante sus ojos, me pregunto que si esperaba a alguien, y le dije que no, salí de la habitación y tome una bata, por la ventana vi que te alejabas por la escalera, sentí deseos de que vieras lo que había hecho, que sintieras celos de verme en brazos de otro, a ver si así reaccionabas y me tomas a la fuerza, pero él detuvo el impulso de abrir la puerta, me miró con sus profundos ojos negros, y me dio un beso, pero ya no pasional, todo lo contrarío, era un beso tan lleno de ternura y de amor, que no pude hacerle eso a él, sentí que lo había engañado más que a ti.

Regresamos al cuarto y empezamos a vestirnos cuando llamaste a mi teléfono, tome aire antes de contestar, trate que mi voz no delatara lo que acaba de hacer, tu voz sonaba despreocupada, me preguntaste donde estaba y con un esfuerzo sobre humano mentí, te dije que llegaría pronto, sugeriste irme a buscar, y con un rotundo NO te saque de esa paz que se oía, te dije que ya estaba por llegar y que yo te hablaba cuando estuviera ahí, él me miro con una interrogación enorme en sus ojos, solo atine a bajar la mirada, ya no pude decir nada, hablamos de cualquier cosa para que el silencio no nos atrapara, nos despedimos sin una promesa, sin un hasta luego, simplemente fue un adiós, seco, sin vida, sin nada detrás de el.

Baje para acompañarlo hasta el coche, con temor de encontrarte, el me dirigió una mirada misteriosa y me dijo "Vámonos juntos", no salió de mi boca ningún sonido, y creo que el lo entendió, pues no insistió. En la puerta me dio un beso tierno en la mejilla, un abrazo prolongado y susurró en mi oído "fue increíble, te amo lo sabes", y se alejó de mi, dejándome en una profunda confusión, un dolor en el pecho me hizo jalar aire de forma entrecortada, di la vuelta y con dificultad subí hasta mi casa, lo primero que hice fue llamarte, tu voz, era diferente, te dije que estaba ahí y que te quería ver, llegaste de inmediato, me abrasaste y te alejaste bruscamente, sentí el perfume de él en mi piel, por un momento pensé que lo sabias , tus ojos me reprochaban algo sin saber que, tal vez mi conciencia me delataba, tal vez era tu mirada acusadora, en ese instante todo el momento de locura que viví se desvaneció en un segundo, solo quedaban las consecuencias de mis actos, tal vez te suene descarado, pero mi cuerpo adolorido me recordó que te fui infiel con un antiguo amante, los tatuajes de mi traición me acompañarían por un largo tiempo.

Ahora me pregunto ¿Serás capaz de perdonarme? Te repito no es justificación tu me aventaste a sus brazos, tu indiferencia por las noches hizo que actuara de esta manera, tu falta de pasión sabiendo que soy fuego, cada día pensaba hoy lo voy a conquistar, me ponía lo mejor que tenía para provocarte y tus evasivas cortaban mi pasión como el bombero apaga un fuego desgarrador, pensé que era otra mujer, tristemente supe que no, dime tu que va a pasar, como vas a olvidar todo esto, como vamos a remediar lo que aparentemente no tiene remedio, que vamos a hacer.

Quiero que estas líneas despierten al hombre del que me enamoré, aquel amante incansable que me tomaba cada noche en sus brazos y me transportaba hacía el infinito, quiero que sientas rabia, que me condenes y después me tomes en tus brazos... silencio solo eso escucho de ti.

Con lagrimas en los ojos te das la vuelta y te vas, y a mi me dejas aquí, temblando otra vez, es que no te interesa lo que siento, es que no me amas ya, es que no despierto en ti la pasión que nos consumía hace no mucho, grítame, dime algo por favor...

El, mi amante, no lo he visto otra vez, desapareció después de esa tarde, no se que fue de él, nunca volvía a llamarlo, aunque en mis noches de soledad mi vista se fijaba en el teléfono, buscaba su numero y al marcar cortaba la llamada sin dejar que un solo timbre repique al otro lado de la línea, no he vuelto a escuchar su voz diciéndome "hola niña hermosa" o sintiendo sus dedos reconocer el territorio de mi cuerpo y sus labios rozar los míos; ahora solo que dan los recuerdos de mi infidelidad.