Confesion de un spankee
La vida nos da la oportunidad de disfrutar de ella, y los errores que cometemos nos dejan en un lugar que no nos favorece, pero hay que continuar adelante, a pesar de todo.
CONFESION DE UN SPANKEE
Mi nombre es Juani para mi mamá, es una señora estricta de los años 50 o 60 pero en nuestro tiempo, en pleno año 2014. Con ella la disciplina es importante y no duda en colocarme sobre sus rodillas y darme una buena azotaina en el culo, y ya no hablo de mis notas en el colegio, como traiga varios suspensos ya me puedo ir preparando al llegar a casa, porque la azotaina es de las que se tarda varios días en olvidar, sobre todo cada vez que me siento en una silla o sofá, me acuerdo claramente como me castigo. Aunque peor me fue el día que la llamaron del ayuntamiento de la ciudad, por una citación que llevo a casa la policía por incendiar un contenedor de la basura. La azotaina que recibí aun me duele el culo al recordarla, y el castigo que mi mamá me impuso. La verdad es que cuando me ponía sobre sus piernas, me levantaba la falda y me bajaba las bragas ese día me dejaba el culo más colorado que un tomate maduro. Pero disfrutaba sobremanera de sus azotainas, y me encantaba sentir su fuerte mano en mi trasero.
Cuando mi vida spankee comenzó de verdad, fue al conocerla a ella una mujer de carácter, y que como spanker no tiene igual, al menos para mí. Soy un chico actualmente de cincuenta y tantos, y cuando mi historia empezó al conocerla, tendría los cuarenta y ocho años. Ya por entonces había tenido aventuras con spankers hombres, aunque no soy gay, y tampoco homosexual, pero eso no tiene nada que ver cuando tienes una fantasía, lo que tratas es de realizarla, buscando la persona que se identifique contigo. Qué más da que sea un papa severo, o si es una mamá severa eso es el no va más! Lo que se necesita es que la persona en cuestión, le guste tener una hija vestida con su camisa blanca de colegiala, una corta faldita ondulada, con bragas de algodón, y calcetines blancos hasta las rodillas. En mis aventuras con hombres como spankers, la verdad solamente encontré dos que realmente sabían tratarme como a su niña traviesa, y que me daban severas azotainas sobre sus rodillas. Con otros no tuve tanta fortuna, me daban la azotaina, pero siempre de manera breve y haciéndome desnudar, y claro si te hacen quitar el fetichismo que te gusta, que no es otro que llevar la faldita y mis bragas de cintura alta, pues me encanta que me den la azotaina por encima de mis bragas. si me las hacen quitar la magia desaparece, dejando de ser la chica traviesa, volviendo a la realidad siendo un hombre. Entonces por lógica no me gusta el juego, y ahí se acaba todo.
Pero la fortuna llamo a mi puerta en un día espléndido para mí, como no podía ser de otra manera lógicamente. Una señora a la cual jamás se me habría ocurrido pensar en ella como mi spanker, la verdad que ello ni se me hubiera podido imaginar que sucediera. La conocía desde hacía años por redes sociales como Facebook u otras, habíamos hablado cientos de veces, pero solo sabía de ella, que compartíamos la afición por el spanking. Pero ella desconocía por completo la espinita que yo tenía clavada desde mi infancia, o mejor desde que tenía uso de la razón, para saber que lo que me gustaba era el spanking. Pero de manera muy diferente a como ella me conocía, ya que para ella yo era spanker. Pero un día de esos que tiene uno y pocas veces sucede en la vida, el resultado fue que nos pusimos hablar como siempre, pero de manera diferente, desvelando sin saber cómo, mi otro yo.
La cuestión es que sin saber cómo estuvimos horas hablando, en varias veces que nos conectábamos. Y en una de esas, pues se brindó ella misma a ser mi mamá, la verdad que ni me lo podía imaginar que pudiera tener tanta suerte, y que estuviera de acuerdo en tener una primera cita. Llegado el día, la recibí ya vestida como chica. Desde que entro por la puerta, adopto el rol de mamá disgustada con su hija de catorce años, me regaño como jamás hubiera imaginado, el regaño fue sublime la verdad que me dejo boquiabierta. Y sin más me coloco sobre sus rodillas, comenzando una buena azotaina en mi culo sobre mis braguitas, pues mi corta falda dejo mis bragas al descubierto, la azotaina fue larga e intensa calentándome el trasero a conciencia. Luego me siguió regañándome estando en el rincón, y al poco rato volvió a colocarme en sus rodillas continuando la azotaina, y a los pocos azotes me bajo las bragas, me puso el culo más colorado que un tomate maduro, y luego siguió castigándome con el cinturón, y con un paddle de madera, el culo me quedo muy dolorido. Fue el día más feliz de mi vida, en mucho tiempo como spankee. Ese mismo día me anticipo que había disfrutado mucho castigándome, y que le encantaría tenerme como su spankee. Lógicamente yo acepte encantado, eso era lo que más deseaba como spankee y colmaba mis deseos mas íntimos, solo castigo iba a ser nuestra relación, madre e hija sin nada más por medio.
La verdad mi felicidad como spankee no estaba destinada a durar mucho, yo no era el único spankee que ella disponía para sus juegos, algo que no tenía importancia, incluso la primera intención era que nos conociéramos, pero debía dejárselo a ella comunicarlo. Quedamos un día en casa con mi esposa y una spankee/chica, que era mi spankee en mi rol como spanker, solo iba a ser una cita para conocernos, en ese día no había intención de contarle nada a su otro spankee. Eso sería algo que ya llegaría en su momento adecuado.
Ya estábamos reunidos todos, solo faltaba llegar la señora spanker. Pero lo que es la vida, llamo para decir que por motivos privados, dejaba el tema y que respetamos su decisión. La cosa así quedo, pero ya que estábamos reunidos en casa, su spankee, mi spankee, mi esposa y yo, decidimos seguir con lo que estaba programado, y pasamos una gran velada hablando de esto y de aquello, además que mi spankee no se comportó muy bien, teniéndola que dar una azotaina ante el invitado y mi esposa. Entre una cosa y otra, estuvimos bebiendo alcohol subiéndose la noche de tono, el chico spankee cada vez se mostraba más indispuesto, casi en lágrimas de que había perdido a su spanker, la verdad es que durante la noche no hicimos mas que consolarlo pues estaba al borde de la desesperación, y conseguimos entre los tres calmarlo bastante. Al final de la velada llamamos a un taxi y mi spankee se marcharon los dos juntos a sus casas.
El día siguiente fue una verdadera pesadilla, no hacía más que enviar WhatsApp desesperado, durante todo el día estuvo así. Yo como persona podía concentrarme en guardar silencio, pero él estaba acabando conmigo al lamentarse tanto, pues yo no era y no soy de piedra, yo también había perdido a la persona que iba a cumplir mi sueño, y que me lo iba hacer realidad. Pero no podía mostrarme y mucho menos decir que ella era mi spanker, no podía faltar a mi palabra dada, debía mantener silencio. El caso es que durante todo ese día, no pasaban ni cinco minutos, sin recibir un nuevo mensaje de él. Yo debía mantener mi palabra a toda costa, pero mi serenidad se estaba viniendo abajo. Al igual que él, yo también lo estaba pasando muy mal, solamente me había castigado una vez, pero esa vez había cumplido mi espinita clavada en mi intimidad, y había vivido por primera vez el sueño de cualquier spankee/chico, haciéndolo realidad y encima me había aceptado como spankee, que más podía pedirle a la vida? Mi esposa me veía que estaba raro, pues mi sueño se había ido al garete, y ella me daba ánimos a su manera, pues ella conocía mi secreto desde hacía tiempo.
Al día siguiente había que trabajar, y aunque yo no me encontraba bien de ánimos, gracias al paisano que todo el día anterior me había estado enviando mensajes, prácticamente llorando por perder a su spanker. Al ser lunes y trabajando se me pasaría el día bien, no pensando en que había perdido la oportunidad de mi vida. Pero que equivocado que estaba, el paisano por decirlo de alguna manera, a las 6 de la mañana ya me estaba enviando mensajes, y yo una vez más tratando de consolarlo como buenamente podía, pues yo también me encontraba bajo de moral, y sus continuos mensajes no me ayudaban en nada, incluso llegue a enfadarme y decir que parase de enviarme mensajes, pero a los 15 minutos ya estaba otra vez enviándome mensajes, yo estaba cada vez más desesperado, porque yo lo consolaba a él, pero quien me consolaba a mi… a eso de las 11 de la mañana ya no pude más, mi fortaleza cayó en picado por su insistencia, e hice algo que no debía de haber hecho nunca, se lo conté que ella era mi spanker y que yo también la había perdido.
En ese momento me di cuenta de mi error, pues no reacciono nada bien. Al cometer el error, y viendo su enfado natural, le dije que lo mejor sería que él, que estaba más en contacto que yo, se lo confesara a ella, yo ya suponía que mi error no tenía ya solución alguna, pero yo no tenía forma de hacerlo. Había roto mi palabra, y eso no tenía solución alguna, que su spankee llevase tres días llorándome constantemente a todas horas, y que yo tuviera que consolarle, eso no sería una excusa aceptable de ninguna manera, por ese motivo, nunca la utilice. Ni tan siquiera tiempo después cuando ella se puso en contacto conmigo por primera vez, lo que hice fue confesarle mi error, y que había hecho algo que no debía de haber hecho, faltar a mi palabra. En los meses que no había sabido nada mas de ella, el paisano si lo había hecho, e incluso ella había vuelto con el de nuevo, y le había hablado de mi existencia, planeando cosas para hacer los tres en el futuro cercano. Dándome cuenta que el no le había contado nada de mi metedura de pata. Al confesarle mi falta, en la primera oportunidad que tuve para hacerlo, lo que era un grano de arena, se convirtió en una montaña. No habiendo ninguna posibilidad de arreglo posible, se acabó no solo mi sueño, si no también mi vida como spankee, pues más vale recordar una buena y feliz experiencia, que tener muchas y malas…
Fin
Nota: Quizás con el tiempo otra señora se ocupara de mí, quien sabe…