Confesión de como me convertí en esclavo (2)

El relato de como mi tío me inició en todas las perversiones continua, tengo que seguir contándolo todo.

Después del episodio de la ducha la convivencia con mi tío estaba enrarecida, no por su parte que seguía como siempre como si nada hubiera pasado, pero yo no podía sacarme de la cabeza la imagen de su cara mientras me chupaba el pene. Me sentía avergonzado pero a la vez me excitaba solo recordarlo. Para evitar nuevos episodios cambié mis habitos y empecé a ducharme por la tarde, antes de que llegara mi tío para no tener que estar pendiente de si se abría de nuevo la puerta.

Pasaron un par de semanas hasta que un tarde cuando salía de la ducha pensando que estaba solo en casa, llevando únicamente el slip me llevé otra sorpresa. Mi tío estaba en el salón, de pie y muy serio, con una copa en la mano.

Hola, has llegado pronto – dije intentando aparentar normalidad aunque estar ahí en slips me violentaba un poco.

Si, he tenido un mal día y me he ido antes, necesito relajarme – me contestó sin sonreir – creo que es hora que me devuelvas el favor. – como no acerté a contestar continuó – es justo no?

Bueno yo... no se...

Si lo sabes – me cortó – yo te comí el rabo y es justo que tu me lo comas a mi, o no te acuerdas de lo de la ducha?

Enrojecí inmediatamente y miré al suelo sin saber que responder, paralizado de pánico. Mi tío vino hacia mi y rozó mi mejilla con el dedo.

No te asustes - vi como me mirabas en la ducha - te gustará y no lo sabrá nadie, de acuerdo?

Asentí sin saber que otra cosa podía hacer y cedí a la presión de su mano en mi nuca arrodillándome ante el, con la mano que tenía libre mi tío se abrió la bragueta y manipulando en su interior se sacó el miembro grueso y carnoso que había podido entrever en la ducha. Ahora lo tenía a escasos centímetros de mi cara y casi no me atrevía a mirarlo, flácido y con el glande cubierto por una gruesa capa de piel era como algo extraño para mi.

Venga, chúpamelo chaval, ya sabes como se hace, es justo no?

Me sentía mareado, temblaba, sentía vergüenza ante la situación y el olor a macho que emanaba aquel pedazo de carne no me ayudada. Tímidamente saqué la lengua y empecé a pasársela alrededor.

Abre la boquita, no seas tímido, métetela en la boca.

Para animarme me dio un cachete en la mejilla y empujó mi nuca hacia delante, abrí la boca y dejé que me la introdujera en el interior sin saber que hacer, inmóvil, con aquel pedazo de carne dentro de mi boca.

Chúpala, mueve la lengua, dame gusto mamón!

Aquel insulto no me gustó, pero empecé a hacer lo que me pedía, y sentí como aquello crecía en mi boca, haciéndome abrir más la mandíbula para poder albergarlo, estaba aturdido pero con la lengua sentía como se ponía dura y el prepucio cubría y descubría un glande que se clavaba en mi paladar, sentía es sabor salado de un rabo que llevaba demasiadas horas encerrado en un slip. El gemido de mi tío me indicó que le estaba dando placer a pesar de mi torpeza. Dada mi poca destreza mi tío decidió ayudarme y empezó a imprimir un vaivén a sus caderas mientras sujetaba mi cabeza de modo yo, con los ojos cerrados iba sintiendo como me follaba la boca, cada vez mas profundo, mas rápido... su rabo ya estaba duro como una piedra cuando empezó a bombear con mas fuerza en mi boca hasta hacerme atragantar. Abrí los ojos asustado por las embestidas que me llevaban a la nausea, sentí arcadas e intenté zafarme de aquello, pero mi tío seguía sujetándome la cabeza con fuerza sin parar de bombear.

Cada vez se me hacía mas difícil soportarlo, ni chupaba, ni hacía nada, simplemente dejaba el rabo de Paco entrara y saliera de mi boca, pero parecía disfrutar atragantándome, clavándomela tan adentro como podía hasta que sintiendo que me iba a ahogar empecé a forcejear para zafarme, cuando lo conseguí caí de culo al suelo tosiendo y lagrimeando por el esfuerzo. Fue entonces cuando levanté la vista y pude ver el miembro de mi tío Paco en todo su esplendor saliendo amenazante por su bragueta, unos 19 cm de carne dura, cruzado por una gruesa vena, con un grosor impresionante de 10 cm de diámetro y rematado por un glande como una pelota de tenis de tonos violáceos. Mi tío se dio cuenta de que se lo miraba anonadado porque dijo;

Te gusta mi polla chaval? No es de las más largas pero encontrarás pocas tan gordas, una polla de macho – sus palabras me hicieron reaccionar y aparte mis ojos avergonzados para dar con su cara.

Seguía muy serio, amenazante casi, con un punto de ironía que no me gustó nada.

Te queda mucho por aprender, pero yo te enseñaré a apreciarla y trabajarla, justo acabamos de empezar, no te creas que con esto me conformo, vas a seguir chupando hasta que me corra vale?

Mientras hablaba se iba despojando de los zapatos, el pantalón y el calzoncillo hasta quedar desnudo de cintura para abajo lo que me permitió ver sus patazas cubiertas de vello negro y rizado que iba espesando hacia el pubis en donde una auténtica selva coronaba aquel miembro que no había cedido ni un ápice en su erección y del que pendían unos testículos grandes y pesados. Mentalmente no pude evitar comparar aquel sexo con el mío y me avergoncé de mis 16 cm en erección, mucho más delgado y con unos huevos que apenas despuntaban por debajo.

Venga mamón, abre la boquita y dale gusto a tu macho – dijo poniéndose frente a mi otra vez.

Como un autómata obedecí y me introduje su verga en la boca esperando que si lo hacía mejor no volvería a forzarme como lo había hecho antes, pero fue una esperanza vana porque a los pocos segundos volvió a agarrarme con fuerza del pelo y las orejas hundiéndomela con fuerza en mi garganta. Estaba claro que era el quien manejaba la situación, la sacaba, me la restregaba por la cara, me golpeaba las mejillas con su carne dura, la volvía a introducir, la volvía a sacar, me hundía la cara en sus testículos haciéndomelos lamer, volvía a follarme la boca... Aquello se hizo eterno, yo tosía, me atragantaba, intentaba escupir los pelos que se me quedaban en la boca, nuevas arcadas... cuanto más me costaba soportarlo más parecía disfrutar y yo solo esperaba que se corriera de una vez y olvidar lo que estaba haciendo.

Pero mi tío tenía otros planes, de repente me empujó hacia atrás y mientras yo medio recostado en el suelo intentaba recuperar el resuello me dijo;

Eres como un muñecote de goma, tienes que aprender a usar la lengua, a ver si esto lo haces mejor – y dándose la vuelta se acuclilló ligeramente de modo que su culo quedó frente a mi cara – cómeme el culo!

Sus palabras me provocaron una arcada de asco, no podía creer que lo dijera en serio pero no apartaba su trasero de mi cara, sentí el olor que emanaba aquel agujero que apenas podía entreveer entre una maraña de vello denso lo cubría y que se dispersaba más tenuemente por sus poderosas nalgas. Yo estaba lejos de sospechar que aquella guarrada pudiera ser una practica sexual y no entendía lo que me pedía, me quedé inmóvil con la vista fija en el culo de mi tío que se acercaba cada vez más, reprimiendo las nauseas y sin atreverme a articular palabra.

Que pasa chaval, no te gusta mi culo? – me espetó – saca la lengua y métemela dentro, quiero que me lo dejes bien limpito, que seas mi cerdito obediente – y con las manos se separó las nalgas dejándome ver el orificio que palpitaba como si tuviera vida propia – cómeme el culo y no me hagas enfadar!!!

El tono me asustó, era exigente y claro, por mi cabeza pasaron ideas de cómo zafarme de aquella situación pero seguía incapaz de reaccionar, mudo, avergonzado, sintiendo las mejillas ardiendo de rubor. Sin pensar saqué la lengua y lentamente la acerqué a su orificio peludo sin comprender lo que estaba haciendo, hasta que con la punta toqué aquel circulo rosado y empecé a lamerlo casi sin rozarlo. La reacción de mi tío no se hizo esperar, dio un manotazo hacia atrás y agarrándome mi la nuca hundió mi cara entre sus nalgas.

Cómetelo todo, y bien, quiero sentir como mueves la lengua! Dame gusto o será peor, venga, mete la lengua dentro de mi culo y no me hagas enfadar, no te lo volveré a decir!!

Con la cara aprisionada entre sus nalgas, asustado, empecé a mover la lengua intentando evitar el punto más tierno de donde surgía un olor desagradable que mi nariz, hundida muy cerca, no dejaba de percibir. Volvieron las nauseas, las arcadas y el lagrimeo mientras me entregaba a aquello que mi mente percibía como algo asqueroso y degradante, lamer el agujero del culo de un hombre.

Como era de esperar, mi tío no se dio por satisfecho con los tímidos y nerviosos movimientos de mi lengua por su ano, porque al poco me empujó contra el suelo y sentándose a horcajadas sobre mi vientre me dijo;

Me estas cansando con tantas manías, te voy a enseñar como se hace – y levantando mis piernas tiró del elástico de mi slip hacia arriba y me despojó de él con un tirón – vamos a verte el ojete – rió.

Levantando ligeramente mis caderas con las manos se inclinó entre mis piernas. Yo tal como estaba no podía ver más que sus grandes nalgas sobre mi pecho, pero la sola idea de que él estuviera mirando algo tan íntimo de mi que nunca antes había mostrado a nadie me llenaba de rubor. Sentía su ojos sobre mi ano con vergüenza cuando la humedad de un escupitajo impactó sobre él y antes de que pudiera darme cuenta la lengua de mi tío empezó a abrirse camino en mi interior.

A pesar de la tensión del momento, no tardé en dejar de patalear para apartarlo de mi, invadido por una oleada de placer que las caricias de su lengua sobre mi tierno agujero me proporcionaban. Al contrario de yo, mi tío no parecía sentir ningún asco por lo que estaba haciendo y chupeteaba mi ojete con fruición, deleitándose en ello, llenándome de una saliva cálida que se rebosaba por la raja de mi culo, hundiendo su lengua en mis entrañas... Eché la cabeza hacia atrás, cerré los ojos y sentí como mi miembro se erguía. Mi tío también se dio cuenta porque sin dejar de trabajarme el culo con la lengua empezó a masajearme el rabo y a los pocos segundos, sin poder evitarlo, me corrí abundantemente en su mano. Paco levantó la cabeza y me miró sorprendido.

Joder chaval, ya? – avergozado no supe que decir, pero en el fondo me sentí aliviado de que todo hubiera terminado – pues... ya sabes como va esto, me debes otra. – y echándose hacia atrás ser sentó sobre mi cara aplastándomela con el culo – Saca la lengua y come culo!

Horror! No había terminado y ahora era peor, el peso de mi tío me aplastaba, sus nalgas me ahogaban y el olor era mas intenso todavía. Deseando acabar saqué la lengua e intenté metérsela en el ojete como él me pedía, pero no podía, aquello era superior a mi y el no dejaba de mover el culo, restregándolo por mi cara, sudado, con un olor fuerte y rancio, buscando mi boca... Me costaba respirar, me volvían las nauseas, la vergüenza... no pude más y al final, con un hilo de voz alcancé a decirlo. Mi tío se detuvo en seco e incorporándose un poco me agarró del pelo y mirándome a los ojos me dijo de una forma que no presagiaba nada bueno;

Como que no puedes? El otro día te chupé la polla, hoy te he comido el culo, y yo soy muy macho sabes, yo no suelo hacer estas cosas... Te has creido que soy una puta para darte gusto? – negué asustado – Si, eso es lo que crees, que tu tío Paco es tu puta, pues las putas se pagan niñato, y tu vas a empezar a pagar ahora mismo.

La noche no había terminado y sus palabras me hicieron temblar de pánico otra vez.