Confederación Imperial Galáctica - Libro 2

Selena, guerrera Valkirr, presa condenada por dos homicidios... una nueva oportunidad... un infierno... una gran recompensa...

Confederación Imperial Galáctica

Libro 2

La Guadaña - 1

Fecha estelar - 5315

1º Cuadrante Militar del Imperio

Sistema Thartka (CIG – 121)

Planeta Thartka II

Prisión Militar de la Confederación Imperial

El preso avanzaba con la cabeza alta, mostrando un desmedido orgullo en su rostro, atravesando el pasillo de celdas de máxima seguridad. Llevaba en sus muñecas cepos electromagnéticos, igual que en sus tobillos, pero sin duda, lo más peliagudo era el collar que se veía rodeando su cuello, el llamado Collar de la Muerte. Selena sabía que en caso de fuga, en caso de alejarse de sus guardianes más de una cierta distancia que nadie conocía, ni tan siquiera ellos pues el maldito artefacto era programable, el collar la mataría. Todos los collares eran iguales, unos inyectaban veneno en el cuello del preso, otros soltaban una descarga mortal, otros… Bah, para que seguir, había como una docena de tipos de Collares, todos mortales, todos idénticos, y como medida adicional de seguridad, ni siquiera los guardias o sus mismos superiores directos, sabían cuál era el que llevaban los prisioneros, de ahí su tranquilizador nombre.

Era una Guerrera Valkirr, ¿su condena? 40 años de reclusión en ese agujero por matar a dos superiores, y sinceramente no tenía ni idea de cómo eludió la pena capital o la cadena perpetua en algún penal “especial”. No tenía ninguna esperanza de salir antes del fin de su condena, ya llevaba tres meses estándar allí encerrada, cuando repentinamente había sido llamada por el director de la prisión, un general del ejército apodado por los presos como “El Carnicero”. Cualquier intento de fuga bajo su mando había sido abortado, y los que lo intentaron nunca volvieron a ser lo que eran tras pasar por sus manos.

Cuando Selena entró en el despacho del director se encontró con una sorpresa, este estaba de pie, nervioso, en un lado de su mesa, sentado tras esta se encontraba un hombre alto, de fuerte presencia, parecía concentrado en leer algo en la pantalla de la mesa del director… No hacía falta que nadie le dijese quien era ese personaje, aún si no le hubiese reconocido, la presencia en el despacho de cuatro guardias Imperiales le hubiesen señalado de modo efectivo como su Alteza Imperial y heredero del Trono, Jhored Thalant.

Por si con esto no hubiese tenido suficiente sorpresa, las primeras palabras de su Alteza la dejaron perpleja del todo…

  • Por favor, quitadle los cepos y el collar –pidió con voz suave su Alteza sin dirigirse a nadie en particular.

  • Pero Alteza… -intervino el Director de la Prisión.

  • No lo repetiré más veces, quitadle los cepos, el collar y dejadnos solos, por favor –dijo esta vez con voz dura, mirando directamente a los ojos del Director, que para sorpresa de Selena vio cómo se arrugaba bajo esa mirada.

Aunque algo titubeante, Selena vio como este, con una seña confirmó la orden de su Alteza a los guardias, que procedieron a quitarle los cepos de pies, manos y el maldito collar. Pero lo que siguió aun fue más alucinante, no solo salieron el director y los guardias de la prisión del despacho, sino que también lo hicieron los guardias Imperiales a una indicación muda de su alteza. Se empezó a frotar las muñecas para reactivar la circulación mientras miraba especulativa al hombre sentado tras la mesa…

  • Selena Asland, mujer de 32 años estándar, perteneciente a las fuerzas especiales del Ejército, procedente del Planeta Valkirr… -la miro fijamente unos segundos antes de proseguir-. Condenada por un doble asesinato en la persona de dos superiores, también veo una ristra impresionante de antecedentes de arrestos que uno se pueda imaginar, también una nota adjunta a su expediente de un tal “Coronel Shoten”, de la policía militar, definiéndola de un modo un tanto extraño dado su expediente, la considera, honrada, leal con la Confederación, honorable, con palabra y para terminar, algo más acorde con su expediente, “no obstante, tengan cuidado con ella porque es extremadamente peligrosa ante cualquier ofensa”… Aunque veo también, que siempre suele ser por cuestiones de violencia con el mando sin ir más allá de mandar a sus superiores al hospital hasta que se pasó. Y bien, ¿algo que quiera decirme sobre todo esto? –preguntó cruzando los brazos sobre la mesa mientras la miraba fijamente.

  • Señor, no soy inocente de nada de lo que ha leído de mi expediente, todo eso lo he hecho yo, pero tampoco soy culpable de lo que en él se me acusa. Solo respondí a ofensas a mí, a mi honor y a mi pueblo, los dos muertos me intentaron matar a mí obligándome a defenderme, si por eso soy culpable, entonces estoy bien condenada –dijo, mirando con orgullo a su Alteza.

  • Todo eso ya lo sé sargento, ¿le preguntaba si quería informar de algo nuevo o que se le olvidase de incluir en sus declaraciones?.

  • No sé si todo lo que dije vendrá ahí o lo habrán alterado, pero lo que he dicho es lo que ocurrió en todas las ocasiones.

  • Bien, he venido para darle una oportunidad. Estoy creando un programa de instrucción acelerada bastante peculiar, para gente también bastante peculiar, y usted encaja como un guante en todos los aspectos “peculiares” del proyecto. Puedo liberarla y ser expulsada ahora mismo del ejército, o bien, apuntarse a lo que le estoy diciendo, pero en cualquier caso, no volverá más a su celda, su pena le ha sido conmutada, nuevas pruebas han salido a la luz aclarando su enfrentamiento con los dos muertos, aunque usted debió de haber acudido al mando. Todo eso, más sus antecedentes suponen pese a todo, su expulsión –dijo su Alteza mirándola fijamente.

Selena se sorprendió, no era capaz de procesar lo que le acaban de decir, si no había entendido mal era libre, seria libre desde ese momento, y dicho por su Alteza imperial, estaba como en una nube. Bajo de golpe de ella al sentir sobre si los penetrantes ojos del hombre, se sintió muy incómoda con esa mirada, sentía como si fuese capaz de escudriñar sus más íntimos pensamientos con esos ojos que estaban fijos en los suyos, se sentía completamente subyugada por ellos.

  • Señor, me gustaría aceptar su oferta, no quiero dejar el ejército, ¿pero podría decirme antes en qué consiste ese programa?

  • No, solo puedo decirle que tendrá que someterse a la recepción de Drogas de larga longevidad, eso prologara su vida unos setenta u ochenta años más como poco, pero tendrá que firmar un compromiso con nosotros de como mínimo treinta, y le advierto, el único modo de dejarlo antes de terminar el contrato, es muriendo. Además, el entrenamiento a que se verá sometida es muy, muy duro, no todos los aspirantes lograran salir airosos de él.

  • Señor, no tengo familia, mi vida es el ejército, si ese contrato significa asegurarme seguir permaneciendo en el por tanto tiempo acepto en el acto. Lo del entrenamiento no me da miedo, sé que lo superare, no tendrán que mandarme a otra unidad diferente, se lo juro por mi honor de Guerrera Valkirr –dijo solemne.

  • Creo que no me ha entendido bien Sargento, en primer lugar puede que el tratamiento de Longevidad la mate. Solo funciona con eficacia en un 60% de los intentos, el 40% restante muere, además no de forma muy agradable que digamos. Y no hace falta que me jure nada sobre que no se le mandara a otra unidad, de ese entrenamiento, se sale integrado en la nueva estructura de la unidad que estoy creando… -su rostro se volvió frio como el hielo hasta tal punto que me provocó un escalofrío-, o directamente no se sale vivo de allí, así que le sugiero, que no sea tan alegre, y se lo piense tranquilamente con mucha calma.

  • Si señor –dijo Selena tragando saliva tras la explicación.

  • Tiene tres días para pensárselo, estará alojada en el centro de oficiales visitantes de la prisión. Si acepta, introduzca esta tarjeta en cualquier terminal para recibir instrucciones –su alteza puso una tarjeta de datos sobre la mesa-, si no acepta, al término de los tres días será conducida al puerto espacial más cercano y se le facilitara un billete de regreso a Valkirr… Eso es todo Sargento, puede retirarse.

Selena se puso firmes, recogió la tarjeta, dio media vuelta y salió del despacho completamente desconcertada. Tragó saliva ostensiblemente al darse cuenta entonces de un detalle, ella supuestamente era una presa peligrosa, de las más peligrosas del Imperio, por eso estaba en esa prisión, sin embargo, había estado a solas en la misma habitación que su Alteza Imperial, y no solo ni una sola vez había pensado en atacarle, sino que había salido de allí asustada de lo que imponía su mera presencia ante ella. Era una Guerrera Valkirr, que vivía por y para la batalla, no sabía bien porque, pero ese hombre, allí adentro, la había subyugado e incluso se atrevería a decir que sometido por completo, hasta el punto de hacerla temerle… y lo peor es que no podía encontrar ningún motivo para que esto hubiese sido así, excepto que lo achacase a su intuición, algo que una Guerrera Valkirr siempre tenía en cuenta, equivocándose son sus apreciaciones muy pocas veces, lo que suponía tanto como decir, que su Alteza, era peligroso, muy peligroso.

Cuando llegó a su habitación en el pabellón destinado a los oficiales de visita, lo primero que hizo fue darse una verdadera ducha con agua, y no una de esa cosas por ultrasonidos con lo que se suponía que se "duchaban" en prisión o en las naves espaciales. No podía dejar de pensar ni de disfrutar bajo el agua, pensaba en que estaba pasando para estar allí. Siendo sargento se encontraba alojada en un pabellón para oficiales por orden directa de su alteza imperial, que para colmo le había ofrecido la posibilidad de extender de modo casi permanente su estancia en el ejército durante años... Se quedó abstraída bajo el agua, dándole vueltas a la conversación que había mantenido solo horas antes, y tras conocer personalmente a su Alteza, tenía claro que la oferta que había recibido de él en persona no iba a ser ningún chollo.

Tres días después, justo en el límite del plazo recibido, introdujo en el propio terminal de la habitación la tarjeta de datos que le fue proporcionada. En la pantalla aparecieron una serie de instrucciones, que en primer lugar le solicitaban que se sentase para contestar un cuestionario de aceptación de las condiciones del contrato. Fue paso a paso rellenándolo y leyéndolo, con calma, detenidamente, para finalizar aceptando la oferta que le había sido hecha. En el terminal apareció un nombre de una nave y el numero de una dársena en una de las bases de la flota más grande de toda la confederación, la Base Estelar de la Flota de Sharthart, que estaba situada a unos trece sistemas de distancia, junto a esto se le informaba de la hora de salida de la prisión de una lanzadera de enlace con la base en cuestión. Selena miro el tiempo que le quedaba, encontrándose con que iría muy justa si quería llegar a la partida de la lanzadera, lo cierto es que al final logró alcanzarla, pero por los pelos, le falto muy poquito para perderla.

Cuando llegó a la base de la Flota se dirigió directamente a la dársena que le marcaron cuando firmó su compromiso. Una vez entro en la dársena que se le indicó en el mensaje, vio allí amarrada la nave que tenía que tomar, la corbeta de exploración "Hades". Se presentó a bordo haciendo entrega de la tarjeta que le facilitaron tal y como se especificaba en sus instrucciones. Tras comprobar esta un oficial de la cubierta, fue admitida de inmediato, recibiendo órdenes de quedar recluida en su camarote hasta que recibiese permiso expreso para abandonarlo. El permiso para poder salir por la nave lo recibió a las dos semanas de la partida de la Corbeta de la base de la flota, ordenándosele acudir en una hora a la sala de entretenimiento de la tripulación, que era la sala inocua más grande de toda la nave.

Al llegar allí vio a un hombre frente a una mesa de esquemas tridimensionales, también se encontraban dispersos por la sala o en grupos de dos o tres hablando unos cuantos hombres y mujeres vistiendo diversos uniformes, hizo intención de ponerse firme al ver que la mayoría eran de un rango superior al suyo...

  • No hace falta Sargento, olvídese de eso hasta nueva orden, excepto con el capitán y primer oficial de la "Hades", para el resto es igual que ellos, ¡nadie!, a mí me llamara "señor" únicamente -dijo el hombre situado ante la mesa.

  • Si señor... -dijo mirándole con curiosidad.

  • Por favor, todos, tomen asiento, voy a explicarles someramente en qué consiste este programa en el que acaban de embarcarse todos ustedes y como les afectara, puesto que dentro de un par de días llegaremos a nuestro destino, lugar donde empezaran su entrenamiento.

Durante aproximadamente una hora estuvo explicando más o menos en que se suponía que nos convertiríamos, y realmente creo que todos quedamos perplejos por lo que tuvimos que escuchar. Pude ver muchísimas caras de disgusto y desencanto pese a no haber empezado siquiera con ello. Según parecía todos los presentes y varios más que acudirían o ya habían llegado a nuestro destino formaríamos la primera promoción del "SISI"... A saber, Servicio Imperial de Seguridad Interior, pero joder que mal sonaban sus siglas, daban ganas de descojonarse con ellas. Dio por terminada la conferencia y se disponía a marcharse cuando...

  • Perdón señor que interrumpa -dijo un teniente, de cazas por su uniforme-, ¿pero para cuando está programado que seamos tratados para la larga longevidad?

  • No se preocupe, se lo explico enseguida. Todos ustedes fueron tratados el mismo día en que embarcaron en la "Hades". La primera noche fueron sedados con un gas en sus camarotes e inoculados para ello.

  • Perdón, pero dijeron que no era seguro que todo el mundo sobreviviese -intervino un comandante del ejército.

  • Y así ha sido exactamente. El motivo de que estuviesen encerrados estas dos semanas en sus camarotes con prohibición expresa de abandonarlo para nada, eta para que no se nos fuesen muriendo por cualquier sitio. Otros veintiún candidatos no lo consiguieron y sus cuerpos fueron incinerados para evitar que nadie pueda investigar lo que se les ha hecho. Es uno de los secretos mejor guardados de la Confederación Imperial.

  • Pero nosotros también tenemos eso que quieren ocultar, con cualquiera de nosotros podrían sacarlo, no veo la razón de lo que dice -respondió un capitán de Cazas.

  • Se equivoca, lo que les hemos hecho como usted dice, solo es visible en las primeras fases, una vez que el organismo lo asimila desaparece por completo sin dejar rastro. Para que me entiendan, lo que se les ha hecho es modificar un poco su estructura genética, evidentemente, el que se ha modificado exactamente es el secreto. Sus organismos resistieron el cambio, y ahora todos los presentes tienen una larguísima vida por delante. ¿Alguna pregunta más? -dijo mirándonos a todos.

  • ¿A qué se supone que se dedicara el... SISI? -pregunté mascando el nombre al pronunciarlo para evitar que me diese la risa.

  • Eso lo descubrirán todos ustedes a su debido tiempo. Otra cosa, si quieren pueden reírse con el nombre siglado, fue exprofesamente elegido con todo cuidado para que produjese ese efecto -dijo sonriendo ladinamente.

  • Señor que quiere decir con eso de que fue... -la teniente de bombarderos que preguntaba fue interrumpida por el hombre.

  • Eso también lo entenderán ustedes a su debido momento, y desde luego, no es este. ¿Alguna otra pregunta? -volvió a repetir.

  • ¿Quién es usted? -pregunté mirándole fijamente.

  • Vaya, por fin salió a la luz -se puso muy serio mirándonos a todos-. Esa era la primera pregunta que todos ustedes debieron de haberme hecho. Soy el director y máximo responsable del centro de entrenamiento al que todos ustedes están siendo trasladados, y por tanto, voy a ser su peor pesadilla, mi nombre es "Coronel" o “Señor”, nada más que eso.

Después de esto salido de la sala, dando orden de que todos regresásemos a nuestros camarotes de nuevo, renovándonos las órdenes de no salir de allí hasta que fuésemos avisados para ello. Debo de reconocer que cuando llegué al mío me tumbe en la cama a pensar con calma en todo lo que nos habían explicado, y en todo aquello que empezaba a intuir o quizá, que en cierto modo el "Coronel" dejo en pequeñas pistas. Desde luego tras meditarlo detenidamente veía que tenía un futuro muy, muy, muy negro al frente.

Tal y como él había indicado, solo un par de días después fuimos llamados al hangar de la nave, donde llegamos todos con nuestros bártulos. Al entrar en el mismo vi la lanzadera de la Corbeta en su lugar habitual, y una lanzadera de transporte de la flota en todo el centro del abarrotado hangar. Todos los que estuvimos en la sala dos días antes estábamos allí, la mayoría se había reunido junto a la rampa de acceso a la lanzadera, que era justo donde estaba el Coronel, de modo que me fui también hacia allí. Por el gran portón de acceso pude ver que debíamos estar en órbita geoestacionaria sobre un planeta en el que se podía apreciar desde allí una vegetación exuberante, por lo menos en la zona visible para nosotros.

Tras embarcar todos en ella, salimos del hangar de la Corbeta, me di cuenta que no nos pusimos en marcha hasta que la "Hades" hubo partido, después de su marcha la lanzadera puso proa a máxima velocidad hacia el planeta sobre el que estábamos. La lanzadera se internó en la atmosfera, dirigiéndose a los pies de una gigantesca cordillera que cruzaba un gran contiene, que por lo que pudimos ver desde allí, formaba una única y espesa jungla de extremo a extremo. Solo diez minutos después aterrizamos en un puerto terrestre de atraque. Me fijé en que todos los edificios estaban perfectamente enmascarados, también vi como nada más alejarnos, un tupido muro de cobertura enmascaraba también la lanzadera y el puerto de atraque.

Fuimos conducidos a varios barracones con capacidad para cuarenta personas en cada uno. Disponían de todas las comodidades que se pudiesen desear, las cámaras dormitorio eran individuales, y lo más importante de todo para mí, cada una tenía su propia ducha individual de agua, no de ultrasonidos, lo encontré simplemente maravilloso. Después de esto nos dieron una vuelta por el complejo, enseñándonos cada edificio por fuera e indicándonos que era lo que contenía en su interior. Según lo que vimos existían veinticinco barracones exactamente iguales al nuestro, por lo menos exteriormente, lo que daba un número de mil alumnos en esa instalación.

Nos enseñaron unas gigantescas piscinas cubiertas, concretamente cuatro, que en esos instantes estaban ocupadas por lo que nuestro guía definió como cuatro de las clases. Tardamos poco más de media hora en recorrerlo todo y recibir las oportunas explicaciones por parte de nuestro guía, pero lo que sin duda más nos sorprendió fue una gran puerta de blindada y completamente abierta que se encontraba en una zona próxima. En su entrada había dos androides fijos de clase centinela, se podía ver un largo túnel de unos cuarenta o cincuenta metros, a cuyo final se encontraba lo que parecía otra puerta Blindada, pero estaba cerrada, aunque de todos modos dada la penumbra existente en el túnel era difícil de apreciar.

Nuestro guía nos informó de que esa era la entrada a la "Base central de la Instalación", y que nosotros teníamos terminantemente prohibido el acceso. Nos hizo fijarnos en los dos centinelas, advirtiéndonos que estaban allí para defender la entrada, y que sus órdenes eran claras, evitar con fuerza mortal cualquier intento de intrusión no autorizada, por lo que nos instaba a no andar mucho por aquella zona puesto que los dos Androides ejecutarían sus órdenes a la menor señal.

Eran un tipo de Androide de última generación, los Robots de combate y custodia *SKII. Estos eran unos adversarios formidables y absolutamente despiadados, dificilísimos de abatir y con una precisión mortal en el disparo, además contaban con una autentico arsenal a su disposición. De hecho, en la configuración que se apreciaba en ellos, para terminar con uno serían necesarios varios disparos directos de un cañón anti blindaje, ya que el escudo que solían tener era considerable. Normalmente cuando eran móviles funcionaban con baterías de larga duración, que era su punto débil, pero cuando estaban como estos, en plataformas fijas, además de su batería solían ser alimentados por líneas energéticas desde sus bases, en este caso según pude observar, debían de llegarles por el subsuelo. Desde luego ninguno nos hicimos ilusiones con respecto a ellos, durante nuestro paseo en sus cercanías estuvieron con sus escudos al máximo y con todo su armamento fijo sobre nosotros, algo por ciento, nada agradable de sentir. Nadie en su sano juicio se enfrentaría a uno de esos si es que podía evitarlo, menos aún como en este caso, a dos.

Nuestro guía nos dejó de nuevo en la puerta de nuestro barracón, en ese momento nos indicó que nuestro barracón era el número 25, que no lo olvidáramos, porque todo allí se comunicaba atraves de ese número y nuestras identificaciones iban siempre relacionadas con él. Tras eso todos nos metimos en él, y por el ruido creo que si no todos, si la inmensa mayoría de nosotros nos metimos directos en las duchas, ya que el paseíto nos había hecho sudar como cerdos. En ese sitio hacia un enorme calor y había una altísima humedad, te ponías pegajosa en cuestión de minutos, era muy desagradable. Por la megafonía del barracón, cada sala o cámara tenía un altavoz, nos informaron de que teníamos el resto del día libre, con libertad absoluta para movernos por la base, informándonos de que para entrar en cualquier edificio solo necesitábamos teclear nuestro numero militar personal de identificación. También dejaron muy claro que si una puerta no se abría es que no teníamos acceso a esa zona y punto.

No hay que decir que todos nosotros nos dispersamos por allí con el fin de investigar un poco más a fondo y por nuestra cuenta toda la base. Realmente fue toda una pérdida de tiempo, solo pude entrar en el edificio comedor, en el edificio de estudio y en un par de edificios más cuya función creedme que no tenía nada clara, evidentemente también pude hacerlo en el edificio enfermería. Por la noche, justo antes de acostarnos, se nos informó que al día siguiente se nos haría entrega de todo el material que íbamos a necesitar para lo que teníamos por delante, incluidos nuestro pases de alumnos, que serían los que realmente nos abrirían muchos de aquellos edificios en los que no habíamos podido entrar con nuestros números militares de identificación.

CONTINUARA

*Robots de combate y custodia SKII: Robots de Combate equipados dos poderosos cañones laser rotatorios de alta velocidad, un cañón repulsor de 20mm capaz de hacer 3000 disparos por minuto, capacidad para llevar una docena de minas personales con él que en caso necesario podían ser sustituidas por cohetes de trayectoria libre, y un escudo unidireccional de fuerza que lo protegía de daños, además de ir poderosamente blindado.

La Guadaña - 2

Fecha estelar - 5315

Sistema Desconocido

Planeta Desconocido

Emplazamiento Secreto

Centro de Instrucción para miembros del SISI

Por fin llego el primer día de "clases", y fue auténticamente soporífero del todo. Empezamos corriendo varios kilómetros, continuamos con ejercicio, seguimos con natación, y terminamos corriendo de nuevo. Todos y cada uno de los presentes estábamos en perfecta forma física como quedó demostrado ese primer día, y por lo que pude observar de los miembros de otros barracones con que nos encontramos, no éramos los únicos, todos parecían estar también en plena forma. Durante la primera semana todo lo que hicimos se podría resumir en una sola palabra, "correr".

La segunda y terceras fueron más de lo mismo, hasta el punto de que la gente empezaba a estar descontenta con todo aquello, y las primeras voces se empezaban a escuchar. Al inicio de la cuarta semana, cambio toda la situación, se nos entregaron terminales portátiles con capacidad de proyección tridimensional, y nos facilitaron un tríptico con una serie de horarios de estudios, sin que por ello el esfuerzo físico amainara en absoluto, de hecho si bien disminuyo en tiempo, aumento de forma considerable en intensidad y dureza. A partir de la primera semana al nuevo ritmo, no quedó nadie con fuerzas suficientes como para levantar la voz y emitir la más leve queja, en caso de que alguno nos hubiésemos atrevido, claro.

Estuvimos estudiando todo tipo de legislación imperial, después del segundo mes con ello hubiésemos sido completamente capaces de enfrentarnos a un abogado en un juicio de habernos puesto en esa tesitura. Nadie, en ningún barracón, entendíamos que narices se suponía que estábamos haciendo, creíamos que seriamos los nuevos integrantes de un cuerpo especial, pero aquello que estábamos haciendo, en nuestra opinión no servía para nada. Por fortuna o por desgracia, no sabría decir bien que, todo esto cambio en el tercer mes, todos los alumnos, con independencia del número de barracón fuimos llamados a una reunión, mil personas en una gran explanada, todos y cada uno de nosotros con un microauricular para poder escuchar al "Coronel" en lo que nos tuviese que decir, y desde luego, no tuvo el menor desperdicio.

Nos informó con voz suave, de que todo lo que habíamos estado haciendo y aprendiendo durante estos tres meses, podíamos olvidarlo porque no servía para nada, excepto para confundirnos, enfadarnos, hastiarnos y que nos fuésemos olvidando poco a poco de cualquier idea preconcebida que tuviésemos de acuerdo a nuestras experiencias individuales, en resumen, nos habían sometido a un proceso de lavado de cerebro y embrutecimiento acelerado... hasta cierto punto nada más por lo que nos contó. Según él, desde ese mismo instante empezaba nuestro entrenamiento en serio, y añadió que no todos los presentes lo lograrían terminar con éxito, tras su discurso hizo que todos nosotros fuésemos conducidos a un lugar muy concreto fuera de los límites de la base.

No os quiero decir el efecto que ese sitio tuvo sobre todos nosotros, se trataba de un lugar acotado dentro de la jungla, debidamente protegido y aislado de cualquier tipo de animal que quisiese entrar allí, pero lo que más nos impresiono, fue lo que ese sitio era, un enorme cementerio. Estaba muy ornamentado, en la sección que nos estaban enseñando se veían un total de veinticinco pequeñas edificaciones tumularias, no hacía falta ser muy listo para saber que se trataba de panteones mortuorios, y que cada uno de ellos pertenecía a uno de los barracones de los alumnos. El responsable, profesor, o cómo demonios se quisiese llamar, nos dejó claro que todo ese espacio se iría llenando poco a poco, y que sus primero inquilinos saldrían de nuestra promoción. Después de esto, nos instó a que dejásemos a un lado nuestra forma anterior de pensar y nos abriésemos a los conocimientos que nos serian impartidos, o alguno terminaría en aquel lugar antes de lo que ninguno de nosotros pudiésemos creer, tras decir esto volvió a abrir la marcha para regresar a la base.

Desde el primer día vimos que efectivamente todo el programa había cambiado de forma drástica. Las clases legales fueron sustituidas por clases de táctica, estrategia, investigación, dispositivos de alta tecnología, ingeniería, idiomas y un largo etc de nuevas asignaturas a cual más compleja o complicada. La parte física también sufrió un cambio sustancial, pasamos de correr, a entrenar en tácticas de combate cuerpo a cuerpo, tácticas de combate con armas de proyectiles, laser, repulsaras y manejo de todo lo imaginable que sirviese para matar. El combate cuerpo a cuerpo fue lo más duro al empezar, se trataba de un arte llamado Pikhup-thall, y desde luego era un arte extremadamente duro y agresivo, con él se aprendía a matar en toda la extensión de la palabra, únicamente eso, a matar.

Como Guerrera Valkirr cometí el más grave de los pecados que una Valkirr puede cometer, el de la complacencia y la autosuficiencia. El maestro de Pikhup-thall, un hombre llamado TaoTki, me eligió como contrincante, era un humanoide que daba risa, sobre un metro cincuenta frente a mi metro ochenta y cinco, cuando estuvimos frente a frente le mire por encima del hombro menospreciándole gravemente, además haciéndolo de modo que todos los presentes pudiesen notarlo, el único que no parecía enterarse de ello, era precisamente nuestro maestro. La situación en que me coloco fue para mí de lo más instructiva, y creo que para todos los demás también.

  • Bueno, vean todos ustedes a mi contrincante, una guerrera Valkirr, como verán es tal y como siempre soñamos que son estas mujeres, dos metros de altura, rubia, fríos ojos azules y formidables senos que nos podrían cachondos a todos... jejejejejejeje -dijo mirándome sarcástico.

  • Soy una Guerrera Valkirr -masqué apretando los dientes ante el insulto-, pese a mi aspecto soy una Guerrera, ser inmundo -ataque nada más terminar de hablar.

El combate duro poco, solo segundos, lo primero que el profesor dijo nada más empezar fue que no subestimáramos a nadie, justo lo que yo estaba haciendo con él, así que en solo segundos me dio una durísima lección que sufrí en carne propia. En ese tiempo y pese a que yo "sabia" pelear, me rompió una pierna, me disloco un hombro, y cuatro costillas también sufrieron por sus caricias. Quede tendida sobre el suelo de gimnasio apretando los dientes con fuerza para evitar que ningún sonido de dolor partiese de mí, mientras el profesor se dirigía al resto de la clase...

  • Selena -dijo señalándome con un dedo-, es una Guerrero Valkirr, su bisabuela procedía de otro mundo, ella heredo sus rasgos y no los de su madre, que como cualquier otra Valkirr era Rubia, de ojos azules y más de dos metros de estatura. No obstante, sí que ha heredado de las Valkirr sus peores características, orgullo, orgullo, orgullo y más orgullo, pues bien, esta es su primera lección -dijo mirándome fijamente-, o se olvida de su orgullo o morirá.

Después de eso llamó y vinieron de la enfermería a por mí, para asombro de todo el mundo, la primera yo, hizo que toda la clase siguiese a la camilla repulsora donde era retirada del gimnasio para tratamiento. No sabía a qué podía venir esto de llevarles a todos tras de mí, pero no tardé mucho en averiguarlo. Para cualquier asunto de huesos, incluido para cualquier problemas tras colocar un dislocamiento, existía una maquina casi milagrosa que regeneraba el tejido óseo o cartilaginoso en poco tiempo, eso sí, era terriblemente doloroso, por lo que el paciente siempre se sometía a la maquina en un fuerte estado de sedación, aunque no necesariamente inconsciente.

En mi caso me metieron en la maquina tras inyectarme algo en el hombro que supuse que serían los fuertes sedantes. Como cualquiera desde tiempos inmemoriales no dude en hacer la estúpida pregunta de turno...

  • Eso eran los sedantes, ¿verdad? -pregunté al medido que me los pasó.

  • No, eso solo era un inhibidor para evitar que pierdas la consciencia por el dolor cuando empiece el tratamiento -respondió el profesor para asombro de todo el mundo.

  • Pero... -me interrumpieron al empezar el tratamiento-, ¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHH!!!!! -no puede evitar gritar presa del dolor.

  • Todo alumno que sufra una herida será tratado sin medios calmantes o anestésicos, dependiendo del grado de culpabilidad en ella, incluso en tiempo post-tratamiento también permanecerá sin ellos. De este modo aprenderán ustedes que un error, una distracción, una estupidez, cualquier cosa que les lleve a sufrir un daño, tendrá consecuencias muy desagradables.

Me hubiese gustado poder rebatirle, pero en esos instantes estaba con todo el cuerpo en tensión debido al dolor. Yo tensaba todos mis músculos, mi cuerpo se estremecía, lo que hacía que el tratamiento, por los continuos espasmos que sufría, fuese aún mucho más doloroso. Tras el tratamiento de media hora, el cual por causa de mis continuos movimientos se dilato durante una hora más, fui conducida a mi cámara en el barracón, donde me dejaron para que me recuperara, y como dijo el profesor a los demás en su explicación, sin calmantes de ningún tipo puesto que todo lo sucedido había venido por mi estupidez, todo por mi culpa y negligencia. Resultado dos días en cama entre terribles dolores, mientras todo en mi organismo volvía a su estado normal.

Cuando me reincorpore a las clases de lucha, a la semana el profesor intentó volver a sacarme de mis casillas, y desde luego, esta vez no lo consiguió. Me insultó de formas mucho peores que la primera vez, pero no piqué, no entre en su juego, ni perdí los nervios ni un solo instante. ¿Perdí mi combate?, si, desde luego que sí, pero fue por la diferencia de conocimientos, no por culpa de ninguna imprudencia mía. Al finalizar recibí un saludo de respeto por su parte con una semíinclinación de su torso, justo en el instante que yo iba a imitarlo lanzó su ataque, por fortuna tras la paliza del primer día no me fiaba ya ni de mi sombra, por lo que pude escapar de él, ¡¡ojo!!, escapar, que no pude hacer otra cosa, mi intento de contraataque instintivo a punto estuvo de salirme caro, nuevamente me escape de él por los pelos.

Durante tres meses los entrenamientos con el profesor TaoTki fueron absolutamente brutales, la presión a la que nos sometía era bestial por completo, trabajábamos con el todos los días, además de tener que asistir a un montón de clases, incluida una aburridísima de fauna local que, todos pensábamos del mismo modo, no servía absolutamente para nada, excepto para crearnos problemas y aumentar mucho más aun nuestra carga de trabajo. Resultaba brutal del todo por lo que estábamos pasando, y para terminar de rematarlo las noticias sobre la guerra que la Confederación Imperial estaba librando no eran nada halagüeñas, por lo que nos comunicaban, quedaba claro que estábamos perdiendo, y por lo que parecía, de mala manera. La última noticia que nos había llegado informaba de una nueva emboscada sufrida por la Flota, con la perdida de cinco Acorazados más tres Cruceros de Batalla, junto con un número indeterminado de Cruceros Pesados, Cruceros Ligeros y otras naves menores. La pérdida total de ocho naves capital en un solo golpe era un completo desastre en toda regla. Como comprenderéis la moral no estaba muy allá que dijéramos.

A los seis meses de entrenamiento en serio llego la primera gran prueba para todos los alumnos. Nos suministraron equipo de acampada, brújulas, mapas detallados del planeta, una unidad portátil de imagen tridimensional, diverso equipo de primeros auxilios junto con algunas armas blancas, un machete, dos dagas y una ballesta o arco, según preferencias, con cincuenta proyectiles. También nos dieron una especie de alforja con varias piezas de comida preparada y un par de recipientes con agua, suministros suficientes como para dos o quizá incluso tres días en el exterior. Una vez que todos estuvimos listos, dieron la orden de que nos fuésemos subiendo a las cuatro lanzaderas que nos esperaban. Solo media hora después nos dejaban en algún punto del planeta que desconocíamos, nuestra misión era muy simple: Primero localizar donde nos encontrábamos exactamente para luego completar la segunda parte, regresar a la base.

Lo primero que hice según me dejaron en el suelo, fue situarme en un lugar seguro, luego verificar mi posición exacta, llevándome una desagradabilísima sorpresa, me encontraba a más de dos semanas de la base, y eso si iba rápida, todo lo rápida que pudiese. Estuve analizando la zona en que me habían dejado, intentando refrescar mi memoria sobre los principales depredadores y peligros de la zona en contrato, encontrándome con que así a priori, podía recordar como una media docena de ellos.

Tenía varias opciones para regresar a la base, diversos caminos que me llevarían más o menos rápidos y con más o menos seguridad. Al final opte por uno que me pareció no excesivamente peligroso y lo bastante rápido como estar allí en unas tres semanas, esperaba que algo menos que eso.

Tres días después de estar viajando empecé a comprender la razón de este "entrenamiento", todos estos meses anteriores nos habían pulido físicamente, nos habían, incluso podría llegar a decir, torturado sicológicamente y echo pasar de puta pena, pero sin embargo, en esos momentos es cuando de verdad agradecía todo lo que había pasado. Mi cuerpo se fatigaba por el esfuerzo, pero mis músculos acostumbrados a él se reponían con inusitada rapidez con solo unas pocas horas de descanso. Notaba también como poco a poco mi atención a los detalles en mi camino había mejorado exponencialmente, diría incluso que pudiese ser que a un nivel totalmente subconsciente. En un par de ocasiones me distraje y salí de mi estado de ensoñación de forma brusca, alertada por algo que no habría definir correctamente hasta unos segundos después. Mi estado de alerta era completo.

Durante esas tres semanas que pase de viaje, tuve que hacer uso de mi ballesta y machete, del segundo para abrirme paso, y de la primera para defenderme de depredadores, o para cazar para sustentarme. No diré que entendiese perfectamente la necesidad de todo esto cuando según nos habían explicado al entrar, seriamos un cuerpo de control e investigación, era algo que me tenía completamente desconcertada por completo. Al final logré alcanzar la base, me disponía a entrar por la puerta con toda la calma del mundo cuando los centinelas me indicaron que debía de pasar por el despacho de nuestro responsable según llegase y como llegase, sin cambiarme, lavarme o descansar, directamente, fueron muy claros al respecto. Me dirigí allí, haciéndome pasar de inmediato nada más anunciarme...

  • Bien, veo que por fin llegó.

  • Si señor, ¿podría decirme cuantos han llegado ya?

  • Usted es la trigésimo quinta, en hacerlo. Por favor, su unidad de imágenes, déjela encima de la mesa y retírese. Le aconsejo que se pegué una buena ducha y aproveche para dormir en una auténtica cama.

  • Si señor, gracias señor –saludé, retirándome de allí.

Suponía que querrían la unidad para chequear todo el trayecto que habíamos realizada y a qué velocidad lo debíamos de haber realizado. Durante una semana estuvimos haciendo ejercicios para mantener nuestra forma física mientras poco a poco fueron llegando los miembros del barracón que faltaban. Seis meses antes, el barracón veinticinco empezó con cuarenta miembros, tras esta prueba únicamente quedábamos treinta y siete. Tres personas habían muerto en el intento, bien por accidentes, ataques de fieras o cualquier otra causa. Tan solo el barracón catorce salió indemne de la prueba, pero todos los demás, perdieron gente en ella. Tras esto tuve muy claro que lo que dijeron al principio sobre lo difícil y peligroso que sería graduarse aquí, iba completamente en serio del todo.

Después de estos meses, que según lo denominaron los profesores, solo era una suave introducción, todo se volvió infinitamente peor. Nuestro entrenamiento se empezó a parecer muchísimo más al de las fuerzas especiales, a los grupos de comandos del ejército, o a los marines de Asalto de la flota, una formación muy especializada, pero en este caso ya de antes era diez veces más dura, por lo que ahora, fue infinitamente peor. Las clases teóricas se centraron en el control, manejo y uso de todo tipo de armas que uno se pueda imaginar, incluido diferentes tipos de explosivo. En este periodo vino la primera sorpresa desagradable de verdad, por las noches nos vimos obligados a usar un generador de ondas de aprendizaje, o lo que es lo mismo, una maquinita diseñada para poder aprender mientras duermes. Era peligroso, no sería ni la primera, ni la última vez que la puñetera maquina le freía el cerebro a alguien.

Solo un mes después de empezar con estos estudios y la maquinita, hicieron el primer examen que pasamos casi todos, solo fallaron seis personas entre todos los barracones. Las seis murieron al explotarles el artefacto que tenían que desactivar, por lo visto se lo tomaron a broma y cuando se confundieron, les exploto, matándolos en el acto. Por fortuna nadie de mi barracón hizo el imbécil, todos nos pusimos muy serios para desmontar la bomba, pese a no saber que eran de verdad. Sé que alguno protesto cuando se enteró, pero la respuesta que le dieron nos hizo pensar a todos...

  • ¡¡Cómo!! ¿Qué porque eran bombas de verdad? Pues creo que está muy claro, para que entrenen en condiciones reales, si algún imbécil considero que esto era un juego, peor para él. Le aconsejo que proteste menos y este más pendiente, o terminara por morir como esos idiotas que creyeron que estábamos jugando.

Os puedo asegurar que la contestación que dieron se corrió por todos los barracones como un incendio en hierba seca. Nadie estaba dispuesto a renunciar para nada, entre otras cosas porque tampoco teníamos muy claro si era algo que fuesen a permitir, pero desde ese instante, empezamos a tomárnoslo todo de otro modo, se terminaron las confianzas con cualquier cosa que nos mandasen. Durante los tres siguientes meses el generador de ondas hizo estragos en los barracones, en el nuestro, de treinta y siete que éramos, pasamos a veintiocho, nueve personas, cuatro mujeres y cinco hombres murieron como consecuencia del maldito cacharro.

Tras esos meses el generador nos fue retirado, nuestros cerebros habían acumulado una serie de conocimientos de todo tipo, nuestro entrenamiento con armas y combate cuerpo a cuerpo nos había convertido en auténticas máquinas de matar. Dudaba muy seriamente que cualquier Marine de Asalto o Comando del Ejército estuviese a nuestra altura en esos instantes, pese a saber más que de sobra en carne propia como de duros eran en sus instrucciones. Llevábamos allí diez meses y el método era brutal del todo, según nuestros instructores, estábamos condensando un entrenamiento de diez años en apenas dos... Nos quedó claro que éramos las cobayas del gobierno de la Confederación.

Tras esto, pasamos a entrenar en gravedad cero en unas cámaras especiales que había bajo la montaña, por fin se nos abrió la gran puerta del complejo. No teníamos el menor problema con el dominio del movimiento en el espacio, o al menos eso nos pensábamos nosotros hasta el nefasto día en que tuvimos que poner a prueba todo lo que sabíamos. Nos hicieron subir a una lanzadera por barracones, de barracón en barracón. La lanzadera bajaba de nuevo, abría sus puertas, salía el barracón anterior y subía el siguiente. Lo primero que notamos es que siempre subían más de los que luego bajaban, lo que significaba que el número de víctimas entre los barracones aumentaba.

Cuando por fin nos tocó el turno, por los ventanales de la lanzadera pudimos ver en órbita las dos grandes masas de dos corbetas de exploración. Una era la "Hades", y la otra la "Infierno", vimos como nuestra lanzadera se dirigía al hangar de la primera mientras veíamos como la segunda empezaba a moverse saliéndose de orbita, alejándose lentamente del planeta con dirección a la estrella del sistema. Para nuestra sorpresa nuestra prueba iba a ser entrenar con Marines de Asalto en las cercanías del gigante ígneo. Ellos nos aconsejarían como hacer lo que se nos iba a pedir, aunque al final, tendríamos que ser nosotros solos quienes llevásemos la operación a término. La misión era muy simple, usar armaduras blindadas de asalto, y con las dos corbetas en marcha, pasar de una a otra en pleno vuelo usando lo que creyéramos conveniente, semejante cosa nos pareció a todos una auténtica locura ya que al estar cerca de la estrella si alguno se salía de la protección de la masa de la otra corbeta, seria incinerado casi en el acto. Todos lo vimos muy negro, excepto claro, aquellos que procedían anteriormente de los Marines de Asalto, que estaban acostumbrados a este tipo de ejercicios de vacío.

Cuando me tocó el turno, salí de la esclusa para situarme sobre el casco de la nave, antes de salir había memorizado las características de ambas corbetas. Use una especie de ancla de sujeción que lance sobre la otra nave, fijándose sobre su casco, tensando luego el cable que portaba fijándolo a la nave de la que había salido. Pase por el sujetándome bien fuerte, tuve la suerte de estar casi en el final cuando debido a las, aunque mínimas, alteraciones de velocidad este se partió en dos. Por suerte pude trepar por él sin salirme de su sombra, con enorme esfuerzo logré llegar a la superficie de la nave, buscando una escotilla por la que poder entrar.

Una vez dentro fui recogida por Marines de Asalto, me tomaron datos, hora, estado físico, etc, y conducida directamente a la bodega de la corbeta, donde esperaban también los otros miembros de mi barracón que habían terminado y estaban allí esperando a los demás. Nuevamente se produjeron bajas, dos de nosotros no lo conseguimos, también a ellos se les partió el cable con la mala suerte de ir a parar tras los motores de la nave que les incineró en el acto, irónicamente no había sido la estrella la que lo hizo, que era lo que nos preocupó a todos al conocer el ejercicio que tendríamos que hacer. El barracón había bajado a 26 personas.

A estas alturas del entrenamiento, ninguno teníamos ni puñetera idea de a qué demonios se iba a dedicar exactamente el SISI, pero desde luego, por un lado esas siglas ya no nos hacían gracia a ninguno cuando salían a relucir, y por otro, todos teníamos muy claro que todo lo que nos explicaron al principio de que solo se saldría de este entrenamiento de dos modos, había ido muy, pero que muy enserio, siendo miembro del SISI… o muerto. Lo peor es que de momento, ambas opciones parecían estar equiparándose con rapidez en número de estudiantes, y aún nos quedaba mucho tiempo que pasar allí.

CONTINUARA

La Guadaña - 3

Fecha estelar - 5316

Sistema Desconocido

Planeta Desconocido

Emplazamiento Secreto

Centro de Instrucción para miembros del SISI

Durante los tres siguientes meses estuvimos haciendo todo tipo de prácticas en ambas corbetas, manejamos todos los puestos del puente de mando, también recibimos clases prácticas de comando de naves, de ingeniería de motores, de armas, de sistemas, en fin, de todo lo inimaginable, y de nuevo para todo esto, por las noches estábamos sometidos al maldito sistema de aprendizaje subconsciente. Aunque en este caso era una maquina mucho más avanzada y sofisticada que la anterior, era lo que ellos denominaron “de ultimísima generación y de construcción secreta”. La parte buena según nos dijeron al ponernos el infernal trasto, es que nuestros cerebros a estas alturas estaban acostumbrados a trabajar con él, por lo que realmente el riesgo seria mínimo, pero si alguno pensáis que nos fiábamos de lo que nos dijeron es que estáis locos.

Una cosa realmente chocante, algo que ya habíamos también observado desde el planeta es que no se veían las estrellas, desde el suelo el cielo aparecía completamente oscuro del todo, desde el espacio era aún peor, salvo la estrella y planetas del sistema estelar, no tenías referencias de ningún tipo. Con los conocimientos de que en esos momento disponíamos, sospechaba que este sistema debía de estar oculto dentro de alguna nébula, de alguna masa de algún tipo de color oscuro, pero ni por asomo sabría decir cual, y en la confederación había al menos cuatro de esas cosas, más otras tres en sus fronteras, dentro de los territorios de otros, y uno más limítrofe con la zona inexplorada de la galaxia, podría estar en cualquiera de ellos.

Practicamos también el asalto nave a nave hasta la extenuación, viéndonos obligados a igualar la pericia y eficacia de los Marines de Asalto destinados en esas dos corbetas. Puede parecer simple cuando ellos lo hacen, pero os garantizo que después de tener que imitarles, mi respeto por esos soldados aumento miles de enteros. El llevar Armadura de combate con una mochila a la espalda y saltar de una nave a otra, sin más cable que el que anclabas a la otra nave con un lanzador portátil parecido a una pistola, sin guías de ningún tipo sobre el momento del salto, solo calculando la forma de hacerlo sin quedarte corto, pasarte de largo o que se rompiese el delgado cable de ferrocreto que te unía a la otra nave…, lo que automáticamente supondría quedar perdido en el espacio y morir…, de verdad, creedme que fue algo que nos infundió a todos muchísimo respeto por lo que esos hombres eran capaces de hacer.

No fantasmeare con lo que hacíamos, nosotros es cierto que al final del entrenamiento también alcanzábamos la otra corbeta, eso sí, pegándonos unas leches impresionantes contra su casco, mientras que los Marines de Asalto parecían aterrizar sobre ella suavemente… Al finalizar nuestra durísima instrucción espacial, cualquiera de nosotros estábamos perfectamente capacitados para desempeñarnos en cualquier puesto intermedio, aun siendo medio especializado, en una Nave de Guerra, incluyendo el de Marine de la Flota.

Os garantizo que cuando regresásemos a nuestro barracón en el planeta, todos nosotros caímos redondos en nuestras camas, tal era el agotamiento que llevábamos encima. Solo dos horas después de estar durmiendo, fuimos levantados bruscamente, metidos en lanzaderas y nuevamente lanzados sobre diversas partes del planeta igual que la vez anterior, solo que en esta ocasión, teníamos tiempo límite de regreso, en mi caso concreto once días para un total de doscientos kilómetros. Puede parecer simple y sencillo de cumplir, pero eran doscientos kilómetros de espesa jungla plagada de depredadores a los que no les gustaría más que darse un festín conmigo, cruzar al menos dos ríos muy caudalosos y con abundantes rápidos, pero lo peor de todo, era que todos estos kilómetros tenía que hacerles en terreno montañoso. Lo logré por tablas, entre en la base tres horas antes de que se cumpliese el plazo, y por lo que vi, todo nuestro barracón consiguió pasar la prueba, aunque luego supimos que una docena más de alumnos no lo habían conseguido.

Tras esta nueva prueba física extrema, todos pasamos a estudiar combate aéreo, en la base aterrizaron doce cazas estelares, además según su aspecto eran completamente nuevos y de última generación, todos ellos de la clase *Escorpión. Durante las dos siguientes semanas todos estuvimos aprendiendo las nociones básicas, evidentemente algunos iban más que sobrados ya que en realidad eran pilotos de combate, aunque lo cierto es que a estos, los instructores los usaron como monitores para los demás alumnos, pero siempre, alumnos de diferente barracón al suyo.

Durante los aproximadamente tres meses siguientes, estuvimos haciendo todo lo que os podáis imaginar con esos cazas y la maquinita infernal en la cabeza para dormir, por supuesto… Supongo que pese a todo, en un combate real no duraríamos mucho, especialmente contra un piloto veterano, pero sí que adquirimos unos conocimientos con los que podríamos integrarnos como uno más en cualquier escuadrón, manejando esas máquinas con relativa eficiencia. El siguiente mes fue dedicado por completo y en exclusiva a prácticas de combate con ellos, tanto ataques entre nosotros, ataques terrestres e incluso ataques contra las dos Corbetas, que según parecía, estaban de forma permanente en órbita sobre nosotros. Con la Confederación Imperial en Guerra y por lo que parecía por las noticias que nos llegaban, no yéndole muy bien, la permanencia allí de esas dos naves de clase Exploradora, con lo necesarias que eran para la Flota ya que eran sus ojos, nos daba una idea de la importancia del proyecto al que pertenecíamos.

Tras estas pruebas, de nuevo nos volvieron a soltar sobre el planeta, esta vez con equipo más que suficiente para sobrevivir con comodidad, lo que de inicio nos hizo alegrarnos al verlo como un paseo. Sin embargo, cuando nos pusieron como objetivo no abandonar nada de equipo a nuestras espaldas y procurar dejar el menor rastro posible… fue un auténtico palo, todos nos miramos unos a otros aturdidos, nos pedían algo casi imposible. Fuimos descargados en nuestras respectivas zonas por unas lanzaderas que enseguida se elevaron con rumbo a la base.

Para mi propia sorpresa, descubrí que una vez que me senté tranquila a pensar, a reorganizarme todo el equipo y a aplicar los conocimientos que poco a poco nos habían ido machacando en este año y pico de entrenamiento, era sumamente fácil lo que querían que hiciésemos. Sería algo fatigoso, llevaría trabajo, pero no era difícil para nada, más aún, cuando en este caso no nos habían puesto limitaciones de tiempo para regresar, aunque siempre dentro de una lógica, evidentemente. Fue sobre un mes lo que tardamos de media en regresar a la base.

Una vez que todos estuvimos de regreso y pasaron a la siguiente fase de enseñanzas, empezábamos a tener claro de que iba todo esto, que sinceramente, hasta el momento no entendíamos demasiado. Además del entrenamiento físico, que desde el principio habíamos tenido, en esta ocasión volvimos también una vez más a la máquina de enseñanza subconsciente y a ser entrenados como oficiales del ejército. Además, para sorpresa nuestra, nos metieron también varias clases sobre tecnología de espionaje, de contraespionaje, de investigación, criminología, sicología, y un buen etc que ya nos anunciaron que tendríamos al terminar esta fase.

Tuvimos claro que estábamos siendo entrenados para poder ser infiltrados y desempeñar un cargo o puesto en cualquier rama del ejército de la confederación, Flota, Tierra, Caza e incluso llegado el caso, como adjuntos a estado mayor, pero también podernos desempeñar como investigadores de inteligencia o contrainteligencia, lo que fuese. Todo apuntaba a que el SISI sería un servicio de investigación y control sobre las fuerzas de defensa de la Confederación Imperial Galáctica. En una de las clases, le preguntamos si sería así al profesor que más probable nos parecía que nos pudiese contestar y aclarárnoslo un poco, aunque nos sorprendió a todos al contestarnos directamente, que eso que decíamos, solo sería la punta del iceberg de los desempeños del SISI, que el cuerpo, sería algo más que eso.

Tan solo un mes después todos nosotros recibimos despachos como capitanes de todos y cada uno de los distintos cuerpos del ejército de la Confederación Imperial, Flota, Tierra y Caza, evidentemente, algunos de los alumnos que tenía una mayor graduación en alguno de los cuerpos, la mantenían,  recibiendo únicamente despachos de grado de los demás. No terminábamos de entender el motivo de esto, preguntamos y por toda respuesta nos indicaron que ya lo entenderíamos a su debido tiempo. Tras esto fuimos conducidos a otro punto diferente del planeta, para según dijeron, pasar a la segunda parte de nuestro entrenamiento.

Nada más llegar, nos dimos cuenta que seguíamos organizados del mismo modo que en el primer campamento, solo que en esta ocasión, nuestros estudios nos llevaban de modo especifico al ámbito de investigación, ciencias forenses, etc, en lo que ellos denominaban cursos de reversa, o lo que es lo mismo, aprender a burlar todo lo que anteriormente nos habían enseñado, ser capaces de matar a alguien de más de mil formas distintas, independientemente de la especie que se sea, burlar las pruebas forenses, burlar todos los sistemas de seguridad conocidos, crear bombas, etc... Nuevamente, a nuestras preguntas, la respuesta fue la de siempre, “ya lo entenderéis, no preocuparos por lo que pueda parecer”.

Otra novedad, fue nuestro total acceso a las redes de noticias, y de lo primero que nos enteramos es de que la guerra no solo no iba bien para nada, sino que iba aún muchísimo peor de lo que pensábamos, ahora estábamos en guerra contra dos nuevos enemigos, si bien las últimas batallas no habían terminado con derrotas para nuestra flota, unos ochenta acorazados habían sido destruidos, junto con aproximadamente doscientos Cruceros de Batalla, ambas naves principales eran la espina dorsal de cualquier flota que quisiese tener una oportunidad de victoria… y nosotros por lo que parecía, estábamos perdiéndolas a marchas forzadas.

En la flota, la gente de determinados planetas solían ser puestos juntos para evitar problemas, como el caso de las Valkirr, en las listas de perdidas, se encontraban cinco Acorazados y Veinte Cruceros de Batalla compuestos de gente de mi pueblo, habían muerto muchas de las mejores guerreras Valkirr en esas naves, la noticia desde luego no me dejo nada alegre. Supuso un fuerte bajón en nuestra moral, la cosa estaba muy complicada para la Confederación, y empezamos a sentir que estando allí perdíamos el tiempo, cuando quizá estaríamos mejor en nuestros antiguos puestos… Sin embargo el recrudecimiento de nuestra instrucción nos sacó de esa especie de derrotismo en que nos sumergimos, pasamos de una instrucción física durísima, a despiadada, pero por increíble que parezca, esto hizo que nuestro ánimo fuese creciendo exponencialmente a la crudeza de nuestro entrenamiento y estudios, fue una situación muy extraña, la verdad.

Al mes de estar entrenando de forma realmente cruel, nos organizaron por barracones para una prueba de campo en terreno urbano con la única orden de regresar todos los posibles con vida, nos permitieron definirnos nosotros mismos como equipo, organizándonos por nuestra cuenta y repartiéndonos las funciones. Fuimos transportados a las dos corbetas, pero para complicarnos más la situación, fuimos divididos en dos grupos por barracón, transfiriendo cada uno a una de las naves. Cada tres días uno de los barracones era embarcado en lanzaderas y transportados al planeta, durante este tiempo, permitían que nos comunicáramos entre nosotros por medios rudimentarios de nave a nave. Debíamos codificar lo que quisiésemos decir de forma manual, luego se comprimía y emitía a la otra nave, donde el otro equipo, también de forma manual, tenía que decodificar el comunicado… os aseguro que era totalmente desesperante.

Cuando nos tocó el turno, nos dejaron sobre las ruinas de una ciudad antigua, ni idea de que civilización pudo construir aquello, pero los veintiséis integrantes del 25º barracón fuimos dejados en cinco equipos en lugares diferentes de la ciudad, como único medio de comunicación, un equipo de alta compresión, que emitía un pulso codificado de una décima de segundo para transmitir un mensaje relativamente corto, lo que nos limitaba mucho para coordinarnos.

A las dos horas vimos cual era el problema que nos habían planteado, en la ciudad se encontraban robots de combate SKII. Los SKII son unidades armadas con armas de energía y un potente escudo deflector unidireccional, es decir, que podía enfocar en una única dirección cubriendo levemente los flancos, dejando normalmente la espalda al descubierto. El problema era que estos bichos eran unas malas bestias, más de dos mil disparos laser por minuto con sus cañones multitubo rotatorios que tenía por brazos, el mismo movimiento de giro hacia que se autorefrigeraran. Otra característica es que podían poner minas si lo consideraban necesario, cada uno de ellos portaba en su equipo un total de cinco minas multidetonación, o lo que es lo mismo, cada mina podía disponerse para que detonase de media docena de modos diferentes, pisándolas, sensor de movimiento, sensores de calor, infrarrojos, etc…

A la ciudad la rodeaba un enorme desierto, calculábamos dos días de viaje por él en su lado más cercano a la jungla, la única forma de no morir ante los SKII era deshacernos de ellos en la ciudad, en el desierto seriamos presas fácil para ellos. Ninguna de nuestras armas podía hacerles frente, únicamente disparándolos por la espalda podríamos librarnos de ellos, pero dado que por lo que vimos, siempre iban en pareja, sorprenderlos nos sería imposible, no podríamos rodearlos lo suficientemente rápido sin que nos detectaran.

Nuestra única opción de salir vivos de allí, puesto que ninguno de nosotros dudaba de que sus armas eran más que reales, era que lográsemos coordinarnos y tumbarlos entre los distintos grupos, para ello debíamos de encontrar el modo de comunicarnos con los equipos que nos habían proporcionado. Tardamos una semana, pero logramos limpiar la ciudad de Robots SKII, en total habían dispuesto un total de cinco equipos con instrucciones de darnos caza, algo que aprovechamos para poder destruirlos, fuimos el único barracón que no sufrió bajas durante la misión. El más perjudicado fue el quinto barracón, sufrieron una emboscada donde al tener que retirarse para salvarse cayeron doce de sus treinta miembros, debido precisamente a las minas de los SKII.

Cuando conseguimos abandonar la ciudad y regresamos al campamento, todo el mundo estaba con un humor raro tras enterarnos de las bajas sufridas por cada uno de los demás barracones, no terminábamos de entender el motivo de un entrenamiento así de despiadado, básicamente desde que empezamos, estábamos siendo eliminados de forma sistemática prueba tras prueba, no dudéis de que por nuestra mente pasaba la sospecha de que todos íbamos a terminar muertos al final, y que todo esto no era más que una especie de experimento de algún tipo del que no saldríamos.

Durante otros dos meses seguimos recibiendo más entrenamiento dirigido a la investigación avanzada, aprendiendo a manejar todo tipo de equipo computarizado de muy diverso calado, también a aprendimos a manejar y analizar información de inteligencia de primer orden, así como algo que ellos denominaron, evaluación de riesgos y recompensas, que no sabíamos muy bien cómo calificar, pero que todos tuvimos que pasar con notas muy altas por exigencia de los profesores… aunque para ello tuviésemos que pasar por la máquina infernal en grandes dosis, pese a lo que dijeron de a estas alturas ser un riesgo casi nulo, nosotros pensábamos que lo hacíamos para que nos friese el cerebro a más de la mitad de los que quedábamos.

De nuevo, tras finalizar el nuevo aprendizaje, otra vez fuimos informados de que actuaríamos por equipos en una nueva misión, esta vez, consistía en que nos dejarían como de costumbre en un punto del planeta desde donde deberíamos de volver a la base, sin embargo, en esta ocasión, nos advirtieron de que tendríamos tras de nosotros varios equipos de caza pertenecientes a las fuerzas especiales de la flota, concretamente a cargo de los marines de asalto de las dos corbetas, que estarían en órbita apoyándoles con todos los medios que pudiesen incluyendo llegado el caso el bombardeo orbital. Ninguno de nosotros dudamos de que si nos cazaban, estaríamos muertos, aunque para nuestra sorpresa, nuestro instructor principal nos dijo que era como un examen final, y que aquí, todo valía, nuestro único objetivo era cumplir nuestras órdenes como fuese necesario, sin restricciones de ningún tipo en los métodos o los medios a emplear.

Una desagradable sorpresa llego al a hora de los grupos, según nuestro instructor principal, seriamos divididos en grupos de cinco miembros. Cuando dijo eso no pude por menos que hablar para hacerle notar el error que estaban cometiendo…

  • Perdón señor, pero somos veintiséis, al menos uno de los grupos tendrá que tener seis miembros.

  • No necesariamente, dado que usted parece ser la primera que se ha dado cuenta del detalle, o que ha tenido las agallas de hacerlo notar, usted será el sexto equipo en solitario de este barracón. Ya tienen sus órdenes e instrucciones, ahora póngase en marcha…

  • Pero señor… -me interrumpió con un gesto.

  • Cumpla sus órdenes, no me interesa lo que tenga que decirme, acuda a la armería principal para recoger el equipo que tenga que llevar –después de eso salió del barracón, dejándome abrumada.

No podía creérmelo, me acababan de cargar en solitario una misión creada para un grupo de cinco personas, consideraba que mis posibilidades reales de superar la prueba esta vez eran realmente escasas, no obstante me puse en marcha de acuerdo a mis instrucciones. Cuando me dirigí a recoger mi equipo, me encontré con la sorpresa de que estaba allí dentro a solas por primera vez y disponía del mismo equipo que si hubiésemos sido cinco, además estaba en la armería principal, con todo lo que necesitase o quisiese coger al alcance de la mano sin nadie que me viese hacerlo o me pudiese decir que no. Esta vez no indagué o pregunté nada, me limité a reacondicionar todo lo que iba a llevar conmigo, reorganizando y modificando el equipo, descartando cosas e incorporando otras para las que no teníamos permiso, o que al menos no nos habían ofrecido, aunque tampoco denegado su uso, cosa de la que decidí aprovecharme.

Cuando entre en la lanzadera me encontré con que nuestro instructor iba también en ella, no dijo nada, pero vi como miraba fijamente mi equipo, sin duda controlando todo lo que llevaba, supe enseguida que se daría cuenta no solo de que no había cogido lo que se me había asignado, sino que llevaba cosas que en teoría no debería de llevar conmigo, como por ejemplo armamento mucho más contundente del que debería, en lugar de un rifle de pulsos, llevaba un fusil laser de alta precisión con capacidad de disparo para munición solida por repulsión energética. Para mi sorpresa, se limitó a sonreírme, cuando me toco saltar sobre mi zona, se acercó a mí ayudándome a prepararme para el salto y en voz baja me dijo…

  • Bien hecho Selena, reorganizaste tu equipo, primera parte de tu prueba superada con nota… y ahora… usa tu entrenamiento, todo lo que te hemos enseñado, piensa antes de actuar y no tendrás problemas.

Salte de la lanzadera completamente sorprendida, analizando lo que acababa de decirme nuestro instructor. Me di cuenta de un detalle que hasta ese momento se me había pasado por alto, recordé que nos dieron permiso para “hacer lo que fuese necesario”, lo que técnicamente, suponía carta blanca para lo que decidiésemos hacer, incluido elegir en la armería principal el equipo que quisiésemos, y no el que habitualmente nos daban. Tuve que admitir para mí que de no haber estado sola, posiblemente me hubiese limitado a recoger el equipo habitual, sin darme cuenta de que tenía carta blanca para equiparme… Sinceramente esta prueba empezaba a olerme muy, pero que muy mal.

Dos días después de estar en marcha hacia el campamento casi vuelo en pedazos por culpa de una mina rastreadora de calor, me libre por suerte y porque no decirlo, gracias al inhumano entrenamiento a que me habían sometido. La mina me localizó, pero me logré dar cuenta antes de que entrase en su radio de acción y pudiese activarse, de modo que lentamente retrocedí por donde había venido, disponiéndome a dar un rodeo, para ir a encontrarme con nuevas minas. Solo diez minutos después de intentar rodear la zona, me empezó a parecer un perímetro defensivo por su distribución, por lo que decidí intentar ver qué era lo que protegían.

Cuando logre llegar a la primera mina y desarmarla me lleve una sorpresa muy desagradable, pese a parecer una de las nuestras, en realidad era una mina Shilrrurs, y lo que fue aún peor, las tres siguientes que desarmé también tenían la misma procedencia, aparentemente, el Imperio Shilrrurs, aunque no me podía explicar qué demonios estaban haciendo allí puestas. No dude ni un solo instante, me interne en el perímetro, yendo a toparme con una auténtica pesadilla, lo que parecía una base de algún tipo de los Shilrrurs, vi de refilón, o me pareció ver para ser más exacto, como uno de esos bichos se internaba en una especie de cueva natural… Me acerque allí para verificar que no hubiese sido un efecto óptico quizá influenciado por mis descubrimientos de las minas, encontrándome en el interior de la cueva con una puerta disimulada en la roca, me llevó más de una hora de tensa búsqueda dar con ella. No sabía que podía ser aquello, que podían estar haciendo allí, pero sin duda, lo que había visto era real, aquel ser era un Shilrrurs.

Medite mis opciones, llevaba una buena cantidad de células de energía para mi arma, si provocaba a detonación de varias de ellas podría derrumbar la cueva, sellando la entrada, pero no sabía si sería la única, y de no ser así, solo me serviría para delatar mi presencia y que me diesen caza. En otras circunstancias hubiese dicho que de ser así no tendría ninguna posibilidad contra ellos, sin embargo, en esos momentos y gracias a mi entrenamiento, no dudaba de que pudiera defenderme con muchas posibilidades de no ser yo quien muriese. Pero si me equivocaba y me pasaba algo, la base continuaría oculta en el planeta, sin que nadie supiese de su existencia.

Me puse en marcha con rumbo al campamento, extremando las precauciones, ya que si los Marines de Asalto me encontraban, podrían matarme sin darme tiempo a dar mi informe sobre la base con que me había topado, lo que no dejé de considerar irónico. Iba dándole vueltas al posible cometido de esa base, dada la situación de ese planeta dentro de una nebulosa, en un sistema limpio, es que quizá fuese para aprovisionar naves torpederas Shilrrurs dentro de nuestro territorio, si es que estábamos en él, algo que sospechaba dado que los Shilrrurs estaba claro que querían pasar desapercibidos.

Las torpederas son pequeñas naves de guerra armadas con torpedos cuánticos o de plasma, por artillería solo disponían de un pequeño cañón. Por sus tubos podía lanzar torpedos en rápida sucesión, una nave podía recibir más de veinte antes de saber que una torpedera estaba presente cerca suyo. Su casco está diseñado para presentar bajos perfiles a los sistemas de detección y para desviar la luz, lo que las convertía en casi invisibles antes de sus ataques. No obstante tanto las corbetas de exploración y las Fragatas o Destructores de escolta, podían rastrearlas con cierto éxito dentro de unos rangos relativamente cercanos a ellos. Eran naves de estructura muy débil, no aguantaban muchos daños, incluso un carguero bien artillado podría deshacerse cómodamente de una torpedera, si es que la localizaba antes de que fuese destruido claro.

Si mis sospechas eran ciertas, esa base en caso de guerra contra ellos seria mortal para la Confederación, las torpederas Shilrrurs no necesitarían regresar a su territorio atravesando nuestras, para ellas muy peligrosas, redes censoras cuando necesitasen reponer torpedos, en este sistema podrían reabastecerse sin problemas y temor, justo dentro de nuestro territorio, a salvo de que fuesen detectadas y destruidas con cada cruce de la frontera. Apreté los dientes recordando que la guerra que ahora mismo teníamos entre manos no nos iba nada bien, si los Shilrrurs se incorporaban a ella estaríamos perdidos según el estado de nuestra flota de acuerdo a las noticias de naves pérdidas que nos habían proporcionado, y esa base podría darles la victoria. Fuese como fuese, debía de regresar al campamento para dar la información de la presencia de Shilrrurs en el planeta.

Logre llegar, aunque emplee el doble del tiempo necesario para ello con el fin de que los Marines de Asalto no pudiesen localizarme. Vi varias lanzaderas rastreando la jungla intentando dar con los diversos grupos, incluso escuche en la lejanía explosiones durante varios días, supuse que serían las lanzaderas disparando contra algún equipo. Nada más llegar me presente ante el director del campamento de instrucción, según termine de darle mi informe convoco a los instructores principales de todos los barracones, entre todos me cosieron a preguntas, pidiéndome detalles de todo tipo, solicitándome datos y más datos. Respondí lo mejor que pude sobre lo poco que sabía, después me despidieron ordenándome no hablar con nadie de todo esto, felicitándome por mi actuación y mandándome de nuevo de regreso al barracón.

Una semana después de esto, el director tuvo una reunión con cada uno de los barracones para hacernos entrega de nuestras credenciales como agentes del SISI. Según nos dijo, desde ese mismo momento todos nosotros éramos agentes de pleno derecho y pasaríamos al último tramo de nuestra instrucción. Evidentemente le llovieron todo tipo de preguntas, que el ignoró casi por completo, dándonos únicamente una serie de instrucciones básicas sobre nuestras funciones cuando alguna pregunta cayó dentro de ese ámbito… respuestas que nos dejaron de piedra.

  • Perdón señor, ¿bajo qué jurisdicción estaremos en el SISI? ¿Ante qué departamento responderemos? –pregunté, ya que hasta el momento no nos habían indicado a que departamento perteneceríamos.

  • El SISI depende directamente del trono, el director del servicio únicamente responderá de los actos de la organización ante El Emperador.

  • Pero la ley… -el director le corto alzando la mano.

  • La ley es muy clara, el epígrafe final de nuestra constitución es muy específico… “Solo el Emperador está por encima de estas leyes generales, siendo su autoridad total sobre todas ellas”. Lo que traducido quiere decir que él es en realidad la Ley en la Confederación. El SISI solo responde ante él y ante su propio código, por lo que todos ustedes están por encima de la ley. Ustedes, bajo órdenes estrictas y específicas de sus mandos, serán jueces, jurados y sobre todo, verdugos en casos “extremos”, para eso es para lo que se les ha preparado. Pero les aconsejo que procuren no fallar nunca actuando de modo indebido por sacar un beneficio propio… el infierno será como un balneario para lo que les esperaría.

No creo que nadie se hiciese una idea de la cara que se nos quedó a todos nosotros cuando nos dimos cuenta de las implicaciones del trabajo que haríamos y del poder del que dispondríamos para poder realizarlo… junto con el castigo que recibiríamos si violábamos nuestro código. Discretamente me acerque al director, con el fin de preguntarle por mi descubrimiento, de nuevo me lleve una sorpresa…

  • Perdón señor, sobre lo que le informe… -deje colgando la idea.

  • Todo era falso –dijo sonriendo al ver la cara de sorpresa que ponía-, esa era su prueba, encontrar una base oculta y decidir qué hacer. Eligió lo correcto al estar sola, hacer llegar la información como primer objetivo sin correr riesgos innecesarios. De todos modos, usted, al igual que sus compañeros, tienen prohibido hablar de esto, no deben de comentar su prueba final con nadie, nunca, jamás...

  • Si señor, perdón por preguntar.

  • No se preocupe por ello, no es nada negativo que lo haya hecho, es al contrario, algo positivo para usted –sonrió.

Al día siguiente cuando embarcábamos en las lanzaderas nuestro instructor nos entregó a todos nosotros nuestras órdenes. Según las instrucciones no debíamos de abrirlas hasta haber desembarcado de las corbetas, una vez hecho esto, deberíamos iniciar nuestra primera misión como agentes del SISI sin dilación. Lo cierto es que todo esto me pareció un poco brusco, pero me dispuse a cumplir mis órdenes para mi primera misión. Nada más abrirlas me quede con la boca abierta, era algo que no me hubiese esperado nunca… mis órdenes se limitaban a una única línea…

“Preséntese de inmediato ante el Emperador, Palacio Imperial, sistema estelar Cero”

CONTINUARA

*Cazas estelares de Clase Escorpión . Se trata del último caza interceptor estelar creado para la Flota, son lo más avanzado, más veloces y maniobrables que cualquier otro en la Galaxia. Armados con ocho cañones laser de fuego múltiple, seis misiles cazadores guiados por el ordenador, escudos independientes y medidas antimisil. Su punto débil es su tamaño, mayor que cualquier otro Interceptor.

La Guadaña - 4

Fecha estelar – 5317

1º Cuadrante Militar del Imperio

Crucero de Batalla “Vengador”

Rumbo al Sistema CIG 0000

Destino: Palacio Imperial

Aún estaba alucinando, y eso que ya llevaba dos días completos a bordo del Crucero de Batalla “Vengador”, en ruta directa hacia el sistema estelar Cero, sistema capital de la Confederación Imperial Galáctica. Había sido el último de los nuevos agentes del SISI que la corbeta “Hades” trasladó, me dejo la última, directamente en la Gran Base de la Flota de Sharthart, en el 1º Cuadrante Militar del Imperio.

Nada más desembarcar de la Hades, me hice a un lado y abrí mis órdenes en mi terminal portátil de alta seguridad, mis instrucciones eran muy simples, una única frase, lapidaria y muy directa:

“Preséntese de inmediato ante el Emperador, Palacio Imperial, Sistema Estelar Cero” .

Podréis imaginaros la cara que se me quedó, era una orden de las de cumplimiento inmediato y por la cuenta que te traía. Nadie que estuviese en su sano juicio haría esperar al Emperador, y eso supondría exactamente el demorar mi viaje en lo más mínimo, de modo que me dirigí de inmediato y directamente, a la comandancia militar de la Base.

Al llegar hablé con la sección de personal, concretamente con el departamento de transportes militares, interesándome por el primer medio que saliese para el sistema Cero, lo que fuese, tanto de carga como de pasajeros. Un problema añadido para ir allí, es que ahora mismo como la guerra ese es un sistema cerrado, para acudir a la Capital Imperial se necesitaban una serie de permisos que yo no tenía en esos instantes, quien me atendió me solicitó mi documentación para la tramitación de los permisos, le extendí de inmediato mi acreditación como agente del SISI, única cosa que me identificase que en esos instantes llevaba encima, puesto que todo los demás documentos nos fueron retirados nada más ingresar en el campamento, y  por lo menos en mi caso, nadie se había tomado la molestia de volver a dármelos.

Lo que ocurrió a continuación me resulto surrealista del todo, el suboficial al que se la entregué, miró la acreditación de arriba abajo, por delante y por detrás con curiosidad lo que no me extraño en lo más mínimo, puesto que éramos los primeros agentes del SISI, obviamente nadie había visto antes ninguna. Introdujo la acreditación en su terminal, vi cómo se disponía a iniciar los trámites cuando sus manos quedaron detenidas sobre el teclado, su cara se puso pálida como la de un muerto, se levantó de un salto, murmuro un discúlpeme con voz temblorosa y salió a la carrera en dirección al interior del departamento. Estaba absolutamente perpleja, más aún me quedé cuando le vi regresar acompañado de un Coronel que también parecía estar un poco pálido. El coronel miro un instante el terminal donde estaba mi acreditación, ahí ya se puso pálido del todo, extendió la mano, la retiro de la ranura y con el pulso tembloroso me la extendió, murmurando…

-      Perdone por los inconvenientes, enseguida pondremos una nave a su disposición…

Tan solo un par de horas después de esto, embarcaba en una lanzadera que me llevo directamente al Crucero de Batalla en el que ahora me encontraba. Por lo que había averiguado, el Crucero de Batalla “Vengador” se encontraba en tránsito rumbo al 4º Cuadrante cuando le habían cambiado sus órdenes repentinamente, le habían hecho detenerse para recibirme y trasladarme a máxima velocidad al sistema estelar Cero, concretamente a la Gran Base Estelar Cero desde donde me trasladaría a la Capital.

Creo que entenderéis mi perplejidad, había acudido para que me facilitasen un pasaje en alguna de las naves de enlace con la base estelar Cero, para luego desde allí solicitar autorización de traslado a la capital, y sin embargo, habían desviado de su servicio todo un Crucero de Batalla con el único objeto de trasladarme a mí, a mi destino. Para mayor sorpresa por mi parte, me despidió el propio Almirante al mando de la base estelar donde me encontraba, disculpándose personalmente por no haber podido poner nada más rápido a mi servicio con tan poco tiempo de margen de maniobra. Evidentemente le disculpe en cuanto fui capaz de articular palabra. A todo esto para que entendáis mi estado, podéis añadir que con lo mal que nos iba en la guerra y el creciente número de perdidas, toda nave capital debería de estar solicitadísima, y habían sacado una del circuito para que me llevase a mi…

El “Vengador” me dejo en una dársena de la Base Estelar Cero, también muy sorprendente me resulto encontrarme allí con una escolta de la propia Guardia Imperial que me traslado de forma inmediata a una lanzadera que partió de inmediato hacia la capital, aterrizando tras el vuelo directamente en el Astropuerto del propio Palacio Imperial. Tras pasar el control de seguridad donde tuve que dejar todas mis armas, lo que me pareció una especie de chambelán, secretario o algo así, me condujo directamente a un dormitorio para que según él, descansase y me asease para mi cita tan solo cuatro horas después. Cuando salió por la puerta, me quede en la habitación con cara de tonta, sin saber que hacer o que me esperaba, el porqué de esta repentina convocatoria, estaba bastante preocupada, la verdad, y creo que entenderéis el porqué.

Unas cuatro horas después recibí la comunicación de que en diez minutos irían a buscarme para mi “entrevista”, algo que me pareció debió de ser cronometrado, ya que hubiese podido jurar que justo diez minutos exactos después, tenía en mi puerta al chambelán con una escolta de ocho miembros de la Guardia Imperial. Solo unos pocos minutos después nos deteníamos ante una puerta, volviéndose hacia mí, el chambelán me dijo…

-      Cuando entre, siéntese en cualquiera de los sitios que hay libres sin preguntar nada, le están esperando, ¿desea beber algo especial?

-      ¡Eh!, no, no, nada –respondí un poco aturdida sin terminar de entender a que venía eso.

-      Bien –abrió la puerta y me empujó suavemente para que entrase-, adelante, y recuerde, siéntese en cuanto entre, no espere a que le digan nada –me susurró.

Entre como atontada por completo, empujada por el chambelán. Si al principio me extraño todo lo que hizo el chambelán, empezando por sus instrucciones y su forma de proceder, cuando entré y pude después razonar, entendí el motivo de hacerlo de ese modo. Nada más traspasar el umbral de la puerta, recorrí tres pasos y se abrió una segunda puerta de modo automático, entrando en algo… que no me hubiese podido imaginar ni en mis sueños más extraños y que me hizo quedarme parada unos segundos mirándolo todo con la boca abierta.

Entre en una sala no muy grande, sus paredes rodeadas de estanterías de madera, de fina madera tallada, y en ellas algo que fue lo que me dejó con la boca abierta, ¡¡¡libros!!!!, juraría que cientos de libros de papel, el único espacio que se apreciaba no cubierto por ellos era una especie de chimenea, evidentemente falsa, pero cuyas llamas holográficas daba una gran sensación de calidez a la sala, como una autómata me dirigí a sentarme en un sofá. Si eso dije, ¡¡¡un sofá!!!, uno de esos antiguos de los de verdad, hecho con madera de verdad, no uno de los modernos que los simulan.

Frente a mí, al otro lado de una mesa redonda, con una especie de manta sobre ella y cuya parte baja se encontraba sobre sus piernas, se encontraban dos hombres a los que reconocí de inmediato, su alteza, y el propio Emperador en persona. Rápidamente, mas aturdida aún, hice lo que ellos, coger el extremo de la manta y ponérmela por encima de las piernas, quedando estas cubiertas bajo la mesa, rápidamente una gran calidez pareció apoderarse de ellas. Discretamente y con todo el disimulo que pude, que creo que no fue mucho la verdad, mire lo que había bajo la mesa, encontrando me con una estructura circular en su centro, parecía algún tipo de calefacción, creo que era algo que en algunos planetas denominan, brasero o algo así, por lo que sabía daba calor con ascuas ardientes de madera, aunque obviamente allí lo que habría sería un sistema más eficiente para dar calor.

Su alteza se encontraba con un terminal portátil sobre su regazo, manipulándolo aparentemente concentrado en él, por otro lado, el Emperador permanecía con la cabeza recostada sobre su sofá, con los ojos cerrados y respirando de modo acompasado, como dormitando más que durmiendo. En cuanto salí de mi asombro me di cuenta en el acto de varios detalles que al principio se me habían pasado por alto, en primer lugar el Emperador estaba observándome, con los ojos entrecerrados, y su alteza por su parte, era muy consciente en todo momento de mi presencia allí por muy abstraído que pareciese, es más, en su caso me pareció más un depredador a punto de saltar sobre mí que alguien concentrado en un terminal de datos. Por fin el Emperador pareció reaccionar, abrió los ojos, enderezo la cabeza y se me quedó mirando fijamente.

-      Buenas tardes Capitana –saludo con voz grave el Emperador.

-      A sus órdenes Majestad –dije rápida haciendo intención de levantarme para ponerme firme.

-      Relájese y siga tranquilamente sentada, por favor –habló repentinamente su Alteza, haciendo que me quedase congelada en el gesto, justo a medio camino de levantarme.

-      Ahora mismo le traen algo de beber –continuo el Emperador-, ¡ah!, aquí esta… -en ese momento entró el Chambelán.

El Chambelán entró con varias bebidas de tipo infusión, tanto para mí como para ellos dos, concretamente la mía era Café, esa antigua bebida procedente de nuestra cuna, la Tierra, y para mi sorpresa, observe que también ellos tomaban la misma. Fue entonces cuando mirando lo que me rodeaba logre dar un nombre a esa extraña sala, Biblioteca, parecía salida de una de esas imágenes antiguas de un par de siglos o tres de antes del gran Holocausto que destruyó el planeta, o por lo menos casi toda traza de vida sobre él.

-      Es tal y como decías, creo que ira perfecta, tienes mi aprobación para ello… -el emperador dirigió a su Alteza una sonrisa irónica- aunque yo seré quien delimite sus funciones… si es que lo consigue, claro.

-      Ya, supongo que no podré… –respondió su Alteza

-      ¡¡¡No, no podrás!!! –respondió tajante el Emperador.

-      Lo suponía… -suspiró su Alteza poniendo gesto de resignación.

No entendía nada de nada, pero estaba claro que hablaban sobre mí, eso hasta un memo lo hubiese entendido, no creo que os cueste imaginar lo nerviosa que me encontraba, allí sentada, frente a los hombres más poderosos de la Confederación Imperial, a solas y ambos hablando de mí. Puede que os sorprenda, pero yo, alguien entrenada de forma sádica para ser poco menos que una asesina, era realmente quien se sentía en peligro allí, ante esos dos hombres, y toda esa sensación procedía de su Alteza, por algún motivo todos mis sentidos parecían ponerse alerta ante él, algo que no podía explicar me decía que era un hombre peligroso, pero por él mismo y no solo por su poder. Sorprendida vi como el emperador tomaba un par de sorbos de su bebida, y se volvía a recostar cerrando los ojos, desentendiéndose aparentemente de nosotros dos.

-      Tenga –dijo su alteza tendiéndome su propio terminal de datos.

-      Si señor –me incorpore y lo cogí de sus manos, poniéndolo ante mí para mirarlo.

En la pantalla del terminal vi los datos de un hombre, por lo que podía leer se trataba de un Almirante de dos Lunas, máximo responsable de los Grandes Astilleros Orbitales de TilKrat, en el segundo cuadrante militar del Imperio. Se trataba de un extenso informe, según pude apreciar, procedente de inteligencia, y desde luego, no ponía en muy buena situación que dijésemos al Almirante en cuestión, parecía haber tomado unas decisiones por su propia cuenta y riesgo, que según parecía habían debido de estropear algo, aunque no sabía bien el que. Su alteza me pidió mi opinión, y eso mismo fue exactamente lo que le dije.

-      Bien, veo que efectivamente su expediente procedente de su entrenamiento no miente, es usted inteligente y perspicaz. Si, efectivamente, gracias a ese estúpido, se ha arruinado una cuidadosa planificación. En esos astilleros se están construyendo unos navíos un tanto particulares denominados Unidades de Espacio Profundo o UEP. Necesitábamos esas U.E.P. que se estaban construyendo, ahora mismo únicamente el prototipo, la UEP Estrella Oscura, está en posición de ser usada tal y como estaba previsto, el resto… Bufff… -bufó su Alteza, más que evidentemente enfadado-, no sirven ni como Fragatas. Esa será su primera misión.

-      Perdón señor, ¿pero cuál?, no entiendo a qué… -me interrumpió levantando una mano.

-      Primero quiero que sea usted consciente de que no quiero en ningún ámbito del estamento militar determinadas lacras. Nuestro ejército en cualquiera de sus variantes es la espina dorsal de la supervivencia de la Confederación Imperial, estamos en la situación en la que estamos precisamente por esos… “problemas” a que me refiero. Ustedes tienen la obligación y el deber de erradicarlos de raíz.

-      No se preocupe señor, eso nos lo dejaron muy claro cuando nos graduamos, sabemos que es nuestra principal prioridad, le aseguro que mis compañeros y yo haremos todo lo que podamos por cumplir ese objetivo. ¿Cuál es mi misión en este caso, excelencia?

-      Debe usted de averiguar si el Almirante únicamente es incompetente, en caso de que no solo sea así, tendrá que tomar las medidas oportunas y solucionarlo. Le transmitiremos sus órdenes e informes a su terminal personal. No quiero escándalos que perjudiquen más al ejército ante el pueblo en caso de ser culpable de algo grave, ¿está claro?

-      Sí señor, actuare acorde con la misión genérica encomendada al SISI.

-      Jajajajajajajaja –el Emperador estalló en carcajadas al escuchar las siglas, también su Alteza sonrió irónico, creo que mi cara se puso roja, porque desde luego las siglas... bufffff.

-      Tranquila Capitana –dijo su Alteza-, no se preocupe, no tardaran mucho en dejar de ser conocidos como el SISI, y el apodo que más que probablemente tendrán, créame que no despertara ningún tipo de risas –esta vez la sonrisa de ambos hombres fue maliciosa en extremo, os garantizo que me estremecí al verlas.

-      Sí señor, con su permiso –dije con intención de retirarme, pero antes de que saliese por la puerta…

-      Capitana, usted y sus compañeros tienen una gran autoridad en sus manos, no queremos que abusen de ella, pero tampoco que les tiemble la mano con nadie si el caso es muy grave, sea quien sea y ocupe el puesto que ocupe, incluso si fuese algún ministro del gobierno, ¿está claro?... –dijo el Emperador.

-      Sí señor, muy claro –respondí, saliendo de aquella sala.

Solo diez horas después me encontraba a bordo de nuevo del Crucero de Batalla “Vengador” que según parecía continuaba a mis órdenes, esta vez nos pusimos en ruta hacia el Segundo Cuadrante Militar del Imperio. Mi primera intención fue presentarme de incognito, pero su Alteza me negó la ocasión al ordenar que el Crucero de Batalla Vengador me trasladase, pero sobre todo, al ordenarme actuar con mi cargo en el SISI, de modo abierto y directo. Estuve repasándome todo nuestro reglamento interno de arriba abajo para saber a qué atenerme con ese Almirante si descubría algo, también me entretuve mirando todas las leyes militares que se me ocurrieron. La verdad, estando en guerra como estábamos, la mayor parte de sentencias apropiadas para alguien con ese cargo y responsabilidades, era una, la pena de muerte, y según nuestro reglamento yo tenía la potestad de aplicársela directamente desde el mismo momento en que consiguiese las pruebas necesarias, además se me permitía hacerlo en la forma en que estimase más oportuna según delito y circunstancias, especificando que sin limitaciones de “humanidad”, y con la palabra claramente recalcada.

Me habían proporcionado una ingente cantidad de información clasificada, y por lo que vi, la diferencia entre lo que debería de ser una UEP, y lo que había quedado tras el paso del Almirante por la construcción de esas naves… El resultado era un auténtico desastre que aduras penas serviría para nada como fragata de guerra, puesto que no podrían llegar a desempeñar las labores propias de esas naves tal y como estaban construidas. Pero aun así y todo, pese al enorme recorte sufrido, su coste había sido superior al de un crucero pesado, llegando incluso a rozar el de un Crucero de Batalla como el Vengador. Os digo esto para que os hagáis una idea del desastre económico que todo esto suponía, más allá incluso del propio desastre militar.

Aun no conociendo en profundidad lo que una nave como parecía ser la “UEP Estrella Oscura” pudiese hacer, puesto que muchas de sus características aparecían como confidenciales y a un nivel de seguridad que yo no tenía, me resulto indudable que era una nave de operaciones especiales y no una nave exploradora de territorios desconocidos como parecía indicar sus datos “legales”. El coste de cada una de sus gemelas se había reducido en torno a un 51’34% de lo presupuestado, sin embargo, según los datos de inteligencia, por sus características finales y las pruebas realizadas en la primera unidad salida del astillero, la reducción debería de haber estado marcada en torno a 57%, más o menos. Estime el coste de estas naves, en más del doble, puede que incluso el triple que el de un poderoso Acorazado, que eran las unidades más caras y potentes de cualquier flota.

Si esto era así, si este desajuste en los porcentajes era real, alguien se había embolsado más de un 5% del presupuesto de cada una de esas naves, lo que suponía una cantidad de dinero monstruosamente grande. Durante todo el viaje estuve investigando, viendo manifiesto tras manifiesto de piezas solicitadas y enviadas, manifiestos de salida de piezas de almacenes, manifiestos de entradas de piezas. Tras muchas horas de investigación vi varias irregularidades en la supuesta entrega de piezas para diversos sistemas, se suponía que habían sido instalados unos concretos, que sin embargo, no habían salido de los almacenes en las cantidades en que deberían de haberlo hecho, todo ello en sistemas redundantes de protección, lo que disparaba aún más la reducción real del presupuesto de cada una de las naves, tal y como sospechaba, indicativo también, de que alguien se había embolsado mucho, muchísimo dinero, más de lo que ya de por si había sido evidente.

Estaba a punto de desembarcar en uno de los mulles de amarre de la Base de los Grandes Astilleros, cuando me llegó una nueva información, esta vez procedente del fisco Imperial, según parecía, algunos familiares directos del Almirante habían visto engrosadas sus cuentas de forma muy sospechosa y realmente escandalosa. Además siempre coincidiendo con ciertas irregularidades contables en los Astilleros, estaba empezando a darme cuenta de la enormidad de trabajo que tendría que realizar en solitario. Recurrí a mi acreditación para solicitar información sobre el responsable de seguridad de la base y los Astilleros, llevándome una sorpresa un tanto… desagradable. Desde hacía seis meses, el responsable era el Coronel Shoten, un hombre que me había detenido en un par de ocasiones durante mis “problemas” anteriores con la ley, incluido el ultimo, por el que me persiguió como un *Krank de presa. No obstante, no me quedaba otra que solicitar su ayuda, porque con lo que había visto y me habían facilitado, tenía más que suficiente como para detener al Almirante, por lo que concerté una entrevista con él para nada más desembarcar.

Según desembarque y pase el control de seguridad hice intención de tomar la salida en dirección al despacho del Coronel Shoten, cuando le vi dirigirse hacia mí, con la misma cara seria y dura de siempre. Si algo tenia de bueno es que sabía por propia experiencia que ese hombre era tan recto como duro, yo podría gustarle o no, pero cumpliría con su deber y seguiría las ordenes le gustasen o no, siempre y cuanto no infringieran ninguna norma, ley o pusiesen en peligro la estación o los Astilleros. Al llegar a mí y antes de que me saludase, fui yo quien le hizo el saludo, pillándole un poco a contrapié por lo que vi, ya que no se lo esperaba, puesto que supuestamente yo, por mi cargo, aun siendo solo Capitán, al ser miembro del SISI, mi autoridad estaba muy por encima de la suya.

-      Coronel, estoy encantada de verle –dije con una sonrisa.

-      Señora, sígame por favor –dijo con el mismo tono en que siempre le había oído hablar.

Según entramos en su despacho, ocupo si sitio mientras con un gesto me indicaba que por favor, ocupase el asiento frente a su gran escritorio.

-      ¿En qué puedo ayudarle?

-      Quiero que sus hombres a detengan al Almirante Narrus, acusado de malversación de fondos y negligencia.

-      ¿Tiene pruebas de ello? –pregunto muy serio el coronel.

-      Desde mi terminal le mande una serie de datos que previamente había preparado, no todos los que sabía, pero si los suficientes como para que el Almirante al menos, si quedase en entredicho.

-      Supongo… -dijo levantando la vista y clavándola en mí- que esto no es de todo lo que dispone contra él, ¿me equivoco?

-      No, pero el resto usted… -me detuve al ver su gesto.

-      No se preocupe, si no me lo ha dicho es que no tengo porque saberlo, ya lo sé y con esto es más que suficiente como para ejecutarle ahora mismo, incluso sin necesidad real de juicio previo. –Me miró fijamente- Señora, me alegro de verdad de que por fin este usando sus dotes para hacer algo bueno para la Confederación, en lugar de estar siempre metiéndose en problemas.

-      Veo que me recuerda –dije sonriéndole.

-      Sí –me devolvió la sonrisa-, siempre me pareció una suboficial que valía la pena de tener en cuenta, solo tenía el problema de su desmedido orgullo. Si de verdad ha logrado controlarlo, como creo por lo poco que he observado, tendrá usted un gran futuro en lo que desee hacer con su vida, tanto en el ejército como fuera de él. Con su permiso, voy a poner en marcha a mis hombres, llevaran al Almirante al centro de detención de la Base enseguida.

-      De acuerdo, muchas gracias por su cooperación.

-      No me las de, son ordenes –dijo-, ahora si me disculpa, hare que alguien le acompañe… También me encargare de que le preparen una oficina… mientras este por aquí…

Seguridad interna de la Base y Astillero me acompaño al centro de detención, tan solo media hora después, seis soldados traían al Almirante con unos cepos magnéticos puestos en las manos y un bonito collar rodeándole el cuello. Parecía que se hubiese resistido, su uniforme presentaba ciertos rotos, y en su cara se apreciaban también un par de golpes, por la pinta parecían culatazos de los fusiles laser de los soldados de la policía militar. Había cosas que nunca cambiarían, si entrenamiento era específico para su función, y la mala leche de estos en cuanto algún prisionero se les insubordinaba, era algo legendario en el ejército, y daba igual de a que rama perteneciesen, todos parecían cortados del mismo patrón.

Cuando le sentaron en la mesa dentro del cuarto de interrogatorios, el personal encargado de ellos ya había puesto todos los sensores físicos de la sala en marcha para distinguir cuando mentía o no, aunque dado su rango, suponía que debía de haber sido acondicionado de algún modo para que de ser capturado por el enemigo, este no pudiese sacarle nada de nada… Su cara expresaba una furia desatada contra mí por haber dado la orden de detención, me miraba con odio…

-      Le juro que en cuanto salga de esta ordenare que sea fusilada y… -su cara giro de forma violenta de un lado a otro por mis guantazos, cuatro concretamente.

-      Cállese hasta que le pregunte –en cuando vi su altanería al entrar decidí cambiar el sistema habitual de interrogatorio.

Durante más de una hora estuve interrogándole sin piedad, y en cada ocasión, cada vez que me interrumpía o decía algo fuera de mis preguntas, mis manos salían disparadas cruzándole la cara con todas mis fuerzas en series sucesivas de guantazos. En ningún momento permití que nadie entrase para poder curarle o auxiliarle en sus daños, me di cuenta de que poco a poco le iba minando. No digo con esto que estuviese dispuesto a hablar, o que fuese a hacerlo, pero sus reacciones empezaban a mostrarse en los equipos de lecturas físicas para interrogación, le había alterado lo suficiente como para resquebrajar su escudo mental y permitirme obtener información.

Una de las peores noticias que tuve que afrontar por ese interrogatorio, es un nombre que salió a relucir y que le afecto sobremanera cuando lo pronuncie, lo malo es que lo hice por desviar el tema de mi verdadero interés, sin pensar en ningún momento en que conseguiría algo, pero el resultado que arrojaban los aparatos era claro, de algún modo, esa familia estaba vinculada al caso que tenía entre manos. Era todo un problema, la familia en cuestión eran los Duques de Lenkhistels, pertenecientes al más rancio abolengo de la Confederación Imperial, cuyo cabeza de familia, para mayor problema para mí, encima pertenecía al Senado Confederal…

Investigué discretamente en el despacho que me habían habilitado en la Base todo lo referente a esa familia, su residencia principal estaba situada justo en el planeta que se encontraba bajo nosotros. La zona donde esta se encontraba era un enorme área rural, y por lo que vi, por allí todo el mundo parecía estar a su servicio, lo que indicaba que me podría ir olvidando de recurrir a las autoridades civiles locales para la detención de varios de sus miembros. Me vería obligado a recurrir a las planetarias, y el hecho de que uno de los miembros a detener fuese precisamente el cabeza de familia, todo un Senador Confederal, era todo un dolor de cabeza y además de los más gordos que me podían haber caído encima.

Me gire en mi asiento pensando, cruzando los brazos bajo mi pecho, mirando por el gran ventanal hacia al espacio, rumiando como poder hacer las detenciones de un modo eficaz. Podía enviar a la Policía Militar, pero dada su nula autoridad legal allí, podría ser recibida con fuego graneado y luego los agresores salir impunes alegando desconocimiento… Algo por otra parte, mucho más que factible de que ocurriese conociendo como conocía ahora los negocios del Senador… Había llamado al Coronel y era consciente de que no le iba a hacer la menor gracia la orden que me iba a ver obligada a darle, la parte buena es que el SISI realmente no tenía ningún límite en su jurisdicción salvo que su Alteza o el Emperador se lo marcasen de modo especifico, y hasta el momento, al menos conmigo, no lo habían hecho.

Me volví a girar encarando de nuevo la mesa del flamante despacho que el Coronel Shoten me había “encontrado”, no pude evitar sonreír irónicamente, ya que ese despacho era precisamente el del director de la Base y los Astilleros, el del Almirante Narrus. Cuando sonó el avisador de la puerta, toque el conmutador que la abría, dando paso al coronel Shoten… Fue entonces cuando me fijé en las dos figuras en modo pasivo que hacían guardia delante de esa puerta, y no pude evitar sonreír malignamente al cruzarse una idea por mi cabeza, ante mis ojos se encontraban dos Robots de combate y custodia SKII que también conocía… y yo tenía precisamente el problema de que nos pudiesen recibir a disparo limpio…

CONTINUARA

* Krank : Especie de Felino del Planeta Valkirr, mide unos dos metros de alzada y aproximadamente cuatro o cinco de largo en su edad adulta. Es absolutamente letal, las Valkirr los domestican para la guerra y para capturar fugitivos, el resultado final cuando esto ocurre suele ser la muerte del susodicho.

La Guadaña - 5

Fecha estelar - 5317

2º Cuadrante Militar del Imperio

Sistema Tilkrat

Planeta Tilkrat III

Astilleros Orbitales de TilKrat

El Coronel Shoten entro en el despacho que habían puesto a mi disposición en la base, concretamente el mismo que tenía el Almirante Narrus antes de ser detenido por orden mía. Ante mi gesto de que se acomodase, el Coronel tomo asiento frente a mí, haciéndome de inmediato la típica pregunta hecha…

-      ¿Deseaba verme?

-      Así es Coronel, tengo órdenes para usted.

-      Bien, dígame entonces, ¿que he de hacer? –dijo haciendo intención de incorporarse, algo que evite con un gesto de la mano.

-      Tranquilo, que hemos de tratarlo antes de que se ponga en marcha, ya que preveo un buen número de problemas. El interrogatorio del Almirante ha arrojado un nombre en el desvío de los fondos de esas naves, el del Duque de Lenkhistels –dije mirando fijamente al coronel, que lanzo un silbido al escucharlo.

-      Joder, pues sí, sí que vamos a tener problemas, si –dijo el coronel mirándome.

-      Necesito que me lo traiga para poder interrogarle, aunque lo cierto es que eso me da igual, las pruebas conseguidas contra él son concluyentes –dije sonriendo.

-      Ya, claro, pero la policía militar no tiene jurisdicción allí abajo, deberíamos de tratar con las autoridades locales para que lo detuviesen y luego nos fuese entregado, pero… -alzo los brazos en un claro gesto.

-      Ya, pero esas autoridades no lo harán, ¿no?

-      No, la mansión donde reside su familia está en un territorio abrupto del planeta, solo existen pequeños pueblos a su alrededor, y los agentes de la ley de estos, en realidad, trabajan más para su familia que para los ciudadanos. Por mucho que queramos, no lo detendrán, es más, le pondrán sobre aviso en cuanto preguntemos por él.

-      Lo sé, por eso mismo quiero que la detención y el traslado lo hagan sus hombres, porque no me fio de las autoridades locales para este asunto.

-      En otras circunstancias le diría que no de inmediato, pero estuve estudiando los límites de su autoridad cuando llegó, y… -le interrumpí continuando su frase.

-      …ha averiguado que esta procede directamente del Emperador, y que únicamente él y su Alteza Imperial están por encima de la autoridad del SISI, ¿no?

-      Si, así es. Pero lo cierto es que es un cuerpo de nueva creación, le aviso que se agarraran a la inmunidad del Duque como Senador Confederal para hacernos frente, eso y que somos policía Militar, no tenemos autoridad ninguna en territorio civil, podrían hacernos frente impunemente con cualquiera de esas dos “excusas”.

-      ¡¡¡Ohhhh!!!, estoy completamente segura de que así será, pero antes de proceder al arresto iremos los dos primero a pedirle a los agentes de la población de la que depende la mansión de que ellos realicen el arresto, evidentemente, con nuestra ayuda.

-      El jefe de la policía se negara en redondo a acatar la orden, le pondrá alguna de ambas excusas, y después avisara de lo que ocurre al Duque, eso se lo garantizo. Tiene también su yate en el espaciopuerto que posee en sus terrenos de la mansión, según le avisen montara en él y se largara rumbo a la capital para poner al Senado en pie de guerra por el intento de detención –dijo muy serio el Coronel.

-      También lo sé Coronel, es más, ya he contado con esa posibilidad. He retenido aquí al “Vengador”, le he ordenado que se situé en órbita geoestacionaria sobre la mansión del Duque, él se encargara de detener al yate si despega.

-      Señora –empezó a decir-, no quiero llevarle la contraria, pero no podrán hacer nada, no se detendrán aunque les den el alto, no lo harán. Se escudara en su inmunidad para escapar, ese Crucero no podrá evitarlo.

-      Coronel, créame que ese Crucero de Batalla lo evitara, tiene instrucciones muy precisas para ello.

-      Pues como no sea destruyéndolo –repuso el coronel sarcástico.

-      Si es necesario… sus baterías principales son extraordinariamente precisas -deje caer, viendo como el Coronel se ponía pálido al darse cuenta de lo que quería decir.

-      Pero no puede…

-      Por supuesto que no “debo” Coronel –dije haciendo hincapié en el “debo”-, verá como si lo intenta le dan el alto y se detiene, así que no pasa nada. Pero si no lo hace… -me encogí de hombros- bueno, es su vida, está en su derecho de morir cuando él quiera.

-      Ordenare a diez de mis hombres que nos esperen en la dársena veinte con una lanzadera de ataque y armados hasta los dientes. Estaré esperándole allí señora. Ahora con su permiso, iré a hacer los preparativos.

-      Adelante coronel, no le entretengo más, yo también debo de hacer algunos preparativos antes de salir.

De lo que no le había informado al Coronel, es que entre las órdenes del Crucero, estaban las de iniciar de inmediato un bombardeo orbital sobre la mansión si recibían cierto código de emergencia por mi parte. Las instrucciones particulares de su Alteza y del Emperador habían sido claras, no querían escándalos, y no debía de temblarnos el pulso para nada a la hora de tomar decisiones “difíciles”. Lo que no le había informado al Coronel, es que para la detención, aparte de su hombres, nos acompañaría una compañía completa de Marines de la Flota de la guarnición de los astilleros con toda su potencia de fuego, sin contar con ocho Robots de Combate SKII de la dotación del módulo de mando central. Si alguien tenía la mala ocurrencia de recibirnos a disparo limpio, quería asegurarme de que no pudiese volver a repetirlo nunca más contra nadie.

Me reuní con el Coronel y sus hombres en la dársena, este ceñudo contemplaba cuatro lanzaderas de Asalto cercanas, viendo como en ellas se introducían Marines de la Flota con sus Armaduras y en cada una de ellas, también entraban dos Robots de Combate SKII. No pregunto nada ni yo tampoco se lo dije, pero por su cara, vi que se había dado cuenta de que ese despliegue estaba relacionado con nosotros. Aún más claro le quedó cuando las cuatro, tras despegar junto a la nuestra, se pusieron en formación cerrada con nosotros, viajando juntos hacia el planeta.

La lanzadera en la que íbamos aterrizó por orden mía en medio de la calle junto con una de las otras cuatro, las tres restantes permanecieron en vuelo suspendido sobre la zona. Desembarcamos delante justo del edificio de la policía de la población… Entré en el seguido por el coronel, sus hombres y una docena de Marines de la Flota ataviados con Armadura de Combate en configuración para desembarcos. Pregunté de inmediato por el jefe de policía al primer agente con el que me encontré, indicándome con la sorpresa reflejada en la cara donde se encontraba.

Al ver aquello cuando entramos en la sala principal, salió de su despacho con cara de estar muy enojado, vino directo a por nosotros. Antes de que pudiese decir nada, use mi acreditación en un terminal, invocando a continuación mi autoridad, confirmada por el ordenador al instante, di orden de prepararse para ir a detener al Duque de Lenkhistels. Tal y como me supuse, el jefe de policía se detuvo en seco cuando vio aquello, para después echarse a reír hasta que la cara se le congestiono por las carcajadas, luego, directamente me mando a hacer puñetas. Más o menos, vino a decir que mis órdenes, y por defecto, las del Emperador, se las pasaba por sus genitales.

Avance hacia él, mientras me miraba risueño, le solté dos impresionantes guantazos que le derribaron como si fuese un muñeco, luego me incline sobre el retirándole de varios tirones violentos cualquier símbolo de autoridad de su uniforme, incluyendo retirar de su bolsillo su acreditación como agente de la ley. La cólera al sentir aquello le debió de nublar el juicio, porque su mano voló a su arma, sacándola de la funda y dirigiendo su cañón hacia mí. El infeliz no se había dado cuenta de que yo ya tenía mi arma apuntándole, justo en ese instante en que encaraba su arma hacia mí, abrí fuego con el selector a máxima potencia, directamente contra su cara, salpicando todo alrededor de restos de su cerebro al reventarle el cráneo con el disparo. Enfundando mi arma dije en voz alta mientras dirigía a mi boca un sensible micro para notas que llevaba oculto en una de las bocamangas de mi uniforme…

-      Abriendo informe de castigo sobre jefe de policía de la población de Krurtor. Incumplimiento de una orden Imperial directa por mediación de un agente del SISI, resistencia a un Agente del SISI, intento de agresión armada contra el mismo agente. Todas ellas penas capitales, por lo que se le ha ejecutado de forma inmediata. Fin del informe de actuación relativa.

Tras esto, con la voz completamente calmada di órdenes a todos los agentes allí presentes que se armasen para detener al Duque, solo permití que dos agentes permaneciesen allí. Ni uno solo de ellos se demoró para nada en el cumplimiento de mis instrucciones, al instante se montaron en sus vehículos, partiendo hacia la mansión, mientras nuestras lanzaderas se situaban sobre ellos, controlándolos. El Coronel Shoten, sus hombres y yo nos agenciamos de varios vehículos, incorporándonos al grupo policial para realizar la intervención, mientras los Marines y los SKII se mantenían en las lanzaderas de Asalto de la Flota.

Cuando llegamos di orden de que solo la policía interviniese, permaneciendo nosotros ocultos, evitando que pudiesen divisar nuestras lanzaderas, para eso las hice aterrizar antes de entrar en los terrenos de la finca. Pasó lo que supusimos, pero en este caso, fue contra la policía. Escudándose en la “Inmunidad” del Duque como Senador Confederal, nos dispararon… A los policías sus vehículos les servían de protección, igual que a nosotros, pero nuestros agresores estaban mucho mejor armados. Sonriendo hice la llamada, reclamando nuestros refuerzos… Me podía imaginar la cara de los “atacantes” cuando vieron las lanzaderas de asalto, a los Infantes de Marina de la Flota desplegándose con Armaduras de combate, pero sobre todo, al presenciar los Ocho Robots de Combate SKII que se abalanzaron contra ellos disparando a plena potencia de fuego, con sus cañones multitubo a máximo rendimiento y armados con sistemas de cohetes de trayectoria libre que lanzaron contra sus posiciones, destrozando todo a su paso.

Resulto que había una veintena de guardias protegiendo la mansión y al Duque, de ellos, once cayeron en segundos bajo el fuego combinado de los SKII. Los nueve restantes se rindieron, pero cuando salieron con los brazos en alto, los SKII los ejecutaron de inmediato por haber disparado contra nosotros, cometiendo un delito de pena de muerte al hacerlo. Les acribillaron, más de cuarenta impactos laser sobre cada uno de ellos. Nuevamente ante unos cada vez más pálidos policías y policías militares, volví a abrir un informe de incidencias sobre el suceso, relatándolo todo con voz glacial, agregando al final los cargos y ejecución de los hombres que nos habían atacado.

Desde mi posición vi como el yate del Duque despegaba del espacio puerto, rápidamente me puse en comunicación con el “Vengador”… de forma que todo el mundo allí presente pudo escucharme…

-      ¿Comandante?

-      ¿Señora?

-      Ejecute mis instrucciones por favor, ese yate no debe de escapar del planeta.

-      Si señora, así será, no saldrá.

Cruce los brazos siguiendo con la vista la estela dejada por el yate al dirigirse a toda velocidad hacia el espacio. Estaba a punto de salir de la atmosfera cuando vimos una gran explosión que lo destruía, de inmediato sonó mi comunicador.

-      Misión cumplida señora, el Duque se negó a detenerse, siguiendo sus órdenes, el yate ha sido abatido con nuestras baterías principales.

-      Bien, gracias Comandante, por favor, rastreen la zona en busca de capsulas, si localizan alguna… que no toque tierra, captúrenla o destrúyanla, lo que sea más factible –todo el mundo a mi alrededor estaba con una palidez cadavérica-.

-      Si señora.

Cuando seis horas después regrese al a base estelar, tras registrar por completo la propiedad e incautar todo lo que me pudiese ser útil para continuar con la investigación, recibí un comunicado del “Vengador”, por lo visto habían capturado una capsula de escape, en ella viajaba el propio Duque con su hijo, siguiendo mis instrucciones me los enviaron a ambos en una lanzadera. Di orden al Coronel Shoten de acompañarme a recibirlos con una escolta de Marines, incluyendo en ella dos Robots SKII. Para sorpresa de todos, nada más salir de la lanzadera, a una orden mía los marines que los escoltaban se separaron y entonces a una orden mía los SKII los acribillaron, ejecutándolos de ese modo ante todo el mundo presente allí. Lo cierto es que tenía más que suficientes pruebas para condenar a todos los implicados, incluyendo el Duque y su hijo, motivo por el que fueron acribillados por orden mía, el delito de desfalco en esas naves, estando la Confederación Imperial en Guerra, se consideraba como delito de Alta Traición, y para eso solo existía un castigo, la pena de muerte y siguiendo las directrices de su Alteza, sin la menor piedad.

Después de esto, envié al centro e inteligencia Imperial de todas las pruebas recabadas, y a mis superiores mis informes de actuación, junto con toda imagen tomada en relación a mi actuación en este caso. En cuestión de una hora recibí nuevas órdenes, debía de tomar pasaje en el Crucero de Batalla “Vengador” y de nuevo acudir al Sistema Cero para comparecer ante su Alteza Imperial. Podéis creerme si os digo que lo primero que pensé, es que se me había ido la mano, que me había jugado la cabeza y me estaban esperando allí para cortármela. Puedo decir con orgullo, que acepte mi posible castigo con entereza, creía sinceramente que lo había hecho bien, que toda mi actuación había sido en todo momento impecable acorde con las instrucciones recibidas.

Durante el viaje hasta el sistema Cero quedé sorprendida, tanto mi actuación, como la de varios otros agentes estaban en todas las noticias a lo largo y ancho de la Confederación. Me lleve las manos al a cabeza ante semejante filtración de seguridad… incluso el presidente de la mesa del Congreso Confederal, había sido ejecutado por uno de mis compañeros de barracón en plena reunión plenaria del Congreso y Senado conjuntos debido precisamente a mi ejecución del Duque, y todo ello había sido delante de las cámaras de los noticiaros, fue ejecutado en su puesto por el delito de Alta Traición al meter la mano en los fondos destinados para las familias de las bajas de la Flota. Mi compañero se había plantado ante el en plena reunión, había leído los cargos, luego la sentencia, a continuación le había volado la cabeza ante las cámaras, ante todos los espectadores y ante el propio gobierno al completo.

No sabía cómo podría haber surgido aquello, pero en ni uno solo de los noticiarios que vi, se refirieron a nosotros como el SISI, sino como “LA GUADAÑA”, acusándonos prácticamente de ser meros asesinos y ejecutores al servicio del Emperador, segando vidas como una guadaña segaba la cosecha. Se ve que debió de hacer gracia la comparación porque se había extendido por toda la Confederación como el fuego por la Yesca. Confieso que sí, cuando vi que al final nos quedábamos con el apodo de “La Guadaña”, pensé en aquella risa del Emperador y su Alteza de inmediato, supuse que de algún modo, esto debía de haber sido cosa de ellos, y ciertamente, tal y como me dijeron, ese apodo ahora mismo tras las imágenes que todo el mundo había podido ver, no causaba risa alguna.

Nuevamente cuando llegué al palacio fui conducida a las misma habitaciones que me fueron asignadas la vez anterior, y nuevamente también, me dieron unas horas para poder ponerme presentable y descansar antes de mi “reunión” con su Alteza Imperial. Esta vez pasó más tiempo, concretamente no fui acompañada a su presencia hasta seis horas después de mi llegada, nuevamente también, volvieron a llevarme a la misma habitación de la vez anterior, y de nuevo, los dos hombres estaba sentados prácticamente en las mismas posturas en que recordaba haberles visto en mi última visita.

-      Muy buen trabajo, lo hizo usted de un modo impecable –dijo directamente su Alteza según entre, mientras me hacía un gesto de que tomase asiento.

-      Gracias señor, lo hice lo mejor que supe, aunque lamento lo de esas filtraciones.

-      Por eso no se preocupe –dijo el Emperador mirándome fijamente-, de hecho nosotros mismos fuimos quienes las filtramos. Por cierto, mi enhorabuena personal por el “escarmiento” publico que dio al Duque y al imbécil de su hijo.

-      ¿Perdón? –repuse perpleja por la repentina y sorprendente respuesta.

-      Jajajajajajajajajaja –se rio el Emperador-, era necesario Coronel, créame que lo era… las dos cosas… su castigo y la filtración.

-      Perdón Majestad, pero solo soy Capitana –dije intentando salir de mi confusión ante tanto parabién sobre mí.

-      Ya no, su verdadero rango cuando salió de su entrenamiento era de Coronel, no de Capitana, pero teníamos que ver como se desenvolvía antes de concedérselo. Reconozca que de Sargento a Coronel es un salto enorme… por eso la misión que le encomendamos a usted en solitario en el planeta y por eso le encargamos el fraude de las UEP –dijo su Alteza sorprendiéndome nuevamente.

-      No entiendo… yo… -estaba realmente confusa.

-      Creo que es usted la persona adecuada para la misión que quiero encomendarle, una única y compleja misión –dijo el Emperador.

-      Sí señor, cumpliré con mi obligación, ¿cuál es mi nueva misión? –me levante poniéndome firme, por fin algo que sí que podía entender.

-      Su única misión a partir de ahora será la de ser la sombra del Príncipe Jhored aquí presente, deberá de protegerlo incluso contra su voluntad –dijo el Emperador señalando irónico a su Alteza.

Dejare aquí la conversación, porque fue algo que viví como en una nube, no entendía nada de nada, principalmente porque me lo estuvieron explicando todo detenidamente sin dejar de soltarse bromas y puyazos entre ellos. Resumiendo, me acababan de encomendar la tarea de ser la guarda espaldas del Príncipe, y para mi sorpresa él no era mi más inmediato superior, sino que yo debía de responder únicamente ante el propio Emperador, de este modo según él, aunque debía de seguir obviamente las ordenes de su Alteza, este no podría nunca evitar mi presencia o darme ordenes que supusiesen un incremento en su riesgo personal. Me habían habilitado mi documentación a un nivel de seguridad que nunca pude imaginar tener, también me acababan de dejar fuera de la misma estructura del SISI mientras ostentara ese puesto de escolta, situándome incluso por encima de la organización… Tras esto volví a las que serían de modo definitivo mis habitaciones, os garantizo que tarde varias horas en poder asumir todo esto.

Al día siguiente dio comienzo mi misión, cumpliendo con mi cometido seguí a su alteza a bordo del “Represor”, partiendo del sistema estelar Cero junto con la flotilla de escolta que llevábamos. Bajo mis órdenes en el “Represor” me encontré un equipo de cinco miembros del SISI asignados como protección para su Alteza, a todos los conocía del campamento, y eran de los mejores del mismo. Al segundo día, en el despacho de su alteza, mientras el revisaba documentos en su terminal y yo permanecía sentada a su costado, justo frente a la puerta… dejo lo que estaba haciendo y se giró en la silla hacia mi…

-      Selena, relájese por favor…

-      Perdón Alteza, pero me tomo mi cometido muy enserio.

-      Está bien, ¿sabe porque está aquí como mi escolta?

-      Sí señor, para protegerle y que no le maten.

-      No, está aquí para darme unos pocos segundos…

-      Perdón, pero no le entiendo –dije mirándole y frunciendo el ceño.

-      Vera, ni usted junto con esos cinco hombres del SISI que han puesto a sus órdenes, que forman mi escolta, serían capaces de matarme si estoy sobre aviso. Son todos ustedes expertos en cierto arte de combate personal en el que les adiestraron, usted alcanzo el segundo de los diez niveles de maestría en él, ¿correcto?

-      Sí señor, y los demás alcanzaron todos el primer nivel de maestría, créame que si se enfrentase a alguien como nosotros no duraría mucho Alteza, disculpe mi crudeza, pero es la verdad –dije un poco molesta.

-      Si, usted tendría razón en ello si no fuese por un detalle que desconoce, yo estoy en el noveno nivel de maestría y soy un “Nehros”, nací en Nehros VIII. Cualquier ataque por sorpresa tendría éxito contra mí, igual que contra cualquiera, todos necesitamos de unos segundos para poder hacer frente a una amenaza, y para eso es realmente para lo que están ustedes, para concederme ese precioso tiempo. Si sufrimos un ataque, preocúpese por mí los tres primeros segundos, después… ocúpese de usted misma y de los agresores, ¿más claro ahora?

-      Si señor –dije tragando saliva.

El Planeta Nehros VIII era famoso por una característica muy especial, su gravedad. La gravedad se media en base al número 1, la de Nehros era de 16.2 con respecto al estándar. Los nacidos en ese mundo no lo podían abandonar, la falta de gravedad por algún motivo resultaba nocivo para ellos, ninguno sobrevivía más de uno o dos años fuera de Nehros VIII, no entendía que si su Alteza procedía de allí… Pero por encima de todo, la fuerza muscular de alguien de Nehros VIII era descomunal, un solo golpe de alguien de ese planeta en un entorno como pudiese ser el de la gravedad artificial de 1g del “Represor”, sin exagerar, podría traspasar de un puñetazo el cuerpo de cualquier humano. Podría golpear el pecho y sacar el puño por la espalda con relativa facilidad, si de verdad como él decía, estaba en el noveno nivel de maestría del Arte de Combate personal que nos enseñaron… Para cualquiera él sería mucho más peligroso que sus propios escoltas, incluso esa fuerza le podría permitir llevar cualquier tipo de blindaje ligero incluido sobre su ropa sin causarle problemas por el peso.

-      ¿Por qué me cuenta esto señor?, no era necesario –dije.

-      Ve esa puerta –señalo una puerta de su despacho.

-      Si

-      En realidad es una cámara de Gravedad modular y no es la única que vera, me suelo recluir en ellas de vez en cuando, evidentemente a solas. En ellas también hay equipos, por lo que digamos que es como un segundo despacho. Entenderá que debe de saberlo, puesto que no podrá acompañarme allí adentro, su cuerpo no soportaría esa gravedad durante un periodo prologando.

-      Entiendo señor, gracias por informarme.

-      Además, la necesito viva, necesito que me advierta si me intentan matar, no que muera por mí, métase eso en la cabeza, me costó mucho encontrarla como para perderla por una estupidez.

-      Perdón señor, no le entiendo –dije perpleja por el comentario.

-      Es muy simple, lealtad Selena, al estar tan cerca de mi todo se resume a lealtad, la que solo una Guerrera Valkirr es capaz de proporcionar con un juramento, además, una que no lo parezca. Es muy simple, usted aparte es una trampa propiamente en sí misma, nadie en su sano juicio intentaría tentar a una Guerrera Valkirr, pero si a cualquier otra mujer de otro planeta…

-      Y yo no parezco una Valkirr –dije apretando los dientes.

-      Eso es, créame que le harán ofertas de todo tipo, necesito alguien en quien confiar, y esa es usted, sé que no me equivoco… estoy muy seguro de ello. Por eso mismo, desde mañana, entrenara conmigo perfeccionando sus técnicas de combate, quiero que me de esos segundos pero sin que muera por ello.

Me gustaría poder decir que su Alteza era un fanfarrón, pero como he podido comprobar entrenando con él, es muy, muy bueno. La primera pregunta que me vino a la mente el primer día de entrenamiento fue “¿de dónde coño se ha escapado este mal bicho?”. Me puse en plan agresivo y recibí una autentica paliza por su parte, lo cierto es que he mejorado mucho con sus entrenamientos, también es verdad que sus músculos hiperdesarrollados por la gravedad de su planeta natal le dan una ventaja decisiva. Me encanta mi trabajo y sinceramente, nunca pensé poder conseguir un puesto semejante…, pase de convicta a estar situada, armada hasta los dientes en la espalda de la segunda persona más importante de la Confederación Imperial, y que además confía en mí. Para mi honor, para lo que para mí suponer, eso no se paga ni con la vida.

Su alteza es el segundo hombre más poderoso de la Confederación Imperial, pero a su vez, su mismo cargo y puesto le supone una gran cantidad de sufrimiento, cada tiempo tiene que pasar por la cámara de gravedad, y yo veo cómo sale de ella siempre, su cara de inmenso dolor físico por lo que tiene que soportar, pero también sé que ha recibido el mismo tratamiento de longevidad que yo, y que por lo que me dijo, su cuerpo se terminara adaptando a la gravedad estándar en un plazo estimado de ocho o diez años, sin por ello perder sus músculos, aunque en esos años seguirá igual, durante los que deberá de seguir contando con sus visitas a esa maldita cámara de tortura que le mantiene con vida.

FIN

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