Conejilla de indias

Iran y taaz daran la leccion de su vida a mas de uno en una relacion fuera de serie

SOY CONEJILLA DE INDIAS

Autora Livia

Un grito la sacó de sus pensamientos, acaba de sentarse a descansar cuando se sobre salto -- ¿qué demonios? - salió disparada rumbo al lugar donde el grito había surgido.

Con severa precaución ingresó a el bosque donde los árboles impedían el paso total del reflejo solar. Sus ojos azules se agudizaron mientras miraba a todos lados tratando de visualizar a la persona que había gritado.

-¡¡¡aquí!!! - la chica rubia gritó para que la mirara.

La morena levantó la vista y observó a su amiga de cabeza colgando por una cuerda gruesa -- ¿qué haces ahí? - preguntó con algo de disgusto.

-supongo que admirar la belleza del suelo en esta posición - dijo girando los ojos con vergüenza.

-¿y bien? - la chica de cabello negro le preguntó conteniendo la risa por dentro.

-¿y bien qué? - cuestionó molesta la rubia.

-¿es bonito o no? - su sonora carcajada no se puedo esperar más y resonó el eco por el bosque.

-no te rías Jaaz, por favor ayúdame a bajar - su voz era dulce, como siempre había sido.

-espera - caminó rumbo al árbol con un tallo realmente grueso y colgó de él, escalando hasta llegar a una rama donde caminó lo más despacio y con las manos se sostenía por otras ramas; pronto estuvo cerca de la cuerda -- voy a desatar la cuerda Irán, y caerás al suelo, ten cuidado con el porrazo.

-¡¡no, no!! - Suplicó Irán con angustia - levanta la cuerda y veme jalando hasta donde estás.

-no puedo hacer eso - dijo Jaazanía con seriedad - aunque eres pequeña, no es por nada, pero pesas.

-¡¡qué cobarde eres!! ¿de qué te sirve tanto ejercicio sino puedes con una chica como yo?

-¡¡Irán abajo!! - exclamó la morena soltando a su amiga de la cuerda y viendo el trancazo que se pegaba en el suelo. -- ¿estás bien? - preguntó desde el árbol, pero no hubo respuesta alguna, sintió miedo y no esperó más, saltó de la rama donde estaba y se acercó con paso rápido a Irán que estaba de bruces contra el suelo -- ¿Irán? - comenzó a girarla con miedo, no puedo reaccionar cuando unas manos pequeñas la empujaban hasta atrás y sin poner apoyo cayó sentada ahora ella en el suelo.

-quien llegue de último invita la cena esta noche - gritó la rubia mientras corría de prisa.

-¡¡tramposa!! - le gritó Jaazanía mientras se levantaba y corría a toda prisa tras su amiga que le había jugado una broma. Ella era alta y su amiga baja a comparación, sabía que con algo más de esfuerzo podría ganar aquella carrera, pero creyó justo que de vez en cuando Irán le ganara. Llegó a su destino y su amiga rubia ya estaba sentada en las escaleras de su porche. Sonrió mientras se acercaba; se quedó para frente ella.

-¿sabes que deseo cenar Jaaz? - puso cara de pensativa colocando su dedo índice en su mejilla.

-o no... - la morena entendió esas palabras - no te haré de cenar panecillos con cajeta, odio eso.

-pero perdiste, sé una buena perdedora - le apuntó con el dedo - así como eres buena en todo lo que haces.

-hey, hey, hey - le dio un beso en la frente - te veo al rato en mi casa - diciendo esto se dió media vuelta y comenzó a caminar rumbo a su hogar, vivía a lado de la rubia, solo un árbol tupido separaba las dos casas. Jaazanía giró para mirar de nuevo a su amiga que ya se había entretenido con el gato. La quería mucho, a pesar de tener 20 años aún conservaba su alegría, era inteligente y en algunas ocasiones muy inocente y buena, era de esas chicas que estudiaban más de lo que debieran y era despistada, era por eso que la estimaba mucho, por ello mismo desde que se conocieron siendo apenas unas adolescentes, se había prometido cuidarla de todo lo que pudiera dañarla o de la gente que lo intentara hacer.

Siguió su camino entrando a su casa, solo ella lo habitaba, cuando se había mudado de su lugar de origen eligió la ciudad, pero pronto anheló un lugar más calmado y así escogió ese donde vivió con su abuela desde los 15 años, un poco alejado de la ciudad, era verdad que tenía que esperar el autobús que las llevaba a la ciudad, pero no era la única así que con el tiempo se acostumbró y obtuvo el mejor regalo, su mejor amiga.

Se sentó cerca de la chimenea y fijó sus ojos en el fuego que brillaba y alejaba la oscuridad que tanto le gustaba sentir cuando estaba cansada, levantó la vista y contempló la foto de ella con Irán, estaban en el porche de casa de la rubia cuando la mamá tomó la fotografía, ella tenía 17 años en ese entonces. Tomó el portarretrato y lo acarició - como pasa el tiempo - susurró.


Unas manos frías le tocaban las manos, sabía quien era la persona que trataba de levantarla a las 6 de la mañana, pero hizo caso omiso y siguió durmiendo.

-levántate ya - Irán le sacudía las sábanas.

-¿qué ganas con despertarme a esta hora? - cuestionó la morena dando un largo bostezo.

-ya sabes lo que dice el refrán, "el que madruga hace las cosas más rápido y terminas pronto".

-ese no es el refrán; se supone que es "el que madruga Dios lo ayuda".

-sí eso - respondió con una sonrisa - pero dime tú, ¿no es verdad que si empiezas las cosas desde temprano terminas más temprano?

-es verdad, pero deja ya de cambiarle a los refranes - colocó su cobija en su closet y entró al baño para cambiarse.

Estaban paradas en la esquina de la parada del autobús, pero este no llegaba, tenía 20 minutos de retraso.

-¡¡por el Hades Jaaz!! - Irán maldecía por lo bajo - voy a perder la primera clase.

-¿cuál te toca? - le preguntó con una ceja levantada.

-taller de investigación - sonrió - no puedo perderme esa clase hoy.

-¿qué hay de bueno? A mí nunca me gustó esa materia.

-hoy se eligen los temas que se van investigar y será tema abierto, y yo tengo uno en mente.

-¿de qué trata esta vez? Espero que no sea de averiguar cuantas especies de insectos existen en el bosque porque no voy a ir contigo de nuevo, esos moscos si que picaban duro.

-no será eso, es algo más experimental, y tú me vas a ayudar Jaaz - el camión se asomaba - ahí viene el tipo del autobús.

-¿cómo serviré yo en tu experimento? - pero no consiguió nada solo una sonrisa.

Caminaban rumbo a la Universidad, por el mismo camino de siempre.

-te veré más al rato - dijo Jaazanía tomando otra dirección, puesto que era ya de noveno grado mientras que Irán era de tercero.

Irán subió las escaleras lo más rápido que pudo y entró al salón, sus compañeros la saludaron.


-hola Jaaz - una compañera de la morena la interceptó.

-hola Hanna.

-¿vas ya al aula?

-no en realidad, iba por ti.

-que bien, porque yo venía por ti -- la chica de cabello rojizo castaño la tomó de las manos y la dirigió hacia el área de los baños.

Apenas entraron Jaazanía la empujó hacia la pared y la besó sin contemplaciones, después de todo Hanna era su chica, podría besarla hasta enfrente de todos, no le importaba, pero recordaba a su pequeña amiga y todo su valor se borraba, era decidida, fuerte y valiente, pero con Irán todo era diferente.

Se separó lentamente de Hanna y la miró -- ¿estás bien?

-creo que necesito un baño de agua fría -- respondió abrazando a Jaaz.

-creo que mejor salimos de acá o de plano las dos necesitaremos agua fría - diciendo esto salió de ahí y las dos se dirigieron al aula que les pertenecía.


-¿puedes volver a repetir tu tema elegido Irán? - la maestra cuestionaba a la rubia.

-he dicho "el lesbianismo no se pega ni se nace, solo aparece", es como la ley de la conservación de la materia "la materia no se crea ni se destruye solo se transforma" - cuando se trataba de clases, su aspecto era serio.

-¿por qué ese tema?

-porque mente brillante ha quedado loca - se escuchó la voz de uno de sus compañeros.

-sabías que la locura puede llevarte al descubrimiento de cosas, que estando cuerdo no ves - le cuestionó.

-basta chicos - habló la maestra -responde a mi pregunta Irán.

-he escuchado comentarios sobre ello en la escuela, algunos libros hablan sobre el tema, yo quiero comprobar y llegar a la verdad.

-en ese caso, el tema es tuyo y espero que logres algo al respecto y ustedes - miró a sus alumnos - dedíquense a su propia investigación, nada de comentarios.

Jaazanía estaba en el área de deportes con su grupo que era la selección femenil de béisbol, aquel día nadie había optado por llevar short, estaba pronosticado frío y algo de nieve.

Como siempre sucedía, Irán tomaba lugar en las bancas de la tribuna en el área de deportes para observar a su amiga entrenar. Sonreía cada vez que Jaaz bateaba y la bola se iba más allá del límite.

-¿Qué ves tan gracioso en el juego?

Se escuchó una voz que siempre que la oía sentía ganas de golpear a la tipa, ella era baja a comparación pero eso no impediría que en una ofensa más le estampara el puño en la cara como Jaaz le había dicho, pero también le había recomendado contar hasta 10 antes de actuar.

-no entenderías - no la miró - tu cerebro es tan pequeño que si te explico, dudo que me entiendas.

-¡¡ratón estúpido!! - Gritó la chica haciendo que todos los presentes en el lugar las miraran - voy a callarte la boca - intentó empujar a Irán de la banca donde estaba, pero Irán se paró lo más rápido posible y con el puño izquierdo le dio en la cara.

No tenía más que hacer ahí, bajó corriendo las escaleras, pero la chica corría más duro que ella que la alcanzó tirando de la manga de su playera - vas a desear no haber tocado mi rostro.

-si yo fuera tú, no haría eso - Jaazanía estaba detrás de ella - es más, si la sueltas te lo agradeceré y me lo agradecerás.

-vete al infierno - le espetó Nadia - solo cuida al ratón de biblioteca.

-guarda tus amenazas o trágatelas Nadia, tú la tocas y ya verás que no lo cuentas.

-al diablo con ustedes dos, ya verán - la chica comenzó a caminar tapándose la nariz que se había hinchado.

-¿por qué el pleito? - la morena miró a su amiga que estaba sonriendo.

-nada en especial - la rubia abrazó a su amiga por la cintura - solo tenía ganas de probar que tan resistente era mi brazo.

-todo bien entonces - la miró y le sonrió - vamos, ya pronto termino y nos vamos en el camión de las 3.


-Irán - Jaazanía entraba a la casa de la rubia por la puerta de atrás donde estaba la cocina.

-está en su cuarto estudiando - la mamá le respondió sin mirarla pues estaba concentrada en la comida que preparaba.

-pasaré a verla Tita.

-eres bien recibida. ¿Cenarás esta noche acá? He preparado sopa.

-claro - apenas dijo entrando a la sala y subiendo las escaleras para llegar hasta su amiga. Tocó la puerta y nada, entonces la abrió y buscó a Irán para hallarla dormida sobre su libreta en el escritorio donde siempre solía hacer su tarea. Sonrió ante esto, con aquellos lentes parecía una doctora, siempre lo había pensado así; contempló la habitación, todo ordenado y limpio, lo que más resaltaba en las paredes eran los diplomas de concursos ganados desde la secundaria hasta los de la universidad.

Estaba apunto de salir cuando una voz somnolienta la hizo voltear.

-creí que estabas dormida.

-no, ¿cómo crees? Es que yo así estudio - se mofó de Jaaz.

-ohhhh, con que así estudias he - alcanzó la almohada de la cama y se lo tiró encima.

-tranquila, tranquila solo era una broma - se acomodaba el cabello revuelto -- ¿qué pasó?

-solo había terminado el reporte del vuelo de mañana y quería saber si iríamos al centro por el libro nuevo que me dijiste.

-¿la de mitos y leyendas? - se levantó de inmediato de la silla.

-ese mismo.

-claro que vamos, voy a avisar a mi madre.

La vio bajar las escaleras y la siguió. Salieron de la casa y caminaron por la calle principal que estaba alumbrada de luz fosforescente, algunos niños jugaban con la nieve que caía en ese momento, hacían bolas de nieve y se lo lanzaban a sus compañeros.

-¿Recuerdas esos juegos? - la morena acabó con el silencio.

-wow... sí, era divertido tomar una bola de ello y lanzarlo sobre nosotras y las compañeras ¡¡qué días aquellos!! - suspiró la rubia y tomó la mano de Jaaz entre las suyas sin detener su andar.

-joder, que frío hace - mencionó la chica alta.

-no puedo creer que aún te sigas quejando de eso, hay cosas que nunca cambian - se burló la chica pequeña.

-graciosa - le reprochó.

Tomaron el autobús para llegar hasta el centro, apenas bajaron llevaron el camino que daba hacia la librería. Irán se entretuvo mirando cada uno de los libros hasta que encontró el deseado, lo tomó entre sus manos y fue directo a la caja.

Apenas salieron del local, el frío les azotó en la cara -- ¿quieres tomar algo?

-vamos por un capuchino bien caliente - dijo la rubia.

Entraron al lugar y tomaron asiento, el clima era caliente y olía a cafés recién hechos, pidieron lo deseado y fueron a sentarse una frente a la otra cuando el café les fue dado.

-¿has hablado con tus papás de nuevo? -- la rubia tomó un sorbo de su taza.

-la semana pasada, pero como siempre no estaban en casa, sino, de viaje en un barco que fue a pasear a Brucellas, nada en particular - dijo con tranquilidad.

Jaazanía levantó la vista y en la otra mesa topó con unos ojos color café que solo la miraban; no era la primera vez que eso le sucedía, pero no le gustaba cuando estaba con Irán. Bajó su mirada y tomó su café con sumo cuidado, volvió a levantar la mirada y la chica la seguía mirando ahora con una sonrisa, si hubiera estado sola, hubiera ido hasta allá.

-o no - exclamó Irán.

-¿qué sucede?

-supongo que si le rompí el orgullo a Nadia - dijo sin quitar la vista de la calle.

La morena giró su rostro y pudo ver a Nadia con otras tres chicas en la esquina del local - están esperándonos - dijo cerrando sus ojos azules y moviendo la cabeza en forma negativa - nunca aprenden.

-vámonos, no quiero volver a golpearle el rostro, ya ves que tengo un buen puño - dijo burlándose de ella misma.

-ven - Jaaz salió del local con Irán y comenzaron a caminar calle abajo haciendo como que no las habían visto.

El paso que llevaban era lento - ¿caminan tras nosotras verdad? - cuestionó Irán.

-así es. Agarra bien tu libro; cuando yo diga tres comenzamos a correr hasta llegar al autobús, ahí no se atreverán a buscarnos pleito las muy montoneras. -- ¿lista?

-sí.

-tres - cuando dijo eso, comenzó a correr, pero Irán no lo hizo, ya que tenía que hacer una de sus locuras.

-¡¡montoneras hijas de bacantes!! - les gritó la rubia.

-¿qué haces? Corre... - le indicó la morena, que al ver a Irán correr comenzó su huida de nuevo.

Las 4 chicas iban de prisa tras ellas, una cargaba un bat y la otra una navaja que brillaba con las luces del centro. Mientras tanto la rubia y la morena corrían lo más rápido posible, esquivando a la gente que pasaba, estaban a punto de llegar al autobús cuando Irán tropezó con la acera cubierta de hielo y cayó al suelo, no pudo levantarse, veía estrellitas y de pronto vio unos dientes sonriéndole.

-así te quería tener ratoncito sucio - dijo Nadia levantándola.

-oye - reprochó la rubia - la blusa me costó - a pesar de todo su humor no se iba.

-espero que sigas estando feliz después de la paliza que te demos.

-no creo que seas buena pegando - volvió a contestar.

-eso ya lo veremos - la jaló más fuerte.

-¡¡vamos!! De una vez - la retaba Irán impidiendo que la hicieran caminar - dale Nadia, golpea, golpea, saca tu puño de tigre aunque más bien sería un gatito - comenzó a reír.

-ya cállate - le gritó Nadia deteniéndose -- ¿qué nunca puedes estar callada rubia?

-no puedo y si no te gusta solo déjame ir.

-eso ni de broma.

-creo que si debieras dejarla ir - Jaazanía había llegado a la parada cuando se percató de que su amiga había sido atrapada, sin pensarlo dos veces fue por ella - no quiero lastimar tu lindo rostro otra vez - le advirtió.

-esta vez no podrás - señaló a sus amigas - ellas no te dejarán.

-eso es lo que crees - contestó mientras lanzaba una patada al bat de una de las chicas que se estrelló contra la mano de Nadia y la rubia quedó liberada - corre - le ordenó a Irán.

Las dos comenzaron a correr y no fueron alcanzadas, llegaron al autobús y se subieron lo más rápido posible, estaban sudando a pesar del frío.


-viste sus rostros de sorpresa cuando pateaste el bat? - Preguntaba Irán sin poder dejar de reírse - por un pelo de gato y se le caía los ojos a Nadia.

-wow... es que... no te imaginas cuanto miedo me tiene - respondió Jaaz con una sonrisa.

Las dos se encontraban sentadas en el porche de la casa de Jaaz, no habían parado de reír por lo acontecido aquella noche.

-hey!! - de pronto Irán habló.

-¿qué? - preguntó con precaución la morena, ya conocía esa expresión.

-el proyecto, no te he hablado de ello.

-¿tiene que ser ahora? Presiento que algo no estará bien.

-tan grande y con miedo, ¿qué más te puedo hacer yo?

-mejor pregúntame que no me puedes hacer.

-vamos, tengo que prepararte para que seas mi ayudante.

-¿ayudante?

-sí, ven - le extendió una mano para que se levantara y pudieran entrar a la casa.


-¿qué qué? - Jaazanía se levantó del sofá donde Irán la había sentado para que asimilara el proyecto.

-lo que has escuchado, estoy probando cosas sobre el lesbianismo - dijo de la forma más natural, como si hablara de comida.

-pero... ¿por qué de ello?

-no lo sé, solo un día me levanté con la idea de saber que se sentía y por qué el gusto por las mujeres y para ello tengo que experimentarlo, si lo experimento puedo llegar a comprobar mi hipótesis.

-estás loca Irán, no voy a ayudarte con eso - se había sonrojado sin querer.

-te estás poniendo roja Jaaz - se burló la rubia - además a ti te gustan las chicas y eres mi mejor amiga, ¿qué podría pasar?

-Yo... - como explicarle que aunque le gustaban las chicas y ella era una muy bonita, la respetaba - no puedo ayudarte.

-por favor, eres la única persona que puede ayudarme, simularemos todo, por favor, te lo ruego, te necesito mucho esta vez.

-he dicho no y es no.

-en ese caso tendré que buscar ayuda de otras personas - mencionó sin enojo - creo que ya tengo candidatas - sacó su libreta de apuntes del bolsillo del pantalón y anotó algo - te veo mañana - iba a salir cuando Jaaz le habló.

-espera - no podía dejar que aquella chiquilla intentara probar ese tipo de cosas con cualquier persona, la podrían lastimar, así que como su mejor amiga que era había decidido decir que si, además, ¿qué podría pasar?


-¿y bien? - preguntó Irán aunque apenas se le entendía, porque las palabras parecían surgirle de algún lugar cercano a los dedos de los pies -- ¿crees que funcione?

-creo que habría algunos problemillas para que las partes... digamos "relevantes" del cuerpo se mantengan en contacto.

-¿por qué?

-bueno, verás... con la anatomía de dos mujeres en esta posición se corre el riesgo de perder el contacto por decirlo de alguna manera - si la postura se lo hubiera permitido, Jaaz se habría palmeado la espalda por aquella buena respuesta.

Irán se separó y se puso de rodillas sobre la cama mientras apuntaba la opinión de Jaaz en su libreta.

-¿lo que me has dicho es una suposición o ya lo has experimentado?

Ella no contestó y la rubia la miró con impaciencia, golpeándole suavemente con el bolígrafo - ¿Jaaz?

Jaazanía Benford se sentó y se pasó la mano por el cabello revuelto, preguntándose y no por primera vez, cómo se había metido en aquella situación - es solo una suposición. Todavía no he salido con una acróbata de circo, pero no te apures, que te informaré puntualmente de ello si lo hago.

-bien - contestó Irán con la mente en otro sitio.

-¿alguna otra cosa que pueda hacer? - se dio cuenta de su error y corrigió - es decir, creo que es todo por hoy - se levantó y trató de caminar sin lograrlo, porque sus piernas le fallaron y se tuvo que volver a sentar en la cama - creo que tu peso me ha dañado - comentó a su amiga pero la rubia estaba inmersa en sus apuntes que no le hizo caso, algo molesta por ello exclamó con más fuerza -- ¡¡creo que has subido de peso!! - Pero aún así no hubo ninguna actitud de cambio - maldición... - susurró por lo bajo y se levantó saliendo de su cuarto.

Llegó hasta la cocina y tomó un vaso con agua, su corazón latía tan fuerte que creía que se podía salir del pecho - calmate Jaaz, es solo tu amiga, una chiquilla que quiere jugar a "la sabelotodo" - se dijo así misma para tranquilizarse.

-me has ayudado mucho hoy - la interrumpió Irán entrando a la cocina con una sonrisa, aquella que siempre tenía cuando algo había salido a su gusto o perfección.

-no deberíamos hacer eso - Jaaz intentó entablar una conversación seria con ella.

-por favor Jaaz, es solo mi proyecto, luego te dejaré - la miró angustiada - ayúdame en lo preliminar, luego prometo dejarte.

-es lo que me temo - asentó el vaso - que después de mi, andes haciendo lo que hicimos hoy con otras personas, no quiero que lo hagas.

-lo intentaré con personas de confianza - le volvió a sonreír - pero gracias por preocuparte por mi - se dirigió a la puerta y salió, se giró y miró a su amiga que la observaba desde el marco - y Jaaz, no he subido de peso - diciendo eso se fue andando lo más rápido posible.

A través de la ventana de la cocina, Jaaz la observó atravesar casi saltando el jardín como la niña que aún era, a pesar de su edad y de sus grandes conocimientos. Sacudió la cabeza y deseó que la sangre se le enfriara cuanto antes. Ya eran demasiado mayores para seguir jugando a los científicos. A pesar de lo precoz que era Irán en algunos aspectos, estaba muy retrasada en otros y Jaaz temía por ella cuando le tocara el traslado a Florida.

Sentía debilidad por su amiga desde que la había conocido pero sobre todo un gran respeto. A través de los años, había estado con ella en todo, desde aprender a manejar la bicicleta hasta conducir un coche y sus hombros habían servido para secarle las lágrimas.

Su pequeña amiga había hecho un master en química, estudiaba la biofísica y además de estudiar la carrera de química fármaco bióloga en la universidad, trabajaba también como investigadora en su institución.

Jaaz movió la cabeza negativamente al recordar que su amiga quería experimentar sexo homosexual. Recordó de pronto que se le había olvidado preguntar el propósito de aquella investigación. Sabía que su proyecto estaba relacionado con la biología de las emociones pero y si sólo la estuviera utilizando para luego confesarle que le gustaban las chicas... de pronto deseó nunca haberle contado nada sobre sus preferencias.


Irán escribía lo último en su libreta de notas. No pudo evitar sentir un escalofrío en su espina dorsal al recordar el cuerpo de Jaaz sobre ella, pero pronto lo alejó de su mente. No había esperado una reacción química de su propio cuerpo, pero si analizaba bien, era algo normal. Lo que le indicaba que su sistema hormonal funcionaba perfectamente.

Sin embargo, le resultaba curioso no haber caído hasta entonces en lo profundo que era el azul de sus ojos y había deseado recorrer la oscuridad de su cabello negro para comprobar si era tan suave como parecía.


Estaba recostada en el asiento del copiloto con su uniforme de piloto, en aquella ocasión volaría hasta Pórtland. No estaba tan concentrada en lo que haría ese día, pero debía reponer el mal sueño de la noche anterior. Sintió un beso en su mejilla y supo que su acompañante de vuelo había llegado.

-buenos días Jaazanía - mencionó Lisa apartándose con una sonrisa -- ¿puedo saber por qué la mala noche?

-dudo que quieras saberlo - respondió Jaaz con disgusto.

-¿de qué se trata? Una cita acabó mal supongo.

-peor que eso.

-¿una cita a ciegas? - insistió Lisa.

-no, y no quiero hablar de ello - se acomodó el cabello que llevaba en una coleta.

-¿Irán? - cuestionó con picardía.

Jaaz supo que no podía engañar a Lisa, aquella rubia, era la primera amistad verdadera que Irán tenía y de hecho que no fuera ella misma.

-¿qué hizo ahora? - Levantó una ceja en forma interrogativa sin borrar su sonrisa -- ¿criar abejas genéticamente modificadas y soltarlas por descuido en tu casa?

-no seré yo quien te lo cuente - miró los controles que tenía enfrente para comenzar con el vuelo de prueba.

-¿vas hacerme volar sin contarme que sucedió con la genio? - preguntó algo enfadada.

-te aseguro que vale la pena esperar. Mejor cuéntame lo tuyo, ¿qué tal tu cita?

-caliente - respondió con una mueca jocosa y bromeando a la vez, ya que aún bromeaba con la primera cita que ellas habían entablado para conocerse y al final ninguna se atrevió a decir más y quedaron como amigas.

-¿va la cosa en serio? - quiso saber Jaaz.

-es demasiado pronto para saberlo, pero él es simpático y muy mono.

-¿él? - miró a su amiga interesada -- ¿cambio de planes supongo?

-digamos que pruebo, pero a decir verdad, me ha gustado esta prueba.

-¿qué tiene él que no tenga yo? - cuestionó de broma ya sabiendo la respuesta.

-pues aparte de lo que ya sabemos, nada en particular, él es tan guapo, como tú eres de hermosa - le sonrió con vehemencia.

-no creo ser hermosa - dijo quitándole importancia al asunto.

-¿qué no lo eres? Creo que no has escuchado a todas las compañeras en debate discutiendo sobre cuanto músculo ocultas bajo el uniforme. De hecho, hemos hablado en llevar a cabo una misión de llevar más allá tus líneas de defensa.

-es el uniforme que me hace esta apariencia, las atrae y los atrae como moscas.

-pues yo opino que todas y todos te quisieran ver sin él. ya estamos acostumbradas a verte con ese uniforme y aún así te ves atractiva, pero no saben lo irritante que puedes llegar a ser.

-¿cuándo dices "todas y todos" a quién te refieres exactamente?

-¿interesada? te diré que la chica Roíz te ha echado el ojo.

-ya lo sé, pero no es mi tipo.

-también está el chico que arregla los motores.

-sigue sin ser mi tipo - dijo sin emoción - además está Hanna.

-en fin, por haberme rechazado, no descansaré hasta buscarte al amor verdadero por no haber podido ser yo.

La morena ya no contestó pero con una sonrisa le indicó que había sido una buena opción. Pronto llevó a cabo los preparativos para el despegue. Ya estando en el aire, la tensión desapareció y sus pensamientos flotaron con más libertad, podía recordar a Irán preguntándole -¿qué es tener una relación sexual? - en esa ocasión no se sintió preparada para decirle y la tomó de la mano, llevándola con su abuela para que le explicara, creyó que si la dejaba con la duda, iría con su mamá y esta le hubiera dado un libro para que se informara. En su situación actual, con la pregunta de ¿qué se siente amar a una mujer siendo mujer?, ya no sabía con quien llevar a su amiga para que la ayudaran, temía que si no era ella, podría ser cualquiera y no lo deseaba así.


Irán se encontraba tumbada en el pasto verde de su jardín, ese día parecía que el sol estaba feliz, pues había salido y el calor había entrado. Tenía miedo de haber disgustado a Jaaz, y como ella siempre se quejaba de que no tomaba sol, aquella mañana había decidido hacerlo antes de ir a clases y así complacer a su amiga. No sabía si estaba bien o no, su cerebro parecía trabajar muy lento cuando se trataba de relaciones humanas y no cuando tenía que interpretar ecuaciones químicas o los principios de la física.

Escuchó unos pasos y observó a Lisa entrar a su jardín. No era a quien esperaba ver, pero era algo al menos.

-sin preámbulos amiga - dijo la rubia apenas entrando por la reja de entrada al jardín -- ¿qué le hiciste a Jaaz?

-solo le pedí ayuda - murmuró Irán.

-suelta la sopa - la miró inquisidoramente.

Le habló de lo que había sucedido, desde el plan hasta el momento en que se despedía de la morena.

-¡¡Pobre Jaaz!!

Irán espero unos momentos para que Lisa parara de reírse - ¿y qué hay de ti, sentiste algo?

-¿algo como qué? - preguntó confusa.

-no sé, por ejemplo las ganas de quitarle la ropa y besarle...

-puede que haya habido respuesta física pero es algo que los científicos debemos separar de la investigación ya sea nivel físico o emocional.

-a veces pareces tonta Irán - le dijo con cariño Lisa - deberías saber que Jaaz no puede separar eso.

-¿qué quieres decir? - cuestionó confundida.

-que es posible que hayas excitado a Jaaz y no puedes culparla amiga mía - le guiñó el ojo y se sentó junto a ella en el pasto - pero eso es bueno, creo que hacen una magnífica pareja.

-¡¿qué?! - exclamó irán levantándose del suelo y caminando en círculos - Jaaz y yo siempre hemos sido amigas, no la miro de otra manera.

-¿estás segura? Hoz conozco desde hace tres años y por la forma en que hablas de ella o la miras, dudo que solo la veas como amiga.

-me confundes Lisa - admitió Irán con disgusto.

-de verdad Irán, a veces me pregunto sino ¡¡vienes de otro planeta!!

-mmm... -- apenas pudo decir mientras se sumergía en sus pensamientos, recordando la cara de Jaaz.

-pero tenemos que encontrar la manera de terminar tu proyecto.

-¿sabes del proyecto?

-¡¡claro!! El de seducir a Jaazanía.

-¡no quiero seducir a Jaaz! - mencionó casi gritando con los ojos bien abiertos.

-la próxima vez que intentes algo con ella, me avisas, me gustaría grabar todo - comenzó a reír a carcajadas mientras se despedía de Irán y se marchaba.

Corrió a su casa y subió las escaleras lo más pronto que pudo, entró a su recámara y marco al número de celular de su amiga.

-¿qué sucedió Irán? - se escuchó la voz de Jaaz.

-¿vendrás a casa hoy verdad? Necesito hablar contigo urgentemente.

-¿es para otra locura? No creo llegar sino hasta tarde.

-te esperaré hasta la hora que sea necesario, por ahora te diré que he tomado el sol y me marcho ya a la escuela - sin más que decir, colgó - tengo que probar otra idea.


-ya era hora de conocer tu casa Jaaz - mencionó Hanna bajando del auto.

-bueno, pues adelante - hizo caminar a la pelirroja hasta llegar a la puerta - ya abro - dijo sacando la llave de su bolsa de pantalón.

Entraron a la casa, pero Jaazanía no tuvo tiempo de abrir bien y de encender la luz cuando su chica se había abalanzado sobre ella, apenas cerró la puerta. Llegaron hasta el sofá y Jaaz la recostaba.

-¡¡Dioooooseeeeeesssss!! - se escuchó el grito de una chica.

-¡¡haaaaaaaaaaaaaaaa!! - exclamó Hanna apartándose del sofá, mientras Jaaz encendía la luz.

Visualizó a su amiga levantándose del sofá con la cara somnolienta y asustada.

-Irán - dijo Jaaz por lo bajo -- ¿qué haces aquí?

-bueno - la rubia no sabía que decir, si ella estaba enojada, con eso se enojaría más - llegué de la escuela, te esperé toda la tarde y no habías llegado, quise esperarte y pasé pero me quedé dormida, lo lamento - y miró a la compañera de la morena, que tenía la blusa desabotonada -- ¿ustedes iban a...?? - no terminó su frase.

-creo que es hora de irte a casa - intervino Jaaz para que no hiciera comentarios al respecto, al menos no en ese momento - te acompaño - dijo tomando de las manos a la rubia y llevándola por el jardín para hacer que saltara la valla.

-siento haberte interrumpido ese momento - mencionó con pena.

-no te disculpes Irán, solo ve a dormir a tu casa - su reacción era de calma y paciencia.

-no quise...

-por favor ve - le ordenó.

-lo siento - dijo por último saltando y caminando en dirección de su puerta trasera.

Regresó a su casa y encontró a Hanna ya vestida correctamente - lamento lo que pasó, ella tiene esa costumbre - se disculpaba.

-no pasa nada Jaaz, es tu mejor amiga, todos lo sabemos y en verdad que no hay problema - mencionó sentándose en el sillón para intentar hacer otra cosa, ya que se había acabado en momento mágico.


Tomó sus notas y se dirigió a la computadora para pasar sus apuntes a su archivo del laboratorio. Estaba algo molesta con ella misma por la ridiculez que le había causado a su amiga. Hacía dos días que no iba a su casa y que no iba con ella a la escuela, Jaazanía por ser de noveno no tenía clases más que juegos de béisbol y vuelos de práctica. En cambio ella si tenía muchas cosas en que ocupar su mente y no quería ya preocuparse por su amiga.

Apenas estuvo terminado su reporte, se preparó para marcharse a casa. Se quitó la bata blanca y puso su chaqueta azul que hacía juego con sus jeans y su blusa.

-eres tú la del proyecto - le dijo una voz femenina.

-así es - respondió con cortesía, agradeciendo que alguien platicara con ella -- ¿por qué? - le preguntó al darse cuenta que nunca la había visto por la escuela.

-soy Catrina - le extendió su mano - vengo como ayudante en este laboratorio, para repartir matraces erlenmeyer, y todo eso, reactivos y un sin fin de objetos.

-mucho gusto, soy Irán, la chica del proyecto - le sonrió.

-lo sé, me han comentado algunas chicas de tu trabajo y quisiera decirte que si en algo ayudo a tu trabajo, puedes confiar.

-gracias - le sonrió de nuevo - ahora me marcho, yo solo tengo turno hasta antes de las tres y ya son las tres - le mostró su reloj.

-hasta luego entonces - le volvió a extender la mano para que lo tomara y la saludara de nuevo.

Caminaba con rapidez por el pasillo que la llevaba directamente por las canchas de béisbol, se detuvo al pasar por el campo y contempló a su amiga en posición de bateo, quiso hablarla y saludarla pero temía distraerla. Acomodó su mochila en su espalda y siguió su camino sin mirar atrás.

-no creo que sea bueno seguir evitándome.

Se detuvo al escuchar la voz de Jaazanía detrás de ella y a corta distancia. Giró lentamente y la miró, se veía agitada y su aspecto era serio pero no molesto, así que sin otra opción habló - no es que te evitara... bueno sí, pero era porque... tú sabes, cuando me da pena yo suelo... es decir, me conoces desde hace tiempos y... -- ninguna frase había terminado.

-hey Irán!!! - Jaaz le puso un dedo en los labios evitando que siguiera hablando con rapidez y sin coherencia - sé que cuando te apenas y te sientes mal contigo misma sueles alejarte, pero también sabes que nunca me enojaría contigo y mucho menos debes de pensar en alejarte de mi - le tomó las manos entre las de ella y la miró profundamente - no te alejes de mi, creo que hemos sido amigas durante años y este pequeño accidente no debe separarnos.

-lamento haber interrumpido - dijo alzando los ojos y viendo como Hanna se acercaba a ellas - pero ahora, debo irme - dándole un beso a su amiga en la mejilla se giró y comenzó a caminar rápidamente.

Jaaz sintió la presencia de alguien tras ella y miró para encontrarse con su chica - hola - saludó tomándola del brazo haciéndola caminar en dirección al campo.

-¿cuándo le dirás que tú y yo andamos? - mencionó Hanna señalando la dirección en que Irán se había marchado.

-en verdad no lo sé, estoy dudando hacerlo - su mirada era perdida.

-¿pero por qué? Me habías dicho que de esta vez no pasaba, no crees que ¿es demasiado inteligente como para no entenderlo?

-es inteligente, pero ella no es como tú o como las demás personas - respondió con sequedad mientras se detenía y la miraba.

-no entiendo cuando dices que es diferente a los demás, ¿es que acaso su inteligencia le ofusca su sentido común?

-no lo entenderías Hanna, ella ha sido así siempre, con esa mente tan abierta pero tan cerrada a la vez - levantó su mirada al cielo - a veces pido que tan siquiera tuviera un poco de sentimiento de rencor, maldad, odio, justicia. Que hiciera lo de "ojo por ojo y diente por diente".

-lo hace - le espetó Hanna.

-cree que lo hace, pero no es verdad, es ahí donde puedo jurar que su mente de científico la ha perjudicado - comenzó a caminar sin esperar a su chica.


-así - ordenó Irán a Jaazanía que se encontraba sentada en el suelo de su habitación - el libro menciona que la otra persona debe estar en posición vertical pero creo que es correcto esta posición - decía mientras le enseñaba el dibujo.

-¡¡por los dioses!! - Jaaz le arrebató el libro a su pequeña amiga - no querrás intentar esta posición - intentaba asimilar lo que esa vez practicaría o más bien le harían practicar.

-no veo cual es la inconveniencia Jaaz, parecería que tienes miedo, se supone que sabes de esto y debes ayudarme - no entendía el comentario.

-¿debo? Estás insinuando que crees que yo he hecho todas estas posiciones - tomó el libro y se lo puso enfrente de la cara - no conocía siquiera la que querías intentar - mintió.

-jajajajaja - se echó a reír la rubia con todas las fuerzas que tenía.

-¿qué se supone que da risa? - Jaaz intentaba entender ahora el ataque de felicidad de su amiga.

-es que mírate - la tomó de la cintura y la obligó a mirarse por el espejo - estás sonrojándote - le sonrió con dulzura - no voy a creer que no lo hayas practicado antes.

-supongo que me has espiado - afirmó.

-nunca - comenzó a retroceder lentamente.

-lo has hecho - volvió a mencionar mientras seguía a Irán.

-no, eso es levantar falso - ahora retrocedía lo más rápido que podía, no tendrías escapatoria, había llegado a las escaleras.

-creo que si Irán y no lo niegues - dijo por último mientas corría detrás de su amiga que ya estaba llegando a la puerta de entrada por donde escapaba para poder ir libremente por la calle.

Se detuvo en la puerta observando como su amiga corría calle abajo, muchas veces se preguntó por qué a pesar de no entender la forma de ser de Irán, le gustaba y disfrutaba con ella las locuras que surgían, en esas ocasiones había llegado a la conclusión de que la amistad es así, se aceptaba a los amigos como eran y no importaba las opiniones de los demás; ese mismo día ella había dicho que deseaba que su amiga fuera diferente, pero una vez más llegó a la conclusión de que la quería tal y como era, solo deseaba que por su forma de ser los demás no la dañarán - en ese caso que cambie el mundo - pensó mientras corría lo más rápido que podía.

Se detuvo en la avenida que daba rumbo a la pastelería y supuso que se encontraría a Irán comiendo. Cruzó la calle y entró al local, agudizó su mirada y visualizó a su amiga sentada en una mesa bien servida de bocadillos.

-creo que todo eso te hará mal - le regañó sentándose a su lado.

-vas a ayudarme - le cedió de su postre.

-lo dudo Irán - le regresó el plato.

-por favor, luego vas y haces 100 lagartijas y bajas las calorías - decía con trabajo por el pastelillo que le impedía hablar.

-solo unos cuantos - tomó el pan que solo tenía nueces y unas almendras.

Las dos terminaron comiendo la misma cantidad de postres - quiero reventar - exclamó Irán poniendo sus manos en su estómago.

-te dije que no comieras tanto.

-pero si comimos lo mismo.

-sí, pero no todos... - no pudo terminar de hablar cuando fue interrumpida.

-disculpa - dijo aquel chico.

-¿sí? - respondió Jaaz.

-deseo hablar contigo - dijo señalando a Irán.

-dime -- Irán lo miró con cordialidad.

-te he observado en la universidad desde hace meses - se atrevió a confesar aquel chico que llevaba unas gafas que le hacían mostrar sus ojos del tamaño del fondo de una botella, su cabello pegado a su cabeza con mucho gel - y no me había atrevido hablar sino hasta hoy que no he aguantado - miró a Jaazanía que emitió una risa de burla.

-pues... -- Irán dirigió su mirada a su amiga que con un movimiento de cabeza le indicó que podía resolver esa situación.

-¿cuánto obtuviste en química en tu último examen?

-¿cómo? - la pregunta había sido tan fuera de lugar para él, pero aún así contestó - obtuve 80. Pero ¿qué tiene que ver?

-te diré algo - dudó antes de seguir hablando - solo saldría con un chico que obtiene 100, pero gracias por lo que has dicho.

-yo - el chico quiso hablar.

-¿sabes amigo? - dijo Jaaz - creo que cuando obtengas el 100 regresas, ¿estamos? - vio al chico alejarse -- ¿en verdad saldrías solo con alguien que obtuviera 100? - era algo que hasta ese momento desconocía.

-sí - fue la respuesta que Irán dio con determinación.


-el avance maestra - decía Irán a su clase que estaba pendiente de su proyecto - es que las emociones humanas, sobre todo, si se trata de relaciones entre dos personas, puede llegar a estimularte, sin importar de que sexo seas - miró a su maestra de taller tratando de obtener la aprobación.

-eso es correcto Irán, has seguido todos los pasos para poder tener esa conclusión general, sin embargo te falta mucho para comprobar - le explicaba a la rubia mientras anotaba su calificación - ¿preguntas? - le propuso al grupo.

-sí - se escuchó la voz de un compañero -- ¿buscarás a tu población lésbica?

-¿experimentarás con ellas? - se escuchó la voz de otro alumno.

-¿no te sirve algún chico de apoyo en comparación? - dijo otro con morbosidad.

-¿utilizarás a tu amiga? - dijo una compañera.

-basta - exhortó la maestra - se supone que son preguntas constructivas para disipar las dudas con base a como se realiza el proyecto.

-con respecto a tu pregunta - miró a la chica que había preguntado de último - si te interesa saber si utilizaré a mi amiga, te diré que no te importa - le sonrió mientras se sentaba en su banca y guardaba sus hojas.

-estúpida - le dijo la chica por lo bajo para que la maestra no escuchara.

-no fui yo la que preguntó - y le volvió a sonreír.


Tenía la bandeja en su mano izquierda, mientras que con la derecha tomaba lo que comería, de repente una presencia ya conocida se unió a ella, no tuvo que mirar solo habló -- ¿qué tal el deporte?

-tuve que cancelarlo - respondió Jaaz mientras terminaba de acomodar su alimento y comenzaba a caminar con su amiga rubia para ocupar alguna mesa.

-¿qué sucedió? - preguntó Irán mientras se sentaba y destapaba su emparedado.

-tengo un vuelo a Heathrom en el aeropuerto de Londres dentro de unas horas, tengo que acomodar mis cosas, nos vamos por tres días - miró a su amiga con disgusto - son muchos días para mi gusto, no quiero dejarte sola.

-¡¡hey!! No deberías preocuparte por mí, ya estoy grande - le palmeó su mano.

-prométeme que no te meterás en líos y que no andarás experimentando cosas raras con personas - le tomó las manos y se propuso tener toda le seriedad posible - promételo.

-lo prometo - quitó sus manos y tomó una patata que le ofreció a Jaaz.

La morena abrió la boca y aceptó con gusto el aperitivo, sus labios toparon con el dedo de Irán y sintió algo extraño en su estómago y de manera rápida se apartó -- ¿por qué siempre para prometerme algo usas la comida? - dijo bromeando tratando de olvidar el cosquilleo en sus labios y en su estómago.

-es mi forma de decirte que no te fallaré - extendió otra patata -- ¿gustas otro?

-contigo engordaré - le reclamó Jaaz con un levantamiento de cejas - se paró - me voy Irán, te veo dentro de tres días, para el fin de semana estoy de regreso - le dio un beso en la frente y comenzó a caminar en dirección a la cafetería para dejar su charola y retirarse; iba de manera distraída cuando por instinto se alertó y levantó su charola protegiendo su cabeza contra una salsa de tomate que había ido a parar encima de la bandeja, miró con cuidado y visualizó a Nadia y su grupito a lo lejos, supo que era ellas pues sus miradas habían cruzado y se burlaban.

-deberías tener cuidado con lo que comen señoritas - les exclamó Jaaz en tono fuerte para que la escucharan, mientras aventaba la salsa de regreso.

Ninguna de las 4 chicas había visto el llegar de la salsa y gritaron cuando les pringó la salsa de tomate. Jaaz sonrió con burla y siguió su caminar.

-¡¡no huyas gallina...!!

Se detuvo en seco mientras en su cabeza retumbaba aquella frase, nunca le gustaba ser llamada gallina, dio media vuelta y su mirada fue fulminante, le callaría la boca a Nadia con un puñetazo y después le haría retractarse. Caminó con lentitud pero su seguridad se sentía. Sabía que todos los universitarios presentes la miraban estupefactados y también sabía que quizá se vería ridícula armando un lío solo por ser llamada gallina, pero tenía una frustración desde días atrás que deseaba eliminar, así que decidió que olvidaría su contar hasta diez mientras golpeaba un rostro.

-creo que alguien debe retractarse - dijo deteniéndose enfrente de ellas - al menos tú - señaló a Nadia y sus ojos azules la miraron con repugnancia.

-¿no crees que ya estamos grandecitas para estas escenas? -- preguntó con sorna.

-eso debo preguntarte a ti Nadia, si no soy yo, es Irán pero nunca dejas de molestar.

-creo que el andar con ese ratón de laboratorio te daña la forma de ser y te vuelve estúpida.

No pudo decir otra cosa cuando unas manos fuertes la levantaron de la banca con un tirón de su chaqueta de piel.

-te volveré a fracturar la nariz si vuelves a llamar estúpida a Irán.

-no creo que seas tú - se río sin realmente poder hacerlo pues no podía respirar bien - creo que Irán tendrá a otra persona - dijo señalando en dirección a Irán que se encontraba en otra área de la cafetería y no se había dado cuenta del problema.

Jaaz miró hacia la mesa de su amiga y vio a una chica alta y tes morena sentada con ella charlando amenamente, su angustia fue al no reconocer a aquella mujer, nunca la había visto en la escuela e Irán no le había contado de su nueva amiga, al menos que fuera otra para su experimento... ¿otra para el experimento?, sintió una punzada en el pecho y soltó a Nadia mientras regresaba su mirada a ella. Sin decir nada más, siguió la dirección que desde un principio debió tomar... la salida.

Miró varias veces la cafetería, caminaba y volvía al mismo punto, no quería dejar sola a Irán por tres días y menos sabiendo que ya había otra persona que la supliría - creo que voy a vomitar - se dijo a si misma mientras se alejaba por fin del lugar y se marchaba a casa.


-¡¡¡emergencia!!! - dijo Lisa entrando con el uniforme de piloto aún puesto y jalando a Irán que se encontraba en el laboratorio mirando por el microscopio compuesto.

-¿cuál es la emergencia Lisa? Estoy observando estomas de una hoja para un reporte de esta semana - dijo disgustada Irán quitándose la bata.

-¿crees que lo que te voy a decir no es importante? Sino fuera así no vendría hasta aquí para evitar que siguieras mirando a tu amada hematoma.

-es estoma Lisa, no hematoma, eso es un moretón, en cambio la estoma es...

-no vine a hablar de tu estoma querida amiga, me da igual que sean, soy piloto, ¿recuerdas?

-¿qué es más importante que mi estoma? - preguntó Irán poniendo los brazos en jarras.

Lisa miró alrededor y se dio cuenta de que la media docena de investigadores y estudiantes del laboratorio habían dejado de trabajar para mirarla fijamente.

-hola a todos pandilla. Yo soy Lisa - saludó cortésmente mientras arrastraba a Irán por el pasillo.

-dime que pasa.

-esto es algo serio - mencionó agarrándola del antebrazo como preparándola para oír lo peor - Jaaz tiene una cita formal esta noche.

-vaya...

Por supuesto que Jaaz salía con chicas y ella a pesar de que no estaba acostumbrada a saberlo, había ignorado la punzada de celos que sentía cuando eso ocurría. Los celos eran una emoción muy extraña. Había tratado de analizarlos, pero era algo absurdo en su situación, Jaaz no era nada más que su amiga de toda la vida, pero se preguntó una vez más ¿por qué sentía celos de cualquier mujer que se le acercara a Jaaz?

-tenemos problemas pequeña amiga. Conozco a esta chica y es Hanna, es pelirroja, es una buena chica, pero no creo que sea la correcta para nuestra querida amiga.

-estoy segura de que Jaaz puede cuidar de si misma.

-entonces... ¿vas a dejar que te la quite? - levantó las manos al cielo como rogando piedad a Dios para Irán y le espetó -- ¿crees que soportarás ver a Jaaz alejada de ti por su novia que será formal y toda la cosa? - ¿quién te defenderá de todos si ella se dedicará a cuidar a su chica? ¿Con quién irás a patinar? ¿a quién correrás para contarle tus cosas si ella estará preocupada por sus nuevos asuntos? - quizá se había excedido de ejemplos pero no quería que Jaaz e Irán se siguieran negando su amor por solo creer que al ser amigas no podían ser más que eso.

-no lo sé - dijo Irán en un susurro mientras sus ojos verdes miraban a todos lados menos a Lisa.

-¿tienes siempre a tu gato verdad? - dijo Lisa tomándole el rostro a la rubia para que la mirara.

-sí - contestó la rubia con cautela - aún tengo a Told.

-verás... Hanna es alérgica a los gatos, tienes que asegurarte de que Jaaz acaricie a tu gato antes de marcharse.

-yo no... -- balbuceó aquellas palabras sin emoción alguna.

-esto es importante - mencionó la piloto sacudiendo la bata de lisa que llevaba en el brazo - esta es la oportunidad para evitar que Jaazanía se quede con alguien o bien perderla para siempre.

-pero Lisa, Jaaz no es mía, así que no la puedo perder. Estás sobreactuando y sacando la situación de quicio.

-yo te aviso - anunció Lisa omitiendo los comentarios de la rubia pequeña - pasará a buscarla a las 6 de la tarde así que trata de estar con ella a las cinco y media y has que abrace a tu gato así no tendrá tiempo de cambiarse de ropa, y también súbete al auto y pon al lindo gatito en el asiento del acompañante por un instante, con eso bastará.

-no.

Irán sacudió la cabeza y le dio la espalda a su amiga mientras se ponía la bata blanca y regresaba al laboratorio. En su humilde opinión aquella idea era una locura, y decidió actuar como si nunca la hubiera escuchado.

-recuerda, es a las cinco y media - le gritó Lisa por última vez mientras la observaba marcharse.


-bien, ya son las cinco y media, hora de mi programa favorito - mencionó la madre de Irán.

-¡mamá!

-¿qué he dicho? - preguntó su madre mirándola sorprendida.

-no quiero saber que hora es - gruñó Irán.

-lo siento cariño, pero no lo sabía - dijo sentándose en el sillón mientras que con el control remoto encendía la televisión.

Irán llevaba un buen rato sentada en la mecedora del salón con la nariz pegada al libro de biología, tratando de concentrarse para no pensar en Hanna, en Jaaz, en el gato y en ninguna de las posibilidades combinaciones entre los tres. Para librarse de cualquier tentación había dejado el reloj en su dormitorio y estaba sentada de espaldas al reloj de pared. Pero no había contado con su madre y sus programas de televisión y en aquel momento era conciente de cada segundo que pasaba.

Exhaló cuando se dio cuenta que por más que intentaba leer de nuevo, las letras ya no tenían sentido en su cabeza. Sabía que Jaaz saldría a su cita en cualquier momento. Sintió en el estómago un nudo de lo más molesto, entendía que se trataba simplemente de una acidez provocada por la respuesta de su sistema nervioso, pero como fuera esa sensación era muy desagradable.

En su cabeza llegaron muchos pensamientos, Lisa tenía razón, si Jaaz se unía a una chica formalmente, ella pasaría a segundo término y quizá hasta llegaría a perder a su única gran amiga. No quería quedarse sin amiga y no dejaría que Hanna se la arrebatara sin haber dado la lucha. Pero no creía muy correcto el utilizar a Told para provocar una alergia a una chica alérgica a los gatos, pero no encontraba otro método, quizá se haría a la enferma y haría que la morena se quedara con ella en vez de salir, pero sabía que no sucedería eso, además, estaría fingiendo -- ¿qué no es lo mismo con el gato? - se preguntó, de repente sintió algo peludo acariciándole su tobillo desnudo y al instante miró a su gato que la miraba como preguntándole ¿y bien? ¿No tenemos que ir a algún lado?.

Sin pensar en lo que estaba haciendo dejó su libro y tomó a Told entre sus brazos y salió de la casa sin siquiera ponerse los zapatos, comenzó a caminar con rumbo a casa de Jaaz sin ponerse a pensar de nuevo si estaba correcto o no.


No se hacía ilusiones con respecto a que por fin aceptaba tener a una novia formalmente, había aceptado aquella propuesta de Hanna, por el simple hecho de que si la quería y no deseaba dañarla si se hubiera negado. Se miró al espejo y se contempló, cuando sus ojos visualizaron su propia mirada azul aceptó que estaba comprometiéndose con Hanna para no tener en mente a Irán, su pequeña amiga que había despertado en ella algo más que el deseo de tenerla, ¿sabría Irán lo que le había provocado? No conciliaba el sueño desde aquella vez que probaron una posición erótica, había soñado con ellas dos juntas en la cama... a Irán sin gafas y sin ropa y ella... - será mejor que me apure - se dijo a si misma. No había visto a su amiga desde aquel día en la cafetería, bueno, la había visto pasando en bicicleta ese sábado por la mañana, pero Irán no se había detenido en su casa como solía hacerlo y para ser sinceras, ella tampoco había ido a su casa desde su llegada del vuelo, pero aquello debía de terminar. Si Irán no regresaba a visitarla por que quizá ya tenía a otra persona con quien probar, sus celos y su deseo no se interpondrían entre su mejor amiga y ella así que terminaría yendo a visitar a la rubia.

Sonó el timbre y Jaaz automáticamente miró su reloj, había quedado en ir a recoger a Hanna media hora más tarde, así que no podría ser ella. Bajó de su habitación con rapidez y abrió la puerta. Jaaz pensó con sarcasmo que de seguro estaba ahí para confesarle que ya no deseaba su ayuda.

-Hola Jaaz - dijo en tono bajo.

-Hola Irán.

-Lisa me ha dicho de tu cita.

-¿en serio? -- Ahora se le quitaba un peso de encima pero otro pensamiento de reproche llegó, quizá Irán no solo quería aprender probando, sino observando también a dos personas ¿a dos personas? No quería escuchar decir a Irán que deseaba acompañarla - pues en verdad tengo la cita - dijo con una sonrisa sin saber por qué rayos sonreía, entendió que trataba de dar ¿celos?

La rubia se apoyó sobre sus talones y la miró fijamente. Jaaz conocía ya las facetas de cambio de su amiga pero aquella expresión mezclada de inocencia, ternura y culpabilidad no la había visto junta, pudo contemplar bien esos ojos verdes y lo hermosa que se veía sin sus gafas. Se apoyó contra el quicio de la puerta mientras en su mente cavilaba la posibilidad de que también todo ese embrollo hubiera provocado una reacción en Irán y por eso no había ido a verla, se sintió débil, en ese instante rogó y deseó que todo fuera como antes.

Irán no había dicho nada más y de pronto le extendió el animal a la morena -- ¿me lo sujetas un momento?

Jaaz no tuvo tiempo de replicar, en unos instantes ya tenía al gato Told de color amarillo ronroneando sobre sus brazos.

-¿ocurre algo Irán?

-no, nada, estoy preocupada por él ¿no te da la impresión de que está enfermo?

La morena miró al animal, le seguía pareciendo el mismo bicho de siempre, no había cambiado más que en cuerpo, hace un año y medio atrás era un cachorrito, ahora era un gato adulto. Se apartó al gato del pecho y volvió a colocarlo en los brazos de Irán con gesto torcido. Tenía la blusa roja llena de pelos, así que sacó su pañuelo de sus jeans y se limpió.

-yo lo veo bien - contestó guardándose de nuevo el pañuelo - pero si te preocupa, podemos llevarlo mañana al veterinario, yo te acompaño, pero ahora tengo una cita.

-ya lo sé - contestó Irán con cierta tristeza y le dio un ligero abrazo, en medio de las protestas del gato que se veía aplastado en medio de los dos.

-te veo mañana - dijo Jaaz besándole la frente como solía hacer. Pero aquella vez la piel se impregnó en sus labios y su aroma en su olfato.

Irán se dio la vuelta para marcharse mientras escuchaba a Jaaz maldecir por lo bajo, no comprendió a que venía tal cosa.

La chica alta caminó rumbo al coche que había rentado, siempre supo que un auto estaría mejor para ir a la universidad o donde quisiera, pero no quería dejar de ir con su amiga rubia ya que a esta no le gustaban tanto que prefería ir en bicicleta al trabajo y en autobús. Se sintió cansada de tanto pensar que razonó una vez más que no podía tener tales sentimientos por su amiga, Irán confiaba en ella y no iba a defraudarla.

Subió al auto y en unos instantes unas pequeñas manos habrían la puerta del otro lado y veía subir a su mejor amiga con el gato en brazos.

-¿se supone que vienes conmigo? - dijo en forma de sarcasmo con una sonrisa que no podía evitar cada vez que Irán hacía cosas que para su parecer rebasaban el límite de su paciencia.

-no, yo solo venía a decirte que tengas cuidado con todo lo que digas y hagas - acarició la cabeza del gato Told sin mirar a Jaaz.

-no entiendo tu recomendación - le tomó la barbilla y obligó a mirarla.

-tú más que nadie sabe que el pez por su propia boca muere.

-¡por fin! - Anunció Jaaz con alegría - has dicho un refrán sin cambiarle.

-por favor Jaaz - la rubia la miró seriamente mientras contemplaba aquellos ojos azules que estaban delante de ella -- lo digo en serio, cuídate mucho y no hagas nada que no quieras hacer.

-Irán... -- susurró la morena con cariño mientras la invitaba a salir - tendré en cuenta tus palabras del año pasado cuando intenté odiar a mis padres y no me dejaste - "que lo que pienses, así sean tus palabras y como tus palabras, así sean tus hechos". Nunca lo olvido, ¿OK? Ahora... me esperan y me estoy tardando.

La rubia bajó del auto y sentó a Told por unos instantes mientras agregaba - y te ves bonita con ese vestuario - por último abrazó a su gato amarillo y cerró la puerta. Vio a Jaazanía alejarse por aquella calle con cierta nostalgia.


Hanna recibió a Jaazanía en la puerta vestida con un traje color escarlata y un brillo de labios aún más intenso. La morena tuvo que admitir que estaba impresionante aunque no fuera tanto su tipo, además ¿en qué momento había tenido tipos? Hanna le dio la bienvenida con un beso que no tardó tanto pues la morena apartó su rostro lo más rápido posible con una delicadeza para que su chica no se sintiera ofendida. Cuando la tomó del brazo para dirigirla se sintió como una mosca que iba derechito a una telaraña.

-te he manchado los labios con mi pinta - dijo Hanna en tono coqueto.

Jaaz apenas pudo poner una mueca educada y rebuscó su pañuelo en su pantalón, cuando lo sacó se le cayó un papelito junto con el pañuelo, antes de que pudiera levantarlo, Hanna ya lo había hecho.

-no me habías dicho que fuiste una boy scout - susurró mirándola con ojos acaramelados mientras le mostraba el contenido en aquel papel.

La morena tragó saliva, ella nunca había escrito algo como eso, sintió como Hanna le ponía el papel en su bolsa izquierda y le limpiaba por último los labios con el pañuelo. Dio un paso atrás y abrió su boca para decir su inocencia, pero pronto lo volvió a cerrar, nada de lo que dijera podría volver esa escena menos vergonzosa. Se conformó con sonreír y tratar de que fuera enigmática. ¡Irán... Irán! ¿Cómo se atrevía a darle tal consejo erótico? Quizá había ingresado el papel en el momento del abrazo. Frunció el ceño pero en lugar de pensar en el castigo adecuado, comenzó a preguntarse como Irán sabía de esas cosas, tal vez habría leído ya todo eso pero es que acaso ¿ya lo había practicado y por eso no había ido a su casa? ¿Estaría experimentando con aquella nueva amiga? No podría ser cierto...

Más le valía que no fuera así, más le valía. Se propuso pensarlo más adelante, no en ese momento, tenía otros problemas en que lidiar en ese momento. Hanna ya tenía el ego por lo cielos, creyendo que ella deseaba llevársela a la cama, tendría que ingeniárselas para no acabar ahí.

Siguieron su camino rumbo al coche. Le abrió la puerta para que entrara con una enorme sonrisa. Iban a asistir a una galería en un centro cultural, apenas y había puesto atención a los detalles cuando Hanna se lo había mencionado. Mientras se enfilaban por la carretera Hanna comenzó con su charla de siempre, en cierto sentido se parecía a Irán, pero eran tan diferentes a las vez ¿era por eso que estaba con ella? Mejor trató de concentrase en el conducir del auto.

Cuando llegaron al primer semáforo Hanna estornudó una vez y al ponerse el pañuelo en la boca para taparse estornudó cuatro veces sucesivamente.

-salud - le dijo Jaaz mirándola de reojo.

Hanna volvió a estornudar y comenzó a toser mientras buscaba con frenesí algo en su bolso, sacó su propio pañuelo para tratar de cesar los estornudos y dejó el de Jaaz aún lado. En unos segundos más tarde parecía que se iba a morir entre toses, jadeos y estornudos.

-¿estas enferma? - cuestionó la morena que comenzaba a estar realmente preocupada -- ¿qué necesitas, agua, pastillas?

-un... médico - rogó agarrando con desesperación el brazo de Jaaz - el... asma.

-bien - contestó Jaaz mientras bajaba la velocidad para intentar pensar con calma.

Estaban cerca de la salida por el aeropuerto y recordó que había un hospital muy cerca. Giró el coche en el momento adecuado y en unos minutos más tarde estaban entrando al estacionamiento del hospital.

Por el estado de Hanna fue admitida a toda prisa. Por lo pronto Jaaz llevaba una hora leyendo revistas antiguas. Las opciones se limitaban a la jardinería o las revistas femeninas, así que aprendió a combatir las plagas del césped de manera ecológica y conoció también cientos de maneras de complacer a un hombre en la cama.

Pronto vio venir a Hanna sin rastro de maquillaje, estaba completamente pálida, Jaaz caminó en su dirección y antes de poder acercarse una mano lo detuvo.

-¿no tendrás gato verdad? - preguntó con voz nasal.

-¿gato? - Dijo confusa - no, pero Irán tiene uno - sintió como su corazón se encogía al recordar - y lo tuve en brazos antes de pasar por ti. Dioses... -- susurró mientras se pasaba las manos por el largo cabello que se había dejado suelto -- ¿esto ha sido una reacción alérgica al pelo del gato?

Con los labios apretados y el enojo subiendo y bajando por todo su cuerpo asintió con la cabeza, comenzó a caminar con rumbo a la salida del hospital, llegó a la parada de taxis y se subió a uno. Jaaz la siguió y no pudo evitar detenerla.

-ya nos veremos Jaaz - dijo Hanna mientras cerraba la puerta.

Se quedó ahí parada por unos instantes con las manos en sus bolsillos mientras veía salir el taxi. Todo había resultado un desastre. Pensó en mandarle un ramo de flores por la mañana a modo de disculpa, pero cambió de opinión al instante, no se las enviaría, tal vez Hanna fuera también alérgica a las flores.

Se encogió de hombros y se dirigió a su coche. Una vez al volante, se sacudió los restos de pelo que aún tenía su blusa. El reloj del salpicadero indicaba que apenas eran las ocho y media. Arrancó el motor - quizá pueda llevar a esa odiosa criatura y a su gato al veterinario - pensó.


Irán llevaba ratos conectada a Internet leyendo información médica con respecto a alergias felinas. Lo que descubrió la había dejado aterrorizada, y cada minuto que pasaba estaba más asustada. Se había comportado como una irresponsable. Aquella alergia podía llegar incluso a causar la muerte, en el peor de los casos. Era posibilidad muy remota, pero aún así real.

Se quitó las gafas y se limpió el sudor de la cara con su mano derecha. ¿qué podría hacer? Jaaz no le había comentado donde iban a ir, así que no podía seguirles la pista y averiguar qué hospital les quedaba más cerca. Tal vez debería llamar a todas las urgencias y preguntar si alguien había ingresado por un ataque de alergia a los gatos.

El timbre sonó en la planta de abajo pero lo ignoró, ya su madre abriría. Unos minutos más tarde, unos nudillos tocaron en su puerta y alguien entró.

-¡Jaaz! - Exclamó -- ¿va todo bien? - preguntó avanzando hacia su amiga con ansiedad esperando la mala noticia.

-bueno... -- comenzó a decir Jaaz frotándose la barbilla - tu gato le ha provocado una alergia a mi cita, pero se pondrá bien.

-lo siento mucho.

-no es culpa tuya, Irán. No podías saber que sucedería una cosa así.

Irán dudó unos instantes. Estaba deseando confesar, pero si lo hacía, causaría más problemas que otra cosa. Y además, metería a Lisa en un lío.

-¿está enfadada contigo? - quiso saber la rubia pequeña.

Jaaz se dejó caer sobre la cama y nada más hacerlo, recordó que la situación entre ellas había cambiado, pero aún así no se levantó. Durante muchos años se había tumbado en cama de Irán, y aquel estúpido incidente no iba a arruinar su amistad.

-no lo sé, pero para serte sincera no me importa demasiado. No quiero volver a salir con ella. No es mi tipo.

-se supone que andas con ella - mencionó Irán no entendiendo por qué si a Jaaz no le interesaba, era su novia -- ¿cuál es tu tipo Jaaz?

-parece que es la pregunta más importante que me pueden hacer tú y Lisa. De todas formas, creo que me has arruinado el futuro con las mujeres - dijo mientras la miraba de una forma que no deseaba pero que su mismo cuerpo le ordenaba hacer.

Irán pensó que Jaaz quedaba perfectamente en su cama. Tenía el cabello negro revuelto, la blusa arrugada. Los dedos de la rubia se morían por tocarle el rostro, se suponía que debía tomar nota de aquella subida hormonal, pero lo ignoró. Solo tenía ganas de mirar esos ojos azules. Sabía que no debía hacer nada o Jaaz saltaría por la ventana.

-he venido para saber si todavía quieres llevar el gato al veterinario.

-no, creo que ya está bien - aseguró ella negando con la cabeza y maldiciendo a Lisa por sus locas ideas.

A la rubia no se le daba bien mentir y aunque podría hacerlo bien delante de todos, Jaaz era la única persona que la conocía a la perfección. Desesperada por cambiar de tema rebuscó en su cabeza algo que decir, pero la morena se lo impidió con un comentario.

-ya sé por qué viniste antes a mi casa.

El corazón de Irán estuvo apunto de pararse, pero luego comenzó a funcionar de nuevo tras el alivio de verse descubierta. Era mejor que ella lo supiera.

-así que lo sabes...

-sí... espera un momento - dijo de pronto hablando más despacio - el gato Told fue solo una excusa ¿verdad? No le pasaba absolutamente nada...

-no, nada de nada... lo siento Jaaz yo...

-¿te has tomado tantas molestias solo para darme tu comentario erótico para que lo hiciera y luego te hablara de los detalles que servirían para tu experimento? - no era eso lo que quería decir, pero no podía preguntar si ella ya lo había experimentado.

Irán puso una mueca que Jaaz interpretó como una expresión de vergüenza y no de culpabilidad.

-no sé si estarte agradecida o enfadarme contigo, Irán. Sé que hacer en mis citas - dijo sacándose el papelito y poniéndolo encima de la cama -- ¿has estado experimentando con alguien? - Jaaz se contuvo para no rematar la frase <>

-no, aún no.

-¿para qué me lo diste entonces? - insistió mientras guardaba en su memoria el <> para analizarlo más adelante.

-quizá para que... no lo sé exactamente, solo quería ayudarte y darte un consejo.

-no estarás pensando experimentar eso ¿verdad? ¡¡Por los dioses Irán!! No estarás pensando en llegar tan lejos conmigo ¿cierto? - preguntó horrorizada.

-¡por supuesto que no! - Contestó con vehemencia - pero soy una científico y debo estar preparada para todo.

-preparada para todo... -- repitió y se tapó la cara con las manos y cuando las quitó pudo seguir diciendo - Irán, estás completamente loca... tú no quieres practicar sexo conmigo.

A pesar de lo extraño de esa conversación, Irán tuvo que morderse el labio para evitar una mueca de guasa ante el terror que se había dibujado en la cara de Jaaz.

-¿y por qué no?

-porque... porque no quieres - aseguró la morena haciendo aspavientos.

-tendré que iniciarme en algún momento y tú serías la mujer perfecta para llevar a cabo la comprobación e ilustrarme.

-tú... yo... sexo...

-¡estás tartamudeando Jaaz!

-¡ya sé que estoy tartamudeando! - Explotó -- ¡eso es lo que ocurre cuando mezclas el tú con el yo y el sexo! ¡Es absurdo! ¡Completamente absurdo!

-¡vaya! Teniendo en cuenta la manera como respondiste la semana pasada no hubiera imaginado que la idea te resultara tan repugnante.

-no me resulta repugnante - aseguró Jaaz soltando una palabrota - Irán, ya sabes que odio que pongas en mi boca palabras que no he dicho.

-¿así que podrías llegar a imaginarte acostándote conmigo?

¿Qué si podría? Aquello era lo que no le había permitido dormir. Jaaz cerró sus ojos y trató de calmar el alocado latir de su corazón. Se trataba de Irán, estaba acostumbrada a sus excentricidades y a que la sacara de quicio. Tenía que calmarse y explicarle que los buenos amigos no se metían juntos en la cama solo porque sí. ¿o sí? La morena abrió los ojos de golpe.

-¿y qué me dices de ti Irán? - preguntó de sopetón Jaaz, pillándola desprevenida -- ¿lo has estado pensando en serio?

La rubia se sonrojó. Se le puso su cara colorada y miró hacia otro lado. Jaaz sintió como si le hubieran pegado un puñetazo en el estómago.

-así consta el proyecto. He estado estudiando la biología y la psicología del sexo - comenzó a decir escogiendo cuidadosamente sus palabras - y ya que lo preguntas, te diré que mentalmente te he situado a ti como ayuda hipotética desde un principio.

En otras palabras, había fantaseado con las dos.

Sintiéndose muy débil, Jaaz sacó sin embargo fuerzas de flaqueza para saltar de su cama. Aquel sitio era el que menos le convenía para estar.

-¡TU CONEJILLA DE INDIAS! - Gritó - se trata de una broma ¿verdad? -- la miraba fijamente, con los ojos azules apunto de cambiar de color por todo lo que en ese momento sentía.

Irán quiso abrir la boca para decir que no quería tratarla como su conejilla de indias pero tocaron a su puerta en el mismo momento en el que se abría.

-me ha abierto tu madre, ¿qué tal ha ido el...? Vaya: hola Jaaz - dijo Lisa cambiando de tema al mirar a la morena.

-hola Lisa - apenas contestó Jaazanía.

Lisa los miró a los dos seguidamente. Irán supo que la rubia alta estaba dudando si dejar que las cosas siguieran su curso o dar ese empujoncito que tanto deseaba.

-pensé que esta noche saldrías con Hanna.

-así es. Pero ha sido muy rápido. Las veré más tarde - dijo saliendo de la habitación.

la rubia pequeña salió corriendo detrás de Jaaz y la siguió escaleras abajo hasta la puerta principal.

-gracias por preocuparte por el gato. Te lo agradezco de veras y siento lo de Hanna, la nota y todo lo demás. - dijo atropelladamente.

-has sido muy amable preocupándote por mi, pero puedo cuidar de mi misma - aseguró con dulzura mientras le colocaba un mechón de cabello rubio detrás de la oreja - y guarda bien tu nota para... bueno... Sólo guárdala - concluyó confusa saliendo a toda prisa sin mirar atrás.

Irán la observó pensativa y luego subió las escaleras - me siento fatal - dijo abriendo la puerta de golpe con el ceño fruncido - creo que debería confesar.

-¡ni se te ocurra! - le ordenó Lisa mientras se retocaba el maquillaje mirándose en un espejito de bolsillo - las cosas están saliendo muy bien.

-¿muy bien? ¡Podría haber matado a la cita de Jaaz!

-tonterías - aseguró Lisa con firmeza mientras se aplicaba el rimel en las pestañas - Hanna estará perfectamente. Ahora doctora Hamilton - dejó sus cosas y miró de frente a la rubia pequeña - planeemos el paso número dos en la seducción de Jaazanía Benford.

-creo que no quiero -suspiró Irán - estaba muy enfadada después de mi experimento. No creo que esté dispuesta a someterse a nuevos intentos.

-me parece que no te das cuenta de la influencia que ejerces sobre Jaaz. Si juegas bien tus cartas, lograrás que esa buenísima mujer haga lo que tú quieras - afirmó mientras sacaba ahora su pintalabios de color rojo. - ahora, solo tienes que averiguar que quieres de ella.

Irán sintió que tenía las manos sudorosas y se las secó en sus pantalones vaqueros y luego las colocó en los bolsillos de atrás.

-¡no te muevas! - gritó Lisa, dejando a Irán paralizada - seguramente no te habrás dado cuenta, pero esa postura es la que tiene loca a Jaaz. No sabe ni a dónde mirar cuando te pones en esa posición.

-¿cómo?

-quiere mirar ahí - aseguró Lisa señalándole el pecho - pero no se atreve porque te respeta mucho. Y también por supuesto, porque ambas queréis convenceros de que lo vuestro es una amistad platónica entre hermanas. Así que utiliza esa postura. Acabará con su capacidad de pensar con coherencia y lo que queremos es dejarla atontada.

Irán miró los pequeños montículos que formaban sus pechos bajo la camiseta de algodón y parpadeó ante la idea de que tuviera el poder de atontar a Jaaz.

-repasemos -continuó Lisa - aquel día ustedes estaban en la cama porque tú buscabas información para tu proyecto.

-así es - dijo Irán asintiendo con la cabeza - trata sobre el por qué una mujer se enamora de otra, yo creo que el amor es el amor sin importar el sexo, bien podría enamorarme de cualquier chico como de una mujer.

-vale, ¿crees que tu investigación está completa solo experimentando superficialmente?

-por supuesto que no, pero no volveré a hacerle eso a Jaaz.

-¿estuviste experimentando con posturas no? - por la cara de Lisa parecía que ya había buscado una idea brillante - lo siguiente que vas a investigar son los besos.

-¿besos?

-ya sabes, eso que hace cualquier pareja juntando las bocas, ya sean heterosexuales u homosexuales.

-pero es que...

-necesitas saber que se siente el besar a una mujer.

-eso implica besar después a un hombre para comparar el sentir.

-pues lo comparamos, ¿cuál es el problema? ¿Aquel día besaste a Jaaz? - siguió cambiando de tema.

-no, ¡claro que no!

-pues ese será tu misión mañana, pedirle que te ayude a investigar los besos.

-no puedo hacer eso.

-vamos Irán, es algo completamente inocente - le dijo Lisa con cara de paciencia - no le estás pidiendo que te arranque un órgano vital y se lo done a la ciencia.

-es... poco ético, ¿no crees? - preguntó dudativamente.

-¿cómo puedes saber el sentir de las personas homosexuales si no experimentas lo que sienten?

-¿crees que Jaaz me ayudaría en eso?

-estoy totalmente segura de que sí.


Unas horas antes estaba sometida a un estrés extraño, no había podido dejar de pensar en la locura de Irán sobre acostarse, al menos su rubia amiga lo había mencionado. También estuvo pensando en la pobre de Hanna, todo esos pensamientos la llevaron a someterse a un ejercicio sumamente durativo hasta el grado de terminar tirada en el suelo de su habitación con los ojos clavados en el techo sin poder moverse.

Miró su reloj de pared y marcaban la una de la mañana, por la calle no había ningún ruido, ni siquiera el de los perros peleándose. Solo escuchaba el silbar del viento que indicaba un frío más delante de la madrugada. Sabía que era hora ya de dormir o terminaría durmiéndose en pleno juego de béisbol. Se levantó del suelo y caminó a su cama, se tumbó boca abajo y trató de que el sueño llegara. De pronto una música muy conocida para ella comenzó a sonar a todo volumen en la casa de al lado, en la casa de Irán.

Se paró de la cama e instintivamente sus labios comenzaron a moverse siguiendo la letra de la canción, ¿cómo no hacerlo? Desde hacía mucho que Animal Instinct de Cranberries era su preferida, no sabía por qué Irán lo tocaba si a ella le gustaba más el de Dreams. Sin esperar más abrió la ventana con cristales transparentes que parecía una puerta y salió al balcón, sus pies pisaron algunas hojas secas que habían caído del árbol pero no le dio importancia, ya mañana las quitaría.

Buscó a la rubia y la vio sentada enfrente del computador muy entretenida. Corrió a su ordenador y lo encendió, con suerte estuviera en línea. Para cuando estuvo conectada su canción había terminado y comenzaba Dreams a sonar aún mucho más fuerte. Irán si estaba en línea, lo pensó por unos segundos y saludó.

-¿puedo saber que haces a estas horas? - se puso impaciente al ver que Irán no contestaba.

-¡¡¡hey!!! Hola...

-he preguntado ¿qué tanto haces hasta estas horas?

-estoy escribiendo algunas cosas del proyecto.

-no quiero saber nada de tu proyecto.

-no te iba a decir nada sobre ello.

-¿y qué hay de la música?

-¿qué tiene la música? Es Cranberries, las favoritas.

-lo sé, pero ¿no crees que está demasiado fuerte? Vas a despertar a todos.

-lo dudo, de todas formas si hay quejas que vengan y me lo digan.

-no bromees Irán, recuerda que el respeto al derecho ajeno es la paz, esas son tus propias palabras.

-y bien que las has aprendido.

-las cosas se pegan, por ejemplo, dime con quién andas y te diré quien eres.

-claro, seguro por eso te dirán tonta, porque yo suelo serlo.

-no me refería a eso, has puesto un sentido diferente a mis palabras.

-como sea... ¿y eso que no has dormido?

-¿cómo iba a hacerlo? Si en este momento suena Linger a todo volumen, así no se puede dormir.

-creí que te gustaría, es una manera de disculparme por todo lo que ha pasado en este día.

-no hay nada que disculpar - sintió que caerían en la misma plática de hace unas horas que prefirió cortar ya - es hora de que me vaya a la cama.

-nos vemos mañana.

-sí.

-mira por la ventana.

Jaazanía se levantó del ordenador y miró a Irán que la saludaba. Ella levantó su mano derecha y saludó mientras cerraba la ventana y corría las cortinas, luego regresó a su máquina y la apagó. De nuevo se tumbó y ya sin quejarse por la música se quedó dormida.


Ni hablar, cuando Irán la miró desde el otro lado de la mesa, sus ojos tenían el color verde más bonito. Dos segundos antes habían estado sentados juntas codo a codo en la mesa del jardín de atrás, compartiendo un paquete de galletas y un cartón de leche, un ritual que mantenían desde cuando se conocieron. No había mencionado nada con respecto a la música de la madrugada, Irán había dicho que era para disculparse y ya no quería saber más. Jaaz se sintió relajada y segura con ese ritual familiar, e Irán parecía haber vuelto a ser su amiga de siempre.

Pero de pronto había saltado con esas ideas tan locas, haciéndole levantarse para buscar refugio al otro lado de la mesa de madera. Jaaz se sentía más protegida con esa barrera entre ellas.

-pensé que ya habías terminado con esa tontería de utilizarme para practicar. -dijo la morena sin respiración.

-¿se te ocurre alguien más con quien pueda hacerlo?

-¡no! - aunque quiso gritar <<¿qué tal tu nueva amiga?>>.

La idea de que Irán practicara con otra persona le resultaba más turbadora que el hecho de ser ella misma.

-no dudo de que cualquier persona estaría encantada de besarte -- aseguró Jaaz dulcificando su voz - pero no es algo que deba hacerse para investigar.

-no te entiendo Jaaz - aseguró la rubia confusa - has probado posturas conmigo, comparado con esto es coser y cantar. Se trata solo de besarse.

-olvídalo Irán. No vas a practicar besos conmigo. De ninguna manera.

Jaaz se sentó y trató de tranquilizarse. Tenía que encontrar palabras exactas para explicárselo y ella se daría cuenta qué tan ridícula era su idea.

-escucha, besarse es algo... íntimo. No es algo que se practica, es algo que surge entre dos personas cuando el momento es adecuado y existe química entre ellos.

-de acuerdo - dijo ella finalmente tras una pausa poniéndose de pie. - gracias de todas maneras Jaaz. Te agradezco que me hayas escuchado.

Irán comenzó a irse con la cabeza baja y las manos en los bolsillos de sus jeans, una señal de que estaba sumida en sus pensamientos. Cuando desapareció tras la valla, Jaaz sintió una oleada de inseguridad seguida de un sentimiento creciente de pánico ¿qué iba a ocurrir ahora? ¿Se lo pediría a otra persona?

-maldita sea - murmuró para sí saltando la valla a su vez -- ¿Irán? - no la veía por ningún lado, pero por suerte su madre estaba en la ventana de la cocina.

-está en la parte de adelante Jaaz, acabo de verla pasar.

Le dio las gracias a Tita y salió corriendo detrás de Irán. La pilló justo cuando se estaba montando en la bicicleta.

-¡espera! ¿A dónde vas?

-al laboratorio - contestó pausadamente mirándola extrañada - he pensado que podía adelantar algo de trabajo.

El laboratorio, el trabajo, los experimentos y la investigación adquiría un significado espantoso para Jaaz, ¿qué iría a hacer Irán exactamente en el laboratorio?

-¿habrá más gente allí?

Tú nueva amiga realmente quería decir, aquella que podía utilizar para los locos propósitos. La rubia se bajó de la bicicleta y se encogió de hombros, metió las manos en los bolsillos traseros y se inclinó hacía atrás, provocando que la atención de la morena se fijara en sus pechos. Pero esta desvió la vista hacia arriba a toda prisa, pero no lo suficiente. Jaaz no podía creérselo, estaba sonrojada de los pies a la cabeza.

-no sé cuanta gente habrá. Muchos entran y salen durante el fin de semana. Depende del trabajo que tengan.

La morena apostaba que las personas de ahí estarían encantadas de pasar horas extras ayudando a Irán en su trabajo, sobre todo la chica esa que aún no conocía. Una marea de instinto protector la invadió por completo. Nadie se aprovecharía de la inocencia de su amiga, menos una desconocida. La protegería a toda costa, aunque para ello tuviera que perder la dignidad y la cordura en el proceso.

-he cambiado de opinión - dijo rápidamente antes de arrepentirse - yo te enseñaré... hoy.

-gracias Jaaz - dijo Irán tras una pausa que se le hizo eterna -- ¿cuándo podríamos empezar? ¿Ahora? ¿Esta noche?

La noche estaba descartada. Las sombras y la oscuridad también estaban descartadas, igual que el dormitorio y el sofá, la hierba, el jardín. De hecho quedaba fuera todo aquello que pudiera contribuir a sucesos no deseados como las posturas practicadas, al menos en ese momento. Lo cierto era que Jaaz era incapaz de pensar en lugar seguro.

-aquí no puede ser - dijo la chica alta cruzándose de brazos sintiéndose estúpida.

-vayamos a tu casa, así mi madre no va a interrumpirnos.

Sintiéndose como una quinceañera de manos sudorosas y corazón nervioso se dejó guiar a través del jardín de Irán mientras la madre de esta las saludaba desde la ventana. Atravesaron la valla y llegaron a la casa. Una vez dentro, Irán soltó la mano de su amiga. Se sentía nerviosa, era lo menos que podría sentir al saber que su amiga rubia estaba jugando con su corazón, cuerpo y cerebro. En ese momento comprendió lo que era sentir mariposas en el estómago.

-Por todos los malditos Dioses - dijo Jaaz - tenemos que hablar Irán - volvió a tomar la mano de la rubia y la guió a la cocina, se sentó frente a ella para guardar distancias. - esto me asusta. Eres mi mejor amiga. Te conozco de toda la vida y no quiero que esto estropee nuestra amistad.

-¿por qué tendría que estropearla?

¿Cómo podría explicárselo? Jaaz bajó la vista a sus manos que estaban sobre la mesa, las muy traicioneras querían acariciar a la rubia y besarla también ya lo demás no tendría que planteárselo siquiera.

-mira Jaaz, he leído mucho sobre el tema, solo necesito una boca para practicar.

La morena sentía deseos de gritar, de dejar caer la frente sobre la mesa y aullar hasta que llegaran unos hombres de bata blanca y se la llevaran a un manicomio, eso era lo que necesitaba, un cuarto tranquilo que la guardara de genios que deseaban besar bocas solo para practicar.

-¿Jaaz?

Jaaz golpeó suavemente la cabeza por dos veces sobre la mesa antes de incorporarse, estirarse y resignarse a lo que le esperaba. Se fijó entonces en los labios de Irán, eran un tono rosa, aunque nunca los llevaba pintados porque nunca se maquillaba y eso hasta cierto punto le gustaba.

De acuerdo - pensó - puedo hacerlo - se dijo interiormente. Llevaba toda la vida haciendo cosas raras con Irán, ¿qué importancia tenía un beso o dos? Se tomaría aquello con frialdad y asepsia. Si ella podía ser solo una boca, Irán también lo sería y nada más.

-¿Jaaz? - volvió a preguntar Irán.

-¿qué pasa? - contestó Jaaz asustada echando la silla para atrás.

-me parece que todo esto te da mucho reparo.

La morena soltó una carcajada. O tal vez fue un sollozo, en aquel momento era fácil confundirlos.

-muy bien Irán, vamos para allá - dijo señalando las escaleras.

Tenía que actuar con decisión, no debía parecer temerosa. Vio a Irán levantarse y caminar.

-¿de pie?

Todo había parecido fácil en el momento en que decidió actuar con firmeza, pero ahí estaba esa pequeña protesta ¿de pie? ¿Es que acaso quería otra posición? Jaazanía no estaba segura de querer una posición diferente.

-¿qué tiene de malo estar de pie? - reprochó Jaaz.

-¿no suele besarse a la gente sentada o tumbada?

-No. Sé de buena tinta que el cincuenta y tres por ciento de los besos tienen lugar con al menos uno de los miembros de la pareja en posición vertical y así se disfruta mejor.

-eso no puede demostrase, ya que si uno está acostado y el otro en posición vertical, ¿en qué momento se besan? - Comenzó a argumentar Irán antes de caer en la cuenta - ¡vaya! Me estás tomando el pelo... - Reconoció soltando una pequeña risa - me gustan tus bromas Jaaz, aunque tarde un poco en entenderlas.

-está bien - dijo con resignación la chica alta caminando hasta llegar a las escaleras junto con Irán. La miró y preguntó - ¿qué quieres que haga?

Aunque ya no eran unas chiquillas, Irán seguía siendo pequeña. La cabeza de la rubia le llegaba a la altura de los hombros y tenía que inclinarla para atrás y poder mirarla a la cara.

-¿puedo hacer una prueba antes? Tú solo tienes que quedarte ahí.

Y Jaaz obedeció, se quedó inmóvil como una estatua. Solo inclinó muy levemente la cabeza hacia delante para que su amiga pudiera llegar más fácilmente a sus labios. Jaaz se dispuso a contar en forma regresiva los números de mil al cero cuando los labios de Irán comenzaron a moverse lentamente sobre los de ella. La rubia tenía sus manos sobre sus hombros y podía sentir la seguridad de Irán mientras que ella solo podía sentir como por su cuerpo recorría un calor no muy familiar.

Sorprendida, Jaaz tuvo que reconocer que la técnica de Irán aprendida en los libros funcionaba, la rubia no estaba siendo tan torpe como esperaba y la suave inocencia de sus besos la estaban conmoviendo, aunque tratara de seguir concentrada en el conteo de los números, Irán la estaba perturbando.

-estás muy tensa Jaaz, ¿estás de acuerdo con seguir? - preguntó la rubia separándose unos centímetros.

Jaaz aprovechó para tomar oxígeno. De acuerdo, hablaría claro, aquella sería la única manera de que su pequeña amiga entendiera dónde la estaba metiendo.

-no sé si sabes que esto me puede excitar. Ese es el efecto que tienen los besos sobre la gente. ¡Qué diablos! Para eso se besan.

La rubia asintió con la cabeza, tenía las mejillas ligeramente sonrojadas, ¿comenzaría todo aquello a avergonzarla? Jaaz esperaba que así fuera, al menos que de que ella misma hiciera la idiota por completo.

-¡¡Irán!! No puedes pedirle a ninguna persona que te bese, ya sea hombre o mujer solo para practicar, porque siempre habrá una reacción y tú no puedes pedir que no lo haya. Hasta sin querer puedes llegar a insinuar algo que si al final no haces, estarás siendo una farsante.

-¿tú crees eso?

-no, yo te conozco - aseguró ella dando un paso hacia atrás y pasando su mano por su frente - conozco tu mente loca y tus ideas extrañas y sobre todo tu absoluta determinación por comprobar las cosas por ti misma. Pero no puedes hacer esto con nadie más, al menos de que lo hagas de verdad. ¿Me entiendes?

-sí - dijo pensando por unos instantes. - Y ahora ¿podemos seguir?

¿Seguir? ¿Es que acaso no había captado la idea? Jaaz se resignó a que su amiga no dejaría el experimento por más explicaciones que le diera. Y ahí estaba ella, totalmente encendida tras un roce de los labios de su amiga. Una pregunta surgió para ella, en ese momento ¿cuál de las dos era la novata?

Irán subió un escalón colocándose a la altura de la morena - así no me doblaré el cuello - explicó.

Apenas pudo asentir cuando los brazos de Irán se colocaron sobre su cuello y se inclinaba sobre ella para besarla. Sorprendida una vez más por las arrebatadoras sensaciones que le produjo al sentir el cuerpo de Irán, la agarró por la cintura y la apartó suavemente sin dejar de besarla, pero la rubia la abrazó del cuello con más fuerza, Jaaz se rindió y dejó que sus cuerpos se tocaran. No quería cerrar los ojos para no provocar que a su mente llegaran imágenes, pero comenzaba a cerrarlo cuando sintió que la lengua de Irán trataba de invadir en su territorio donde estaba su propia lengua, en ese momento echó la cabeza hacia atrás ante la oleada de deseo que la invadía.

-¿encuentras dificultad en respirar durante un beso de tornillo? - Preguntó la rubia con calma.

La morena ya no tenía voz, sus cuerdas vocales se habían paralizado. Irán se encogió de hombres al ver a su amiga en estado de parálisis.

-bueno, ya lo averiguaremos - aseguró mientras se abalanzaba de nuevo sobre los labios de Jaaz.

La chica alta consiguió mantenerse con pasividad mientras recitaba ahora el alfabeto al revés. Aquello estaba funcionando hasta que Irán puso más énfasis a su beso. Jaaz no pudo más y la rodeó con los brazos, atrayéndola casi de forma brusca hacia sí. Hundió su mano en los cabellos semi largos y rubios de Irán.

<> repetía el ritmo de su corazón, expandiendo ese nombre hacia cada rincón de su cuerpo. Eso dejó de ser suficiente, pero en ese momento la mano de Irán fue apartando los rostros suavemente con determinación.

La rubia sonreía, mientras que Jaaz estaba apunto de pedir perdón, pero la disculpa se le murió en los labios cuando la escuchó reír.

-lo siento Jaaz, pero soy apenas una novata, me estaba ahogando, no podía respirar.

Y ella tampoco, su respiración se había vuelto agitada y todo su cuerpo seguía ardiendo ¿quién podría culparla sin en esos momentos tomaba a Irán y se la llevaba a la cama, reteniéndola ahí hasta que el infierno se congelara? ¿Sería posible que el beso tan increíble no le hubiera afectado a su amiga? Jaaz la miró y se fijó en el tono sonrojado de sus mejillas, en su respiración agitada y en la mancha furiosa de su pulso en el cuello. Colocó su dedo en la palpitante base de su garganta y le contó los latidos mientras ella misma se calmaba lo suficiente para poder hablar.

-¿entiendes ahora lo que se siente al excitarse? - le preguntó Jaaz mirándola a los ojos verdes muy seriamente.

-sí - susurró la rubia con una sonrisa - lo siento en distintas partes del cuerpo, es maravilloso.

-¿entiendes ahora, por qué no es bueno hacerlo entre amigos, mucho menos siendo amigas? - continuó la morena exhalando un suspiro.

-creo que sé a que te refieres - aseguró Irán asintiendo con la cabeza - no podré volver a mirarte a los ojos sabiendo que puedes hacerme sentir de esta manera. Pero no siempre es así ¿verdad?

-no - afirmó Jaaz - tiene que haber química.

-entonces entre nosotras hay química ¿no?

-eso parece - susurró Jaaz.

-Jaaz...

-¿sí? - preguntó temiendo lo peor.

-¿podemos seguir experimentando?

Jaaz sacudió la cabeza en forma negativa. Tenía que detener aquella locura al instante. Ya habían cruzado una frontera invisible, pero tal vez aún estaban a tiempo de salvar su amistad.

-creo que no es buena idea si queremos seguir siendo amigas y tú quieras seguir siendo heterosexual. - se resistió la tentación de besar la línea de decepción que se dibujó en el rostro de su pequeña amiga. La rubia había aprendido la lección. Ambas habían tenido que pagar un precio por ello, pero había aprendido la lección.

-Irán... - musitó agarrándola del brazo cuando ella abría la puerta de la calle.

-¿sí?

-no... no busques otra boca para practicar, busca a alguien que en verdad te importe o de plano, no busques a nadie.

Irán sonrió, provocando un renovado y agridulce deseo en el centro de su corazón.

-gracias Jaaz.


¿Gracias? ¿Es que siempre iba a dar gracias cuando hiciera experimentos con ella? ¿Por qué no mejor se disculpaba y ya? Se quedó varios minutos cerca de la puerta viendo como se iba la rubia. Ya no tenía movimiento en los pies. Estaba paralizada. Pronto como si su alma regresara al cuerpo fue cayendo al suelo lentamente; no fue un desmayo, solo que estaba demasiado cansada como para llegar hasta un sofá y sentarse, realmente comprendía en ese momento lo que era enamorarse - ¿enamorarse? - preguntó a la sala vacía mientras miraba su propio techo de color blanco - no puedo enamorarme de Irán Hamilton, es mi amiga de toda la vida, yo... - puso su mano derecha sobre su frente y cerró los ojos - yo debo estar confundida, he estado mucho tiempo con ella durante los últimos años - sin sentir emoción alguna, dejó que su cuerpo se relajara.

Unos diez minutos después se levantó y fue directo a la cocina, se prepararía algo para comer; visualizó sus opciones y tenía pollo congelado, varias verduras, fruta ya a punto de pasarse de maduro, pastas, sopas instantáneas leche y jugo - al menos merezco un almuerzo decente para tener energías al rato en el juego - diciendo esto sacó el jugo y tomó una sopa instantánea para ponerle agua y meterlo al microondas - decente tal vez, pero si Irán viera esto, me mandaría a comprar lechuga, tomates, cebolla y quién sabe que más para un caldo de pollo - una sonrisa apareció de sus labios al recordar a su rubia amiga.


-parece que tenemos la cara sonrojada, como si nos hubieran besado bien besadas - aseguró Lisa con los brazos en jarras en medio del sendero.

-¿qué estás haciendo aquí? - Preguntó Irán desorientada limpiándose la boca con el dorso de la mano, convencida de que Jaaz le había dejado impresa la marca de sus labios.

-hace un día precioso. Vine para ver si querías ir al parque y entonces os pillé entrando de la mano en casa de Jaaz. Pensé que valdría la pena quedarse por aquí y esperar a ver que pasaba y esto promete que así es. Tienes un buen brillo en las mejillas; ¿has llevado a cabo el experimento? Cuéntamelo todo ¿has sentido como si la tierra moviera?

-tal y como puedes comprobar por la tonalidad de mi rostro, mis niveles de adrenalina subieron de modo significativo.

-traducción: la tierra se movió - aseguró Lisa dando un aplauso - ¿y qué me dices de Jaaz, también sintió el terremoto?

-se le aceleró el pulso de forma significativa. También aumentó su temperatura corporal, bloqueando además sus canales de respiración. Besarse debe ser una actividad peligrosa para las personas que tienen la tensión alta.

-mmm - emitió la rubia alta - ¿dijo algo?

-me pidió que practicara con alguien a quien en verdad deseara besar.

-¡sí que está ciega! Y aparte testaruda - casi gritó Lisa frunciendo el ceño - ¿no se da cuenta de que es eso exactamente lo que estás haciendo?

-de todas maneras ya no lo vamos hacer más - mencionó Irán mientras se dejaba caer de rodillas al lado de su amiga - Jaaz dice que no quiere estropear nuestra amistad, ni que yo deje de ser heterosexual, y estoy de acuerdo.

-los dos estropearéis mi amistad y mi verdadera sexualidad si no entráis en razón. Estáis hecho la una para la otra. Os adoráis y Jaaz parece la única persona que puede seguir el curso de tus pensamientos. Y además cuando estáis juntos echáis chispas ¿qué más quieres?

-amistad.

-ser amantes no excluye el poder ser amigas - su límite había llegado - está bien. Daremos por terminada la lección y pasaremos al plan B.

-no sabía ni que hubiera un plan A - contestó Irán sujetándose las rodillas - todo se ha complicado. Jaaz ya no me besa en la frente y la echo de menos. Creo que en verdad estoy enamorada de ella - concluyó mirando al cielo - y tengo que superarlo, porque ella no está enamorada de mi y porque si no lo supero pronto, acabaré estropeando la amistad que tenemos.

-yo creo que hacéis muy buena pareja, pero aunque quisieras ¿cómo podrías dejar de estar enamorada de Jaaz?

-me mantendré alejada de ella durante un tiempo - repicó Irán al instante.

-eso es lo peor que puedes hacer - afirmó su amiga rubia negando con la cabeza - recuerda que la ausencia hace crecer los sentimientos. Si de verdad quieres olvidarte de ella, tienes que pasar mucho más tiempo a su lado.

-eso tiene sentido Lisa - aseguró Irán tras repasar mentalmente la última estadística de divorcios - la realidad puede hacer que se nos caiga la venda de los ojos. La gente acaba saturada de la presencia del ser amado. Te refieres a eso, ¿verdad?

-verdad - rumió Lisa sacando una barrita de chocolate del bolsillo y llevándoselo a la boca - y es urgente, si de verdad quieres acabar con esto, debes hacerlo antes de que te enamores más profundamente. Veamos... ¿qué excusa puedes dar para pasártela en casa de Jaaz?

Como si Irán leyera la mente de Lisa, pensó en ese instante que el gato Told sería usado como pretexto.

-¡el gato! - Exclamó la rubia alta - pídele que te lo cuide durante una temporada. Así podrás pasártela por ahí cuando quieras, ya sea para darle de comer o jugar con él.

-lo sabía - dijo Irán con una mueca - pero no tiene mucho sentido Lisa - reflexionó tomando a Told entre sus brazos - ¿por qué iba a pedirle que cuidara al gato?

-¿qué te parece contarle que tienes una visita alérgica? - Sonrió con una malicia en la cara - la pobre de Jaaz ha quedado traumada con lo de Hanna que a estas alturas dudo que no sepa lo peligroso que puede ser una alergia.

-creo que puedo arreglar eso. La prima Eleanor estará por acá en una semana, así que solo sería media mentira.

-estoy segura que saldrá a la perfección - sonrió con triunfo - te lo garantizo.

-siempre me garantizas cosas horribles Lisa - dijo en tono de burla.

-¿y qué? Siempre dan resultado ¿no? Eso es lo que importa a fin de cuentas.

-Lisa... - dijo Irán apretando los dientes.

-bueno ya, me marcho a casa, puede que tenga una visita - comenzó a marcharse pero tuvo que decir su última frase - te lo garantizo.


Dos días más tarde se encontraba a fuera de la universidad esperando a las chicas de quinto grado a las cuales les enseñaría algunas cosas sobre volar aviones. Jaazanía era buena para ello y por estar en el último grado, le habían encargado semejante práctica con unas novatas. No tenía miedo de enseñar, para nada, era solo que tenía malos recuerdos de cuando ella estuvo en su primera visita a bordo de un avión para ver el pilotaje, había escuchado a sus amigas exclamar palabras de emoción como si hubieran visto a Brad Pitt y en caso de ella como si hubiera visto a Julia Roberts sin ropa, la única diferencia entre ella y sus compañeras de aquella ocasión, es que no había gritado ni nada de eso, solo había sonreído.

Vio acercarse a un grupo de chicas y un grupo de chicos - por cualquier Dios, que me toque el de los chicos - rogó, aunque de nada le sirvió porque otra piloto había llamado a los chicos mientras las chicas eran mandadas con ella - ¡oh no! - acomodó su traje y se presentó - bueno chicas - hizo una pausa y las miró - subamos al auto y les explicaré las reglas en el aeropuerto - dijo caminando rumbo a la camioneta donde todas irían - "no importa que lo explique ahora o después" - pensó - "estarán tan emocionadas que me ignorarán" - resopló mientras se acomodaba al volante y ponía en marcha la camioneta - será un día muy largo - se dijo a si misma.


Tomó agua de un charco para la muestra y entró lo más rápido posible al laboratorio. Colocó una gota de agua sucia en un porta objetos cubriéndolo con su cubre objetos, lo colocó dentro del microscopio óptico y enfocó para poder observar a su protozoario deseado.

-hola.

Irán levantó la vista para ver quien la hablaba y se encontró con Catrina mirándola - hola - respondió volviendo su vista a los oculares.

-¿cómo va tu trabajo? - cuestionó la chica de ojos marrones.

-bien, ahora mismo me topo con un flagelado - lo decía mientras sonreía al ver a su protozoario de estudio moviéndose con rapidez - que bello es esto.

-bueno, lo imagino, pero me refería a... - no pudo terminar de hablar cuando Irán la interrumpió.

-¡ni lo menciones!

-¿el qué?

-no me apetece hablar de ello - le dijo con media sonrisa.

-supongo que has tenido problemas con ello ¿he? Si es porque no encuentras a tus ayudantes, en verdad que puedo hacer algo para eso.

-¿puedes? - dijo con una sonrisa al tener en cuenta que si no tenía como ayuda a Jaaz, al menos podría conseguir a otras personas para experimentar, pero un recuerdo invadió su mente "no lo hagas con nadie más", esas eran las palabras de Jaaz - creo que dejaré el proyecto - dijo en tono serio quitando la emoción que había mostrado.

-no comprendo, creí que era algo importante para ti - dijo la otra chica acercándose más - ¿en verdad quieres dejarlo y no aceptar mi ayuda?

Lo pensó por unos instantes - no, no deseo dejar mi proyecto, ¿por dónde podemos empezar? - dijo con otra sonrisa olvidando las recomendaciones.

-por donde tú quieras - fue la respuesta que dio mientras pactaba con Irán al estrechar sus manos.


Jaaz se sintió con fuerzas suficientes cuatro días después; tanto así que después de la llegada de su vuelo, había decidido pasar por casa de Irán. Tenía la intención de reestablecer la antigua y sólida amistad que habían compartido desde siempre.

Vio a Irán sentada en el jardín con el ceño fruncido por la concentración mientras escribía en una libreta.

No se había dado cuenta de su llegada y se detuvo para estudiarla. Verla de nuevo le produjo una sensación ya familiar en el pecho, una sensación que se iba haciendo más y más fuerte. Era una mezcla de cariño e instinto de protección, una necesidad no solo de protegerla, sino de hacerla feliz.

Jaaz abrió la portilla de la valla y avanzó hacia ella sobre la hierba. No tenía ninguna intención de analizar sus sentimientos, pero cuando Irán levantó la vista y la recibió con una sonrisa de oreja a oreja, lanzándose sobre ella para abrazarla, le pareció que de pronto era urgente saber qué le estaba pasando en verdad.

Trataba de convencerse de que se trataba de un abrazo entre amigas, como los que se habían dado ciento de miles de veces. Jaaz inclinó la cabeza para besarle la frente, pero lo pensó dos veces y no lo hizo. Era mejor no correr riesgos.

Irán levantó la vista para mirarla y Jaaz reconoció en sus ojos la desilusión. Estaba esperando su beso habitual, lo sabía, pero no estaba preparada aún para dárselo.

La morena exclamó una maldición para sus adentros cuando la rubia dio un paso atrás y metió sus manos en los bolsillos traseros. Tenía que encontrar la manera de hablar sobre esa postura, porque le resultaba difícil mantener la vista apartada de ella cuando se ponía así.

-¿qué tal por Londres? - preguntó Irán mirándola fijamente en la ropa.

Jaaz se puso derecha. Estaba acostumbrada a sentir las miradas de interés de las mujeres cuando iba de uniforme, pero Irán nunca antes se había mostrado impresionada. Ahora parecía estarlo y por alguna extraña razón aquello la halagó más que todas las miradas de interés que había recibido de otras mujeres a lo largo de los años.

-lluvioso y nublado - contestó - no lo he visto mucho desde la ventana del hotel.

Irán estaba sonriendo, pero ese gesto no iba dirigido a ella, sino a alguien que estaba a sus espaldas. Jaaz se giró para mirar.

Su primera reacción fue de golpear a la chica que tenía enfrente, pero se contuvo. Era la misma chica con la que la había visto en la cafetería, con lentes de igual forma que Irán solo que más alta y de tes morena. Y para colmo de males, también tenía labios.

-Catrina - exclamó Irán apartándose de Jaaz para aceptar el taco de papeles que llevaba la chica con labios - gracias por traérmelos. Me di cuenta de que los había olvidado en cuanto llegué a casa.

-eso pensé - dijo Catrina - tendiéndole la mano a Jaaz - soy Catrina Rogers, una de las ayudantes en el laboratorio, como una ratona del laboratorio de Irán - repuso.

Jaaz ni se esforzó para sonreír ante la broma. Sabía muy bien lo que Irán hacía con sus ratones de laboratorio, porque precisamente ella había sido utilizada como conejilla de Indias. De seguro Irán debiera ponerlas juntas para ver que tal les iba, miró fijamente a Catrina, sí podría vencerla. Instintivamente le pasó el brazo a Irán por los hombros con aire posesivo. Algo le ardía en la boca del estómago y Jaaz lo etiquetó como instinto de protección. No permitiría que aquella mujer le hiciera daño a Irán.

Catrina miró a la alta y luego a la rubia y se le dibujó una sonrisa en los labios. No parecía incómoda en lo absoluto. Jaaz apartó el brazo del hombro de Irán, maldiciéndose a si misma mentalmente. Estaba precipitándose en sus conclusiones y además, ella no tenía ningún derecho sobre su amiga. Eran amigas y nada más, sólo amigas.

Irán le dio un codazo suave a la morena que cayó en la cuenta de que Catrina seguía tendiéndole la mano.

-Jaazanía Benford - dijo finalmente estrechando la mano.

-encantada de conocerte Jaazanía - contestó Catrina con educación - Irán me ha hablado mucho de ti.

Jaaz la miró con desconfianza antes de posar los ojos sobre su rubia amiga. ¿Qué le habría contado sobre ella? Tal vez compartían las notas de la investigación. ¿Estarían en algún lugar del maletín de Catrina los apuntes sobre los besos que se habían dado?

Los paranoicos pensamientos de Jaaz incluían un plan sobre agarrar el maletín y salir corriendo, fueron interrumpidos por la llegada de una nueva invitada a aquella fiesta improvisada en el jardín.

-Catrina ¡qué alegría verte de nuevo! - gritó Lisa desde la portilla de la valla.

-¿os conocéis? - preguntó Irán extrañada.

-me ayudó a encontrarte en el laboratorio la vez que fui - respondió la rubia alta mientras se acercaba y la tomaba del brazo - me perdí por los pasillos del bendito laboratorio y ella amablemente me ayudó a localizarte.

-bueno... - dijo Catrina mirando a Irán - creo que me voy, te veo luego en la universidad - se soltó con suavidad del agarre de Lisa - y las veré a ustedes también - dijo mientras se daba la vuelta y se iba.

-¿verdad que es mona? - Dijo Lisa con una sonrisa - está loca por mi, sólo que aún no lo sabe.

-¿mona? - Replicó Jaaz - no sé que le ves de mona con ese vestuario.

-¿crees que por que tú llevas ese uniforme te ves mejor que ella? - dijo Lisa mirándola con severidad y burla para hacerla enfadar.

-no he dicho que me vea mejor que ella, además, tú eres la que siempre dice que con este uniforme atraigo hasta a las moscas.

-ahhh... no me vengas con cuentos Jaaz. Que ella no sea tu tipo y no te guste, no significa que no le guste a Irán o a mi, ¿vale?

-¡¡hey!! - trató de interferir Irán pero no pudo hablar más.

-a Irán no puede gustarle - dijo Jaaz en tono seco.

-¿por qué no?

-porque... porque... porque no es homosexual, ¿estamos?

-¡no! - a Lisa comenzaba a gustarle aquella discusión, pocas veces tenía el privilegio de discutir con la morena y de sacarla verdaderamente de sus casillas - a Irán puede gustarle un chico como una chica, ¿qué hay de malo en ser bisexual?

-ella no estará con una mujer - más bien quería gritar que no estaría con ninguna otra mujer que no fuera ella.

-pues si Catrina sigue así de guapa, me la ligo o se la liga Irán.

-¿qué hay de tu cita caliente con el Monísimo?

-¿qué con él? Él es otra historia.

-creí que tú también experimentabas - ya no sentía fuerzas para seguir discutiendo con esa rubia testaruda, pero de alguna manera debía quitar los celos que le traspasaban todos sus sentidos.

-sí experimento, él no teme ayudarme como tú le temes a Irán y eso te costará dejar de ser su ratón de laboratorio y comenzará Catrina - al menos si lograba darle un buen de celos a Jaaz, por fin aceptaría que estaba enamorada de Irán.

-¡basta! - dijo la morena - no voy a discutir eso contigo Lisa - reprochó Jaaz - además no soy una ratón de laboratorio, me han utilizado como conejilla de Indias - dijo por último mientras se dirigía a su casa.


-¿no crees que te has pasado Lisa? - preguntó Irán mientras se sentaba en la sala.

-no - dijo sin importancia - Jaaz es una gran chica y una de mis mejores amigas aparte de ti, todo lo que dije fue para que se diera cuenta de que no debe perder más el tiempo en pensamientos tontos, ella lo sabe, dudo que se enoje, al menos conmigo o contigo, no puede, eso te lo aseguro - le sonrió - pero ¿te diste cuenta? Jaaz si tenía celos, cuando te abrazó parecía que te había puesto en la frente "mía".

-la verdad es que se ha mostrado muy posesiva - reconoció Irán sin saber como tomar todo aquello.

-¿le has comentado ya lo del gato?

-no - contestó la rubia pequeña - he estado pensando... ¿y si Jaaz siente lo mismo por mí? Eso sería lo peor... tiene que enamorarse de una persona de verdad.

-¿no recuerdas que prometiste a mi y a Jaaz no volver a referirte ti misma como si no fueras una persona de verdad?

Irán miró hacia otro lado, muchas veces le fallaba la confianza en sí misma. La última vez que había expresado en voz alta sus pensamientos, Jaaz y Lisa le habían insistido en que ser diferente formaba parte de su individualidad y que era tan de verdad como cualquier otra persona. Y ella sabía que tenían razón, pero de igual forma sus sentimientos la traicionaban. Y cuando pensaba en la posibilidad de tener una relación con Jaaz, lo primero que se le venía a la mente era lo difícil que sería para su amiga, ya le había causado demasiados problemas durante toda la vida. Y Lisa tenía razón, si Jaaz sentía lo mismo por ella, pasaría más tiempo a su lado para que se rompiera el encanto. Jaaz nunca aceptaría su amor, puesto que siempre le había dicho que era heterosexual y no creía que se enamorara de ella.


Después de quitarse de la casa de la rubia pequeña, se dirigió a casa de Jaaz, sin tocar la puerta de entrada, Lisa se introdujo, cerró la puerta con sumo cuidado y caminó de puntitas hasta llegar a las escaleras y comenzó a subir. Llegó al cuarto de Jaaz y abrió la puerta. Miró más a fondo y escuchó ruido en el baño, la morena se estaba bañando.

Miró a Jaaz salir con la toalla cubriéndole la mayor parte del cuerpo y sonrió cuando se dio cuenta de que Jaaz se vestiría y ni se había percatado de que estaba sentada en la cama.

-creo que los celos te han ofuscado tu sentido de alerta amiga mía - habló por fin Lisa.

-¿qué rayos? - Dijo Jaaz mientras se volteaba y observaba a Lisa bien sentadita en su cama - no te he oído entrar.

-lo sé - dijo Lisa con cara de triunfo - te ibas a quitar esa toalla de encima sin darte cuenta de que te miraba, eso significa que tus pensamientos volaban muy alto y no te has percatado de nada.

-¡ah ya! - dijo Jaaz mientras se dejaba caer la toalla.

-¿qué carajos crees que haces? - Regañó la rubia alta sin apartar la mirada del cuerpo de Jaaz - ¿es que acaso te estás vengando de mi?

-eso te mereces por lograr poner mis defensas bajas - mencionó mientras se vestía.

-lo que quiere decir que lo logré ¿verdad? - casi grita del triunfo.

-¿es que puedo decirte otra cosa? - dijo por fin terminando de vestirse y girándose para ver a Lisa directamente, la cual no se había inmutado al verla desnuda.

-es un privilegio verte desnuda, tal y como Dios te trajo al mundo - dijo la rubia alta con una sonrisota.

-y yo que creí que lo que te daba era un castigo - se sentó a lado de Lisa y sin más que decir, observó el suelo y se quedaron calladas por un momento que les pareció eterno.

-lamento haber sido tan exagerada - por fin habló Lisa.

-no lamentes nada - la miró a sus ojos cafés - entiendo el mensaje subliminal de tus palabras - le sonrió - por eso eres una de mis amigas.

-mejor dicho, una de las pocas amigas.

-¿con que pocas he? - dijo mientras empujaba Lisa de la cama para que cayera, pero esta se agarraba lo más fuerte que podía de la sábana.

-¡¡ya!! - decía entre risa y risa. Hasta que por fin logró que Jaaz dejara de empujarla.

Se levantó y caminó rumbo a la puerta del cuarto - me voy Jaazanía - dijo echándole una mirada con cariño - entiende que no debes apartar el sentimiento que sientes por Irán, tú y yo sabemos que la amas - le mandó un beso volado mientras cerraba la puerta y se marchaba.

Jaaz se quedó sentada en la cama escuchando como los pasos de Lisa iban cesando.


-necesito que me hagas un favor.

Jaaz la miró con desconfianza, sintiéndose un tanto incómoda, tendría que habérselo imaginado, después de las posturas, los besos ¿qué más seguía? Su mente estaba haciendo mucho trabajo al imaginarse un sin fin de nuevos escenarios. Al menos había tenido el sentido común de no haberle dejado pasar, aunque bien mirado, el umbral de la puerta también tenía muchas posibilidades...

-¿qué tipo de favor? - preguntó con cautela, dirigiéndole una oración mental al Dios de los amores platónicos.

-necesito que te encargues de mi gato durante un par de semanas. Viene la prima Eleanor y es alérgica - aseguró Irán mirándole directamente a los ojos azules.

-sin problemas - respondió Jaaz, suspirando aliviada - aunque ya sabes que no me gusta mucho los gatos.

-no tienes que preocuparte de la comida - comentó Irán haciendo caso omiso al comentario - yo pasaré todos los días por aquí para dársela, si a ti te parece bien.

Jaaz se dio la vuelta para entrar a la casa, haciéndole un gesto con el dedo para que la siguiera. Entró a la cocina y sacó algo de la alacena.

-toma esta llave - dijo abriendo la palma de la mano - ésta abre la puerta de entrada, puedes entrar y salir cuando quieras.

Una chispa de electricidad saltó entre ellas cuando Irán cogió la llave de su palma.

-es una cosa extraña, la electricidad ¿verdad? - Dijo la rubia con una sonrisa - la física es fascinante.

-supongo que si - murmuró Jaaz.

Pensaba que aquella chispa no tenía nada que ver con la física, sino con la química. La química que estaba claro existía entre ellas.

Era de noche cuando Irán se despertó algo agitada, estaba acostumbrada al calor de su gato en la cama. Salió al pasillo de su cuarto con tan solo abrir la puerta corrediza, miró al cuarto de Jaaz pero las luces estaban apagadas y miró hacia abajo en dirección de la cocina, observó la luz y movimientos, cerró la puerta y bajó rápidamente las escaleras.

Se dirigió a la casa de la morena a toda prisa y llamó con los nudillos antes de meter la llave.

-estoy en la cocina - dijo la voz de Jaaz.

Irán entró a toda velocidad y se encontró con su gato jugando con algún enemigo invisible al lado de la puerta.

-cuánto te he echado de menos - dijo mientras le rascaba la cabeza - te quiero mucho Told - y así era, amaba a ese gato de color amarillo, siempre cuando escuchaba pelea de gatos rogaba a cualquier Dios que no fuera la de ella - ¿te has portado bien?

Jaaz puso una mueca y sin decir una palabra, dejó su taza sobre la mesa, se sacó la camiseta de los pantalones y se la subió, dejando al descubierto un estómago plano y bronceado.

Irán tuvo que apoyarse en la pared al sentirse débil, Jaaz era muy atractiva. A pesar de haberla visto cientos veces, aquella visión no le había golpeado tanto como hasta en ese momento.

-no me he quitado la camiseta para que me comas con los ojos - aseguró Jaaz al darse cuenta de cómo la miraba esos ojos verdes - esto es lo que quiera que veas.

Irán se obligó a si misma para dejar de contemplar de esa manera a su amiga y poder ver lo que realmente señalaba. Tenía dos feas cicatrices rojas ocupando la parte inferior de su pecho y su procedencia le resultaba familiar.

-¿eso te ha hecho mi gato?

-esa bestia entró a mi habitación en algún momento de esta noche y me saltó encima.

-lo siento - se disculpó la rubia - tienes que desinfectarte el arañazo, nunca se sabe que porquería puede haber caído dentro la herida - le tomó la mano y la guiaba hacia el cuarto de baño de la parte de arriba.

-siéntate en el taburete - ordenó la rubia mientras habría el botiquín que estaba encima del armario del baño.

Después de abrirlo, se giró de nuevo hacia Jaaz y le agarró la parte inferior de la camiseta para quitársela.

Mientras la colocaba sobre el toallero, Irán se recordó que no le quitaba la camiseta para mirarle los hombros fuertes, el pecho y el abdomen, sólo era para desinfectar la herida de su amiga.

Pero su cuerpo, su mente y su corazón eran muy traicioneros, porque cuando se giró para verle se quedó paralizada ante la visión más amplia que tenía. Cuantas veces había apoyado su rostro contra ese pecho sin sentir lo que en ese momento sentía.

Dio un suspiro y rogó porque el plan de Lisa diera resultado. Colocó la mano sobre el hombro de Jaaz y sintió un respingo, pero lo ignoró.

-esto te va a escocer un poco - susurró mientras presionaba el algodón que contenía el líquido sobre la herida. Jaaz tenía la piel suave y se moría por recorrerla y acariciarla en lugar de presionar clínicamente.

-¿escocer un poco? - Musitó Jaaz con los dientes apretados - siento como si me estuvieras clavando una cerilla encendida.

-¿quieres saber por qué quema? - preguntó para ponerse una excusa de hablar de algo mientras curaba a su amiga.

La morena asintió con la cabeza y la rubia comenzó su explicación. Jaaz la escuchaba a medias, tenía toda su atención puesta en las delicadas manos de Irán, en el rubio cabello y en el rostro, deseaba cubrirle el cuello de besos y cuando Irán la miró con aquella mirada irresistible llena de inocencia y curiosidad podría incluso...

-gracias por la cura - gruñó entonces dándose la espalda bruscamente - creo que sobreviviré.

Cuando giró de nuevo para encarar a Irán y demostrarle que no estaba enojada, se topó con esa mirada a través de los ojos verdes, la cual la observaban con curiosidad y algo de chispa. Sin saber que decir, tomó su camiseta y se la puso. Casi juraba que había escuchado mal decir a su rubia amiga. Estaba claro que algo raro pasaba entre ellas y sobre todo que algo ya había cambiado.


No tenía ni idea que hacer para que sentir que regresaba hacer la misma amiga de la rubia. Se sentía fatal cada vez que la miraba y sentía cosquillas en el estómago, no podía evitar desear besarla cada vez que se acercaba demasiado. Aquel maldito proyecto de Irán había abierto una puerta desconocida entre ellas; llevaban años siendo amigas, que nunca creyó que algo tan simple como un trabajo de escuela podría romper esa gran amistad. No deseaba sentir nada por su rubia amiga, puesto que la quería mucho pero ya no bastaba con eso, ahora la deseaba como nada en el mundo y no creía ser tan fuerte para soportar verla con otra persona.

Bajó de su habitación y caminó rumbo a la cocina, salió por la puerta de la cocina y avanzó por su patio, llegando así a la valla y saltándola para entrar a la casa de Irán. Tenía la opción de entrar por la entrada o por la puerta de la cocina, prefirió la última opción e ingresó a la casa.

Al entrar observó a Tita tejiendo unos paños, estaba tan concentrada que solo sonrió y cruzó la cocina con cautela, no era la primera vez que lo hacía, así que no se sintió culpable por no pedir permiso.

Subió las escaleras y vio la puerta del cuarto de Irán abierto, asomó la cabeza y se encontró con Irán sobre cama platicando animadamente con su prima Eleanor.

-hola - dijo Jaaz para que se percataran de su llegada.

-hola - fue la respuesta de la rubia con una sonrisa - pasa Jaaz, estoy charlando con Eleanor sobre algunos temas de la escuela.

Jaaz entró y le sonrió a Eleanor - hola Eleanor, me da gusto verte de nuevo, la última vez que lo hice, fue cuando apenas tenías unos 18 años, de eso hace ya dos años.

-lo recuerdo bien - dijo Eleanor bajando de la cama y saludando a Jaaz con un beso y un abrazo - me da gusto verte de nuevo.

-¿qué te trae por aquí Jaaz? - cuestionó la rubia interrumpiendo a las dos chicas que se habían quedado mirando más de la cuenta, no le simpatizaba ver a su prima muy cerca de Jaaz, por alguna razón su sentido le decía que su familiar le traería a conocer muy bien los celos.

-yo - dijo apartándose de Eleanor y caminando un poco más cerca de Irán, quería ver si esta noche tendrías algo que hacer, porque si no es así, podría invitarte a cenar una pizza o comida china, o bien... Aquellos pastelitos de cajeta - decía esto mientras ponía una mueca de asco.

-¡Jaaz! - Irán se había puesto de pie y le dio un codazo en el brazo - no te dirijas así a mi comida.

-esta bien - dijo sonriendo con malicia - ¿puedes?

-la verdad es que no - dijo - precisamente quedé en salir con Catrina.

¿Catrina? Jaaz se quedó de piedra al escuchar eso, ¿es que acaso iban a salir en la noche? Miró su reloj y marcaban las siete, no podía asimilar que aquella chica se la llevara.

-ella está ocupada - al fin habló Eleanor - pero yo no ¿qué tal si voy contigo?

-bueno... - fue tan de sorpresa que Jaaz no supo que decir, ella quería ir con Irán y ahora sabiendo que iría con su nueva amiga, hasta las ganas había perdido - sería genial - mintió. Si su amiga rubia se iría a divertir, ella no se quedaría atrás.

-bien - dijo Eleanor con una sonrisa - ¿puedo saber a dónde me llevarás?

-nada en especial, dime el lugar que quieres y estaremos ahí.

-en ese caso tengo un lugar perfecto - voy a arreglarme - dijo mientras salía del cuarto.

Cuando se giró Jaaz se percató de la parte trasera de su blusa, donde estaba estampado un gato gris, hizo una mueca, no entendía del por qué lo llevaba si era alérgica. Cuando por fin desapareció de su vista miró de Irán.

-¿es que es masoquista? - preguntó con la ceja izquierda levantada.

-¿quién? - Irán no entendió la pregunta.

-Eleanor Irán, ¿quién más? He visto el gato que llevaba en la parte de atrás de su blusa.

-eso - dijo la rubia tratando de inventar algo, no había pensado sino hasta ese momento que Jaaz podía descubrir la verdad - verás... - puso un dedo en su barbilla mientras daba vueltas por su habitación tratando de encontrar algo que decir. Por fin se detuvo y miró a Jaaz con seriedad, tratando de no ser descubierta - a Eleanor le encantan los gatos, pero para su mala suerte le dan alergias, y no le gusta que lo mencionen, la última vez que una de sus compañeras le preguntó algo sobre su alergia terminó estampada en el suelo por una buena bofetada... así que Jaaz, si yo fuera tú, tendría cuidado de no mencionar nada al respecto, al menos que quieras tener la cara con un moretón... y...

-vale Irán, que capto bien la idea de tus palabras - dijo Jaaz fingiendo estar calmada, pero en el fondo había tragado con fuerza, ¿es que acaso Eleanor se ponía en plan loca cuando se trataba de gatos?

-en todo caso, te recomiendo seriedad - tuvo que contener la risa por dentro mientras observaba el rostro de su amiga.

Jaaz la miró y recordó que aquella noche saldría con Catrina, dio una maldición para sus adentros - ¿puedo saber a dónde piensan ir?

-aún no lo sé, se supone que vamos a estar con nuestra población y luego delimitar la muestra.

-¿población? ¿Muestra? - Enarcó una ceja al recordar el proyecto - ¿es que acaso ustedes piensan ir a un antro gay? - casi grita al mencionar sus últimas palabras.

-sí, creo que ahí es donde estaremos.

-pero Irán... no creo que sea bueno eso.

-¡¡vamos Jaaz!! - Le sonrió - que tendré mucho cuidado.

-creo que estás más loca que antes - dijo mientras retrocedía lentamente tratando de llegar hasta la puerta, cuando la hubo tenido cerca, se giró y salió de aquella habitación con incertidumbre y pánico, no se imaginaba a Irán rodeada de todas esas chicas y sobre todo en compañía de Catrina.


-¡¡oh vamos!! - rogó Eleanor a la morena que tenía enfrente con los brazos en jarras.

-no me vas a convencer de hacer eso - reprochó Jaaz - ¿es que acaso viene en los genes? - Sabía que Eleanor no le entendía pues se refería a que a Irán se le había dado la loca idea de ir a un antro gay y precisamente la prima le estaba rogando que fueran a uno - ¿es que hoy es el día de los antros gay? - replicó moviendo la cabeza negativamente.

-¿qué tiene de malo? Además, ¿cómo que viene en los genes? - cuestionó la chica baja, pues tenía la misma estatura de Irán, solo que ésta tenía unos ojos negros a pesar de ser rubia.

-a Irán le ha dado también por ir a un antro gay, precisamente hoy.

-¡¡wow!! - Exclamó Eleanor - ¿qué esperas entonces? ¿Qué tal si nos la topamos?

Jaaz cerró los ojos y dio un largo suspiro, lo que menos deseaba en ese momento era encontrarse a Irán con su nueva compañía. Abrió los ojos y vio aquella cara triste, ¿cuántas veces había visto una en el rostro de Irán? Nunca se había podido resistir. Una vez más comprobó que si provenía de familia.

-vamos, conozco uno, alejado para permitir intimidad a las chicas que aún no salen del closet pero fuera de eso, bonito y de buena calidad.

-conozco uno también - dijo precipitadamente la rubia baja.

Está bien - mencionó con resignación y subieron al auto que Jaazanía había rentado.

Había conducido en silencio, realmente miraba de reojo a la otra chica, no tenía nada que hablar con ella, mucho menos sobre su alergia, no quería terminar estampada en la puerta del coche. Su mente cavilaba sobre Irán y Catrina, no sabía a que antro irían, de haber sabido que terminaría en uno, hubiera acabado acompañando a su amiga rubia con su nueva amiga, no importaba, el caso era vigilar de cerca, Catrina no parecía peligrosa y mucho menos mala, pero sus celos le hacían ver cosas que no eran.

-estamos ya en uno - dijo Jaaz saliendo del auto - vamos - cerró la puerta y comenzó a caminar mientras se le unía Eleanor.

-esto es genial - habló la rubia de ojos negros - muy espectacular.

-te dije que era bonito.

Llegaron a la entrada, habían dos chicas de guardia, las cuales pedían identificación para permitir pasar. Instintivamente Jaaz tomó la mano de Eleanor, solía hacerlo con Irán, era para protección.

-sus credenciales - dijo una de las guardias que iba vestida como una rockera.

-no creo que necesitemos unas - dijo Jaaz.

-no pueden pasar entonces - refutó de nuevo la chica que cuidaba la puerta.

-¿qué no podemos? - Jaaz frunció el ceño - ¿quién va a impedírnoslo? - su voz sonaba molesta.

-nosotras - se escuchó la voz de la otra chica.

-eso quiero verlo - su voz era en tono altivo.

-¡basta Jaaz! - Por fin intervino Eleanor - es política del club, ellas hacen su trabajo, no lo hagas difícil.

Jaaz se sintió estúpida, Eleanor tenía razón, las chicas solo hacían su trabajo, y si seguía molestando de esa manera terminaría en problemas y ¿todo por qué? Quizá los celos que estaban en ella le ofuscaban de verdad su cordura.

-lo siento - habló la morena - debo estar algo confundida - realmente no quería decir eso pero fue lo que en su mente estaba. Sacó su credencial y la enseñó.

-ahora si pueden pasar - la rockera se quitó de en medio - de una vez que me detienen la fila.

Jaaz no había soltado para nada a la chica que la acompañaba. El lugar estaba lleno de chicas y alguno que otro chico gay despistado. Las luces daban buen reflejo y permitía ver el camino. La música estaba hasta reventar los oídos.

La morena comenzó a observar con detenimiento a cada chica por si veía a Irán, en el fondo tenía esa esperanza.

Algunas estaban bailando, otras platicaban en los rincones o en sus mesas, otras de plano se encargaban de conocerse muy bien.

Jaazanía agradeció que no hubiera tanto humo de cigarro. Caminó hasta llegar a la barra con Eleanor que mientras caminaba bailaba al ritmo de la música.

-una cerveza - habló Jaaz mirando a la chica que despachaba, esta estaba vestida a la onda vaselina.

-¿cerveza Jaaz? - Cuestionó con burla Eleanor - a mi dame la bebida más fuerte de este lugar - decía mientras le guiñaba el ojo a la barman.

Chiquita pero picosa pensó Jaaz mirando a Eleanor con una sonrisa - ¿qué es eso de andar coqueteando con la barman?

-quizá nos regale unas cervezas más - sonrió y miró a la chica que estaba preparando la bebida fuerte - además, tiene un buen trasero.

-¡vamos Eleanor! - Gruñó Jaaz - cierra la boca, solo limítate a mirar.

-jajajaja - la chica de ojos negros se puso a reír - debiste ser monja en lugar de piloto.

-mmm - musitó la morena con una sonrisa - si supieras niña - recalcó la última frase para que sonase a insulto.

-entonces baila conmigo.

Eleanor jaló a Jaaz hasta la pista. Comenzó a moverse al ritmo de catalaga.

-¿qué demonios se supone que dice? - gritó Eleanor sin dejar de bailar.

-no lo sé y para serte sincera no me interesa - le dedicó una sonrisa.

-¿es que esto es una reunión? - preguntó Lisa parada en la pista cerca de ellas.

Jaaz se detuvo y miró a su amiga rubia que estaba bien acompañada.

-¿Lisa? - dijo Jaaz entendiendo que el mundo puede llegar a ser muy pequeño.

-la misma que viste y calza - sonrió Lisa.

Dejaron de bailar y se sentaron alrededor de una mesa.

-¿dónde se supone que anda Irán? - cuestionó Lisa tomando de la cerveza de su acompañante que se quedó bailando con Eleanor.

-con Catrina - contestó la morena con decepción.

-¿y lo permitiste? - más que a pregunta sonó a afirmación.

-no podía hacer nada, es amiga de Irán y precisamente vendrían a un antro gay para experimentar.

-¿y por eso has venido también no? - dijo con una mueca.

-¡claro que no! - refutó la morena.

-¿así? Entonces ¿qué haces aquí?

Abrió la boca para contestar pero rápido la cerró de nuevo, nada de lo que dijese convencería a Lisa de lo contrario, en el fondo sabía que esa era la razón de estar ahí, sino fuera así, jamás hubiera estado en ese lugar. Que le gustaran las mujeres no le hubiera llevado a parar a un club gay nada más porque sí pero estaba enamorada de una entre todas y ese si era motivo suficiente para dejarse arrastrar por la prima Eleanor.

-sólo no hables Lisa y toma tu cerveza - mencionó Jaaz.

-y si te dijera que ellas vienen conmigo.

La morena levantó la vista y miró a Lisa confusa, ¿qué quería decir realmente? ¿Qué propósitos tenía en mente? Conocía a esa chica que tenía enfrente, sus locuras podían ser extremas.

-¿a qué te refieres exactamente? - agudizó su mirada azul.

-¿versión larga o versión corta?

-la que más te acomode Lisa - rezongó Jaaz.

-en ese caso la larga - la apuntó con el dedo - pero estate paciente porque ya te conozco y me harás llegar al final rápido. Recuerda que me hiciste elegir a mí.

-vale Lisa, ¿puedes comenzar y dejar de darle vueltas al asunto?

-te diré que Eleanor me pidió la dirección de un lugar bonito, creí que te haría bien traerte a un antro para que veas a muchas chicas y vieras cual te gusta. Tiempo más tarde pasaba a la casa de Irán para ver si la podía traer conmigo hasta aquí y me topé con ella y Catrina con el plan de ir a un antro gay - lisa se tocó la cabeza con autosuficiencia - y ¡¡BAM!! Mi idea se había perfeccionado sin que yo lo deseara. Les dije que las acompañaría y las traje a este club para estar todas reunidas. Claro que ustedes ya estaban en pareja, así que llamé a una amiga y vino conmigo. ¿Captas?

-fue una trampa desde el principio cuando Eleanor me dijo este lugar - bajó la mirada y sonrió - sí que estás maniática querida Lisa.

-no me digas que no te gustó mi plan, aunque te diré que Catrina no entraba en él, pero al fin se ha colado.

-ni lo menciones - Jaaz se mordió el labio para no mal decir en voz alta - estoy que me reviento de...

-¿celos? - cuestionó Lisa con picardía.

-¡sí ya! - exclamó Jaaz.

-ellas están del otro lado, observan a las chicas y anotan lo que ven - se burló - recuerda que vienen en plan de trabajo - le guiñó el ojo a Jaaz - vamos con ellas.

Caminaron en la dirección opuesta de donde habían estado. Jaaz localizó a Irán que se encontraba sentada mientras escribía en su libreta de notas. Tenía el cabello rubio suelto, una blusa sin mangas y una falda hindú que le cubría toda, pero a pesar de eso se veía hermosa. Si tan solo se quitara las gafas y... movió la cabeza con desapruebo para alejar sus pensamientos. El pensar en esas cosas solo empeoraba la situación de saber que se había enamorado de su mejor amiga.

Irán levantó la vista y vio a Jaaz acercarse con Lisa, una sonrisa se formó en sus labios. Dejó sus apuntes y se levantó, fue hasta donde estaban sus amigas.

-¡¡hey!! Creí que estabas paseando con Eleanor - dijo Irán mientras abrazaba a Jaaz por la cintura.

-es una larga historia Irán, ya luego te contaré como fui a parar en este sitio.

-me alegra que estés - levantó la mirada y posó su vista en la mirada de aquellos ojos azules.

-me alegra también estar aquí - mencionó sin apartar la mirada, no quería hacerlo.

-Jaaz.

Se escuchó la voz de Eleanor detrás de la morena de ojos azules, estaba agitada y sudorosa.

-¿te has cansado de bailar? - preguntó Jaaz con una ceja levantada.

-chispas Eleanor - dijo Irán mirando a su prima con una sonrisa amplia - si que has bailado esta noche he.

-la verdad es que sí - dijo tratando de que su voz se calmara - estaba bailando con la amiga de Lisa - apuntó a la rubia alta - pero me encantaría bailar con otra persona - miró a Jaaz y luego a Lisa - no te ofendas Lisa, pero Jaaz baila mejor que tú amiga Rubina - miró de nuevo a Jaaz - ¿bailas de nuevo conmigo?

Irán que tenía una sonrisa de oreja a oreja, se le fue disminuyendo conforme escuchaba las palabras de Eleanor ¿había bailado? En su vida Irán había visto bailar a Jaaz, siempre se negaba y ahora llegaba su prima y movía su cuerpo con ella y enfrente de toda esa gente. Miró a Jaazanía y bajó la mirada, los celos eran una cosa extraña, lo sabía, pero aquello que sentía en el pecho en ese momento era más que celos, era decepción, no sabía cómo definir aquello, siempre tenía una respuesta para todo, ahora se le habían agotado las ideas. Además, no podía culpar a Jaaz, ni a Eleanor, mucho menos se culpaba a ella misma, eran cosas que pasaban, como cuando un científico descubría algo por accidente mientras en realidad buscaba encontrar otra cosa.

-claro - dijo Irán en tono apagado - bailen, yo seguiré en el experimento - se soltó a Jaaz del abrazo y caminó a la mesa donde estaba Catrina observando lo que pasaba en el club.

-¿qué tal todo? - Irán había preguntado algo cerca de Catrina para que esta la escuchara.

-¿cómo? - acercó su rostro a Irán para que pudiera escuchar, la música estaba a todo volumen en el lugar.

-¿qué tal todo? - volvió a preguntar.

-muy bien, estaba observando a esas dos chicas - le señaló - y notaba en general que al ser lesbianas, cuando una chica te tira la onda se acepta más rápido que cuando lo es entre parejas heterosexuales.

-no estoy muy de acuerdo con ello - replicó Irán en tono serio.

-bueno, eso he notado yo, tendríamos que buscar a personas bisexuales para encuestar en todo caso.

-no es necesario, lo que has comentado no entra en el proyecto - miró muy de cerca a Catrina - pero tu comentario ha sido bueno - le sonrió y le revolvió el cabello - sigue mirando y anotando lo que puedas. Que ya me di cuenta de la mirada que esa chica te pone encima.

Catrina se sonrojó y bajó la mirada tan de prisa para que no viera el rubor que surgía de sus mejillas.

-¡¡hey!! - Irán le dio un codazo en el brazo - es bueno tirarle la onda a alguien mientras trabajas.

-suena poco profesional.

-no si la persona te gusta.

-¿segura? Sé que no inmiscuyes trabajo con placer.

-lo sé, es solo que tengo que averiguar que ha cambiado en ello - sonrió mientras ahora ella bajaba la cabeza.

Jaaz había visto a Irán marchar hasta su lugar anterior, vio en aquellos ojos un reproche cuando se enteró que había bailado, sabía de memoria las veces que Irán le había dicho que bailara y ella se había negado rotundamente. Entendía eso. Miró a Eleanor que esperaba con impaciencia su respuesta, miró de nuevo a Irán, no dejaría que Catrina le quitase a Irán, iba a luchar en ese momento.

-lo siento Eleanor - dijo Jaaz - creo que bailaré con ella - señaló a la rubia de ojos verdes.

-claro, como gustes - respondió Eleanor viendo marchar a Jaaz.

-esto ha salido mejor de lo que esperaba chica - dijo Lisa a la chica rubia de ojos negros con una sonrisa - se ha dado cuenta que debe bailar con Irán. Buen plan, ¿no crees?

-sí que lo es - susurró la rubia baja - ¿bailas conmigo?

-¿dónde metiste a mi acompañante? - cuestionó Lisa.

-la dejé tan cansada que de seguro ya se buscó a otra.

-te dije que me la cuidaras.

-soy tan buena bailarina que tú también saldrás huyendo.

-habladora - reprochó Lisa con sarcasmo.

-averigüémoslo - dijo por último Eleanor llevándose a Lisa a bailar.


Bajó de prisa del automóvil y abrió la puerta trasera para que con la ayuda de Irán lograran sacar a Eleanor. Se había puesto una borrachera tan inmensa que había olvidado donde estaba y se había dormido en el club.

Jaaz logró levantar a la chica menuda y entró a la casa de su rubia amiga mientras ésta abría la puerta de entrada. Subió las escaleras con cuidado para no caerse y de nuevo ingresó a la habitación de Eleanor instantes después de que Irán abriese la puerta; dejó acostada a la chica de ojos negros y resopló con cansancio. Escuchó una risa detrás de ella para encontrarse con Irán en la entrada de la puerta de la habitación con su habitual sonrisa.

-¿qué hay de gracioso en que traiga a tu prima a su habitación? - se tocó su hombro izquierdo haciendo una mueca de dolor.

-es que... - volvió a sonreír - me ha dado risa la forma en que ponías la cara cuando subías a la borracha esta - dijo apuntando a su prima - se supone que tú eras la del ejercicio, la de los músculos y la fuerza.

-mmm - Jaaz puso una mueca de cansancio - me voy a mi casa, estoy cansada - diciendo esto salió de la habitación de la prima, bajó las escaleras y salió por la puerta de entrada sin hacer ruido para no despertar a la mamá de Irán.

-Jaaz.

Escuchó su nombre y volteó para mirar a Irán - ¿SÍ?

-¿sabes que bailas muy bien? - dijo Irán con tono de burla.

-no, nunca me lo habían dicho.

-¿será porque nunca has deseado bailar?

-tal vez sea por eso.

-pues ya te digo yo que has bailado muy bien hoy, gracias por hacerlo conmigo.

-no es nada - dijo en tono altivo - tengo muchas habilidades.

-¿te han dicho que sueles ser engreída?

-no - puso un dedo en su mentón - nunca lo han hecho.

-pues precisamente ahora lo estás haciendo.

-¿en serio?

-¿es que no has escuchado mi comentario?

-¿has dicho algo? - se estaba burlando de Irán y sabía que no tardaría en rendirse.

-¿es que vas a responder con preguntas?

-¿lo estoy haciendo Irán?

-Jaaz... - dijo Irán en tono amenazante mientras le sacaba la lengua - me las pagarás Jaazanía Geraldin Benford - bufó la rubia.

-ah... eso si que no - dijo Jaaz retrocediendo por si necesitaba correr más duro de lo normal - ya no quiero pagas contigo Irán Heli Hamilton.

Se miraron por un instante sintiendo que algo se calmaba entre ellas, como si los dioses se hubieran cansado de jugar y se iban a dormir dejándolas tranquilas.

-¿tienes sueño? - preguntó Jaaz interrumpiendo el silencio.

-a decir verdad no - al decir esto se quitó los lentes que llevaba puestos y Jaazanía tuvo que tragar con fuerza al verla sin ellos.

Había decidido tomar la iniciativa para poner las cosas en su lugar con respecto a su amistad, pero en el momento de verla quitándose los lentes y sintiéndose como condenadamente se sentía en ese momento deseó no haber preguntado nada.

-¿quieres venir a charlar un rato? - preguntó en un susurro.

-estupendo - la rubia cerró la puerta entrada con llave, se giró y tomó las manos de Jaaz para hacerla andar. Hablarían de todo, sería una noche estupenda ¿o no?


Ahora se encontraban en la habitación de Jaaz. La chica alta se encontraba sentada en la cama con las piernas cruzadas mientras observaba a Irán moverse por su habitación. Primero había abierto el closet para verificar que tuviera la ropa acomodada, había ido al baño de la habitación para observar que tal estaba. Sabía que su rubia amiga amaba la limpieza y el orden, en cambio ella era una completa desordenada. Recordó los primeros años de amistad en la adolescencia, siempre que Irán entraba a su habitación la regañaba por tenerla de manera revuelta, decía que su abuela se mataba ordenando para que ella en unos instantes lo dejara todo de cabeza. Se había vuelto una costumbre que cada vez que entraba aquella rubia a la habitación checara cada rincón.

Ya tenía algunas semanas que Irán no entraba a su cuarto y creyó que olvidaría su costumbre, pero no fue así. Sintió una alegría surgir en su interior, provocando que sonriera. Observó con curiosidad a la rubia que se había detenido más de lo suficiente en su colección de discos.

-¿hay algún problema con eso? - cuestionó Jaaz.

La rubia se giró y miró con curiosidad a Jaaz, en su mano tenía un CD, lo miró de nuevo y luego regresó la mirada hacia su amiga.

-¿música gregoriana? - preguntó la chica de ojos verdes con una sonrisa.

-ERA - respondió Jaaz - ¿qué tiene de malo? Tiene buena música.

-se supone que lo tuyo es la música celta.

-ENYA - volvió a comentar la morena.

-bueno, he estado leyendo sobre cosas subliminales como los mensajes en la televisión, la música, los libros - decía mientras metía el CD dentro de el aparato de música.

-¡joder Irán! - Gruñó Jaaz - no creerás lo que piensa la gente religiosa.

-sabes que soy escéptica. Una científico se permite dudar de todo, pero... - miró interrogante a su amiga alta - ¿qué número?

-pon el número 2.

Irán leyó el tema - ¿don´t go away?

La música sonó inundando lo sentidos de ambas, Irán tenía que admitir que su amiga tenía buenos gustos.

-suena bien.

-claro que suena bien, es sólo música, pero te diré que hay personas que cuando escuchan esta música, creen que son para gente satánica empedernida o de dementes que necesitan ser exorcizados.

-jajaja - Irán se echó a reír - ¿experiencia hablando? - le guiñó el ojo.

-no exactamente. Pon la 14.

La rubia obedeció y la música comenzó a sonar por lo bajo, tenía buena pinta después de todo. Siguió la letra de la canción por unos momentos, era rara, eso era verdad, pero ¿qué más daba? Era solo música, después de todo, dependía de la mente de cada persona. Levantó la vista y visualizó a Jaaz que se había tumbado en la cama y tenía los ojos cerrados, su respiración era lenta y pausada.

-¡¡vamos Jaaz!! - dijo Irán acercándose a ella y tocándole el brazo para que se despertara, pero no lo logró, solo obtuvo un susurro.

Sí que era hermosa, fuera la música o no, sintió las ganas de acariciar su rostro relajado. No se contuvo y extendió la mano, rozando la mejilla de su amiga, se sentó al borde de la cama y no apartó su mano, sino que recorrió todas sus facciones, sentía su propia piel erizarse, pronto llegó a la comisura de los labios y se detuvo, observó con más detenimiento ¿cuántas veces había estado en esa posición y nunca había hecho lo que en ese momento llevaba acabo? Suspiró cerrando los ojos. Algo no estaba bien, ya lo sabía, lo supo desde el momento en que estuvo en la cama con Jaaz experimentando cosas. Se sentía diferente, amaba a aquella chica, a su mejor amiga, a la piloto, aquella joven que había llegado al pueblo, la que no tenía amigos y tenía un aspecto duro pero a la vez encantador. Unas lágrimas bajaron por su rostro, ella no era una chica fácil, siempre hacía locuras y le causaba en cierta forma problemas a su mejor amiga que siempre había estado ahí para ella. Abrió los ojos y le sonrió, se inclinó de modo que quedó cerca de los labios de la chica de ojos azules, apenas los rozó, aún recordaba el beso que se habían dado para experimentar. Con cierta melancolía se apartó de aquel cuerpo y caminó rumbo a la puerta para salir de ahí, dejando su corazón junto a esa cama donde yacía dormida Jaazanía.

Unos ojos azules se abrieron lentamente al momento en que Irán se iba.

A la mañana siguiente muy temprano, Irán estaba en la puerta de la casa de Jaaz con un paquete de comida para gatos y un cajón de arena.

-Entra. Está abierto - dijo una voz desde el interior cuando llamó al timbre.

Jaaz se estaba mirando en el espejo de cuerpo entero que había en el salón y no parecía muy satisfecha con su apariencia. Y lo cierto era que estaba muy rara. Guapa pero rara. Irán la miró de arriba abajo tratando de encontrar dónde estaba el problema.

-Hola Irán - la saludó la morena después de soltar una maldición entre dientes - ¿has visto a lo que me ha obligado tu bestia?

La chica rubia estaba tratando a duras penas de contener la risa. Ya había descubierto el problema, Jaaz tenía el uniforme de piloto pero llevaba pantalones negros y chaqueta azul. El contraste era muy peculiar, por no hablar de la disparidad en las texturas de la tela.

-Estoy perdida - se lamentó Jaaz - incluso tú que careces del sentido de la moda, te has dado cuenta de que parezco una perfecta idiota. Tu querido gatito ha tenido juegos con mi único vaquero limpio de uniforme y Lisa está por pasar a buscarme. Como verás, no tengo tiempo de lavarlos y secarlos.

-No sabes... no sabes como lo siento - aseguró la rubia entre hipidos tratando de disimular su carcajada - los gatos suelen ser limpios. Incluso Told lo es, no sé que ha pasado, fíjate que el gato de la prima Eleanor aprendió también a hacer sus necesidades en un cajón de arena.

Irán se dio cuenta demasiado tarde de lo que acababa de decir. Le echó un vistazo rápido a la cara de Jaaz y su esperanza de que no la hubiera escuchado se borró de un plumazo, la chica alta tenía buenos oídos.

-¿El gato de Eleanor, Irán? ¿Aquella que es alérgica desde la coronilla hasta la punta de los pies? ¿La que se pone como loca cuando le hablas de gatos? - preguntó Jaaz con los músculos tensados y una voz sospechosamente pausada. - ¿te refieres a la misma prima Eleanor que está a horita pasando una temporada en tu casa?

A cada palabra que pronunciaba, Jaaz se iba acercando un poco más y de forma amenazante. Irán retrocedió lentamente hacia la puerta, por si acaso tenía que salir corriendo.

-¿Me estás diciendo que he tenido que soportar al gato cuando tu prima ni siquiera tiene alergia?

Irán no tuvo más remedio que asentir con la cabeza.

-Muy bien - dijo Jaaz exhalando un profundo suspiro mientras se sentaba y la miraba con los brazos cruzados - y ahora, sin olvidarte que soy una piloto y no una científica nuclear, contéstame una cosa: ¿por qué?

-Quería pasar más tiempo contigo - susurró Irán incapaz de decir otra cosa que no fuera la verdad, aunque no completa - y esta era la excusa perfecta.

La expresión de Jaaz pasó del enfado a la sorpresa en milésimas de segundo.

-¿Pasar más tiempo conmigo? ¡Por los dioses Irán! No necesitabas montar una operación encubierta para eso. Nunca has necesitado de una excusa para estar conmigo.

Jaaz no sabía que hacer, así que extendió su mano hacia Irán - ven aquí - sintió la cálida mano cuando la rubia la tomó y se sentó en su regazo.

La morena le apartó el cabello rubio de la cara y le levantó la barbilla para obligarla a mirar directo a sus ojos azules.

-¿Todo esto te confunde tanto como a mi verdad?

No había ninguna duda de a qué se refería. Irán tragó saliva y luego asintió con la cabeza. Sentía su cuerpo en tensión y tenía que contenerse para no hundir su cuerpo en el de Jaaz. En un momento muy rápido, Jaaz acercó su rostro al de ella con la intención de besarle; Irán rodeó el cuello de su amiga con las manos, soltó un suspiro cuando sintió la respiración de Jaaz muy cerca.

-Jaaz, ¿estás lista?... Vaya, lamento interrumpir - dijo Lisa saliendo del salón y cerrando la puerta tras ella.

Jaaz como movida por un resorte, quitó a Irán y se puso de pie y sin decir una sola palabra fue por Lisa, la alcanzó y la tomó del brazo para meterla de nuevo al salón.

-De verdad que no hay prisa. La puerta estaba abierta y entré, pero puedo esperar fuera.

Murmurando por lo bajo, Jaaz soltó a Lisa y salió del salón en dirección a la puerta de la calle mientras se amarraba el cabello.

Irán se apoyó sobre la mesa. No tenía mucha fuerza para sostenerse sobre sus pies. Todavía estaba aturdida por la fuerza del beso que no había llegado a darse.

-Bueno... bueno - comenzó a decir Lisa con una sonrisa que podría abarcar los cinco continentes - al parecer, la cosa funciona bien...

-He... yo... esto - apenas podía decir Irán.

-¿Qué pasa amiguita? - Cuestionó la rubia alta con ojos chispeantes de alegría - ¿te ha comido la lengua la Conejilla de Indias?

-Muy graciosa - replicó Irán al recuperar la voz.

-Ya me contarás todo cuando vuelva del viaje a Tailandia - le guiñó el ojo mientras se dirigía hacia la puerta - pero me temo que de verás acelerar el proceso de superación.

La bocina del coche de Lisa se escuchó desde fuera, sonando con impaciencia.

-¿Cómo? - dijo Irán no entendiendo del todo.

-Van a trasladar a Jaaz.

Irán estuvo apunto de desmayarse, cayó en la cuenta de lo que Lisa acababa de decirle; sabía que Jaaz había pedido el traslado unos meses atrás, cuando su padre había sufrido un ataque al corazón en unos de sus tantos viajes, le habían recomendado reposo y ella estaba decidida a pasar más tiempo con sus padres. Irán no había vuelto a tocar el tema y Jaaz no mencionó nada más acerca del traslado desde entonces.

-¿Y bien? - Preguntó Lisa sacudiendo la cabeza mientras volvía a sonar la bocina - ¿vas a dejar que se vaya? Creo que es el momento de llevar a cabo una acción drástica.

-¿Cuándo... cuándo se marcha?

-No lo sé. Seguramente ella tampoco sabe aún que le han concedido el traslado. A mi me lo ha dicho un amigo del departamento del personal ¿y bien? ¿Vas a hacer algo?

-Sí - contestó Irán no estando muy segura - voy a hacer algo.

-Estupendo - exclamó Lisa mientras abría la puerta de la calle - te veré cuando regrese.

Sola por fin, Irán se dejó caer sobre el sofá. Jaaz se marchaba al otro lado del país, puede que nunca volviera a verla y no era solo que ya estaba enamorada, era obvio que Jaaz también sentía algo, aunque fuera sólo atracción física.

Sí, definitivamente tenía que hacer algo, iba a seducir a Jaaz, no había ninguna razón para no hacerlo antes de que se marchara... a decir verdad, estaba la razón principal, ella era heterosexual pero su corazón ya había decidido.


Jaazanía manejaba sin decir nada. Lisa estaba disfrutando del momento. Miraba el perfil serio y pensativo de su amiga, no podía evitar sonreír, estaba más que contenta de que al fin sus dos mejores amigas estuvieran a punto de decirse la verdad sin ninguna barrera.

-¿Qué es lo que miras? - preguntó Jaaz con una mueca sin quitar sus ojos de la carretera.

-A una mujer muy bella y por cierto... - puso su dedo en su mentón - enamorada.

-Cierra la boca Lisa - gruñó Jaaz mirándola rápidamente.

-¿Vas a negarme que la ibas a besar?

-No voy a negarte nada.

-Me da gusto que por fin aceptes tus sentimientos.

-He aceptado mis sentimientos hace más tiempo del que te imagines.

-Mmm... pero nunca habías hecho nada, ahora lo haces.

-Yo... - quiso replicar pero se quedó callada por un momento - iba a besarle - por fin habló ya dando crédito a lo que en su salón hubiese ocurrido si Lisa no hubiera entrado. Se preguntó si había sido suerte o mala suerte.

-¡¡Y bien besada!! - exclamó la rubia con emoción.

-No sé que me ha pasado.

-¡¡Vamos Jaaz!! - Espetó Lisa - no quiero que vuelvas a decir "no sé que me ha pasado" ¡¡que rayos!! Claro que sabes que te ha pasado, te has enamorado y punto.

La morena no dijo nada más mientras aparcaba el coche de Lisa en el estacionamiento del aeropuerto. Se quedó sentada mirando al frente.

-¿Jaaz? - Lisa le habló por lo bajo - sólo prométeme algo.

-¿El qué? - contestó Jaaz mirando a Lisa por segunda ocasión.

-Si Irán decide pasar a la acera de enfrente para jugar en tu equipo, no la rechaces y mucho menos la intentes convencer de que juega con el bando derecho.

Jaaz sonrió ligeramente, entendía las palabras de su amiga, quería decir algo, pero no sabía que.

-Acéptala si su corazón ha elegido, es una decisión muy importante, tal vez la única que ha podido tomar sola nuestra genio - le tocó el brazo - prométemelo Jaazanía, por favor.

-Te lo prometo - dijo Jaaz mientras acariciaba la mano que estaba sobre su hombro - te lo prometo - repitió para estar más segura.

-Bien, bien, bien - Lisa se apartó y abrió la puerta del auto - ahora vámonos a trabajar, dejémonos de sentimentalismos.

-Buena idea - sonrió Jaaz.

-Siempre las tengo - le guiñó el ojo a Jaaz y salió.

-Presumida - le exclamó la morena mientras salía también y cerraba la puerta tras si.

-Mira quien habla.


Jaaz regresó a su casa tres días más tarde. Había pensado mucho mientras estaba fuera. Lo que sentía por Irán no se había ido y sentía que su rubia amiga sentía lo mismo por ella; no había dudas, la había besado aquella noche en su casa, había llorado, nunca había sentido tal cosa como en esa noche. Ambas podrían dejar de luchar contra ello y ver que pasaba. Cierto que su amistad estaba en peligro, pero también se vería amenazada si continuaban así. Tal vez podría pedirle una cita y mejor si era aquel mismo día, para que no tuviera tiempo de arrepentirse.

Caminaba rumbo al laboratorio donde Irán pasaba el mayor tiempo. Entró y sintió el aire caliente, comenzó su búsqueda con su mirada azul, habían muchas personas, todas ellas llevaban sus gafas, una bata larga y blanca, igual tenían sus propias mesas con sus instrumentos de investigación como un microscopio, una computadora, hojas, e instrumentos de laboratorio.

Al fondo se encontraba Irán, estaba escribiendo en la computadora, sumida en su tarea, no levantaba la vista de sus hojas mientras sus dedos escribían. Tenía la cara seria, sus mechones del cabello rubio cayéndole por el rostro. Se veía hermosa con esa apariencia. Jaaz tragó fuerte y caminó lentamente hacia su amiga.

-Hola.

Irán levantó la vista y se topó con su mejor amiga de toda la vida, no pudo evitar sonrojarse al recordar el beso no dado en el salón, se paró de su banco y le sonrió a Jaaz.

-¿Qué tal todo?

-Bien - no sabía que más decir, en esa ocasión realmente no tenía nada en mente, excepto su invitación a cenar.

-¿Qué tal el viaje? - Irán se quitó las gafas y se acomodó el cabello rubio con la mano izquierda.

-Buen clima, aproveché para ir un rato al mar, cenar y bailar - le sonrió tímidamente - "esto es difícil" - pensó Jaaz mirando con adoración a su amiga.

-Vámonos de aquí - dijo Irán quitándose la bata, poniéndose de nuevo sus lentes y tomando la mano de Jaazanía para que la siguiera.

Se dirigían a la cafetería de la universidad, no obstante, su andar fue interrumpido.

-Así que ya está aquí la mentora de la ratón de biblioteca - dijo Nadia con burla.

La morena y la rubia se giraron para interceptar a la chica con otras cinco. Jaazanía resopló con disgusto.

-No creo que sea buen momento Nadia.

-Para romperte la cara no necesita haber malos momentos - dijo ésta con sarcasmo.

-¿Romperle? - Preguntó Irán - nunca has logrado tocarla - le sonrió.

-Tú cállate rubia - dijo una de las acompañantes de Nadia.

-No calles a nadie - Jaaz la miró fulminantemente.

La rubia miró interrogante a Jaaz, como si sus miradas hablaran:

-¡¡Diez!! - exclamaron juntas mientras Irán empujaba a Nadia y Jaazanía le tomaba la mano para correr rápido.

Nadia cayó sentada el césped, se levantó con enojó y se limpió la parte trasera de su ropa.

-Maldita rubia - exclamó con furia - ya me las pagarán las dos.

-Eso dices siempre Nadia y nunca has...

-Cállate - gritó Nadia - ya verás...


Todo constaba en asimilar las cosas y no darle tanta importancia, eso es lo que Jaazanía se había propuesto y hasta ese momento le daba resultado. Se encontraban sentadas en la cafetería riendo a carcajadas sobre lo que había ocurrido con Nadia hacia apenas unos momentos atrás.

-¿Crees que intentará vengarse? - cuestionó Irán mientras se metía un chocolate a la boca.

-Es lo más seguro - Jaaz le sonrió - pero no logrará nada.

-Eso ya lo creo, es que está traumada Jaaz - se carcajeó - ¿pues qué le hiciste realmente?

-Nada en especial, fue en 3 semestre - tomó de su vaso de capuchino y luego dijo - solíamos reunirnos en las canchas deportivas para charlar sobre nuestras experiencias en el amor, el deporte, jugábamos a lo que se nos ocurriera.

-¿Sólo por eso? - bromeó la rubia.

-Claro que no - miró a Irán de manera graciosa - la besé - soltó de un tirón.

-¿Qué? - Irán había jurado que casi saltó de su silla.

-Como has escuchado, la besé - tomó de nuevo un poco de su capuchino.

-¿Y por eso te odia?

-No fue simple Irán; el juego consistía en pregunta o reto. Me tocó perder y elegí reto.

-¿La cuál consistía en besar a alguien?

-Sí y no cualquier alguien, ella es heterosexual, y no creían que fuera a atreverme a besarla estando el novio presente.

-¡Por los dioses Jaaz! - la rubia miró intrigada a su amiga.

-Al principio cuando la besé se negó a corresponder, pero entonces, no habría sido un beso real, así que con un poco de insistencia logré que me besara y bueno...

-Me suena algo malo tu "bueno..."

-Sí que fue malo, su novio se enojó cuando ella gimió sobre mis labios, la apartó de mi hecho una furia, le reclamó que nunca había gemido de esa manera cuando se besaban... en fin... le gritó que la mandaba al diablo y ese tipo de cosas. Intenté disculparme con Nadia pero nunca se dejó, salió corriendo y no regresó más a nuestras reuniones y así poco a poco dejamos el juego y nos dedicamos a entrenar para béisbol.

-Con que gimió - dijo Irán bajando la vista y poniendo en su memoria la vez que besó a Jaaz, también sintió el deseo de gemir, pero... ¿es que acaso su amiga tenía tal poder, hasta el grado de enamorar a la más heterosexual y hacerla gemir con el simple hecho de un beso? La miró analizando sus facciones... sí que era bella, sobre todo sus ojos...

-Tierra llamando a Irán - decía Jaaz moviendo sus dedos cerca de la cara de su amiga.

-Ne has llenado de curiosidad ¿sabes?

-A sí...y ¿puedo saber qué es?

-¿Qué te iban a preguntar que causó que eligieras un reto, sabiendo que la pregunta sería más fácil de responder?

-No era tan fácil la que se estaban planteando.

-Y se supone que es... - instó a Jaaz a seguir.

-De quién estaba enamorada - dijo en un susurro.

-¿Cuál era la respuesta?

-Bueno... yo... iba a decir...

-Jaazanía - Hanna se había acercado y estaba parada enfrente de las dos amigas, interrumpiendo así la contestación de Jaaz.

-Hey... -exclamó Jaaz levantándose por instinto - ¿qué tal estás?

-Aparte de decepcionada. Bien - Hanna se sentó - hola Irán - le dijo a la rubia - hasta que tengo el placer de estar en la misma mesa que tú.

-Lo mismo digo Hanna - Irán se tragó la oleada de celos que le llenaban la cabeza.

Jaazanía se sentó y miró a las dos chicas que estaban compartiendo ahora la mesa. Desde el accidente con el gato, no había vuelto a ver a Hanna, ni la había llamado. Se supondría que debía estar enfadada, pero no, al contrario de ello, estaba sonriendo como si no le importara demasiado su alejamiento.

-No llamaste - por fin Hanna se dirigió a Jaaz sin importarle que estuviera Irán presente.

La morena no sabía que decir, se sentía aterrada, deseaba que la tierra se abriese y se la tragara, sería más divertido estar en el infierno sino es que ya lo estaba ahí.

-Lamento no haber llamado - Jaazanía jugaba con el vaso de su capuchino.

-Lo entiendo amor - Hanna le apartó las manos del objeto y se las tomó - por eso he venido a ti.

-Si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña, atrápala y no la dejes ir - susurró Irán con sorna.

-¿Cómo? - cuestionó Hanna a Irán no entendiendo la última parte de la frase.

-Nada en especial - la rubia se paró - creo que el deber me llama - miró a Jaazanía - te veo luego.

La morena vio marchar a su amiga con las manos en los bolsillos y cara pensativa ¿dónde había quedado su invitación? Miró a la pelirroja y sonrió como una estúpida, al menos, así se había catalogado.

-Hay una fiesta en casa - al fin Hanna habló.

-¿En serio?

-Claro que es en serio, mamá quiere conocerte, le he dicho que eres hermosa y tiene ganas de comprobarlo.

La chica alta no se esperaba tal declaración, con el impulso de salir corriendo lo único que logró fue derramar el resto de bebida que tenía su vaso.

-¡¡Joder!! - exclamó mientras se ponía de pie.

-¿Te he asustado? - cuestionó la pelirroja.

-No... ¡que va! Es sólo que... bueno... ahí estaré - dijo por último secándose el pantalón con una servilleta.

-Te quiero Jaaz, ¿lo sabes verdad?

-Sí... lo sé - sus ojos azules no la miraron.

-Mañana, 8 de la noche, ya sabes.


-No comprendo - dijo exasperada Irán por cuarta ocasión.

-Mi querida amiga - Lisa se sentó en la escalera del porche de Irán - ¿es que no lo entiendes? Jaazanía irá a conocer a su mamá.

-No es asunto mío - la rubia baja caminaba de un lugar a otro sobre la hierba fina y verde.

-Claro que lo es, se volvió tuya cuando te enamoraste de ella - la rubia alta quería decirle que Jaaz también lo estaba, pero llegó a la conclusión de que aquello, era cosa de dos, ella sólo era cupido y nada más.

-Y antes de que digas nada más - Irán se quitó las gafas y miró seriamente a su amiga - no voy a volver a usar a Told.

-¿Y crees que no lo sé? - Lisa soltó una carcajada ante la cara de su amiga hasta cierto punto desesperada.

-No le hallo gracia - la rubia de ojos verdes se dejó caer sobre la hierva.

-Y tienes razón, no la tiene pero - La rubia alta se paró y fue hacia Irán para sentarse a su lado - debemos hacer algo.

-Estoy dispuesta a todo - la rubia baja miró a Lisa con una sonrisa - en la guerra y el amor se vale todo ¿no?

-¡¡Así se habla!! Por fin la ciencia, los científicos y tu inteligencia me agradan - la rubia alta le pasó el brazo por el hombro de Irán - ¿ye te declaró la guerra? - bromeó.

-No, pero... bueno, sí; desde el momento en que trató de quitarme a Jaazanía.

-Pero... - Lisa frunció el ceño y la miró con curiosidad y burla - se suponía que no te quitaba nada, pues no era tuya.

-¡Mmm ya! - Exclamó Irán con pena - era mía, sólo que no lo sabía - habló por lo bajo mientras se colocaba los lentes.

-Veamos, es una cena en casa de Hanna hoy por la noche, el gato ya no puede usarse, sólo nos queda... - Lisa cavilaba sus opciones - ¡¡ya está!! Es perfecto, todo encaja - gritó de emoción.

-No quiero saber que encaja - Irán soltó el aire que llevaba reteniendo desde que Lisa comenzó a pensar en voz alta - algo me dice que me usarás a mi.

-Te lo garantizo pequeña genio.


Se detuvo ante la puerta de entrada de la casa de Jaaz; tenía la llave en mano para acceder a la casa sin preámbulos, pero no creyó conveniente entrar sin anunciarse, esa vez no, quizá en el pasado hubiera sido diferente.

-Pero el hubiera no existe - se dijo mientras tocaba.

-Hola - dijo la rubia en un tono apenas audible al mirar a su amiga envuelta en una toalla con el cabello recién lavado.

-Hey - Jaazanía se quedó inmóvil al ver a Irán.

-Tengo una propuesta - exclamó con lentitud entrando antes de arrepentirse.

¿Propuesta? Jaaz también tenía una y se maldijo por no haberla dicho antes, cerró la puerta y siguió a la rubia escaleras arriba. Meditaba sobre la propuesta que le harían, no soportaría más su instinto si Irán la volvía a someter a una excitación como en ocasiones pasadas, sabía que ya ni contando el alfabeto chino podría mantener su mente ajena a la situación.

Entraron a la habitación, la chica alta se percató de su estado actual, no llevaba más encima que la toalla, no era conveniente estar así.

-Ya vuelvo, sólo me cambio - mencionó mientas se retiraba al baño. Cerró la puerta con seguro, tal vez para sentirse más segura. Ya no confiaba en ella y mucho menos en Irán, sus sentido le indicaban que no saliese del baño, sin embargo, tan sólo eran amigas, respetaba a la rubia que estaba dentro su casa, su habitación, su vida. Se miró confundida a través del espejo; dejó caer la toalla y comenzó a vestirse.

No tenía ningún sentido quedarse más tiempo encerrada en el baño, tan sólo preocuparía a Irán y ésta podría crear una bomba y tirar la puerta para entrar y sacarla, no le cabía la menor duda de que cuando Irán quería algo, era porque iba a conseguirlo.

Abrió la puerta ligeramente y miró alrededor de la habitación. No estaba la rubia por ningún lado. Salió del baño y bajó las escaleras para ir a la cocina de donde provenían unos ruidos y un olor muy agradable.

Se detuvo en el marco mirando como Irán ponía especies a lo que fuera que cocinase; su corazón se estremeció, era la primera vez que sentía como encajaban las dos en esa cocina, incluso podrían encajar en la casa, en la habitación. Sonrió al percatarse de la sonrisa de Irán que la miraba a través de sus lentes con una ceja levantada.

-¿Qué se supone que cocinas? - dijo Jaaz acercándose a la comida.

-Algo nutritivo y delicioso, más que tus provisiones de la alacena, eso, seguro.

-¿Es que la ciencia enseña ahora a los científicos a cocinar más rápido de lo normal? - se burló.

-No, eso me lo enseña mi madre cada que puede - le sacó la lengua - y 20 minutos para serte sincera no es romper un record de cocina.

Jaaz puso cara de asombro, no creyó haber tardado tanto, se separó y fue a sentarse en una silla de madera frente a la mesa.

-Me puedes decir tu propuesta, ya presiento que me someterás a más estrés.

-¡¡Vamos!! Primero sirvo esto, lo devoramos y ya te digo.

-¿Tan malo es?

-No es por eso, pero aquí entre tú y yo puedo decirte que sé que no has comido nada.

-Me has estado espillando.

-Otra vez con eso - dijo Irán en tono cansado - no hace falta levantar una investigación para averiguar que no has comido nada desde el desayuno.

-Me has pillado entonces - se rió.

La rubia sirvió la comida y un vaso de jugo, se sentó a saborear su propia creación. Levantaba la vista para ver a Jaazanía devorar como si no hubiera comido en años, era la que siempre comía despacio, sonrió ante esto.

-¿Qué tal está? - preguntó la rubia después de ver a Jaaz terminar y dejar el plato completamente vacío.

-Como siempre, muy rico.

-Mucho mejor que las sopas instantáneas ¿cierto?

-¡Joder Irán! Mucho mejor - respondió con una mueca.

Irán recogió los platos de la mesa y los dejó en el fregadero; se giró y se apoyó contra este. Observó a Jaaz con una sonrisa.

-Te quiero Jaazanía, eres la mejor amiga de toda una vida.

La morena levantó la vista y miró a Irán, absorbió esas palabras sin ápice de burla o declaración de amor, sólo eran palabras de cariño por parte de su amiga, confesándole que la quería incondicionalmente. Se paró y fue por ella.

-También te quiero Irán - la abrazó, podía sentir la respiración de la rubia encima de su blusa de algodón - estás algo loca, pero aún así te quiero y mucho.

-La última vez dijiste que había quedado completamente loca - se mofó apartándose un poco para descubrir a Jaaz frunciendo el ceño.

-Es que lo estabas en ese momento, ir a un antro gay para experimentar es cosa de locos.

-Wow... - Irán suspiró - creo que estábamos locas todas - río - porque tú terminaste ahí de igual forma - la rubia le clavó un dedo en el estómago de Jaaz sin dejar de abrazarla.

-Culpa al destino, no a mi - la morena aprovechó para revolverle el cabello rubio.

-Todas salimos beneficiadas, obtuve la información deseada, además bailé contigo - la abrazó más fuerte al decir esto - convivimos, la prima Eleanor pudo hacer algo extravagante, además Catrina obtuvo una cita.

<> aquella frase resonó en la cabeza de Jaazanía que aflojó el abrazó para poder separarse de Irán y mirarla a los ojos verdes.

-¿Obtuvo una cita has dicho?

-Sí - Irán se echó a reír - fue extraño, pero una de las chicas del antro le pidió que saliesen, claro que no iba a dejar ella pasar la oportunidad.

-Entonces ella y tú... - no sabía exactamente que decir.

-¿Qué? - La rubia la miró interrogante - creí que era heterosexual para ti, ¿por qué debieras pensar que Catrina y yo teníamos algo?

-Buena pregunta - mencionó mientras esbozaba una sonrisa de alegría, Catrina ya no sería un obstáculo, aunque si lo pensaba bien, nunca lo fue, jamás mostró interés alguno en su rubia amiga.

-¡¡Ah, ya!!

-¿Me dirás la propuesta? - Jaazanía se quedó tensa al recordar porque se encontraban las dos juntas en esa tarde, no quería llegar al punto en específico, pero era mejor salir de dudas de una buena vez.

-¡OH, claro que sí! - Irán se quitó los lentes y los limpió con su blusa para volvérselos a poner - se trata sobre...

-Tu trabajo ¿cierto? - dijo Jaaz sin siquiera dejar hablar a Irán - espera... espera... la primera vez fueron posiciones, practicamos algunos de tus libros.

-Eso es cierto, pero esto no tiene nada que ver con...

-Practicar posiciones - siguió Jaaz por ella - eso ya no porque se ha practicado. Luego fueron los besos.

-Jaazanía, te estás yendo por la tangente, ni siquiera es eso, porque quiero... - y una vez más fue interrumpida.

-¡¡Claro!! Los besos ya no pueden ser porque están experimentados, lo cual quedan fuera de cuestión - se rió aunque realmente pareció un lloriqueo - ahora querrás tal vez que te enseñe a usar algunos artefactos... - se quedó callada por unos instantes - o sino es eso, querrás usarlos y... - pareció sorprendida por sus propias palabras, en lugar de apaciguar la charla, le estaba dando más ideas a su amiga - creo que ahora si esto se ha puesto mal y...

-¿Puedes callarte? - la rubia tuvo que hablar en forma de grito para así hacer callar a Jaaz que parecía una loca alterada - todo lo que has dicho fueron chorradas - Irán estaba molesta - todo lo que quería era invitarte a salir, sí Jaaz - le espetó - ¡¡salir!! Y digo quería, porque precisamente ahora, no quiero nada, me voy a casa - diciendo esto salió de la cocina y de la casa.

La morena estaba sorprendida y más que eso, paralizada, escuchó el portazo que se dio a su puerta principal mientras Irán salía. <> en todo momento su amiga sólo quiso invitarle a salir, no tenía en mente algún experimento extraño y ella lo había arruinado, se sintió estúpida por segunda ocasión. Si tan sólo hubiera dejado a Irán hablar, no había parecido una idiota tratando de sacar conclusiones a la propuesta de la rubia. Tenía que hacer algo para remediar aquello, muy pocas veces Irán se había enojado como en ese momento, y todo fue por su culpa.

-Le haré mi propuesta ahora mismo - se dijo Jaaz mientras lograba que su cuerpo reaccionara para poder ir por su teléfono y hablarle. Llegó a la sala y antes de coger el teléfono inalámbrico miró la hora que estaba en su reloj de pared - se supone que la fiesta es dentro de algunas horas. Bueno... Hanna puede esperar, Irán no - marcó el número de casa de Irán, si lo hacía a su celular corría el riesgo de que la rubia no deseara contestarle.

Jaaz subió a su habitación y miró por la ventana que daba hacia el cuarto de Irán. Estaría ya en su cuarto y quizá trabajando. Podría invitarle a cenar y antes de eso, llevarla a volar con ella. Se dejó caer sobre el sofá y tras unos minutos de deliberación interna, apretó el teléfono con determinación y luego también apretó los dientes mientras se daba a la espera de que ella contestara la llamada.


Irán entró a su habitación completamente calmada, enojarse no era parte de ella, de hecho, nunca se enojaba, al menos que valiese la pena, en esa ocasión no podía estarlo, no debía, puesto que Jaazanía era su mejor amiga, además estaba el nuevo sentimiento, la amaba. ¿Cuántas cosas locas no le había hecho a Jaaz? Y si analizaba bien todo ¿de quién era la culpa de que Jaaz pareciera traumada y asustada ante la idea de sus propuestas? Comparando lo sucedido con todo lo que ella le había hecho a su amiga alta, no era nada.

El teléfono sonó y ella contestó, al escuchar la voz de Jaaz una sonrisa se formó en sus labios.

Tras unos minutos después, colgó el teléfono sintiéndose débil. Habían hablado sobre lo sucedido unos minutos antes, Jaaz se había disculpado y ella le había explicado que jamás podría enojarse ni con ella misma, habían reído y charlado como siempre, en realidad, no como siempre, pues Jaaz había sonado nerviosa mientras la invitaba a cenar, era una cita, pero aquello no era su máxima preocupación.

Sintió una punzada en el estómago y se inclinó sobre su escritorio, respirando rítmicamente. Era lo que Jaaz había propuesto para antes de la cena lo que la aterrorizaba. Desde que Jaaz le expresó su deseo de convertirse en piloto, ella había ocultado su miedo a volar. Sólo había viajado en avión una vez, cuando era pequeña y le había parecido una experiencia aterradora, para empeorar las cosas, había estado sola, sin ningún adulto al que agarrarse durante aquellas espantosas dos horas.

Mientras Jaaz continuaba con sus estudios para convertirse en comandante de vuelo en tan sólo unos meses faltantes, ella no le había hablado sobre su miedo. Sabía que se trataba de una fobia absurda e irracional y le daba vergüenza confesárselo a Jaaz, que volaba casi siempre por los cielos sin ningún miedo.

Cuando Jaaz, Lisa y otra de sus compañeras compraron la avioneta, Jaaz se había ofrecido en llevarla a pasear pero siempre había encontrado una excusa para no ir.

La causa de que esa vez aceptara era por como lo había pedido su amiga alta, su voz temblorosa y dulce no le permitieron negarse. Volarían no en un avión gigante con veinte personas de tripulación y cientos de pasajeros, sino, en una avioneta, dentro de una cabina pequeña con apenas espacio para dos pasajeros.

Irán se levantó con las piernas temblorosas y buscó en la parte superior de su estantería un libro en concreto. Luego volvió a sentarse en el escritorio, apartando los papeles y cuadernos que había encima para hacerle sitio a aquel amplio volumen. Exhaló un suspiro y abrió la primera página: auto hipnosis para principiantes.


-¿Lista? - preguntó Jaaz con una sonrisa de felicidad a Irán que se encontraba sentada a lado de ella.

-Sí, creo que podemos volar ya - dijo la rubia en tono bajo para que no se escuchara el nerviosismo en su voz.

Al parecer el auto hipnosis no funcionaba; Irán se encontraba mal, apenas y respiraba. Notó que se le ponían tensos los músculos que ni siquiera sabía que tenía debido a la insoportable presión a la que los estaba sometiendo su aterrorizado cuerpo. Tragó saliva y trató de no fijar la vista en ningún punto para no mirar por la ventanilla. El suelo estaba todavía sólo a unos pocos metros de la altura del avión, pero aquello apenas era el principio.

-Muy bien - dijo Jaaz - listas para partir.

-Creo que te bienes tardando - Irán tenía que contener lo que estaba sintiendo.

-Con calma, verás que te gustará.

-Ya lo creo - susurró la rubia mientras cerraba los ojos.

Escuchó el ruido que emitía el motor y su corazón se aceleró de tal manera que le resultó imposible contar los latidos. Comenzó a repasar mentalmente las estadísticas sobre seguridad aeronáutica para tranquilizarse. Luego forzó los músculos de la cara en una sonrisa, recordándose una y otra vez que era absurdo tener miedo a volar.

-Esto es genial, ¡¡joder!! Lo mejor que haremos - Jaaz le dirigió la última sonrisa antes de concentrarse en los mandos y en la comunicación con la torre de control. Quería compartir aquella experiencia con su mejor amiga, mostrarle la magia de volar de la que tantas veces le había hablado; ya en el aire trataría de vencer el miedo que sentía por amar a Irán. Por supuesto que lo haría.

Y de pronto, ya estaban completamente en el aire. La rubia sintió que no podía respirar. Abrió los ojos y ante ella estaba el azul del cielo, las nubes blancas, el verde campo a más de mil metros del suelo; abrió la boca en un intento desesperado de respirar o gritar, sin saber a ciencia cierta cuál de las dos acciones era más importante. Pero dio igual, porque entonces sus ojos comenzaron a cerrarse sin que ella lo deseara y el mundo se sumió en una profunda oscuridad.

Jaaz soltó una carcajada mientras miraba hacia abajo, estaba feliz por estar volando a lado de la rubia. Miró hacia Irán y se le cortó la sonrisa ante lo que vio. Su amiga estaba inclinada sobre su asiento, sujeta únicamente por el cinturón de seguridad.

-¿Irán? - Jaaz no sabía que sentir - vale... te invito a volar para que disfrutemos de esto y te duermes, creo que no es justo - se dio cuenta de que no era momento de bromear - ¡Irán! - gritó con miedo mientras sentía un escalofrío recorrer su espina dorsal.

No hubo respuesta, la cabeza de Irán estaba inclinada hacia ella, con el rostro extremadamente pálido y los labios entre abiertos. Con el corazón en un puño, Jaaz puso el piloto automático y se acercó a ella para buscarle el pulso, aguantó la respiración antes de suspirar aliviada, sus constantes vitales estaban bien. Tenía el pulso regular y respiraba con normalidad.

¿Qué le habría sucedido? Mientras se estrujaba el cerebro en busca de una explicación, Jaaz tomó de nuevo el mando del avión y cambió de rumbo, enfilando de vuelta al aeropuerto. Irán no se movió ni un ápice mientras ella pedía permiso para aterrizar. Le pareció que transcurría una eternidad mientras esperaba estar en tierra de nuevo. Ningún aterrizaje de su vida, ni siquiera el primero que hizo le había proporcionado tanto alivio.

Bajó rápido del avión y se dirigió a Irán, abrió la puerta y desabrochó el cinturón de la rubia sacándola de ahí junto con el botiquín de primeros auxilios.

-Irán - exclamó mientras le acariciaba el rostro. Se sentía como una inútil ¿habría en el botiquín algún producto para despertar a su amiga? Rebuscó en el interior hasta hallar algo que al menos olía fatal, lo colocó bajo la nariz de la rubia.

El nudo que llevaba en el estómago se aflojó cuando su amiga parpadeó varias veces antes de abrir completamente los ojos. Aquella primera mirada llena de confusión hizo que la verdad cayera sobre ella por segunda ocasión como un balde de agua fría. La amaba, completa y profundamente, con toda la intensidad con la que una persona puede amar a otra sin importar realmente el género ¿cómo pudo confundir ese amor con amistad, cariño de hermanas?

La mirada desconcertada de Irán la devolvió a la realidad. Una realidad distinta, con el futuro apuntando de pronto hacia una dirección muy concreta. Pero el hecho era que Irán se había desmayado y no sabía el por qué.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué me estás poniendo desinfectante debajo de la nariz?

-Buena pregunta - respondió Jaazanía mientras la levantaba y se la llevaba en brazos hacia la salida de la pista - eso quiero saber exactamente, has perdido el conocimiento, eso es lo que pasó.

-Me he desmayado - susurró mientras hundía la cabeza en el pecho de la chica alta - ¡que vergüenza Jaaz!, lo siento. Pero déjame en el suelo que puedo andar perfectamente.

-No puedes, guarda tus energías. Vamos a ir a urgencias - dijo la morena con determinación.

-¿Para qué? - Cuestionó Irán - no necesito un médico. Estoy bien. Me he desmayado, eso es todo.

-Pues seré una piloto y no por ello tonta. La gente no se desmaya así nada más - aseguró mientras depositaba suavemente a Irán en el coche de Lisa. Se quedó junto a ella, con la diferencia de que la rubia estaba adentro y sentada y ella casi adentro e inclinada.

-No me pasa nada, me he desmayado porque... - no sabía como confesar - porque... porque tengo miedo a volar - declaró sin atreverse a mirarla a la cara - no es un simple miedo, es terror, fobia...

-¿Por qué no me lo has dicho antes? - Cuestionó Jaaz mientras la obligaba a mirarla - llevo ya un tiempo piloteando aviones y nunca mencionaste nada sobre ese miedo a volar.

-No me pareció algo relevante - murmuró Irán.

-¿Que no te pareció relevante? - Espetó la morena - ¡¡por los dioses Irán!! Se volvió relevante en el momento en que aceptaste subir a un avión conmigo.

-Pensé que podría superarlo - se defendió la rubia con voz temblorosa - no quería que pensaras que soy una cobarde.

Jaaz la atrajo hacia sí y la abrazó. Irán hundió su cara contra el pecho de su amiga. Le gustaba como olía.

-¡¡Joder Irán!! - Dijo Jaaz mientras le besaba en la frente - ya sé que no eres una cobarde, me lo has demostrado durante toda tu vida y encima llegas hoy y te subes conmigo al avión para volar, eso es algo que no todos hacen.

Era maravilloso escuchar eso, Irán levantó la vista y vio preocupación en esos ojos azules como el cielo que ella había mirado momentáneamente mientras estaba en los aires; sin poder contenerse levantó las manos y acarició las mejillas de Jaaz, le apartó el cabello negro que se le caía por la frente y colocó las manos detrás de su cuello para bajarle la cabeza y besarle.

Irán sonrió cuando sus labios se unieron y se olvidó de todas las técnicas y métodos aprendidos mientras el aroma de Jaaz, su contacto y su presencia lo llenaban todo. Quería seguirla besando para siempre, pero se apartó con suavidad.

-Jaaz - dijo en un susurro.

-¿Sí? - apenas pudo preguntar la chica alta.

-Quiero confesarte algo.

-Pues no seré una sacerdote para oír tu confesión, pero soy tu amiga y creo que con eso basta.

-Ya lo creo que sí. El caso es que... me encanta besarte.

-Lo mismo digo - respondió con una sonrisa.

-He de decirte que eso no es todo yo... ¿pero no vas a interrumpirme con la cuestión del experimento verdad?

-No he dicho nada al respecto.

-Quiero dormir contigo - entonces le volvió a acariciar el rostro.

Durante un instante que pareció eterno, Jaaz se quedó sin respiración. Luego compuso una mueca de guasa, aunque ningún rincón de su cuerpo reaccionó con humor ante las palabras de Irán.

-Supongo que no te refieres a ocupar esta noche mi sofá...

-No - contestó la rubia sacudiendo la cabeza - quiero dormir en tu cama.

-Vale. Y supongo que no quieres que sea yo la que duerma en el sofá, tampoco...

-¡Jaaz! - Exclamó Irán golpeándola suavemente con los puños en el hombro - ¡no me importa dónde duermas tú o dónde duerma yo, siempre y cuando durmamos juntas! Y no tengo la intención de dormir solamente...

Jaaz dudó unos instantes. Se sentía confusa e insegura. Todo parecía nuevo y frágil, incluida Irán. ¿Estaría segura de lo que hacía? Era obvio que su rubia amiga sentía algo más que una atracción física, la amaba como ella misma lo hacía. Inclinó la cabeza y la besó suavemente en los labios hasta que ella le echó los brazos encima del cuello y correspondió con avidez. Cuando levantó la cara, estaba sonrojada.

-Aún queda un detalle - Jaaz no podía quedarse con esa duda.

-¿El qué?

-Recordemos que tú eres... heterosexual, estar conmigo implica dejar ese lado para convertirte en bisexual u homosexual, en términos más específicos es ser lesb... - no pudo terminar su frase, pues un dedo le tapó los labios.

-¿Crees que no sé eso? - le dedicó una mirada verde intensa - es la primera vez que hablas de una manera científica por decirlo de algún modo - le sonrió - ya lo he decidido - dijo por último con firmeza.

La chica alta recordó las palabras de Lisa, le había prometido dejar que Irán decidiera por ella sola y no iba a tratar de convencerla de lo contrario.

-¿Nos vamos ya? - preguntó la rubia mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

-Claro - contestó Jaaz saliendo por completo del lugar de Irán, cerrando la puerta y dirigiéndose a la otra parte del auto para subirse y arrancar.

Se puso el cinturón y miró de nuevo a Irán, no podía creer como sucedían las cosas.

-¿La cena queda pendiente? -cuestionó, el hecho era de que no quería que al auto avanzara.

-Claro está.

-¿A dónde vamos?

-A la cama, por supuesto - respondió Irán con una sonrisa.

Durante el trayecto de regreso a casa, Jaaz sintió alternativamente punzadas de deseo puro, duro y de pánico. Irán no ayudaba mucho con su retahíla de preguntas y comentarios sobre cualquier posible acto que pudieran realizar aquella noche, analizándolos con su mente científica. Cuando le preguntó si estaban en su casa sus manuales de sexo, Jaaz estalló.

-¡Basta Irán! - Dijo ante la sorpresa de ella - no estarás pensando en llevarte esta vez esos libros a la cama ¿verdad?

-De acuerdo, no lo haré - prometió la rubia soltando una carcajada - pero tendrás que ser más generosa con la información que la última vez.

La chica alta soltó un gruñido, si conseguía controlar los nervios, sabía que podía ser muy divertido en enseñar a Irán. Si era como con todas las demás cosas que le había enseñado a lo largo de los años, ella misma acabaría aprendiendo más cosas. Irán era una alumna muy rápida.

Cuando llegaron a casa, la que estaba más nerviosa era la rubia, como ocurría siempre que algo le provocaba ansiedad, Irán se enfrentó a ello directamente y con decisión. Jaaz apenas y había tenido tiempo de quitarse la chaqueta cuando la rubia ya la estaba llevando al dormitorio.

-Pero cálmate... - dijo la morena con una sonrisa mientras le sujetaba las manos para evitar que siguiera quitándole la ropa - tranquila Irán. Que esto no es una carrera para ver quien gana.

-Quiero acabar cuando antes con la primera vez - aseguró la rubia con el ceño fruncido - ya sabes, porque puede doler y todo eso. Cuanto antes acabemos, antes podremos empezar a pasarlo bien con la segunda ronda.

Jaaz tuvo que tragar con fuerza ante las palabras de Irán, ¿dónde rayos se había metido la genio calmada? ¿De dónde había salido esa genio llena de deseo? Sintió miedo pero tuvo que olvidarlo o no podría estar con Irán en la misma cama.

Sin soltarle las manos, Jaaz quitó la colcha, colocó a Irán sobre la cama y comenzó a besarla suavemente. Cuando le dejó las muñecas libres, la rubia le echó los brazos al cuello en lugar de quitarle la ropa a toda prisa para <>.

Las manos de Jaaz se deslizaron por su rostro y su cabello. Sentía como si le hubieran abierto la puerta de la jaula y fuera por fin libre para acariciarla y demostrarle lo que sentía. Se colocó despacio sobre Irán, sin dejar caer todo su peso; en ningún momento dejó de besarla con intensidad pero no por ello menos suave, tenía que ir con calma aunque la rubia deseara ir a toda máquina, como bien había dicho su amiga, era su primera vez y no podía hacerla llegar demasiado rápido a la cumbre, primero tenía que disfrutar al máximo.

Irán estaba en otra dimensión, viviendo un delirio de placer. Le daba la impresión de no tener bastante con solo besarla. Hundió sus manos en el cabello largo y negro, luego, comenzó a desabrocharle los botones de la blusa de Jaaz; apenas estuvo terminado fue por los pantalones que ya estorbaban demasiado, por la velocidad en que desnudaba a la morena, en cuestión de segundos la vería como inconscientemente había deseado, se percató de que al igual que Jaaz en cuestión de milésimas de segundo estaría desnuda, ¿cómo fue? ¿Cuándo fue? Eso no importaba, demostraba la experiencia de Jaaz. Lo cierto era que para esos segundos de diferencia, era ella la que ya estaba desnuda mientras que Jaaz aún seguía con el pantalón y su blusa desabrochada.

Irán había subido la velocidad al movimiento de sus caderas, estaba agitada y no es que a Jaaz no le gustara, pero no era así como se suponía que sucederían las cosas, tenía que tomárselo con calma y no intentar batir el récord del año.

-Venga - dijo de pronto levantándose y ayudando a Irán a incorporarse - vamos a bañarnos.

-¿Bañarnos? ¿Juntas? - preguntó Irán mientras era guiada hasta el baño de la habitación.

-¿Y cómo querías? ¿Es que acaso nos acostaremos por separado?

-claro que no... pero...

-Entonces... ¿dónde queda la diferencia si nos bañamos juntas?

Jaazanía llenó la bañera y añadió unas gotas de gel con olor a vainilla al agua caliente. Irán entró despacio y trató de esconderse bajo la espuma. Pero no lo consiguió. Jaazanía se sacó la blusa desabrochada y comenzó a bajarse los pantalones pero una mano se lo impidió.

-No vas... no irás a entrar ¿verdad?

Jaaz se detuvo. Irán tenía los ojos abiertos de par en par y parecía asustada. Por primera vez, se estaba comportando como una chica principiante. Sin contestar su pregunta, la morena le besó la mano, terminó de desvestirse y entró a la bañera.

-Ven aquí - susurró Jaazanía besándole la punta de la nariz y atrayéndola hacia sí. Irán se colocó, dejando que su espalda descansara sobre el pecho de la morena quién le pasó los brazos por la cintura - estabas yendo demasiado rápido - le dio un beso en la nuca - si quieres que sea tu maestra, tal vez sería buena idea que empezaras a escucharme de una vez.

Comenzó entonces a recorrerle el cuerpo mojado con sus caricias, encantada de comprobar que su estado de nervios iba dando paso a otro de placer. Concentrada en Irán, trató de controlar su propio deseo, que se acrecentaba al sentir como la rubia respondía con naturalidad a sus caricias. Cuando sintió el cuerpo de Irán temblar sobre el suyo, se dio cuenta de que la bañera les había quedado pequeña.

-Vamos a mojar la cama - dijo Irán cuando Jaazanía la acostó en la cama después del baño.

-Menudo problema - contestó la morena con ironía mientras se colocaba de nuevo sobre ella y la besaba en la frente.

-Jaaz... - susurró Irán llena de deseo - quiero más pero - se quedó callada por un momento.

-¿Pero qué?

-Bueno... Lisa me ha dicho que sueles ser una amante muy buena, pero no me dijo si solías ser ruda.

-¿Ruda? - Preguntó sorprendida la morena - no sé a que te refieres con ruda. Porque si te dijo que uso artefactos... creo que te ha mentido... y...

-No me refería a eso - replicó la rubia.

-Gracias a Dios, de pronto temí que quisieras que fuera ruda - dijo con sarcasmo.

Jaaz se dijo a si misma que tenía que pedir un traslado para su compañera de tripulación. Era una lástima que todavía no hubieran destinos hacia Saturno, pero Groenlandia o la Antárdida podrían ser una opción. Otro comentario desquiciante por parte de su amiga y la dejaría virgen por una noche más por no decir indefinidamente.

-Que no sea ruda, no significa que no sea perversa Irán ¿te sientes aventurera?

-¿Perversa? De acuerdo. ¿De qué se trata? - Preguntó la rubia con las pupilas dilatadas mientras dejaba volar su imaginación - ¿quieres atarme? ¿Azotarme? ¿Qué te azote yo?

-De eso nada - dijo con la voz ronca - quiero que apartemos a Lisa y a su calenturienta imaginación de nuestra cama durante el resto de tiempo ¿crees que seremos capaces de conseguirlo?

Irán hundió las manos en el cabello de Jaazanía mientras todo su cuerpo temblaba y sentía que se derretía al pensar en el placer que la morena podría proporcionarle.

-De acuerdo - dijo sin respiración - y basta de charlas, tenemos todo el tiempo para hablar luego.


El silencio posterior duró apenas tres segundos. Jaaz sintió que la boca de Irán se entreabría sobre su hombro y se preparó para la retahíla.

-Wow... - murmuró Irán - Lisa tuvo razón.

Sintiéndose indulgente, cansada y muy enamorada, Jaaz estrechó contra sí a la rubia y la besó en la frente. Al menos Lisa había permanecido apartada de la cama durante... bueno, había perdido la noción del tiempo, pero había pasado bastante rato.

-¿En qué tuvo razón? - quiso saber.

-Respecto a ti, no se equivocó al decir que eras muy buena, una amante increíble.

-¡¡Joder!! - para su rabia, Jaaz sintió que se ponía colorada, ¿es que acaso su compañera de vuelo puntuaba sus aptitudes como amante? ¿Estaría reuniendo a las demás chicas del vuelo para hablar sobre su capacidad sexual y no se había enterado?

-Bueno, sus palabras exactas fueron: "te seguro que es pura dinamita en la cama" y tenía razón - añadió con un gemido mimoso.

Jaaz miró al techo <> ¿le sería más fácil si fuera heterosexual?

-Por mucho que agradezca el cumplido, confío en que no intentarás contarle todos los detalle a Lisa.

-Claro que no - respondió Irán bostezando - sólo le diré que tuvo razón.

-Estupendo - le comentó Jaaz al techo con un toque de sarcasmo.

Pero la rubia no lo escuchó pues se había quedado dormida.


Jaaz estuvo apunto de llegar tarde a su vuelo a la mañana siguiente. No porque se hubiera quedado dormida, sino porque había perdido el sentido del tiempo mirando a Irán dormir. Se le dibujaba un ligero ceño entre los ojos, como si aún en sueños estuviera concentrada. Muchas veces la Rubia le había dicho que tenía el sueño profundo y recordó todas las veces en que los fines de semana realizaban sus lunadas, Irán no despertaba tan fácilmente; así que dudaba entre despertarla con un beso de despedida o dejarla seguir descansando.

Finalmente optó por la segunda opción, pero no se privó de acariciarle el cabello y besarla en la frente, deseando que aquel beso se le infiltrara en sueños. Se levantó de la cama y tomó una de sus libretas que tenía en la mesilla de noche y le escribió una nota breve que dejó sobre la almohada. Besó el rostro claro una vez más y luego se marchó a toda prisa antes de que la tentación le ganase y se quedase con la rubia.

De repente unas dudas surgieron ¿cómo la recibiría Irán a su regreso? ¿Con timidez, con pasión, con alegría, con arrepentimiento? <> esa palabra no le gustaba del todo. Todavía no le había dicho que la quería y regresó a la habitación, se detuvo un instante en la puerta para dirigirle una última mirada. No le parecía correcto marcharse sin decírselo, sin dejarle claro que en verdad la quería y poder darle tranquilidad en el caso de que le surgieran remordimientos. - Se lo digo cuando regrese - pensó mientras se marchaba y cavilaba del por qué no había pronunciado aquellas palabras en la noche anterior.

Pensaba que no habían sido necesarias si tenía una forma diferente de expresárselo. Jaaz sonrió mientras bajaba las escaleras de dos en dos; Irán la quería, de eso no había duda alguna.

Dos horas más tarde, Jaaz seguía sonriendo mientras su avión estaba en ruta. Le pasó el mandato a su compañera Karen y se dirigió al final del aparato para tomar una taza de café con Lisa.

Lisa la recibió con una sonrisa misteriosa mientras le tendía una taza de café bien cargado.

-Esta mañana pareces muy cansada comandante ¿no dormiste bien? - Preguntó la rubia alta con un tono inocente que contrastaba con el brillo maligno de sus ojos - ¿la pasaste bien en la fiesta con Hanna anoche?

-La verdad es que no - contestó después de darle un sorbo a su café - ignoré la posibilidad de pasar mi tarde en un lugar donde no deseba estar.

-¿Es que acaso estuviste con Irán? - no pudo evitar una sonrisa de alegría.

-Creo que pasamos la mejor tarde.

-¿La pasaste bien con la rubia anoche?

-La verdad es que sí - aseguró Jaaz apoyándose sobre la pared y recordando el tema sobre su rudeza y sexualidad - por cierto, hablamos de ti varias veces. Irán me contó sobre tus pensamientos perversos hacia la sexualidad de una de tus amigas.

-¿Mis qué?

Jaaz levantó la taza de plástico y se la llevó a la boca. Poco a poco el rostro de Lisa fue adquiriendo un tono rojo al comprender el significado de las palabras. Por primera vez, parecía que la rubia alta se quedaba sin habla.

Complacida, la morena le guiñó el ojo antes de volver sobre sus pasos y regresar a cabina.

Karen la miró con extrañeza al observar la extraña mueca de felicidad que tenía en el rostro. Tratando de disimular, Jaaz se inclinó hacia delante y contempló el siempre inalcanzable horizonte, como si quisiera que el avión fuera más rápido. Sólo tenía que atravesar aquel océano, llegar hasta México y regresar para estar de nuevo con Irán <> Jaaz saboreó ese nombre, se sintió ridículamente feliz - Ella es lo mejor que me ha pasado en la vida - se dijo mientras esbozaba otra sonrisa que sólo las nubes y ella compartirían.


-Soy lo peor que le ha pasado a Jaaz - se dijo Irán mientras se levantaba de la cama.

Recorrió el cuarto de su amiga de arriba abajo, en vuelta en una sábana, aquella que las había tapado la noche anterior. Tenía en mano la nota que Jaaz le había dejado sobre la almohada. Al leerla se le había dibujado una sonrisa en el rostro, pero segundos después, había sido reemplazada por una expresión de pánico que no tenía intención de marcharse.

Con amor, Jaaz. La firma era clara y firme. El mensaje de arriba, corto pero tierno: te echaré de menos, pero pensaré mucho en ti, me gusta como duermes, te veo el jueves. Con amor, Jaaz.

¿A qué se refería? ¿Amor del tipo: <> o del tipo <>? eran unas frases de despedida común, y ella misma las había utilizado a menudo. Pero aquellas palabras escritas de la mano de Jaaz <> le estaban derritiendo el cerebro, ya de por sí, ablandado por el amor que sentía.

Jaaz le había dejado tantas notas a lo largo de los años, siempre como respuesta a los mensajes que ella misma le dejaba en el buzón de la entrada, pero siempre manejaba <> pero nunca con la frase "con amor, Jaaz" sino, hasta ahora.

Irán se dejó caer sobre la cama, en la parte donde había dormido su amiga. ¿Por qué las personas no podían ser como los ordenadores? El único sistema lógico para esas máquinas era el binario; encendido o apagado; amor o no amor y no esos rodeos.

Se puso boca abajo y golpeó la cama con los nudillos. Tenía ganas de gritar de rabia y eso fue lo que hizo; sus propios gritos la dejaron muy desconcertada, no estaba acostumbrada a exteriorizar sus emociones y sentimientos de ese modo, pero aquello era más que eso, era frustración. Solía analizar, trabajar con ello y acabar por deshacerse de lo que sea que sintiese, disfrutando en el proceso. Pero hasta entonces, sus frustraciones no tenían nada que ver con aquellas emociones confusas, mareantes y cálidas que le estaban oprimiendo el corazón, sabía que podía lidiar con ello, a lo que no podía enfrentarse era a que Jaaz no sintiese lo mismo o viceversa.

Irán exhaló un suspiro. A medida que transcurrían los segundos, su pánico no hacía más que acrecentarse. Tenía que vestirse y salir de allí; pensaría mejor vestida y en su propia casa, lejos de la cama de Jaaz en donde habían hecho el amor y refugiadas la una con la otra.

Tras echar un último vistazo a la nota, Irán la dobló y la guardó en la palma de la mano mientras se quitaba la sábana para comenzar a buscar su ropa. La encontró doblada sobre la silla, y no era el lugar donde la había dejado. Jaaz había sacado de su tiempo para acomodársela. Se vistió mecánicamente sin analizar las lágrimas que brotaban de sus ojos y resbalaban por sus mejillas al pensar en ese detalle. No soltó la nota en ningún momento. Tenerla en la mano, era como estrechar la mano de Jaaz y guardar la posibilidad de su amor.

La posibilidad de su amor - pensó Irán que comenzó a moverse con más lentitud al recordar las horas pasadas. Sintió como todo su cuerpo se estremecía con los recuerdos. Jaaz le había sonreído con infinita ternura cuando sus cuerpos se habían unido. Había sido muy cuidadosa y tierna. La había acariciado como si ella fuera lo más valioso del mundo, abrazándola como si quisiera protegerla de todo el mal.

Era cierto que había conseguido muchos logros en su corta vida, pero nunca se había sentido tan orgullosa como cuando Jaaz perdió el control entre sus brazos, con el corazón acelerado y el cuerpo tembloroso mientras ella la acariciaba. Había sido sin duda, una noche mágica.

Irán bajó las escaleras como si flotara, hasta que cayó en la cuenta de que aquello era un desastre, puede que hubiera sido una noche mágica, pero a pesar de ello, seguía siendo un desastre. Sacudió la cabeza y salió por fin, contempló el sol por unos instantes y se dispuso seguir su andar; atravesó el jardín hasta la valla de su propia casa.

Al entrar por la parte de atrás de la cocina, observó a su madre arreglando unas flores recién cortadas en un jarrón, la cual ni siquiera pestañó cuando Irán entró demostrando que no había pasado la noche en su propia habitación, sino, en casa de Jaaz. Después de todo ¿qué más daba? Había pasado muchas noches en casa de su mejor amiga durante los años pasados.

-Buenos días hija ¿la has pasado bien con Jaazanía anoche?

-Sí - contestó la rubia dejándose caer sobre una de las sillas de la cocina.

El mundo parecía haber cambiado de órbita, tenía la impresión de que todo era distinto; incluso su madre parecía diferente allí de pie con las flores, tarareando una melodía que sonaba en la radio.

-¿Hicisteis algo divertido?

-Sí - volvió a contestar Irán sin dudarlo - nos hemos acostado Juntas.

Su madre la miró fijamente y sus ojos se encontraron durante un instante. Irán leyó la sorpresa en ellos, y supo que no era debida solamente a que ella y Jaaz se habían acostado, sino, por el simple hecho de que le estuviera contando una intimidad.

Su mamá desvió la mirada y tosió para ganar tiempo.

-Ya veo... me alegro que haya sido divertido - dijo concentrándose en sus flores - ¿ha sido tu primera vez?

Irán asintió con la cabeza.

-¿Tu primera vez con una mujer o ya lo habías hecho con un hombre?

-Mi primera vez en todos los sentidos de la palabra.

-¿Estás segura de lo que has hecho?

-Sí - dijo mientras vertía leche y cereal en un vaso y comenzaba a llevarse a la boca una cucharada - creo que está enamorada de mí.

Su madre dejó el jarrón de flores y se sentó junto a Irán con las manos juntas.

-¿Y tú? ¿Estás enamorada de ella? - Vio a Irán asentir con la cabeza - eso es maravilloso - dijo la mamá con una sonrisa - siempre habéis estado muy bien juntas, creo que es la mujer perfecta para ti.

-No - protestó la rubia apartando el cuenco de cereal - ¿es que no lo ves? No funcionará. Se sentirá avergonzada de mí y no le causaría más que problemas. Ya se los causo siendo nada más una amiga; así que es mejor que sigamos siendo sólo eso.

-Si eso es lo que crees hija, seguro es lo mejor, tú lo sabrás mejor que nadie.

Irán sintió deseos de gritar de frustración por segunda vez aquel día, pero se contuvo y en su lugar aspiró con fuerza el aire. Ya que era la primera conversación que tenía de madre a hija desde que tenía memoria, lo mejor que podía hacer, era aprovecharlo.

-Madre... - dijo Irán con un tono de dolor en la voz - mi inteligencia ha sido algo muy importante para poder sobresalir, puede que sepa más de lo que debiera, pero eso no significa que siempre esté en la dirección correcta. Soy la conductora pero igual necesito un plano en el que pueda guiarme.

La rubia miró la confusión que demostraba el rostro de su madre, así que para su mala suerte, no pudo controlar más sus sentimientos.

-¿Es que no lo entiendes? Puede que sea capaz de resolver problemas complicados y de pensar rápido, pero como cualquier persona, necesito consejos. Mi cerebro no sabe que está bien o que está mal, lo que funciona o lo que no; - unas lágrimas surgieron de sus ojos verdes y se deslizaron por sus mejillas - desde que era niña, siempre que daba mi opinión la aceptabas sin rechistar porque decías que tenía toda la razón. Así que dejé de contar contigo... y empecé a apoyarme en Jaaz.

Para sorpresa de Irán, su madre parecía entender poco a poco lo que estaba diciendo; se mantuvo en silencio durante unos instantes con la mirada perdida, hasta que finalmente extendió la mano para tomar la de su hija.

-Tu padre y yo nunca fuimos buenos estudiantes Irán Heli, siempre nos preguntamos de dónde había salido ese don tuyo. Nos intimidó desde el principio - suspiró con tristeza - entiendo ahora a lo que te refieres; nunca te tratamos como a una niña que nos necesitaba. Sentíamos que estabas tan por encima de nosotros, tan fuera de nuestro alcance, con todos aquellos conocimientos de los que ni siquiera habíamos oído hablar que nos hicimos a un lado.

-Exacto mamá. Y lo dejasteis todo en mano de Jaaz - replicó Irán con los dientes apretados; en ese momento le dolía hasta pronunciar su nombre - ella era tan sólo mi amiga - continuó - y se convirtió en la única persona en la que podía confiar, la única que me guiaba. ¡¡Por los dioses mamá!! ¿Sabes quién me habló de la menstruación?

-No - dijo su madre a toda prisa - siento no haberte hablado de ello jamás. Nunca me preguntaste nada y di por hecho que ya sabías todo gracias a tus libros. Lo siento tesoro mío. Ahora sé que los manuales médicos no pueden sustituir el consejo de una madre; ¿quién te habló de ello? ¿Alguna profesora?

-No mamá. Fue Jaaz - contestó Irán secándose las lágrimas.

-¿Jaaz?

-Sí, Jaaz. - Repitió tratando de tragarse el nudo gigante que se le había formado en la garganta - ella tan sólo tenía 16 años ¿cuántas chicas de esa edad conoces que dediquen su tiempo para enseñarle a sus amigas de 12 años la anatomía femenina? - la rubia sonrió con tristeza - incluso, fue ella la que me proporcionó mis primeras toallas femeninas. A mi me daba vergüenza comprarlas; ella se las pedía a su abuela para mí.

Irán suspiró y sintió como se llenaba su corazón de amor por Jaaz. Ella siempre había estado ahí, en cualquier momento y en cualquier situación. Recordó su antiguo proyecto, trataba de saber cuantas clases de insectos existía en aquel pequeño bosque de la parte oeste; era una época de calor pero como fuera, tuvieron que ir muy abrigadas para no ser picadas por algunos de los bichos de la región, la más perjudicada fue la morena, que en sí, fue la que se la pasó recolectando los insectos mientras ella sólo los analizaba. Ya no podía permitir que Jaaz siguiera sacrificándose por ella.

-¿Y ahora? - Preguntó Tita con suavidad - ¿qué sucede contigo y con Jaaz?

-Tan sólo seré un problema para ella - contestó regresando de golpe al presente.

-Quizá a Jaaz le guste ese tipo de problemas - replicó Tita, mientras le colocaba un mechón rubio detrás de la oreja con gesto maternal - ya es todo una mujer, con la capacidad de analizar, decidir y sobre todo de saber lo que quiere. No le dejes fuera, no le quites la oportunidad de tomar una decisión tan importante.

Irán la miró con sorpresa, quizá esperaba su típico <> se suponía que tenía que estar de su parte, que la tenía que entender por sobre todas las cosas, se suponía que debería entender que Jaaz ya no podía seguir sacrificándose por ella...

Dejó caer su rostro sobre sus manos y permitió que su madre le acariciara la cabeza y el cabello: se suponía que su madre debería haberle dicho <>.


Irán no avanzó mucho en su trabajo ese día, se encontraba desplomada sobre su mesa de trabajo en el laboratorio, observando unas hojas sobre la química orgánica, pero las palabras no llegaban a su cerebro. Sólo distinguía unos caracteres negros sobre fondo blanco, lo mismo daba si se encontraban escritos en chino, árabe o griego, no lo sabría.

-¿Irán? - Dijo Catrina golpeándole la mesa para llamar su atención - tienes que venir a ver esto.

Encantada por la interrupción, la rubia se puso en pie y la siguió por el laboratorio.

Aún estaban por el pasillo cuando Irán se dispuso a hablar.

-¿Qué tal estuvo tu cita? Con las prisas y contratiempos de los días no he podido charlar contigo.

-Gracias por preguntar - dijo Catrina sonriendo a Irán - estuvo de lo mejor, Pilar es una chica espectacular.

-Me da gusto que todo marche bien para vosotras.

-Creo que precisamente ahora, todo marchará bien para Jaaz y para ti - le guiñó el ojo.

-¿A qué te refieres exactamente?

-¿Es que crees que no me daba cuenta de que Jaaz estaba celosa de mi?

-¿Celosa? Wow... creo que te has equivocado - le dio un ligero golpe en el brazo izquierdo.

-Bueno, al menos, no puedes negar que ella creía que entre tú y yo pasaba algo. Supongo que creyó que era un obstáculo para vuestra relación, dile que puede estar tranquila.

-Jajaja - la rubia se alegró de poder reír ante aquellas palabras - Jaaz sabe que no eres un obstáculo, el obstáculo soy yo - se clavó el dedo pulgar en el pecho.

-¿He? - Dijo Catrina levantando una ceja - ¿tú eres el problema?

-Sí, siempre he sido yo el problema - le sonrió con amargura y deseó acabar con esa conversación - ¿qué deseas que vea?

-Un chimpancé hembra llegó esta mañana, resulta que es una vieja amiga del otro chimpancé Casina, pues cuando se han visto han mostrado comportamientos extraños pero agradables, como si estuviesen felices de verse. Es algo increíble. Han estado hablando en el idioma chimpancé, completamente ajenas a los observadores humanos. He logrado averiguar que pasaron la mayor parte de sus vidas juntas, y sólo se separaron cuando casina vino a esta universidad para ser observada.

-De seguro están enamoradas - aseguró Irán mientras las observaba jugar.

-Supongo que sabes de lo que hablas - contestó Catrina mirándola con aire enigmático.

Tras permanecer un rato observando a las monos, regresó a su banco de laboratorio para sentarse y pensar. Se sentía miserable, casi mareada. Aquello había sido un error; soltó un gemido y comenzó a golpearse la cabeza contra la mesa, por su puesto que Jaaz la amaba. Así tenía que ser, hacer el amor con ella había sido muy egoísta de su parte, es que ¿acaso pensaba que Jaaz haría una cosa así sin sentir algo muy profundo por ella?

Se había comportado como una auténtica estúpida. Además, Jaaz iba a marcharse y aquello sería el fin de cualquier relación romántica entre ellas; así debía ser, por mucho que Lisa dijera lo contrario. Las cosas se habían complicado mucho. Su amiga no querría marcharse; seguro que ya estaba fantaseando sobre su futuro juntas, planeando un sin fin de cosas que nunca ocurrirían.

Se mordió el puño, una costumbre nerviosa que mantenía desde la infancia y de la que no había logrado desprenderse. Tenía tres días, antes de que volviera Jaaz para decidir que iba a hacer, para poder enfrentarse cara a cara con ella. Tan sólo tres días para salvarla de ella y su vida fuera fácil y feliz.


Jaaz entró directamente en casa de Irán en cuanto llegó de su vuelo, sin preocuparse siquiera de cambiarse el uniforme por una ropa más cómoda. Quería verla. Necesitaba reafirmar lo que había pasado entre ellas, para convencerse de que no había sido un sueño.

Tita le dio la bienvenida desde la puerta. A juzgar por su sonrisa, estaba claro que sabía que ocurría algo entre ella y su hija y que no le parecía del todo mal.

-Hola Jaaz ¿vienes directamente del aeropuerto?

-Hola Tita - contestó con una amplia sonrisa, sin interés de fingir ante su posible futura suegra - no puedo esperar para ver a Irán.

-De acuerdo - contestó la madre de la rubia mirando hacia las escaleras y deteniéndola con una mano cuando hizo amago de dirigirse a ellas - espera un momento Jaaz.

Sorprendida por aquellas palabras, la morena esperó. La madre de Irán había sido una figura amigable y distante desde que la había conocido. No recordaba haber mantenido una conversación con ella, aparte de los saludos típicos de cortesía; pero estaba claro de que Tita tenía en mente más que saludos típicos por decir en ese momento.

-¿Le ocurre algo a Irán? - preguntó inquieta.

-Digamos que sí - contestó la señora frotándose las manos nerviosamente sin apartar la vista de las escaleras - siempre he tratado de no interferir en la vida de Irán, Jaazanía, ahora tampoco quiero hacerlo, pero me he dado cuenta de que ha sido un gran error de mi parte, pese a ello, mi intención no es ser precisamente una madre meticona, pero Irán me contó lo que pasó entre vosotras.

Creyó que iba a desmayarse, la madre de la rubia sabía lo ocurrido, no sabía que pensaba Tita al respecto, pero sea lo que fuese, no debía ser tan malo; sólo esperaba que Irán no hubiera entrado en detalles, se sintió avergonzada, su amiga tenía la facultad de hacerla sentir como si siempre tuviera 15 años.

-No pongas esa cara Jaaz - la madre le sonrió con dulzura - no tengo ningún problema con ello. Mi hija necesita una persona que en verdad la ame y te conozco desde hace mucho tiempo, eres la mujer perfecta para ella. Es maravilloso, pues ella te quiere, me lo ha dicho - le puso la mano sobre el brazo - pero no debemos olvidar que tiene ideas bien raras; va a intentar todo lo que le sea posible para apartarte de su lado. No dejes que te eche así nada más.

-Nunca - le aseguró Jaaz mientras una preocupación le invadía el cuerpo.

¿En qué rayos estaría pensando Irán? ¿No podría su extraordinario cerebro dedicarse a estudiar Química, Biología, Física y todo lo que le fuese posible, dejando tranquilo al amor? El nudo que se le había formado en la boca del estómago comenzó a ceder cuando analizó bien las últimas palabras de Tita, la rubia la quería, quizá ya estuviera maquinando un plan diabólico, pero al fin la amaba, eso era lo importante.

Guiada por un impulso, besó a la señora en la mejilla, sin esperar más, comenzó a subir las escaleras; necesitaba ver a la rubia y llenarla de besos, para que así, se olvidara de sus tonterías. La había extrañado mucho, estar en una cama de hotel al otro lado del mundo, le había causado el darse cuenta de cuanto la amaba y que no podría vivir alejada de ella.

Comenzó a andar más despacio a medida que se acercaba a la habitación. La puerta estaba abierta y observó a Irán sentada en su escritorio, frente a un pequeño monto de papeles y libros. Estaba de espaldas de Jaaz, así que pudo observar su cabello rubio que le caía por los hombros. Tenía la cabeza inclinada, la cual demostraba su perfil que indicaba una total concentración, tenía un bolígrafo entre los dientes. A pesar de todo el ruido que había hecho al subir las escaleras, ella no se había dado de su llegada.

-Así es Irán - pensó la morena con afecto. Podría vivir con aquella científico por el resto de su vida, la amaba por lo que era. Cerró la puerta por precaución en caso de que sucedieran cosas que no eran aptos para otras personas.

Se acercó despacio y la abrazó por detrás, la besó en el cuello con dulzura - ¿me has echado de menos? - susurró al darse cuenta de que no había respuesta de Irán con respecto a sus caricias.

Jaaz abrió la boca para preguntar que le sucedía, pero la volvió a cerrar. Haría como si no hubiera notado nada y tal vez ella lo dejara pasar. Si tan sólo pudiera llegar a la boca de la rubia... acercó los labios pero ella giró la cara, lo intentó del otro lado y hubo la misma reacción.

Muy bien, no podía alcanzar los labios de la rubia, pero habían otras partes que besar; le mordió ligeramente el cuello, sintió el ligero escalofrío que invadía a Irán y sonrió ante esto. Dado por acabado su demostración de amor con acciones, se colocó entre Irán y el escritorio para mirarla de frente y comenzar la acción del habla.

Su sonrisa se borró al darse cuanta de que Irán no sonreía, estaba completamente seria.

-¿Puedo saber qué sucede? - dijo Jaaz en tono dolido.

-Tenemos que hablar - la rubia apenas y la miró. Se levantó de la silla y se puso enfrente de la ventana para poder mirar la tarde que se avecinaba.

-Sé que tenemos que hablar, pero antes de eso me gustaría darte un beso - la morena se acercó pero no pudo hacerlo completamente cuando Irán alargó su mano para detenerla.

-Ahí donde estás es mejor.

-¿Mejor para qué?

-Para que estemos calmadas, no quiero un arranque de éxtasis por tu parte.

-¿He? Bueno... la noche en que estuvimos juntas parecía que adorabas el éxtasis que llevaba colado en las venas.

-Jaaz - susurró Irán - por favor, sólo hablemos del ahora y no del ayer.

-Eso es precisamente lo que quiero Irán, hablar de un ahora, pero tú me haces regresar al pasado que no es tan pasado después de todo.

-Todo ha sido un error.

Jaazanía se quedó sin habla ante esas palabras, ¿qué había sido un error? ¿Ser amigas? ¿Amarse? ¿Haberse acostado? Sacudió la cabeza ante esto y trató de pensar con claridad y positivismo.

-¿Me explicas que ha sido un error? - dijo intentando acercarse, pero siendo rechazada de nuevo.

-No te muevas de donde estas - replicó la rubia.

-Está bien, está bien. No me moveré, pero explícame.

-Lo que tú y yo hicimos no estuvo bien, creo que eso fue un error.

-¡¡Hey!! Estáis llamando un error a la noche en que hicimos el amor Irán ¿te das cuenta de ello? - le espetó.

-Me doy cuenta y eso es precisamente lo que quiero que entiendas.

La morena pasó sus manos por el cabello negro, se giró y trató de pensar en cómo convencer a su amiga de lo contrario, no entendía porque trataba de alejarla de su lado.

-Dime Irán ¿por qué quieres alejarme? Hemos sido amigas desde hace mucho tiempo, te conozco muy bien y sé que tienes en tu cabeza una idea loca y errónea, dímelo, hablemos de ello y tratemos de resolverlo, tal y como solíamos hacer desde la adolescencia.

-Sólo puedo decirte que lo siento mucho Jaaz, no quiero que esto siga así.

-¿Seguir así qué? ¿Es que no lo ves? Lo de nosotras es más que una atracción y no te atrevas a decir lo contrario - comenzó a caminar en dirección de Irán.

La rubia vio acercarse a Jaaz con determinación, sabía que nada de lo que dijera la alejaría, así que retrocedió lentamente.

-Ven aquí rubia - dijo Jaaz mientras llegaba más cerca.

-No - fue lo que logró decir Irán mientras brincaba la cama y la ponía como barrera entre ella y su amiga.

-No te escaparás esta vez como siempre haces - saltó la cama y persiguió a la rubia que corrió hacia la ventana de nuevo. La vio abrirlo y salir.

-No te acerques más Jaaz - dijo Irán colgándose de una rama cerca y logrando subirse a ella, comenzó a andar hacia la ventana del cuarto de Jaaz.

-No hagas eso Irán - Jaazanía sintió miedo, no creía que esa rama aguantara a la rubia - detente - vio a la rubia detenerse a mitad de su andar y se acercó a la barandilla de fierro que tenía el espacio de la ventana - regresa ahora mismo.

-No regresaré si vas a estar ahí.

-Esto es juego de locos, ya no quiero jugar así.

-No estoy jugando.

-Pues entonces, bájate de ahí, hablemos como lo que somos y todo listo.

-Te conozco Jaazanía, vas a intentar todo menos dejar las cosas listas.

-Prometo no seguirte.

-Regresaré entonces - hizo amago de seguir su andar pero se escuchó un crujido por parte de la rama - o no... - susurró Irán - ¡¡Jaaz!! - gritó la rubia cuando por fin la rama se rompía y ella se iba hacia abajo.

-¡¡Joder!! ¡¡Irán!! - gritó Jaazanía mirando a su amiga quedar colgada de la cuerda del columpio de madera. Sin esperar nada más, bajó corriendo las escaleras.

-¿Puedo saber qué haces? - dijo Jaaz llegando a lado de Irán que estaba de cabeza, colgando de aquella cuerda.

-¿Qué te parece que hago? - dijo Irán con una mueca.

-Observar el suelo - soltó sin evitar poder reírse.

-¿Te da gracia que esté colgada de esta forma?

-La verdad sí, no es la primera vez, recuerda cuando estuvimos en el bosque la última vez, terminaste en esa posición.

-Lo recuero perfectamente, espero que la diferencia entre aquella vez y esta, sea porque me bajes con cuidado y no termine estampada en el suelo boca abajo.

Agradeció poder hablar con la rubia de esa forma, la tensión que llevaba desde que entró en el cuarto de su amiga, iba desapareciendo, pero sabía que todo se estaba poniendo de cabeza aunque ella no lo deseara así.

-Vamos Jaaz, ¡¡suéltame!! - gritó Irán al verla perdida en sus pensamiento.

La morena agradeció de igual forma su estatura, acomodó a Irán en su hombro mientras le desataba la cuerda de la pierna, era una fortuna que después de todo Irán no fuera tan alta y estuviera delgada. La logró desatar y las dos cayeron al suelo. Jaaz aprovechó para poner a la rubia en el sacate y no permitir que se moviera de ahí.

-Ahora sí que vamos a hablar - dijo la morena agarrando las manos de su amiga y poniéndolos en el suelo.

-No quiero hablar de ello, he dicho todo.

-Eso sí que no, tú has querido decir todo sin decir nada realmente, no yo.

-¿Qué quieres que diga?

-¿Por qué me alejas de ti? - sin querer se escuchó ese tono de dolor en su voz - sabes lo que siento y aún así sigues con ese rollo.

-No quiero que sufras Jaaz - dijo Irán hablando con seriedad - quiero que seas feliz.

-Pero si soy feliz contigo, no creo haber sido más feliz que ahora.

-No Jaaz, eres mi amiga y no voy a hacerte eso.

-Ahí está el punto... ¿hacerme qué?

-Sólo seamos amigas.

-No me pidas que seamos amigas después de lo que ha pasado ¿crees que eso es posible?

-No lo sé... - dijo la rubia por lo bajo.

-Si tú no lo sabes ¿quién rayos crees que lo sepa? Se supone que tú eres la científico y debes darme una explicación antes de mandarme por un tubo así sin más.

-No sé si quiero seguir con esto - cerró sus ojos verdes.

-¿Tienes miedo verdad? - La morena quería llegar al fondo - ¿te has dado cuenta de que no puedes ser lesbiana? ¿Te has enterado de que no me amas? - no estaba molesta, estaba sufriendo, y no sabía ya que más decir para hacer hablar a su amiga.

-Jaaz yo... - la rubia quiso hablar pero un dedo le cayó la boca.

-No digas nada - le susurró - creo que entiendo tu posición, eres mi mejor amiga, te confundiste y creíste sentir algo por mi, pero te has dado cuenta que no es así y que ser como yo no va contigo, eso es el error...

Abrió sus ojos rápidamente, Jaaz había sacado una conclusión diferente, una conclusión muy alejada de la verdadera razón.

-Eso no es verdad.

-¡¡Joder!! - Soltó las manos de Irán y se puso en pie - entonces no sé cuál es la verdad y sinceramente me has confundido, me suenas a aquella canción que escuchamos hace algunos años cuando estuvimos en la graduación de los botánicos.

-¿La desconocida? - preguntó Irán con sorpresa.

-La misma - dijo Jaaz mientras se daba la vuelta y comenzaba su andar hacia su casa.

-Pero eso no es verdad...

La rubia se quedó parada ahí mirando como su mejor amiga se marchaba a casa, pocas veces había visto esa mirada de dolor en sus ojos, ella tenía la culpa, pero era mejor así, Jaaz necesitaba a una mujer diferente, que la hiciera muy feliz, y esa precisamente no era ella misma. ¿Es que caso Jaaz no merecía la verdad? Llegó a la conclusión de que era mejor que pensara eso. Dos pregunta le asaltaron en la cabeza ¿ya no podrían ser amigas? ¿Ya no intentaría saber la verdadera razón? Después de todo, su amiga no era tonta y sabía que si en verdad la amaba, no la iba dejar ir tan fácilmente, pero hiciera lo que hiciera Jaaz, iba a intentar alejarla.


Lisa había ido a visitar a Jaazanía tan sólo para charlar sobre lo que no había quedado tan claro en la plática que tuvieron mientras volaban en el avión; grande fue su sorpresa al enterarse de lo que había ocurrido entre ellas y sobre todo, lo que aún seguía pasando.

-Las dos van a volverme loca - gritó Lisa sentándose en el sofá de la sala de estar en cada de Jaaz - ¿por qué carajos se hacen esto a vosotras mismas?

-No tengo intención de hablar sobre eso de nuevo Lisa, te he contado lo que pasó y punto, no diré más.

-Es que... te juro que no cabe en mi cabeza lo que estáis haciendo. Sé que no soy Irán con esa gran inteligencia, pero hasta una idiota se daría cuenta de lo que esa rubia está intentando.

-Me estáis llamando idiota Lisa - Jaazanía la miró con seriedad.

-¿Y no lo eres? - aquella charla había tomado importancia para las dos; no estaban discutiendo, tan sólo se hablaban con la verdad, eso era lo que necesitaban. Lisa se levantó del sofá y se puso enfrente de Jaaz que se encontraba sentada alado de ella - me parece que te estás dejando perder sin antes haber empezado a jugar.

-Créeme que no tengo ganas de adivinar la subliminalidad de tus palabras - dijo la morena sin mirar a su amiga.

-Ya ves que si te has idiotizado - la rubia alta puso su mano en la barbilla de Jaaz y la obligó a mirarla - no estás analizando bien las cosas.

-No estoy de humor Lisa, no tengo ganas de pensar en nada, tan sólo quiero ducharme, dormir y descansar.

-Pues te aseguro que no te dejaré hacer todas esas cosas sin que me hayas escuchado - se apartó de Jaaz y se quedó mirándola - pensemos bien en el panorama.

Lisa sintió ganas de gritar en ese momento, ver a Jaaz con esa mirada perdida, con el dolor, con la decepción y todo lo que conllevaba esa situación, la sacaba de quicio y le hacía molestarse con las dos personas a las cuales quería.

-De verdad que las dos están completamente locas - gritó de pronto la rubia alta - primero comienzas a tratar de alejar los sentimientos de Irán hacia ti, para que no perdiera su heterosexualidad a pesar de que la amabas, después de todo eso, por fin las dos se acuestan y son felices por una noche, cuatro días más tarde la rubia es la que te trata de alejar para que seas feliz con otra persona, porque ella cree que no es la correcta para ti... ¡¡sí que estamos jodidas!! - gritó con exasperación.

-Que no es así - replicó Jaaz - lo supimos desde un principio, Irán no era homosexual, tan sólo su trabajo la confundió y se ha dado cuenta de ello, eso es el error del que habla.

-Claro que no - contradijo Lisa - lo que Irán quiere es alejarte porque supone que no será capaz de hacerte feliz, porque tiene miedo de no ser perfecta para ti, cree que será una carga... pero de que te ama, te ama.

-Pues no seré quien la saque de esa duda, una vez me dijiste que no interfiriera en las decisiones que ella tomara con respecto a su sexualidad.

-Te dije que si ella decidía estar en tu bando, no la trataras de hacer desistir de su idea, mas no te dije que si te intentaba alejar de ella tú se lo permitieras ¿te das cuenta de que eso hace, verdad? Ella no está confundida con respecto a sus gustos sexuales, al contrario, está convencida de que es una carga para ti.

Jaaz se puso en pie y comenzó a andar en círculos, podría ser que Lisa tuviera razón, aquella rubia que tenía enfrente a pesar de ser una chica con ideas extremadamente locas, nunca de equivocaba, además no le daría esperanzas falsas en una situación como esa, tal vez sabía algo y por eso insistía en que tenía una idea errónea en la cabeza.

-Puede que tengas razón - dijo Jaaz sintiendo que las esperanzas volvían.

-Hey... hey... hey - la rubia alta le sonrió - no puede que tenga razón, ¡¡la tengo!! Lo que tienes que hacer, es luchar por Irán, hacerle ver que está cometiendo un error muy grande, demuéstrale que la amas y no la dejarás ir; tu lucha valdrá la pena, a veces nos gusta que la gente que amamos luche por nosotras.

-Quizá Irán tan sólo necesite salir con otras personas - soltó Jaaz tratando de visualizar otras opciones.

-Lo que necesita Irán, es que le den una probadita de su propio chocolate - dijo con entusiasmo - buena idea Jaaz, después de todo, tu inteligencia no es opacada por tu imbecilidad.

-Deja de insultarme - Jaaz la miró amenazante y con una sonrisa, demostrando que había aceptado las posibilidades de Lisa.

-Ni te atrevas a intentar algo contra mi Jaaz; que ya conozco esa mirada tuya.

-Pues deja de insultarme ¿a qué chocolate te refieres?

-Bueno... - Lisa se sentó de nuevo y la miró con superioridad - necesita saber lo que se siente ser Conejilla de Indias, necesita experimentar el deseo reprimido.

-¿Me estás proponiendo que yo...? - no quería terminar su frase.

-Efectivamente mi querida Jaaz. Dile que deseas hacer un proyecto que consta de la frase "cómo una Lesbiana se puede volver Heterosexual, después de un rompimiento amoroso".

-No diré semejante cosa - Jaazanía frunció el ceño.

-Suena genial, pídele que sea tu maestra, que te ayude en la metodología y en la experimentación, hagamos que reviente de celos y que reconozca que te ama y no desea dejarte.

-Eso no se le hace a una amiga, Lisa - replicó Jaaz con una mueca de guasa.

-Reconoce que te ha gustado la idea - bromeó la rubia alta.

-No haré eso y no me harás cambiar de opinión.

-¿Tienes una idea mejor, Jaaz?

-Sí, tengo una idea mejor; no seré una científico como Irán, pero soy tan inteligente como ella y no perderé el juego sin antes haber jugado el partido, como bien has dicho ¿ya?

-Está bien, está bien... sólo prométeme que si tu idea no funciona, tomarás la mía.

-Lisa... - exclamó Jaaz apretando los dientes.

-Vale, vale, desisto, en tus manos dejo el asunto, tan sólo miraré y te daré ánimos para que no te rindas comandante - se puso en firmes y levantó la mano haciendo el saludo oficial que se le daba a los comandantes de vuelo - mi comandante - dijo por último mientras se echaba a reír.

Era una buena tarde para comenzar con su propio plan, hacerle caso a Lisa sería una locura; el método que emplearía, era parecido al anterior, tenía la esperanza de poder convencer de Irán para que desistiera de su tonta y loca idea.

No la había visto en dos días, pensaba que con ese tiempo, quizá la rubia hubiera pensado mejor las cosas. Caminó despacio, analizando sus opciones, entró por la puerta de la cocina y trató de hallar a Tita, pero no la vio por ningún lado; sin esperar más, subió las escaleras sin hacer ruido.

Para su suerte, la puerta del cuarto de Irán estaba abierta; se paró justo en el marco de la puerta, para no invadir completamente el espacio de la rubia. La vio sentada en el suelo al lado de su cama, tenía un libro sobre sus piernas dobladas, el cabello rubio le caía por la cara. Sintió como aquel sentimiento llamado amor le invadía todo el cuerpo.

-Hola - dijo en un susurro para no molestar tanto.

Irán levantó la vista y sonrió a Jaaz por unos segundos, hasta que su cara se puso seria nuevamente. Dejó el libro en el suelo y se puso en pie.

-Hola Jaaz ¿qué tal todo?

Sin decir nada, Jaaz se acercó y le tomó las manos las cuales colocó sobre su pecho, deseando que ella notara cómo se le habían acelerado los latidos del corazón por el mero hecho de volver a verla.

-Te he echado de menos Irán.

La rubia tragó saliva y le miró aquellos ojos azules, jaló las manos de Jaaz y la guió hasta llegar a las sillas que estaban de lado del escritorio.

-Siéntate Jaaz, tenemos que hablar.

-No - contestó con firmeza - no tenemos que hablar; tan sólo tenemos que besarnos.

Con el ceño fruncido, Irán levantó la mano para detenerla cuando se inclinó sobre ella.

-Tenemos que hablar y lo digo enserio - y estaba completamente seria, muy seria, demasiado seria.

Jaaz se dejó caer sobre la silla.

-Espero que tengas una mejor razón esta vez, que la anterior, que para serte muy sincera no me ha convencido.

Sin siquiera escucharla, Irán comenzó a caminar por la habitación.

-Siento de veras todo esto. Tenemos que parar antes de que alcance tu sistema nervioso.

-¿Parar el qué? - preguntó Jaaz confusa más que antes.

-Nuestra aventura.

-Ahhh... - dijo con sorna - ya no es un error, sino, que se ha vuelto aventura - cayó en la cuenta de las palabras de la rubia y la miró más sorprendida que cuando le llamó error a su relación - ¿nuestra aventura? ¿Es que tenemos una aventura? Eso suena a algo prohibido y a decir verdad, ya estás en mi sistema nervioso y vas a quedarte allí, aprende a vivir con ello - concluyó con firmeza.

-Pero...

-No hay peros que valgan, esta vez no me convencerás de que todo esto es un error o una aventura, así que dejémonos de charla y besémonos, lo necesito de verdad.

-¡No! - apenas pudo exclamar eso, cuando las manos de Jaaz la atraparon y la hicieron sentarse sobre su regazo.

-Tú has estudiado mucho sobre los besos, Irán - dijo con burla - ahora enséñame, deseo seguir como Conejilla de Indias.

-Yo no puedo hacerte feliz, Jaaz - aseguró la rubia con voz temblorosa y los ojos borrosos por las lágrimas que querían brotar.

-Pero si ya me haces feliz, claro, sin tomar en cuenta el anteayer.

-Lo digo en verdad - insistió ella apartándose y sentándose en el escritorio - espero que podamos volver a ser amigas, pero si no lo logramos, será una pérdida a la cual tendremos que acostumbrarnos. Tú tenías razón, dos amigas no pueden volverse amantes y esperar que nada cambie.

-Las cosas van a cambiar para mejor, confía en mi Irán, por favor.

La rubia la miró por unos instantes y abrió la boca para decir algo, pero pronto la cerró de nuevo, tenía que decidirse, así que sin más preámbulos soltó la frase que tal vez para Jaaz fuera la más estúpida que le había oído decir en toda su vida.

-Creo... creo que Lisa y tú estarían bien juntas.

-¿Lisa y...? - espetó Jaaz estupefactada por aquellas palabras - ¿es que has perdido la razón y esa inteligencia tan brillante?

-¿Por qué no? - Prosiguió Irán en tono profesional, como si quisiera convencerla de que aquello era una idea brillante - es guapa, divertida y muy lista, y os caéis bien, aunque en algunas ocasiones se la pasen discutiendo. Es perfecta - concluyó con seriedad.

Jaaz frunció el ceño, se puso de pie y caminó hacia la ventana, de la cual apartó las cortinas para poder mirar fuera, tan sólo para convencerse de que en realidad había escuchado.

-¿Qué se supone que haces? - cuestionó Irán sin entender tal movimiento de Jaaz.

-Como puedes observar, miro hacia fuera, para comprobar si seguimos en este planeta o nos has trasladado a tu nave espacial - no la miró.

-¡OH, Jaaz! - gimió la rubia antes de dejar caer su cabeza entre las manos.

-Por los dioses, no llores - dijo Jaaz dándose la vuelta en cuestiones de segundo y acercándose a ella para tomarla suavemente de los hombros - no lo hagas, no quise ofenderte.

Odiaba ver llorar a Irán y sobre todo, si la causante era ella misma; pero en aquel momento no tenía ese sentimiento de protección, no quería consolarla y decirle que todo estaría bien, deseaba sacudirla hasta lograr que entrara en razón.

-Eso es lo que pasa - dijo Irán en un susurro - ¿no te das cuenta? Soy de otro planeta y no necesitas a una compañera de otro lugar, sino, de tu propia especie.

-¿Mi propia especie? - repitió la morena mientras soltaba una maldición por lo bajo - ¿cómo una chica inteligente como tú puede llegar a ser tan idiota? Y no es por ofenderte, pero... eso es lo que pareces cuando dices semejante cosa.

-No serías feliz conmigo - repitió Irán apartándose y caminando hacia el otro lado de la habitación - soy demasiado rara, extraterrestre; acabarías cansándote de estar intercediendo entre el mundo y yo.

-No me importa, tan sólo quiero estar contigo en este mundo - se giró y caminó de nuevo hacia la ventana - yo te quiero Irán, no te imaginas cuanto - y de nuevo, no la miró.

Aquellas palabras no tuvieron el efecto deseado, la mujer que amaba ni siquiera tembló ante aquello, ni ápice de emoción que provocara que la rubia corriera a ella y la abrazara para decirle que igual la quería, tan sólo sonrió con tristeza.

-También te quiero Jaaz; desde el primer momento en que me tomaste de las manos y me llevaste con tu abuela para que me explicara lo de las relaciones sexuales, desde que te tomaste la molestia de hablarme sobre los cambios que sufría una adolescente a mi edad; antes de eso sólo te adoraba.

La morena se giró y la miró a los ojos verdes que estaban algo nublados por las lágrimas que habían derramado. Vio en ellos amor y unas chispas tan brillantes que si las comparaba con las estrellas que ella había observado cuando volaba, salía ganando la rubia.

La amaba, eso importaba, acababa de decirlo, sabía que la guerra no había terminado, pero decidió ser optimista.

-Tú me quieres, yo te quiero, todo está claro, viviremos felices.

-No - interfirió la rubia.

-Irán, estoy harta de escuchar esa palabra - dio un corto suspiro - sabes que no acepto un <> como respuesta - necesitaba besarla, abrazarla, acariciarla...

-Eso sólo es sexo, así que no cambiaré de opinión.

-¿He? - Se quedó petrificada - ¿el qué es sólo sexo? - "¿es que acaso la rubia había escuchado sus pensamientos?".

-Está claro que intentabas convencerme a través de tus besos el echarme a la cama - dijo Irán mientras se acercaba al escritorio y tomaba una libreta de notas. Agarró su bolígrafo - ¿es que la telepatía funciona entre la gente que tiene química o sólo he captado tu lenguaje corporal?

Jaaz se acercó de prisa a ella, le quitó la libreta y la arrojó al escritorio; luego, levantó a Irán y se la llevó a la cama.

-¿Pero que estás haciendo? - protestó la rubia mientras era acostada sobre la colcha.

-Voy a conseguir besarte para que puedas leer mejor mi lenguaje corporal y así puedas sacar tu conclusión si es la química entre tú y yo o no, me lo debes - dijo mientras se ponía sobre ella sin soltar todo su peso y así evitar que se le escapara - primero bésame y luego te quejas.

Irán no podía negarse a eso, la amaba demasiado. Pero a pesar de ello, tenía que lograr romper el encanto entre ellas para que su amiga dejara de amarla, antes de que la desilusión llegara y reemplazara al amor, algo que sin duda ocurriría cuando pasada la novedad, Jaaz se diera cuenta de lo extraña que era la criatura con la que se había comprometido.

Pero ¿qué tenía de malo un último beso? Sonrió de repente y le echó los brazos alrededor del cuello mientras unía sus labios con los de Jaaz. Quería que su amiga la besara de manera feroz y profunda, como un recordatorio de la intensa intimidad que habían compartido aquella noche juntas.

Jaazanía soltó un gemido y se apretó contra ella mientras sus lenguas jugaban.

-Te he echado de menos - susurró mientras se apartaba medio centímetro.

Besó la frente de Irán y luego fue bajando poco a poco hasta llegar a su cuello, ¡cómo le gustaba ese lugar! Mordió la garganta de la rubia y escuchó el gemido de ésta. Sus manos recorrían el contorno de sus caderas. Pronto sintió como las manos de la rubia le desabrochaban la camisa.

Todo estaba tan bien hasta que el gato Told subió a la cama y pegó un maullo.

-¿Has echado de menos a mi gato? - Preguntó Irán con una mueca de guasa - porque parece que él a ti sí.

-Vayamos a mi casa - dijo Jaaz apoyando su frente contra la de la rubia allí no nos molestará nadie, ni siquiera Told y podremos hacer el ruido que queramos.

-¿Hice ruido la otra vez? - preguntó la rubia mirando aquellos ojos azules que tanto le gustaban.

La morena la besó tiernamente, la deseaba, no le importaba en que posición estuvieran, mientras no fuera por separado y mientras no hubiera un gato cerca.

-Sólo cuando hacía algo que te gustaba - respondió mientras se ponía de pie.

Eso fue un error. En el momento que Irán se levantó de la cama, volvió a dibujarse el ceño en su rostro y se apartó de Jaaz mientras ésta se abrochaba la camisa.

Jaaz levantó la vista y entendió lo que sucedía de nuevo; se preparó para lo que se avecinaba. Al ver a Irán vestirse con manos temblorosas y lentitud, decidió que en ese momento sería ella, la primera en atacar.

-Supongo que ahora me dirás que no nos va a ir bien juntas y que quieres que me líe con Lisa y que tenga con ella algunos hijos ¿cierto?

-Algo parecido - susurró mientras asentía tímidamente con la cabeza.

Jaaz la miró profundamente, pero Irán apartó la mirada; se apoyó contra la pared y abrió la boca para decir algo, si quería guerra, la tendría.

-Cierra los ojos.

Irán la miró y negó con la cabeza.

-¿De qué tienes miedo? - Preguntó Jaaz con impaciencia encogiéndose de hombros - no voy a tocarte, sólo cierra los ojos.

La rubia se mordió el labio inferior, después de analizar cerró los ojos.

-Bien. Ahora utiliza esa imaginación que tanto te sobra; te describiré esta escena: Lisa está en mi cama, me besa y yo le correspondo, nos acariciamos, luego poco a poco comenzamos a hacer el amor tal y como lo hicimos nosotras.

Irán formó una mueca de dolor en el rostro.

-No me hagas esto Jaaz - dijo dándose la vuelta y tratando de ocultar sus sentimientos sin tener éxito.

-¿Que no te haga? Tú eres la que me envía con Lisa y sin embargo, no quieres que esté con ella en realidad - se acercó a ella, la tomó de los brazos y le hizo girar para encararla - de hecho, no quieres que esté con ninguna otra mujer, deseas que esté contigo y no lo niegues.

-Pero no puedo tenerte Jaaz - gimió Irán - sabes que soy diferente, siempre lo he sido y así siempre seré, me pasaré la vida diciendo cosas equivocadas en el momento que no debo y terminarás avergonzándote de mi, no mereces a una chica así, mereces algo mejor - concluyó mirándole implorante - entiendo que precisamente ahora te resulte imaginable, pero en el fututo te darás cuenta que Lisa es la mujer perfecta para ti, ella es todo lo que yo no soy.

-Admito que esa rubia a la cual quiero es guapa, divertida, encantadora y algo loca, pero no es a la que amo - dijo con los dientes apretados - y también es inteligente como tú pero no es tú ¿entiendes eso? Tanto si te gusta como sino, ya estás atada a mí.

-No - dijo la rubia muy seria - no, Jaaz.

Sintió un sentimiento de dolor que luego pasó a ser un escalofrío que le recorrió la espina dorsal al escuchar lo terminante de aquellas palabras.

-¿Por qué demonios te acostaste conmigo? - preguntó con un tono cortante mientras soltaba a Irán y se alejaba de ella.

-Quería... quería... quería hacerlo antes de que te fueras - susurró.

-¿Qué? Espera... ¿marcharme? ¿A dónde se supone que me voy?

-A Florida Jaaz, ¿te acuerdas del pedido que hiciste para tu traslado? Pues bien, te lo han concedido.

-Pero... - estaba confundida - no me han dicho nada, ningún oficio me ha llegado - negó sacudiendo la cabeza.

-¿Has mirado ya el correo? - cuestionó la rubia encogiéndose de hombros - me he enterado por Lisa.

-No me digas que tu virginidad era mi regalo - casi pudo sentir el tono de sarcasmo que había empleado.

-Sí, algo parecido. Lo siento Jaaz - dijo sin mirarla a los ojos azules - tenía las ganas, mas bien la necesidad de estar contigo antes de que te fueras y todo acabara.

-¿Acabar? - casi gritó la morena - pero Irán, tú has sido mi otra mitad desde que nos conocimos ¿realmente crees que lo que sentimos la una por la otra se pueda acabar algún día?

-¿Recuerdas cómo conocí a Lisa?

-Claro. Fue después de la cita que tuvimos, de eso hace ya dos años, pero, ¿qué tiene que ver esto con aquello?

-Porque la conocí en tu casa, después de la primera y única cita que tuvieron.

Pudo sentir muy bien la enfatizada que le puso Irán a sus palabras como si esas fueran la clave del asunto. Levantó la vista hacia el techo, tratando de calmar sus sentimientos y así poder obtener esa paciencia extra que siempre empleaba con la rubia o de lo contrario terminaría por salir corriendo de la habitación y gritaría hasta que quedara afónica o loca para no recordar ya nada más.

-Repito una vez más Irán, ¿qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando?

-Podría haber pasado algo entre ustedes si yo no hubiera estado ahí ese día.

-No hubiera pasado nada - le contradijo Jaazanía con firmeza - acordamos quedarnos en casa a mirar un programa que a las dos nos interesaba en lugar de andar por la ciudad sin rumbo fijo, preferimos unas palomitas y una televisión.

-Lo recuerdo - comentó Irán poniendo un rostro que indicaba que ya estaba recordando lo sucedido - tenía algo importante que contarte, se trataba del concurso de química que llevaría en primer nivel; te busqué y no estabas en casa, así que me colé por tu ventana y me quedé a esperarte y para mala suerte, en tu sofá y me desperté cuando Lisa se sentó sobre mí.

-Eso lo recuerdo bien - respondió Jaaz con una sonrisa al recordar cómo había sucedido. Ella estaba en la cocina preparando las palomitas cuando un grito le heló la sangre, corrió hacia la sala y vio a Irán sentada en el sofá con una manta en la mano, la ropa arrugada y el cabello revuelto, luego, miró a Lisa y ella estaba en shock, como si hubiera visto una aparición.

-Lisa regresó contigo a casa y ¿qué es lo que encontró? A una chica en tu sofá y por ello su relación se volvió platónica.

-Para nada se volvió platónica, porque entre Lisa y yo nunca hubo nada, además, era mi sofá no mi cama; y poniendo otro punto de referencia, yo le había hablado de ti muchas veces.

-Ella dice que siempre supo que yo estaba enamorada de ti.

-¿En verdad? Pues debió decírmelo hace mucho tiempo, no hubiéramos malgastado tantos años.

-No seas tonta Jaaz.

Jaaz en su desesperación, volvió a acercarse a la ventana para respirar un poco más de aire ¿de verdad Irán creía que ella era la tonta?

-Lisa no está interesada en mí, si así fuera, ¿no crees que hace tiempo hubiéramos formalizado algo?

-Siempre he estado yo por en medio - aseguró la rubia con mucho ápice de seriedad y verdad.

-Que no es así.

-Por los dioses Jaaz, siempre estoy en medio de ti y tus citas, tan sólo recordemos que lo mismo sucedió con Hanna, sino hubiera estado ahí ese día, entre Hanna y tú habría habido algo, al igual que como con Lisa.


Tres horas más tarde, Irán se sentía agotada y Jaazanía no estaba en su mejor momento. La morena había hablado, discutido, bromeado e intentado cualquier vía de ataque. La rubia se había resistido a esa mirada azul, a aquel sentimiento de correr hacia Jaaz y abrazarla para tranquilizarla.

La rubia miró a Jaaz, estaba callada, tenía los hombros caídos y parecía haber entendido por fin lo firme que era su postura en aquel asunto, la estaba sintiendo rendirse. Aquel pensamiento no le proporcionó ningún alivio. Tenía una punzada en el corazón al ver lo perdida que estaba.

-Me voy a casa a dormir un rato - dijo Jaaz dirigiéndose a la puerta.

Antes de salir, se giró y miró a Irán, se sacó un sobre que traía en el bolsillo trasero de su vaquero.

-Por cierto, te he traído una cosa - murmuró dejando el sobre su escritorio - espero que te guste; me hubiera encantado que te sirviera pero ahora, sólo deseo que te parezca bien - comentó con tristeza - aseguran que tiene un éxito de 99 % y te doy el porcentaje porque sé como te gusta comprobar las cosas - sin más, siguió su trayecto.

La rubia tan sólo pudo asentir con la cabeza, ya no le funcionaban las cuerdas vocales. Los pasos de que Jaaz que indicaba su descenso por las escaleras resonaban como eco en su cabeza. Pasaron varios minutos hasta que se acercó al escritorio y tomó el sobre entre sus manos, sentía curiosidad por saber el contenido, pero lentamente, lo abrió y sacó un documento; era la inscripción a un curso para superar el miedo a volar.

Ya sin poder contenerse, unas lágrimas brotaron de sus ojos y recorrieron sus mejillas, tenía el nudo en la garganta. Se sentó sobre el escritorio y se abrazó así misma para que no doliera tanto. Se repitió una y otra vez que lo que hacía era lo correcto, estaba salvando a Jaaz de un desamor.

Tal vez algún día podrían volver a ser amigas, tal vez más adelante se reirían juntas de todo aquello, tal vez la distancia curara las heridas... .


Lisa se encontraba frente al espejo arreglándose el cabello; sonrió al ver entrar a Jaazanía a cabina sin siquiera saludar. Se acercó en el marco de entrada y miró a su amiga con compasión.

-Tienes un aspecto espantoso Jaaz.

La morena que se había acomodado en su asiento de copiloto se giró y la miró algo avergonzada.

-Buenos días Lisa, siento no haber saludado antes, pero siendo sincera, no quería responder a tus cuestionamientos antes de comenzar con la rutina de vuelo.

-¡Hey! - Exclamó Lisa con una sonrisa mientras se sentaba en el asiento de acompañante - ¿es que crees que no tengo corazón?

-No he dicho eso.

-Ya lo sé, sólo estoy intentado preguntarte cosas no muy dolorosas.

-Gracias.

-No me lo agradezcas aún, porque eso sólo era de introducción, ya comienzo.

-Vamos Lisa, sal de aquí, te cuento más tarde.

-De eso nada Jaaz, me dices ahora ¿Es que nuestra alienígena personal ha jugado con tu cerebro otra vez?

-Más que eso, ha logrado agotarme.

-Puedo suponer que tu plan de ataque no ha servido de nada, lo que da lugar a mi plan ¿cierto?

-No Lisa, no comiences de nuevo con eso, no intentaré nada con Irán por esa ruta, no con experimentos metodológicos.

-Bien, ya pensaremos en algo que pueda ser efectivo. Ahora, ¿me contarás que pasó?

-No tienes ni idea, creo que no te lo imaginas.

-Pruébame - su sonrisa de triunfo se dejó ver.

-A ver que te parece esto... quiere que tú y yo estemos juntas y vivamos felices para siempre y si se puede, tener algunos hijos.

-¡¡¿Qué?!! - Exclamó Lisa mientras se paraba como movida por un resorte - no estarás de broma ¿verdad? ¿Tú y yo? - Luego de eso, soltó una carcajada que se dejó escuchar por todo el avión - por mucho que me encante tu cuerpo y tu maravillosa personalidad, tengo otros planes para mi vida, planes que quizá incluyan a otra científico que esconde un cuerpazo bajo su bata blanca.

-¿Catrina? - Preguntó Jaazanía con asombro - ni se te ocurra, seguro que te obligará a realizar experimentos que incluirán posturas, besos y quién sabe cuanta cosa más para luego anotar en su cuaderno sus conclusiones... hazme caso, te lo digo por experiencia.

La rubia alta le dio un codazo en el brazo derecho - deja de sentir lástima por ti misma - lo que tienes que hacer es atacar a Irán en su propio terreno y ya te he dicho como.

-Y yo te he dicho que no, pero regresando con lo de tu relación con la científico, creo que habría otro impedimento para con ella.

-¿Cuál? ¿Acaso es que pueda llevarme a un bosque o selva para cazar insectos?

-Créeme, algo más fuerte que eso, Irán me ha comentado que está saliendo con una chica, una que se encontró en el antro aquella noche que fuimos todas.

-¿En serio? - Se rió de forma cómica para luego decir - no importa, no soy celosa ni egoísta, puedo compartir. Pero ya hablando seriamente, si anda con otra, todavía me queda el monísimo ¿recuerdas?

-¡¡Dioses Lisa!! ¿Qué dices? - le sonrió Jaaz - ahora dejemos esto para luego.

-Sí, pero créeme, en el trayecto idearé otro plan para atrapar a la rubia nuestra.

-No quiero pensar en tu nuevo plan - dijo Jaaz mientras se giraba hacia sus controles de mando y tomaba el alta voces para anunciar el lugar al cual irían - pero necesito a alguien de mi lado.

-¿Tan desesperada estás? - fue lo último que dijo la rubia alta mientras se iba y daba otra carcajada al ver el ceño fruncido de su amiga.


Era muy bueno tomarse algunas copas de vez en cuando según el criterio de Jaaz que por ese momento ya llevaba dos. No se encontraba sola, a su lado se encontraba su rubia y alta amiga.

Llevaba dos días sin ir a visitar a Irán después de regresar del vuelo. Simplemente no quería estar enfrente de la rubia hasta que no tuviera un plan listo y perfecto. Así que gracias a Lisa, en ese momento se encontraban en una disco donde todo tipo de gente se mezclaba, desde héteros, gays, lesbianas, etc.

Su mesa se encontraba alejada de casi toda la gente, pero no podían huir de la música que estaba a reventar. El motivo de tal salida era el dejar claro el nuevo plan de Lisa. Pero hasta ese momento para Jaaz todo estaba opaco.

-Tienes que entender Jaaz - decía Lisa con cansancio - suena perfecto y fácil.

-Para ti sí mi querida Lisa, pero para mi que soy yo la que lo hará, créeme que no es nada fácil.

-¿Así de cobarde te deja la rubia? - se mofó la rubia alta.

-No, no y no - Jaaz la miró con los ojos entre abiertos - pero lo que me propones es algo descabellado.

-No trates de opacar tu cobardía con la palabra descabellado. Te he dicho que debes de demostrarle a Irán que eres fuerte y no vulnerable. - Le tomó las manos - demuéstrale que no te rendirás, por mucho que ella lo intente no la dejes, es tuya Jaaz y de nadie más ¿captas eso?

-Lisa eres...

-¿Soy...?

-Una gran amiga, creo que no pudo poseer más suerte al tener en mi vida una amiga loca y a otra que proviene de un planeta diferente.

-¿No que no la creías de otro planeta? - preguntó seriamente la rubia.

-Sólo era broma Lisa - dijo Jaaz poniendo los ojos en blanco.

-Pero volviendo al plan ¿sí o no?

-¿Por qué quieres que le da celos a Irán con Catrina? Es más, siquiera sabemos si Catrina aceptará.

-Tú confía en mi Jaaz, Catrina aceptará y seguirá mis órdenes, lo único que debes hacer tú es poner de tu parte y lanzarte de lleno al plan.

-Creo que el que arriesga no gana aunque eso contradice lo de juicioso es el que cree que no existe partida en la que no haya que arriesgar para vencer.

-¡¡OH Jaaz!! Deja de escuchar esa música, te está haciendo daño.

-Claro, dejar a Mago de Oz ¿por unas románticas? Ni en sueños Lisa.

-Vale, vale, no te me pongas cursi - se levantó de la silla - y ahora, ven conmigo a bailar, sólo espero que no se ponga celosa Irán.

-Creo que estaría feliz de vernos juntas - Jaaz hizo una mueca de guasa.

-Lo dudo, creo que moriría de celos, pero es que, alguien debe aprovechar ese cuerpo tuyo.

-Hey Lisa, cierra la boca y limítate a bailar ¿quieres? O dejaré que bailes sola.

-Mmm... - murmuró la rubia - creo que te harán competencia, la chica de esa mesa me mira demasiado.

Jaazanía miró a la dirección que le indicaba su amiga.

-Para nada rubia - dijo Jaaz tomándole de la mano y llevándola a la pista - tú bienes conmigo, bailas conmigo, te vas conmigo y no me abandonas.

-Mira que mandona me saliste.

-Algo se pega - le contradijo Jaaz con una sonrisa.

-OH, mira que tanto te ha pegado la rubia alienígena.

-Sí, claro, culpa a Irán.

-¿Me estáis llamando mandona Jaaz?

-Tú lo has dicho Lisa y ya calla y baila.


Irán tomó un sorbo de su taza de café, tenía más de 8 horas estudiando su libro de Genética. Sentía la columna entumida al igual que su trasero. Miró su reloj y marcaban las diez de la noche. Hacía ya tres días desde la última vez que había visto a Jaaz; cada vez que pensaba en su amiga le daba cierta tristeza todo lo sucedido. Extrañaba tanto ver a Jaazanía entrar por la puerta de su habitación y tirarse en la cama para observarla estudiar, deseaba tanto poder salir de nuevo con su alta amiga a comprar sus libros que tanto le gustaban.

-Ya Irán - se dijo así misma - déjala ser libre, bien has dicho que quieres librarla de un desamor, aunque eso te duela más a ti - soltó un suspiro y trató de concentrarse de nuevo en su libro. Sin embargo, un sonido muy conocido la sacó de su lectura. El sonido era producido por el acordeón de Jaaz.

Se levantó de la silla del escritorio y fue rumbo a la ventana, la abrió y salió al espacio que quedaba, el cuarto de Jaaz estaba a oscuras pero sabía que su amiga estaba ahí dentro tocando la sinfonía de Lady Di que tanto habían aprendido. Sin esperar corrió a su armario y sacó su flauta, regresó con flauta en mano y no pudo evitar tocar al ritmo que llevaba Jaaz.

La rubia vio encenderse la luz del cuarto de su amiga, supo en ese momento que Jaaz ya había escuchado que estaba siendo acompañada. Luego, miró esos ojos azules que miraban a través de la ventana. Irán detuvo su tocar y le sonrió, levantó la flauta en señal de que deseaba acompañarla.

Casi suelta un grito cuando la morena alzó el acordeón y le indicó con la cabeza que era un placer, fue entonces cuando la ventana corrediza de Jaaz se abrió y salió. Llevaba puesto un short de algodón con una blusa sin mangas, con el cabello suelto, estaba encantadora al gusto de Irán que no pudo evitar recorrerla con los ojos.

-Pensé que habías olvidado las notas de la sinfonía - confesó Jaazanía con una sonrisa.

-Para nada, es una de las preferidas de tu abuela ¿recuerdas cuando nos sentaba a las dos y nos mostraba cómo hacerle?

-Sí, y recuerdo cuando nos ponía a tocarlo cada vez que mis padres llegaban de visita.

-¡Que días aquellos Jaaz! - Confesó Irán - ¡como extraño a tu abuela!

-La extraño demasiado todos los días Irán, a veces me parece verla sentada en su mecedora junto a la chimenea.

-Jaaz... - susurró Irán a su amiga que no la escuchó a pesar de la corta distancia de separación que tenían sus ventanas - seguro nos estaría regañando por los problemas en que estamos metidas - confesó.

-Quizá estaría regañándote por hacer realidad esos problemas - dijo Jaaz con una mueca, a pesar de mantener esa pequeña lejanía con Irán, sabía que nunca podría odiarla pasara lo que pasara con ellas y su relación.

-¿Tocamos de nuevo? - preguntó Irán esperanzada de poder volver a acompañar aquella sinfonía con Jaaz después de tanto tiempo.

-Claro - contestó la morena mientras colocaba bien su instrumento y comenzaba con la melodía.

Irán puso la boquilla de la flauta entre su labio y comenzó a soplar haciendo que la flauta sonara, cerró sus ojos y no los abrió hasta que la melodía estuvo finalizada por la última nota que Jaaz empleaba con el acordeón.

-Con el tiempo ha mejorado ¿cierto? - preguntó Jaaz.

-Créeme que sí, tu abuela estaría orgullosa de las dos.

-Lo estuvo, lo está y sé que lo estará rubia - no pudo evitar sonreír.

-¿Crees que estaría bien si dejas ese acordeón tuyo a un lado y te cruzas ese árbol y pasas a mi ventana para que nos sentemos aquí un rato? - Preguntó Irán con algo de pena - en estos días he extrañado a mi mejor amiga.

-Irán, no sé si será buena idea, pero confieso que también extraño a mi mejor amiga - al decir esto, se quitó la cinta del acordeón y lo dejó en el suelo; trepó en la rama gruesa del árbol y brincó hasta caer en el pasillo de la ventana de Irán.

La situación que tenían no estaba finalizada, pero era verdad que las dos extrañaban la compañía de la otra. Jaaz no estaba segura de si estaba bien estar precisamente ahí en ese momento, pero si de algo estaba segura, es que nunca podría decirle un no a su mejor amiga de ojos verdes.

-¿Has estado estudiando mucho? - preguntó Jaaz en un intento por entablar una conversación, dándose cuenta de que a pesar de estar cerca, todo lo acontecido las ponía lejos y tímidas para hablar como solían hacerlo. Había preguntado algo incoherente, era obvio que Irán había estado estudiando mucho ¿es que había un día en que no lo hiciera? Se maldijo por dentro al percatarse de su pregunta errónea, con lo que demostraba nerviosismo e inseguridad al no saber que otra cosa decir o preguntar. Si Lisa hubiera estado cerca, capaz le hubiera dado un golpe en el brazo como reproche a su estupidez.

-Ha decir verdad, más de lo normal, no había otra cosa que hacer - contestó Irán mientras apartaba algunas hojas caídas al suelo y se sentaba.

-Bueno... - susurró Jaaz mientras se sentaba alado de su mejor amiga - ya sabes lo que pienso al respecto de que estudies más de lo que necesitas.

-No lo olvido - dijo Irán mientras levantaba la vista y miraba la luna llena que esa noche regalaba el cielo - ¡que bonita está! - exclamó Irán emocionada.

-Es preciosa - le respondió Jaaz cuando levantó la mirada hacia el cielo tal y como había hecho la rubia - habíamos olvidado esta tradición - volvió a comentar Jaaz.

-¿Extrañas el no sentarnos a mirar la luna como cuando teníamos menos edad?

-¡OH, vamos Irán! - Jaaz le dio un leve empujoncito con la mano - si aún estamos bien jóvenes.

-Jajajajaja - Irán se echó a reír - es verdad, es sólo que en ese entonces yo tenía 18 y tú 22, no sé como soportabas mis locuras - siguió riendo.

-Porque te quiero Irán - la morena no pudo evitar decirlo, pero como lo había dicho, así lo había terminado - ¿no lo extrañas tú?

-Sí, es sólo que a veces creo que ya no tenemos edad para ello.

-¡Hey! Nunca se es demasiado grande para mirar una luna como ritual.

Irán miró a Jaaz y ésta a su vez hizo lo mismo, las dos se perdieron en esa mirada azul contra verde, tenían aquella sonrisa cómplice. En ese momento Jaazanía comprendió que nunca podría querer tanto a alguien como amaba a Irán, si tenía que convencer a la rubia con experimentos metodológicos o planes macabrosos como los de Lisa, estaba dispuesta a luchar por esas vías, no la dejaría escapar, estaba segura que la rubia la amaba y con esa esperanza iría a por ella.

-Es tarde Irán, si mañana quieres despertar temprano tienes que dormir ya - se levantó y comenzó a caminar en dirección al árbol - ¿y sabes? Extraño que me despiertes muy temprano - diciendo esto se trepó de nuevo en la rama, llegó hasta su ventana, se lanzó al piso, entró a su cuarto y cerró la ventana sin mirar a la rubia.


-¿A dónde iremos a cenar? - preguntó la rubia mientras se subía al coche de Lisa.

-A Benedettis Pizza mi estimada Irán - contestó Lisa mientras se acomodaba en el asiento del conductor.

-¿Por qué nunca puedo manejar el coche tuyo Lisa? - cuestionó la rubia.

-Muy fácil - la rubia alta la miró con picardía mientras el auto avanzaba - eres tan pija que si condujeras, acabarías provocando un choque de los grandes.

-No digas eso Lisa, si ya he hecho la prueba y obtuve la licencia.

-Recuerda por qué se te dio dicho papelito rubia. Terminaste por sacarle canas verdes a tu instructor cuando chocabas cada auto en el que practicabas que terminó por darte la licencia así sin más.

-Mmm... - dijo Irán mientras enarcaba una sonrisa - pobre tío.

-Y como verás, no quiero que esta preciosura acabe en un taller.

-Ya vale, he captado - dijo la rubia mientras miraba por la ventana.

-Aunque no sé porque teniendo tanta inteligencia no tienes sentido común para manejar un simple auto.

-¡Ah ya! - Exclamó Irán con sorna - una científico no puede seguir contaminando el medio ambiente.

-¿Y eso que tiene que ver con que no sepas manejar? Una cosa es contribuir y otra el que no sepas, ya que si sabes y no contribuyes... - no pudo continuar cuando una mano le tapó la boca.

-Vale Lisa, he dicho que no dijeras más.

-Hnjfhrhrnrpietre ssagvshsnhtgs.

-¿Qué has dicho? - cuestionó Irán.

-Jhyervdmkuvafgjk,rfhgdrbnllogd kd.

-No te entiendo.

Lisa quitó rápido las manos del volante y apartó las manos de Irán y volvió a tomar el control.

-Dije que si quitas tu mano de mi boca te lo agradecería porque podíamos chocar.

-Jajajajajaja - La rubia se rió - pensé que de pronto ya hablabas otro idioma.

-¡Jo! La de idiomas eres tú científico, no yo ¿está bien a donde iremos a cenar?

-Me parece genial, no has tenido mejor idea que esa de llevarme a cenar una rica pizza.

-Créeme Irán, tengo muy buenos planes - y sonrió para sí misma cuando recordó el motivo por el cual se iban a Benedettis.

20 minutos más tarde se encontraban en el centro de la ciudad, exactamente en central park, debido a que la pizzería estaba a un costado. La mesa que habían escogido estaba en un rincón, a la rubia alta le gustaba estar al fondo, según su teoría, estar al fondo le permitía ver quien entraba y quien salía, de esa forma si el amor de su vida entraba no con facilidad lo dejaría salir. Irán creía que eso no era lógico pero si Lisa lo decía... vale... podía funcionar.

No tardó más de 15 minutos cuando les llevaron una pizza de carnes frías; Irán no pudo resistir y tomó un pedazo, pero antes de poder llevar acabo su osadía de dar el primer bocado, Lisa la interrumpió. La rubia alta no podía permitir que ésta comiera, sabía como devoraba Irán al igual que conocía cuan frustrada se podía poner si en su mesa había comida y no podía probarla. Necesitaba el estado de ánimo más bajo de la rubia pequeña para que sus palabras calaran, conocía la filosofía de "barriga llena corazón contento", así su plan no funcionaría.

-Comemos primero ¿vale Lisa? Luego me dices todo lo que queráis - dijo Irán mientras se volvía a llevar la pizza a la boca para volver a ser interrumpida por una mano que le quitaba el trozo de cena.

-Una de las razones por la cual estamos acá, es que deseaba hablar contigo Irán - mencionó Lisa mientras en su interior se moría de risa al ver el rostro de su amiga.

-Bueno, está bien. ¿Qué se supone que hablaremos?

-¿Qué te parece el tema de una chica llamada Jaazanía?

-¿Jaaz? - preguntó sorprendida.

-Sí, he dicho J-A-A-Z.

-No sé que quieras decir Lisa, pero escucharé - mencionó mientras alejaba la pizza de su lado, era mucha tentación.

-¿Cómo está eso de que quieres que Jaaz y yo nos liemos?

La rubia pequeña levantó la vista y miró a Lisa con vergüenza, no sabía que decir, pero algo debía de mencionar, su rubia amiga para nada era tonta, así que la verdad era lo mejor.

-Como bien has dicho, me gustaría que Jaaz y tú se liaran.

-No entiendo, sin embargo, Irán, desde ya te digo que para mi esa morena no es más que una gran amiga, la quiero, eso es verdad, pero no hay nada entre nosotras.

-No hay nada porque siempre estoy entre ustedes, si tan sólo me apartara un poco, quizá ustedes se darían cuenta de que si hay más.

-Irán, Irán, Irán - Lisa le sonrió con afecto - podrías alejarte cuanto quisieras, Jaaz terminaría con cualquier otra chica menos conmigo - era hora de comenzar a atacar según el criterio de la rubia alta.

-No lo permitirías ¿o sí?

-¡¡Claro que sí!! Si a ti no te interesa, hay muchas chicas que morirían estar con ella por el resto de sus vidas, hay hasta personas que ni imaginamos y están interesadas en Jaaz, pero una de esas no soy yo.

-Ella tiene que ser feliz - contradijo Irán - yo soy una chica diferente y lo que menos necesita Jaaz es eso, nada de científicos que le arruinen la vida a una piloto.

-Y muy guapa - le espetó Lisa con sorna - entonces... ¿estás segura que dejas a nuestra amiga? ¿Permitirás a Jaaz ser feliz con otra chica mientras no seas tú para no arruinarle la vida?

-Sí - dijo la rubia pequeña con firmeza.

-Perfecto Irán, porque quiero que gires tu rostro y veas quien acaba entrar por esa puerta - dijo Lisa mientras agarraba un pedazo de pizza y le daba un mordisco.

La rubia obedeció, pudo observar a las chicas que acababan de cruzar la puerta de entrada con las manos agarradas, las vio sentarse y para nada le sorprendió ver a Jaazanía con Catrina, sino, fue el hecho de que la chica le rozara la mano con la suya en forma de caricia.

Sintió que le hacía falta aire. Había dicho que dejaría a Jaaz ser feliz con cualquiera que pudiera hacerle la vida fácil, pero Catrina no era la indicada, a pesar de no ejercer como científico, Catrina tenía un perfil que pronto ejercería cuando terminase de ser ayudante del laboratorio.

Dejó de mirar y trató de no pensar en ello, ¿en qué momento Jaazanía se había acercado demasiado a Catrina? Podría ser que la quería en verdad, tanto así que la morena tuvo que buscarse a otra científico. ¡Pero que idiota era! Claro que Jaazanía la quería, de eso no había duda y como ella igual sentía eso por su amiga, no podía permitir que se liara con catrina por el mero hecho de que también era científico. ¿O quizá era porque no quería verla con otra?


-¿Ha sido idea tuya de rozarme la mano? - cuestionó Jaaz mientas se sentaba - ¿o de Lisa?

-Chica... - comenzó a responder Catrina - todo lo que en este restaurante pase ha sido idea de esa rubia y culpa de Irán.

-Explícame como está eso.

-Por culpa de Irán, estoy aquí y por otra parte, Lisa fue quien me orilló ha esto, así que pensándolo bien las dos tienen la culpa ¿vale? No obstante me alegra ayudar.

-Genial - susurró Jaazanía - gracias por decir que al menos querías cooperar, creí que Lisa te había obligado.

-Al principio sí, pero luego entendí que Irán podía volverse una pesadilla - la chica morena pero un poco más baja de Jaaz le sonrió.

Como se había acordado en el plan, Irán debía que darse de espaldas a la mesa que compartirían y Jaaz también debía quedar de espaldas a ellas, Lisa tenía que disfrutar ese momento viendo como le daba tortícolis a su amiga rubia y necesitaba a catrina de frente para indicarle en que momento atacar.

Jaazanía frunció el ceño cuando Catrina comenzó a hacer muecas de disgusto.

-¿Qué se supone que haces?

-Es que Lisa me indica que te tome las manos.

-¡OH venga! ¿Tan malo es?

-No Jaazanía, pero Irán puede matarme, recuerda que estamos en el mismo laboratorio - sin más rechistar, tomó las manos de Jaaz.

Otra vez las muecas aparecieron y Jaazanía se sintió exasperada y muy imbécil.

-¿Ahora qué?

-Tengo que acariciarte el rostro.

-Pues vas comenzando, cuanto antes mejor.


La rubia había mirado y no le gustó ver las manos de Catrina sobre el rostro de Jaazanía.

-¿Qué pasa Irán? ¿Quieres ir a esa mesa y compartir con ellas? - cuestionó Lisa con intención.

-Para serte sincera no, sólo que... ahhh... ¿en qué momento se liaron?

-Quizá Jaazanía tenga un amor único hacia la ciencia.

-Lisa - exclamó la rubia pequeña con dolor.

-Vayamos con ellas - iba a pararse cuando recordó - ¡¡espera!! - Miró a Irán - ¿vas a comerte la pizza?

-Ya no tengo hambre - fue la respuesta sincera que pudo dar.

-Entonces, vamos con ellas - su sonrisa de triunfo no pudo evitar surgir mientras se levantaba para ir con sus cómplices.

La rubia sentía que el corazón le latía tan fuerte que tuvo miedo de que en un momento a otro se le saliera del pecho. Caminó lo más lento posible, pero sabía que hiciera lo que hiciera acabaría sentada en la misma mesa que Jaaz y catrina. No pudo evitar sentirse mal al recordar que anteriormente Jaaz era la de los celos hacia Catrina; ahora, era ella la que tenía celos a la ayudante de laboratorio.

-Pero mira que hay por aquí - dijo Lisa llegando a la mesa de sus amigas y guiñándole el ojo a Jaaz para luego dedicar una sonrisa de complicidad a Catrina.

-Hey Lisa - habló Jaaz - que coincidencia - y fingió una sonrisa.

-Lo mismo digo. ¿Qué tal estás catrina? ¿Te la estás pasando bien? ¿Y ese milagro que sales con Jaaz?

-Bueno... - Catrina no supo que decir, así que miró a Irán - hola Irán.

-Hola Catrina - apenas pudo decir - hola a ti también Jaaz - miró a su amiga alta.

-Hola Irán - pero Jaazanía no la miró a los ojos, en el fondo sentía que no era justo esa táctica, pero ya daba lo mismo, había entrado y tenía que terminarlo para poder salir de él.

-Me preguntaba si podríamos sentarnos con ustedes ya que estamos aquí - cuestionó Lisa mientras se sentaba sin esperar respuesta.

-Me parece que si puedes quedarte - dijo Jaaz con sarcasmo al verla sentada.

-OH, Gracias - miró a la rubia pequeña - vamos Irán, siéntate.

La tensión se podía sentir en aquella mesa, pero a Lisa le encantaba ver a Irán sufrir internamente, de hecho, las tres sabían que la rubia estaba sufriendo. Pero no pararían hasta darle una lección.

Habían comido hasta ese momento en silencio; algunas veces Jaaz miraba a Irán y se percataba que ésta sabía que la miraba pero no levantaba la vista. Sintió tanto gusto que al menos la rubia sintiera celos de Catrina.

-¿Y eso que andan juntas? - Lisa habló para matar el silencio y luchar para que el plan funcionara.

-A quién sabe - fue la respuesta sarcástica que Jaaz dio - ¡auchhh! - exclamó la morena con dolor cuando por debajo de la mesa recibió una patada y sabía que era Lisa la que le había propinado tal recompensa por aquella contestación que podía arruinar el "gran plan" según la rubia alta.

-¿Estás bien Jaaz? - cuestionó catrina al ver la cara de dolor de Jaaz.

-OH sí... - susurró Jaaz - sólo recuérdame matar más tarde a un animal salvaje.

-¿He? - Catrina no entendió el comentario de la morena.

-Sólo recuérdamelo - dijo con los dientes apretados. Se suponía que debía estar metida de lleno en el plan, sin embargo no le gustaba hacerle eso a Irán.

-Creo que es hora de irnos - dijo Jaazanía parándose.

-¿Tan pronto? - cuestionó Lisa formando una mueca que indicaba que se sentara y dejara acabar bien en plan.

-Sí, estoy cansada de esto - dijo con una mueca que para nada fue de guasa.

-Ahora no - volvió a crear una mueca la rubia alta.

-¿Pasa algo? - preguntó Irán al ver las miradas que emitía Lisa a Jaaz.

-Chicas... chicas - dijo Catrina interviniendo - amor y paz - miró a Lisa - creo que es mejor irnos Jaaz - tomó su bolso y miró a Irán - es hora de marcharnos, nos vemos en el laboratorio.

Irán sintió una punzada de celos que esta vez no analizó, sólo sabía que ahí estaba ese sentimiento. Con una lentitud impresionante, asintió con la cabeza mientras veía a su mejor amiga salir de la pizzería con la ayudante de laboratorio.

-¿Crees que van para casa de Jaaz? - cuestionó Lisa quitándole importancia. Si Jaaz no quería colaborar, ella lo haría a su manera, no podía permitir que esas dos terminaran alejándose. Su plan tenía buena pinta y estaba segura que funcionaría - "de eso, no hay duda mis queridas amigas" - pensó - vayámonos ya Irán, tienes que descansar, mañana es un largo día - dio un suspiro y tomó su cartera para sacar el dinero y pagar.

De regreso a casa de Irán, la rubia pequeña estaba callada más de lo normal. Lisa la miró de reojo y ésta, tan sólo miraba a través de la ventana, Lisa creyó que se veía hermosa con esa mirada, por algo Jaaz se había enamorado de ella. Sonrió al darse cuenta de que su plan si daba el efecto deseado y si tenía suerte, alcanzaría a Jaaz y Catrina en casa de la morena para que por fin diera por terminado el plan. Todo lo que pasara después, dependía de los sentimientos de Irán.

-¿Celos Irán? - se atrevió a preguntar la chica alta.

-¿Cómo? - Irán la miró con cara de no entender la pregunta.

-He preguntado si tienes celos de ver a Catrina con Jaaz.

-Ah, eso - dijo con desánimo - no, para nada - miró de nuevo hacia la ventana del auto.

-NEes que... - comenzó a decir - no son tanto los celos - se quedó callada por unos momentos que parecieron eternos.

-Entonces, ¿qué es?

-Se supone que dejé a Jaaz para que fuera feliz con una chica normal y mírala - sonrió con tristeza - está con Catrina que puede ser tan rara como yo.

-En ese caso mi querida amiga - sonrió con indulgencia - tu plan ha fallado y tienes que salvar a Jaaz de liarse con una persona como tú; aclaro, según tú.

-¿Salvar? Pero si ella sabe lo que hace, no volveré a meterme en las relaciones de Jaaz.

-¡OH! Entonces prepárate para ver a Jaaz ser utilizada como Conejilla de Indias.

-¡Hey, Lisa! - Le golpeó en el brazo derecho - eso sólo lo hago yo - utilizó un tono posesivo.

-Seguirá así, si te quitas la loca idea de alejarte de nuestra bellísima amiga, pero si te alejas ya no digas eso, porque no será tuya, sino, de Catrina.

-Mmm - fue lo último dijo Irán con un suspiro mientras su mente cavilaba las palabras de Lisa. Sabía que debía separar a Jaaz de Catrina pero ¿lo haría también si no fuera Catrina y la chica con la que saliera Jaaz fuera "normal"?


-No debimos salir tan así - mencionó Catrina mientras tomaba la mano que Jaaz le ofrecía para salir del auto.

-Tenía que hacerlo - mencionó Jaaz con una sonrisa - Lisa debe estar odiándome por arruinar el plan.

-Creo que apenas te vea, te matará. Aunque debo admitir que todo estaba saliendo bien.

Comenzaron a caminar rumbo a la puerta de entrada de casa de Jaazanía.

-Te invito a tomar algo - dijo la morena - para agradecerte que me hayas ayudado esta noche en la locura de Lisa.

-Bueno, una rica malteada de frutas que me invites no le hace daño a nadie.

-Adelante - Jaaz le abrió la puerta para que pasara - pero no sé si haya fruta, aunque podríamos tomar otra cosa.

-Ya me imaginaba que dirías eso - Catrina le sonrió mientras entraba y veía cerrarse la puerta tras ella.

-Toma asiento - le indicó la morena antes de dirigirse a la cocina haber si encontraba alguna fruta, aunque ya estuviera a punto de pudrirse - algo es algo.

-Bonita casa Jaazanía - gritó Catrina mientras se sentaba en el sofá pequeño - esa chimenea ayuda mucho para la época de frío - volvió a comentar.

-Créeme que sí - contestó Jaaz desde la cocina.

Catrina puso más atención en las fotos que veía encima de la chimenea. Vio que todas eran de Jaazanía con Irán y una señora que tenía aspecto de abuela y pocas fotos que parecían ser de sus padres. Sin limitarse, se paró del sofá y caminó hacia la chimenea para poder visualizar mejor aquellas fotos. Tomó una que le llamó la atención, era Irán que estaba disfrazada de un hada y Jaazanía de árbol, le dio tanta gracia que comenzó a reír de forma exagerada, se percató de la presencia de la chica alta cuando tosió.

-Lo lamento - se disculpó cuando giró y vio a Jaaz parada con dos vasos de vidrio en la mano - me ha llamado la atención esta foto - confesó - y no me he aguantado la risa.

-No te preocupes - dijo Jaaz con una sonrisa; dejó los vasos sobre la mesita de centro cerca del círculo de sofás.

-¿Siempre Irán te ha hecho esto? - le mostró la foto en particular.

Jaazanía no pudo evitar reírse al ver la foto.

-Me ha hecho peores - respondió con una mueca de guasa - pero cosa que se podía soportar. En aquella ocasión, me llevó a una obra de teatro que los del área de botánicos y zoólogos realizaban para lograr juntar dinero que sería donado a un vivero. Irán tenía el papel del hada que explicaba la importancia de los bosques y selvas. A mi me dio el papel del árbol. ¡Fue divertido! - dijo esto último con sarcasmo.

-Pero te ha gustado y has aguantado todo, eso significa que te importa demasiado y sobre todo, que la quieres.

-La amo - respondió al instante Jaazanía - pero ya, tomémonos el licuado o se quedará caliente.


Irán llevaba 20 minutos sentada en las escaleras del porche de su casa por la parte de enfrente. Había llegado con Lisa en el momento en que Jaazanía y Catrina entraban a la casa de su mejor amiga. Sintió la punzada de celos pero lo ignoró, todo estaba bien controlado hasta que su amiga la rubia alta había dicho comentarios que la pusieron a pensar.

-Entonces ¿te quedarás aquí sentada toda la noche mientras permites que Catrina y Jaaz estén a solas?

-No puedo hacer nada - volvió a decir con cansancio - ella sabe lo que hace.

-Te he dicho que en parte tienes la culpa, has orillado a Jaaz a buscar a otra científico para olvidarte.

-Genial, simplemente genial - cubrió su rostro con las dos manos - me tengo que ir a descansar.

-Claro, ve - dijo Lisa con derrota, después de todo su plan no había dado resultado - "si me hubieras hecho caso con lo de la metodología Jaaz, a esta hora, Irán ya estaría de nuevo contigo - pensó.

-Hasta mañana Lisa, te veo luego - dijo Irán sacándose los lentes de la bolsa de la blusa, se los puso y se paró para comenzar la entrada hacia su casa.

-Cuídate Irán - dijo mientras la veía marcharse - espera - volvió a insistir - ¿de verdad vas a dejar que Jaaz ande con otra?

-Lisa, no interferiré esta vez - respondió para luego seguir su ida.

-Bueno... - susurró la rubia alta mirando hacia el cielo - al menos se intentó.

La rubia pequeña entró y visualizó la sala que estaba iluminada por la luz que emitía la lámpara. Tita ya debía estar durmiendo. Sin otra cosa en que pensar, su mente repetía una y otra vez las palabras de Lisa, no tenía ningún sentido alejarse de Jaaz si ésta terminaría con otra como ella. Su mente le decía que se fuera a dormir y dejara seguir su marcha a las cosas, ella así lo había decidido; pero su corazón le dictaba que salvara a Jaaz de otro desamor.

-¿Qué hago? - le preguntó a la sala vacía - no puedo dejar que... - no pudo terminar de hablar cuando un maúllo y una caricia en sus pies la interrumpieron. Bajó la vista y era el gato Told que hacía su aparición - hay Told - le dijo al gato mientras lo tomaba en brazos - me gustaría poder obtener tu ayuda esta vez, pero la que está con Jaaz no es Hanna. Aunque pensándolo bien, podría ir a casa de ella con al excusa de que algo tienes o que te cuide - de repente cayó en la cuenta - ¡¡dioses!! - Exclamó con sorpresa - estoy pensando como Lisa - se confesó para luego terminar riéndose - wow... - acarició la cabeza del gato - ni modos, no puedes ayudarme - puso de nuevo a Told en el suelo y comenzó a subir las escaleras.

-Momento - volvió a decir para ella misma - puedo mirar al menos para saber que pasa, tengo que salvar a Jaaz - con más determinación subió rápido los últimos escalones que le faltaban e ingresó a su cuarto.

Después de haber encendido la luz, corrió hacia su ventana y quitó las cortinas para observar mejor el panorama, la luz del cuarto de Jaaz estaba encendida, lo que significaba que estaban ahí. Sin ponerse a analizar sus pensamientos e ideas como siempre hacía, salió por la ventana y se trepó en la rama del árbol para llegar a la ventana de Jaaz.

Bajó de la rama y se acercó a la ventana de vidrio, la cortina estorbaba, pero tenía las esperanzas de visualizar algo, al menos "algo", cuando la cortina se movió vio a Jaaz sentada de la cama y Catrina sentada aún lado ¿qué demonios se suponía que hacían? La cortina se volvió a mover y tapó toda visualización.

-¡OH rayos! - se dijo - tengo que saber que pasa ahí dentro - trató de volver a subir a la rama pero una parte del pantalón se le atoró - dioses, ahora no - susurró mientras trataba de mover su pie y desatorar su pantalón, no podía usar las manos - genial - exclamó por lo bajo cuando ya no pudo sostenerse más y se fue para abajo, cayéndose encima de unos matorrales pequeños y frondosos que le impidieron tener una caída dura y dolorosa.

-Por eso amo a la naturaleza - dijo con los dientes apretados por el pequeño dolor que sintió en la espalda.


-¿Has escuchado eso? - preguntó Catrina a Jaaz que estaba sentada a unos 50 cm de distancia.

-Sí, creo que han sido los gatos.

-Ese ruido no pudo ocasionarlo los gatos.

Se levantaron de la cama, Jaaz abrió la ventana corrediza y asecharon por donde había surgido el ruido.

-¿Ves? No hay nada, te digo que fueron los gatos.

-Bueno, el ruido no era precisamente de aquellos que provocan los gatos.

-¿Quizá un perro? - bromeó Jaaz.

-Tampoco, un humano - explicó mientras entraba de nuevo a la habitación de Jaaz - es tarde Jaazanía, gracias por charlar conmigo y enseñarme tu casa.

-De nada Catrina y pensar que te llegué a creer mi rival.

-¡OH! Desde el día en que te conocí me di cuenta de ello.

-Ahora sé que eres una buena persona y no es que lo dudara pero un placer conocerte un poco más.

-El placer es mío Jaazanía. No sé como Irán te está dejando libre, lamento que el plan no haya funcionado esta noche.

-Ya funcionará - dijo con una sonrisa - te acompañaría a casa, pero el auto es tuyo, así que te acompaño a la puerta.

Bajaron en silencio los escalones, para cuando catrina estuvo fuera, Jaaz le saludo con la mano a modo de despedida. Segundos después vio marchar el auto de catrina calle a bajo.

Estaba a punto de entrar cuando una rubia apareció ante ella, con el cabello lleno de hojas, la ropa arrugada y los lentes rotos.

-¡Pero Irán! - Exclamó la morena - ¿qué te ha pasado? Mira que te ves chistosa.

-Yo... - dijo a penada - sólo trataba... - no pudo terminar.

-El ruido fue ocasionado por ti, dime que pasó - la miró con el ceño fruncido.

-Me he caído - confesó la rubia baja.

-¿Caído? ¿De dónde?

-Del árbol.

-¿Del árbol? ¿Qué rayos hacías en el árbol? No creo que persiguiendo una ardilla ¿o sí?

-Claro que no - espetó dándose cuenta de que hubiera sido mejor la respuesta de un sí.

-Estoy esperando la respuesta - siguió Jaaz al notar en silencio de la rubia.

-Estaba tratando de llevar a cabo una misión imposible.

-¡¡Joder!! Una misión imposible - dijo con sarcasmo - ¿es que no has visto que esto es la vida real? Haber... ¿a quién se supone que salvarías?

-A ti - dijo clavando sus ojos verdes en esa mirada azul llena de confusión.

-A mi - repitió Jaaz para luego caer en la cuenta - ¿qué? Espera, ¿Por qué yo?

-Esto me parece un interrogatorio.

-Es que lo es Irán, creí que el ruido fue por los gatos y no, fue ocasionado por un humano como bien dijo Catrina.

-De eso quiero hablar - espetó Irán recordando su misión y llenándose de valor dejó atrás a Jaaz e ingresó a la casa de ésta.

Jaaz se quedó pasmada, el plan de Lisa estaba dando resultado, quizá con efecto retardado, pero se estaba dando, ahora la que tenía que aplicarse era ella. Ya estaba la rubia dentro de su casa, tenía que luchar contra viento y marea para que se quedara ahí, luego en su cama y sobre todo en su vida.

Cerró la puerta tras ella y siguió a Irán hasta el estudio donde ya había entrado su amiga.

-Tenemos que hablar Jaaz - dijo con seriedad la rubia pequeña al verla llegar.

-Dime lo que me tengas que decir Irán, porque sinceramente no entiendo nada - mintió.

-Se supone que te dejé para salvarte de un desamor y que te lograras buscar a una chica de tu especie.

-¿Cómo Lisa?

-Sí como ella, y mira con que sales hoy, con nada más y nada menos que Catrina, no puede ser con ella.

-¿Y quién ha dicho que entre ella y yo hay algo? - cuestionó acercándose a Irán.

-Parecía que sí y no puedo permitir que eso suceda, tú tienes que estar con Lisa no con Catrina, porque ella es como yo.

-Antes que nada Irán - habló Jaaz con una voz sumamente suave - te recuerdo que fuiste tú la que supuso que yo no necesitaba a una chica de tu especie, en mi opinión no tienes nada de malo así como Catrina no lo tiene.

-No puedes estar con ella - dijo con determinación.

-¿Por qué? - Jaaz llegó hasta Irán y se quedaron a pocos centímetros de lejanía.

-Porque... - bajó la mirada - porque tú debes de estar con Lisa, ya lo he dicho.

La morena le levantó el rostro con su mano derecha, le sonrió y se acercó más para besarle, pero no pudo cuando Irán se alejó un poco.

-¿Qué haces?

-Estoy tratando de demostrarte que aunque fuera Lisa la que hubiera estado esta noche, igual habrías espiado.

-Eso no es cierto - dijo Irán con nerviosismo.

-No lo has comprobado Irán, pero sé que es así porque no quieres que esté con nadie mas que contigo; también sé que quieres besarme en este momento.

Diciendo esto acercó sus labios a Irán y los rozó con una lentitud que no creyó capaz de poseer teniendo en cuenta la pasión que venía reprimiendo por aquella rubia. Pero no podía darse el lujo de presionar de nuevo, tenía que ser Irán la que diera el gran paso como la primera vez que estuvieron juntas, era la rubia quien tenía que reconocer que la amaba y que no quería dejarla para que estuviera con Lisa u otra chica.

-Diablos Jaaz - susurró Irán utilizando por segunda vez una maldición - quiero besarte - y sin esperar más, aceptó los labios que Jaaz le proporcionaba.

Jaazanía creyó que se desmayaría en ese momento por la descarga de placer que le provocaba el beso intenso que su rubia amiga le proporcionaba; el sentir la boca de Irán besar con fuerza la excitaba como nunca un beso lo había hecho.

A pesar de que le hacía falta el aire dentro de sus pulmones, se resistió a la idea de dejar de besar, lo que quería era tirar a Irán al suelo y hacerle el amor hasta que ésta olvidara la loca idea de dejarla.

Sin pensarlo más, tomó a la rubia en brazos y la llevó hacia el sofá que estaba en la sala, hubiera llevado a Irán a la cama, pero quería algo más excitante. Después de depositarla en el sofá se quedó parada enfrente de Irán, mirando aquellos ojos verdes, tratando de buscar en esa mirada algún arrepentimiento. Grande fue su sorpresa cuando la rubia le tomó las manos y la obligó a tirarse sobre ella.

-Irán yo... - Jaazanía intentó hablar pero unos dedos le callaron.

-No Jaaz, creo que hemos hablado demasiado en los últimos días - dijo con una sonrisa.

-Pero no ha sido culpa mía - reprochó la morena devolviendo la sonrisa - no fui yo la que tuvo la idea de liarme con Lisa.

-Era por tu bien, yo sólo quería que fueras feliz - mencionó con cierta melancolía.

-¡Hey Irán! No hablemos de Lisa esta vez ¿vale? No quiero terminar metiendo a esa rubia en una caja y enviándola por correos a un país muy lejano.

-¿Tanto así la quieres?

-Sí, tanto así, y lo más importante - habló Jaaz con voz ronca - es que has utilizado la palabra "querías" ¿es verdad eso? ¿Ya no quieres que ande con Lisa? ¿Ni que tenga hijos con ella?

-Jaaz esa es una idea que... - ahora la que no pudo terminar era ella.

-Ni lo digas - espetó Jaaz - si vas a salir con lo mismo creo que - hizo amago de levantarse cuando de nuevo unas manos la detuvieron.

-No, no - la rubia obligó a su amiga alta a quedarse sobre ella - no quiero que te líes con Lisa y mucho menos con Catrina, si es posible, con nadie, porque...

-... porque me amas.

-Sí - aceptó - además tú...

-... eres la chica de mis sueños - continuó Jaaz por ella.

-Sí y yo...

-... quiero estar contigo para siempre - la morena no supo si había acertado y miró intensamente a Irán esperando un "sí".

La rubia no pudo decir más, miró aquellos ojos azules y encontró en ellos amor y un miedo, ese miedo que pocas veces había conocido en una mirada de su mejor amiga. Ella misma amaba a Jaaz y no quería dejarla estar con nadie más, deseaba compartir su loca y atareada vida con esa chica que tenía enfrente.

-Sí Jaaz - dijo lentamente - quiero estar contigo para siempre; si tú crees poder con una chica extraterrestre, yo creo poder con una chica como tú.

-¿Y cómo soy yo? - quiso saber Jaaz mientras depositaba un beso en la mano que le acariciaba el rostro.

-Eres... especial, antes simplemente te adoraba, ahora te amo, siempre estuviste ahí. Creo que nuestras almas se pertenecieron en el momento que te vi llegar y bajar de ese auto. Como he dicho ya Jaaz, te amo - cerró sus ojos al terminar de confesar sus verdaderos sentimientos.

-Yo también te amo Irán - dijo Jaaz. Cerró sus ojos y dejó caer su rostro en el pecho de su amiga, sentía el latir del corazón de ésta; la amaba, de eso no había duda, nunca más la habría, ya lo había dicho y eso la hacía feliz.

Recordaba el día en que había llegado por primera vez a la casa de su abuela, había insistido tanto para que sus padres la dejaran ir sola, pero al final éstos terminaron acompañándola. Había bajado del auto con una maleta en mano y una sonrisa al contemplar el sitio. Enfrente de ella estaba una casa bonita, un jardín pequeño y limpio. Lo que le había llamado la atención era el árbol grandote que sus ramas daban hacia una ventana.


Mientras recorría con la vista el lugar, su mirada se centró en una rubia pequeña que estaba parada en el porche de la casa de alado con un libro en manos, llevaba unos pantalones cortos con una blusa sin mangas, resaltaba sus gafas por la luz del sol que reflejaba. No creyó haber visto nunca a una chica tan bonita como ella. Sin poner más atención giró su rostro y vio a su abuela salir. No pudo evitar las ganas de salir corriendo y caer en brazos de aquella mujer que ya poseía canas en todo el cabello.

-Abuela - dijo Jaaz con alegría y unas lágrimas en el rostro - he venido para estar contigo.

-Me encanta la idea Jaazanía. Hace mucho tiempo que no te veía hija, has crecido bastante, ya te pareces a tus padres - la abuela miró a su hija y a su marido - ¿cuánto tiempo?

-Los que ella decida - dijo la mamá - es su gusto el estar aquí.

-Siempre que necesite ella algo, pueden tomar dinero de la cuenta de Jaaz - dijo el papá con una sonrisa - ¿sabes ya todo el movimiento cierto Jaaz?

-Sí papá - mencionó Jaaz con recelo - me has enseñado lo necesario.

-Pueden estar tranquilos mientras ella esté conmigo - habló la abuela - la cuidaré mucho.

-Lo sabemos mamá - dijo la madre de Jaaz - pero ahora nos vamos, hay un barco que abordar - se acercó a su madre y le dio un abrazo para luego subir al auto.

-Llámenme si necesitan algo ¿vale Jaaz? Pórtate bien y cuida a la abuela. Nos vemos cuando quieras ir a visitarnos.

-Vale - apenas dijo la chica con una sonrisa triste.

Vio subir a su padre en el auto y a los pocos segundos alejarse calle abajo, sabía que nunca más estaría con ellos por tanto tiempo.

-¿Qué ha sido todo eso? - Preguntó la abuela - ¿es que se tratáis así todo el tiempo?

-Abuela - gruñó Jaaz mientras se echaba a llorar.

-Ven adentro hija - le pasó los brazos por los hombros y la obligó a caminar hacia la casa.

Entraron y Jaaz se quedó con la boca abierta al contemplar el interior de la casa.

-Está muy bonito - comentó mientras miraba la chimenea - mejor que la casa donde estaba viviendo.

-¿Qué ha pasado Jaazanía? - preguntó la abuela llamando la atención de su nieta para que se sentara.

-Ha sido horrible abuela - por fin contestó Jaaz mientras se sentaba en el suelo al lado de la silla mecedora de su abuela que estaba junto a la chimenea.

-Platícame hija, algo me dice que estaremos juntas de ahora en adelante - le sonrió con sentimiento.

-Abuela - susurró la chica morena - todo ha sido un calvario, mis padres viajando de aquí y allá. En cada ciudad que llegábamos nos establecíamos por un tiempo y luego yo tenía que dejar las escuelas a las cuales ingresaba. Mis padres me dedican poco tiempo y eso me ha cansado, no quiero tener una vida nómada.

-Has visto ya esta pequeño lugar hija, si deseas estudiar tendrás que tomar el camión para llegar a la ciudad, por lo pronto creo que un auto no te serviría, eres menor de edad.

-Pero estoy grande, abuela - reprochó Jaaz.

-De estatura sí hijita, mas de edad no, quince años aún no es suficiente para manejar.

-Abuela... pero.

-Sin peros Jaazanía, tómalo o déjalo.

-Lo tomo abuela, es mejor estar sin auto que sin vida propia.

Abuela y nieta comenzaron a reírse mientras se tomaban de las manos.


Se levantó con pereza, durante toda la tarde del día anterior se había pasado limpiando la habitación de la parte de arriba en la que había acomodado sus cosas y ahora utilizaba como suya.

Recorrió el cuarto con la vista, era cómodo, tenía baño propio y sobre todo una ventana corrediza. Se acercó y la abrió, vio el árbol que había contemplado un día antes y su vista llegó hasta la ventana de enfrente. Grande fue su sorpresa cuando un pequeño cuerpo apareció con el cabello recién lavado y despeinado.

-Lo siento - dijo mientras se daba cuenta que había sido descubierta mirando - no era mi intención verte.

Pero no obtuvo respuesta cuando la pequeña rubia cerró la ventana de golpe.

Llevaba tres horas agarrando el bat, practicaba sola su béisbol, le fascinaba batear a pesar de que nunca había tenido la oportunidad de jugar en un equipo.

Dejó su deporte un rato y se acercó a su abuela que estaba arreglando un par de margaritas que tenía sembrado.

-Miraré por los alrededores abuela - dijo Jaaz.

-Puedes hacerlo hija, pero ¿no mirarás antes la escuela?

-Hay tiempo para eso abuela, aún falta medio año para que concluya este ciclo escolar y yo pueda ingresar a tercero.

-Entonces, días libres para ti - de repente se quedó callada y volvió a hablar- Hey Irán Heli ¿cómo ha estado la escuela?

La rubia pequeña que iba cruzando se detuvo y caminó en dirección de la voz que le había hablado.

-Buenas tardes Margareth. Mire que la escuela ha estado bien, hoy tuve un concurso de preguntas y he obtenido el primer lugar.

-Perfecto niña - dijo la abuela acercándose a Irán - ¿vendrás esta tarde a comer? Hay que celebrar tu triunfo.

-Sí, usted prepara unos panecillos con cajeta que están buenísimos - Irán sonrió dejando ver la blancura de sus dientes.

-Por cierto - miró a Jaaz - esta es mi nieta Jaazanía Geraldin Benford que va a vivir conmigo.

-Hola Jaazanía - dijo Irán posando su mirada verde tímida en la chica alta que tenía enfrente - gusto en conocerte - extendió su mano para saludar.

-El gusto es mío Irán Heli - la llamó por el nombre que había usado su abuela mientras tomaba la mano ofrecida.

-Creo que vosotras chicas - dijo la abuela poniendo sus manos encima de aquel saludo - serán las mejores amigas de toda una vida.


-¿Jaaz, estás bien? - preguntó Irán al escuchar la respiración entre cortada de la morena - ¿qué sucede? - volvió a cuestionar al no obtener respuesta. Acarició la cabeza que tenía encima de su pecho - puedes decirme, trataré de decir algo apropiado.

Una cabeza con cabello largo y negro se incorporó, dejando ver aquellos ojos azules que por ese momento estaban siendo opacados por unas lágrimas que luchaban por salir.

-¿Te he ofendido? - Irán se sintió mal al ver a su amiga apunto de llorar, era cosa rara que Jaaz lo hiciera.

-No, Irán - Jaaz le tomó las manos - es sólo que no lamento el haber dejado a mis padres para venir a vivir a este lugar, en el cual, he obtenido lo mejor.

-Jaazanía, no tienes que llorar por eso, porque me harás llorar a mí también.

-Te ves hermosa cuando lloras, pero no me gusta que lo hagas.

-Pues estamos en las mismas, en todo mi vida me has visto llorar que ya has de estar cansada, pero yo nunca te vi llorar como hoy y me duele.

-No pasa nada, estoy feliz es todo ¿es que no puedo llorar?

-No seas tonta Jaaz - la rubia le sonrió - puedes hasta gritar, por mi no te preocupes que si me rompes los lentes me compras otro.

-¿Tan fea voz tengo? Además, los lentes ya están rotos y no fui la que lo rompió.

-Jajajaja - se echó a reír - es verdad y Créeme, no es nada fea, se parece a la dueña.

-Tomaré eso como un cumplido - dijo la morena mientras se acercaba de nuevo a la rubia y le besaba en el cuello.

-Jaaz... - susurró Irán.

-¿Sí? - contestó ésta mientras se apartaba un poco.

-Quiero estar contigo en la misma cama.

-¿No te gusta un sofá? - preguntó Jaaz con sorna.

-¡¡Jaazanía!! - exclamó la rubia mientras le daba un codazo a su amiga.

-¿Qué tiene de malo un sofá? Es bonito, cómodo, sirve, etcétera.

-No me importa donde estemos mientras estemos juntas - Irán jaló a la morena y las dos cayeron al suelo.

-¡Ouch! En ese caso, no te importará si probamos en todos los lugares de la casa.

-Te refieres a las recámaras, baño, cocina, estudio...

-Mírale el lado positivo, puede entrar en tu proyecto, indicarías el mejor lugar para hacer el amor de dos chicas... - Jaazanía cayó en la cuenta de su error al ver el brillo en aquellos ojos verdes que la miraban con una sonrisa - ¿sabes Irán? Era broma, no toméis en cuenta mis pala... - no pudo terminar de hablar cuando unos labios cubrían la de ella.

-Apúrate Jaaz - dijo agitadamente la rubia al dejar de besar a la morena - tenemos más lugares donde probar - hizo una mueca de guasa y le quitó la blusa - le harás un bien a la ciencia.

-Creí que hacía un bien para ti - dijo con sarcasmo mientras ella trabajaba de igual manera con la blusa de la rubia.

-Te amo, Jaaz - Irán tomó la iniciativa cuando se recostó sobre la chica alta y la besó para hacerla callar y así poder empezar.


La mañana llegó más rápido de lo normal según el pensamiento de Jaazanía, que llevaba una hora despierta observando dormir a la chica que amaba más de lo que un día pudo imaginar.

Sonrío al recordar la noche que habían pasado; una que jamás olvidaría mientras estuviera viva. Irán había sido una amante estupenda, los libros que había estado leyendo aquella rubia, sirvieron de mucho. El último lugar en el que hicieron el amor fue en la cama de la recámara de Jaaz donde se encontraban en ese momento.

La chica alta se levantó con mucho cuidado, tratando de no despertar a la rubia que estaba más que cansada. Se puso la ropa y se encaminó al baño para alistarse, cuando salió de aquel lugar miró por última vez a Irán y caminó a la puerta para luego ir bajando las escaleras hasta llegar a la cocina, donde se sirvió un vaso de agua. Su sonrisa no se le borraba ¿qué diría Lisa al saber que su plan había funcionado? Le debía eso y más a aquella rubia alta.

Tenía mucho que hacer en ese día, una de las prioridades era preparar el desayuno para cuando Irán se despertase. No era tan mala cocinando pero la rubia lo hacía mejor; sin embargo, no era buena opción ir a despertarle tan sólo para que cocinase.

-Unos panecillos con cajeta le agradarán - se dijo mientras se ponía en marcha, tiempo después buscaba otras opciones - veamos si hay jugo - fue directo al refrigerador y miró dentro, descubriendo que quedaba una caja del judo de mango - eso está bien - regresó junto al horno - ¿qué más? - se preguntó.

-En mi opinión eso está bien - habló Irán mirando con una sonrisa a Jaaz - has elegido un buen desayuno.

-¿Pero qué haces levantada Irán? - La morena le devolvió la sonrisa y se acercó a ella dándole un beso en la frente - deberías estar durmiendo.

-¿Es que estás loca? No podría dormir más sabiendo que la chica Jaazanía por fin me prepara unos panecillos con cajeta por gusto.

-Siempre lo he hecho con gusto rubia - le espetó Jaaz con broma - no te pases de listilla que puedo no darte.

-No serás capaz de eso, morirías en el intento - la rubia la tomó por la cintura y la abrazó, recostando su rostro en el pecho de Jaaz.

-Quería complacerte con el antojo igual - confesó Jaaz. Abrazó a Irán con cariño.

-Pues mira que lo has hecho desde anoche y si antes hubiera sabido que en la mañana me harías panecillos con cajeta, créeme que desde antes habría pasado esto.

-¿En serio? - preguntó sorprendida.

-No, era broma - comenzó a reír cuando Jaazanía quedó colorada por el rubor que le provocó el comentario.

-Vale Irán, que te estás pasando de chistosa - se separó de ella y se dirigió al horno para sacar los panecillos que estaban listos - a desayunar Irán, no vaya a ser que termines por desesperarte y comértelos crudo.

-Si ya lo decía yo - se mofó - para chistosa tampoco te quedas atrás.

Dos horas más tarde las dos se encontraban en la sala tratando de ponerse de acuerdo sobre que parte de la casa limpiaría cada una. Jaaz tenía un pantalón corto y una blusa ajustada al cuerpo. Irán en cambio llevaba encima una blusa grande de color blanco y un short; habían decidido limpiar la casa de la morena después del regadero que dejaron por la noche.

-Tu el salón y yo la sala - dijo Jaaz - luego, tú la cocina y yo el baño, sucesivamente después, tú mi cuarto y yo la de mi abuela.

-Me parece justo, creo que terminaremos antes de que tenga que marcharme al laboratorio.

-Vale - Jaaz iba a tomar su aspiradora cuando golpearon en la puerta principal.

-¿Es que esperas a alguien?

Jaaz se encogió de hombros - la verdad es que no, deja veo quien es - caminó en dirección de la puerta de entrada y abrió.

-Hola Jaaz - saludó Lisa.

-Mira nada más, buenos días Lisa ¿qué viento te ha traído por aquí en esta mañana? Se supone que tenías un vuelo.

-Se suponía, pero se ha cancelado así que aproveché para venir y hacerte pagar.

-Hacerme pagar... - siguió Jaaz - ¿el qué? - le tomó el pelo a la rubia alta.

-¿El qué? - Espetó - creo que debes de tener amnesia mi querida Jaaz.

-Te invito a que pases y hablemos dentro, no me apetece pagar en el marco de la puerta de entrada.

-Me temo que hoy la gente está más chistosa que nunca - habló Irán llegando junto a ellas.

-¿Irán? - Lisa quedó sorprendida - la última vez que os vi fue entrando a tu casa.

-La última vez que yo vi a esta rubia - Jaaz la abrazó por la cintura - fue enfrente de mi casa con los lentes rotos y la ropa llena de hojas.

La rubia alta miró a Jaaz con asombro luego posó su mirada en Irán y contempló la manera en que la morena tenía abrazada a la científico. En su rostro se comenzó a dibujar una sonrisa de triunfo.

-No me digan que... - se tapó la boca con la mano - en verdad es lo que... - volvió a taparse la boca - es que apenas anoche...

Jaazanía miró a Irán con una sonrisa y luego miró a Lisa, parecía que le iba a dar un ataque.

-Vale Lisa, cálmate, pasa, siéntate, te traigo agua y cuando estés ya más calmada nos dices concretamente lo que tienes en tu cabeza.

-¡¡Chicas!! - exclamó con euforia y se abalanzó sobre ellas, abrazándolas con una sonrisa de triunfo. Se separó y por fin estaba segura de lo que pasaba - es la mejor noticia que me han dado esta mañana, pero tendréis que contarme lo ocurrido.

La morena y rubia se pusieron a reír por aquel comentario tan sincero que les daba Lisa.

-Se omitirán detalles estimada colega de vuelo - habló Jaaz - pero se te contará lo ocurrido, pasa ya - cerró la puerta tras de si cuando Lisa estuvo adentro y caminando rumbo al primer sofá para escuchar el relato que pensó no escucharía nunca.


Irán entro corriendo al laboratorio con unas hojas en mano, llevaba 10 minutos de retraso, cosa que no se permitía nunca. Al menos hasta ese día, había brincado una de sus reglas: no llegar tarde a la Universidad por nada. Pero en su opinión, aquel retraso valió la pena. Habían limpiado la casa con la ayuda de Lisa, almorzaron un poco más tarde y para cuando la rubia alta se había marchado, Jaaz y ella habían compartido un momento más de intimidad. Algo que con el tiempo se volvería una adicción.

-Por eso tener una es malo - se dijo mientras se acomodaba en el asiento y encendía su ordenador de laboratorio.

-Han sido 10 minutos si no me equivoco - habló Catrina llegando a su mesa de trabajo.

-No lo haces, han sido 10 - se rió y saludo animada - hola Catrina.

-Hola, Irán - ésta se dio cuenta del estado de ánimo de su amiga, como iban las cosas, se suponía que debería estar triste o hasta molesta - ¿sucede algo?

-¿Cómo qué? - la rubia le sonrió.

-Te ves, ¿cómo decirlo? Feliz, alegre, y más...

-La verdad es que estoy muy bien Catrina. Pero no sé si tú lo estarás - la rubia pequeña aún creía que a Catrina le interesaba Jaaz.

-Haber, haber, habla ya.

-Jaazanía y yo... - no pudo terminar de hablar cuando la ayudante de laboratorio ya estaba dándole un abrazo de felicitación.

-Por fin andáis juntas ¿he? Eso me alegra por vosotras Irán, de verdad.

-Creí que tú estabas, bueno, ya sabes, - devolvía el abrazo.

-¡Claro que no, Irán! Sois la mejor pareja que he visto y Jaaz es muy bonita pero te ama a ti, además yo estoy bien como estoy, para nada quería liarme con Jaazanía Benford.

-Menos mal, de pronto quise matarte anoche - confesó con timidez.

-¿En serio? Bueno, en todo caso deberías matar a una rubia... - pero también fue interrumpida.

-¡¡A callar ya!! - Exclamó Lisa con mirada amenazante - y suéltala que te la acabas. Hola chicas - saludo Lisa. Llegó junto a ellas.

Catrina dejó de felicitar a Irán - hola Lisa ¿qué tal todo?

-Después de la noticia que recibí esta mañana, estoy igual de feliz que ustedes. - Miró de manera amenazante a Catrina - en cuanto quieras abrir esa boca tuya prometo que te encuentro y te meto en una botella esas de vidrio duro que tienen en este sitio.

-Se llama matraz Lisa - le corrigió la rubia pequeña.

-Si lo sabré yo que soy piloto. Pues bien, te meto en un matraz y te pongo un tapón y a ver quién te encuentra.

-Mi boca está sellada, con tal amenaza ni ganas de cantar tendré - se mofó Catrina mientras les daba adiós con la mano y se marchaba a otro lado del laboratorio.

-¿Qué haces aquí Lisa? Te vi por última vez hace una hora y media.

-Bueno estimada genio, en frente de Jaaz no iba a hacer que me contaras todo, pero ahora, tenéis que decirme más, es que en verdad rubia - le dio un golpe suave a su hombro derecho - estoy feliz porque andan ya.

-También estoy feliz Lisa, gracias por todo.

-Nada, nada - le quitó importancia a eso, Irán no debía saber que fue sometida a uno de sus planes o la que terminaría en un matraz sería ella por bocazas - ¿Cómo fue todo?

-Espié por la ventana subida en la rama del árbol - se le puso colorada la cara al confesar aquello.

-Interesante - sonrió Lisa - todo lo que provoca el amor; sigue.

-Me caí del árbol.

-Jajajaja - Lisa se burló - ¿dolió mucho?

-Lisa - la regañó la rubia.

-Está bien, continúa.

-Me enfrenté a Jaaz en la sala y terminamos andando por toda la casa.

Lisa se quedó pasmada con los ojos bien abiertos, miró interrogante a la rubia pequeña y sonrió.

-Después de todo, no me equivoqué al decir que Jaaz es una buena amante.

-Debí decírtelo desde la primera vez, tenías razón. Pero Jaaz me pidió que omitiera detalles.

-Haz hecho bien - le guiñó el ojo - el saber que estuvieron por toda la casa me hace volar la imaginación y es mejor así, no más.

-Estás roja Lisa, ¿estás bien?

-Estoy caliente - confesó con una sonrisa - me liaría en este preciso momento con cualquier científico que pasara enfrente mío.

En ese instante pasaba un chico de bata blanca con gafas grandes, barros por toda la cara y el cabello a mal peinar.

-Ahí está tu hombre Lisa - se mofó Irán.

-Dejadlo así rubia - espetó Lisa al ver al chico feo - prefiero agua fría ¿tienes algo de ello? Apúrate.

-Vale Lisa, sal de aquí y mira enfrente, hay un estanque donde guardan a las crías de los peces en experimentación.

-Ya vuelvo - la rubia alta salió disparada del laboratorio mientras escuchaba las risas de Irán tras ella.


Jaazanía bajó lo más rápido que pudo del avión en el que había volado por dos días. Todo ese tiempo le sirvió para pensar en tantas cosas, su vida junto a Irán. "Irán" - pensó. No la había alcanzado a ver en la noche después que se había marchado en la tarde a la universidad, puesto que recibió una llamada para reemplazar el vuelo a uno de sus compañeros que se había enfermado.

Había dejado una nota en la sala para que cuando la rubia llegara lo viera. Siguió su andar por el aeropuerto lo más rápido que podía, deseaba llegar a casa y besar a Irán, dos días era mucho. En aquel hotel de Barcelona se dio cuenta de que no podría vivir sin Irán. Estaba más allá de su sistema nervioso.

Se subió al primer taxi que vio para que la llevara a la ciudad y ahí poder tomar el camión que la llevaría a casa, en ese momento deseó tener a Lisa cerca para ir a prisa con su auto.

-No más retraso - se dijo - esta vez me compro el coche.

-¿Dijo algo señorita? - preguntó el señor conductor.

-OH, no - se disculpó - hablaba para mi, disculpe.

-Sin problemas, bella - dijo el conductor que debía tener no más de 55 años.

-Gracias.

Jaazanía se relajó en aquel asiento, cerró los ojos en la espera de su llegada. No pudo evitar abrirlos de golpe cuando aquella canción sonó por la radio del carro; algunas veces la había escuchado cuando estaba en la preparatoria, ahora que lo escuchaba de nuevo sonrió: "You and me were meant to be Walking free in harmony, One fine day we' ll fly away Don' t you know that Rome wasn' t built in a day".

Cerró los ojos de nuevo y sonrió al recordar la cara de Irán, era como si estuviera en un sueño del que no quería despertar. Por fin esa rubia científica era de ella y así iba a ser siempre.

"5 minutos más" - pensaba mientras caminaba por el jardín de casa de la rubia. Llegó hasta la puerta de entrada y tocó. No hubo respuesta así que volvió a insistir, iba a tocar de nuevo cuando la mamá de Irán salió.

-Hola Jaaz - saludó Tita - ¿cómo estuvo el viaje?

-Buenas tardes - contestó cordialmente - ha estado bien, como siempre - sonrió.

-Me alegro de escuchar eso ¿vienes por Irán?

-Sí, ¿está ella en casa?

-Salió por unos libros ¿quieres pasar? No ha de tardar tanto.

-Claro - dijo mientras se adentraba a la casa.

-Toma asiento Jaaz, igual quiero hablar contigo.

Jaazanía de pronto se sintió nerviosa, ¿qué le había contado Irán a Tita? Al menos esperaba que nada malo.

-Dime Tita.

-Bien, mirad hija - comenzó la mamá - Irán me había hablado de vosotras, en esa ocasión le dije que no había mejor mujer que tú para ella.

-¿Ha cambiado eso? - interrumpió Jaaz con nerviosismo completo por el tono de voz que empleó.

-No Jaaz, cálmate hija - Tita le acarició el hombro de manera maternal - sigo pensando que eres la chica que hará feliz a mi hija Irán.

-Por tus palabras sé que has hablado con ella y eso me alegra.

-Cuando llegó a casa por la noche no pregunté nada aunque ya sabía que había estado toda la noche del día anterior, día y tarde del día siguiente, no quise parecer meticona y no tomé el tema, sin embargo, Irán es una chica muy inteligente y sabía que me merecía eso.

-Pero me has dicho que no te parece mal, eso es bueno también.

-Muy bueno Jaaz, siempre me has parecido una buena chica, aunque pensaba que sólo eras la amiga de mi hija, ahora que eres más que eso nada cambia.

-Gracias.

En ese momento la rubia entraba con un libro en mano y un gato en brazos. Cuando levantó la mirada se topó los ojos azules más bellos que conocía.

-Jaaz - exclamó con emoción, sin soltar a Told, llegó a ella e hizo amago de abrazarla hasta que se dio cuenta de que Told estorbaba el abrazo. Sonrió a Jaaz cuando ésta puso una mueca - vale, que ya lo suelto.

Apenas dejó al gato en el suelo, abrazó a la chica alta. Recibió un abrazo igual de fuerte y un beso en la frente.

-Te he echado de menos.

-Igual te he extrañado a montones - dijo la rubia separándose un poco - estás muy atractiva con ese uniforme ¿podrías quitártelo? - preguntó con seriedad.

-Pensé que te gustaba - confesó Jaaz.

-Y me gusta, lo que no me gusta es que te vean con ello puesto, estás demasiado irresistible.

Escucharon la risa de Tita detrás de ellas y la miraron con sonrisa en boca.

-Os dejo para que platiquen a gusto, cualquier cosa estoy en la cocina.

Cuando Tita estuvo en la cocina, Jaaz miró a Irán con una mueca de guasa.

-He venido hasta aquí para recibir mi beso - al decir esto, se acercó a la rubia y la besó con pasión y ternura. Apenas se separaron, Irán habló.

-Ven, deseo hablar contigo - dijo Irán haciendo caminar a Jaaz hacia la puerta de entrada, apenas estuvieron ahí, se sentaron en las escaleras.

-¿Y bien?

-Nos han invitado a una fiesta - comentó.

-A una fiesta, suena bien, ¿de qué? O ¿de quién?

-Es del área de biología, celebran la restauración de un zoológico en la ciudad.

-Mientras no haya teatro y no me toque el papel de un árbol sin raíz, entonces iremos.

La rubia sonrió y le dio un manotazo en el brazo a Jaaz. La chica alta la miró de manera retadora.

-Vuelve a hacer eso y te aseguro que no alcanzas a correr.

-¿En serio? - preguntó Irán acariciando el rostro de Jaaz.

-Sí, te aseguro que no miento - contestó ésta cerrando los ojos al sentir el contacto de su rostro con aquellas manos.

-Compruébalo - gritó Irán mientras le daba otro manotazo y arrancaba a correr.

-Pilla - exclamó Jaaz con una mueca de dolor - creo que no me cansaría de esto - se dijo antes de comenzar su ida en busca de la rubia y hacerle pagar por su osadía.


-Espero que no hayas puesto alguna nota en mis bolsillos - comentó Jaaz recordando la vez que la rubia lo había hecho. Cuando Irán comenzó a reír, Jaazanía agregó - te diviertes de mi trauma, eso no es muy justo.

-¡Jaaz! El error no se comete dos veces.

-Dímelo a mí - la morena estaba parada frente al coche que Lisa les había prestado. Abrió la puerta del acompañante e invitó a Irán a subir. Luego, se dirigió a su parte del auto y entró para poder conducir.

-No puedo respirar - Irán trataba de dejar ancho el vestido que le quedaba muy pegado.

La morena no apartó su vista de la carretera pero pegó una carcajada ante el comentario; sabía que Irán no usaba ese tipo de ropa así que en ese aspecto Lisa había interferido. No dejó en paz a la rubia pequeña hasta que ésta aceptó ir con un vestido de noche.

-Te recomendé que vistieras como sueles hacerlo.

-Es que... - volvió a tomar aire - ¿se ve bien? - quiso saber.

-Claro que se ve bien, pareces un pan francés embutido en una bolsa pequeña.

-Graciosa - regañó Irán recordando que en ocasiones no debía hacerle tanto caso a Lisa; aquella rubia había dicho que era para seguir conquistando a Jaazanía y que ésta no se apartara de su lado, pero al pensar que no podía ni caminar imaginó que lo más seguro era que Jaaz terminaría apartándose de ella con la excusa de que no la conocía.

-Es este el sitio - habló Jaaz tiempo después - hemos llegado - anunció estacionando el coche.

Irán apenas puso los pies sobre el suelo se fue de lado; gracias a los buenos reflejos de Jaaz y a su rapidez, no terminó estampada en el suelo.

-¿Crees poder llegar hasta la puerta sin ayuda? -preguntó la morena con una sonrisa mientras la sostenía.

-Sí, no es la primera vez que hago cosas como esta - dijo con autosuficiencia.

-¿Segura?

-No, no estoy segura ni de poder respirar - confesó con pena.

-Tenemos dos opciones.

-Pues te estás tardando en decirlas.

-Bueno, la primera es tratar de caminar o bien, quitarte las zapatillas, al menos así podrás caminar aunque el respirar te cueste trabajo.

-Ya te digo que la segunda me agrada más.

Irán se quitó las zapatillas y pegó un salto, el suelo estaba algo frío.

-Era más doloroso tratar de caminar con las zapatillas que sin ellas - rió por lo bajo y miró a Jaaz - ¿en verdad no te importa que entre así?

-Si te soy sincera, te digo que no, vamos.

Ingresaron al lugar donde se llevaba a cabo la fiesta, la rubia iba del brazo de Jaazanía, sabía que todos la miraban; miró sus pies y luego levantó la vista al frente.

-Bienvenidas chicas - dijo Catrina detrás de ellas.

Irán y Jaaz voltearon a la par para poder saludar a su amiga.

-Hola catrina - dijo Jaaz saludándola con la mano.

-Que gusto verlas - miró a Irán - que bonita te ves con ese vestido - dijo mientras la recorría con la vista - pero Irán... ¿qué le ha pasado a tus zapatillas? - preguntó con asombro al ver los pies descalzos de la rubia.

-Me han lastimado, tuve que quitármelos con la opción de Jaazanía.

-Vale, cúlpame - Jaaz se mofó.

-¡Vaya! - Dijo Catrina - pues ten cuidado de que no te pisen, las veo luego - tocó el hombro de Irán con cariño y se fue.

-Pero Jaazanía - dijo de repente una voz que pertenecía a Hanna - que bueno es verte por aquí.

-Hanna - apenas susurró Jaaz mirando a la pelirroja que tenía enfrente - ¿qué haces tú en una fiesta de Biólogos?

-Bueno, tengo un par de amigas en la carrera, me han invitado y eme aquí.

-¡Ah, ya!

-Que gusto verte Irán - le echó una mirada a la rubia - ya veo porque te han mirado tanto al entrar, creí que era por otra cosa - se burló.

La rubia se mordió la lengua para no contestar ante esto, además ella le había hecho cosas peores a esa pelirroja engreída, tuvo que sonreír ante esto.

-Hola Hanna - al menos Jaazanía ya era suya, no se preocuparía en llenarse de celos.

-Quiero platicar contigo sobre un asunto del pasado Jaaz, es por si ya no te alcanzo a ver más adelante.

-Bien - se giró y apartó un poco a Irán - tengo que ir con ella, no me tardo nada, voy a aclarar unas cuantas cosas ¿está bien?

-Sí Jaaz, ve - dijo la rubia. Los celos después de todo era un sentimiento extraño que por más que te controlases siempre estaba presente. - Pelmazo - dijo la rubia al ver como Hanna la tomaba del brazo.

Cuando un mesero pasó a su lado y le ofreció una copa, ésta optó por tomar una que en su opinión era ninguna. Aunque tomar no era lo suyo, creyó que por una vez en su vida no le hacía daño a nadie siquiera a ella misma.

-¿Qué tipo de chicos te gustan? - se escuchó la voz de una chica.

Irán se giró para verle, era alta, con pecas en la cara, una nariz respingada y no más grande de edad que ella. La chica llevaba dos copas en cada mano y bebía de las dos.

-No piensas contestarme rubia - aquella chica le sonrió - no tienes que estar tan sola, hay chicos del otro lado.

-No sé que tipo de chico me guste - confesó Irán por lo bajo.

-Pues mira, ahí vienen dos.

Y era verdad, eran dos chicos que venían del lado izquierdo, pasaron a lado de ellas, pero en ese mismo instante Jaazanía y Hanna se sentaban un poco más al frente y sus ojos siguieron el curso de ellas.

-¿Cuál te ha gustado? ¿El más alto esta guapo verdad?

Irán dejó de observar y miró a la chica que estaba a su lado.

-Me parecieron lo mismo.

-¿Es que no sentiste nada? - la joven parecía sorprendida.

-¿Qué se supone debería sentir?

-Lo que quieras. Bueno, somos dos podemos ir a por ellos.

-No lo creo, no me interesa.

-¿Es que eres gay? - La chica la miró interrogante - eres gay.

< ¿Gay?> esa palabra resonó en su cabeza con eco, le agarró una copa a la chica y se quitó de ahí, pasó a lado de mucha gente sin poner atención, tenía que pensar un poco. Se había enamorado de su mejor amiga, y antes de estar con Jaazanía, ésta se lo había dicho. Pero hasta ese momento no se había puesto a pensar en su sexualidad. Sin querer la respuesta a su pregunta del proyecto se contestó; se suponía que aparecía y era verdad, para ella había aparecido en el momento en que se enamoró de Jaaz, en ese momento se volvía Gay. Sonrió ante esto, debía decírselo a Jaaz. "por los Dioses" - pensó - "Hanna la intentará hacer caer".

Iba a ir en dirección de ellas pero no quería hacer una tontería a Jaaz, ésta no lo merecía. Así que sin preámbulos caminó rumbo a la cocina, quizá encontraría a sus compañeras de área y laboratorio. Cuando estuvo ahí, no hubo nadie, se disponía a salir cuando unas manos le cerraron la puerta de golpe.

-¿A dónde crees que ibas rubia? - Nadia estaba frente a ella con una mueca de sorna.

-Pero Nadia, ¡vaya! Tú te me apareces cuando menos deseo y donde menos espero - dijo sonriendo.

-Cree que es la última vez que me dices una imbecilidad.

-¿Es que estás de amnesia hoy? No soy la que ha dicho una tontería, eres tú la que todo el tiempo hace y dice estupideces.

-Ya ratón sucio, cállate ¿te pagan por hablar?

-No, pero aunque me pagaran por hablar contigo, en verdad que no lo haría.

-Debes aprender a mantener esa boca cerrada, porque te voy a hacer sufrir.

-¿Qué te he hecho yo? En mi vida me he metido contigo al menos que tú te lo buscases.

-Todo es por la venganza hacia una chica alta y guapa.

-¡Ah, vamos! ¿Es que el hacerte gemir fue tan malo? - no supo en que momento se le escapó tal comentario que Jaaz le había dicho, pero desde que lo había sabido, todo encajaba.

-Mira que la muy zorra te ha hablado sobre ello ¿he? Pues mal por ti.

-Déjalo Nadia, ya cálmate tía

Jaazanía estaba detrás de Nadia con una cara de seriedad, le echó una mirada rápida a Irán para comprobar que estaba bien y pronto regresó su mirada a Nadia que podía ser traicionera.

-Bien, todos reunidos - dijo con sarcasmo.

-No sé que tanto rollo contigo Nadia, pero me estoy cansado de estos juegos ¿qué es lo que quieres? ¿Es que no te cansas de molestar a tu prójimo? Vámonos Irán.

-Ella no se va de aquí - le tapó el paso a Irán - no hasta que sepa la clase de amiga que tiene.

-¿Ahora de que rayos estáis hablando? - preguntó la chica alta con cansancio.

-¿Sabes que andas con una mujer lesbiana Irán? ¿Es que te ha platicado de sus preferencias? Es todo lo que quiero, que lo sepas y te des cuenta de que no te conviene estar con ella, puede abusar de ti.

-¡Tonterías! - Exclamó Jaaz enfadada - el que sea lesbiana no me induce a ser una violadora. Vete al diablo - le espetó la morena.

-Dime Irán, ¿Lo sabías?

La rubia no sabía si reír o enojarse. Así que optó por mejor no mostrar expresión alguna.

-No lo puedo creer Nadia - habló de nuevo Jaaz ya sin enojo - todo este tiempo que nos has molestado, perseguido, amenazado y más ¿era tan sólo para decirle a Irán que soy una lesbiana? ¡Por los Dioses! - se rió.

-¿De qué te ríes imbécil? - cuestionó Nadia confundida.

-Ella es mi mejor amiga desde hace mucho tiempo, ¿crees que no sabe de mis preferencias? Creo Nadia, que en lugar de perder tu tiempo molestándonos, deberías comenzar de nuevo. Te pido que me disculpes si en aquel beso desperté algo en ti, vale, ya pasó mucho tiempo, deberías seguir con tu vida como quieras. Con una chica o un chico ¿a quién le importa? Es tu vida, deja vivir y vive tú también.

-¿Lo sabías ratón? - Nadia preguntó con voz apagada.

-Bueno - Irán se fue al lado de Jaazanía y le tomó las manos - creo que has perdido en verdad tu tiempo Nadia, sé eso. Nada de lo que me digas me apartará de esta chica que es mi mejor amiga y más.

-¿Sois también lesbiana? - gritó.

-Vale Nadia, calla esa boca tuya, no queremos hacer público esto - dijo Jaaz - te lo hemos dicho porque si todo tu rollo era fregar para luego decirle esto a Irán te has equivocado. Ya lo sabe y puedes seguir tu camino. Vamos Irán - la morena le indicó a Irán que caminase, antes de salir de la cocina Jaaz le habló de nuevo a Nadia que tenía cara de sorpresa - y en verdad te digo, sin rencores - salió de ahí con la rubia.

-¿Ha estado bien decirle? - Irán miró el rostro relajado de Jaaz.

-Sí, creo que no volverá a molestarnos de ahora en adelante.

-Me parece perfecto - sonrió mientras acariciaba las manos que le agarraban las de ella.

-Por cierto, vi a una chica a lado tuyo y no alguien a quien conozca.

-Era una joven despistada, en busca de tragos, relaciones y chicos.

-¿Perdón? - dijo Jaaz confundida.

-Me ha llamado gay - la rubia se echó a reír.

-Espera - Jaaz la detuvo - ¿cómo que te ha llamado gay una desconocida?

-Me vio sola y me invitaba a ir a buscar compañía con unos chicos, no le tomé importancia y me ha llamado gay.

-¿Qué le has contestado?

-Para ya los cuestionamientos Jaaz - regañó Irán - no importa lo que le contesté puesto que no puedo negar lo que soy, aunque en mi humilde opinión da igual el género que la sociedad nos haya puesto.

La morena sonrió ante tal declaración, el saber que Irán no tenía prejuicios sobre su sexualidad era de gran ayuda. Por fin todas sus dudas se iban con una sola respuesta de aquella científico que amaba y amaría toda su vida.

-¿Bailas? - preguntó Jaaz con una sonrisa.

-Claro que sí, he esperado toda la noche para que me pidieras eso.

-Pues no esperemos más Cenicienta.

-¡Jo! Si es por lo de las zapatillas ya me los pongo.

-Estás bien así, el ser tu príncipe me gusta mucho, sobre todo cuando llega la parte del beso.

-Esa es la Bella Durmiente Jaaz ¿qué no tuviste infancia?

-Mira quién me lo pregunta, la chica que se la pasaba leyendo y no miraba siquiera la tele. Además, tú eres la Bella y Cenicienta; no hay diferencia.

-¿Quién es la bestia entonces? - se mofó de la chica alta.

-Claro está que yo no, tan sólo tu príncipe, tómalo o déjalo - puso cara de indignada.

-Lo tomo, no me importaría que fueras la bestia; te amo, Jaaz - confesó Irán una vez más.

-Te amo, Irán - respondió ésta mientras baja el rostro y besaba a la rubia sin importar el sitio. Todos podían mirar o evadirlas, daba igual, eran libres de vivir como ellas deseaban.


Apenas eran las 6 de la mañana cuando la rubia se despertó, tenía que ir a la universidad y el ser jueves indicaba que Jaazanía también tenía que estar temprano.

Se levantó de la cama y caminó rumbo a la ventana para observar si había movimiento en la casa de su amiga, pero como siempre, no hubo nada. Se dirigió al baño y pronto estuvo lista para ir a despertar a Jaaz.

Saltó la valla que separaba sus casas y llegó hasta la puerta de la cocina, donde abrió y entró. Miró su reloj y aún faltaba media hora para las siete así que preparó el desayuno antes de despertar a Jaaz.

Minutos más tarde se encontraba frente a Jaazanía que dormía, tenía un aspecto de niña y al percatarse de esto sonrió.

-Es tarde ya Jaaz, levántate - dijo la rubia. Le movió las sábanas.

-¡Hey! - Contestó la morena mientras se frotaba la cara - ¿qué hora es?

-Son diez para las 8 de la mañana, algo tarde si queremos llegar en el camión a la universidad.

-Me apuraría si ya hubiera recibido mi beso de buenos días, pero como no has hecho eso creo debo dormir algo más - intentó volver a dormir.

-Recuerda que el que madruga hace las cosas más rápido y termina pronto.

-Y dale con ese refrán cambiado - protestó Jaaz que se incorporó - siento un aroma agradable.

-Quizá sea el desayuno que está servido en la mesa, si te apuras también desayunaremos.

-Bueno - dijo Jaaz quitándole importancia al asunto - al menos no me has levantado a las seis de la mañana, eso ya es ganancia - se levantó de la cama de un salto y abrazó a Irán haciendo que ésta dejase de tocar el suelo con sus pies por unos instantes - te ves hermosa este día.

-Pues tú te ves bien todos los días - le sonrió - pero bájame Jaaz que tenemos que llegar temprano.

-He tenido mucho privilegio ¿sabes? - Comentó la chica alta dejando a la rubia en el suelo de nuevo - me he dado cuenta de tu retraso el otro día, he de suponer que llegaste tarde.

-Sí, pero no lamento haberlo hecho, tan sólo espero que no vuelva a pasar, además me quedé un poco más de tiempo para recompensar eso.

-¡Aja! - Exclamó Jaaz como cuando se descubre que una persona ha engañado - ¡que raro! -Dijo con sarcasmo - ya debía imaginarlo.

-Calma Jaaz, que fue sólo por ese día, no vuelve a pasar.

-Me temo que no cumplirás tu palabra, si se trata de los estudios, universidad, etcétera, siempre así será. Así que déjalo ya, mejor vamos a desayunar - le robó un beso rápido y la llevó hasta la cocina.

Las dos entraban por la reja principal de la universidad. Como siempre, la rubia se dirigía hacia el área de biología mientras que Jaazanía tomaba otro rumbo. Se despidieron con una sonrisa.

-Jaaz - gritó la rubia antes de que se fuera por completo.

-¿Sí? - La morena esperó a que Irán llegara - ¿qué sucede?

-Tan sólo quería que supieras que por fin hoy entrego el trabajo, se me ha olvidado en la mañana pero antes de llevárselo a la maestra quería que estuvieras enterada.

-¡OH, sí! - Exclamó Jaaz - eso es una buena noticia, lo malo es que ya no podremos experimentar más, no ayudaré más a la ciencia - sonrió.

-No seas tonta Jaaz ¿es que te gusta ser Conejilla de Indias?

-Confieso que al principio no, pero ahora, si experimentar implica besar, tocar, hacer, probar, comprobar y más, creo que podría acostumbrarme.

-Muy cooperativa. Gracias por el detalle señorita Benford, será tomada en cuenta para el próximo experimento humano - le guiñó el ojo y se giró para seguir su andar.

-Creo que podría ganar una medalla de oro por ser la Conejilla de Indias más buena que posee un buen comportamiento - gritó Jaaz y se rió cuando Irán se giró y la miró frunciendo el ceño.


Epílogo

Jaazanía se encontraba sentada en el suelo del estudio, leyendo un manual para construir un avión de metal en miniatura. Podría concentrarse si la rubia que estaba cocinando no hiciera tanto ruido, sonrió al pensar que aquellos meses viviendo juntas había sido algo magnífico y estupendo.

¿Cómo había logrado pasar eso? Esa era la pregunta que siempre tenía Jaaz en la mente y sólo se limitaba a decir que eran almas gemelas y por ello debían estar juntas, la vida así se los demostraba al tener una felicidad completa.

La chica alta había cancelado su traslado a Florida con sus padres, al principio les costó a ellos entender el por qué su hija no iba a ir, pero al enterarse de la razón principal no pudieron reprochar nada, ellos mismos la habían dejando apartada en un lugar lejano; sabían que su hija era una mujer con buenos pensamientos, una gran educación y sobre todo muy inteligente como para saber lo que hacía.

La rubia y ella habían decidido establecerse juntas, la casa de Jaaz era perfecta, puesto que sólo ella lo habitaba. Creyeron que Tita se opondría pero se llevaron una gran sorpresa cuando dijo que la idea le parecía bien; así que cada día que podía iba a visitarlas y en ocasiones les preparaba la comida o les ayudaba en algo de la casa cuando ellas no tenían tiempo.

Lisa por fin había logrado encontrar su verdadera vocación como ella misma lo decía; se había hecho pareja de Catrina ¿quién diría que acabarían así? Jaazanía había dicho en broma que aquella rubia alta deseaba una vida como la de ellas, Lisa le había dado un buen codazo por ese chiste.

La morena seguía leyendo aquel manual sin tener éxito de concentración y entendimiento.

-¿Debo suponer que aún no le entiendes? - Preguntó Irán parada en el marco de la puerta del estudio - tendría que habérmelo imaginado - dijo de nuevo soltando una carcajada.

Jaaz le sonrió con ternura y la rubia sintió que el corazón se le retorcía de amor hasta chocar casi con el hígado y otros órganos.

-Jaaz.

-Dime, Irán.

El sonido de la voz de Irán era una mezcla de disculpa y anhelo. Con eso le dijo todo lo que la chica alta necesitaba saber, pero se mantuvo expectante para escuchar lo que la rubia quería decirle.

-Cuando me miras así... haces que se me derrita el corazón y toda razón del cerebro.

-Me encanta tu cerebro Irán - musitó ella halagada de saber que causaba eso en Irán - me encanta derretido y sin derretir.

-No puedo evitar decirlo - dijo la rubia - debe tratarse de algo biológico. Esto del amor se mezcla con mis hormonas y ha causado un problema mayor en la corteza cerebral. Y puede que sea irreversible.

Jaaz extendió su mano derecha indicándole que se acercara; en el momento que estuvo cerca, la sentó en su regazo.

-¿De verdad? - Preguntó Jaaz besándola en la frente - eso suena muy romántico. Imagínate, una pareja de chicas amándose con intensidad mientras se provocan daños irreversibles en el cerebro la una de la otra...

-Algo que no puedo revertir es el hecho de que me encantas con tu uniforme - confesó Irán de nuevo - te ves irresistible.

-Creo que tienes una fijación por los uniformes Irán - aseguró Jaaz con una mueca.

La rubia se sonrojó y Jaaz no pudo resistir la tentación de besarla. Cuando se separaron unos centímetros, Irán bajó la cabeza de la manera en que siempre solía hacer cuando se sumía en sus pensamientos.

-Tú también tienes una fijación fetichista, Jaaz.

-¿Eso crees? Yo opino que no - replicó abrazándola con más fuerza - a no ser que te refieras a ti misma puesto que eres mi fetiche.

-No, no me refiero a mi - dijo Irán con una sonrisa - pero inténtalo de nuevo.

Jaazanía pensó y pensó y cuanto más pensaba más sonreía.

-De acuerdo - murmuró finalmente - lo admito. Tengo una cierta fijación por tu bata de laboratorio ¿cómo lo has sabido?

-¿Lo dices en verdad? - Preguntó Irán algo sorprendida - no me refería a eso...

-¿Cómo? - Gruñó Jaaz frunciendo el ceño - ¿quieres decir que he confesado para nada?

-Yo no diría que ha sido en balde, desde mañana traeré mi bata para que puedas jugar con ella.

-No quiero jugar con ella. Quiero jugar contigo dentro de ella y sin nada más debajo.

-Por mí, está bien.

-Pero dime cuál es el otro fetiche que crees poseo.

Irán se incorporó y dio unos pasos atrás. Luego se puso las manos en los bolsillos traseros y por primera vez, Jaaz no apartó la mirada de ella.

-¿Lo ves? Tenéis una fijación fetiche por esta postura.

-Bueno, pero yo no lo llamaría un fetiche - se defendió Jaaz.

-Lisa me dijo que no podrías resistirte si me ponía así - aseguró la rubia pequeña mientras daba una vuelta en círculo con esa postura.

-¿Eso dijo?

-Dijo que te quedarías atontada y que podría usarlo a mi favor.

-¿Te he hablado de mi plan de arrojar a Lisa por la ventanilla en nuestro próximo vuelo? - preguntó Jaaz levantando un dedo.

-Espero que con paracaídas.

-No haría falta. Seguro que engatusaría a un pájaro que pasara cerca para que llevarla hasta abajo.

-Ella es muy simpática. A ti te cayó bien desde siempre.

-Y me hubiera caído mucho mejor si no hubieras intentado liarnos.

-Aquello fue un poco estúpido por mi parte.

-¿Solo un poco?

-De acuerdo, fue muy estúpido.

-Y ahora, ¿podemos dejar de hablar Lisa?

-Bien - contestó Irán con voz mimosa mientras se sentaba de nuevo en el regazo de Jaaz.

Le echó los brazos alrededor del cuello y miró aquellos ojos azules y con esa mirada supo que le robaba de igual manera el corazón a Jaaz.

-Pasemos a otra fase, en donde no hablamos más y comenzamos a hacer algo más interesante.

-¿Algo relacionado con mi bata de laboratorio y yo en ella?

-Podría ser - contestó Jaaz mientras tomaba el rostro de Irán con las manos y la besaba en la frente para luego ir bajando hasta llegar a sus labios.

-Espera - dijo Irán - se me olvidaba comentarte una proposición, pero tienes que decir que sí.

-Pues pídemelo.

-¿Me prometes que dirás un sí?

-No me lo has pedido todavía.

-No te lo voy a pedir hasta que me prometas que vas a contestar un sí.

-De acuerdo, lo prometo.

Durante unos instantes no se escuchó ninguna palabra mientras sus bocas se manifestaban su amor de otra manera.

-¿Qué pasa con la petición, Irán?

-Estoy intentando llegar a ese punto.

-Pues siento decirte que por este medio no vas a llegar nunca.

-Vale, ya lo digo.

-¿Es algo que está a la vanguardia de la ciencia? - preguntó Jaaz esperanzada.

-Totalmente. Investigación de última generación.

-Estoy intrigada.

-Bien. Porque tengo la intención de hacer un estudio sobre la materia.

-Si me explicas entenderé mejor tu proposición.

-¿Qué tal una inseminación artificial?

-¡¡¿qué?!! - exclamó Jaaz sorprendida, si no hubiera estado sentada en el suelo, seguro habría terminado de bruces contra él.

-No me digas que tan descabellada es el experimento.

-No, no. Es el mejor que me han propuesto. Aunque el anterior también era bueno.

-Claro que vamos a esperarnos un poco más, pero quería que supieras la idea para prepararte.

-Me parece perfecto Irán, adoraré aquella investigación tan interesante - le dio un beso tierno.

-Vale, Jaaz - habló Irán mientras recostaba a la chica alta en el suelo para luego subirse sobre ella - aunque te confieso que siempre serás mi Conejilla de Indias - apenas dijo esto, besó a Jaazanía con toda la intensidad que sentía y todo el amor que eso conllevaba.

FIN