Conductas peligrosas (2)

Cuando los lugares oscuros y secretos no son tan peligrosos como decia mami...

Cada vez que sacaba a mi perro a dar un paseo por la noche ahí estaba él: vestido de traje y corbata viniendo de alguna reunión de negocios, de ropa informal cuando salía con los amigos o con ropa de deporte, pegada al cuerpo por el sudor, y caminando relajado. Tantas veces nos encontramos que se estableció entre nosotros un silencioso dialogo donde nuestras miradas se cruzaban y nuestro lenguaje corporal lo decía todo.

Fue en una ocasión cuando venia del gym que se produjo entre nosotros una verdadera conversación más allá del "Hola, ¿qué tal?" me siguió espontáneamente por la cera del edificio y pude fijarme en él con mas detenimiento como seguro lo estaría haciendo él en ese momento. Me encogí sintiéndome mínima ante sus casi dos metros de estatura, la masculina belleza de su cuerpo y cara, y el poder innato con el que parecía andar. Se ganó a mi perro en dos segundos y a mi me llenó de la ya conocida desconfianza que me arropa ante un hombre atractivo.

Traté de buscarle algún defecto, como la pequeña cicatriz que surcaba una de sus cejas, pero me fue imposible no admitir que hasta ese detalle lo hacia mas atractivo aun dándole un aire casi peligroso. Su suave voz retumbaba en todas las esquinas de mi cuerpo mientras el trataba en vano de sonsacarme alguna información que me negué a revelar ¿para qué? me pregunte, mañana habrá olvidado el incidente tan rápido como se olvidan todos los encuentros fugaces.

Pero a lo largo de los días los espontáneos encuentros se fueron sucediendo con sospechosa naturalidad, esperó lo suficiente para hacerme notar que le gustaba y claro observador, como es, no me lo dijo a quemarropa para que no saliera espantada ya que de alguna forma averiguó que yo en esto de los encuentros furtivos no tenia mucha práctica, pero hubiera sido mejor que someterme a ese silencioso escrutinio que me hacia resquebrajarme preguntando que pensaría de mi.

Varias veces se quedaba, adrede, detrás de mi y entonces podía sentir su mirada recorriendo la curva de mi trasero tratando de calcular la redondez de mis nalgas o la suavidad de mis caderas, entonces caminaba rápido como si huyendo físicamente de el pudiera borrar la intensidad de su mirada sobre mi.

La noche de los viernes él siempre se quedaba en casa viendo televisión hasta tarde, desde ese primer encuentro la pasaba acompañándome en mi ronda habitual con mi perro. Esa noche del viernes me obligue a salir más tarde de lo habitual presionada por la idea de que no debía involucrarme emocionalmente con este hombre que lo mas probable es que fuera todo un Don Juan.

Pasaban de las once cuando salí de mi casa llevaba el pelo recogido en lo alto de la cabeza, una camiseta blanca y mis pantalones de deporte. Caminaba algo ofuscada pues la alta humedad del ambiente estaba haciendo estragos en mi sistema nervioso, sentía los pezones sensibles y tenia que hacer un esfuerzo por llevar aire a mis pulmones. Mi perro se paró al costado de un gran árbol florecido de preciosos capullos que se abrían a la noche derramando su perfume en el ambiente, inspire profundo sintiendo como me relajaba ante el olor y me solté el cabello permitiendo que la negra cascada me bañara los hombros.

-Buenas noches vecina.

Dijo una voz de mas por mi conocida y yo ahogué una exclamación de sorpresa al girarme para verlo apoyado contra la pared de su edificio con toda la cara de estar aguardando una presa esperada y por demás deseada.

-Llevo horas esperándola- añadió.

-Bueno..- me aclare la voz esperando que saliera normal y no con esa ronquera nerviosa-yo tenia cosas que hacer y... mentiroso!!!- le grite al ver la sonrisa sinvergüenza que tenia en la cara.

Comenzamos a caminar sincronizando los pasos poco a poco, yo le conté cosas de mi día y él, a su vez, me contó cosas del suyo. Me colocó una mano en la espalda baja como si fuera la cosa mas natural del mundo y yo no pude evitar un respingo involuntario de sorpresa ya que era la primera vez que establecía conmigo contacto físico, habíamos caminado un buen trecho y creo que interpretó el movimiento involuntario de mi cuerpo como un gesto de cansancio.

¿Estas cansada?- preguntó haciéndome cruzar la calle- podemos tomar un atajo- me dijo guiándome hacia un callejón que efectivamente servia de atajo hacia nuestro edificio, cuando me di cuenta hacia donde el me estaba dirigiendo me pare mirándolo a la cara con aprensión-¿ Piensas que me ve voy a aprovechar de ti?- preguntó entre risas sumergiéndose en el callejón, yo me sentí tonta por tener ideas tan locas y lo seguí.

Había avanzado justo tres pasos al interior del callejón cuando el me quito la correa de mi perro la soltó del collar de este y le dio dos palmadas para que se fuera, el muy traidor obedeció en el acto.

-Porque eso es justamente lo que pienso hacer...abrí los ojos como platos mientras el recostaba mi cuerpo contra la pared más cercana y oprimía el suyo propio contra el mío, apoyé las manos contra su pecho empujándolo pero él solo se apoyó más contra mi e inclinó la cabeza para besarme asaltando mi boca en un beso hambriento, su legua resbalaba por mis labios incitándome a abrirme a él. Quería recobrar la cordura, salir de aquella densa maraña que tan hábilmente estaba tejiendo con su boca, me estaba ahogando y con un gemido atormentado capitulé a su boca que saqueo la mía como si nunca pudiera tener suficiente de mi.

Me dejo tan rápido como había exigido mi participación solo para observar el gesto de anhelo que se reflejaba en mi cara, abrí los ojos confusa y el me acarició la cara con el índice para luego cambiar de dedo y recorrer mi labio inferior con el pulgar, su mano se abrió en mi cuello acariciando con deliberada lentitud su extensión.

Sentía los pechos pesados y ciertamente me costaba respirar pero él no me abarcó los senos como yo había esperado si no que se paseo por el valle oculto entre ellos siguiendo hacia abajo hasta toparse con el obstáculo de la cinturilla de mis pantalones que recorrió con los dedos hasta meter la mano dentro y acariciarme la piel caliente de deseo.

Sus dedos jugaron con mi bajo vientre sonriendo él al verme morderme los labios desesperada, metió las manos dentro de mis bragas y descendió jugando a cada trazo que agotaba, cuando llego a mi clítoris no pude evitar gritar de satisfacción, él me besó para callarme, satisfecho hasta lo indecible con el mismo. No podía tener las manos quietas, lo acariciaba todo los que podía, enredaba las manos en su pelo, abarcaba su espalda, me extasiaba en su pecho y fue él mismo quien guió mi mano hacia su sexo que hinchado esperaba mis caricias, intenté apartar la mano ruborizándome hasta la raíz del cabello pero él la retuvo apretándola contra su pene que pulsaba por salir de su prisión, no se pudo contener y se bajó los pantalones acariciándoselo el mismo.

-Estas loco!!! – exclame medrosa.

Otra vez hizo caso omiso de mis vanos intentos de alejarme de él y tomándome de la estrecha cintura me izó hasta su altura logrando poner su boca contra la mía que besó suave obligándome a ceder, bajó con su boca hacia mi cuello que mordió haciéndome gemir y tensarme contra él como la cuerda de un violín y subió de nuevo hasta encontrar el lóbulo de mi oreja que se metió en la boca susurrando incitador:

¿No lo deseas? Yo llevo semanas esperando llevarte a la cama.... aunque esta noche no va a poder ser- dijo ronroneando contra mi cuello y frotando la nariz contra mi piel.

"Que haga conmigo lo que le de la gana" pensé y enredé las piernas alrededor de su cintura cediendo a mi deseo de ser follada tanto como al de él de follarme. El apoyó mi espalda contra la pared y me saco la camiseta por la cabeza para luego quitarme el sostén y quedarse embobado mirando mis pechos pequeños que traté de cubrir.

-Bellos, dijo con la voz ronca, perfectos, añadió metiéndose todo un seno dentro de su boca y chapándolo produciéndome el dolor más dulce que jamás he sentido, la humedad de su boca contra mi piel desnuda era mucho mas de lo que podía soportar y mientras la sensación me atravesaba como un rayo, un fuego exquisitamente dulce se fue acumulando en mi bajo vientre, agité las caderas inconscientemente y como si adivinara donde se concentraban mis deseos apretó mis caderas momentáneamente para luego dejarme en el suelo y quitarme rápidamente los pantalones. Deslizó una de mis piernas sobre uno de sus hombros y enterró la boca en mi coño sin darme tiempo a sobreponerme, su lengua se deslizaba entre mis pliegues, a veces presionando contra mi clítoris hinchado, a veces penetrando mi entrada.

Los coches pasaban a ambos extremos de la calle pero yo era ajena a todo menos a lo que ese hombre despertaba en mi, estaba a punto de venirme pero no quería... no todavía y cansada de mi actitud pasiva halé su cabello obligándolo a pararse y a que leyera en mis ojos que si no me penetraba en ese mismo instante me iba a morir...

No te vas a morir.... lo oí susurrar ¡lo había dicho en voz alta!

Otra vez me izó hasta su altura y yo no pude esperar para enredar las piernas en su cintura, me abarco las nalgas con las manos entreteniéndose amasándolas un poquito para luego colocarme justo encima de su dura polla, sentí la presión que ejercía en la entrada de mi coño y cómo, con dificultad, se deslizo en toda su extensión en mi interior.

-Ahhhhhhh!!!!! Eres tan estrecha....

Gimió él sobrecogido, ahora quien controlaba su placer era yo y moví las caderas deslizando su pene hasta casi fuera de mi coño haciéndolo entrar otra vez, repetí el movimiento varias veces consiguiendo arrancarle varios gemidos, entonces agite las caderas en círculos alrededor de su polla empapada de mis fluidos, el tenia el ceño fruncido y la mandíbula apretada mientras yo encogía mis músculos vaginales contra su verga tratando de sacarle hasta la ultima sensación del cuerpo.

Me miro casi al borde de correrse y, al ver la malvada sonrisa que le regalé, me apoyó la espalda contra la pared y agarro mis caderas fuertemente al tiempo que me embestía furiosamente me grito:

-Bruja!!!

Su pene se frotaba contra mi clítoris al entrar y salir haciendo imposible que pudiera contener la marea de sensaciones que me arrastraban hacia un delicioso orgasmo, él se metió uno de mis senos en la boca sensibilizándome el pezón y ya no pude aguantar más, meciendo mi cuerpo contra el de él al encuentro de sus acometidas solté un alarido de placer y me deje arrastrar por las maravillosas sensaciones que con maestría el había creado en mi.

Casi apunto de correrse me bajo al piso obligándome a arrodillarme, me introdujo su pene en la boca sosteniéndome del cabello la metió una, dos , tres veces hasta que sacándola rápidamente de mi boca y meneándosela violentamente arrojo varios chorros de esperma espeso y caliente sobre mis senos desnudos.

Lugo limpio el desorden que el mismo había hecho en mi pecho y poniéndome la ropa con una delicadeza que contrastaba con el salvajismo que antes me mostrara me acompañó a buscar a mi perro, me llevó a la entrada de mi edificio y se despidió de mi con un beso en la boca y un débil buenas noches.