Condominio (1)

Sofia disfruta de exhibirse a sus vecinos mientras toma el sol pero...

CONDOMINIO - I

Como todas las tardes en que el día se alarga bajo los inclementes rayos del sol, Sofia sube a la azotea del edificio de apartamentos donde vive, esta aburrida como todas las tardes, lleva puesto únicamente su bata de baño unas chanclas de colores chillantes, lleva su enorme toalla bajo el brazo y su aceite bronceador en la mano. La azotea a estas hora esta desierta, como siempre. La ciudad parece desaparecer al rodear los inmensos tinacos que abastecen al edificio de agua potable. Ahí tras ellos tiene su rinconcito privado, oculta y a la vista de todos. Lo sabe.

Aparentemente nadie mira, pero sabe que hay docenas de ojos puesto en ella ahí, omnipresentes.

Extiende su toalla sobre la loza, deja caer su bata de baño y deja al descubierto sus rotundas formas, Sofia, a sus 37 años es una mujer hermosa, morena de piel canela y bronceada, larga cabellera azabache atada en una cola de caballo que llega mas debajo de media espalda, su cuerpo es macizo de curvas generosas, aun que robusta su cintura se estrecha, su vientre es plano por la ausencia de hijos y la dieta, un descuido y se convertirá en un bodoque como sus hermanas, ella esta en el punto exacto. Sus piernas son largas y bien marcadas, sus pechos son generosos y formes, sus pezones se revelan reveldes sobre la delgada tela del sostén. Esta excitada, sabe que la miran y lo disfruta. Hoy especialmente sospecha que será un día especial.

Se sienta sensualmente sobre la toalla y duda un momento, con una sonrisa traviesa se despoja de la parte superior de su bikini. Sus pechos se agitan libres al aire y siente una deliciosa satisfacción, una irrefrenable necesidad de libertad, de romper la ultima atadura del mundo civilizado y lentamente también de despoja de la tanga.

Así, se siente acariciada por completo por los rayos del sol y la brisa de la tarde, se siente acariciada por las docenas de ojos que sobre ella se posan, sabe que varias manos han salido en busca liberar otros tantos miembros que asfixiados se retuercen adoloridos prisioneros en el interior de la ropa.

El aceite corre por su piel desnuda con intima sensualidad, sus manos recorren su cuerpo como las manos de un amante imaginario, cada rincón, cada curva, su cuello, sus brazos, sus pechos, con singular espero en la punta de sus pezones, hasta las aureolas hoy parecen ser más grandes. Sus piernas, una a una, cada centímetro es cubierto con mucho cuidado, esas piernas que han provocado infartos…su sexo, el aceite resbala entre sus dedos que se hunden en la maraña de su vello. Debió depilarse piensa ahora mientras no puede evitar encorvar la espalda lanzando sus pechos al aire, sus pezones apuntando al cielo, de rodillas con las piernas abiertas y el bronceador empapando sus dedos, dedos que se deslizan sobre el botón de su clítoris y hacia el interior de su vagina….mas y mas rápido, mas y mas profundo…mas adentro y mas fuerte.

Se deja caer de espaldas desfalleciente, resoplando, todavía convulsionándose por la intensidad del orgasmo.

Sus manos aun juguetean sobre su piel que arde aun que ahora con suavidad. Se imagina la docena de penes que están erupcionando a la par que ella, la imagen de sus vecinos, retorciéndose con sus miembros escurriendo miel y la visión de ella tan clavada en sus ojos que la soñaran esta noche, que cogerán con sus esposas, amigas y novias llevándose imaginariamente a ella entre sus piernas.

Se da la vuelta sintiendo que el sol comienza a calarla, su trasero turgente se yergue como una montaña de deseo. Generosamente se aplica más bronceador, sus manos ahora frotan con vigor sus macizas nalgas, la gruta entre ellas, separa las piernas invitando al sol a llegar al más intimo rincón, con delirio siente el calor acariciar la apretada rosa oculta entre sus nalgas…casi como si fuera un beso…el aceite corre generoso, se desliza cosquilleante, sus manos separan sus nalgas ofreciendo hermoso espectáculo a sus admiradores, ¿Cuántas vergas se han erguido nuevamente ante esa visión?. El calor del sol las toquetea, siente su fuego recorrer la línea de su vagina a ano…tiembla en anticipación a un nuevo orgasmo. El sol la acaricia con más intensidad, casi como una lengua real, ardiente y ruda que se hunde empapada de aceite entre los pétalos de su rosa, penetrando lentamente en el corazón de su ano….

Salta y reacciona al sentir que esa caricia no es imaginaria, no es el sol quien se cuela en delirante beso al interior de su culo. Manos fuertes y callosas la sujetan, la aplastan contra la toalla con una fuerza descomunal nacida del deseo, intenta girar su rostro para mirar quien… un puño de acero la sujeta por el cabello inmovilizándola, solo alcanza a ver un cuerpo delgado sobre ellas, fibroso, músculos forjados en el trabajo rudo… Don Benigno, el conserje

Siente la verga del hombre como un garrote labrado en madera ruda, nudoso como el tronco de un árbol y así de grueso y sólido. Siente esa verga frotarse de arriba abajo en el canal entre sus nalgas, lubricándose con el bronceador, toquetenado su ano como esperando invitación…Sofia se retuerce luchando por librarse, las rodillas del hombre forzán las piernas a separarse, de sus labios escapa un quejido cuando siente el impacto de ese ariete contra su flor que comienza a desojarse, contrae su ano en un intento de protegerlo pero violentamente es forzado a entregar un beso cuando la punta de la verga penetra más adentro y vuelve a salir.

El dolor la paraliza, la aplasta aun más contra la toalla a la cual muerde para ahogar un grito…un segundo golpe ahora más severo vuelve a abrir los pétalos de su flor que rendida se desmadeja dejando paso libre al extraño que robara su néctar…tres, cuatro golpes vigorosos más y la cabeza de esa verga entra victoriosa y sin resistencia, el ano de sofia se rinde abrigando al colosal miembro en calido abrazo.

Benigno siente la rendición de ese culo, su obsesión, con media verga ensartada entre las nalgas, Sofia, la esposa del arquitecto se retuerce prisionera bajo su cuerpo, ahora puede darse el lujo de recorrerlo todo, amasar esos pechos, tirar de sus pezones, frotar sus muslos, adueñarse de esa vagina que también quisiera devorar… Sofia se retuerce, gime, pero sus esfuerzos ya no son para librarse, su cuerpo se contorsiona como una serpiente, abre más las piernas y empuja hacia arriva, su culo se levanta y se entrega a su conquistador, rendida, la verga lucha por continuar su avance y Benigno se afianza de esos pechos enormes como melones…empuja con toda su fuerza, siente el dolor de su piel estirarse al maximo, casi rasgarse, su verga se hunda asta el tope y siente la presión estrangulante del ano mordiendo la raiz de su verga como amenazando no soltarla nunca. Sofia muerde la toalla mientras un orgasmo mescal de dolor y pasión la electrifican. Benigno hace uso de toda su fuerza para lograr comenzar el meti-saque de aquel culo glorioso que resplandece bajo los rayos del sol. Sus musculos se tenzan, tiembla por el deseo, el esfuerzo, a sus 50 años siente el corazón traicionarle mientras resopla como un bufalo cabalgando en el ano de una escultural morena de rotundas formas que se agita como un corcel que se resiste a se domado. Su verga entra y sale cada vez más rapido de aquel rincón de placer mientras los labios anales succionan cada vez con más fuerza y violencia a su verga.

El rugido de un leon escapa de los labios de Benigno cuando su corazón lo traiciona y estalla es su pecho, sus testículos son cañones cargados con salvas de su propia vida que estallan en el interior de Sofia.

Sofia también se tensa al sentirse inundada por el torrente de miel que estalla en sus entrañas, por un instante se siente traspasada…llena. Se derrumba imaginando un torrente de aplausos de sus admiradores por la fenomenal cogida que le han puesto. Agotada, casi muerta. Siente al hombre derrumbarse también sobre ella. Su verga palpitante empieza a perder dimensiones luego de un instante.

Benigno se pone de pie tambaleante, no fue un infarto…pero sintió como si lo fuera…se maldice al contemplar el cuerpo perfecto de la mujer tirada y desecha sobre los jirones de su toalla. Bien hubiera valido la pena morir en esa faena

Recoge sus ropas y se retira…su cuerpo le pide a gritos una cerveza.

Sofia deja pasar la tarde sin apenas moverse, si, la han cogido y bien quisiera gritarle a sus fans que ahora casi puede verlos amontonados en sus escondites tan solo mirando, contando el anécdota a los que estuvieron ausentes.

Es tarde, se pone su bata de baño y el traje tan solo lo deposita en una de sus bolsas, la toalla no vale la pena rescatarla, es un desastre. Le tiemblan las piernas cuando baja las escaleras, la rosa desojada palpita dolorosamente y tan solo ruega que hoy su marido no llegue con apetito de su culo…pero definitivamente si necesita otra verga en su vagina….