Condición: Curioso. Faceta: su Nena
Poco tiempo perdió en besos o caricias mmm, pues tras desvestirme me tiro sobre la cama, no hubo preámbulo alguno fue a saco, intentando penetrarme sin dilatación alguna, penetración que lógicamente no logro, quedando solo dolor mmm.
Condición: Curioso. Faceta: su Nena
Si me preguntan por mi condición sexual, diría que me considero curioso. No me reconozco como bisexual, pues realmente no me siento atraído por los hombres… solo algunos; diría que tampoco soy hetero… por mis inclinaciones, quedándome entonces con el término de curioso.
Cuando me preguntan qué tipo de hombres me atraen, suelo contestar, solo aquellos que están enmarcados en una edad, no siendo esta otra que entre los cincuenta años y los noventa. Sí eres de los que cumplen, ya no me importa tu anatomía, físico, color o religión, menos aún el tamaño de tu miembro o si, soy el juguete de varios.
No es por ser pesado, pero considero que es importante decir sobre la edad que comencé, considero digo, pues por haceros una idea, mis cambios sexuales, solo esta mención al menos hasta que acabe esta biografía. Aunque cuando me iniciaron, contaba con tan solo trece años, años que estaba cursando sexto de E.G.B., edad que me comportaba como hetero, pues solo deseaban de mí… mi juventud.
También quiero que sepáis, que cuando me inicie, no tenía problemas en casa, no era un chico rebelde, ni era problemático, no buscaba amor que no tenía en casa, ni mucho menos no haber sido correspondido por el amor de una chica, simplemente fue… curiosidad. Siendo la curiosidad lo que me hizo decidirme, esto y el morbo que lo envuelve. Cuando me iniciaron… fue por voluntad propia, no fui forzado, ni sometido, ni violado, si no… seducido, dejándome hacer por esos. No digo que no haya sido… forzado, ni violado, ni me han sometido, pues como practicas curiosas y morbosas, prácticas que llegado a realizar.
Yo a mis iniciadores, los considero como los cursos que pasamos en el colegio. Como bien sabéis en cada curso aprendemos cosas nuevas y distintas, cada uno de estos han estado o pasado por etapas, dejando una huella a su manera, enseñándome, formándome e instruyéndome. Aprovechándose de mí, todo lo que ha podido, ya sea mediante la seducción, el acoso o la extorción, aunque hoy por hoy es sexo… solo sexo. Eso es lo que pienso yo de mis iniciadores, no llamándoles amantes, pues no lo son. Aunque a día de hoy, rara es la vez que no haya uno, que me pida ser su “follamigo”, como si eso lo tuviera en cuenta. Bueno, pues no me enrollo mucho más, comenzare, vale.
Aquel hombre se aprovechó de mi aparente falta de hombría, no siendo esta otra que la falta de vello en mi cuerpo, no saliéndome realmente hasta los diecinueve años. Mi cuerpo como únicos vellos, eran las cejas y mis cabellos, no habiendo mas pelos en mi cuerpo. Mis padres no se extrañaron, solo decían que ya me saldrían, pero dándome la seguridad que sería en abundancia, siendo la verdad así, pues soy un “osito”. Pero aprovechándose de esta carencia, mi “iniciador/amo/amante/pervertidor” y quizás muchas más denominaciones, pero que en verdad no se cual o cuales podría enmarcar, pero que seguramente habría muchas más. Bueno sigo…
En mis últimas “fantasías o depravaciones” o mejor dicho “Kedadas” con José, rondaba los sería dieciséis años, ya había finalizado la EGB (para aquellos que no lo sepáis, pues así me lo habéis hecho saber. En España, al ciclo de estudios primarios obligatorios, es la EGB o sea Educación General Básica). Una vez finalice la EGB, existían dos caminos para continuar estudiando: BUP y la FP, escogiendo yo claro está el primero.
Mis padres me inscribieron en el Instituto Murillo, instituto que debía de cursar los cuatro años correspondientes, pero que en aquellos tiempos, ignoro las influencias, acortaron mis estudios, ampliando el primero y el segundo. Este instituto se encontraba inicialmente en la Avenida del Paseo de las Delicias, cuya prolongación es a la Avenida de la Palmera. Como última reseña sobre a instituto, os debo decir que tras ser trasladado, este edificio se ha quedado a día de hoy, como la sede de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza . Bueno, aclarado esto, continuare donde lo deje, vale…
Como os he mentado antes, mis últimas “Kedada” o “fantasías” con José, fue en la mayoría vestido como chica. Como bien sabéis, no fue por voluntad propia cuando me vestí como una chica, fue aquel hombre el que me transformo, por ser una más de sus pervertidas fantasías. Pero como bien sabéis también, fue José quien llevado por su depravación, dejo que poco a poco otros participara, claro está no de forma directa, pero si mediante caricias y magreos.
No me es difícil recordar, pues como olvidar aquellos momentos, más cuando uno tiene hipermnesia (resumiendo, esto es poder recordar las cosas que hemos vivimos). Como olvidar a José… ese hombre que podría ser mi abuelo, canoso y corpulento, besándome que mientras estaba José besando mi cuello, hombro u orejas, al tiempo que me masturbaba, desde detrás había otro hombre acariciándome las nalgas o pellizcándome… mmm. No os niego que aquello no me pusiera, pero poco a poco, me fue introduciendo entre sus fantasías, acabando por dejar a otros meterme mano… mmm.
Mientras estaba con José, conocí a Manuel, otro hombre mayor, cuya edad rondaría entre los cincuenta y pico y los sesenta años. Cabellos abundantes oscuros mezclados con canas, no muy alto, rondando el metro sesenta y nueve. Corpulento pero cuyas facciones no reflejaban su verdadera edad, notándose además que era de buena posición y con dinero. Mis relaciones con José cada vez eran menos, lógicamente la edad no pasa en balde para nadie, siendo nuestros encuentros cada vez más fugaces.
Creo que por eso, dejo lo mejor para lo último, pues ya no se contentaba en vestirme en chica en la intimidad, sino que acabo por hacerme pasear por los jardines. Llevándome la sorpresa de que nadie se percataba de que era chico, nadie pensó nada, no hubo una mala cara, ni un insulto. Acabando este por cogerme el culo, delante de otros como el, no contento con este gesto, me hizo acepar enrollarnos en una glorieta cercana, como si fuéramos una pareja, como si fuera una puta y él mí cliente, cosa que realmente lo era. Pero a pesar de todo, José, nunca me penetró, nunca intento, nunca me pidió llevarme a una cama. Manuel fue quien tomó el relevo de José, aunque eso sí, otro más que se encariño conmigo, haciéndome saber según el…
- “Nadie me da, lo que me das y ofreces tu”.
Cuando dije antes que Manuel tomo el relevo, creo que fue a raíz de un encuentro, donde ambos coincidieron, José sin saber de él, dejo que participara de mí… mmm. Por supuesto, yo fingí no conocerlo, pero este descubrió el fetichismo de mí amigo, descubrió lo bien que pasaba por ser una chica. Como aquellas prendas femeninas… ropa interior formada por braguitas de encajes blancos y en otras ocasiones tanguita, sujetador de encaje a juego, faldita negra, medias de ligas y en ocasiones con liguero, blusa blanca u otras prendas, colorete, bisutería y demás accesorios.
Fue precisamente Manuel, quien continuando con el fetichismo, acabo por traerme una peluca y aquello que realmente me faltaba, no siendo esto otra cosa que unos senos… mmm. Yo aun así, continuaba con mi doble vida, ya había dejado de ser virgen, pues lo hice con una mujer madura. Mujer que por despecho hacia su marido, le acabo por ponerle los cuernos conmigo, cosa que no me importaba, pues deseaba saber mi condición sexual, dándome cuenta que daba igual que ser, pues un agujero es siempre un agujero… mmm.
Pero a raíz de mi nueva etapa estudiantil, conocí a otro hombre, alternando nuevamente mis roles sexuales con ambos… mmm. Pues como sabes, comencé el instituto en septiembre del 90, coincidí con algunos compañeros del colegio, razones obvias que escogieron el turno de tarde. Como todo alumno tuve compañeros y compañeras, comenzando a enrollarme con algunas de ellas e incluso dos al mismo tiempo, aquellas habladurías me ponían por las nubes.
Como os he mentado, mis encuentros con hombres fueron reduciéndose, cada vez iba a menos. Viendo a Manuel por las mañanas, claro está muy escasamente, pues no deseaba que se me vieran con estos hombres. Pero con el tiempo, me fui aburriendo, echando de menos estos encuentros, comenzando a adentrarme en el Parque de María Luisa nuevamente. Pero no me acercaba donde me inicie, pues no deseaba volver a la misma rutina, deseaba nuevos encuentros, cosa que me quedaba por esa zona, accediendo por el acceso que había tras la estatua ecuestre de Simón Bolívar, tomando normalmente el camino de albero amarillento hacia la izquierda hasta acceder a unos bancos.
Recuerdo pues a veces aun lo hago me sentaba allí a leer, cosa que siendo más bien un adolescente, eres objeto de deseo de todo maduro que por allí deambule. Allí conocí a Juan Manuel, un hombre de unos cincuenta y picos de años, el cual se acercó llamado según el por el libro que leía, pero tras ver su rostro, sabía perfectamente lo que este deseaba realmente.
Me mostraba ingenuo e inocente, cosa que como es lógica a este le gusto, me preguntaba sobre algunas cuestiones que por mis respuestas supo de mí inexperiencia, no dejaba de adularme o ayudarme en cualquier problema que tenía. Hasta que dio el paso que tanto deseaba, no siendo este otro “que posar su mano sobre mi miembro”, calle y espere. Este al ver mi silencio y que no retiraba su mano, actuó comenzando por comenzar acariciar mi miembro… mmm, continuando por magreármelo y con este los genitales… aaahhh, haciéndome sentir lo que llevaba tiempo deseando.
Pero en verdad, mi deseo no era que él me masturbara, pues no es del todo cierto. Las semanas pasaban y con ellas sus pasos, ahora ya no se contentaba por coger mi miembro y masturbarme, sino que tomo mi mano y la poso sobre su miembro. Sacándoselo y hacerme cogérsela… mmm, comenzado a masturbarse, instruyéndome o al menos eso creía, a mi lógicamente me gustaba… aaahhh.
De la masturbación, paso a practicarle el sexo oral… coño a chupársela, su polla mediría no más de diecisiete centímetros, mucho mayor que la de José o Manuel, costándome metérmela en la boca. Pero como José Manuel, me decía…
- “Tu tomate tu tiempo, no tengas prisa, aquí estas para aprender”.
Y es verdad, poco a poco me fui introduciendo cada vez más, llegando José Manuel para aprovechar el momento, introduciendo sus mano por dentro de mi pantalón, introduciéndola por la cinturilla. Poco a poco hasta que sus dedos perforaban mi orificio anal… aaahhh, aquellas semanas fueron muy instructivas, tanto que José Manuel me soltaba…
- “Tú eres muy cuco… eeehhh, como que no es tu primera vez, tú tienes más recorrido que el Carlos Sanz. Que cabrón, como me tenías engañado”.
José Manuel, aprovechando la oscuridad de la tarde noche, me proponía meterme dentro de algunos matorrales, sugiriéndome quitarme algunas prendas. Acabando él por entrar, comenzando a comerme la boca, cosa que yo rehusaba, magreaba mi cuerpo, mancillando cada centímetro con sus enormes y gruesas manos. Cuyos dedos eran las pollas de otros, dedos que cuando me los introducía, acababa mordiendo alguna rama, evitando delatar nuestra presencia… aaahhh. Acabando por intentar penetrarme, no pudiendo ser, pues los nervios nos podían, prometiéndome desvirgarme en otro sitio.
Mientras por las mañanas, aparecía Manuel, magreándome y metiéndome mano, no dejando este de decirme…
“José, como deseo desvirgarte, quiero llevarte a una cama y poderme follar”.
“¿Quiero hacer el amor contigo?”.
“¿Quiero preñarte?, me dejarías mi amor”.
Lógicamente, yo decía que sí, pues deseaba saber, qué es lo que se sentía al hacerlo, deseaba saber que se siente, al ser follado por un hombre… mmm. Pocos meses me falto para los dieciocho años cuando tuve dos encuentros, encuentros en que me marco el cómo y el donde… mmm. El primero fue aprovechando un viaje de mis padres, pues dejaron estos la casa a mi cargo. Semanas previas este acontecimiento se lo hice saber a Manuel, cuya insistencia rayaba con lo molesto.
Aquel día llego, siendo sábado por la mañana, cuando le avise a subir a mi casa, tras entrar este. Poco tiempo perdió en besos o caricias… mmm, pues tras hacerme desnudar, sin preámbulo alguno, me tiro sobre la cama, intentando hacerme el “amor”. Cosa que no sucedió, intentando penetrarme a la fuerza, cosa que no ocurrió, dejando restos de sangre sobre las sábanas blancas. Llevándome al baño, no solo para aliviar mi dolorido orificio anal, sino este aprovecho para embadurnarme de jabón… ooohhh. Me inclino sobre el lavabo, abriendo mis glúteos, coloco su glande entre estos y comenzó a empujar… aaahhh. Mi esfínter se contrajo, lógicamente debido al dolor, no pudiendo follarme y acabar desistiendo. Rogándole dejarlo para otro día, dándole la promesa de volverlo a intentar, dejándole tan caliente como yo dolorido.
Pero no penséis que me dejo, pues tras cogerme de mi cabeza, me obligo a chupársela, me obligo hasta que se corrió, dando alaridos dentro de mí casa, haciéndome sentirme mal, pues no deseaba ser descubierto. Siendo este el culpable de no quererlo hacer sobre una cama, pues mis experiencias fuera de estas, han sido totalmente satisfactorias. Quizás no fuera la cama, sino las maneras, pues estas maneras han sido quien odiara hacerlo en una cama, cosa que siempre he evitado, intentándolo hacerlo donde coja… mmm.
Manuel, fue el que me hizo comprender que yo no era travesti, sino que me habían obligado a vestirme, teniendo ahora la necesidad o gusto por vestirme de chica. No siendo esto nada malo, pues esto se llamaba “feminofilia”, una predilección por vestirme de chica, siendo un estilo de vida muy liberal, no afectando a mí heterosexualidad y al gusto por las mujeres. También fue Manuel, el primero que me invito a su casa, donde tras pedirme que entrara al aseo, pidiéndome bañarme y vestirme de mujer. Ayudándome a colocarme las prendas… braguitas, sujetador y bajo este los senos postizos de silicona, siguió con el liguero, las medias, falda, blusa, tacones, peluca, accesorios y finalmente, el maquillaje. No dejando de decirme…
- “Hoy serás mi nene, hoy serás mi zorra”.
Aquella vez, me vi realmente bella e incluso ardiente, observando en el reflejo del espejo a Manuel mirarme. Como recuerdo aquella vez… mmm. Manuel se me acerco por detrás, no dejando de decir…
- “No puedo aguantar más, estas que mata”.
Comenzando por cogerme el culo, acariciándomelo suavemente… mmm, al tiempo que posa sus labios en mi cuello, besándomelo… mmm, ascendiendo hasta mis lóbulos… primero uno y poco después el otro. Dándome la vuelta, pues busca mi boca, boca que le doy pero que no beso, no perdiendo el la esperanza, sigue intentando entrar dentro, quiere mi lengua y siento como taladra con la punta de su lengua mis labios.
Mientras, no deja de magrear mis nalgas, mientras yo acarició sus brazos, sin saber exactamente que hacer o comportarme. Acabando por hacer lo que mejor hago, magrear primero sobre su pantalón su miembro, continuando por bajar su cremallera, introduciendo mi mano dentro de su pantalón, sacando del interior su dura polla… mmm. Soltándome…
- “Cómemela”.
Me arrodillo, aprovechando por desabotonar el botón de su pantalón, bajándoselo al tiempo que sus calzoncillos. Comienzo a masturbársela con mi mano derecha… mmm, mientras el acaricia mis cabellos. Sujetándola bien por la base, dirijo su glande a mis labios, comenzando a restregármelos, dándole alguna que otra lamida, mientras se estremece… mmm. Para que poco a poco, introduciéndomela dentro de mi boca, chupándosela sin prisa, chupándosela a modo de que disfrute… aaahhh, mientras el sigue entretenido acariciando mis cabellos, alternando ahora con mis orejas… mmm.
Muerdo su glande tiernamente, tomo su tronco con mi mano izquierda, levanto y desciendo con la yema de mí lengua, suspira e incluso se encoge hacia atrás. Pidiéndome…
- “Despacio… despacio, no quiero correrme aun”.
Tomo sus genitales con mi mano derecha, mientras continúo pajeándolo con la izquierda, comenzando a chuparle los huevos, acabando por hacerme levantar. Buscando nuevamente mi boca, boca que una vez mas no entrego, no dejando de comerme los labios. Consiguiendo su propósito, una vez que logra morder mi labio inferior, el mismo dolor me hace separarlos, aprovechando este para recorrer mi boca, buscando mi lengua al tiempo que magrea mis nalgas. No dejando yo de masturbarlo… ooohhh.
Intenta bajarme la falda… cosa que impido, continuando por subírmela, notando muy a pesar mía, como mi miembro esta que se quiere salir de las braguitas… mmm. Comienza el a masturbarme, cosa que evito, haciéndole saber…
- “Mira ahora, me considero mujer… y como mujer, me debe de tratar como tal. Si quieres a un hombre, te esperas que me desvista”.
Rápidamente suelta mi miembro, se inclina y comienza a comerme el culo, cosa que hasta ese momento, nunca había experimentado. Levantándose, impregnándome con crema hidratadora mi orificio anal, comenzando a penetrarme con sus dedos… aaahhh, comenzando con el meñique… uuummm, continuando con el corazón… ooohhh, finalmente con ambos… uuufff.
Sacando sus dedos se acerca, siento su glande presionar mis nalgas, soy yo quien acaba por cogérsela, me siento caliente, me siento salido, desafiante, con deseos de algo nuevo. Toma su polla y se coloca un preservativo, no digo nada, pero mi rostro era de pena, pues deseaba sentirla viva dentro de mí. Pero aun así, soy yo quien, tras coger su polla, me la pongo en mi orificio y presiono. Me enrojezco cuando lo veo mirarme en el espejo, está contento que me va a follar, noto su glande dentro de mí… aaahhh. Grito…
“Aaahhhyyy… aaahhh… aaahhh”.
“Aaahhh… ooohhh… uuummm”.
Muy despacio va introduciéndomela… mmm, hasta sentir como me golpea con su pelvis mis nalgas, contento comienza a acelerar… aaahhh. Ignoro el tiempo que lleva penetrándome, pero a medida que acelera sus embestidas, mas cerdo y brusco se pone… aaahhh, pellizcando mis verdaderos pezones, mordiendo mi cuello, dándome más de un azote… uuummm. Sacándomela con violencia, haciéndome arrodillar, para acabar descargando sobre mis pechos falsos de silicona… mmm. Recuerdo lo contento que esta y se muestra, contento por haberme desvirgado, cosa que yo dude, pues a pesar del dolor inicial, luego supuse que se le había sacado, cosa que follo mis muslos, llevados por el placer.
Manuel me llevo a su casa en dos ocasiones más, cuyas ocasiones acabamos de la misma manera, no pisamos para nada su dormitorio, ni tan siquiera vi su cama, solo estuvimos en el aseo… mmm. Después de eso, desapareció, creo que hubo problemas con su empresa o quizás fuera su matrimonio, lo cierto es que con él, desapareció mi etapa fetichista. Digo desapareció, porque se quedó sin darse cuenta con todo, se quedó con todas las prendas, quizás su mujer encontró estas, creyó que eran de Manuel o quizás de alguna “amiga”.
Bueno, yo de todas formas, continúe con José Manuel, el cual acabo por llevarme al descampado de la feria, lugar donde en Sevilla montan la Feria de Abril. Allí José Manuel, no solo me desvestía, sino… bueno creo que eso lo dejaremos para otra ocasión.
Antes de despedirme, os debo confesar que con dieciocho años, entre por primera vez en un cine X, cuya señora de la taquilla, no creía ni que tuviera tal edad, llegándome a pedir el DNI. Una vez dentro, mi primera vez allí dentro, supero mis expectativas, quedándose en mi mente grabada. Y los diecinueve años, comencé a tener vello en todo mi cuerpo, edad en que hice mi Servicio Militar, entrando en el cuarto remplazo.
Bueno aquí finaliza otra anécdota más de mí vida, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios, pero, por favor, no me seáis muy crueles. Sé de sobra que me gusta recibir como la zorra sumisa que soy, pero aun siendo sumiso me va probar cosas nuevas, moviéndome por el morbo y la curiosidad. Mi email es Jhosua 1974 @ Gmail . com (lógicamente va todo junto).