Concurso de Miss Costa

Este bombón esta decidida a ganar al precio que sea.

— Sr. Romero, baje a recepción por favor… ha habido un incidente en el parking con su coche— me dice una agradable voz a través del teléfono del hotel donde me hospedo.

Un tipo de mediana edad, de aspecto jovial y simpático se dirige a mí con toda confianza, deduciendo por mi cara que soy el afectado. Me hace bajar al parking para enseñarme el pequeño daño que me ha hecho, y en una mesa de la recepción hacemos los papeles del seguro.

Es un tío muy divertido y sociable. Correspondo a su amabilidad con alguno de esos chistes que se guardan para estas ocasiones. Reímos juntos durante un rato y mientras nos tomamos unos cubatas.

Durante este rato no he podido evitar mirar a mi alrededor pues entran y salen unas chicas que quitan el hipo. Parece una convención de modelos y se me van los siguiendo sus hermosos cuerpos.

— Son bonitas las chicas ¿verdad?­— me pregunta.

— las tengo aquí concentradas para evitar a las familias… mañana es el concurso de Miss Costa… y es mejor que estén tranquilas—

— ¿qué?... no entiendo... ¿tú las tienes?...¿qué quieres decir? —, le pregunto extrañado.

— Si hombre… yo soy el organizador de la elección… ¿entiendes? —

— Guauuuu… que tío más suertudo… están riquísimas….—, le digo con la baba a punto de caer.

— Te acostumbras y luego lo ves de lo más normal—, me comenta.

— Yo todavía no estoy acostumbrado… para nada… joder! Qué buena esta aquella morena… y esa que sale!!... es….es… demasiado—, le confieso con los ojos a punto de salir de sus orbitas.

— Esta noche te voy a mandar una… para que la estudies… ¿qué número de habitación tienes? —, me dice mientras yo empiezo a alucinar.

— La 325… si la 325….—, le digo muy alterado.

Son las diez y cuarto, la hora convenida para que reciba la visita de una de las chicas en mi habitación.

Toc…toc, abro y la contemplo. Es una preciosidad de chica. Rubita, con abundante melena muy ondulada que le da mucho volumen. La cara casi angelical, con labios rojos y carnosos, y una expresión de niña buena que te deja pasmado. La hago pasar y me quedo casi atolondrado por la impresión recibida.

— Me ha dicho el señor Chacón que viniese hacer la entrevista con el jefe del Jurado—, me dice con un tono de voz tenue y algo tembloroso.

— Si, si… pasa… pasa… siéntate en esa butaca mientras preparo los papeles”, le miento improvisando sobre la marcha.

Saco de mi maletín un block de notas y me invento unas preguntas sobre ella, sobre su trayectoria y sus aspiraciones. La chica está bastante nerviosa y se la nota incomoda. Le gasto unas bromas para romper el hielo y a partir de ese momento la cosa queda mucho más distendida.

Después de unos minutos de encuesta, llega el momento de la verdad. Siento bastante pudor y me siento un poco culpable por aprovecharme de su cándida inocencia. Sin embargo, estoy dispuesto a disfrutar de su maravilloso cuerpo.

— Bueno, ya esta todo! —, le digo.

— En serio… no me tengo que quitar la ropa? —, dice ella sorprendida.

— Eso quería decir yo… que ya está bien de papeles!… ahora por favor te pones de pie….—

— …te mueves un poco por la habitación… así… ondulando las caderas… inclinándote sobre el escritorio…bueno como tú quieras! — le digo dándole a elegir sus movimientos.

— … te quitas la camiseta… eso es muy bien… tapate los pechos… y los vas descubriendo poco a poco… así…así… muy bien—

—… parece como si lo hubiese ensayado, muy, pero que muy bien!! —

La ánimo para que supere el pudor que la impide mostrarse en todo su esplendor. Tiene unas tetas perfectas, ni muy grandes ni muy pequeñas. Erguidas como dos volcanes y coronadas por unos pezones también medianos, sonrosados y algo erizados.

Finalmente, me las enseña muy orgullosa de ellas. Las hace mover dando unos saltitos en el suelo y yo no puedo evitar un silbido y un corto aplauso.

Vaya calentón que he cogido con la nena!. Realmente esta para comérsela enterita.

— Por qué no te quitas el pantalón también…tengo que verte las piernas, y las caderas bien de cerca—, le digo esperando que me obedezca.

Superado el reparo inicial, la chica encuentra mi petición de lo más normal y haciendo equilibrios, se quita las sandalias de tacón alto que lleva y con bastante dificultad se quita el ajustado pantalón.

Yo estoy que no quepo dentro de mí. Estoy disfrutando de su cuerpazo como nunca soñé. Poco a poco van apareciendo sus caderas, su bajo vientre, sus braguitas tanga, la parte superior de su culo, y luego sus glúteos al completo.

—¡Ufff, que culo… que piernas… y que coñito tan rico debe tener esta preciosidad de mujer!!! —

Termina de quitarse el pantalón y hace ademán de recogerlo del suelo…

— Si… si… agáchate despacio y haz como si lo recoges… despacio, despacio… y luego se tapas con ellos y vas enseñando poco a poco tu cuerpo… como si estuvieses en una sesión fotográfica, así…así…— le digo.

— Es importante que comprobemos tus dotes para la fotografía—, le miento, sin arrepentirme.

— Sé que esto no debo pedírtelo, pero me ayudaría mucho a decidir mañana… quieres quitarte las braguitas… sin compromiso!... si no quieres no pasa nada  ¡eh!… solo si te apetece—

Tras unos instantes de duda, la chica se decide, se quita las braguitas muy despacito, como interpretando un papel de una película erótica y me dedica una mirada muy sensual.

Me ha puesto a cien, pero la encuentro tan joven e inocente que me resulta imposible aprovecharme más de la situación.

Así que, tras felicitarla, llenarla de elogios y desearle la mejor de las suertes en el concurso le comunico (a mi pesar), que la entrevista ya ha finalizado.

Tras vestirse mucho más relajada y satisfecha, la chica antes de irse, me mira y me dice:

— Quería pedirle un favor…¿quiere entrevistar también a mi compañera de cuarto?... es una chica muy mona, y tiene puestas muchas ilusiones en este concurso. ¡Todavía no la han entrevistado…porfaaaaaa!  —me suplica mientras aprieta sus tetas contra mi pecho sin sospechar el tremendo efecto que me produce.

— está bien… ahora al volver a vuestra habitación, le dices que venga ella también… pero sin hacer ruido… que los otros miembros del jurado se pueden enfadar— le miento de nuevo.

Llaman a la puerta. Al abrir me encuentro con otra monada de chica. Esta parece un poco mayor, y también tiene un cuerpo soberbio.

La hago pasar y empiezo de nuevo el teatro de las preguntas. Luego le digo que haga unas poses para mí, fingiendo hacer en encuadre con las manos como si fuese una foto.

Ella sigue mis indicaciones y luego se lanza a quitarse ropa sin que yo se lo diga. El cuerpo que me muestra es sensacional y no me extraña que tenga serias aspiraciones por ganar el concurso. Le digo que adopte las posturas mas sexy y ella responde a las mil maravillas.

Se coloca de forma que dan ganas de comérsela viva, y parece salida de una sesión fotográfica del PlayBoy. No contenta con esto, se desnuda totalmente con mucha profesionalidad y luego me enseña sus más íntimos secretos como si de una sesión porno se tratase.

No dejo de resoplar y ella cada vez va más lejos enseñándome de cerca su culito, sus pechos e incluso separando sus labios para que vea su escondida perlita.

Cuando ella ve que ya estoy a tope, con voz algo entrecortada pero decidida me propone:

—Este año quiero ganar… estoy convencida de que puedo hacerlo…y nada se va a interponer en mi camino…¿quieres que te haga una mamada? —

Sacudo la cabeza varias veces pues no termino de creer lo que me está pasando. Antes de que me de cuenta la tengo arrodillada ante mi, desabrochando el pantalón y sacando mi polla al aire.

La empieza a chupar con una maestría propia de una profesional lo que me sorprende para una chica tan joven. Cuando ella me mira y ve mi cara de asombro, me confiesa:

— Ya te he dicho que este año tengo que ganar… me he preparado a conciencia… con mi novio y un amigo suyo… este año no hay quien me pare— y continua con una de las mejores mamadas que he recibido en toda mi vida.

Deverano.