Concupiscencia
"(...) saque mi miembro y recorrí con él la entrada de su vagina, fue agradable sentir que ella estaba húmeda, con el glande de mi pene recorrí en varias ocasiones sus labios vaginales y la entrada de su vagina, solo para entonces penetrarla de golpe (...)"
CONCUPISCENCIA
Después de entenderlo.
Entre a la calle con las luces apagadas, usando solo el freno de mano, y estacioné el auto frente a esa casa abandonada, entre los dos árboles más frondosos y altos de la calle, espere, la penumbra de la noche me ayudaba, la sombra de los arboles hacían difícil que los pocos vecinos de esa calle me vieran. Era un acalle larga y solitaria conformada por la casa de “ella” al fondo y solo seis casas en fila del lado de la banqueta poniente, de las cuales solo dos estaban habitadas, las del inicio de la calle, las siguientes en total abandono y con árboles sin podar, la acera oriente era el límite de una fábrica y no existía ninguna entrada o salida, calle en terracería y demasiados árboles en la acera de las casas, de día sin duda un espectáculo bello la cantidad de árboles, de noche, perfecto para lo que venía…
Al igual que los otros cinco días nadie en esa alejada calle pasaba, mi corazón latía fuertemente, me prepare, me coloque los guantes y el pasamontañas, seguí esperando, vi el reloj, ya solo faltaban 5 minutos, me baje del auto y me dirigí a la casa abandonada, abrí la puerta de la casa quitando la cadena y el candado sobrepuesto que ya días antes había roto, camine hasta el primer árbol donde empezaba la penumbra, entonces a lo lejos la vi venir, como siempre, se acercaba, bella, demasiado bella, demasiado sensual, llevaba unas botas de tacón en punta muy altas, unos leggins negros que delineaban lo sensual de sus piernas y caderas, un suéter gris con rombos oscuros y sumamente ceñido que dejaba ver lo sensual de sus enormes senos, pero lo que verdaderamente me inquietaba era su rostro y su cabellera rizada, eran el marco perfecto; si, alta, bella, delgada, joven, no más de 22 años, sensual, sí, era una delicia sublime, una delicia habitualmente lejana que sería mía; tome de mi bolsillo derecho de la chamarra el pañuelo y de la izquierda la botella con cloroformo, lo humedecí lo suficiente y espere a que ella se acercara, la veía venir contoneando su cuerpo, avanzando por ese camino sinuoso que me hizo preguntarme lo mismo que la vi por primera vez, aquella vez que la fui a dejar como su conductor de aplicación de transporte ejecutivo: ¿Qué hace una mujer tan bella en este lugar?
Paso a mi lado y no me vio, así que solo di dos pasos rápidos hacia ella y la alcance, la tome con fuerza con mi brazo izquierdo abrazándola y con el derecho lleve el pañuelo a su nariz y boca, forcejeo, logró darme un golpe fuerte en el rostro, pero pronto cedió al efecto del líquido anestésico, se soltó y solo le deje respirara cinco segundos más aquella sustancia.
Se desmayó, con firmeza la sujete y la arrastre hacia dentro de la casa abandonada sujetando también su bolso de mano, la arrastre lo más rápido que pude hasta el fondo de la casa, tal y como noches antes lo había planeado, entre a esa habitación, la que parecía ser una pequeña bodega; la recosté en la colchoneta que ya había dejado lista y encendí las velas que también ya había preparado con antelación, cerré la puerta de la habitación para evitar que se fugara algún haz de luz. Entonces la pude apreciar, ahí estaba, recostada, durmiendo, su larga y rizada cabellera parecía que ella misma la había acomodado para recostarse sobre ella, sencillamente era una postal el verla así, parecía el inicio de un puesta teatral…
Me di un minuto para mirarla, absorto, al mismo tiempo sentía un especie de energía fría que recorría todo mi cuerpo y al llegar a mi cabeza sentí un golpe que me sacudió, muy parecido a cuando hueles alcohol… ahí estaba ella, y sería mía, quería empezar ya, pero era increíble verla así, durmiendo tan apacible…
Me acerque a ella y viendo mi reloj, respete lo que ya tenía programado, solo tenía 30 minutos para hacerla mía, para hacerle lo que yo quisiera, me quité los guantes y el pasamontañas y la comencé a desnudar, primero el suéter y la blusa, dejándole solo el bra, era un bra de media copa que hacía ver sus senos más que magníficos y que al retirarle el suéter elevaron mi excitación, pues parecían desbordarse esas hermosas tetas… apenas y si los podía contener aquél diminuto bra.
La acomode y le quite los leggins y las botas, me sorprendió lo estéticas que eran su piernas, no tenía ninguna cicatriz y sus muslos se sentían firmes pero no estaban trabajados, afortunada genética, ahora la tenía ahí, solo con bra y tanga, y la vista era increíble, aquella mujer con cuerpo y rostro de Diosa estaba dispuesta para mí, me acerque y le comencé a besar sus hombros, bese su cuello y me hundí entre su cabello, la fragancia de su cuerpo combinado con el olor de su cabello y su perfume, fue épico, sublime,
Retire toda la ropa de su cuerpo, verla totalmente desnuda fue grandioso…
Comencé a succionar sus senos, sus pezones, amase sus tetas, primero lento, luego firmemente, jugando con sus pezones y viendo como respondían involuntariamente a mis caricias erectándose, era maravilloso oler su cuerpo y sentir que su aroma natural inundaba totalmente la habitación…
La recosté de lado sobre su costado derecho, y flexione su pierna izquierda dirigiendo su rodilla hacia su estómago, me quite el pantalón y me metí entre sus piernas, saque mi miembro y recorrí con él la entrada de su vagina, fue agradable sentir que ella estaba húmeda, con el glande de mi pene recorrí en varias ocasiones sus labios vaginales y la entrada de su vagina, solo para entonces penetrarla de golpe, duro, sin piedad y aun así pude sentir su humedad natural que me ayudaba a penetrarla, entonces disminuí la velocidad de mi penetración y pude sentir como cada centímetro de mi verga entraba y salía en la tibieza de su vagina, incluso dirigiendo mi miembro hacia un costado de su vagina, podía sentir una especie de pliegue que era placentero chocara con la punta de mi miembro.
Le cambie de posición, recostada sobre su espalda levante sus piernas y se las flexione sobre su abdomen, así sus piernas estaban abiertas y a cada embestida sus fenomenales tetas se movían al compás de mi ritmo penetrante, fue exquisito hacer ese ciclo, moviendo mi pelvis hacia ella en tres o cuatro movimientos intensos y parar para lamer sus tetas y mordisquear su pezones solo para volver a repetir ese ciclo que fue glorioso y que deseaba fuera interminable.
Pero lo que anhelaba estaba por llegar, me salí de ella y busque los almohadones que ya tenía listos, encime dos almohadones al lado de ella y la luego la giré sobre los mismos, así quedó ella boca abajo y con los almohadones a la altura de su estómago, su culo quedaba respingado y listo para mi…
Me acerque a ese glorioso orto y lo lamí, una y otra vez, intentando en cada lamida penetrar ese hermoso ano con mi lengua, ese sabor que sé, nunca olvidaré…
Después de devorar su orto y cansar mi lengua intentando penetrarle, con mis manos le separe sus nalgas y acerque mi miembro a la entrada de su culo, con mi mano tome mi verga y nuevamente recorrí con el glande de mi pene la entrada de su culo, la sensación era grandiosa, embarrándole mi liquido preseminal, era demasiada mi excitación, sabiendo cerca el momento mi miembro estaba tan erecto que comenzaba a causar dolor, así que sin más, lo coloque a la entrada de su ano y le penetre fuertemente dejando caer un poco mi peso sobre ella, imagino que el efecto del sedante empezaba a disminuir, o quizá el dolor fue muy fuerte incluso estando sedada, que escuche de sus labios una especie de sonido parecido a cuando sacas aire rápidamente, e incluso sus piernas se tensaron al momento de la primera penetración; ya estaba dentro de ella, podía sentir como su esfínter trataba de expulsar mi miembro de su cuerpo y la presión de ese esfínter alrededor de la base de mi verga fue increíble, comencé a bombear primero lento y después cada vez más rápido, acelerando los movimientos de mi pelvis, era intensa la sensación de abrir ese orto, igual de espectacular ver como su esfínter intentaba cerrarse inmediatamente después que salía mi miembro para enseguida ceder al grosor de mi verga, me concentre en sentir, me sujete a su cadera con apenas un poco de espacio a fin de mover mi cadera cada vez más rápido, jalándola hacia mí, pero al mismo tiempo empujándola a cada embestida, fue intenso, fueron varios minutos gloriosos, y cuando me sentí venir, saque mi miembro y la gire, eyaculando su hermoso rostro, parecía interminable mi corrida, mi semen se agolpo en el lagrimal de su ojo izquierdo, acumulándose ahí, y en diversas partes de su cabello quedaron aferrados diversos chisguetazos de mi semen. Fue bello notar que su rostro además de mi semen, mostraba signos de sudoración, seguramente la excitación fue mayor, aun contra su voluntad…
Solo me di unos segundos para disfrutar mi orgasmo…
Mire el reloj, solo tenía cuatro minutos seguros, me vestí rápidamente, tome una sábana que tenía lista y la puse a un lado de ella, la gire para recostarla sobre ella y jale la sabana hacia la puerta de la casa, me detuve antes de salir, regresé a la habitación y junte su ropa y los almohadones, todo lo que use, incluyendo los guantes y el pasamontañas, tome una botella con gasolina que el día anterior también había dejado ahí y comencé a rociar con el combustible todo lo que había usado incluso la ropa de ella y su bolso, solo saque su celular, regrese a la puerta y jale la sabana con ella fuera de la casa, hasta el segundo árbol frondoso frente a esa misma casa abandonada a unos metros de mi vehiculo y la gire para librar la sabana de su peso, la recargue en el árbol y rápidamente regrese a la casa, arroje arriba del montón de ropa y cojines esa sabana, tome las velas y las apague, excepto una, arroje las apagadas al montón de ropa y enseguida la última vela aún encendida, comenzó a arder todo ese montículo, Salí de la casa, subí a mi auto y me largue de ahí, tome su celular y escribí una nota en los mensajes de texto, en un mensaje de texto que no envié y deje como borrador; puse el celular en modo vibrar, limpie mis huellas y lo arroje por la ventana en el jardín de uno de sus vecinos…
El mensaje era una nota para ella y un pensamiento nuevo para mí:
- Sé quién eres, y ahora sé quién soy yo, te aseguro nunca lo olvidare.