Concierto descontrolado (05)

Tania continua el descontrolado fin de semana. Entre dos de sus amigos sentira cosas que ni se imaginaba... literalmente entre los dos...

Concierto descontrolado V

Únicamente la luz de una pequeña lámpara me indica que no estoy ciega.

El resto de la habitación está a oscuras. Mi sombra se proyecta en la pared de enfrente, delimitada por un círculo de luz blanca.

Mi contorno reflejado en la pared no muestra todo lo que tengo en mi cuerpo. Unos lamparones blancos de una sustancia espesa me recorren de arriba abajo, empezando por la cara y acabando por mis piernas. A mis pies unas gotas caen, acumulándose en el suelo. Menos mal que no es moqueta.

Me mantengo quieta, lo que para mí, es una eternidad. Mirando mi reflejo, como si no supiese de quién es esa sombra. Es que ni me reconozco. Siempre he sido una tía segura de mí misma, sin tapujos en el sexo, pero lo de este fin de semana… Nunca me había imaginado que me vería como me estoy viendo ahora.

Es una sensación extraña. Ahora, después de todo lo que he hecho, me planteo muchas cosas, pero mientras lo hacia….. joder mientras lo hacía…. No me hubiera parado ni una manada de búfalos en carrera. Ahora me siento mal, pero hace un rato ni me he plateado que es lo que estaba haciendo. Me tragaba las dos pollas sin pensar. He dejado que uno me la metiese por mi culito mientras yo le comía el suyo al otro. Joder que guarra debía parecer. Pero que satisfecha.

Poco a poco me voy animando. Estoy hecha una piltrafa. Pero una piltrafa satisfecha. Y cómo. No me he parado a pensar que acabo de realizar una de mis fantasías. Ser compartida por dos hombres a la vez. Jodeerrr.

En fin, lo hecho, hecho está.

Bajo la cara e intento ver cómo estoy. Las tetas embadurnadas completamente. Mi barriga no tanto. Las piernas son un reguero de semen en caída libre. Me acerco a un espejo que hay en la pared. La lámpara me ilumina la cara. Joder, parezco una actriz de peli porno en el descanso. Menudo cromo de cara. Mis labios limpios. Mi frente, otro campo de semen. Joder, menos mal que sólo eran dos. Pero vaya dos. Parece que me hayan echado por encima un barril entero.

Con un dedo recorro mis mejillas.

Una buena cantidad del semen de Jorge está en la punta de mi dedo. Lo miro fijamente.

Ahora mismo podría ser el único ser vivo de la tierra. No veo nada más que esa mancha abultada de líquido blanco. Es una gota de vida, con los espermatozoides que deben ir como locos en busca de su óvulo. Por un momento siento pena por ellos. Han nacido para fecundar y a saber dónde acabarán.

Siempre he pensado que no acabas de conocer del todo a un hombre hasta que pruebas su esencia.

La mancha va haciéndose grande ante mis ojos. Y no porque se autoreproduzca, no.

Me la estoy acercando a la cara.

Mejor dicho, a mi boca, que ya está medio abierta.

La lengua sale un poco y mis ojos se cierran

Ya puedo olerlo….

"Toc, toc." El sonido de unos nudillos contra la puerta.

El dedo se para a escasos centímetros del objetivo.

Sin pensar en nada más, miro a los lados. Soy una guarra, pero no lo debe saber nadie más (aparte de vosotros). Debo encontrar algo con qué limpiarme.

Nada a la vista.

Voy en busca del armario.

Un gran foco de luz me sorprende empezando a caminar.

Me giro hacia él.

Una silueta recortada contra la luz que viene del pasillo. La silueta acaba de abrir la puerta. Y me está mirando.

No es muy alta. Tiene el pelo largo. Su cintura y el contorno de su pecho me indica lo femenina que es.

"Vaya, menuda imagen" me suelta la, hasta ahora, desconocida, antes de cerrar la puerta y devolverme a lo profundo de la oscuridad.

Vosotros no le habéis oído la voz. Si lo hubieseis hecho sabríais que es Isa. La novia de Sergio, el megapollón.

No puedo verla. Igual que yo, está en la oscuridad más cerrada.

"bueno, bueno. Parece que nuestra amiga se lo ha pasado bien con nuestros amigos. Y dime , ha valido la pena?" me dice la oscuridad. –"Seguro que sí" se responde lla misma

Evidentemente no pienso contestarle. Entorno los ojos intentando enfocar y acostumbrarme a la oscuridad.

Sé dónde está por su voz, pero no llego ni a intuirla.

-" Parece que te han dejado bien guapa. Además todo el pasillo así lo demuestra"- me vuelve a decir.

-"¿Qué dices del pasillo. Qué te enrollas? Le digo todo lo imbécil que puedo sonar.

-"Ja, pues que el suelo del pasillo se parece a ti. Todo lleno de semen. O has sido tú que has ido goteando tu excitación. No. Eso era semen. " me dice mientras deja que la luz de la lámpara le ilumine de cintura para arriba.

Lleva un camisón semitransparente que permite intuirle los pezones. Su pelo rubio, teñido evidentemente, le cuelga por los hombros. Seguro que Sergio le agarraba de él mientras se la follaba.

De repente, su voz cambia de tono para alcanzar otro mucho más jovial y amable: -"Bueno, para eso hemos venido, no? Para pasárnoslo bien. Y las dos lo hemos hecho. Venga, ven, que querrás limpiarte". Al instante, desaparece del halo de luz. Al poco se vuelve a abrir la puerta: -"Venga, ven conmigo" y desaparece por el pasillo hacia la izquierda.

Esta tía no me cae nada bien, pero necesito una ducha. Sin perder un instante la sigo.

Al llegar a la puerta vuelvo al pasillo donde he estado hace unos minutos. Isa está unos metros a mi izquierda, ante una puerta. La abre y se mete por ella.

Mirando a la derecha, a ver si alguien me va a ver, me dirijo a donde está Isa.

Mi embadurnado cuerpo cruza la puerta y la cierra detrás suyo.

Estoy en un lavabo.

Isa ya ha abierto el agua de la ducha.

Es grande. Como todo lo que hay en esta casa.

-"Venga, todo tuyo. Ya está caliente" me dice mientras se sienta sobre la tapa del wáter que está al lado de la bañera.

Demasiada simpatía, pero no estoy para negarme a nada.

Así que me introduzco en la bañera, dispuesta a limpiarme y disfrutar del baño.

Ya noto el agua recorrer mis pies. Es reconfortante, pero no estoy cómoda. Una desconocida está sentada a mi lado. Mirándome mientras de ducho. Por muy tía que sea, no me gusta.

Intento olvidarme de ella. Necesito el baño. Además, estoy en "su casa". No la voy a echar.

Me agacho a recoger el teléfono de la ducha.

-"joder tía, menudo boquete. Eso es un culo o un túnel?"

Inmediatamente me levanto como si hubieran tirado de mí y cierro las nalgas con todas mis fuerzas.

-"Aaah" Me duele el culo.

Isa no para de descojonarse. Se va a caer del inodoro. Con una mano se tapa la boca intentando reprimirse y con la otra me señala. Las lágrimas empiezan a aflorar en sus ojos.

-"Pero si te han destrozado. Cuidado al agacharte, que seguro que no tienes ningún aguante ahí debajo. A ver si se te escapa algo." Mientras vuelve a troncharse de risa.

La miro fijamente de arriba abajo. Por un instante pienso que le voy a arrear con el mando de la ducha que tengo en mi mano. Pero no, se me empieza a escapar la risa a mí también.

Las dos nos lanzamos a un torrente de risas y carcajadas.

-"Jaja. Pues mira quien habla. Si lo mío es un túnel , a ti te deben dejar como un volcán." Nada más decirlo, paro de reír.

Igual que Isa.

Silencio tenso entre las dos.

-"Por qué?"- me dice otra vez toda seria.

-"Eeehhh" – debo ser rápida, no puedo vacilar- "es que os hemos visto antes. Y he visto a tu novio". Un mal menor. Bien Tania.

Isa se pone roja hasta las cejas y aparta la mirada de la mía mientras se tapa las tetas con los brazos. Vaya, la he pillado. No se lo esperaba. La mejor defensa es un buen ataque.

-"Nos has visto antes?. Qué vergüenza"

Vuelve el silencio.

Yo empiezo a mojarme entera, mandando la esencia de Jorge y Alberto desagüe abajo.

-"Entonces has visto a Sergio?" añade Isa.

-"Si claro. Menuda joya tienes. Las hay con suerte" – le digo mientras empiezo a mojarme el pelo.

-"No te creas. Al principio me dejó alucinada. Nunca había visto algo semejante. Y pensé igual que tú. Pero…"

-"pero qué?" le contesto. Aún se quejará la tía

-"Joder. Es que a veces pienso que me podría matar con eso. Y no vas desencaminada. Cada vez que hacemos el anal. Me deja para el arrastre un par de días. Si puedo, yo lo evito." –durante un momento para de hablar y vuelve a fijarse detenidamente en mí.- "No sé, tengo ganas de probar cosas más delicadas"- remata.

Uyy, uy, uy –pienso para mis adentros- espero que eso no haya sido un tejo… dejo un poco de jabón en la palma de la mano y empiezo a restregarme el cuerpo. Empiezo por las tetas. Las tengo con marcas rojas, de las manazas de Alberto. Es gratificante sentir el agua y el jabón recorrer mi piel. Las masajeo, haciendo llegar el jabón a todos los rincones. (aunque sean redondas, os aseguro que hay rincones). Las levanto para lavarlas en su nacimiento. Las bajo para frotar los pezones. Los círculos de jabón las cubren casi por completo. Que gusto, sentirse limpia otra vez. Sigo bajando por la barriga. Igualmente la recorro en círculos. Aún queda algo de semen en ella. Poca cosa y no tarda en caer.

-"Y por qué no te has unido a nosotros antes?" – me pregunta Isa.

-"Tía, que esto no es una peli porno. Tú te unirías a una pareja que está follando? – le respondo y pregunto a la vez.

-"Pues claro. A mí me gusta disfrutar. Me uniría sin pensarlo"- dice Isa.

Evidentemente está faroleando. Es muy fácil decirlo, pero nadie lo haría con una pareja de novios. Al menos eso es lo que yo creo.

Noto algo a mi espalda.

La luz ha cambiado. El aire también. Sé que alguien está justo detrás de mi, dentro de la bañera. Como sólo somos dos, es evidente que Isa se me ha unido.

Con evidente reparo giro levemente la cabeza para corroborar mis sensaciones.

Sin darme tiempo a apartar los ojos de los dientes que asoman entre sus labios, sus manos empiezan a recorrerme la espalda. Con suavidad. Lentamente.

-"No puede ser. Sólo me falta esto"- es lo primero que pienso.

Como si me leyera el pensamiento sus manos se apartan de mi espalda.

-"Menos mal. Ahora se irá y me dejará sola.

Otra equivocación más. Sus manos vuelven a recorrerme la espalda pero con algo frío y viscoso entre sus manos. Me está enjabonando. Como una madre haría con su hija.

Sus movimientos son lentos y su contacto leve y suave, ayudado por la lubricidad del jabón.

Empiezo a sentirme realmente violenta. La situación no me gusta nada. No la he visto de cuerpo entero, pero algo me dice que está desnuda. Tan desnuda como yo.

El recorrido por mi espalda comprende un circuito que se repite una y otra vez. Empieza por mis hombros, masajeados con la punta de los dedos, luego pasa al centro, bajando con la palma de la mano a través de la columna hasta llegar al final, para, luego, volver al principio recorriendo el mismo camino a la inversa.

De repente la mano se olvida de volver a subir y se adentra entre mis nalgas. Desde luego eso no lo haría una madre.

-"Eeehh, quieta"- le dejo ir con mala leche.

Pero parece que Isa se ha vuelto sorda porque no sólo no para, sino que acelera el movimiento de los dedos de ahí abajo. Empieza rodeando mi sensibilizado ano. Me toca la piel que forma la entrada / salida del anillo anal.

-"Que te he dicho que me dejes en paz. No me toques"- le vuelvo a decir ahora más fuerte.

Ni caso.

La mano se adentra más y noto la muñeca entre mis nalgas. Los dedos ya os imagináis donde están: en mi traidor coño.

Y no puedo calificarlo de otra manera. El muy cabrón está bien lubricado.

En mi interior se libra una batalla sin precedentes entre mi mente y mi cuerpo, pero con un ganador claro: mis pezones duros en el centro de unas tetas que están como piedras, mi coño abriéndose de par en par, empezando a generar ese fluido que precede a todo cosquilleo característico de la excitación sexual.

Esto es demasiado.

Mientras la mano izquierda me hurga los bajos, la derecha ataca la parte frontal. Frotando las tetas sin ningún tipo de pudor.

-"Venga. Ahora me vas a decir que no quieres que siga. Pero mira como se te han puesto los pezones. Y el coño. A mi me vas a engañar. Si está pidiendo guerra a gritos."

Mi respuesta en forma de silencio no hace más que darle cancha a la violadora.

Cancha en forma de dedos rodeando mi clítoris. Desde luego sabe lo que hace. Se nota que es mujer. No me lo toca directamente como harían 90% de los hombres. Ella sabe que es molesto al principio. Ella sabe lo que hace. El recorrido alrededor de mi centro de placer es suave, lento, como antes con mi espalda.

Estoy perdida. Me está poniendo a mil.

Si cierro los ojos podría imaginarme que es un hombre. Perfectamente.

De hecho lo estoy haciendo. Me imagino que Fran está detrás de mi. Me está haciendo gozar como una perra. El dedo sigue su marcha mientras la mano opuesta acaricia mis pezones.

Totalmente entregada, Isa se aprieta contra mi espalda.

Los ojos se me abren de golpe.

Noto sus pezones contra mi espalda. Noto sus tetas aprisionadas contra ella.

Desde luego eso no es un hombre.

Con un golpe de cadera tiro a Isa hacia atrás, separándola de mi.

Ahora o nunca.

Por una vez en el fin de semana, mi mente ha superado a mi cuerpo. Rápidamente, sin dar tiempo a responder, ni a mi cuerpo ni a Isa, salgo corriendo de la ducha y luego del lavabo.

El pasillo se hace cortísimo con la prisa que llevo. Cruzo la primera puerta que encuentro a mi izquierda. La cierro y apoyo mi espalda contra ella.

Respirando hondo y muy seguido espero oir a Isa pasar de largo en mi búsqueda.

Oigo una puerta abrirse, para luego cerrarse.

Unos pasos.

Una puerta, al otro lado del pasillo, que se abre.

Un leve –no te escaparás- llega a mis oídos poco antes de que la puerta se cierre devolviéndome al más profundo silencio.

"¿Por qué ha ido a buscarme a la habitación del otro lado del pasillo?- me pregunto al momento.

La respuesta está ante mis ojos.

Si los tuviera abiertos podría ver que no es la misma habitación de antes.

Si los tuviera abiertos podría ver a Jorge y Alberto desnudos ante mí, mirándome como una jauría de lobos hambrientos miraría a un conejito que se ha metido en su guarida.

Si los tuviera abiertos igual podría haberme escapado. La pregunta es si lo hubiera hecho. Qué creéis vosotros?

.

.

Fuera la lluvia ha cesado hace rato. El aire sigue siendo fresquito y las estrellas vuelven a brillar en un cielo completamente despejado.

En el piso de abajo el hermano de Sergio se está follando a la tía con la que ha aparecido hace un rato. A cuatro patas ella recibe una polla más pequeña que la de su cuñado, pero de una medida considerable. Vamos, que son de una familia bien equipada.

Al lado, Sergio la oye jadear a ella mientras se fuma un cigarro, celebrando la follada que acaba de meterle a su novia Isa.

Isa sigue buscándome por las habitaciones del primer piso enrollada en una simple y diminuta toalla blanca que sólo tapa lo mínimo.

Sólo le falta comprobar una habitación.

La habitación donde estoy yo ahora estirada en la cama, con Jorge sentado sobre mi cara y Alberto, de pie al lado de la cama, follándome con todas sus fuerzas.

Si se acerca a la puerta no me podrá oír. El culo y los huevos de Jorge impiden que mis jadeos alcancen un nivel audible a más de medio metro.

No recuerdo demasiado bien como he ido a parar a semejante postura. Al cerrar la puerta a mis espaldas, unas manos me han agarrado y, llevándome en volandas, me han dejado sobre la cama. Boca arriba. Justo he tenido el tiempo de poder ver a Jorge y Alberto completamente desnudos y tirándose sobre mi. Enseguida todo se ha vuelto oscuro. Jorge ha pasado sus piernas a los lados de mi cabeza y, dejándose caer, ha depositado sus huevos en mi barbilla y su culo entre mi nariz y boca, al tiempo que gritaba: -"ahora a mi. Házmelo, zorra."

Evidentemente no he tenido más remedio que sacar la lengua y empezar a dedicarle una comida de ano semejante a la de su compañero hace un rato

En cambio su compañero no ha necesitado de mis atenciones. Él solito me ha cogido las piernas, me las ha levantado agarrándome por los dos pies a la vez y me ha penetrado, clavándome su erecto miembro hasta el fondo de una sola tacada mientras dejaba descansar mis piernas sobre sus hombros. Una a cada lado de la cabeza.

A la vez que mi lengua le recorre el ano y se introduce poco a poco en él, Jorge se agarra la polla con la mano derecha y se dedica a sí mismo una paja como nunca se había imaginado que podría hacerse. Mi lengua ya ha dejado su culo completamente lubricado. La postura, con las piernas separadas, facilita la penetración. Para que no empiecen las envidias, le dedico unos cuantos lametones a la parte posterior de sus huevos, haciendo hincapié en la parte que une huevos y ano. Con el tiempo he aprendido que es una zona especialmente sensible en los hombres. El aumento en el ritmo de las sacudidas de Jorge así me lo empezó a indicar esa noche.

Alberto sigue con sus fuertes envites, pero introduciendo ligeras modificaciones en mi postura: Separándome las piernas todo lo que sus brazos le dejan me mantiene así bien abierta un buen rato. Con las piernas formando una gran "V" siento mis ingles en tensión. Sin dejar de lamer, aprieto mi culito al ritmo de sus envites, así consigo atrapar su polla en mi interior con todas mis fuerzas. Esto no pasa inadvertido a Alberto que me dedica un sentido "que cacho puta eres". Eso sí, sin dejar de follarme con todas sus ganas. Con intención de sentirme más, vuelve a juntarme las piernas a un lado.

De repente la puerta se abre.

Todos parados mirando hacia ella.

Otro golpe y la puerta se cierra a la espalda de Isa. Me ha encontrado.

Yo sigo a lo mío, ni me inmuto. Podría haber entrado el mismísimo Papa de Roma que yo seguiría chupando, lamiendo y apretando mi coño.

Pero no lo ven así mis dos compañeros de orgía. Han parado completamente. Los dos miran con la boca abierta hacia la puerta. Ven a Isabel mirándolos con la misma expresión de sorpresa. La ven, ellos, porque yo sigo con unos huevos sobre mis ojos. Y la ven como deja caer la toalla al suelo y se acerca a nosotros completamente desnuda.

Como yo no veo nada, me preocupo por lo mío y , pasando las piernas alrededor de la cintura de Alberto, haciendo fuerza con los pies sobre su culo, lo aprieto hacía mí, consiguiendo que su polla se hunda en mi insaciable coño sin que él haga nada. Un jadeo enorme en mi garganta. Me la he metido entera de golpe. Sin contemplaciones.

-"Además de zorra, envidiosa". Está claro que quien ha entrado es una mujer. Y con una voz sospechosamente parecida a la de Isa. Y ha sonado muy cercana.

Enseguida noto un peso recostándose sobre mi cuerpo. Ella, boca abajo, se deja caer sobre mi parte delantera. Está de cara a mí, noto sus rodillas a los lados de mis caderas y sus tetas sobre las mías. El contacto entre nuestros pezones me deja helada. Es la primera vez que siento algo semejante. Su culo se ofrece en pompa, a escasos centímetros sobre mi abierto coño. Su cara está muy cerca de la mía.

Mientras yo intento imaginarme como está situada, ella ya ha encontrado alguna ocupación: sustituir la mano de Jorge por su boca. Y, claro, empezar a chupar y chupar.

Imaginaos lo que se les presenta a estos dos tíos con suerte:

A Jorge una servidora le está comiendo todo el ojete, mientras la otra le dedica una mamada. A Alberto se le han plantado tres huecos alineados deseosos de ser profanados.

Evidentemente, con semejante vista, se ha olvidado de follarme. Se ha retirado, supongo que para tener mejor punto de vista del panorama: mi coñito abajo, sobre la cama bien abierto. Sobre él un culo puesto en pompa dejando completamente a la vista sus interiores, en forma de coño peludo y ano bien cerrado.

-"Os voy a comer enteras." – nos dice a las dos agachándose hacia su objetivo.

Empieza por mí. Separándome aún más las piernas le dedica un ligero lametón a mi clítoris.

-"Me encanta lamer un coño donde acabo de meter la polla, pero este coño ya lo he probado"- dice mientras sube hasta el culo de Isa pasando primero por sus hinchados labios vaginales.

La orgía oral sigue su curso entre movimientos espasmódicos y jadeos ahogados por lo ocupado de nuestras bocas. El sudor empieza a unirnos a Isa y a mí. Nuestros cuerpos resbalan uno contra el otro al son de nuestros movimientos. Empezamos ligeramente desacompasadas, pero al poco ya nos movemos como un único cuerpo, cuando una sube la otra baja, con nuestros pezones chocando entre ellos. Alberto pasa alternativamente de una a otra con su lengua, uniendo nuestros coños con hilillos de saliva. El coño y el culo de Isa, completamente empapados, gotean sobre mi entrepierna. Todo unido convierte la parte baja de las dos en un mar de fluidos y saliva.

Así continúa hasta que Alberto se cansa y le dedica un envite al coño de Isa, acompañado de algún que otro cachete en las nalgas. Qué cabrón, o me espabilo o pasará de mí. Claro, ya me tiene "tan vista". Como una perrita Isa empieza a jadear mientras Alberto la va penetrando una y otra vez con un ritmo creciente.

Mientras, al otro lado de nuestros cuerpos, el culo de Jorge se me presenta completamente dilatado y húmedo. También noto como la barbilla de Isa choca con la mía. Era normal, si comparamos la polla de Jorge con la de su novio, nada que hacer. Se la está tragando entera sin problemas. La boca cerrada, con la lengua en su interior bailando con ese miembro erecto y duro, dejando caer hilillos de saliva cuando se retira para volver a tragarla entera, haciendo que su nariz se incruste entre su bello púbico. Uuufff que ganas tengo de sustituirla….

Jorge me está sorprendiendo. Desde luego no parece el mismo jorge que horas antes se ha corrido con tan sólo verme desnuda con el culo en pompa. Está hecho todo un campeón. Quizás sólo era cuestión de tomar confianza.

Unas palabras en forma de: -déjame notar como sabe ese culo" me extraen de mis pensamientos. Sin darme tiempo a procesar, noto la lengua de Isa entre mis labios. Me está dando un morreo largo y profundo.

-"Dios, delicioso, déjamelo a mí". – me manda. Sin darme tiempo a protestar Jorge cambia de postura, poniéndose a cuatro patas y dejando en bandeja su culito a Isa.

Esto tiene dos consecuencias: la primera y más obvia que Isa acaba incrustando su cara entre sus nalgas, y la segunda no menos obvia , que colgando, se presenta ante mí lo que tenía isa en la boca hace unos momentos. Como no se me ocurre nada mejor que hacer ahora mismo, me dedico al ChupaChup de carne que se me ofrece.

No sé decir que no, ya me conocéis.

Además de eso, como buena compañera de orgía que soy, rodeo las nalgas de Jorge y se las abro para facilitar el lameteo de Isa.

Jorge empieza a respirar más profundo y más deprisa. Aayy, aay que se me viene el regalito encima.

A todas estas, Alberto ha vuelto a por mí. O a por mi coño, mejor dicho. Su considerable polla vuelve a taladrar dentro de mi conejito, tocando todas las paredes por los lados, de arriba abajo. uuufff que gusto. Yo también empiezo a notar como el coño empieza a presionar en todas direcciones. Es una sensación muy leve, pero la conozco. A estas alturas supongo que vosotros también. Alberto no, porque, sin sacármela, deja de hacer ningún movimiento. En vez de eso se mete un dedo en la boca humedeciéndolo bien. Lo dirige al culo de Isa, donde empieza a perderse por sus adentros con una facilidad pasmosa.

No pasa ni un minuto cuando vuelve a dejarme el coño lleno de ese vacío que detesto tanto, sobretodo segundos antes de estar a punto de tener un orgasmo.

Los gritos y el movimiento de Isa me indican donde ha ido a parar esa polla.

Cuando voy a sacar la polla que tengo en la boca para quejarme y ordenarle que vuelva a acabar el trabajo algo me indica que no soy la única a punto de correrse. La polla de Jorge empieza a temblar y su ano a contraerse con la lengua de Isa dentro al tiempo que mi boca empieza a llenarse.

Los momentos en que alguien se corre en una orgía son confusos. Cercanos al pánico exagerando un poco. El afectado empieza a emitir gruñidos mientras tensa todo su cuerpo. Los demás se paran unos instantes para ver los resultados de sus esfuerzos si les es posible (salvo excepciones como es el caso de una servidora que sólo puede hacer que tragar y tragar). Así se convierte durante un momento en un ejercicio de voyeurismo con todos mirando y quietos como estatuas.

El caso es que Jorge es buena persona y enseguida se levanta para permitirme respirar.

Pero que poco me conoce.

Mi cabeza se levanta con él, aferrada con la boca a la fuente en que se ha convertido su polla. Isa, que no es tonta, se cuela entre sus nalgas y me acompaña en la comida. Yo, que siempre me ha gustado organizar las cosas, le agarro la polla con una mano y la voy moviendo entre la boca de Isa y la mía mientras va escupiendo los últimos restos de semen que quedan en sus huevos. Como dos cachorrillas en busca de la leche materna (o paterna en este caso) Isa y yo dejamos la tranca de Jorge limpia como un pincel nuevo.

Por mi situación, yo he recibido la peor parte (depende como se mire, claro). Mi barbilla y cuello están manchados de semen. Mi cara tampoco ha salido indemne. Isa sigue aferrada a miembro mientras Jorge disfruta del momento posterior al orgasmo con una tranquilidad y una cara de felicidad dignas de un bebé recién nacido.

Agradecido como está nos dedica un profundo beso a las dos. Ambas retenemos algo para él. Al juntarse, nuestras lenguas resbalan con algo más que sólo saliva. El semen que queda entre mi lengua pasa a la boca de Jorge y luego a la de Isa. Así sucesivamente nos dedicamos un beso negro jugoso y placentero.

Alberto, que debe sentirse ignorado, aprieta con todas sus fuerzas, haciendo chocar sus huevos contra Isa. Ésta responde con un grito tanto de sorpresa como de dolor.

Dejando a los dos sodomitas a mi espalda, me dirijo al lavabo que está dentro de la misma habitación. Una vez sola con la puerta cerrada limpio mi cuerpo de los restos que Jorge ha vuelto ha dedicarme. No es tarea fácil. El papel higiénico no está pensado para tales cantidades.

Decido darme por vencida. Ya he limpiado gran parte de mi cuerpo, pero aún noto que necesito una limpieza más a fondo.

Quizás cuando esto acabe.

Porque aún no ha acabado….

De vuelta a la habitación todo sigue prácticamente igual. Completamente desnuda observo a Isa jadeando ante su enculador Alberto. Jorge descansa en un sillón, con las piernas abiertas y su mano frotando su polla. Está claro que no ha tenido suficiente.

Yo tampoco.

Mirando la escena pienso en mi siguiente paso. La decisión está tomada y pasa por mi cabeza con una claridad tan aplastante que hasta me asusto de mí misma. Necesito notar algo nuevo para mí. Mi, hasta hoy, virgen culito, quiere más.

Me acerco a la cama y me estiro al lado de Isa y Alberto.

Seguro que Jorge piensa lo mismo que yo: somos espectadores de una peli porno. Jorge continúa aposentado en el sillón pajeándose mientras mira. Ellos ni se inmutan, como si estuvieran dentro de una televisión.

Yo nunca había tenido tan cerca una pareja follando en vivo… el clítoris empieza a palpitar al ritmo de mi corazón. Cada latido rebota en el clítoris y vuelve, aumentado 100 veces, a mi cabeza.

Me siento como ese bicho verde de los comics, algo cambia dentro de mí y aparece un ser completamente desbocado, descontrolado en busca de la satisfacción máxima… Nada puede pararme.

Cogiendo el camino más corto y rápido que se me ocurre para llegar a dicha satisfacción, un dedo rodea lentamente mi clítoris mientras otro empieza una penetración vaginal. Las caderas se mueven ligeramente hacia arriba y mis ojos se cierran. La otra mano coge el camino de la zona central y me masajea los pechos con tranquilidad. Una masturbación en toda regla. Ahora ya somos dos follando y dos pajeándose.

Los ojos cerrados y la concentración en lo que hago impiden que note la cama bajando a mi lado, cuando alguien se estira a mi derecha.

El calor que desprende hace que me gire hacia él. Estirado como yo, masturbándose como yo, gimiendo como yo, mirándome a los ojos como yo a él, Jorge se estira a mi lado.

Su mano continúa rodeando su falo igual que mi mano juega con mi coño.

Nuestros ojos se vuelven a cruzar.

Nuestros pensamientos también.

Mi mano sale de mi coño y paseando por su nariz acaba dentro de su boca. Con la lengua me recorre la punta de un par de ellos. Aspirando con fuerza aumenta el ritmo de su paja.

"Que olor, dioossss"- me dice Jorge antes de soltarse el miembro y hundir su mano en mi boca también.

Así, después de aspirar y degustar nuestros sexos acabamos masturbándonos el uno al otro.

Mi mano aprieta su verga contra mi cadera derecha, consiguiendo un nivel de contacto que mis pequeñas manos no pueden dar. Su dedo índice ya ha desaparecido entre los pelos de mi coño. Noto la polla caliente, palpitante y buscando el contacto que tanto le gusta.. Otra mano recorre mis tetas con profesionalidad: lento pero duro y con magreos largos, pellizcando levemente los pezones. Mi mano recorre la polla hasta rodear los huevos y acariciarlos también suavemente, apretándolos con muchísimo cuidado. De vuelta arriba, bajo y subo la piel de la verga para que el capullo respire: se está poniendo rojo, igual por no poder respirar, así que, sacándolo de su escondite me froto con él. Agradecido, va dejando rastros húmedos en mi piel. Ambos dos respiramos cada vez más profundo. La excitación manda.

Nuestros desnudos cuerpos giran, y enfrentándose, nuestras caras quedan a escasos centímetros la una de la otra.

En un susurro que cualquier brisa podría ahogar oigo unas palabras brotando de los labios de Jorge: -"Puedo follarte?".

Desde luego es tan buen tío que casi parece tonto.

No sé si reírme o romperle la cara. Una cosa es segura: me lo voy a follar yo, no al revés. Pasándole un pie por encima y haciendo girar su cuerpo bajo el mío, consigo ponerle boca arriba, quedándome sobre él, notando su erecta verga palpitando bajo mis ingles.

Mis manos se apoyan a los lados de su cabeza. Mi pelo cuelga, aún mojado, tapándome parte de la cara.

Le dedico una sonrisa.

Él me la devuelve lo más dulce que puede. No se ha dado cuenta que mi mano se ha metido entre nuestras dos ingles.

En cambio sí ha notado cuando le he agarrado la polla con ella.

Aún más ha notado cuando, levantándola, la he golpeado contra mi pubis.

Sin dejar de sonreírle y mirarle a los ojos he levantado mi culo.

Aguantando, separada de él, he paseado su polla entre mis labios vaginales. Lentamente he recorrido el clítoris, lo he apretado con la punta de su dura lanza.

Lo que también ha notado es cuando he metido casi todo el capullo en mi caliente conejito.

También ha notado cuando lo he vuelto a sacar.

Cómo me gusta hacerle sufrir. Odio que me hagan eso a mí, pero hacerlo yo…. Sencillamente me encanta.

Tras otro paseo, enderezo y aprieto la polla, buscando lo mejor de ella.

La verga apunta mi coño. Ni 10cm hay entre ellos.

Una última sonrisa entre pelos mojados es lo que ve Jorge antes de que la distancia se reduzca rápidamente: 8, 6, 4,, 3,, 2 cm .

Cuando los dos ya notamos el contacto, me dejo caer sobre él, notando el roce que su capullo dedica a cada pliegue interior de mi vagina.

Antes de lo que me gustaría, ya noto mis nalgas contra los muslos de Jorge. Intentando sacar los máximo de él, sigo apretando hacia abajo con todo mi peso y mis fuerzas.

Resignada porque la polla es la que es, empiezo el movimiento de sube y baja típico de la postura. Primero poco a poco y disfrutando de cada centímetro.

Jorge me agarra las nalgas por debajo, una con cada mano, para ayudarme a cabalgar.

Dejándome caer hacia delante, aprisionando mis tetas contra el pecho de Jorge, consigo susurrarle al oído: -"Ábreme. Sepárame las nalgas todo lo que puedas".

Dicho y hecho.

En mi culo aparece una tensión provocada por la separación de nalgas.

-"Sí, sí, quiero follarte ese culito otra vez." - me dice Jorge antes de dedicarme otro beso en la boca.

Con la misma rapidez me separo de su lengua y vuelvo a decirle: -"No. Ni se te ocurra salirte de mi coño. Ahora no te toca a ti"- le contesto mientras vuelva a la postura anterior.

Sin dejar de darle caña a la polla me giro hacia Alberto. Está a un escaso medio metro.

Sin dejar de visualizar mis deseos y sin dejar de mirarle, paso una mano por detrás de mí. Después de dedicarle un suave masaje a los huevos de Jorge, dirijo el dedo corazón hacia mi estirado ano.

Presiono un poco.

Sigo mirando a Alberto, que ya sólo tiene ojos para mí y mi dedo.

Presiono un poco más.

Aunque no hace mucho que me lo han follado, compruebo lo diferente que se comportan coño y culo: está completamente seco y no consigo meter más que la punta.

Necesita lubricación.

Vuelvo a sacar el dedo de mi culo. Todo esto sin dejar de mirar a Alberto, que ya tiene los ojos casi en blanco y estoy segura que ni sabe que se está follando a Isa.

Mi plan va viento en popa.

Igual que mi dedo, que se dirige hacia Alberto, siguiendo la trayectoria de mi mirada.

El folleteo en vaivén hace que la tarea no sea fácil. Finalmente consigo mi objetivo:

la boca de Alberto.

En un parpadeo mi dedo desaparece en su boca.

Parece no importarle dónde ha estado hace un momento. Al contrario. Lo chupa como si fuera agua en un desierto. Él succiona, lo rodea con su lengua. Empiezo a sacarlo y meterlo, como él ha hecho antes conmigo, pero no con su dedo precisamente

Es algo lascivo, húmedo, lubricado. Parece mentira como puede excitar hacer algo semejante.

Antes de que no pueda sacarlo de puro gusto, lo vuelvo a bajar y lo voy bajando, bajando.

Cada vez más abajo.

Por detrás de la espalda.

Y

Lo vuelvo a meter en mi culo.

Ahora entra más que antes.

Sin dejar ni de mirarle ni sacar el dedo, dedico a Alberto un paseo de mi lengua por mis labios. Rodeándolos de izquierda a derecha y de arriba abajo, mi lengua describe un círculo.

Mi plan surte efecto mucho antes de lo que me esperaba.

Alberto se separa, sin mirarla, de Isa, haciendo que su culo genere un sonoro "PLOOOFF" por el vacío que ha dejado en él.

Sin darme tiempo a nada, Alberto ya se coloca justo detrás de mí, apuntándome con sus casi 20cm de polla.

Su mano izquierda se postra sobre mi nalga izquierda. Su mano derecha mantiene la trayectoria y situación de su polla con firmeza. La presión hace que el capullo esté completamente rojo e hinchado.

-"Eso es Jorge, ábreme ese culito para mí"- deja ir un excitado Alberto.

Ya se que es lo que buscaba y necesitaba, pero ahora no puedo evitar sentir miedo. Es un miedo irracional a lo desconocido. Nunca me han metido algo tan grande por mi casi virgen culo. Seguro que por ahí, eso no entra." No puedo parar de pensar eso.

Mentira. Ya veréis.

La punta ya presiona, pidiendo paso alrededor de la corona de mi ano.

Y presiona.

Y otra vez.

Pero mi culo está tozudo y no parece estar por lo que tiene que estar.

Cuando voy a pedirle que se lubrique un poco, un intenso pero corto dolor me deja sin habla.

Ya ha entrado la punta. El ano se ha expandido y ha cedido a la presión.

-"Joder que estrecho es tu culo. Nada en común con tu coño, eh?"- me deja ir Alberto entre resoplidos y apretones.

Un coño que cada vez está más y más sensible. Cada penetración de Jorge me hace cerrar los ojos.

Alberto ha cambiado de táctica. Ahora le dedica a mi culito unos apretones más suaves pero más seguidos.

Me dejo caer ligeramente hacia delante y relajo todo lo que puedo lo de ahí abajo. Siempre me han dicho que si me dolía era porque no estaba relajada. Eso eran tíos a los que nunca les han intentado meter algo semejante por el culo. De eso estoy segurísima. Pero por intentarlo…. Además alguien ha intentado relajar el culo mientras le follan el coño?. Yo lo veo complicado.

En fin, que por la postura estoy más cerca de Jorge. Creo que me ha visto el miedo en los ojos.

Un miedo que aumenta a cada centímetro que Alberto logra meterme por detrás.

Cada vez que empuja sólo puedo decirme una cosa: -"ya no entrará más". Pero cada vez que lo pienso no hago más que llevarme la contraria. Eso lo veo ahora, pero en esos momentos

En unos instantes que a mí me han parecido una eternidad, ya tengo 10cm de su polla perdidos en mi recto. Más de media polla.

Y Alberto no parece tener intención de parar.

-"Joder. Ostia puta. Jorge. Que noto tu polla hay dentrooooo" – grita Alberto sin miramientos para añadir –" que gustooooo. Dios nunca me hubiera imaginado lo puta que es esta tíaaaa"

Sus exclamaciones no hacen otra cosa que encenderme aún más.

Y sus apretones también, claro.

Al cabo de poco, su polla ya me folla el culo con la misma facilidad que Jorge lo hace con el coño. Nunca podré explicarme como puede ceder tanto el cuerpo humano. Y en tan poco tiempo.

Siendo el relleno de un bocadillo, se hace muy difícil explicar las sensaciones que se sienten. Mi coño descarga placer a cada embestida. Mi culo hace lo mismo pero con algo más parecido al dolor. Pero lo más desbocado de todo es la cabeza. La sensación de ser poseída por dos hombres no hace otra cosa que hacerme sentir como una verdadera guarra (como si no pudiera sentirme antes así. Con el fin de semana que llevo) y anular completamente el dolor del culo. La sensación de que dos pollas estén tan cerca una de la otra, pero dentro de mi cuerpo….Notar como las dos pollas, separadas por una fina capa de algo que desconozco, se rozan. Como cuando una sube la otra baja, y viceversa. Como cuando los dos capullos se cruzan algo se tensa ahí abajo… Pero lo mejor es sentirte rodeada completamente. Tener un pecho contra los tuyos y otros pezones en la espalda. Cuando uno empuja te aprieta contra el otro. Cuando el otro hace lo mismo se incrusta contra el uno…. Hagas lo que hagas siempre estás ocupada. Pasas las manos por detrás y tocas el culo del sodomita. Metes la mano por debajo y no haces más que tocar huevos, y pollas lubricadas que te penetran las dos a Tͅ Ufffff. Lo indescriptible llega cuando los dos la meten a la vez. La polla en el culo crea una presión enorme, una sensación de lleno completo. Pero si además entra la otra en el coño. Parece que aquello vaya a explotar.

Pero lo mejor llega cuando, sin saber porqué, los dos se paran de golpe. Jorge deja de mover sus caderas. Alberto cede en sus presiones anales y mantiene su polla quieta, aunque bien encastada. Lo único que llega a hacer es dejarse caer sobre mí.

Parece como si quisieran quedarse así para siempre. Tres cuerpos unidos en uno solo.

A mí, ahora mismo, no me importaría. Es una sensación completa, notarme rodeada y penetrada por todos sitios. Ahora mismo no se me ocurriría una manera de demostrar amor que no sea esta. Y eso que de amor, nada de nada en esta habitación.

Así con mis ideas platónicas, me veo aprisionada contra Jorge, con el profanado culo completamente en pompa.

Ocupada explicándoos mis sensaciones, se me había escapado hablaros de Isa. Viéndose completamente olvidada no ha podido hacer otra cosa que dedicarse a lo que está libre: el culo de Alberto. Yo no puedo verla, pero sé que está arrodillada, con la cara hundida en el culo de Alberto, dedicándole unos lametones profundos y lascivos. Lo sé por los vítores que éste le dedica: -"sí, sí, puta cómeme el culo…. serás la segunda esta noche….. No sabía que fuese tan apetitoso…." – y cosas semejantes que ya os podéis imaginar.

Pero a mi ella me da igual. Ahora soy el centro del universo. Al menos del universo que forman Alberto y Jorge.

Estoy al borde del éxtasis total.

Imaginarme la vista que debe tener Isa es el remate final: dos pollas muy juntas, entrando y saliendo de otros tantos agujeros igual de juntos. La polla de Jorge abriendo mi coño. La polla de Alberto ocultando por completo mi ano. Cuatro cojones rebotando unos contra otros ante mis tensados orificios que si se ven tan tensados como yo los noto deben parecer a punto de reventar. Las dos pollas con su vena gorda bien marcada casi tocándose al entrar…. Si se saliesen ahora me dejarían ver mis agujeritos como nunca los he visto, dilatados y deformados, rezumando fluidos

Un orgasmo cruza mi cuerpo con una rapidez e intensidad pasmosas naciendo de algún lugar de entre las dos pollas. No puedo hacer otra cosa que aferrarme a lo que puedo apretando cada músculo de mi cuerpo como así se pudiese alargar la sensación: mis dedos dejan marcas en los hombros de Jorge, mis piernas aprisionan las suyas, mi ano se contrae una y otra vez alrededor del miembro que lo penetra

Un grito-jadeo llama a DIOS con mayúsculas entre numerosos y largos "aaaaaaahhhh".

Todo esto no hace más que animar a mis folladores compañeros que aumentan el ritmo y las fuerzas de las taladradas. Sus manos se aferran a mi cuerpo con más fuerza, sus besos casi se convierten en mordiscos mientras aúllan y jadean más fuerte que yo.

La polla de mi culo ya entra y sale sin problemas. Quien me lo iba a decir hace unos minutos. El culo debe ser un agujero ensanchado sin miramientos que se traga lo que le meten sin problemas.

Las violentas embestidas de Alberto imposibilitan las lamidas de la olvidada Isa. En un momento que no puedo situaros, Isa desaparece por la puerta, harta de que no le hagamos caso. Entre un amasijo de brazos la veo salir con la cabeza gacha. Me importa un bledo Isa.

Agradecida por lo que me están haciendo vivir, y creo que casi por primera vez en el fin de semana, les dedico amplios y profundos morreos a Alberto y Jorge. En especial me encanta besar a Alberto, que está detrás de mí y obliga que todo mi cuerpo se retuerza para llegar a su boca. Con cada envite suyo su lengua se mete en mi boca, uuummmm. Mientras nos besamos volvemos a vivir un momento de quietud total, con las dos pollas encastadas en mi cuerpo sin moverse un centímetro.

Nos dejamos de besar y el movimiento empieza otra vez. Lentamente las vergas van alternándose en mi interior como os he explicado antes: Una entra y la otra sale, uniéndose en un punto medio en que mi chocho aúlla y chirría de placer y dolor. Las penetraciones son lentas, el contacto de nuestros cuerpos infinito… todo se desarrolla entre sudores, gritos, jadeos y apretones hasta que las pollas cogen un ritmo de entrar y salir de mis orificios al mismo tiempo: el chocho y el culo parecen unirse y fundirse en un único elemento a punto de reventar. Alberto y Jorge notan perfectamente la polla del otro en contacto casi directo con la suya, palpitando sin parar

Yo paso la mano por el culo de Alberto, siguiendo su ritmo.

Un empujón como ninguno de los anteriores me clava la polla del culo hasta vete a saber donde, y se mantiene ahí más tiempo de lo normal…..

Yo hago lo propio con su culo y meto el dedo en su ojete todo lo que puedo. Alberto me contesta con un gruñido.

-"Así sabrás lo que siento yo, cabróoooOn" - la palabra se alarga en mi boca porque Alberto me ha metido la polla hasta los huevos.

Cuando me repongo mi dedo entra hasta el nudillo. Ahí dentro lo muevo en busca del punto G que dicen que tienen los hombres por cierta parte del ano. No lo he encontrado y eso que se lo estoy buscando a conciencia.

Súbitamente noto como algo inunda mi chocho.

El único aviso ha sido un leve ruidito gutural nacido en la garganta de Jorge. Creo que ni él se lo esperaba. Yo menos con lo concentrada que estaba en el culo de Alberto.

Sus manos, aferradas a mi cintura, aprietan durante toda la corrida. A cada borbotón de líquido caliente sus manos aprietan más. La primera corrida es violenta, pero lo mejor es notar el goteo continuo de las siguientes. Sentirme llena me enloquece.

Y no podría estar más llena que ahora.

Con el orgasmo, la polla de mi coño se ha hinchado y endurecido más. Aunque sean unos leves instantes la verga de Alberto se siente más prieta que antes.

Evidentemente Alberto aprovecha esta situación para romperme el culo con todas sus fuerzas.

Como os he dicho antes, que alguien se corra en una orgía hace que se vivan momentos de auténtica locura colectiva: yo dejo ir grititos cada vez que noto que el semen invade mis interiores, y beso con ganas a Jorge, metiendo mi lengua en su boca. Saco el dedo del culo de Alberto para introducirlo en la boca de Jorge. Lo chupa con un deleite admirable. Alberto, como poseído, gruñe fuertemente casa vez que me incrusta su polla en el ojete y, de paso, me recuerda lo puta que soy y lo mucho que le gusta mi culo.

Otra repentina sacudida me indica lo cerca que estamos del final….. La polla se endurece como nunca en mi ano, haciendo que mis bajos se presionen hasta límites insospechados antes de recibir súbitos borbotones de leche caliente.

Al poco rato de empezar, entre jadeos y exclamaciones varias, mi culo empieza a rebosar, llenando mi coño de regueros de semen recién expulsado y también bajando por la polla que en él se incrusta. Mi coño ha demostrado tener más capacidad, pero cuando Jorge se retira levemente, se convierte en una fuente de semen calentito.

El resultado es Jorge y las sábanas completamente embadurnados de lechecita caliente propia y de Alberto.

Los tres, completamente rendidos, nos dejamos caer en un amasijo de miembros enredados, fluidos calientes y jadeos ahogados.

Completamente aprisionada por los dos machos me dejo llevar por una sensación ampliamente confortable. Abrazada como una niña a Jorge, disfruto del contacto físico, un contacto tranquilo , amable, relajado por la satisfacción completa a la que acabamos de llegar.

Sigo notando nuestros bajos en contacto, húmedos y calientes….

Sería capaz de dormir así una eternidad….

-"Madre mía"- pienso para mis adentros (evidentemente es una expresión, porque si me viera mi madre ahora…..). "Ahora sí que estoy satisfecha"- mientras cierro los ojos y me abrazo más fuerte a Jorge.

Alberto, con su palpitante y goteante polla entre mis nalgas, me dedica un fuerte abrazo.

Así, los tres, unidos una vez más en un solo cuerpo, nos lanzamos a un fuerte y profundo sueño….