Concentración de motos

Después de una relación en la distancia, decidimos conocernos en el paraiso de los moteros: la concentración de Faro.

CONCENTRACIÓN DE MOTOS

Durante un periodo de baja, por una lesión deportiva, conocí a Rosi, una chica de la Costa del Sol en un Chat. Rápidamente, hicimos buenas migas, encontrando muchos puntos en común entre nosotros.

Los dos estábamos pasando un mal momento. Problemas con nuestras parejas, trabajo, etc. Principalmente yo era quién estaba más depre y apalancado.

Ella me ofreció su hombro, y el consuelo necesario, con lo que cada día tenía más ganas de encontrármela en el Messenger, que es como seguíamos charlando.

Después de una larga temporada charlando en el Messenger de nuestros pensamientos, proyectos, y otras veces de cosas sin importancia, notamos como algo especial nos pasaba.

Necesitábamos estar juntos, no nos cansábamos de hablar, y nos podíamos contar cosas que hasta ese momento no habíamos confesado a nadie.

También tuvimos alguna relación sexual en la red, aunque a ninguno de los dos era lo que más nos gustaba, e incluso se hacía patente nuestra timidez.

Hablábamos por teléfono bastantes veces, y en algún momento tuvimos charlas de lo más calientes, en las que me contaba como se tocaba y disfrutaba de su cuerpo, introduciendo sus dedos en su coñito, llenando su ropa interior de jugos calientes, chupando los dedos que antes la habían dado placer  y acabando dentro de su culito, con un movimiento de mete saca, mientras me lo relataba con una voz sensual y caliente, adornada con su precioso acento andaluz.

Después de un tiempo así, y después de dejar a mi pareja, mi trabajo, decidí reconducir mi vida junto a ella.

La verdad es que se dieron muchas casualidades. En el momento de conocerla, estaba asqueado de la vida, cansado y aburrido, a pesar de que todo aparentemente estaba bien, yo no era feliz. También dio la casualidad que la zona de la costa del sol donde ella vivía, era uno de los mejores sitios para desarrollar mi profesión, lo que me dio más motivos para lanzarme a irme con ella.

Además cambiaria la fría meseta castellana por la costa, para disfrutar a tope de mi gran pasión: la moto.

Esta pasión es la que realmente nos unió desde el principio. A ella la encantaban, y no cualquier moto, sino que le gustaban especialmente las Harley, igual que a mi.

Quedamos para conocernos para una ocasión especial: la concentración de motos de Faro.

Ella, en esos momentos ya lucía palmito motero a lomos de una preciosa Harley Davidson sporters, así que decidimos quedar allí.

También pensábamos que al ser una gran fiesta estaríamos menos tensos en esos primeros momentos, y si luego no estábamos a gusto, al menos era un sitio ideal para pegarnos una buena fiesta.

La concentración duraba del jueves hasta el domingo, así que decidimos quedar a la entrada de la concentración el miércoles, cuando aún, no había demasiada gente.

El viaje se me hizo eterno. Entre los 800 Km. de distancia desde mi ciudad, y las ganas y nervios del encuentro, parecía no llegar nunca a Faro. Pero como siempre digo. Mi moto no corre, mi moto llega.

Estuve esperando un rato en el lugar de encuentro, ya que ella a pesar de estar algo más cerca, tuvo turno de mañana y emprendió el camino más tarde.

Al atardecer sonó de fondo el inconfundible sonido de una Harley, y mis pelos se pusieron de punta. Llevaba más de una hora esperando, y oyendo cientos de motos, pero ese sonido me lleno de nervios. Yo sabia que estaba al llegar, pues en el último repostaje me envió un mensaje avisando la hora aproximada de llegada.

En unos segundos apareció al fondo, con casco negro tipo custom (abierto), gafas de sol negras, tejanos y chaqueta de cuero negra, todo muy ceñido. También llevaba unas bonitas botas negras, muy moteras, con una hebilla lateral de acero.

Su estampa sobre la hermosa moto era la de mis mejores fantasías.

Paró a mi lado, quitándose el casco dejando libre su melena. Movió la cabeza para soltarse el pelo negro y paso su brazo sobre mi cuello acercándome a ella, dándome un apasionado beso. Me comió la boca de una manera sensual y muy ardiente. Jugamos con nuestras lenguas mientras nuestros cuerpos se fundían en interminables abrazos.

Después de unos minutos abrazados fuimos a tomar una cerveza y charlamos un rato. Estuvimos buscando el sitio ideal para acampar a la vez que íbamos viendo el ambiente.

Acampamos y nos hicimos una pipa de maría mientras seguíamos charlando del viaje, del ambiente que había, etc.

Decidimos ir a una de las múltiples barras que hay en la zona de concentración a tomar unas cervezas. Nos sentamos, y estuvimos bebiendo y fumando maría, besándonos y abrazándonos, durante un buen rato. Nos lo estábamos pasando genial, riéndonos continuamente.

Tampoco parábamos de abrazarnos, y besarnos. Cada vez con más pasión y más desinhibidos. Supongo que el alcohol y la maría empezaron a hacer efecto. Además el ambiente de Faro siempre fue muy liberal, así que nuestras manos estaban cada vez más sueltas, recorriendo nuestros cuerpos.

Yo pasaba mis manos por sus caderas bajando hasta sus duras nalgas, subía tocando su costado y buscando sus pechos. Mientras ella me tocaba el pecho y bajaba a tocar en estos momentos mi ya erecta polla, presa en mis tejanos negros.

Yo llevaba aparte de los tejanos una camiseta negra y el típico chaleco motero de cuero negro. Ella llevaba los tejanos negros con los que llego y una ajustada camiseta roja de tirantes, que dejaba ver los tirantes del sujetador rojo que llevaba.

Esto me gusto ya que el primer día que la vi en la cam llevaba esta camiseta y la dije que la hacia muy sexy, y que me excitaba verla con ella, así que cuando la vi, me enloqueció su mente cachonda que estaba buscando excitarme. Me encantaba pensar que seria una buena zorrita que me daría mucho placer y morbo.

Como no paramos de beber y fumar ya estábamos bastante pedos y decidimos dar una vuelta por el recinto.

Cuando íbamos paseando, pasamos cerca de unos baños y entré a vaciar mi repleta vejiga de cerveza.

La puerta la deje entrecerrada pero sin pestillo, ya que no me importaba me pudieran ver meando de espaldas. Cuando estaba a punto de acabar, Rosi me pegó un susto de la hostia al abrir la puerta de golpe.

-¡Que coño haces! Menudo susto me has dado. ¡Casi me meo encima!- grité.

-Joder, que yo también me meo y esos baños de ahí me ven todo.-me contestó.

En ese momento, ya estaba con la puerta cerrada dentro del baño conmigo, y me dijo que si le sujetaba la puerta. Me miró, y bajando la mirada, me vio la polla sujeta por mi mano derecha, ya que no me dio tiempo  ni a guardármela.

Al vérmela así se empezó a descojonar de mí. Supongo que la maría y la cerveza hicieron sus efectos en mi miembro, jeje.

-jajaja, que pequeña la tienes, si esta toda fofa, ¿a quien piensas follar con eso? Jajaja.

Le agarre fuertemente con mi mano izquierda el brazo mientras me giraba. Tiré del brazo hacia abajo obligando a que se agachara dejando cerca de su boca mi polla.

-Vamos a ver si eres una puta calientapollas, o sabes de verdad hacer una buena mamada.

Abrió su boca introduciendo mi flácido pene en su boca, limpiando mis ultimas gotas de orina.

Según movía su lengua alrededor de mi polla esta empezó a crecer. Sentía un placer tremendo y el morbo de la situación aumentaba esta sensación. Solté su brazo y aparte el pelo de su cara. No quería perderme esa imagen de mi polla entrando y saliendo de su boca.

Nuestros suspiros y gemidos salían sin cesar sin temor a que nadie nos pudiera oír. Es mas, queríamos que nos oyeran, y el sentirnos escuchados daba más morbo al momento.

Mis manos bajaron a sus pechos firmes, que tenían los pezones tremendamente duros. Liberé sus tetas bajándole el sujetador, marcando más aun sus pezones en la camiseta. Se los pellizcaba, tiraba de ellos y jugueteaba masajeando sus duras tetas.

Estaba a punto de eyacular y como era la primera vez, la avisé.

-Me corro, cariño, me corro.

Cerro los ojos y aumento el ritmo de la mamada consiguiendo llevarme al cielo del placer.

Me corrí soltando gran cantidad de semen en su boca. Lo notaba ardiendo, y sin dejar de salir.

Ella, bajando el ritmo, seguía chupando y tragando todo el semen con el que la estaba obsequiando.

Me templaban hasta las piernas del placer que estaba recibiendo.

Cuando deje de echar leche en su boca se saco la polla, y  me lamió concienzudamente la polla y los huevos, dejándome el aparato limpito de semen pero bien ensalivado.

Sus tetas seguían disfrutando de mis caricias manteniendo los pezones totalmente erectos.

Se levanto y me dio un beso en la mejilla y me dijo:

-Me debes una. Así que ya sabes. Y ahora, ¿me dejas mear o qué?- soltando una picara sonrisa.

Solté una carcajada mientras se bajaba los pantalones agachándose para mear.

Vi que llevaba una tanga roja, que supuse seria conjunto del sujetador. Venia tremendamente sexy para mi. Tenia la gran ventaja que sabía todas mis fantasías, que la había contado en las largas charlas que tuvimos hasta ese momento.

Se incorporo subiéndose la tanga primero, de modo que no me dejo ver su pubis, y luego de una manera sensual se subió el pantalón. Hay pude comprobar que en efecto llevaba una bonita tanga roja a juego con el sujetador. Era roja con un ligero estampado y alguna transparencia que dejaba adivinar que llevaba el pubis bastante depilado y arreglado, con poco bello.

Cuando se fue a subir las copas del sujetador que le había bajado la pedí que se lo dejara así, que me diera el sujetador, ya que estaba preciosa marcando sus erectos pezones en la camiseta.

Pasando sus manos hacia su espalda soltó el enganche y se lo quito, dejando ver sus pechos durante un instante. Me lo dio para que se lo guardara y salimos.

Al salir nos quedamos un poco cortados ya que había dos chavales de aspecto alemán que sonrieron al vernos salir tan sofocados y además algo nos escucharían.

También se les notó clavar su mirada descaradamente sobre las tetas de Rosi, al igual que con todos los tíos con los que nos cruzábamos en nuestro camino a la zona de comidas. Iba muy sexy y provocadora, marcando sus pezones.

Fuimos a cenar algo y después decidirnos pasarnos por la tienda de campaña a ponernos una chaqueta ya que empezó a refrescar.

Ella aprovecho para pintarse un poco mientras yo preparaba unas rayitas. Es otro gran placer. Después de una buena mamada y cenar bien, ¿que otra cosa mejor que un tirito para seguir la fiesta?

Cuando llego, nos metimos una raya cada uno dentro de la tienda. En esa cercanía, la llama empezó a arder. Rosi estaba totalmente salida, ya que llevábamos horas de toqueteos y solo me había corrido yo.

-Te recuerdo que me debes una. Me dijo con una sonrisa picara en su boca.

-Estoy a tus órdenes. Contesté.

Se quitó la camiseta lentamente, contorneándose a modo de strip-tease dejando sus pechos desnudos. Siguió con sus botas y calcetines. Tumbandose en la tienda, desabrocho sus tejanos y apoyando su espalda y levantando su culo, se saco lentamente el pantalón tirándolo a un lado.

Estaba solo cubierta por una minúscula tanguita semitransparente que aun lo era más debido a lo mojada que estaba la tela. De rodillas y moviendo sus caderas la deslizo hasta dejar a la vista su depilado pubis. Estaba totalmente rasurada menos una estrecha línea de bello, que acababa en forma de martillo.

-ves te llevo en mi sexo todo el día.

Llevaba un martillo de Thor dibujado con su bello púbico.

Mi nick siempre fue algo relacionado con los vikingos y cuando me conoció era martillodethor. Así que de nuevo me sorprendió y me seguía enamorando por su manera de ser morbosa y seductora.

Se tumbo completamente sacándose la tanga y abrió las piernas enseñando su cueva empapada.

Me empecé a desnudar y me dijo que parara, que era su momento.

Empezó a masturbarse, metiéndose y sacando dos dedos. Estaba mojando la tienda de fluidos y sus dedos empapados hacían un chof chof cada vez que entraban.

Paro un instante cogiendo la papela de coca y la dije que si quería se la preparaba.

-Te he dicho que ahora me toca a mí. Así que tú obedece y haz lo que yo te diga.-Me dijo.

Saco una generosa ración de coca con una tarjeta mientas se secaba con un clinex su coño. Volcó la coca junto a su labio vaginal derecho y lo estiró haciendo una buena raya.

-toma y no dejes nada o lo tendrás que lamer hasta que no quede ni rastro de ella-. Me ordeno.

A semejante orden no me podía negar así que baje mi cabeza hacia su coño con un rulo en la tocha aspirando gran parte de raya. Al aspirar la coca, olí su sexo, que desprendía un intenso olor que me ponía como una moto…. ¡de las buenas!

Separé mi cabeza y ella la cogió diciéndome que no había acabado.

Me quité el rulo y pase a lamer su hermoso coño mientras no dejaba de soltar fluidos y gemidos. Lamí bien todo su pubis, los labios, hasta acabar en su clítoris. Con la punta de la lengua lo lamía lentamente, subiendo y bajando, mientras mis manos acariciaban todo su cuerpo.

Introduje dos dedos en su coño mientras lamía sin cesar su botoncito. Sus gemidos delataban el gusto que la estaba dando.

Deje su clítoris y dirigí la boca a su culito. Primero unas lamidas y luego introduciendo la punta de la lengua ligeramente, gracias a su ayuda, que estaba apartándose las nalgas y ofreciéndome el más intimo de sus agujeros.

Con la entrada y salida aun de mis dedos en su coño y mis lamidas acabo corriéndose como una posesa, empapando el suelo de la tienda de su corrida.

No paramos, y pasaron a ser cuatro dedos los que perforaban su dilatado coño, y dos los dedos que logré introducir en su culo.

Tuvo otro orgasmo del que se enteró toda la concentración por el chillido que pegó.

Saque los dedos de su interior y comenzamos a besarnos mientras me desnudaba como si le fuera la vida en ello.

Una vez desnudo, se monto en cuchillas sobre mi polla, dejando ver perfectamente como entraba y salía mi erecto miembro en su empapado coño.

Despacio, muy despacio, subía y bajaba mientras la apretaba las nalgas con mis manos, ayudándola a subir y bajar.

Ella se tocaba su clítoris mientras mordía sus labios de placer.

Mi polla no tardo en descargar un inmenso chorro de semen en su coño, que mezclado con sus propios fluidos se deslizaban por sus piernas hasta mi cuerpo.

Nos fundimos en un profundo abrazo, empapados de fluidos durante un buen rato.

(Continuará)