Con una señora en la biblioteca de la Universidad

Hoy disfruté de la experiencia, hoy encontré una mujer. Era como ver la belleza de una emperatriz, la sensualidad de una diosa griega. Con su mirada invitaba a la locura; con sus gestos invocó a la pasión; con su voz provocó el revuelo de mi imaginación; con su experiencia, me hizo ver las estrellas; con su ternura disfruté del placer puro; con su entrega provocó un estallido en mi ser; con su energía un sin fin de fantasías; con su boca, un viaje al Universo del deseo y con sus sordos gemidos la mejor experiencia de mi vida.

Encuentro con una señora en la Biblioteca de la Universidad

Hoy disfruté de la experiencia, hoy encontré una mujer. Era como ver la belleza de una emperatriz, la sensualidad de una diosa griega. Con su mirada invitaba a la locura; con sus gestos invocó a la pasión; con su voz provocó el revuelo de mi imaginación; con su experiencia, me hizo ver las estrellas; con su ternura disfruté del placer puro; con su entrega provocó un estallido en mi ser; con su energía un sin fin de fantasías; con su boca, un viaje al Universo del deseo y con sus sordos gemidos la mejor experiencia de mi vida.

Con esas palabras empiezo mi relato, hasta el momento ha sido mi experiencia sexual más dura, más morbosa y aún más caliente que mi primera vez. Me presentó nuevamente, me dicen "el mago" y tengo 18 años, estudio en la Universidad y fue precisamente en ese lugar en donde sucedieron los hechos. Para los que nos han leido mis otros relatos, me describo nuevamente, mido 1.68, bajito creo yo, pero muy picante, cabello negro, ojos color negros, con una mirada muy penetrante y cautivadora (según dicen), tengo la piel bronceada, una herramienta muy potente.

Para mí era un día más normal de clases, me dirigía hacia la biblioteca a investigar unas cosas que nos habían dejado en la clase de Química y en el camino me tope con una señora bastante atractiva (demasiado diría yo) vestía con una pequeña falda de tela y una blusa ligera (ese día hacia mucho calor) era rubia, blanca y de ojos grises, alta, más alta que yo y con una cara de deseo que provocaba el revuelo de hasta el más inocente, tenía una mirada penetrante, me miraba fijamente a los ojos, de cierta forma se me hacía perfecta, tenia un súper cuerpazo, unas tetas pequeñas pero muy firmes (cosa que comprobé después), un culo hermoso, bien formado y se notaba que si llevaba algo puesto, era un pequeño hijo, sin embargo se notaba que pasaba ya de los 45, casi 50 diría yo. Pero para su edad se conservaba en perfectas condiciones (me imaginó que muchas cirugías y mucho tiempo en el gym, la Universidad en donde estudio es de gente que tiene mucho dinero y me imaginó que alguna razón importante tenía para estar ahí).

Como dije yo iba de camino a la biblioteca, y esta "dama" se me acercó y me preguntó que dónde se encontraba la biblioteca, yo muy cortésmente le indique donde, y le dije que me siguiera, que yo hacia allá me dirigía. En el camino (unos cuantos pasos por unos pasillos) no dijo ninguna palabra, hasta que llegamos y yo creo que más estúpido que nadie le dije "aquí es, nos vemos", sin embargo ella me preguntó que cual era el salón donde se guardaban los videos y los microfilms. Yo le indique el camino a seguir (algo complicado para alguien que no conoce, debía entrar, dejar su identificación, pasar hasta el pasillo de las Tesis, cruzar a la izquierda, pasar los televisores, entrar a un pequeño salón, cruzar a la derecha, seguir recto hasta el fondo, cruzar a la izquierda y entrar en un pequeño salón al fondo, ese era el lugar). Ella me vio con cara de no haber entendido ninguna palabra y me pidió que la acompañara, yo más que moleste lo hice, porque a pesar de que era un gran recreo para mi vista, yo debía entrar a clases en 10 minutos por lo que no tenía mucho tiempo que perder (tenía examen y ese era mi motivo principal para llegar a la clase la cual se encontraba lejos de la biblioteca).

Pero en fin, la acompañe y nuevamente le dije aquí es, fue un gusto, nos vemos y me di la vuelta, dispuesto a salir del salón y hacer lo que tenía que hacer, sin embargo, de pronto sentí una mano sobre mi verga, era la señora, y en definitiva "me había metido mano". Yo con más miedo y con cara de sorprendido le pregunte que le pasa, por que lo hace. Ella se acercó más a mi y no dijo nada, sólo me bese, yo no respondí, me quede quieto, creo que debido a las circunstancias (me encontraba en la biblioteca de la universidad, cierto, nadie me podía ver, pero... y además ya era una señora mucho mayor que yo) yo nuevamente la retire y otra vez repetí mi pregunta. Ella se alejó un poco y me dijo que hacía ya un tiempo (más o menos 1 año) se había separado de su esposo y que no había vuelto a estar ningún hombre desde ese entonces, y que le guste cuando me vio y que estaba muy caliente y dispuesta a todo.

Así que se acercó, y me volvió a pensar, yo solamente estaba pensando, pero en mi mente me dije a mí mismo, que más da y entonces si respondí a sus besos.

Ella marcaba el ritmo, yo solo me dejaba hacer. Ella me metió la mano entre el pantalón y me empezó a sobar la verga descaradamente, así que mis manos tardaron un poco en reaccionar, pero empecé a tocar todo su cuerpo.

Entramos más al cuarto, y me recosté en una estantería, ella bajo, me desabrochó mi pantalón y me bajo también mi bóxer, y empezó a acercar su cara a mi verga (solo recordarlo provoca que mi verga vuelva a ponerse dura y me den ganas de estar otra vez con ella) primero rozaba su cara con mi verga, yo sentía su respiración y me estaba volviendo loco (debo decirles que con las otras mujeres que había estado, nunca me habían mamado la verga, ni en mis mejores sueños, había sido tan bueno como ella), después se metió mi verga en su boca, fue lo mejor, sentí que me llevó al cielo y de regresó. Empezó a pasar su lengua por toda mi extensión, desde la base hasta la punta, y se quedaba entretenida jugando con mi glande, pasándole la lengua como si de un helado muy delicioso se tratara. Y nuevamente se metía mi verga hasta el fondo y la sacaba, era como si le cogiera la boca. Ya teníamos un buen rato así cuando yo sentí que iba a acabar, así que le avise y a pesar de mis deseos le pedí que parara, porque todavía no quería acabar.

Entonces la levante, y la empecé a besar. No sé ni como, metí mi mano entre su blusa y logré quitarle el brasier, luego baje mis manos y le baje su tanguita color blanca con encaje, deliciosa, además pase mi mano por todo su cuerpo y me di cuenta que estaba completamente depilada, su piel era suave y delicada (a pesar de su edad). Volví a subir mis manos y subí su blusa, por fin pude ver sus tetas, pequeñas pero firmes, sus pezones apuntaban hacía mí como dos volcanes que querían hacer erupción.

Pase mis manos sobandola, la toque toda, sentí la firmeza de sus tetas, después baje mi cara y también mis manos hasta tocar su culo, pasé hacia delante y metí un dedo, ella se estremeció y dio un pequeño gemido. Empecé a masturbarla, mientras que con mi boca y mi lengua rozaba sus pezones, los lamí como si de ello dependiera mi vida. Su sabor era delicioso (yo sé que no tienen ningún sabor en especial, pero en ese momento lo sentí delicioso); mientras tanto yo continuaba metiendo y sacando un dedo y metí otro, nuevamente suspiró, mientras lo hacía mordí uno de sus pezones con fuerza, ella dio un gran grito de placer extremo, y me pidió más, pero yo por miedo a que nos descubrieran ya no lo volví a hacer, solo lamía, baje mi cabeza y le bese sus muslos, estuve a punto de empezar a chupar su concha, pero preferí subir y volverla a besar, metí el tercer dedo y movía mi mano con mayor rapidez, ella entre gemidos y expresiones de placer, pidiendo más y más (era verdaderamente insaciable, el placer su mayor delirio) acabó empapando toda mi mano, mientras yo la besaba con delirio, con placer y con entrega total.

Después, ella aún gimiendo, le pedí que me volviera a chupar, es que lo hacía fenomenal, entonces ella descendiendo besándome detrás de la oreja (Ahhhhhh!!!, es el lugar que más me excita, claro después de mi verga) me beso el cuello, me beso los pezones, donde estuvo un rato mientras me los lamí, luego con su lengua descendió por todo mi pecho y mi abdomen hasta llegar al lugar indicado.

Nuevamente me hizo ver las estrellas. Pasaba su lengua entre mi glande y mi verga, mis piernas temblaban de tanto placer, y no sabía que más, puse mis manos en su cabeza y le sobe el pelo, movía poco mi cadera como si la boca le estuviera cogiendo, pero era tanto el placer que apenas me podía mover, solo la dejaba hacer. Después ella bajaba hasta mis huevos y se los metía a la boca mientras que con una sus manos me pajeaba deliciosamente, muy suave hacia toda la piel hasta atrás provocándome un poco de dolor muy placentero y luego regresaba su mano y cubría todo mi glande.

Y nuevamente subía con su lengua desde la base de mi verga hasta el glande donde se entretenía chupando, lamiendo y succionando. Era tanto el placer que yo ya no aguantaba y apenas pude decirle que acababa, ella me chupó más rápido y con más fuerza, cuando lancé el primer chorro de semen, el cual fue a parar hasta su garganta, y después muchos más llenándole la boca de semen, las fuerzas en mis piernas me abandonaban y sentía que una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, mientras la bañaba.

Ella subió y me dio un beso, compartiendo conmigo mi semen (fue una situación algo desagradable, pero al fin y al cabo es mío), el resto la muy zorra se lo tragó todo.

La levante y la cargue hasta una mesa, la acosté y me puse sobre ella, nos besábamos con mucha pasión, estaba a punto de metersela cuando le dije que no tenía condones, ella me dijo que no importaba, por un momento pensé decirle que hasta ahí la dejaramos porque a pesar de lo muy caliente que puedo ser, pienso que el sexo debe ser seguro. Pero bueno, fue tan solo un pensamiento fugaz y se la deje ir hata el fondo. Los dos gemimos, yo pude sentir la calidez de su concha y a pesar de lo que yo pensaba ya que a su edad pensé que ya muchas vergas habrían probado su concha y estaría totalmente floja, nada que ver, aún me aprentaba y con mucha fuerza. Podía sentir las contracciones de su interior en mi verga.

Empecé a moverme con mucha lentitud. A cada milimetro que movía yo sentía sus contracciones y a la vez podia sentir como nuestras respiraciones y nuestros latidos iban en aumento, me recosté sobre ella y nuevamente la besé, mientras no dejaba de moverme y con mis manos sobaba su culo. Sus manos tampoco se estaba quietas y me sobaba todo el cuerpo.

Empecé a moverme con más fuerza, la sacaba completamente y se la volvía a meter. La metía con más rapidez y ella me anunció su nuevo orgasmo, entonces yo me moví más rápido y apretaba sus pezones con mis manos. Pude sentir como mojaba más mi verga, ahogaba sus gemidos con mis besos, me quede quieto para no acabar yo también, porque yo quería más, mientras continuaba besándola para que no la escucharan. Cuando su orgasmo había acabado, la baje de la mesa y la puse en cuatro sobre el piso, me puse por atrás y otra vez la empecé a coger, esta vez con fuerza y rapidez, mientras mis manos tocaban sus tetas y apretaban sus pezones, y bajaba por su vientre hasta apretar con mis dedos su clítoris y nuevamente subía, hasta que yo entre gritos ahogados acabé llenándole todo su interior.

Ella me pidió que siguiera un rato más porque su orgasmo estaba nuevamente cerca, entonces la seguí cogiendo, unos cinco minutos más hasta que ella nuevamente acabó apretando deliciosamente mi verga, la que ya no daba para más después de dos grandiosos orgasmos.

Me separé de ella y me recosté un momento en el piso para recuperar fuerzas, mientras estaba ahí, ella se arregló su ropa, entonces le pregunté su nombre y me dijo que no importaba, que sólo había sido un encuentro casual. Yo también me arreglé mi ropa y salí. Por supuesto, jamás llegué a mi examen, pero no me importó, pasé un rato fenomenal.

El mago

Si les ha gustado mi relato agradecería sus comentarios a: elmago0353@hotmail.com