Con una pareja salvaje en un hotel

La chica solo quería verme follar a su novio, pero más tarde no dudó en participar.

Esta historia es mitad verídica y mitad ficción

Aún en la oscuridad del cine me arreglé mi ropa y escondí como pude mi verga dentro del boxer. Por fortuna no me había manchado apenas (y ya era difícil con la corrida tan abundante que había tenido). Tarde aún unos minutos en reaccionar, durante los cuales muchas cosas pasaron por mi mente: un tío acababa de hacerme una paja espectacular delante de su novia, y me habían propuesto aún más fiesta, no conocía a esa pareja, ni siquiera podría reconocerles a la luz; el miedo volvió a invadirme y pensé que lo mejor era largarse de allí.

Pero al salir del cine y ver un todo terreno de gama alta con los cristales negros, mi corazón se aceleró (y mi rabo también) y como un zombie abrí la puerta trasera para colarme dentro de un salto.

Se trataba de una pareja algo mayor que yo (treinta y tantos), pero de muy buen ver; ella llevaba un vestidito corto y sandalias de tacón, y él vestía chinos y camisa de sport, un par de pijos de cojones, vaya. Los dos lucían una amplia sonrisa. Se llamaban Carlos y Lucy, o eso creo que me dijeron. Yo me llamo Luis, o eso creo que les dije.

Él conducía y ella en el asiento de atrás enseguida planteó el objetivo. "Gracias por venir; nos has gustado un montón y queremos cumplir una fantasía contigo: queremos que te folles a Carlos mientras yo os miro; puede que participe o puede que no, pero quiero sobre todo que le metas a mi novio esa polla tan bonita que tienes"

Realmente era la propuesta más atrevida que me habían hecho nunca. La pareja inspiraba confianza y por su manera de mirar, reír y de moverse derrochaban unas ganas locas de divertirse. A Carlos se le notaba un poco nervioso pero Lucy dominaba la situación y me lanzaba unas miradas llenas de fuego que aderezaba mordiéndose el labio inferior. Uf, ¿quién diría que no a ese diablo con minifalda?

"Subid mientras aparco" dijo Carlos. ¿Coño ya hemos llegado?, pensé yo. Estábamos delante de un hotel de lujo. Lucy y yo bajamos del coche y ella me condujo rápidamente, atravesando el vestíbulo, hasta los ascensores. Entramos en uno con más gente y ella pulsó la planta 18, la última. Cuando salió la última persona nosotros seguimos doce plantas más y ella aprovechó para estamparme un morreo y restregarme sus alucinantes melones.

"Por cierto, ¿qué te pareció la película, te gustó verdad? Y me miro mordiéndose el labio inferior de nuevo de una manera tan sensual que hizo que me lanzase sobre ella. Ella aceptó mi envite y se recostó sobre la pared del ascensor levantando sus brazos contra el espejo, y liberando su boca de la mía para lanzar un gemido que me excitó aún más.

Las puertas del ascensor se abrieron en nuestra planta y Lucy me llevó de la mano hasta su habitación… Desde luego estos chicos debían tener mucha pasta: era una suite enorme con un ventanal que mostraban unas vistas maravillosas de la ciudad. Pero yo estaba embobado con las curvas de esta mujer y su sensualidad tan salvaje. De nuevo nos dimos otra sesión de lengua, su vestido tenía una botonera por delante y me dediqué, con paciencia, a desabrocharlos uno a uno. Joder, Lucy no era muy guapa pero tenía un cuerpo precioso y unos pechos de infarto. Estuve acariciándole los pechos durante un buen rato y entonces pasé a pellizcarle delicadamente los pezones por encima del vestido. A pesar del sujetador, sus pezones se marcaban exageradamente sobre el vestido.

La escena tenía un erotismo embriagador. Yo la tenía agarrada por los brazos, la apretaba con ellos el cuerpo y de esa forma sus generosos pechos se desbordaban por el vestido entreabierto, al tiempo que le comía la boca, el cuello, el escote y aprisionaba sus pezones con mis labios.

Lucy comenzó a maullar como una gatita, y eso me animó darle más brío a mis caricias. Pasé de pellizcarle delicadamente los pezones con mis labios a retorcerlos entre mis dedos con suavidad pero con firmeza. Lucy dejó de maullar y ahora gemía con una panterita en celo. Mi polla se había endurecido otra vez al máximo, a lo cual contribuía Lucy de vez en cuando restregando su pelvis sobre la mía.

En ese momento se abrió la puerta y entró Carlos. Joder, me había olvidado de él. Lucy no se separó apenas de mi y se dirigió a su chico: "hola cielo, este cabrón no sólo sabe gozar, también sabe dar mucho placer… ¿verdad cariño?" y decía esto mientras se agarraba el vestido por la zona desabotonada y empujaba sus pezones erectos hacia el vestido "mira lo que me ha hecho, Carlitos, mira como ha puesto mis pezones, estaba a punto a correrme cuando has abierto la puerta y nos has interrumpido: ahora te mereces un castigo… "

Y dicho esto se acerco a su chico, y comenzó a besarle y acariciarle el cuerpo como antes lo había hecho conmigo. Yo no sabía si unirme a ellos y participar o quedarme mirando. Opté por lo primero y desde la espalda de Lucy me puse a morderle el cuello y acariciarle el trasero.

Pero entonces ella se volvió y me dijo: "recuerda a que has venido; venga quitaos la ropa los dos". Carlos parecía estar un poco disgustado aunque obedecía las órdenes de Lucy sin pestañear. Se quedó por completo en pelotas; tenía un cuerpo muy bien formado y compensado con un rabo en semi-erección.

Cuando estuvo desnudo por completo, Lucy recogió un pañuelo del suelo y vendó sus ojos. Él no solo se dejaba hacer sino que se tumbó sobre la cama boca abajo colocando las almohadas bajo su pelvis de forma que quedó en una posición perfecta para lo que le iba a ocurrir. Lucy buscó más pañuelos y en un momento ató sus muñecas al cabecero de la cama, y los pies a las patas del somier. Uf, era realmente excitante ver a Carlos en esa situación, con las piernas abiertas, atado y vendado.

"Solo falta que le amordaces" dije yo bromeando, y Lucy me miró picaronamente y lo hizo.

"Ahora es tu turno", me dijo Lucy; "¿estás preparado o necesitas ayuda?"

La chica vino hacia mi y me arrancó la ropa que me quedaba. Me quedé desnudo por completo con una erección tremenda. Lucy estaba embobada mirándome la polla. "Joder tío que bueno estás; yo también voy a querer probar eso" Me la agarró y comenzó a meneármela mientras me arañaba con su largas uñas por el pecho y los abdominales.

Mientras hacía esto, Lucy acerco sus labios a mi oído y me susurró: "quiero que me tires sobre la cama al lado de Carlos y me sodomices como luego lo harás con él, pero debes hacerlo con dureza, como si me estuvieses forzando" Mientras decía esto seguía masturbándome y arañándome y en su cara podía ver la súplica para que cumpliera su deseo.

Decidí tomármelo en serio. Le hice un guiño de complicidad y sin mediar palabra la agarré por el cuello violentamente y le grité "os gusta jugar eh? Sois unos pijitos de mierda y os juro que os vais a acordar de lo que os voy a hacer durante mucho tiempo" Ella se soltó de mí durante un momento y respondió "¿que haces, qué quieres? No por favor?" Pero mientras decía esto me guiñaba un ojo. Carlos se había alarmado e intentó por un momento zafarse de las ataduras pero Lucy, que debía haber hecho la mili en la marina, le había atado a conciencia y Carlos no podía más que gruñir y quejarse.

Agarré de nuevo a Lucy, la volteé y le arranqué unos cuantos botones del vestido de un tirón. El sonido de la ropa al desgarrarse y los falsos quejidos de la chica le daba mucho morbo a la situación.

Sin más miramientos la arroje sobre la cama boca abajo pegada a Carlos, le subí el vestido y le metí la mano bajo las braguitas. Joder, estaba chorreando. Le arranqué las braguitas de un par de estirones. Como Carlos no podía vernos, ella relataba lo que yo le hacía "hijo de puta, no me arranques las bragas" "ohhh, me haces daño" Por el tono placentero de Lucy Carlos ya se imaginaba que aquello era fingido, aunque la verdad es que yo estaba siendo muy violento con Lucy y a ella parecía gustarle mucho.

Mi polla estaba muy grande y dura y tenía unas ganas locas de follarme a esa morenita. Sus labios vaginales eran muy carnosos y tenía una piel muy sedosa. Aún tenía las bragas medio puestas, medio rotas; yo puse una mano en su espalda para que no se moviera y acerqué la punta de mi rabo a su coño. En cuanto ella lo sintió aceleró sus insultos y quejas "¿hijo de puta, pretendes follarme delante de mi novio?", pero su cintura se movía buscando que su coño chocase con mi glande.

La punta de mi polla se fue solita a su raja y de una sola embestida le metí la mitad de mi rabo. Ella comenzó a gemir desesperadamente y yo seguí empujando hasta que se la enterré entera. Continué follándola como un poseso durante un ratito

Mientras me follaba a Lucy, Carlos intentaba en vano zafarse de las ataduras lo que hacía que sus músculos sudaran y se marcaran más. Lo que estaba ocurriendo a su lado le estaba claramente excitando pues ahora lucía una erección más que considerable

"Ohhh, cariño, nunca me habían follado tan fuerte" Me di cuenta que Lucy alargó una mano bajo la cama y cogió un consolador, en ese momento hizo un esfuerzo para agarrarme mi polla, sacarla de su coño y apuntar con ella a su ano. Mientras hacía esto decía "no era esto lo que habíamos pactado, era a él a quién tenías que follarte".

Yo estaba envalentonado y le solté a Lucy "claro que si, zorrita, claro que me voy a follar a tu chico; pero antes me voy a follar tu culito" y comencé a empujar mis durísimos ventidos centímetros sobre ese culito.

"No, por favor, no, no, ah, agh, agh, por dios, no me la metas, oh dios, ohh, ohh, …"

El culito de Lucy engullía mi polla centímetro a centímetro hasta enterrarle un buen trozo.

"por favor, para ahí, ya está bien, muévete si quieres pero no la metas más; joder es alucinante…". Lucy ya no podía disimular su placer. Yo realmente pensé que la estaba dañando y me corté de darle más a fondo, pero Lucy era insaciable y con sus manos se había acomodado el consolador en su vagina y se lo metió hasta adentro. Luego lo accionó y comenzamos a oír un zumbido.

Su novio estaba disfrutando de lo lindo con lo que oía y sentía a su lado, tanto que acabó corriéndose entre gruñidos. Le bastó con restregarse sobre las almohadas para conseguir su climax.

Esto nos excitó más a la chica y a mi, y aceleré mis movimientos sobre el cuerpecito de la chica. Ella estaba gozando a lo bestia. Tenía la cara enterrada en las sábanas y dos rabos (uno de verdad y otro de plástico" dándole placer.

La chica cada vez estaba más fuera de si y cuando noté que se iba a correr, me acosté completamente sobre ella hundiéndole algo más mi herramienta. Entonces ella comenzó a gritar y resoplar, y su cuerpo se convulsionó con una fuerza inesperada. Tuvo un orgasmo tan intenso y largo que nos pareció que se iba a romper. Yo me quedé quieto y ella no paró de temblar durante casi un minuto en que poco a poco fue relajando su cuerpo.

Me retiré de ella y se volvió sobre la cama con el consolador aún clavado aunque apagado. Seguía teniendo la respiración entrecortada y las mejillas tan coloradas como su vulva. El vestido y el sujetador estaban abiertos y pude disfrutar de la vista deliciosa de sus grandes senos coronados con unos pezones oscuros de enormes aureolas. Quizás motivado por esta visión mi polla, que había alcanzado un enorme tamaño y estaba durísima, dejó caer una gotita de líquido. La chica recobró el aliento y lo primero que dijo fue:

"Follátelo, fóllatelo como has hecho conmigo; entiérrale la polla y machácale sin compasión…"

Estas palabras ya no las decía con picardía, ni con guiños, ni con sonrisas ni nada. Y su tono de voz era tan serio que casi asustaba. Tenía frente a mi a una mujer transformada por el sexo y a un esclavo sometido que se retorcía en las sabanas envuelto en sudor.

Entonces sentí como mi polla me hablaba y me decía "acabemos esto de una vez". Estaba tan excitado que ni me lo pensé dos veces; iba a follarme a un tío delante de su chica. Ambos lo deseaban y yo también quería.

Me puse otro condón mientras les dije "venga, vamos a hacerlo". "Tápale la boca si grita"; esto lo dije como pura fanfarronada pero tuvo un efecto alucinante: Carlos comenzó a sollozar, imagino que fruto de la excitación contenida, aunque no se movía. Su chica se acercó a él y le recordó: "recuerda nuestro trato, cariño, fuiste tu quien lo propusiste así que relájate y disfrútalo; sobre todo relájate o ese polla te va a destrozar"

Acerqué mi polla al culo de Carlos y coloqué una mano sobre su espalda para obligarle a levantar el culito. Al sentir mi rabo Carlos reaccionó muy excitado y se dejó hacer. Fue su chica la que agarró mi cimbel y lo colocó a la entrada de su ano mientras me pedía que se la metiera. Mi glande desapareció en el culo del chico en un santiamén mientras él gemía y respiraba con fuerza. Yo comencé un movimiento de vaivén y en cada estocada se la clavaba un poco más. Lucy se había recostado en la cama y miraba embobada y con cara de lascivia como me follaba a su chico. A los pocos segundos sus dedos fueron a parara a su coño y empezó a masturbarse. "Venga, sigue, dale más…" la chica estaba disfrutando. Yo miraba sus pezones brillantes de sudor que aparecía y desaparecía del vestido y eso me volvía loco.

La mitad de mi polla estaba ya enterrada en el trasero de Carlos, que ahogaba sus gemidos en las sábanas. Llevaba ya varios minutos dándole caña y mi excitación subía por momentos.

Carlos tensaba su s músculos cuando yo se la metía. Pasé de estar erguido a recostarme sobre el apoyando mis manos en a cama. Con esto le introduje un centímetro más de polla y el chico me devolvía un incremento de gemidos y resoplidos. Los gemidos de placer Lucy masturbándose le dieron ánimos a su novio que de pronto se relajó y levantó su culo en un intentó de engullir más rabo. Esto me calentó tanto que me hizo perder el control y darle una fuerte embestida. Ahora Caros lanzó un fuerte quejido y Lucy decidió quitarle la mordaza de la boca.

"¿Qué pasa que no te gusta? Quiero escuchar como pides más. Quiero oirte decir que la quieres toda". Carlos no escuchaba a Lucy. Estaba enloquecido con el polvo que le estaba echando.

"Fóllame Luis, dame más, haz que me corra…" Yo al oír esto le di otra embestida y el me lo agradeció con un gemido acompañado de un "si, siii, fóllame, ahh joder que fuerte".

Yo estaba ya en las últimas y me tire sobre Carlos: con una mano le sostuve una muñeca fuertemente y con la otra le agarré del pelo mientras le dije "venga tío, vamos a llegar hasta el final, vamos…" y le di una nueva embestida. Carlos aullaba y escondía la cara en las sábanas para amortiguar el ruido. Otra embestida más y mi polla desapareció por completo en el culo de Carlos. Yo estaba sudando y sentía tanto placer que estaba a punto de correrme. Al levantar la cabeza veía a un musculitos atado a la cama y mi polla trabajándomelo. Guau, nunca había imaginado que follarme a un chico sería tan placentero.

Lucy se acercó y me dijo; déjame que yo haga algo también por ti. Y cogiendo su consolador lo lamió y me lo restregó por el culo mientras yo seguía follándome a su novio.

Estaba tan excitado que dije que si cuando Lucy me preguntó si quería que me follase ella con su juguete. A La tía le gustaba jugar duro y en un abrir y cerrar de ojos tenía medio consolador atravesado en mi ano, activado, vibrando y haciéndome ver el paraíso.

Carlos se corrió por segunda vez entre jadeos y gritos de "fóllame, fóllame".

Yo, ensartado por el vibrador que manejaba Lucy y que me volvía loco de placer, y machacando literalmente a Carlos, sentí los estertores del climax del chico a lo largo de todo mi miembro. Y tuve un orgasmo intensísimo. Recuerdo que mordí a Carlos en el cuello tan fuerte que le dejé una buena marca. Mi polla debió vaciarse para un mes, pues noté como estuve bombeando semen sin parar durante muchos segundos.

Me separé de Carlos aún con el vibrador haciendo su trabajo y lo mantuve funcionando aún un rato pues alargaba el intenso placer que había sentido. Finalmente me lo saqué y lo dejé caer al suelo. Lucy mientras tanto había cortado con unas tijeras las ataduras de su novio y se revolcaba cariñosamente sobre él, quién se había dado la vuelta y me lanzaba una mirada entre complicidad y agradecimiento; enseguida se centró en su chica y ambos comenzaron a hacer el amor. Ya no era lo mismo que antes, y yo noté que no pintaba nada allí.

Me vestí mientras contemplaba como la pareja se entregaba a sus juegos amorosos (sentí un poco de envidia). Cuando iba a salir me llamaron "Luis, no te vayas aún, ven". Me acerqué a ellos. Lucy me dio un dulce beso en los labios mientras Carlos me pedía que anotara mi teléfono en una libreta que había sobre la mesilla. Así lo hice. Les dije adiós y cuando iba a salir me dieron las gracias por la que dijeron fue la sesión de sexo más morbosa de su vida.

Llegué por los pelos a coger avión.