Con una compañera de trabajo

No espero que a nadie guste ni sorprenda esta historia. Ni siquiera me voy a esforzar por dar lo mejor en escribirla. Simplemente es algo que me ocurrió y que necesito contar.

No espero que a nadie guste ni sorprenda esta historia. Ni siquiera me voy a esforzar por dar lo mejor en escribirla. Simplemente es algo que me ocurrió y que necesito contar.

Claro, ya se. Se lo podría contar a mis amigos, pero eso seria en caso de que no estuviese casado y nuestros amigos son comunes, lo que me da la certeza de que tarde o temprano llegaría a los oídos de mi mujer. Los compañeros de trabajo? Tampoco es una gran idea convertirse en el blanco de todos los chismes y cotilleos de pasillo. En fin, que la única manera de mantener esto en secreto es contándolo a los cuatro vientos. Que paradoja. Además, de que sirve hacer una cosa así si no se lo vas a poder contar a nadie? Pues eso, vamos allá.

De vez en cuando me toca viajar por mi trabajo. No es algo que ocurra a menudo, afortunadamente, pero las multinacionales son así, a veces no queda mas remedio que personas que están a cientos o miles de kilómetros trabajen juntas.

Ya había visitado nuestras dependencias en ese país anteriormente, de hecho, aunque no dependen de mí directamente si que necesitan de mi departamento para poder funcionar. Nada que no se pueda solucionar por teléfono, por mail o por cualquier otra vía de las que ofrecen las nuevas tecnologías, pero en esta ocasión, no quedaba más remedio que visitarles durante unos días.

Allí trabaja una compañera (casi podríamos considerarla una superior mía, aunque no lo es debido a que ella pertenece a otro departamento) a la que llamaremos Eva, por ser la primera mujer. Al menos la primera que me ha hecho sentir así.

Eva es una mujer increíble, sensiblemente mayor que yo (unos 15 años) derrocha simpatía por los cuatro costados, una increíble sonrisa y un toque hippie que le resta años. Pero quizás lo que más me atrae de ella es que es una gran profesional. Socióloga de formación, no se muy bien a que se dedica (ya dije que no es mi departamento) pero consume grandes cantidades de datos que transforma en sesudos informes y goza del respeto y confianza de nuestros superiores.

Físicamente no es gran cosa, con 1,65 m está, como se suele decir, entradita en carnes pero sin llegar a estar gorda y aunque luce generosos escotes, tampoco es que tenga un pecho espectacular, le calculo una 90-95. Por otra parte es bastante guapa, morena, luce una espectacular melena rizada que le da un aspecto salvaje, y su sonrisa, esa sonrisa que cuando aparece no existe nada mas en el mundo.

Con ella, cometí el gran error que todos los hombres hemos cometido en alguna ocasión, confundir su amabilidad, su cariño y su hospitalidad con una inexistente (en aquel momento) atracción hacia mi persona.

Siempre se mostró muy amable conmigo. Trilingüe, no me dejaba solo ni un momento, me traducía todas las conversaciones, las cartas de los restaurantes y me ponía al día sobre la historia, la actualidad y la cultura local.

La primera noche que pase allí, la pase solo. Fueron todos muy amables explicándome como llegar hasta mi hotel y por que zona de la ciudad moverme y además programaron una cena entre compañeros para la noche siguiente. Pero cualquiera que viaje por trabajo sabe lo que se siente en esos casos. Solo, en una ciudad, cultura e idioma que desconoces buscando un sitio para cenar, cerca del hotel para no perderte y además lidiando con ese odioso horario europeo. Y así anduve un par de horas haciendo tiempo, de bar en bar, cerveza tras cerveza sin dejar de pensar en ella. Me la follo o no me la follo? Cuando estuve suficientemente borracho me fui a dormir con las ideas claras. No me la follo. O si, que coño!

El día siguiente, rutina. Reuniones, mail va, mail viene, llamada arriba, llamada abajo. Bajamos a comer y se sienta enfrente de mí, no me desatiende ni un momento. Joder! Seria gilipollas si no me la follase. O mejor no que luego se lían las cosas.

Avanza la tarde y la gente se empieza a echar atrás sobre el tema de la cena. A mi no me apetece, yo es que tengo compromisos, mañana salgo de viaje…. Todos van cayendo menos ella. Me la follo, vamos que si me la follo, es una encerrona clarísima.

Pero es que después de casi diez años de matrimonio no se si seré capaz de lanzarme, y el sexo rutinario con mi mujer habrá conseguido que no este a la altura. No es buena idea fallársela.

Salimos de trabajar tarde, y vamos en su coche al casco histórico. Tomamos unas cervezas mientras ella no deja de sonreír. Luego cenamos, vino y más sonrisas. Vamos a tomar unas copas, más sonrisas. Entramos en un local con música suave, jazz. Charlamos, sonríe, bebemos, sonríe. Ahora o nunca. La beso.

El beso la sorprendió bastante. Vi sus ojos abiertos como platos mientras la besaba pero sin embargo fue su lengua la que entro en mi boca. "Que Haces?".

Mientras intento entre tartamudeos (ya sabia yo que estaba desentrenado) buscar algo coherente que decir. Ella bebe, respira hondo, se lleva la mano al pecho y concluye "No me esperaba algo así". Punto de no retorno, o despego o me estrello y mañana dimito.

Así que tocaba sacar esa retahíla de cuando quieres llevarte a alguna a la cama (lo siento lectoras, es así. Espero que no suene demasiado machista) "Me atraes desde que te vi la primera vez bla bla bla Mujer increíble bla bla bla tu sonrisa bla bla bla nunca he conocido a nadie como tu, etc." pero lo curioso es que según lo iba diciendo no me resultaba ninguna mentira. Seré gilipollas?! Pues no me habré enamorado? A estas alturas y con todo en mi contra? Que no se me olvide mañana a primera hora pegarme un tiro.

Un tanto boquiabierta no deja de sonreír, bebe, vuelve a sonreír, me besa. Creo que el resto de parroquianos del local hace la ola pero me da que eso son imaginaciones mías. "Que boca mas rica tienes" me dice. Me derrito. Mierda!! El alcohol, estamos semi-borrachos. Esto no se levanta ni con Viagra en vena!!! Me meto la mano en el bolsillo disimuladamente. Ah! Pues no.

Nos besamos, nos reímos. Mejor dicho, nos sonreímos como idiotas. No se quien esta mas atónito. Si ella mas cerca de la jubilación que de la pubertad o yo, que apenas puedo dejarme barba.

Seguimos la ronda por los locales de la zona. A ratos charlamos, a ratos reímos a ratos nos besamos. Y bebemos. Es una tía increíble sin duda. Todos los sitios que visitamos están llenos, curioso para un día entre semana. Miles de veinteañeros los abarrotan. Entramos en un local antiguo y ella me cuenta su historia. Los azulejos de principios de siglo y la barra de madera contrastan con los graffitis de las paredes. Nos sirven vino blanco en vasos de plástico. "Acaso es esto digno de mi princesa? No queda sino batirnos" le digo al camarero que obviamente no habla español. Ella se ríe. Nos sentamos. Coño, que lo decía en serio.

Mas vino, mas risas, mas besos, mas silencios llenos de sonrisas estupidas. Bueno, estupida la mía, la suya sigue derritiéndole el alma. Me encuentro mareado, joder que aguante tiene ella. Nueva comprobación. El mástil sigue en su sitio.

En algún momento, decidimos que nos vamos. Hay un trecho hasta el aparcamiento. Yo no se ni donde estoy, ni por donde hemos venido ni a donde vamos, pero ella avanza con paso decidido. Que hago? Le cojo la mano? Si. Ella se gira, me sonríe y me besa. Cada vez que me sonríe me tiemblan las piernas, y cada vez que me besa, digamos que me tiembla otra cosa.

Llegamos al aparcamiento, se quita la chaqueta y la mete en el maletero. Yo meto a mi persona en el asiento del copiloto y cuando ella sube al coche me da un beso fugaz. Yo la atraigo contra mi y le doy un beso menos fugaz, intercambio de fluidos, tocamientos. Mejor arrancamos no crees?

Vamos hasta mi hotel. Para en la puerta. Me besa. Un largo beso.

Bueno, mañana nos vemos.

No quieres subir?

No te dirán algo?

Que me van a decir?

Aparca y entramos en el hotel. No se ni que hora es. El tipo de recepción esta en el bar. Cuando nos ve entrar se levanta y hace como que se acerca a la puerta. "Buenas noches" (idioma local), "buenas noches" (tartamudeo), no puedo levantar la vista del suelo y cuando lo consigo Eva esta en la puerta del ascensor. Que velocidad! Entro en el ascensor e intento recordar en que habitación estaba. Si, séptimo piso. Pulso el botón, miro como se cierran las puertas y en cuanto desaparece la cara del recepcionista la abrazo y la beso.

Torpemente abro la puerta después de dar tres vueltas por todos los pasillos de la planta buscando la maldita habitación. Intento abrir el minibar. Imposible, esta como atascado. Intentaría poner música en la TV pero prefiero no tocar el mando. "Bonita habitación" me dice de pie junto a la cama mientras se quita los zapatos. "Una habitación de hotel mas" Contesto.

Me acerco y me quito los zapatos yo también, la ayudo a tumbarse y hago lo propio junto a ella sin parar de besarla. Acaricio su estomago bajo la camiseta y ella se la quita. En ese momento aprovecho para quitarme los calcetines disimuladamente. Solo hay una cosa más patética que un hombre desnudo en calcetines, yo desnudo en calcetines.

Nos besamos y acariciamos mutuamente, beso su cuello y después sus pechos, ella se quita el sujetador (afortunadamente, he visto arneses de escalada libre con menos tiras, sujeciones y enganches). Mientras ella hace esto yo me pongo de pie y me quito camisa y pantalones, ella se queda también en bragas. El diseño del conjunto confirma mi teoría de que ella no tenia intención de que terminásemos en la cama.

Seguimos besándonos un rato, hasta que decido bajar un poco. Muerdo sus pechos. Esperaba en una mujer de su edad encontrar dos pellejos que solo un sujetador pudiese dar forma pero me equivocaba, tiene dos pechos preciosos, redondeados, firmes, aunque creo que la convención de Ginebra debería prohibir esos sujetadores con relleno no me importa. Últimamente estoy obsesionado con los pechos pequeños y saboreo mordisqueando cada milímetro de estos. Ella gime y me acaricia la nuca.

Sigo bajando, besando cada milímetro de su piel hasta que me encuentro con sus bragas, se las quito y ella me ayuda arqueando un poco la espalda dejando su coño al descubierto. Me tiro en plancha a comérselo, ella gime mas. Gime haciendo "ay, ay ay" lo cual hace que me entre un poco la risa, pero me reprimo, agarro sus nalgas y como como si fuese una gran rodaja de sandia. Sigo así hasta que noto unos espasmos en sus piernas y la oigo respirar hondo. Entonces ella me empuja obligándome a levantarme. Me quedo de rodillas entre sus piernas y ella tira de mis calzoncillos sacándome la polla y se la mete en la boca sin mas preámbulos. Acaricio su cabellera con una mano y sus pechos con otra, no es una postura muy cómoda para ninguno de los dos pero, oooooh esto explica que no haya pensado en mi mujer en toda la noche, 10 años con la nariz taponada son como para visitar a un especialista.

Su sonrisa se ha convertido en la maquina de dar placer mas perfecta que se ha inventado. Me la chupa despacio con mucha suavidad, es como si me acariciase con terciopelo. Me encuentro en la gloria mientras acaricio su pelo, su espalda, sus hombros. Después ella se tumba, y yo vuelvo a su coño. Lamo su clítoris mientras meto un dedo, dos, tres… ella se retuerce y me agarra del pelo haciéndome subir. Beso sus labios sin sacar mis dedos de su coño. Y le susurro al oído "Eva, no tengo condones, aun asi quieres hacerlo?".

Ella sonríe, me besa, agarra mi polla y la dirige hacia su coño con una mano mientras empuja mi culo con la otra. La penetro despacio sin dejar de besarla, pone las manos en mi cintura y comienza a moverse al mismo ritmo. Sigue con sus gemidos pero ya no me afectan, solo me preocupa su placer. Sigo despacio un rato y después me paro de repente, la beso, saco mi polla casi por completo y arremeto de nuevo con un golpe seco, ella gime fuerte, repito el movimiento, una vez, otra, aumento el ritmo con fuertes golpes todo lo que puedo, ella me empuja hacia atrás y muerde la almohada girando la cabeza, "si, si, mas fuerte" grita entre gemidos. Hasta que noto otra vez ese espasmo en sus músculos. Uf, menos mal, pensaba que me corría antes que ella.

Me agarra con sus piernas para que pare de moverme, me besa y me sonríe. Me empuja para sacar mi polla de su cuerpo y se da la vuelta, poniéndose de rodillas. Dirijo de nuevo mi polla hacia su coño y empiezo a golpear fuerte de nuevo agarrando sus caderas. Sigue gimiendo y mordiendo la almohada. Giro un poco la cabeza y nos veo en el espejo. Agarro sus pechos y aprieto fuerte. Ella se incorpora un poco y coge mis manos encima de mis pechos apretando mas, pero a mi me da miedo hacerle daño y la obligo a tumbarse de nuevo. Ella apoya la cabeza en la cama y levanta el culo todo lo que puede, pongo las manos junto a sus hombros y sigo golpeando al mismo ritmo. Me agarra una mano e intenta morderme, lo evito. "Pégame" me dice. "No puedo" Contesto. "Pégame fuerte", "En serio, soy incapaz". Lo intento, le doy un cachete en el culo para no estropear el momento en discusiones. Se incorpora y grita, más bien ruge. Otro cachete, "mas fuerte" dice mientras empuja su culo contra mi. Un cachete mas, "cógeme del pelo". Agarro su pelo y tiro hacia mí a cada empujón y ella grita mas y mas. De repente se detiene y se queda tumbada con el culo en pompa. Veo su ano, dilatado. Me siento tentado de penetrarla por ahí pero no me parece buena idea el sexo anal en la primera cita. La obligo a levantarse de nuevo agarrando sus pechos y me muevo rápido. En ese momento noto como un orgasmo viene desde la base de mi polla, va subiendo hasta llegar a la punta, saco la polla y me corro en su espalda.

Caigo rendido a su lado, intento besarla pero ella muerde aun las sabanas. Creo que aun se esta corriendo. La abrazo desde un lado y nos besamos un rato. "Aun te siento dentro de mi" dice, después toca la mi lefa en su espalda de un lado a otro como si estuviese extendiendo una crema. La beso fugazmente. "Espera, voy a por algo para limpiarte", pero cuando estoy en el baño ella aparece por la puerta. "Quieres mejor que nos duchemos?" Le digo, pero ella solo sonríe.

Echo una toalla al suelo y aparto la mampara, le doy la mano para que no se tropiece y entra en la bañera, me pongo tras ella. Abre el grifo y espera a que salga el agua templada. Nos besamos. Cojo la ducha de su mano y limpio mi leche de su espalda. Ella coge la ducha y dirige el chorro hacia mi polla. Me lava y dice "que rica cosa tienes aquí abajo".

No me gusta que hablen de mi polla, no por nada, estoy por encima de la media y no me quejo de su funcionamiento, pero es algo que no me agrada, manías supongo, pero no me enfado. Tomo yo la ducha y mojo todo su cuerpo, cojo en bote de gel y me echo un poco en el pecho y el estomago, la obligo a darse la vuelta y me rozo con su espada hasta que hace espuma, la giro y sigo frotando mientras la beso, agachándome para frotar mi polla con su coño. Seguimos así un rato hasta que decido que ya esta bien, vuelvo a coger la ducha y limpio la espuma de su cuerpo. Después la ayudo a salir de la ducha dándole la mano. Envuelvo su cuerpo con otra toalla y la seco besando su nuca. "voy a aclararme" Digo. Ella se va.

Cuando vuelvo de la ducha ella esta tumbada en la cama, se ha desenvuelto de la toalla y esta boca arriba completamente desnuda. Bromeo saltando por encima de ella y la abrazo, y la beso, acaricio todo su cuerpo desde los tobillos al cuello. Sigo acariciándola un rato, se ha quedado con los brazos abiertos y acaricio su pecho y sus brazos como quien acaricia a un gatito. Incluso ronronea, no para de sonreír hasta que suena su móvil.

Se levanta de la cama de un salto y busca el teléfono en el bolso. "Me llaman para que vuelva a casa" Dice. "Y que vas a hacer?" "Disfrutar de ti otro rato" Dice mientras se tumba a mi lado. Me besa y me acaricia las piernas con una mano hasta llegar a mis huevos. "no creo que pueda" Pienso. Me equivoco de nuevo.

Se pone de rodillas sobre mi estomago besándome en la boca, en el cuello, el pecho, el estomago hasta llegar a mi polla. Se la mete en la boca y me hace sentir eso de nuevo, sigue un rato intentando apartarse el pelo hasta que finalmente se lo sujeto yo. Me hace una mamada como no me habían hecho en la vida. Recorre toda mi polla con su lengua y "mordisquea" con los labios los laterales de mi glande. Me acaricia toda la polla con su lengua y de repente se pone violenta metiéndose la polla hasta tocar su garganta.

Después sube y me besa. Se incorpora y acaricia mi polla con su coño. Lo noto húmedo y caliente. Se mueve un rato así, riéndose, sabe que estoy por completo en sus manos. De vez en cuando se incorpora sin parar de moverse, me mira y sonríe. Le agarro los pezones y aprieto a lo que ella contesta enseñando los dientes y sujetando mis manos.

Ella lleva su mano a mi polla e intenta metérsela pero yo la agarro con una mano y solo le dejo meter la punta. Con mi mano agarrando la polla bajo su culo ella empieza a gemir de nuevo "ay, ay, ay" y cuando noto que esta a punto de caramelo, quito la mano y empujo de golpe. Eso hace que se quede parada y se deje caer hacia un lado. Parece que le gustan estos juegos.

Se queda boca arriba con las piernas abiertas a mi lado. "Ven" me dice y me obliga a ponerme sobre ella. La penetro de nuevo y vuelve a gritar abriendo todo lo que puede las piernas completamente estiradas hasta que me agarra de nuevo entre sus muslos.

Después de un breve descanso para tomar aliento me empuja hacia arriba apoya los pies en la cama y mueve las caderas atrás y adelante muy violentamente. Gime y grita hasta que no puedo más y me corro entre sus tetas.

Ella sigue gimiendo, cruza las piernas y toca mi lefa mojándose la cara. "Deberías haberte corrido en mi boca, es mas pornográfico" dice mientras se mete los dedos mojados en la boca. "No a todo el mundo le gusta, deberías habérmelo pedido" le respondo. Faciales en la primera cita? Eso si que no me lo esperaba.

Permanecemos un rato tumbados mientras recobro el aliento y nos vamos de nuevo a la ducha. Ella se limpia la lefa y me vuelve a lavar la polla. Después se gira, dándome la espalda, se agacha y se lava el coño. Un momento, el agua que va camino del desagüe es mas bien amarillenta, esta meando. "Prefieres que te deje sola?" le digo, me mira y sonríe. "No, hazlo tu también. Aquí, sobre mi"

Confieso que se me debió quedar la misma cara que a ella cuando le di el primer beso. Vas por la vida con la idea de que has probado prácticamente todo en el sexo dentro de unos limites (limites que son básicamente lo que has tenido oportunidad de poner en practica), y de repente te sorprenden con algo así, tan sencillo pero que a la vez esta casi detrás de una frontera.

Eva se gira, poniéndose de rodillas ante mi agarrándome la polla. "Vamos, hazlo. Que pasa? Te da vergüenza?", "Pues si, para que negarlo. No suelo hacer pipi con publico" Tras unos segundos comienza a salir un tímido chorrito que ella se encarga de dirigir. Al principio sobre sus manos, como comprobando la temperatura, y luego, mirándome a los ojos, sobre su pecho mientras me dice "Así, muy bien" como dándome ánimos.

Es una sensación extraña, parte de placer, parte de cómico y parte de sorpresa por estos mismos sentimientos. También una pizca de preocupación, por si ella se siente humillada pero no parece ser el caso así que me relajo. Cuando termino, se levanta, me sonríe, me besa y me vuelve a sonreír, se lava un poco más y sale de la ducha dejándome solo. Yo permanezco unos segundos y salgo detrás de ella. Esta sentada sobre la cama, con la toalla enrollada colocándose un poco el pelo. Yo salgo del baño desnudo, me siento a su lado y la beso de nuevo. Sonríe, me abraza y seguimos besándonos. Yo le quito la toalla, le acaricio el estomago, los pechos, los brazos, la cara… Hasta que ella me aparta.

Al otro lado de la ventana empieza a amanecer. "Tengo que irme" me dice. "Quédate a dormir", "No puedo". Se viste mientras yo la miro desde la cama.

"Eres una mujer maravillosa" le digo. Sonríe, se acerca y me besa. "Nos vemos en un rato" y se va hacia la puerta. Yo la intento acompañar, pero cuando llego hasta la puerta ella ya esta en el pasillo. Me asomo aun desnudo, espero que no haya nadie en el pasillo, y la veo alejarse por el pasillo hacia el ascensor. No se gira ni siquiera cuando entra en el ascensor, se mira en el espejo y las puertas se cierran.

Vuelvo dentro, me tumbo sobre la cama y en unas horas me despierto con algo de resaca. Tengo una ligera sensación de que lo de anoche (en realidad hace un rato) fue solo un sueño pero una toalla húmeda sobre la cama y su olor aun sobre mi piel me dicen lo contrario. Sonrió.

Me levanto y me ducho para intentar despejarme un poco. No puedo dejar de pensar en ella y de repente me asalta una gran duda: Como será el día después? Con que cara la miro? Se terminaran enterando los compañeros? Se habrá arrepentido?

Con todos esos pensamientos acosándome, me visto y voy hacia la oficina. Es tarde pero el móvil no suena así que supongo que nuestros compañeros han sido comprensivos. Efectivamente cuando llego todo son risas. Eva aun no ha llegado y ellos me preguntan por mi resaca. Café de maquina, lo mejor para la resaca.

Un rato más tarde llega Eva. Sonríe como siempre, se ha puesto especialmente guapa me saluda, los dos miramos al suelo y nos reímos. "Que le hiciste anoche a nuestro invitado?" le preguntan. "Si yo te contase…" pienso. Eva va a su despacho y se sienta ante su ordenador. Yo no tengo mucho más que hacer por allí, pero mi avión no sale hasta mediodía. Reviso el mail, hago alguna llamada, imprimo algunos documentos, navego un rato y charlo con unos y con otros.

En un momento en que no hay nadie en los despachos de alrededor me acerco a ella y le doy un beso. Se asusta "Que haces? Nos van a ver". "Solo quería comprobar que lo de ayer no fue un sueño." Vuelve a mostrarme esa sonrisa. Tira de mi camisa hacia ella y me besa. "No lo fue".

El resto de la mañana consiste en disimular, en intentar quedarnos solos. Alguna caricia bajo la mesa o por la espalda y muchas sonrisas cómplices. Después me fui al aeropuerto y no la he vuelto a ver.

Hemos intercambiado algunos mails muy escuetos. Alguna llamada de teléfono con excusas pero creo que la he cagado con ella.

Cuando volví a mi casa casi me había olvidado de la existencia de mi mujer y por su actitud, diría que Eva a pesar de su edad se ha enamorado como una quinceañera así que al volver a hablar con ella le recordé que estoy casado lo cual creo que a ella no le sentó muy bien.

No quisiera que pensase que lo de aquella noche fue solo un polvo, lo cual tampoco quiero pensarlo yo y tampoco quiero que este incidente enturbie nuestra amistad (si se puede llamar así al trato cordial que teníamos) ni nuestra relación profesional pero creo que no he manejado demasiado bien la situación.

Y hasta aquí mi confesión. Como dije mi única intención al sentarme a escribir esto era descargar un poco mi conciencia contándoselo a alguien, además dejándolo escrito intento que el tiempo no borre ni un solo detalle de lo que pasó aquella noche. Y si habéis disfrutado con la historia mejor.

Si tenéis algún comentario podéis hacerlo en estilolibre66@yahoo.com