Con una adolescente en el bus

Un afortunado muchacho consigue penetrar vaginal y analmente a una joven y atractiva pasajera en el autobús en el que viajan.

Era verano y hacia calor corría el año de 1998 , estábamos un grupo de amigos y amigas, todos más o menos entre los 23 y 28 años, regresando de un paseo por la playa, y habíamos alquilado un ómnibus, pero lo habíamos acordado con un grupo de personas desconocidas, que mayormente eran familias queriendo salir con sus seres queridos, entre ello se encontraban chicos y chicas de varias edades, así, que ocupamos el vehículo, y resultó, que éste se llenó, con tanta gente.

El bus arrancó, y había solo el suficiente espacio como para avanzar hasta el centro del mismo, aunque bastante justo, me detuve en el centro, algo alejado de mis amigos (para esto hay que decir que casi todos los chicos estábamos con pantalones cortos y las chicas en su mayoría o estaban con falditas cortísimas o con polos largos. En la parte en la que me acomodé, que era en el centro del vehículo, casi todas las personas me daban la espalda, y delante mío habían dos señores que me daban la espalda, yo estaba justo entre los dos, mirando hacía la ventanilla, pero por detrás de sus hombros .

De pronto, en lo que se acomodaba la gente, apareció una chica jovencita, se colocó delante de mí, y claro traté de retroceder para no incomodarla al sentirme detrás de ella , la observé era blanca con cabellos negros, delgada y con un rostro muy bonito , vestía una falda muy corta de esas que son plisadas y con vuelo en la parte inferior, le quedaba encima de la rodilla mas o menos unos 20 centímetros y yo podía apenas ver sus piernas las cuales se notaba que estaban muy bien formadas , una blusa blanca de algodón pero amarrada en las puntas por encima de su cintura, de manera que se veía su cintura desnuda, y si se le miraba por delante se le vería el ombligo que, dicho sea de paso, siempre me ha producido mucha atracción, sostenía con su mano derecha unas revistas, que seguramente los había llevado para leer o distraerse mientras no estaba en el agua. La verdad es que no pensaba en nada malo, sólo la miré un momento y luego seguí pensando en todo menos en ella.

De pronto, las personas que en este momento ya se encontraban a los lados de ella, se acomodaron, hicieron algún movimiento y no sé por qué, ella retrocedió, y me pegó sus nalgas, la falda como era delgada me dejó sentir la dureza y el calor de su piel, en este momento sentí una sensación de calor, y mi verga empezó una erección espontánea , podía sentir sin mucho esfuerzo su olor , y esto me puso aún más inquieto, mi erección se hacía muy notoria por lo que tuve que acomodarme la verga hacia arriba para disimular. Al detenerse bruscamente el ómnibus en alguna intersección , ella se pegó a mí un poco más, pensé que se molestaría, pero me di cuenta que al contrario de lo que yo pensaba, empezó a sacar la colita hacia atrás y a frotarse disimuladamente en mi verga ya erecta yo no tuve más camino que el de seguir el juego (bien que me estaba gustando). Con la agitación acelerada, aproveché para adelantar una pierna y colocarla pegada a la pierna de ella, ligeramente flexionadas. Como reacción ella enderezó la suya, haciendo que el contacto entre nuestras pieles fuera más fuerte.

Sentí que su trasero se acomodaba más, haciendo que mi miembro se colocara justo entre sus nalgas, sintiendo ese calor que te da esa zona tan calientita lo que hizo que mi verga creciera aún más , coloqué una mano en su cintura levemente , lo suficiente para atraerla más hacia mí, ella , como respuesta arqueó más su cintura pegándome su culo de manera más íntima.

Esto me dio valor... ,así que empecé a bajar la mano hacia su falda, primero apoyé el dorso en su nalga izquierda y empezó lentamente a presionar sobre la misma , para esto sentía mi verga avanzar sin resistencia entre sus nalgas ,sentía mi ropa mojarse de liquido pre-seminal ,y me apreté aún más hacia ella , su falda era de un material muy suave y no ofrecía mayor obstáculo a mis avances , giré mi mano y empecé a frotar ahora ya con la palma abierta sobre su nalga aún por encima de la falda , bajé lentamente más mi mano y sentí el borde inferior de su falda, luego la tibieza de su piel, y así seguí frotando su muslo, sentía con la yema de mis dedos su pierna y ella se dejaba hacer, así que proseguí mi avance, muy nervioso y excitado.

La sentí tensar su cuerpo al contacto de mi mano pero no se separó en absoluto , sentí que su culito se levantaba como queriendo atrapar mi verga entre las nalgas , así que avancé mi mano, que se dirigió hacia el centro de su culito, mis dedos empezaron a frotar su raya, a tratar de meterse entere sus nalgas, ¡lo hice!, dejándome ella entrar más y más, mis dedos por fin sintieron la presencia de su ano ¡que apretaba ya en este momento mi dedo!

Ella se inclinó más aún y me dejó el camino libre para tocar lo que yo quisiese, pero en este momento mis pensamientos comenzaron a verse obnubilados por el deseo, y mi miembro estaba que quería reventar de la excitación. Las circunstancias estaban dadas, y mi pantalón corto me dio la facilidad de poder sacar de él, de esa prisión, esa parte de la anatomía masculina, que tanto nos domina a veces. Entonces pues, lo hice, así erecto y enorme estaba, deseando penetrar, lo dirigí hacia sus nalgas y ella, al principio se sobresaltó, pero luego quiso sentirme más y se inclinó como estaba desde hacía rato. Paseé pues por su culo, sintiendo sus nalgas suaves, su ano, que, de rato en rato apretaba mi glande, y sus labios vulvares, que pedían que le entregue mi fuerza.

Mi pene se colocó en su conchita y lentamente empezó a entrar, sentía su calor rodeándome, apretando mi verga. Sentía los anillos de su vagina apretando toda la extensión de mi verga, el no tener a nadie pegado a mí tras mío, me permitió iniciar el vaivén de entrar y salir, y el movimiento del bus, disimuló el movimiento que yo hacia. De pronto ella se movió un poco, enderezándose y provocando que mi pene saliera de su chorreante vagina, esto me decepciono por unos momentos, hasta que comprendí, que me regalaba otro tesoro: un agujerito rugoso y cerrado , así que mis manos bajaron nuevamente y mojaron con sus propios fluidos la entrada de ese ano.

Así lubricada, mi glande enfiló hacia esa entrada que yo nunca había probado, empujé un poco, y ella se pegó más a mí, haciendo un esfuerzo conseguí meter casi toda la cabeza, que ella apretaba. Me empeciné en empujar con constancia, y sentía como iba ganando espacio, cuando de pronto, pareció abrirse de pronto y dejo que la mitad de mi verga se introdujera, casi jadeando y con el miedo a ser descubierto, me quedé un rato inmóvil, también pensaba lo que pudiera estar doliéndole a ella ... fue ella , la que continuó, empujo más hacia atrás, y al sentirla, hice lo mismo, entonces si que pude metérsela toda, y sentir su culo pegado a mis caderas, con el movimiento del ómnibus, me excitaba tanto que parecía el vaivén del sexo, sentí un calor nacer desde mi interior, y ese calor concentrarse en mi sexo, para luego centrarse en mis testículos y llevarlos a la descarga final, el conducto de mi verga fue el camino para el semen que llenaría a esta amante fortuita. Le llené los intestinos de mi "leche", y sentí una sacudida en mi cuerpo y en el de ella, ambos exhaustos sentimos nuestras piernas doblarse, pero nos sostuvimos y al fin pude retirar mi miembro de su interior, parecía que su ano no quería soltar mi flácido pene, pues tuve que jalar con cierta fuerza, ya que su anillo presionaba sujetando mi verga, de tal manera que la estiraba casi negándose a soltarla.

Al tocarla el resto del camino, sin haber intercambiado una sola palabra, noté como de su ano chorreaba mi semen espeso, que salía y salía, cayendo por el interior de su muslo. Ella de pronto puso su manos detrás de ella y al buscarla yo, pude recibir un poco de papel higiénico, con el cual la limpié. Y pronto llegamos a nuestro destino. Al bajar, guiñándome un ojo :

Ella: "hola" Yo: hola, ¿cómo te llamas? Ella: Vicky, ¿sabes?, me gusto lo que hicimos Yo: a mí también. Ella: bueno debo irme ya, parece que me están buscando, aquí tienes mi número, llámame para vernos y conversar , ¿sí? Yo: bueno, toma mi tarjeta, llámame también, ¡adiós! Ella: ¡¡¡chau!!!

Así con esta pequeña conversación, nos separamos, se fue corriendo con su faldita ligera, mostrándome esas piernas torneadas y doradas por el sol. Me olvidé de ella por un tiempo, hasta que fue ella misma la que me llamó, y acordamos salir, pero esa es otra historia y ya me cansé de escribir.

Ésta es una más de mis historias, y me gustaría recibir mensajes de chicas que quieran opinar o contarme de historias parecidas, o diferentes, además de hacer una amistad que nos permita decirnos o contarnos de todo. Escríbanme a mi correo:

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