Con un leve movimiento de cabeza
Un día de playa aparentemente tranquilo se convierte en una situación morbosa para dos parejas
Realidad o ficción
Esta es la primera de varias historias que me gustaría relatar y pese a que los protagonistas principales van a ser los mismos en cada uno de ellos, si es cierto que son aventuras de todo cariz, por lo que seguro habrá algunas que gustarán a unos y otras que gustarán a otros. Cada uno que disfrute de la que más le guste y agradeceríamos opiniones a favor y en contra.
Dani y Silvia eran una pareja sobre los cuarenta que vivían en una población costera del mediterráneo
Llevaban unos meses de relación, con sus altibajos, más bajo que altos, pero eso es otro cantar.
Dani alto, con algún kilito de mas, sin llegar a lo que sería gordito, pelo corto, nada del otro mundo en lo físico, pero sí en lo morboso, y aunque había tenido muchas experiencias liberales en cuanto a tríos, intercambios, orgías, dogging, etc… siempre estaba dándole vueltas a nuevos juegos, situaciones, etc…
Silvia era más bien bajita, poco pecho, pero un culazo para estar dándole empujones durante horas y muy fogosa en la intimidad, aunque le costaba animarse a probar cosas nuevas, sin que por ello dejase de fantasear al amparo de la almohada.
Como ya comenté, Dani era pura imaginación, siempre maquinando, imaginando. Su mayor fantasía era poder someter a Silvia, usarla a su antojo, disfrutar de ella y enseñarle a liberarse, a eliminar tabús, a conseguir que ella disfrutase tanto como él mismo de todo tipo de juegos, tríos, intercambios, orgias, exhibiciones, etc... Estaba seguro de la loba que llevaba la chica en su interior y le daba mucha rabia no poder disfrutar de esa faceta. Ella siempre ponía la excusa de su poca experiencia en ese terreno para no soltarse y eso era una losa que tenían y que hacía enfriar a la pareja.
1er relato
Con tan solo un leve movimiento de cabeza
Era verano, de esos días en que el calor no da ninguna tregua, con mucha humedad debido a la cercanía al mar.
S - Cariño, podemos ir a la playa esta tarde, hace un calor inaguantable.
D - Pues sí, me apetece darme un baño y refrescarme, pero vamos al finalizar del día, cuando se vaya un poco el sol, será más agradable.
Así fue, sobre las 19h, cuando el sol ya no castigaba tanto, decidieron salir. Era una playa muy amplia, de las que puedes caminar y caminar. Como suele pasar en este tipo de playas, los distintos tipos de gente se suele repartir por zonas, la zona más familiar (con sus niños y sus pelotas), la de los jóvenes (con su música, bebidas, etc…), y la nudista (normalmente más tranquila).
D - Cielo, me apetece ir a la zona nudista, hace tiempo que no me baño desnudo y recuerdo lo agradable que es. – dijo empezando a florecer su lado morboso
S - Mientras a mi no me obligues a quitarme la braga me parece bien jaja
D - Sabes que no hay problema. Además podremos alegrarnos un poco la vista, no? -Con mirada de pillín
S - Tu siempre pensando en lo mismo, no te cansas
Encontraron una zona vacía, los vecinos de toalla más próximos estaban a bastantes metros de distancia, por lo que era un sitio ideal para no poner nerviosa a Silvia.
Dani se quitó el bañador, dejando su cuerpo desnudo y su polla al aire y Silvia se quitó la parte de arriba del bikini, quedándose tan solo con el tanga, que aumentaba más si cabe la figura de ese culo tan apetitoso. Lo primero que hicieron fue darse crema para no quemarse. Dani fue rápido, el no le prestaba mucha atención a esas cosas, pero con ella la cosa fue distinta. Silvia se tumbó boca abajo, mostrando ese espléndido trasero y él se puso con una rodilla a cada lado de su chica. Empezó a echarle la crema poco a poco, hombros, cuello, espalda. Al principio era un simple masaje, pero poco a poco se iba calentando la cosa. Dani sabia donde y como tocarla y ella se dejó llevar por el momento y la relajación. Cerró los ojos y sin darse cuenta empezó a mojarse.
S - Cariño, como sigas así nos vamos a tener que ir a echar un polvo pero ya, me estoy poniendo malísima.
D - jajaja ya sabes que me gusta tenerte caliente siempre, nunca se sabe como acaban las cosas jajaja
S - Como no pares yo si se cómo acabará la cosa, lo que no sé es donde.
D - No pienses en ello, lo que tenga que ser será y donde sea.
A unos metros de ellos se situó una pareja recién llegada. Ambos sobre los 30, guapos, buenos cuerpos. Se saludaron con un leve movimiento de cabeza, se instalaron simplemente con sus toallas e iniciaron el mismo ritual de la crema. Los masajes del chico a su chica con el protector eran muy parecidos a los de nuestros protagonistas pero la manera de hacerlo era como exhibiéndose, la chica miraba a Dani con cara de placer, incluso le dio la sensación que se mojaba los labios con la lengua a modo de insinuación. Él conocía muy bien ese tipo de miradas. Hubo un momento en que parecía que estaban jugando a ver quien calentaba más las chicas.
A todo eso, como no podía ser de otra manera, Dani tenía la polla a reventar y eso no pasó desapercibido para Silvia, que notaba la dureza rozando su espalda.
S - Joder cariño, como te has puesto. Todo esto es por mi?
D - No te voy a engañar, por ti y en parte por la rubia de enfrente, que me está poniéndo malísimo con esa mirada de placer, parece que se va a correr en cualquier momento.
S - Bueno, que te la ponga dura, al final la que va a salir ganando voy a ser yo jajaja
D - Vamos al agua, quiero follarte ahora mismo.
S - Me da mucho corte hacerlo aquí. Y si alguien nos ve?
D - Tranquila, casi no queda nadie en la playa y no se van a dar cuenta.
Sin decir más se levantó y casi de un tirón se llevó a Silvia al agua. Empezaron a caminar hasta que el mar les llegaba entre el pecho y el cuello. Dani cogió a su chica, la puso frente a él con las piernas de ella rodeándole la cintura y la apretó contra su cuerpo. El coño de ella sentía perfectamente la dureza de la polla luchando por entrar. Se miraron a la cara, fijamente, con ojos de lujuria.
S - Métela ya cabrón, no me hagas sufrir más.
D - La quieres dentro, putita?
S - Siiiii, por favor, métela ya, no aguanto.
No hizo falta ayudarse de las manos, la polla parecía tener vida propia y como un imán buscando el metal, se fue metiendo dentro de ese coñito empapado, y no por el agua de mar.
Empezaron con un lento mete y saca, recreándose, sin prisas, disfrutando del placer, sintiendo centímetro a centímetro, con los ojos cerrados, gimiendo en voz baja, demostrándose el placer que sentía el uno gracias al otro.
D - Me encanta follarte, sigue así cielo
S - Ufffff no pares, no pares, me encanta
En esas estaban cuando sin darse cuenta y a unos pocos metros de ellos, estaba la otra pareja joven, que al parecer se habían dado cuenta de todo y no querían perder comba.
D - Has visto a la otra pareja? Están a lo mismo que nosotros.
S - Ohhhh me da lo mismo, tu no pares ahora, ya me da todo igual. Cógeme fuerte del culo y métela hasta el fondo mmmmmmm.
Abandonándose al placer y con el vaivén de las pocas olas que había, acabaron muy cerca las dos parejas, estaban a un metro prácticamente los unos de los otros, tanto que se podía ver a través del agua como las dos chicas eran insertadas por los falos de sus parejas. Pero ninguno cesó en su empeño, al contrario, la situación aun les excitaba más a los 4. El instinto les acercaba cada vez más, hasta acabar rozando piel con piel, gimiendo unos al lado de los otros, ya no tenían que disimular nada. Estaban entregados del todo. Tan calientes y juntos que incluso las manos ya no sabían que cuerpo acariciaban.
En ese momento las dos chicas bajaron de esas pollas que tanto placer les estaban dando.
S - Estoy a mil, ya me da lo mismo todo, todo me vale, haz conmigo lo que quieras – dijo ella susurrándole a Dani al oído.
D - Así es como quería tenerte, entregada al placer, dejándote llevar, sin pensar en nada, solo disfrutando.
S - Uffff aprovecha, nunca he estado así de caliente. – decía ella mientras no dejaba de pajear la polla dura de su chico.
D - Me encanta. Vas a ser mi putita?
S - Ya lo soy cielo, soy tu puta, puedes hacerme lo que quieras.
D - Cógele la polla a él, quiero que le pajees. – contestó el a modo de reto, con cara seria, pero ojos de pervertido.
S - Estás seguro?
D - No te lo voy a pedir más.
Entonces ella, pensando que no tenía nada que perder y con una mezcla de corte, calentón y no sé cuantas cosas más que hacían que la mezcla de sensaciones fuese explosiva, soltó la polla que estaba acariciando y la fue acercando lentamente hacia la del otro chico hasta que la tuvo bien sujeta. Miró al chico y luego a Dani, quien con un leve gesto de cabeza, le dio su aprobación de nuevo. Volvió a mirar a su nuevo amante y empezó un lento movimiento arriba y abajo. Él cerró los ojos demostrando que disfrutaba de la caricia. Mientras todo eso sucedía la chica de la otra pareja también empezó también a acariciar la espalda de Silvia, quien ya puestos, se dejó hacer disfrutando de esa nueva sensación, sintiendo como esa mano iba bajando de su espalda hasta su precioso culo y de ahí al ya empapado coñito. La sensación era increíble y nueva para ella, una mano femenina la estaba masturbando mientras ella tenía la polla de un desconocido en la suya y le daba placer lenta pero firmemente.
A todo esto Dani, que no perdía detalle, se puso entre las dos chicas, sumándose a las caricias a ambas. En un momento estaban los 4 disfrutando de caricias extrañas. El desconocido de la mano de Silvia, ésta a su vez de la mano de la otra chica mientras le hacía una paja descomunal al joven y Dani jugando entre las piernas de la rubia, que por la cara que ponía, seguro que estaba disfrutando de lo lindo. Así siguieron un rato, no tenían ninguna prisa, cambiando de coñitos, de pollas, culos, pechos, etc… hasta que Silvia sintió la tentación de tocar coñito ajeno, y sin pensarlo ni pedir permiso, se introdujo entre las piernas de ese cuerpo joven. Era una nueva sensación, por primera vez tocaba un coño que no era el suyo y no le disgustó en absoluto, todo lo contrario, sintió un morbo terrible. La situación era increíble, el placer de los cuatro descomunal, todos sentían manos desconocidas, caricias nuevas.
D - Como te sientes cielo?
S - mmmmmm me encanta, no quiero parar.
D - te gusta ese coñito?
S - Muchísimo, algún día quizás me anime a comerme uno.
D - Me encantaría verlo, pero cuando tú quieras, cuando te apetezca.
S - Quiero que te corras con la mano de ella.
D - Sólo si tú haces que se corra el.
S - Me parece justo.
D - A ver si consigues que se corran los dos a la vez, uno con cada mano. Una buena putita debería conseguirlo.
S - Lo haré, ya verás.
Y sin avisar empezó a agitar sus manos con más intensidad. Ni ella misma era consciente de qué mano agitaba con más ganas, ambas le transmitían sensaciones y placeres distintos.
Y así fue como todos llegaron al orgasmo casi al mismo tiempo, Sílvia con la mano de la chica, la chica con la de ella, Dani con la mano de la joven extraña y el otro chico en la de nuestra protagonista, quien no paró hasta sacarle hasta la última gota. Se relajaron un par de minutos en el agua, en silencio, sin decirse nada. Hasta que ambas parejas salieron del agua lentamente hacia sus toallas. Se secaron y sin decir ni tan solo una palabra se despidieron con tan solo un leve movimiento de cabeza.