Con un amigo y luego enloquecí por mi hijo
La monotonía con mi esposo me llevó a comerme la verga de un amigo soñando que era la de mi hijo, a quien empecé a pegarle mi cuerpo casi desnudo en un baile en nuestro apartamento.
Hola:
Con la rutina llegó la parte final de las relaciones con mi esposo, Martín, prácticamente me entregó en los brazos de un amigo y con eso se me despertaría el deseo quemante de una mujer que se merecía más y cada vez más, hasta que decidí seducir a mi hijo Manuel de 19 años recién cumplidos, con un físico de envidiar y en quien empecé a fijarme cuando sentía las ganas de hacer el amor….solo que después de ser por completo del amigo de mi esposo simplemente necesitaba casi permanentemente estar con un pene entre mi boca y entre mis piernas.
Estábamos en una reunión con Martín, Manuel y Samuel, después de casi dos años sin tener relaciones sexuales con nadie, sólo las ya acostumbradas masturbadas imaginándome mis épocas de juventud, ahora tengo 38 años, tez morena, piernas largas, un buen trasero y senos aún turgentes, cabello castaño y siempre me visto formalmente según la ocasión; pero aquella reunión sería diferente. Estábamos tomando un poco más de lo debido y Martín se aburrió y se fue a dormir temprano, los demás ya estábamos entonados y yo con un vestido de esos sueltos que dan a media pierna. Samuel me sacó a bailar y Manuel apenas nos miraba; sentía las manos cálidas de Samuel en mi espalda y su respirar cálido cerca de mi cuello. Al rato necesité ir al baño y subí a mi habitación, donde Martín yacía dormido, en el baño me quité todo y sentí que mi cuerpo me pedía placer.
Busqué en mi armario un camiseta control doble uso color negro, unas medias de liguero con silicona, veladas de color negro traslúcido y las sandalias de tacón más alto que tenía para ocasiones muy especiales, por lo sensual que ellas imprimen al caminar; me estiré la camiseta doble uso, para que me quedara de vestidito a media pierna y bien apretado, de tal forma que resaltaba aún más mi trasero, lo estiré de tal forma que quedó a media pierna y bajé nuevamente a la sala, Martín ni se enteró., los que si se dieron cuenta de mi cambio fue Manuel y por supuesto Samuel. Bajé despacio las escaleras y al terminar de bajarlas me volví a estirar el vestidito.
Serví otro trago para los tres y cuando sonó la música Manuel me saco a bailar, fue un momento muy excitante para mí, me le pegué lo que la canción permitía y sentí la hombría de mi hijo sobre mi cuerpo casi que desnudo y él tuvo que notarlo por lo pegados que teníamos nuestros cuerpos. Alcanzó a darle vergüenza al terminar la canción pero yo lo mantuve fuerte de la mano para darle confianza, se sentó a la mesa y se acabó de tomar el trago que le había servido. Samuel me sacó a bailar y de inmediato me le pegué al cuerpo de macho como una hembra en celo y recosté mi cabeza en su hombro, miré a Manuel y vi que se estaba retirando de la sala. Volteé mi cabeza hacia el cuello de Samuel, le puse mi mano en la entrepierna y le dije “necesito que me hagas tuya Samuel, quiero sentir tu verga en mi seeeeerrrrrrrr….Martín y yo no tenemos nada desde hace dos años y estoy que hiervo por dentro….me vestí así para esto, sí papito rico?”; no me contestó nada solo me acarició mis nalgas por debajo de mi vestidito.
Me senté en el sofá y lo atraje hacia mí con la mano, al quedar cerca de mí lo abracé por la cintura y mi cara sintió el calor de la verga de Samuel, le mordisqueé ese paquete por encima del pantalón y le solté el cinturón, le desabroché el botón del pantalón y la bajé el cierre… todavía no salí mi manjar… por fin le bajé al piso tanto el pantalón como el bóxer y quedó libre la verga hermosa de Samuel, larga, puntiaguda y gruesa, tal vez de unos 18-20 cm. Él la cogió y la estiró hacia arriba antes de que yo pudiera hacer nada, le dije “no sea malito mi vida, déjamelo a mí solita, yo te lo acariciaré muy suavemente…..lo necesito cariñooooo….lo necesito ya entre mi boca, quiero probar esa verga rica que tienes papitoooooooo….”. Le chupé los huevos un ratico y cuando la soltó la atrapé entre mis labios….que ricuraaaaaa…aaaaaaaaggggghhhhhhhh….saboreé los flujos que salían de ese vergón ya bien parado y lo dejé entrar suavemente en mi boca, moviendo contorneadamente mi lengua que saboreaba los primeros líquidos seminales diferentes a los de Martín. Estaban abrigaditos, sin sabor especial, pero viscosos y pegachentos en mi paladar. Samuel comenzó el movimiento de cadera para lograr que me penetrara más ese juguete, que llegara hasta mi garganta de perra. Creo que alcancé a ver a Manuel observándonos desde el segundo piso, pero cerré los ojos para disfrutar al máximo ese pene real que tenía por primera vez en dos años, lo dejé entrar por completo y aprisioné a Samuel por la cintura cintra mí para que no me lo fuera a quitar.
Así sentada le cogí la verga por la base y comencé a chupársela lentamente, se la pajeaba y chupaba la cabeza y una que otra vez toda adentro en mi boquita de zorra, cuando me la quitaba y volvía a poner en mi boca se la recibía con mi lengua por fuera para que le sirviera de rampa hacia el interior de mi boca hasta la garganta, luego se la lamía por todo el tallo, desde la cabecita hasta la raíz, ya la tenía completamente embadurnada con mis fluidos bucales y los de ese vergón hermoso, todo húmedo, calientico y liso. Me puse de rodillas y comencé a gatear en busca de esa ricura de verga gateando sigilosamente como una gata en celo, cuando la alcancé me la metí toda entre mi boca y empujándolo lo senté a Samuel en el sofá, le empecé una mamada monumental…la dejaba entra toda hasta la raíz a horcajadas y él me empujaba la cabeza contra la verga para que me la comiera todita. Se lo cogí con mi mano y le seguí el ritmo de las caderas para facilitarle la entrada a mi garganta, aggggghhhhhhhhhhh………., en este momento se me vino a la mente Manual, mi propio hijo y me imaginaba que era con él que estaba culeando en la sala del apartamento mientras Martín dormía en nuestra habitación.
Así sin quitarme, ni subirme siquiera el vestido, me apoyé en los lados del sofá con mis manos y alcé mi trasero lo más que pude, me metí por última vez en esta culeada la verga de Samuel imaginando que era la de mi hijo Manuel. Subí las rodillas al sofá sin dejar salir la verga, que en mi imaginación era la de mi hijo, de mi boca hasta que fue imposible sostenerla más entre mis labios, puse mis piernas a lado y lado de la cintura del macho que tenía debajo y con mi mano derecha dirigí esa verga hasta que se encontró con mis labios vaginales y me le senté hasta que sentí las piernas de mi macho, de mi hijo Manuel, en contacto con mis labios vaginales y mi culo…aggggggghhhhhhhh…que rico papitooooo que ricoooooooo….mami te está haciendo felizzzzzz……que ricoooooo….si papito?...papoto que rico tienes esa cositaaaaaa…métemela papito métemelaaaaaaaa.no me la saques másssssssss…no me la saques…… deja que mami te coma déjame hacerte miiiiiioooooooooo…..agggghhhhhhh…papoto mío….que rica verga tienes…larguita para el huequito de mamiiiiiiiiii….que ricuraaaaa….subía y bajaba desesperadamente…lo agarré por la nuca, lo atraje hacia mi boca y tuve el orgasmo más lindo que recuerde…..que rico papito métemela, métemela másssssssss….es no más míaaaaaa…que ricuraaaaaaaghhhhhhhhh….aggghhhhhhhhhhhhh….ahhhhhghhhghh dios que cosita tan rica mi vida, te amo, te amo, no me la vayas a dejar de estar metiendo cuando la necesite, si papi siiiiiii….
Cuando sentí los arqueos de Samuel, que indicaban el orgasmo inminente, me bajé y me la metí en mi boca, le inicié unas contorsiones con mi lengua u al poquito me envió unos cinco o seis chorros de semen dulzón, abrigadito t algo salado, que me tragué por completo y luego le seguí lamiendo ese tallo hasta que se quedó reposado.
Ahora que esto ocurrió, y estoy más calmada, he estado pensando cómo será el día que realmente me coma la verga de mi hijo Manuel, ya estoy viendo la ropa chiquita y sugestiva para seducir a Manuel porque con Martín no volveré a acostarme.
Luz Mery
Luzmery1984@gmail.com