Con un amigo nuevo.

Hago un amigo por twitter que tiene curiosidad de probar con hombres...

En el relato anterior conté mi primera experiencia y dejé caer que tuve una segunda. Pues bien, con el chico de la segunda vez ha ido a más. El chaval tiene 25 (tres años menos que yo), pelo castaño, metro setenta y algo y un poco moreno. Un chico delgado sin mucha vida sexual. Le pondré de seudónimo Marc. Yo lo conocí a través de twitter, porque tenía un perfil parecido al mío, bi o heterocurioso, con poca experiencia con hombres y que teníamos una cuenta en esa red social para ver videos y seguir perfiles sexuales que alimentaran nuestro morbo. Así, básicamente, nos hicimos amigos. En principio él no tenía intención de hacer nada físico, solo saciar su curiosidad en la red.

Quedamos para tomar algo la primera vez. No quedábamos por número de teléfono, sino por el chat de twitter. Él quería discreción, yo también y no nos hacía falta el teléfono personal. La primera vez no hicimos nada, sólo hablar, conocerlos en persona y pasarlo bien de manera convencional. Pero la segunda vez que quedamos fue precedida por una noche de conversación caliente en la que nos pasamos pequeños videos masturbándonos… Recuerdo que hablamos algo así:

M: Me gustaría tener una polla en la mano, hacerle una paja mientras que me la hacen a mí.

Yo: ¿Y cuando lo harás?

M: ojalá lo más pronto posible… ¿A tí no te gustaría hacerlo conmigo?

Por supuesto que yo quería, pensé. Y estaba esperando a que me lo dijera.

Yo: Claro, te tengo ganas jaja haré todo lo que quieras.

M: Sólo eso de momento, nos hacernos una pajas, me da curiosidad, y ya si surje algo más pues ya vemos jeje

Yo: Claro, poco a poco.

El día siguiente fui a su pueblo con el coche y pasé a por él. Nos fuimos a un sitio apartado en el campo, dónde tuviesemos intimidad. Allí charlamos y él se fumó un porro. Los dos estábamos un poco cortados, tanto que parecía que no haríamos nada pero repentinamente me puso la mano en el paquete. Yo iba con chandal para ir más comodo y empezó a frotar mi polla. Me puse un poco nervioso. Pero no fue nada comparado con el morbo, el instinto sexual que despertó y me hizo tener un escalofrío. Nos miramos y nos sonreímos.

–Vamos allá -dije.

Y puse yo también la mano en su polla. Tomé la iniciativa, y la metí por dentro del pantalón. Como eso dificultaba la masturbación, levanté el culo del asiento y me bajé el pantalón un poco liberando mi pene y testículos. Él hizo lo mismo. Ahí estabamos ambos, yo en el asiento del piloto y él en el de copiloto, haciendonos una señora paja el uno al otro. Lo hacíamos lentamente, disfrutando el momento y mirando como lo hacíamos, facilitado por el precum que derramábamos. Y entones me dijo:

–¿Me… la chupas?

--¿Me lo preguntas o me lo pides? –le contesté.

–Te lo ordeno –sonreímos.

Vaya, se acordaba perfectamente de como me gusta que me traten.

Así que soltó mi polla y yo me incliné hacia su asiento. Saqué la lengua y lamí desde la base hasta la punta de la polla y luego me la tragué. Unos 15 cm (es a ojo, no lo sé exactamente), gorda, toda pa dentro. Él acompañaba mis vaivenes posando su mano en mi cabeza. Yo intercalaba momentos en los que jugaba con mi lengua con la punta de su pene y momentos en los que se la chupaba o intentaba meterla hasta el fondo de mi garganta. Finalmente me dijo que iba a correrse, así que me la saqué de la bocay empecé a masturbarlo mientras acercaba mis labios a su capullo esperando que me los llenara de semen. Él gimió y soltó un chorro, a lo que respondí acelerando la paja. Entre gemidos, me llenó la cara de trallazos.

Seguimos en contacto, pasandonos guarradas y calentandonos mutuamente. Y una noche quiso dar un paso más. Me dijo:

M: Me gustaría metertela. Me pajeo imaginándolo.

Yo: ¿Así que te has decidido a tener una experiencia completa como activo?

M: Sí, la otra vez que quedamos me encantó. Ahora quiero follarme un culo y saber lo que se siente. ¿Quieres follar?

Yo: Buf, no sabes lo duro que estoy de pensarlo.

M: No lo sé, pero grábate la polla y el culo y así lo compruebo

Yo: Por supuesto.

Y le enseñé lo que me pedía.

Básicamente en esa dirección fue la conversación. No obstante no acabó ahí. Tenía una petición.

M: Por cierto, yo uso una especie de arnés algunas veces, que te mantiene los hombros y la parte alta de la espada en buena posición, para evitar dolores. Me gustaria que te lo pusieras, por si te pongo a 4 patas cogerte de ahí y follarte duro.

Yo: Sé lo que es, sí, puedo ponerme lo que quieras :p

Se notaba que ya teníamos más confianza.

Así que un día volvimos a repetir la jugada. Pasé a por él en coche, nos fuímos a un sitio discreto y manos a la obra.

–Aquí tienes lo que debes ponerte.

Me quité la camiseta y me ayudó a ponerme aquel corrector de espalda. Me ayudó con las correas y noté como aquello tiraba mis hombros hacia atrás. Parecía bastante cómodo, la verdad. Luego empezamos a tocarnos las pollas y a masturbarnos. Yo le mordí el cuello y le chupaba el lóbulo de la oreja. Aproveché para susurrarle:

--¿Te la chupo?

–Venga…

Qué polla más deliciosa. Me la metí en la boca y repetí el proceso de la vez anterior.

--Estoy muy caliente, Marc –le dije una de las pocas voces que la saqué de mi boca.

--Creo que ya es hora de dar un paso más…

Dicho y hecho, nos pasamos a la parte de detrás del coche. Totalmente desnudos, saqué un condón y se lo puse. Luego me puse de rodillas sobre él, mirandólo de cara, mientras apuntaba con su polla a mi culo. En un primer intento me dolió demasiado, así que lo intenté por segunda vez y la segunda ya fui notando como se abría espacio dentro de mi. Al principio follábamos despacio pero cuando aceleraba el coche se movía mucho, así que en lugar de dar saltos empecé a mover el culo. Lo bueno de trabajar los glúteos en el gimnasio es que los activas y mejoras tus movimientos, aparte de que adquieren una forma más bonita por supuesto. Yo levantaba el culo, acompañandolo con el movimiento del vientre, y luego volvía hacia abajo. Marc respiraba fuerte, yo gemía un poco. La mezcla de dolor y placer me mataba.

Al rato me pidó que cambiaramos de posición.

--¿Como prefieres? --pregunté.

--Ponte a 4 –dijo concentrado.

Un chaval que era más vergonzoso que yo poco a poco se había transformado desde que había hablado con él por primera vez, ahora él llevaba la voz cantante claramente.

Cuando me puse en la posición que me había pedido, me dio un par de azotes, me separó las nalgas y me escupió. Luego me la metió sin demasiados escrúpulos. Cuando cogió del arnés y empezó a embestir con fuerzas, con el sonido de su cuerpo chocando contra mis glúteos, o cuando me azotaba con todas sus fuerzas, yo pensaba q me corría, y no sólo por lo físico, sino por el placer psicólogico que estaba sintiendo. A mi no me gusta correrme porque así me mantengo a cien todo el rato y si no me lo piden expresamente no lo hago. Los amortiguadores del coche acompañaban nuestros movimientos.

–Quiero correrme –me decía mientras me follaba.

–¿Dónde te apetece?

–En la cara.

–Hazlo si te apetece –sentencié.

Se quitó el condón y empezó a pajearse con un pie en suelo y una rodilla hincada sobre el asiento. Yo le lamía la polla de vez en cuando hasta que le ví en la cara que iba a estallar y me susurró:

–Ya va…

Cerré los ojos y recibí la miel blanca, caliente y liquída. Que gozo.

Volvimos a repetir aunque por razones de índole personal no tenemos mucho tiempo y hemos dejado de hablar. Yo me olvidé de mi cuenta de twitter porque no entraba casi, pero de todas formas me he hecho una nueva cuenta, de momento sin seguidores y sin seguidos, para no parecer que he desaparecido sin decir nada, así le aviso que sigo vivo y, ya de paso, si algún día me apetece seguir o hablar con algún tuitero vicioso, pues ya lo tengo hecho.

Mi balance es que ya he follado con un madurito y con un chico más jóven que yo. Ya veremos la próxima vez, si eso ya la contaré por aquí.