Con un amigo en su coche
Hacía mucho que no nos veíamos, a pesar de que antes habíamos sido muy amigos, después de dejar el instituto fuimos perdiendo el contacto.
Hacía mucho que no nos veíamos, a pesar de que antes habíamos sido muy amigos, después de dejar el instituto fuimos perdiendo el contacto.
Aun así de vez en cuando seguíamos viéndonos, a mi me atraía desde hacia un tiempo, pero nunca le dije nada claramente. Sin embargo mi actitud hacia el siempre le daba alguna pista.
Después de pasar una tarde de charla, litrona y algún canuto, rememorando los tiempos del instituto, estamos tirados en el coche, sin ganas de mucho. Levo unos días muy movidos y me apetecía estar tranquila, pero ahora le miro y vuelvo a sentirme caliente.
Me tumbo como si tal cosa sobre sus piernas, apoyando la cabeza entre sus muslos, rozando suavemente mi mejilla contra su polla. Noto como su mano derecha se coloca sobre mi cintura y la comienza a acariciar lentamente, subiendo hasta mi espalda y bajando para meterse un poco en mi pantalón vaquero.
Sus manos me encantan, solo roza mi piel con la yema de sus dedos pero ese contacto esta consiguiendo que mi piel se erice y mi corazón acelere su ritmo.
De vez en cuando pasaba algún coche cerca de donde estábamos aparcados, pero no me suele importar lo que piense la gente.
Empiezo a notar mis bragas realmente mojadas y solo quería sentir sus dedos dentro de mi pantalón. No hacen faltan palabras, el cuerpo lo dice todo. El mío se giro ligeramente y él lo entendió todo.
Con cuidado pasa su mano de mi cintura a mi vientre, jugando con el piercing de mi ombligo y bajando lentamente hasta empezar a meter los dedos por la goma de mis bragas. Me desabroche el pantalón para facilitar su avance.
En un momento le tenía masturbándome suavemente, sus dedos se movían por todo mi coño, metiéndose dentro y haciéndome gemir ligeramente.
Con sus dedos separaba mis labios para rozar con delicadeza mi clítoris, para luego acariciar la entrada de mi vagina y continuando hacia mi ano para acariciarlo y penetrarlo también con los dedos.
Me incorpore y me puse a cuatro patas sobre el asiento trasero para ir abriendo uno a uno los botones de su pantalón, acariciando su polla por encima de la tela. Cuando pude liberarla del todo acerque mi boca y empecé a lamer con la punta de mi lengua todo su pene, su mano se coloco en mi nuca.
Estábamos muy calientes y ya me introducía toda su polla en mi boca, la notaba muy dentro, tocándome la garganta, pero prefería aguantar por que me encantaba sentirla tan dura dentro de mi boca.
Me levante y le dije al oído que por favor me la metiese ya. Realmente necesitaba que me follase ya, quería sentir como era esa polla dentro de mi coño. Estaba muy mojada y necesitaba ser penetrada ya.
Me quite los pantalones y las bragas y me puse sobre el, abrió mi camisa dejando mis tetas frente a su cara. Su boca voló sobre ellos, lamiéndolos y mordiéndolos y yo aproveche para guiar su pene erecto dentro de mi vagina.
Comencé a follarle, metiéndomela cada vez más dentro hasta que toda su polla entraba y salía suavemente de mí, podía notar como mis fluidos le mojaban los testículos.
Estuvimos un buen rato follando, me encantaba y me corría varias veces. Su polla se apretaba contras las paredes de mi vagina, mientras el aumentaba el ritmo y la fuerza con la que me penetraba, agarrando mi culo con fuerza.
Le mordía el cuello para no gritar cada vez que su polla se enterraba dentro de mí.
Los jadeos llenaban el coche, y los cristales estaban empañados. Afuera hacia frío, pero nosotros estábamos realmente calientes.
No se cuanto tiempo paso antes de notar como me agarraba con mas fuerzas aun, clavándomela con violencia y sintiendo como su semen llenaba mi interior. No me gusta parar de golpe, así que seguí moviéndome suavemente hasta que la ultima gota de su corrida quedo dentro de mi.
Acabamos agotados, le besaba el cuello suavemente y el me abrazaba y me tocaba la espalda.
Entonce vi el reloj, era realmente tarde y tenia que volver a mi casa. Mas tarde mi madre me pregunto por que tenia parte del cuello y el pecho rojos. Y no pude más que sonreírme.