Con sólo una caricia

Dos chicos se conocen en una entrevista de trabajo. Relato sin contenido sexual.

CON SÓLO UNA CARICIA

Con 18 años dejé de estudiar y me metí a trabajar con una importante firma europea de ropa. Después de seis años, he sido despedido por no llevarme bien con mi encargado de zona.

Ahora, con 24 años he de ganarme la vida de alguna manera por lo que a través de Internet mandé mi CV a numerosas empresas del mismo sector pero sin suerte alguna hasta que un buen día, sin esperármelo, me citaron para tener una entrevista.

Estaba citado a las 17:45 en la Ciudad de las Comunicaciones, tenía que dirigirme a la Avenida Mecano nº 81. Me cogí un taxi y para las cinco y veinte ya estaba allí, pues nunca había estado en dicho recinto y lo más seguro es que me perdiese. Al llegar a la intersección de entrada nos pararon unos guardia jurados preguntándonos a donde nos dirigíamos, yo abrí la ventanilla y les dije que tenía una entrevista de trabajo allí, abrieron la barrera e indicaron al taxista por donde tenía que ir.

Me llamó la atención porque en cada glorieta, había una estatua de grupos de música, entre los que pude ver a Amistades Peligrosas, Amaral, Roxette, Ella Baila Sola, La Oreja de Van Gogh, Michael Jackson, Enya, El Canto del Loco, y un sin fin de grandes de la música.

Cuando vi al trío madrileño sobre un bonito césped y alrededor un aro de cristalina agua, supe que había llegado a la Avenida Mecano, ahora sólo me faltaba buscar el 81.

Pare usted por aquí, por donde pueda, dije al conductor. Pagué y me bajé del taxi.

Al entrar al edificio me dirigí a información en donde pregunté por la señorita Gómez, me indicaron como ir por los numerosos pasillos hasta dar a una sala de espera en la que ya había gente allí esperando para la misma entrevista. A las 17:40 en punto nos hicieron ir pasando a una sala en donde cada uno iba tomando asiento donde quería. Todo marchó a su hora, la entrevista empezó a las 17:45 en punto. Apagaron las luces y nos pusieron un vídeo de lo que es y a que se dedica la empresa, después, se encendieron todos los focos a la vez y nos fueron "pasando" unos formularios para que rellenáramos las pruebas que había en ellos. La última prueba fue que defendiéramos nuestro CV delante de todo el mundo para ver como nos expresábamos.

Sobre las 18:00 más o menos habíamos terminado, nos dijeron que nos llamarían en las próximas horas. Nos levantamos todos y fuimos saliendo por donde habíamos venido. Yo decidí salir de la Ciudad de las Comunicaciones a pie, pues me parecían curiosas los nombres de las glorietas y demás.

Empecé a andar por el "Bulevar de Mónica Naranjo", observando las numerosas fuentes que rodeaban el bulevar y distrayéndome un poco. Me compré un helado en una heladería que había cerca y pensé sentarme junto a una de ellas, tomando el sol y saboreando el exquisito barquillo que me había comprado.

Yo miraba absorto los numerosos chorros que salían del agua cuando escuché una voz que decía "¿tu crees qué te cogerán?". Me di un susto y volví la cabeza, era uno de los chicos que estaba en la entrevista, me levante y le dije "ni idea chico, las pruebas no sé como me salieron y cuando he explicado mi CV la chica no dejaba de hacerme preguntas que, la verdad, no sé a que venían a cuento, pero bueno, el caso es que ya está hecho. ¿Y tú?"

Pues yo creo que sí –dijo- porque al final me he quedado hablando con ella y veo muy probable que me cojan. La verdad es que no ofrecen mucho dinero pero algo es algo porque yo ahora vengo de Murcia, y no tengo de que subsistir.

¿Tú para dónde vas ahora?, me preguntó. Pues me iba a coger el autobús pero me parece curioso lo de las fuentes éstas y había pensado volver andando.

¿Te importa qué te acompañe?, es que la verdad no estoy muy orientado, dijo.

Por supuesto que no, tranquilo, vamos...

Me llamo Jorge, me dio dos besos. Yo Lucio, respondí.

¿Eres de allí?, de Murcia quiero decir, -le pregunté-. Sí, soy de allí, puse una tienda de ropa con dos socios más, la cosa no nos iba tan mal, e incluso estábamos mirando para abrir un nuevo local en el centro de la ciudad pero... la competencia es muy fuerte, y mucho más cuando te ponen un gran centro comercial al lado, tuvimos que cerrar porque estábamos perdiendo dinero, así que... aquí me ves, a ver si por éstas tierras gallegas me puedo recuperar un poco económicamente y luego ya veré que hago.

Así entablamos conversación y andamos por toda la costa y alrededores. Ya estaba anocheciendo. Jorge me comentó que estábamos cerca de su casa, que si quería que podíamos comer algo porque lo suyo sería cenar fuera pero que no estaba la cosa como para andar gastando dinero.

Yo accedí pues me sentía muy cómodo y la verdad es que ya hacía hambre. Subimos hasta una sexta planta. Había un montón de puertas, la de Jorge era la penúltima. Abrió la puerta y encendió las luces y pasamos dentro.

Te voy a enseñar la casa para que te sientas más cómodo, ¿vale?

Me la enseñó, no era muy grande pero estaba bastante bien. El salón estaba completamente equipado con un par de sofás, televisión panorámica, sound round, ordenador... y un montón de cosas más, luego pasamos a la cocina, amplia, limpia y con los techos muy altos, al baño, pequeño pero suficiente, con un gran plato de ducha con hidromasaje. Al final, su habitación sin más que una cama de dos metros por dos metros, un par de mesillas y poco más.

Jorge empezó a hacer pasta y a poner la mesa con velitas blancas e incensarios mientras yo miraba alguna revista que tenía por allí. Me levanté y le ayudé en la cocina, al rato ya estaba la cena sobre la mesa. Jorge bajó las luces hasta la penumbra y encendió las velitas, luego nos sentamos y empezamos a comer. Antes de la pasta puso unos aperitivos con foie gras y queso philadelpia. Estaba todo riquísimo, me gusto mucho. Después, medio recogimos la mesa y nos sentamos en uno de los sofás pues habíamos comido mucho y no podíamos más. Jorge estaba medio tumbado en la mitad y me dijo que me tumbara sobre él.

Luz tenue de velas, cierto olor dulce en el ambiente, susurrando los altavoces "Return to the Origin" de Mike Oldfield. Tumbado sobre Jorge, empezó a acariciarme un brazo muy despacito, yo me relajé mucho y eché mi cabeza para atrás, llegando a su pecho.

Estuvimos así un buen rato, hasta que me dijo "¿te quieres quedar a dormir?", yo miré la hora... "¡coño!, ¡las dos y media de la madrugada!", me lo pensé y le dije que sino le importaba que me quedaría pues ya no tenía trasporte con el cual volver a mi casa.

Jorge me hizo levantarme y dijo "ponte cómodo, que con éste calor húmedo que hace no creo que te quieras acostar así, no?", por lo que nos quedamos él en boxer y yo en slip.

Puso un ventilador en su habitación y nos tumbamos en la cama, apoyó su cabeza sobre mi tripa y empezó a acariciarme la pierna mientras yo le tocaba la cabeza dándole un masaje en el cuero cabelludo y después con las uñas de mi mano rozándole todos los músculos de su cara.

Pude comprobar como Jorge respiraba profundamente, se había quedado totalmente dormido, yo seguí acariciándolo hasta que yo también lo hice.

Una simple caricia hace que la persona entre en un estado de felicidad momentánea que nos hace olvidar el día día y nos haga sentir mejor