Con quien menos lo esperaba V
Terminada la serie antigua... capitulo nuevo
Acabó el fin de semana y los tres regresamos a nuestras vidas. Mi tío como habíamos pactado antes de que empezara todo, volvió a ser el de antes y salvo esas miradas furtivas, no volvió a tocarme.
Mi hermano una vez más intentó alejarse y un par de semanas después de volver, al acabar me llamó a su despacho.
—Cariño, vamos a terminar haciéndonos daño, necesito que me ayudes a pasar página, hermanita
— ¿Por qué siempre tienes que huir de mí? ¿Por qué simplemente no aceptas lo que sientes y te dejas llevar por lo que necesitas y quieres? ¿Crees que serás más feliz alejándome?
—Necesito intentarlo, necesito volver a tener el control de mi vida y si tú estás en ella de esta manera, no puedo
— ¿Me estas echando de tu vida?
—No, solo te estoy poniendo en el sitio en el que deberías estar, del que no deberías haber salido...eres mi hermana y solo puedes ser eso pequeña
De repente estaba cansada de correr detrás de él, mientras él corría en sentido contrario, yo podía luchar contra todo, podía ser enteramente suya, pertenecerle por completo, admitir ser solo un paréntesis en su vida, compartirle con su mujer. Pero no podía luchar contra todo sola, no mientras él se alejaba. Podía con sus ausencias en mis días y mis noches, pero no podía más con sus indiferencias, con su falta de empatía. Porque en ese momento, me di cuenta que a mi hermano solo le importaba él y lo que él necesitaba, sin pensar que yo también tenía necesidades y él estaba entre ellas, aun así me dejaba, me ignoraba, no parecía importarle dar carpetazo a lo nuestro, en pos de su paz mental, y yo ya no podía más.
—Está bien hermanito. Que así sea, no volveré a molestarte, desde hoy solo serás mi hermano –y me fui e su despacho, antes que pudiera ver mis lágrimas.
Me quedé en mi despacho, llorando hasta que finalmente decidí que no podía hundirme, no podía seguir llorándole, no podía seguir detrás de él, suplicando esas migajas que incluso ahora me negaba, antes solo las tenía cuando el deseo se imponía y no era capaz de controlarlo, el resto de su tiempo, era para todo el mundo menos para mí.
— ¿Qué te pasa pequeña? –preguntó el tío, cuando nos encontramos frente al ascensor, un par de días después.
—No me pasa nada, tío
—Si te pasa, tomemos un café, ¿quieres?
Y terminamos en una cafetería cerca de la oficina a la que no íbamos nunca, me cogió ambas manos antes de volver a hablar:
—Vamos nena, ahora dime que pasa, tu hermano esta de un humor de perros y tú tienes una carita...
Finalmente entre sollozos, terminé cantando por peteneras y él me consoló con cariño, mientras tomábamos cafés a destajo.
—La tía te va a echar de casa, gracias por escucharme
—Si necesitas que me quede la llamo...bien pues te llevo a casa al menos.
Y en su coche le pregunté:
—Tío, ¿alguna vez has tenido una tórrida relación prohibida, a sabiendas que no iba a ninguna parte porque era imposible, y aun así no hubieras querido que acabara nunca?
—Si mi niña, dos veces
— ¿Vas a contarme más o como el todo lo tuyo es solo para ti? –le rete
—No quiero involucrar a nadie
— ¿O sea, que conozco a tu partenaire prohibida? Yo te he confiado todos mis secretos ¿y aun así tú no confías en mí? –seguí insistiendo
—Tu madre, mi hermana
—Joder tío, no me jodas, ¿follabas con mama? Por eso tomaste nuestra relación con naturalidad... –de repente su postura estaba tan clara...
—Pon el freno niña, solo fue una noche loca... no vas a sacarme más
—Claro que si tío, te falta la segunda. Dijiste que te había pasado dos veces. –y sonreí por primera vez
—vaya ¿eso es una sonrisa? Pequeña tú eres la segunda de mis relaciones tórridas más prohibidas, de mis ganas de que algo durara más a pesar de saber que no era posible. Y ahora quiero que siga con esa tímida sonrisa y te repongas cielo –dijo ya en el portal de mi casa
—Gracias tío –le dije abriendo la puerta del coche
Me sonrió mientras bajaba y cuando cerré la puerta, volví a captar esa caliente mirada que me encendía, y en vez de irme, di la vuelta al coche, me apoyé en la ventanilla y metiendo medio cuerpo dentro para su sorpresa, busqué su boca, saqué la lengua y lamí sus labios calientes. Al principio la sorpresa lo dejó quieto, pero en un par de segundos su lengua rozaba la mía, un momento después su mano en mi nuca me metió más dentro y término comiéndome la boca en un fabuloso morreo.
—Nena vete a casa joder –dijo cuándo nos separamos
— ¿No te ha gustado la despedida tío?
—Sabes que sí, pero no voy a aprovecharme que estás mal y segundo pueden vernos tus padres
—Tío, deseaba esto y más, desde ese fin de semana, y no porque este mal, segundo mis padres no están en casa, hoy tenían un cena, me han llamado mientras estabas en el baño en la cafetería para recordarme que se iban ya.
Tras decirle eso volví sonreírle, me incorporé y me aparté del coche para ir hacia la puerta contoneándome, incitándole...en la puerta volví mirarle, sabiéndole aun ahí, lo que me daba esperanzas, pero puso el coche en marcha y yo entré en casa.
Dejé mis cosas y empecé a desnudarme para darme una ducha cuando sonó el timbre, cogí la camiseta y sin ponérmela comprobé mis sospechas, tras la puerta estaba el tío y sin molestarme a ponerme nada encima de mi desnudez le abrí.
—Joder sobrinita, lo he intentado...
Me puse de puntillas y aferrándome a su cuello besé otra vez esa boca, mientras el cerraba la puerta y me agarraba del culo para pegarme a su ya evidente erección.
—Mira como me pones zorrita, quería irme a casa y no podía ni conducir...
Le empujé para que se sentara en el sofá del salón y me senté sobre él, abierta, sin dejar de besarle, aflojando su corbata, deshaciéndome de su camisa, para frotar mis tetas en su pecho, sin dejar de devorarnos.
—Necesito follarte nena –dijo acariciando mi culo, masajeando mis cachetes
Desabroché su pantalón, saqué su polla más que lista y sus menos me subieron, mientras la mía guiaba su rabo a mi entradita, más que dispuesta a recibirle.
Y bajé lentamente mirando su cara de placer, dejando que viera la mía mientras me llenaba. Su polla no era tan larga como la de mi hermano, pero era muy gorda y abría mucho mi coñito hambriento...
—Joder pequeña, como echaba de menos tu coñito prieto, no pares de moverte así cariño, me vuelves loco –dijo bajando su boca a mis tetitas
Sus labios, su lengua...su boca era una gozada y cabalgué esa montura entre suspiros y jadeos dándonos placer mutuamente.
—Despacio cariño, vas a hacer que corra cielo
—Eso quiero tío, quiero que llenes mi coñito de lechita –le dije lamiendo su boca. Pegando mis tetas mojadas de su saliva a sus tetillas, frotándome como una gata en celo
—Me corro tío, me corro, me corro –le grite
Y el primer chorro de semen subió la intensidad de mi orgasmo, sus manos me movían aún más y los dos gemíamos como posesos.
—Vamos arriba tío, y te aseas un poquito –le dije, unos minutos después descabalgándole
Él me siguió escaleras arriba en silencio. Yo subía, notando su semen escurrir por mis muslos.
—Ve a mi baño, allí al fondo a asearte, yo iré al de mis padres a hacer pis y lo mismo luego –y volví a lamerle
Cuando llegué a la puerta, vi que él seguía de pie junto a la escalera mirando fijamente mis muslos, o más bien su semen en ellos. Le sonreí y entré en el baño de mis padres sin cerrar la puerta, a modo de clara invitación.
Un segundo después estaba en la puerta, dejando que su pantalón y ropa interior cayeran al suelo y mientras yo me sentaba en el amplio lavabo, él terminó de desnudarse, yo abrí las piernas y cuando pensaba que iba a volver a besarme o masturbarme con sus dedos, se inclinó y su lengua recorrió mis muslos, mientras sus dedos abrían mi sexo, al momento su lengua relamió hasta la última gota de su semen y mis juguitos, haciéndome gritar un nuevo orgasmo.
—Joder que rica estas niña, mira como vuelve a estar mi polla, como quiere más tímidamente
Y me bajé del lavabo, me arrodillé ante él y me la llevé a la boca sin dejar de mirarle, su mirada iba de la mía a mi boca y a mi culo en el espejo.
Me encantó poner su polla de nuevo dura entre mis labios, con mis lamiditas, mis succiones...le empujé ligeramente haciendo que se sentara en el WC y agarrando ahora ese mástil duro, me encargué de sus pelotas.
—Que rico niña, que gustazo –gimió cuando mi lengua meneaba sus pelotas y mi mano su polla
Terminé ligeramente inclinada en el lavabo de mis padres, con él detrás de mi bombeando con furia dentro de mi conito, mientras veía en el espejo su mano desaparecer entre mis muslos. Busque su mirada en el espejo y volví correrme subiendo más el culo.
Aun temblaba cuando salió de mi coño, y apunto mi otra entradita, empujó y vi su cara en el espejo mientras me abría el culo, sin dejar de mirarnos. Me aferré con fuerza y él siguió entrando hasta el final.
—Joder sobrinita, joder, joder –y empezó a darme duro
Los golpecitos contra el mueble del lavabo, me excitaban aún más, sus dientes se clavaban en mis hombros, su lengua lamia mi espalda, mi nuca...
—Voy a correrme mi niña, me corro, me corro...
Noté el calor de su semen, vi el orgasmo en sus ojos y mis dedos entre los pliegues de mi sexo junto con todo eso volvieron a llevarme una vez más al orgasmo, uniéndome a él.
Nos arreglamos y volvimos al salón, y le ofrecí algo de beber ya más tranquilos.
—Supongo que habrás avisado en casa –le dije pasándole la lata
—sí, he dicho que picaba algo con unos amigos, pero igualmente debería irme antes de que volvieran tus padres.
—Eres mi tío, mientras no nos hubieran pillado hace un rato, esto tampoco es tan anormal, me has traído a casa y punto. Me han dejado algo de cena come algo antes de irte. –le dije, ya con el plato de sándwiches en la mano.
Ya se iba cuando aparecieron y como había dicho a papá no le sorprendió la excusa, pero mamá puso cara de extrañeza, más tarde ya en mi habitación me dijo:
— ¿Que hacia tu tío en casa?
—Ya te lo dije, le encontré cuando regresaba, él estaba con unos colegas y se ofreció a traerme
—No soy tonta hija, tu pelo aun esta mojado, es tu tío, joder –dijo cabreadísima, dándome un bofetón por primera vez en muchos años
—Que pasa mamá, ¿estás celosa de tu hermanito? O ¿tu si puedes tirártelo y yo no? –le dije enfadada por su reacción, por esa torta y sin poder controlarme
—Vaya, veo que no tenéis secretos, pues no es eso hija, lo que paso no debió pasar, no sé cómo te lo ha contado pero solo paso una vez
—Solo eso me ha contado, lo siento
—No puedes tener sexo con él
— ¿Por qué es tu hermano? –le dije, en plan chulita
—Porque es tu padre –dijo bajando la cabeza para que no viera sus lágrimas
Joder, joder, no solo había follado con mi hermano y con mi tío, acababa de follar con mi padre.
—Por favor no nos destruyas a todos, no puede saberlo nadie –imploró mi madre
Abracé a mi madre para tranquilizarla y le dije mil veces que no se preocupara, que no iba a decir nada, que no la juzgaba y que ya hablaríamos del tema. Me sentí más unida a ella, porque en el fondo la entendía, porque para mí nada cambiaba, porque para mí, mi padre siempre seria el que dormía ya en la habitación del fondo. Porque cuando salió de mi habitación y miré los mensajes de mi móvil y vi uno de mi tío en el que me pedía que le llamara cuando pudiera, lo hice al instante.
—hola cariño, ¿todo bien? Quería saber que no has tenido problemas
—todo bien tío, ¿qué estás haciendo?
—En mi despacho, pensando en ti cariño
—Yo también estaba pensando en ti, concretamente en tu polla tío
—Calla, calla, zorrita
—Mi coñito vuelve a chorrear acordándose de ella –joder saber quién era me ponía aún más cachonda, saber que era mi padre me excitaba aún mas
—Pues oírte decir eso ya ha despertado de nuevo a mi polla, alucino
—Libérala y agárrala como si fuera yo quien lo hiciera
—Nena ¿crees que tengo edad para masturbarme al teléfono a escondidas en mi despacho?
—Dime que no palpita, que no está un poco ms dura solo al pensarlo
—Cariño, esta dura como una roca ya
—Entonces hazlo tío, menéatela para mí, porque mis dedos y están empapados imaginándome tu polla, tu mano...
—Joder niña como me pones...
—Con la otra mano acaricia tus pelotas, sóbalas, da un tironcito...mientras yo meto ahora tres dedos en mi coñito hambriento
Podía oír su respiración acelerándose, y bajé el teléfono para que oyera el chapoteo que había creado ya entre mis piernas, mientras a lo lejos le decía:
— ¿Oyes como esta mi coño?, ¿sabes lo mucho que me gustaría ahora, que tu boca se encargara de limpiar este estropicio?
Volví a subir el teléfono para oír sus jadeos, sus gemidos cada vez más seguidos...
—Nena voy a correrme, como me gustaría hacerlo sobre tu coñito chorreando
—Uff yo también me corro tío, me corro
—Si nena y yo, toma mi lechita –aulló al teléfono entrecortadamente
Correrme y hacer correr a mi padre fue la hostia y si descubrí que saber quién era me ponía aún más cachonda, porque me daba más morbo aun si cabía, follar con mi padre que con mi tío y estaba más que dispuesta a explotar ese morbo, aunque pensaba cubrir y cumplir la promesa hecha a mama.
Solo yo sabría que me follaba a papá, él iba a tener que seguir solo follándose a su sobrina.
...