Con pocas palabras...7

"¿Y que sientes por mí?"

Después de pasar un lunes bastante agitado, comienzo el martes esperando un poco de paz a ser posible.

Llego a clase antes de que suene el timbre y me siento en mi sitio de siempre sin mirar a nadie pues con Julia hoy sinceramente no quiero saber nada y con Tania es totalmente lo contrario, la que no quiere saber nada es ella, que por otra parte también es muy comprensible.

Van llegando todos y ocupando sus asientos. Como ayer después del segundo recreo, la mesa que se encuentra al lado de la mía vuelve a estar vacía, como en la mayoría del curso. Y es que en mi clase nunca he llegado a encajar con nadie como para que llegara a ocuparse ese asiento y la verdad tampoco me ha importado tanto.

Mientras divago en mi mente, el profesor entra en clase y comienza a dar la clase. Aunque me cuesta un esfuerzo horroroso hago todo lo que puedo por prestar atención y no distraerme. Paso así las dos horas hasta que llega el recreo anunciado por el timbre. Todos comienzan a recoger, pero yo me lo tomo con calma, pues hoy realmente no tengo plan para el recreo y probablemente vuelva a mi rutina de estar sola en el parque pasando el rato pensando.

Hoy, al contrario que ayer, nadie me espera en la puerta, nadie me pide explicaciones ni busca mi compañía. Una sonrisa aparece en mi rostro pensando en la locura de estas semanas y los diferentes encuentros que he tenido. Sigo con mi sonrisa hasta recordar los dos últimos sucesos ocurridos ayer. Realmente es triste ver como dos personas se alejan de ti de tal forma, dos personas que comenzaban a significar algo en tu vida.

Sin más demora, vuelvo a mi rutina y camino hasta llegar al lugar secreto del parque donde decido acostarme para ver las nubes con sus formas extrañas y las hojas de los árboles moviéndose al compás del aire. Pero, parece que la paz y la tranquilidad no van a durar mucho tiempo pues de entre los arbustos y matorrales aparece Julia alterando mi mente… como siempre hace.

Como si fuera lo más normal del mundo, se acuesta a mi lado y me da un beso en el cuello tomando esto ya como saludo oficial, por lo visto. Y parece que mi neurona decide despertar de una vez por todas y decido poner los puntos sobre las íes, porque, sinceramente ya es hora. Me aparto de ella con un poco de brusquedad y la miro seriamente.

“Se acabó” Se sorprende cuando me aparto y más cuando escucha mi frase.

“¿Segura?” Aun así parece no importarle en demasía.

“Sí, paso de seguir siendo uno más de tus jueguitos. Y si no es más, ya te puedes ir” No se espera esa contestación, pero realmente es así… ya me cansé, parece que he vuelto al mundo de los mortales donde la lógico predomina frente a los sueños y fantasías que nunca se cumpliran. Por un momento parece afectarle lo que le digo, pero inmediatamente vuelve su expresión de dureza y se levanta.

“…Ok, tú te lo pierdes.” Y se aleja del que algún día yo llamé “nuestro” lugar secreto.

Parece que regresa de nuevo la calma a mi vida. Ahora mismo me duele cada paso que da para alejarse de mí, pero sé y tengo claro que es lo mejor para mí pues ella jamás llegara a admitir que le gusta una mujer y menos… la rarita de la clase. Sería, con toda seguridad, una caída en picado de su popularidad. Y es que no sé cómo en algún momento llegué a pensar que podría tener algo con ella.

Quizá ahora sienta que la quiero y que no puedo vivir sin ese besito en el cuello que me da cuando aparece, sin sus labios, sus ojazos verdes y su sonrisa y sin esos actos que tiene a veces conmigo y que parecen muestras de cariño por su parte. Quizá ahora me duela recordar todo eso, pero, como me dijo alguna vez mi madre “Nadie ha muerto de amor todavía…” y completo diciendo que yo no voy a ser la primera.

Metida en mis ralladas escucho el timbre que anuncia el fin del recreo y decido volver a clase pues todavía debo aprobar este curso. Llego al aula donde encuentro el desvío de mirada de Tania y la gélida mirada de Julia. Dan ganas de volverse para atrás, pero el profesor ya llega impidiéndome la escapatoria y decido caminar hasta sentarme en mi sitio.

Así paso el resto del día entre asignaturas diferentes y soledad bien combinada como era anteriormente. Finalmente, suena el timbre, todos salen y como siempre yo cierro la puerta pues soy la última en salir. Emprendo el camino hasta mi casa, pero escucho una voz conocida que me llama.

“¡María!, espera” Ana (una de las amigas de Tania y de las cuales podría llegar a haber sido amiga mía) corre hacia donde estoy yo y, por cortesía, me detengo y la espero.

“Dime” No sé la razón por la que viene ahora ella si con Tania por lo visto todo terminó.

“Verás, quería hablar contigo porque Tania nos ha hablado de lo que pasó entre vosotras y eso… y, la verdad, que no quiero perder contacto, bueno todas no queremos perder contacto contigo pues nos pareces una chica agradable y lo que ha pasado pues… lo pasado, pasado está y Tania está de acuerdo con que sigas quedando con nosotras” Me sonríe con gran dulzura.

“¿Está segura…?” La miro con enorme duda en mi rostro pues no quiero más problemas con Tania ya que le he cogido cariño.

“Sí, ella y nosotras queremos seguir quedando contigo” Me vuelve a mostrar su dulce sonrisa. “Bueno… ¿Qué dices?”

“Pues me parece genial, cuando queráis volvemos a quedar” Le sonrío y ella me sonríe con más alegría y me abraza con gran ímpetu. Aunque me parece curiosa su expresión de afecto para el poco tiempo que nos conocemos, la correspondo con menos ímpetu, pero de todos modos con cariño.

Tras un momento de cariño, decide separarse de mí y me besa en la mejilla.

“Nos vemos mañana en el recreo” Me vuelve a sonreír y se va caminando por donde ha venido dejándome con una sonrisa dibujada en el rostro.

Vuelvo a emprender mi camino hacia mi casa con el pensamiento de que mañana vuelvo a tener plan con las que quizá lleguen a ser unas buenas amigas. Paso la tarde con gran tranquilidad y sin sobresalto, haciendo deberes y estudiando. Al anochecer decido salir a correr un rato para despejarme de tantos números y letras. Me dirijo por varias calles, en general, amplias y con multitud de enormes casas. Por lo visto llego a la zona más, por decirlo de alguna manera, rica de la ciudad.

Al ir por esos parajes, aminoro la velocidad y voy observando cada casa. Todas tienen un inmenso jardín perfectamente cuidado y un temible perro que guarda esas hermosas mansiones. Me fijo especialmente en el perro de una de las grandes fincas. Inmediatamente, me detengo y me acerco a ese majestuoso husky siberiano de color blanco y negro que me observa con sus hermosos ojos azules tras las rejas que custodian dicha mansión. Realmente adoro a estos perros y algún día me encantaría tener uno como el que tiene el dueño o la dueña de esta enorme casa.

Tras observarlo unos minutos, me intento aproximar lentamente para poder acariciarlo. Dejo que el mismo se acerque y finalmente le acaricio la cabeza. Paso un tiempo cogiendo confianza con el mejor amigo del hombre hasta que reparo en la hora que es y decido marcharme a casa.

Al volver a casa, me ducho, ceno con mi madre mientras le cuento como ha ido todo  y finalmente doy por acabado el día tumbándome en mi cómoda cama para, tras unos minutos pensando, caer rendida en los brazos de Morfeo.

Vuelvo al mundo real gracias al sonido de mi despertador el cual me indica que debo prepararme de nuevo para otro día de clase. Me levanto con rapidez, me visto con vaqueros y camiseta negra, tomo algo de desayuno y pronto salgo de casa para emprender mi camino hacia el instituto.

Tras finalizar el recorrido habitual de mi casa al instituto, llego a clase y observo que, de nuevo, Tania se encuentra sentada en el asiento que está al lado del mío. La verdad es que me llevo una sorpresa porque no pensaba que llegaría a ser tan rápido su acercamiento hacia mí. Con precaución (no me apetece cagarla más con ella) me acerco y me siento a su lado. Ella me mira y me ofrece una sonrisa nerviosa. Instantáneamente, le devuelvo una de las más sinceras sonrisas.

“No quiero estar mal contigo…” Me dice poniendo una carilla de pena que me encanta como siempre pues en ella la dulzura está escrita desde que me paré a fijarme en ella.

Extiendo mi mano con la mayor de las formalidades creando en su rostro la confusión.

“¿Amigas?” Le pregunto dejando ver una pequeña sonrisa en mi cara. Ella extiende la suya y cerramos el trato sonriendo mientras la mayoría de la clase nos mira sin entender nada.

Tras este extraño momento, me dispongo a sacar los libros y demás materiales para la próxima clase y, como siempre, a punto de hora aparece Julia mientras toca el timbre anunciando el comienzo de las clases. Nos mira con el ceño fruncido (algo habitual en ella últimamente) y se dirige a su asiento. Después de Julia aparece el profesor dando comienzo inmediatamente a la clase.

Como un rayo transcurren las dos clases y enseguida toca el timbre del recreo que nos hace a todos levantarnos para ponernos a recoger. Tania me espera con paciencia mientras termino de guardar los libros. Cuando finalizo el proceso, nos encaminamos para el lugar donde ellas se ponen en el recreo.

“Siento el ataque de celos…” Me dice de repente.

“Hemos dicho que amigas así que todo olvidado” Le sonrío sin problema y ella me devuelve otra sonrisa.

Tras volver a recordarle el trato que habíamos hecho nos reunimos con sus amigas (Rosa, Marta y Ana) y las que yo también considero ya un poquito parte de mi vida. Paso el recreo con ellas, charlando y haciendo bromas de todo tipo. Poco a poco voy soltándome y abriéndome a este grupo que hemos comenzado a formar las cinco.

Paso las clases que quedan con Tania a mi lado y finalmente toca el timbre de salida que anuncia el final de las clases. Me despido de Tania y comienzo a caminar hacia mi casa, pero, como suele ser habitual ya, me espera en el camino Julia con ceño fruncido. Yo, como chica que no quiere problemas, intento ignorarla y proseguir mi camino. Pero, por supuesto, no se da por vencida y me sigue.

“¿No se suponía que no estabas con ESA?”

“¿Qué es lo que no te quedó claro de mi frase “se acabó”?” Siempre esa actitud celosa conmigo cuando podría estar con cualquiera…

“No me has respondido” Finalmente decido pararme y mirarla a la cara.

“No tengo porque hacerlo y déjame tranquila ya, por favor” Me mira estupefacta, últimamente parece que la sorprendo mucho.

“No quiero, quiero estar como estábamos antes” Baja la vista al suelo con una mirada podríamos decir que triste.

“Y yo quiero muchas cosas que no van a pasar Julia, la vida es dura” No quiero pasarme con ella pero quiero dejarle claro que paso de que me toree más.

“Pero antes estábamos bien María” Levanta la mirada y se acerca con mirada cautelosa. La miro distante indicándole que no se acerque pues tengo claro que si lo hace se me irá toda la coherencia que ahora hay en mi mente.

“Julia, tú estabas bien, pero a mí se me llevaban los demonios cada vez que te tirabas a otro delante de mis ojos haciéndome saber que te tengo que compartir con otros cuando te quiero en exclusiva para mí” Por un momento sonríe, pero vuelve a la seriedad al verme el rostro.

“Creo que deberíamos hablar de esto en “nuestro” lugar secreto” Mis ojos se salen de sus órbitas al escuchar sus palabras. Ha llamado igual que yo a ese lugar donde solemos vernos. Realmente quiero sonreír pero me contengo pues estamos en un momento serio y asiento.

Sé que no debería haber aceptado ya que tengo la certeza de que puede llegar a ser mi perdición ir a ese lugar que ha presenciado cada uno de nuestros encuentros. Pero no hay marcha atrás y ahí estamos las dos esperando a que una de las dos rompa el hielo. Comienzo yo.

“Sinceramente no creo que haya nada de lo qu…” Me interrumpe.

“¿Estabas celosa?” ¿En serio? ¿Esa es su duda? Pienso seriamente darme la vuelta e irme, pero respondo intentando mantener el tono con poco éxito.

“¿Celosa? Julia, te tiras delante de mí a todo el que quieres y luego te lías conmigo. Sinceramente creo que tengo todo el derecho a estarlo” Todavía no puedo creer que lo dude.

“Pero nunca hemos hablado de… compromiso ni nada…” Sé que está escogiendo las palabras adecuadas para no hacerme daño, poco a poco nos estamos conociendo con la tontería.

“Ya Julia, pero eso no quiere decir que no sienta nada por ti o que no me moleste que te tire…” Me vuelve a interrumpir.

“¿Y qué sientes por mí?” OMG, me está empezando a sobrepasar esta conversación en serio.

“Por dios Julia, yo tengo las cosas claras, eres tú quien me besa, me utiliza y luego pasa de mi como si nada”

“Eso no es así” Me estoy dando cuenta de que estamos teniendo la conversación más larga de nuestra vida.

“Sí es así, lo sabes y sinceramente no me voy a pasar la vida detrás de ti rezando porque estés de buenas para darme un mísero beso como si fuera un perro pidiendo un trocito de pan” Me doy la vuelta dando por terminada la conversación, pero ella me coge del brazo y me detiene.

“María… no es fácil…” La miro sin entender.

“¿El qué? ¿Qué te gusten las mujeres o qué te guste yo?” Lo piensa durante un momento, no sabe cómo decirlo.

“A ver… esto no me ha pasado nunca ¿vale? No sé qué coño estoy haciendo contigo, qué haces conmigo, no sé por qué cuando te veo con la pava esa me hierve la sangre y quiero alejarla de ti, esto no es normal joder, yo no soy así ¿vale? A mí siempre me han gustado los hombres, solo los hombres…”

A cada palabra se ha puesto más nerviosa, no sé qué hacer y decido dejar a un lado la coherencia y darle un abrazo, ella se aferra a mí como una niña pequeña.

“Tranquila… se supone que el primer paso es reconocerlo” Le digo en broma.

“Ya…” Me sonríe. “Pero yo no he reconocido nada todavía, María” La abrazo más fuerte con una sonrisa en mi rostro.

“Bueno, has reconocido que no sabes que pasa entre nosotras… es un comienzo” Ella sonríe y me da un besito corto en los labios ¡Cómo los echaba de menos!

“Sabes… me gusta que me abraces” Me mira con una expresión de ternura que me enloquece y me enamora más de lo que estoy.

Aunque como siempre, debe haber algo que nos saque de nuestro mundo y aparece desde la realidad el sonido de su móvil. Ella se separa de mí, mira el móvil y la hora y se pone tensa cuando va a contestar.

“Dime”

“…”

“Papá, vale, voy para allá” Vaya, nunca le había preguntado por su familia ahora que lo pienso.

“…” Se mosquea con la respuesta.

“Que sí, que vale, que ya voy” Y cuelga irritada. “Lo siento, tengo que irme”

Antes de que se me escape la vuelvo a abrazar y le doy un beso en los labios. Ella sonríe y me devuelve otro a modo de despedida.

“Nos vemos mañana” Me dice al alejarse con una sonrisa.

Tras unos momentos en soledad en “nuestro” lugar secreto recuerdo que debo volver a casa pues ya es hora de comer y mi madre debe estar preocupada. Por el camino, como llevo haciendo estas últimas semanas, reflexiono sobre todo lo que ha pasado este miércoles y la verdad es que me doy cuenta de que los días últimamente están cargados de problemas y movidas y de que han pasado más cosas en estas semanas que en el conjunto de mi vida. Es un poco triste sí. Lo único que me alegra ahora mismo es que Julia y yo parece que hemos dado un paso para adelante.

Bueno, ¿qué puedo decir? Siento enormemente la tardanza, este verano me lo he tomado de vacaciones al pie de la letra, pero espero con el nuevo curso empezado poder escribir más seguido. Ojalá os decidáis a seguir leyendo esta historia aún con el retraso que ha habido. Muchas gracias a todos los que habéis leído hasta ahora mis relatos y sobre también a los que comentáis.

Dulzitha: muchas gracias por haber leído el relato hasta ahora y con respecto al último comentario… Parece que Julia ha reaccionado un poco, veremos qué pasa y si María termina o no en un psiquiátrico jeje.

Andreika: me alegro mucho de que te haya gustado y siento mucho haberte hecho esperar tanto para leer el siguiente. Solo espero que este también te guste. Un saludo.

Lililunita: no te haces una idea de lo que me apena haberte hecho esperar tanto, más teniendo en cuenta que me pediste que no lo hiciera. Lo siento, espero que como compensatoria este capítulo sea de tu agrado. Un saludo.

Aurora la diosa: ¿qué puedo decirte? Siempre adoraré tus comentarios jeje siento haberte hecho esperar hasta el siguiente capítulo y bueno espero que este te guste. Sinceramente, estoy de acuerdo contigo con lo de que le haya dejado las cosas claras, considero que es lo mejor para las dos. Un saludo.

HombreFX: me alegro de que te gustara y gracias por seguir comentando. Un saludo.