Con pocas palabras... 5

“Es difícil de explicar”

Tras una tarde algo extraña en la que ha habido un poquito de todo con estas chicas que son verdaderamente agradables, vuelvo de nuevo a mi guarida para descansar de tanto pensamiento que me tiene la mente revolucionada. Dejo atrás a una niñita linda, que se despidió de mí con tristeza en esos ojitos tan hermosos que le ha dado dios, y toda la ternura que ella me da con solo su presencia.

Llego a casa con grandes dudas en mi cabeza pues la tarde ha sido increíble a pesar de aquel momento tenso que hubo tras el beso. Tania pasó toda la tarde tratándome con ternura y cariño e intentando que me abriera al grupo para que no me aburriera y lo pasara bien.

Realmente es algo bonito que otra persona se preocupe por ti y quiera verte bien. Pero no sé si el camino que está tomando nuestra “relación”, si se puede llamar así, es el adecuado pues, aunque debo admitir que con ella me siento completamente bien, Julia sigue en mi mente y eso es así desde siempre. Quizás Tania sea lo que necesito en mi vida, pero a día de hoy, siento más por Julia de lo que yo pensaba y a la vista está por el remordimiento de conciencia que tengo en la cabeza debido a ese casi beso y que yo, en su momento, deseaba que pasara aunque, probablemente, hubiera sido un error.

Al pasar la puerta mi madre me pregunta cómo ha ido todo y yo, extrañamente, tengo la necesidad imperiosa de contarle mis dudas y es que el que haya aceptado mi condición sexual hace que confíe en ella como no he confiado en nadie y que llegue a ver, debido a su interés y preocupación, que es la persona que más me quiere del mundo a pesar de todo lo que haga o llegue a hacer en la vida.

Tras escuchar absolutamente todo, me tranquiliza y me aconseja que no haga locuras y lo tome todo con calma pues “las prisas no son buenas”. De momento, intentaré dentro de lo posible no precipitarme y actuar con un poquito de cabeza, haciendo caso a su consejo.

Después de un domingo rutinario como todos, comienza una nueva semana con el sonido del despertador de sinfonía. Me levanto como cada lunes, me visto, como siempre, eligiendo unos vaqueros y una camiseta negra (sí, lo sé, no varío mucho en los colores) y tomo el desayuno sola pues mi madre ya salió a trabajar.

Cuando se hace la hora emprendo el viaje, de nuevo, al instituto y llego a clase mirando directamente a la pizarra por si hay alguna frase contra mí aliviándome al descubrir que mi miedo era sin motivo alguno. Parece que todos, con el comienzo de una nueva semana, han olvidado lo que pasó el viernes y vuelven a pasar de mí.

Pero, puedo ver un cambio excelente en la rutina al descubrir a Tania sentada junto al sitio habitual donde me suelo sentar. Realmente es hermosa esta niña y es difícil encontrarle algún defecto. Bueno, diría que habla demasiado, pero la verdad es que yo casi no hablo, por lo que la cosa se compensa bastante.

Cuando me siento, me saluda con una gran sonrisa y un abrazo rebosante de cariño. Yo correspondo con menos sentimiento, pero con ternura y cariño al fin y al cabo. Al separarme de ella y de su cuerpo, no sé si por instinto o por qué, miro hacia la puerta donde se encuentra Julia mirando hacia nosotras con una mirada que dista mucho de ser alegre. Me da por pensar que no le ha hecho gracia precisamente ver mi muestra de cariño con otra chica, pero, por lo visto, decide hacer caso omiso a nada que tenga que ver conmigo y se sienta en su sitio con sus amigas.

Tras ese momento de incomodidad, paso toda la clase en tensión e intentando prestar atención inútilmente pues mis pensamientos me absorben demasiado. Y es que pensar en dos mujeres y sus formas de actuar puede llegar a abstraer bastante de la realidad. Al finalizar la clase, todos recogen rápidamente, pero al estar distraída pensando en mis cosas, me quedo atrás recogiéndolo todo para salir al recreo con Tania.

“Oye, voy fuera a comprar un zumo, ahora vas para donde estamos nosotras vale”

Yo asiento aprobando esa nueva invitación de pasar el recreo con Tania y sus amigas y ella decide retirarse dejándome terminando de recoger todo (sí, soy especialmente lenta para recoger).

Después de terminar de recoger, miro hacia la puerta y allí está Julia esperando con una cara demasiado seria. Me acerco a ella haciendo amago de querer salir, pero, inmediatamente cierra la puerta de un golpe y me sujeta fuertemente para ponerme con la espalda pegada a la pared, observando su expresión de molestia.

“¿Te gusta ESA?” Me pregunta con seriedad y un atisbo de furia en sus ojos.

“¿Qué más te da?” Le respondo esperando una implicación de su parte.

Y la implicación llegó cuando ella decide besarme en los labios prácticamente con desesperación. Realmente no puedo hacer otra cosa que responder a ese beso y a esos labios que adoro con la máxima de las ternuras para expresarle así que me tiene con ella. Parece que se tranquiliza un poco y el beso se vuelve más calmado hasta llegar a separarnos lentamente. Ella me mira a los ojos al principio con lo que parece cariño, pero después vuelve su mirada decidida.

“Haz lo que quieras con ella y yo haré lo mismo” ¿Dónde está la amenaza? Ella hace lo que quiere con quien quiere.

“¡Ya lo haces!” Mi tono de voz se altera más de lo que pretendía y suena a reclamación.

“¿Te importa?”

“¡Sí!” Sigue el mismo tono.

“Es tu problema, no el mío”

“¡Y a ti te importa que esté con ella!” María la estás cagando.

“Así que estás con ella” La cagaste.

“Se supone que te da lo mismo” Nuevo giro.

“Yo no he dicho eso” Me va a volver loca con tantas vueltas de tuerca.

“¿Entonces qué quieres decir?” Ya me estoy empezando a cabrear y el tono de voz se ha elevado más de lo que quería.

“Baja el tono, por favor”

“Claro, ¿se le antoja algo más a la señorita? ¿Una fanta, algo para picar, mi alma tal vez…? Por pedir que no…”

“¿María?”

Tania, tan oportuna ella, llega en el momento en que prácticamente he perdido todos los estribos y hace que respire para no mandar todo a la mierda. Abre la puerta y nos mira a las dos detenidamente pues yo estoy con la mala ostia escrita en la cara y Julia se encuentra examinándola con desprecio.

“¿Pasa algo?” La típica pregunta obvia que todo el mundo hace cuando saben que se han perdido algo importante y quieren saber… Cotillas…

“Esto es privado bonita así que, por favor, vete” Tonito autoritario de Julia.

“Eso no lo decides tú” Tania no se queda atrás.

“¿Quieres ver cómo sí?” Julia se encara a Tania y yo, viendo que la cosa puede irse de las manos, la sujeto y la tiro hacia atrás.

“Ya, Julia, por favor. Y, Tania, tranquila ahora voy para el patio, ve tú para allá y yo cuando termine con ella me acerco” Por dios que se vaya que si no la liamos.

“El recreo termina enseguida” Pedazo de excusa.

“Tania, por favor” ¡Por favor! Cara de súplica al canto.

“Vale, me voy…” Al fin, se resigna y acepta.

Se acerca a mí mirando fijamente a Julia y me da un beso en la mejilla, cerca de la comisura de los labios. Julia la fulmina con la mirada mientras ella se marcha y, posteriormente, a mí también, mientras intenta zafarse de mis manos que todavía la sujetan.

“¿Por qué no te vas con tu novia?” Intento sostenerla conmigo, pero se suelta inesperadamente.

“No es mi novia” Me mira como si no lo creyese.

“¿Y por qué te trata como si lo fueras?” Buena pregunta.

“Supongo que le gusto” Es lo más evidente.

“¿Y a ti te gusta ella?”

Vuelve con la pregunta indicada que no sé cómo responder pues ni yo misma lo tengo claro. Realmente la chica me atrae… y bastante, pero de ahí a gustarme, no sé. De todas formas, decírselo a Julia no creo que sea lo más acertado pues probablemente no le va a hacer mucha gracia.

“No lo sé”  Esta respuesta tampoco le ha hecho gracia, se la ve cabreada.

“¿No lo sabes? Genial… Así da gusto, todo claro”

“Y dime, ya que tú lo tienes todo tan claro, ¿qué sientes tú por mí?” Se sorprende de mi pregunta.

“¿Por ti? ¿Qué quieres que sienta por ti? Yo no soy como tú, no te equivoques”

“Me vale poco lo que seas, esa no es mi pregunta”

“¡Me gustan los hombres!” Lo dice como si fuera la respuesta obvia que no hace falta decir siquiera… Estoy empezando a pensar que mi pelo corto la confunde…

“Ejem… Soy mujer...” Me miro a mi misma y señalo mis atributos femeninos como dando a entender lo evidente.

Me mira sin saber qué decir y la campana la salva “Ringgggg…..!!!!”… de momento.

Ella se da la vuelta dando por finalizada la discusión y se dirige a su sitio antes de que comiencen a entrar nuestros compañeros y, entre ellos, sus amigas. Cuando se sienta en su silla sus amigas llegan para saber dónde ha estado todo el recreo (obviamente no se molestan en bajar un poco el tono de voz y puedo llegar a escucharlas), ella no puede evitar mirarme durante unos segundos y vuelve la mirada hacia ellas para decirles simplemente “Cosas mías”. Ellas no piden más explicaciones (como se nota que es la que manda) y se sientan cada una en su sitio.

Por lo visto ellas no se han dado cuenta de nuestro cruce de miradas, pero otra chica sí ha visto claramente la escena y me mira con una expresión entre confusión y disgusto. Aun así decide sentarse a mi lado como antes. La diferencia es que su dulce sonrisa desapareció y, en cambio, hay un rostro serio.

“¿Me explicarás qué ha pasado en el recreo?”

“Es difícil de explicar” Intento darle a entender que no es algo de lo que quiera hablar.

“Seguro que sabrás explicarlo” Parece que no lo ha entendido…

Julia nos mira con mala cara, se vuelve a girar medio cabreada y yo no puedo hacer nada más que mirar a otro lado y desear que terminen las clases lo antes posible (todavía quedan 4 horas…) para volver a casa donde solo hay paz y tranquilidad y no habitan mujeres que me exijan explicaciones (mi madre, de momento, no me ha exigido nunca que le cuente todo lo que hago) sobre todas mis acciones, gestos y sentimientos a cada momento.

No sé a quién le puede gustar estar entre dos mujeres y eso de tener que elegir porque sinceramente esta es una situación que, aparte de destrozarme la rutina radicalmente, me está poniendo la cabeza hecha un lio y no me deja concentrarme en otra cosa que no sea ellas dos. Y es que ahora solo pienso en sus formas de actuar conmigo y en cómo debo de actuar yo para no hacer daño a nadie y que todos estemos bien. Y encima también debo saber con quién quiero estar y, sobre todo, a quien realmente quiero en mi vida como algo más que amiga.

Con lo bien que vivía yo en mi mundo de soledad y, sobre todo, paz y tranquilidad. Recuerdo que antes añoraba tener gente cerca y algo de compañía como todo ser humano y ahora parece que me agobia todo eso. Y es que como dicen por ahí “tiempos pasados siempre fueron mejores”.

Pues aquí os dejo la nueva entrega de esta historia y hoy he decidido a parte de dar las gracias a todas y cada una de las personas que deciden leer esta historia, daros las gracias uno por uno a los que comentáis cada historia pues es agradable que otra persona se tome el tiempo de comentar el trabajo de otra.

HombreFX: me encanta que te tomes el tiempo en cada relato de dar tu opinión. Muchas gracias.

Aurora la diosa: en general, adoro cada uno de tus comentarios pues cada uno de ellos me hacen sacar una sonrisita al leerlos. Con respecto al último comentario, ya se enteró Julia y parece que mucha gracia no le ha hecho… a ver cómo termina, si gana la rebeldía o la ternura.

Bonita pero Cabrona: muchas gracias, es bonito que a otra persona le guste leer mis locuras.

Romina: con respecto a lo del profesor… por aquí, por desgracia, suelen ser así… jaja y con respecto al último comentario, por mi parte, estoy contigo, prefiero las chicas malas… a ver por qué se decide María finalmente. Gracias por comentar.

Lililunita: en general, gracias por todos tus comentarios. Con respecto al último, supongo que si ese beso no ocurrió… por algo será, pero sí, hubiera estado interesante lo que hubiera ocurrido si la amiga no hubiese llegado en el momento clave.

Dulzitha: por supuesto, gracias por tus comentarios anteriores y, con respecto al último, ya veremos qué pasa, si decide escoger la estabilidad y la dulzura frente la complicación y la pasión jajaja

Deseo con todo el corazón que sigáis comentando pues vuestros comentarios me animan muchísimo. Un saludo a todos.