Con pocas palabras... 2

"entre ella y yo las palabras no funcionan..."

Ya hace 2 semanas desde ese beso y, por suerte o por desgracia, no ha sido el único. En clase no nos conocemos, pero los jueves en Historia la situación es muy distinta. Se acuesta con un chico (siempre diferente) en el césped y después pasamos un rato fumando y dándonos algún beso ocasional.

Debo decir que no esperaba que esto pasara y, la verdad, no me gusta compartirla con nadie. Me he convertido en 2 semanas en masoquista, voyeur y su jueguecito particular… Y por un lado no puedo negar que me encanta tenerla a mi lado (aunque parezca que juega conmigo), pero me destroza cada vez que aparece con uno de sus “amigos” pues, en el fondo, siempre deseo que venga solo para estar conmigo.

Y es que cuando estoy con ella, siento una paz que no alcanzaba hacía tiempo. No solemos hablar mucho y es interesante que solo estar en silencio a su lado me llena de tranquilidad lejos de incomodarme. Y lo mejor es que creo que a ella también le gusta. Las pocas veces que hemos cruzado palabra han sido trivialidades y la otra mitad hemos terminado con cortes por su parte y, en mayor cantidad, por la mía (a veces me paso con ella). Lo estoy considerando como un juego entre nosotras.

Hoy es jueves, otra vez. La misma escena, se acuesta con uno, termina, se recompone, coge mi porro y se sienta a mi derecha. Me besa el cuello y yo, por primera vez, sin pensarlo siquiera, le agarro la mano (no lo había hecho antes por no romper la rutina y… vale, también por miedo al rechazo…). De inmediato, ella aparta la mano.

“No te equivoques” Mi cara es de WTF (Me rechaza, ¿pero qué…?)

“¿Equivocarme? O sea, ¿tú me puedes besar cuando nos vemos, pero yo no te puedo coger la mano?”

“Exacto” Y lo dice con una tranquilidad pasmosa…

“A ver si lo he entendido ¿me estás diciendo que las cosas se hacen cuando tú quieres, donde tú quieres y como tú quieres?”

“Sí” No sabe con quién está hablando.

“Ahora te equivocaste tú, yo no soy como los tíos a los que te follas.”

Cambió la rutina, ahora la que se levanta y la que se va de ahí sin dar ninguna explicación soy yo.  Y es que no voy a permitir que me trate como a todos los demás tíos con los que está, espero más que un polvo de ella. Además, no soy tan manejable como ella pensaba… bueno, será que tengo un poquito de orgullo.

Debo reconocer que en momentos quise volver y hablar… pero no sé por qué, entre ella y yo las palabras no funcionan muy bien. Quizás esto terminó… esto que no sé qué era, la verdad. Porque, ella se supone que es heterosexual y, además, sigue acostándose con hombres (bueno… de hombres tienen poquito) delante de mí (para colmo), pero luego pasa el rato conmigo… ¿debo pensar que solo soy un juego como ellos? Será… No creo que le haya importado siquiera lo que le he dicho.

Y aquí estoy en mi habitación dándole vueltas a la cabeza, por ella. Y mañana, nos volvemos a ver… Como cada viernes. ¡Qué asco de rutina! Tomo una ducha, ceno, estudio el examen de lengua de mañana y me voy a dormir.

“Pi…pi…pi…” 7:30 del viernes. Me levanto, me arreglo (por arreglar me refiero a unos vaqueros y una camiseta de manga corta negra), un ligero desayuno y a clase. Vivo a 20 min del instituto por lo que suelo ir andando. Hoy parece que va a hacer un buen día (no me vuelvo a fiar de mis impresiones). Llego al instituto prácticamente a punto de hora, entro en mi clase sin reparar en las miradas que se dirigen hacia mí y me siento en mi sitio. Dirijo mi vista hacia la pizarra. “MARÍA BOLLERA”.

¿Cómo es posible que siendo 3 marías en la clase sepan que soy yo? Quizá se deba a que una de ellas sea la niña más, con perdón, guarra que existe pues se ha tirado prácticamente a todo hombre con aparato reproductor masculino activo que esté en un radio de 10 km (puede que esté exagerando un poco) y que la otra tiene novio desde los 12 años y solo quedo yo, quizá lo hayan proclamado por toda la clase o puede que se hayan dado cuenta de mi cara descompuesta a leer la frase. Todas son válidas y se pueden dar juntas…

Pues vaya, genial. Con lo bien que estaba siendo invisible, ahora me toca ser la compi bollera. Pero sobre todo, no me puedo creer que haya sido capaz de hacerme esto. Tiene que haber sido ella, nadie más en la clase ha mantenido… aunque sea una simple conversación (aunque suene patético por mi parte) conmigo.

Mientras reflexiono sobre el acto de inmadurez de Julia aparece el profesor y tras él la propia Julia.

“¿Quién ha escrito esto?” Por dios, no se esfuerce profe, nadie va a salir de la nada a culparse y menos Julia.

Julia mira la pizarra con (fingida) sorpresa y, posteriormente, se sienta en su sitio junto a sus amigas. No me mira (no tiene cara a hacerlo después de haber escrito eso)

“No lo diré otra vez, quiero saber quién es el responsable de esto”

“No le dé más importancia ¿Podemos empezar la clase?” Y ya de paso borrar la puñetera pizarra.

“No voy a permitir ningún tipo de discriminación en mi clase” Muy justo este profe y bastante inocente si espera conseguir algo… no conoce lo suficiente a mis compañeros.

“Pero profe si solo era un comentario tonto, no sé por qué tanto alboroto” Como no, una de las amigas de Julia, qué sorpresa “Además, si fuera mentira todavía, pero es la verdad”

Manda huevos, media vida juntas en el mismo instituto en los que no me han hablado ni una sola vez y ahora les interesa mi vida privada. Increíble…

“Señorita Ruth, esto no es una tontería…”

“Bueno, YA. Creo que se ha hablado suficiente de mí por hoy, ¿pueden dejar de meterse en mi vida y comenzar con la clase?”

Me cabreé, hasta el profesor me mira sorprendido, nunca en mi vida he alzado la voz en clase, más aún, creo que jamás han escuchado más de dos frases seguidas salir de mi boca. Demasiado cambio en la rutina de siempre.

Parece que el profe me ha hecho caso. Al fin borra la pizarra y comienza con la clase. Yo me siento y vuelvo a mi mundo. Sigo pensando por qué ha actuado así Julia… No creí que llegara a ser tan infantil como para hacer eso, pero tampoco la conozco tanto como para que llegue a descolocarme por completo.

Terminan las dos primeras clases y toca recreo. Yo salgo sin mirar a nadie, me dirijo al parque y me escondo en mi lugar de siempre. De repente, unos pasos y ahí está Julia.

“Yo no he sido” Me mira con bastante sinceridad.

“Ya”

“Fue Ruth” No le importa destapar a sus amigas… gran amiga, sí señor.

“No, fuiste tú”

“¿Me escuchas?”

“¿Cómo lo sabe Ruth?”

Su mirada lo dice todo, se lo dijo ella y para mí es suficiente. Que no lo haya escrito no quiere decir nada, ella lo vociferó ante sus amigas que es peor que escribirlo.

Entonces, sin previo aviso, se sienta a mi derecha… Respira profundamente y me sujeta la mano. Yo la miro, pero ella tiene la mirada fija en la nada. Y pasamos los 10 min restantes así. En silencio y con las manos entrelazadas.

No es un silencio como los anteriores, se puede notar la tensión en el ambiente. Sentía mi corazón con tanta fuerza en el pecho que tenía miedo de que ella se diera cuenta. Y aquí es donde me doy cuenta de que esto es más que un simple deseo… (Y es que un ataque al corazón no creo que se dé por un mínimo deseo)

Suena el timbre para volver a clase, ella se levanta, me da un beso en los labios (el típico pico de pareja) y se va hacia el instituto. Yo espero unos minutos y  me dirijo a clase inmersa en mis cavilaciones.

Comienzo a pensar que esto no es normal (sí, parece que ya se me activó la neurona que tengo y me hace tener un poco de coherencia)… le dejo claro que no soy juego, me deja en ridículo delante de toda la clase (bueno, su amiga realmente, pero como si fuera ella) y, por un gesto como es que me sujete la mano, parece que está todo solucionado… Hay que ser idiota… si le agarro yo la mano es “no te equivoques” y si lo hace ella en mi corazón se escucha un grandioso “viva el amor http://www.youtube.com/watch?v=xJETrZNcLrM

Tengo que hablar seriamente con aquí el amigo pom pom, últimamente se deja engatusar con nada…

Esta es la segunda entrega de Con pocas palabras… Doy las gracias a cada una de las personas que leyeron el primer relato pues han hecho que me decida a continuarlo que no es poco. Mil gracias también a las personas que comentan pues me ayuda mucho para ver cómo lo estoy haciendo. Gracias a todos y ojalá esté a la altura para seguir siendo una de vuestras lecturas habituales.