Con Paula la pasante

Nada mejor que el contraste de la piel canela de esa jovencita y su diminuta ropa interior blanca.

Les cuento el siguiente relato de algo que me sucedió con una joven pasante, con la cual nunca pensé que pudiera pasar algo.

Yo me desempeñaba como director de Prensa del ayuntamiento de mi ciudad y me fue asignada una estudiante de periodismo para realizar su pasantía en mi despacho. Su nombre era Paula, una morena alta, de cuerpo curvilíneo con formas perfectamente balanceadas: un trasero redondo y perfecto que siempre lucia con pantalones ceñidos, unos senos redondos naturales medianos que también lucia con adecuadas blusas escotadas y un ombligo sensual en la mitad de un abdomen plano y perfecto. Que les puedo decir, era una joven preciosa de 22 años que alternaba sus estudios con el modelaje de ropa interior y ahora con el trabajo en mi despacho.

Paula y yo solíamos trabajar hasta tarde, redactando comunicados, realizábamos informes y planeábamos la jornada siguiente. Día a día fua aumentándose la confianza y el grado de amistad entre nosotros, hasta el punto que bromeábamos sobre tener una aventura juntos y engañar a su novio y mi esposa. Era un juego que en mi interior yo deseaba que se volviera realidad.

Una noche le pedí a Paula su ayuda para organizar unas fotografías, las fotos estaban desorganizadas en el piso y debían ser clasificadas. Paula estaba aquella noche muy bella, llevaba una blusa blanca de botones bajo la cual se percibía un sostén muy escotado, yo diría que casi se podía ver parte de sus pezones. A diferencia de todos los días, no tenia jeans, sino una falda corta de color beige que dejaba ver sus largas y torneadas piernas color canela.

Paula se sentó en el piso para comenzar a organizar las fotos. No se si intencional o inocentemente se ubicó en una posición en la cual dejaba que yo viera sus braguitas color blanco. Un poco ruborizado me atreví a decirle: mi estimada jovencita, lo que veo desde aquí es una verdadera tentación. Ella me miro con sus ojos picaros y sonrió, inmediatamente subió su falda a través de sus muslos, dejando ver todas sus piernas y el esplendor de su ropa interior blanca en contraste con su piel morena.

Jefe, yo se que tu querías verme así, ¿no es cierto?, me preguntó con picardía mientras desabrochaba su camisa blanca para quedar solamente en sostén y braguitas. -Vamos jefecito, tu deberías hacer lo mismo- me decía en un tono que hacia que mi pene creciera de manera increíble.

Obviamente me desnude y dentro de mis calzoncillos podía verse mi verga totalmente templada. Paula se acerco a mi y me dio la espalda, rosando sus nalgas, todavía con el hilo dental puesto, contra mi ya crecida verga. Tomó mis manos y las dirigió hacia sus senos – hazme un masaje, tocalas, suave, tócamelas. Dicho esto se volteo y me quito lo poco que me quedaba de ropa, se arrodillo y tomo mi pene introduciéndolo suavemente en su boca, aprisionándolo con pequeños movimientos de sus labios carnosos y lamiendo mi glande con delicados lenguetazos que estaban a punto de hacerme explotar.

Le pedí que se detuviera pues no quería correrme sin disfrutar su cuerpo, se quitó sus braguitas y me pidió que le tocara su coño, depilado con una franja de bello en la mitad.

Acaricie sus labios mayores, estaba muy húmeda. Introduje mi dedo indice toque su clítoris redondo que se sentía latir activamente.

Todo estaba muy bien, sin embargo de un momento a otro volvio a arrodillarse y a introducir mi pene en su boca –que haces-,le dije. No respondió y comenzó a succionar deliciosamente mi polla, como si fuera una golosina que no quería compartir con nadie.

Al cabo de unos tres minutos, viendo ese cuerpo sensual color canela arrodillado chupando mi polla y mientras acariciaba su cabello rojizo, explote en su boca. Ella seguía succionando y prácticamente bebió toda mi leche, la cual me hizo probar con un largo beso que me dio después.

-Te amo jefecito, desde que llegue te amo, no me importan ni tu esposa ni mi novio, ellos no tienen que saber que te amo. Hoy podría quedar preñada. Mañana trae varios condones y podremos disfrutar nuestra jornada hasta mas tarde, mañana si te lo dare todo porque te amo. Me dijo.

Desde esa noche Paula y yo nos desnudamos y hacemos el amor casi todas las noches en nuestras largas jornadas de trabajo en la oficina, yo estoy feliz disfrutando ese espectacular cuerpo color canela.