Con Otra Criada
Parte de una serie de confesiones desde que nos iniciamos en las relaciones con las criadas.
Tal como contamos en nuestro relato " Atendidos por la criada en casa ". Lo que hicimos con Pilar nos dio ánimo para hacer más cosas. Bueno ella se casó con su novio y se fueron a vivir fuera de Santiago, a cuidar una parcela de un matrimonio de edad, por lo que se llevaron a su madre y nosotros nos quedamos sin la criada. La madre de Pilar nos envió a una recomendada, mujer de 32 años, Sonia, delgada mas bien alta, con unos tremendos senos redondos que casi parecían de silicona, no era fea de cara, buena presencia, limpia, un poco callada, culta de una buena conversación, en resumidas cuentas, una mujer agradable. Nos cayó en gracia a mi esposa Verónica y a mí.
El primer día de trabajo tuvo que quedarse hasta tarde, ya que no se ubicaba bien en las cosas de la casa y que además no le interesaba llegar temprano a su casa, pues con su marido no eran buenas las relaciones, debido a que era un hombre medio alcoholizado. Así que cuando llegamos del trabajo por la noche la encontramos lista para retirarse, a lo cual le hice el comentario, ¿no te quieres ir? ella respondió, no por mí me quedaría, me ha encantado su casa y Uds. como personas, pero igual debo retirarme, será hasta el sábado, hasta el sábado respondí con la vista clavada en sus apetitosos senos, ella se dio cuenta e instintivamente se llevo una mano al pecho como queriendo taparse, disculpa le dije, solo miraba que tienes un botón suelto, dije estirando la mano para mostrárselo casi rozándole un pecho, se serenó y me dijo, gracias lo coseré antes de irme. Tan solo verle los pechos y la reacción que tuvo me dio un morbo que se me empezó a parar de inmediato. De esto pagó las consecuencias Verónica, apenas se fue Sonia a su casa, tome a mi esposa la empecé a desnudar en el living, la besé por todo el cuerpo, le chupé su linda chuchita hasta hacerla acabar, ella caliente me lo empezó a chupar, consiguiendo un orgasmo de película, de ahí nos fuimos al dormitorio e hicimos el amor como locos, fue una noche de largo sexo.
Cuando quedamos ambos rendidos desnudos encima de la cama, ella me preguntó, y a ti que te pasa que estás casi fuera de control de caliente, me haz hecho gozar de una forma, respondí, es que hubo una situación que me produjo un morbo atroz y una calentura bárbara, vamos cuenta que pasó, le empecé a relatar lo sucedido y se me empezó a parar de nuevo, al terminar ella se percató de lo parado que lo tenía, entonces me comenta, tan solo ese hecho te ha excitado tanto, si ya que me imaginé estar desnudo mostrándole el pico y sacarle esas tetas y chupárselas, riendo me dice, ya estás en tus vueltas de nuevo con las criadas, tomándome el pico con sus manos lo empezó a sobar en su choro masturbándose, luego me pidió que se lo metiera, parece que a ti también te ha producido morbo, le dije, si y bastante, me excita verte mostrándole el pico, como lo hacíamos antes, diciendo eso tuvo un orgasmo compulsivo que me hizo acabar a mi también. Luego nos quedamos dormidos felices.
Pasaron algunos días y no se comentó mucho el tema, ya que no coincidíamos con ella en las tardes cuando llegábamos a casa. Un día en la oficina por sujetar unas cajas que se cayeron, me torcí un tobillo y me mandaron a la casa con tres días de licencia. Verónica se asustó pensando que era más grave pero al verme el tobillo se tranquilizó y me dijo, debes hacer caso y guardar reposo, ponerte la bolsa con hielo y tomarte los anti-inflamatorios. Al día siguiente ella salió al trabajo llevándose el auto y yo me quedé en cama con mi pierna al aire, encima de unos cojines, ya que eso me aliviaba el dolor, que no era mucho y el resto del cuerpo tapado solo con la sábana ya que hacía bastante calor. Viendo un programa matinal en la T.V., cuando llegó Sonia, que no se había percatado que yo estaba en casa. Puso el equipo de música del Living de la casa, a un volumen moderado con una agradable melodía, al parecer se fue a cambiar de ropa, ya que al poco rato apareció en al puerta del dormitorio con una pintora, (delantal), muy delgado que lo hacía ser semi transparente, además iba sin sostén, ya que se le marcaban los pezones, dejando apreciar una apetitosa aureola obscura que trataba de salir de la pintora. Quedo sorprendida al verme acostado y quiso retroceder, buenos días Sonia le dije de inmediato, buenos días Dn. Raúl, me respondió, y me vio el pié con una aparatosa venda, fuera de la cama encima de los cojines, ¡Qué le pasó!, ven entra, le dije, cuando se acercaba le conté lo que me había sucedido y estaba esperando que llegaras tú para que me trajeras la bolsa con hielo, ya que debo ponérmela una media hora para que ayude a desinflamar. Y mientras le hablaba ella me miraba el tobillo, que lo tenía morado y yo le miraba la marca de los pezones, lo que me fue produciendo una calentura tremenda y una erección bárbara, que se iba notando poco a poco en la sábana que me cubría el pico. Voy de inmediato dijo Sonia, saliendo hacia la cocina a buscar el hielo. Yo pensé que se iría a poner sostén o a tapar con algo, si es que se daba cuenta que se le veía todo y que se le marcaban unos calzones que no eran precisamente coquetos. Mientras tanto yo notaba como se me seguía parando y la sábana se levantaba a cada momento más y más.
En eso estaba cuando apareció con la bolsa de hielo en las manos y en las mismas condiciones de transparencia, es decir no se había puesto nada, que rico. Solícitamente me dijo, le pongo el hielo Dn. Raúl, bueno dije, corriéndome un poco para el lado y decirle que se sentara a los pies de la cama, así lo hizo, entonces me incliné y me saqué la venda para poner la bolsa, al hacer este movimiento se corrió un poco la sábana y se me notó aún más la erección que tenía, quedando a la vista unos pocos pelos del entrepierna a la vista, Sonia miró lo levantada que estaba la sábana pero en seguida bajó la vista a mi tobillo, donde depositó la bolsa con el hielo. Está bien así, me preguntó, si, respondí así está bien, no la sueltes para que no se corra, entonces levantó la vista para mirarme a los ojos y luego la bajó al bulto que se marcaba en forma exagerada, lo miró un rato, luego empezó a mover la bolsa por toda la parte morada de mi tobillo. Así se hace, me comenta, si, lo haces muy bien.
Juro que entre mi erección, la vista de sus pezones y que no hacía ademán de taparse o no mirar lo parado que lo tenía, me empezó a entrar el morbo mas salvaje, como ella estaba sentada a los pies de la cama y sujetando la bolsa, sus pechos quedaban a escasos centímetros de los dedos de mi pié malo, por lo que como pude los fui estirando poco a poco hasta rozar su estómago, a lo cual nada dijo ni tampoco hizo ademán de reproche, entonces empecé a subir los dedos hasta hacer contacto con la parte inferior de su pecho derecho. Vi que ella no decía ni hacía nada solo miraba mi erección con cara de "me dejo o no me dejo". A mí ya se me salía el corazón por la boca, tanto por la adrenalina que juntaba al sentir esa teta dura en contacto con los dedos del pie, como por la sensación de que ella quería que yo siguiera más adelante. Mi pico ya no daba más de la erección, que se marcaba más y más en la sábana, Sonia al sentir los dedos tocando su pecho hizo un gesto como que le había dado una descarga eléctrica pegando un pequeño tiritón. Con eso a mí se me acabó el poco pudor que me quedaba y empecé a subir mi pié hacia su pezón, mirándola a la cara, pues con la vista dijo, "me dejo". Sentí lo duro que tenía el pezón, que con los dedos trataba de apretarlo, el dolor al pié ya no existía. Cuando medio lo atrapé, pregunté, te gusta, por respuesta sentí un suspiro más como quejido y acto inmediato levanté la sabana mostrándole el pico que se veía casi tan morado como el tobillo por la erección que tenía, ella abrió tamaños ojos de sorpresa y éxtasis trató de pararse y salir de la pieza, alcancé a tomarla del brazo y sujetarla, me tapé el pico pensando que se había enojado, ella se quedó quieta y poco a poco la fui atrayendo a la cama y la senté a mi lado, que te ha sucedido, le dije, acaso me propasé mucho y te has molestado, no Dn Raúl, es que son muchas las cosas que han pasado por mi mente y me he sentido tremendamente rara, pero molesta no, al decirme eso me entró el alma al cuerpo, y volví al ataque nuevamente y con la mano empecé a tocarle los pechos apretando con los dedos esos ricos pezones que estaban tiesos, duros de placer, retiré la sábana para dejar libre mi pico expuesto a la vista de Sonia, la que lo miraba extasiada, desabroché un botón de la pintora, e introduje la mano apresando una teta dura redonda exquisita, desabroché el otro botón para permitirme sacarla de su encierro, una vez afuera pude apreciar que realmente eran unos pechos preciosos, nada de caídos, a pesar de haber amamantado a dos hijos. Mi pico latía con fuerza y salían pequeñas gotitas de líquido preseminal, desabroché los siguientes botones y empecé a acariciar a plenitud esas dos joyas que tenía en mis manos dándole besitos alrededor de los pezones, pasándole la lengua por las puntas sintiendo como Sonia se retorcía de placer. La acomodé para el lado de mi pierna buena y aproveché de sacarle el delantal, dejándola solo con sus calzones. Me puse de tal manera que le seguí chupando los senos, jugando con sus pezones, besando su cuello, excitándola más y más, le tomé una mano y se la lleve a mi pico, el que tomó con fuerzas y le movía lentamente todo el cuero de arriba hacia abajo, produciéndome un placer infinito, con la otra mano empecé a bajarle los calzones tocándole una mata de suaves pelitos hasta llegar a su choro, él que destilaba jugos a mares, demostrando una tremenda calentura, comencé a sobarlo suavemente separando los labios exteriores, llegando a un interior de gran temperatura, sumamente mojado, con la punta de los dedos apresé su clítoris el que empecé a mover, sintiendo como Sonia se retorcía completamente ante el placer que le causaba lo que le estaba haciendo. Ella a su vez no soltaba el pico, y comenzó a sentir un tremendo orgasmo, más le movía su clítoris, arrancándole un pequeño grito de gusto. Le tomé la cabeza y se la fui bajando hacia el pico, al tenerla cerca ya, adivinó mis intenciones y se lo introdujo en la boca, comenzando un sube y baja, por la posición en que estábamos tuve que soltar su clítoris y llevar mi mano aún mojada de sus líquidos a sus pechos, al parecer esto la excitó más ya que le dio un apretón con los dientes a mi pico, que me hizo a mi soltar un respingo y un ¡ay que rico", siguió un rato chupándolo y yo jugando con sus exquisitos pechos, que con la calentura se pusieron más duros de lo que ella los tenía normales.
Ya estaba a punto de acabar, pero quise hacer durar mas el juego, por lo tanto la retiré de mi pico y la hice que me pasara la lengua por lo testículos hasta la punta del pico, de vuelta llegaba hasta el hoyo del ano, produciéndome un placer extraordinario, placer que ella captó pues se quedaba largo rato en ese punto. Luego de un extenso momento y gozármelo todo, la tomé y la hice sentarse encima de mi pico, medio se lo acomodé en su vagina y ella solita se lo metió de un viaje emitiendo un profundo grito de placer. De inmediato se puso a saltar en un mete y saca violento, que la hizo tener tres orgasmos seguidos.
Me admiraba lo caliente y descontrolada que estaba esa mujer con el pico metido, me lo sacudía con sus movimientos, un orgasmo tras otro, le tomé la cabeza y nos besábamos, cruzándonos nuestras lenguas, a tal punto que nos corría la saliva por la comisura de los labios, en eso le vino un nuevo y tremendo orgasmo, enterrándome las uñas en la espalda y succionando mi lengua que me llegó a producir dolor. Me callé nada dije pues la vi tan caliente, que yo no pude aguantar mas y comencé a acabar tirando verdaderos chorros de semen, felizmente alcancé a sacarlo de su chuchita, esparramándoselo en su estomago, pechos y en mi guata, ella se agachó y empezó a lamerlo, hasta que ya no botaba mas semen, fue una acabada de película, exquisita, poderosa, maravillosa, etc.
Quedamos ambos rendidos, ella con su cabeza apoyada en mi estómago y yo, literalmente echado en la cama con la cabeza apoyada en un cojín y deleitándome con esas tetas que me traían loco. Después de un rato le comenté, Sonia que suerte tiene tu marido de tener una mujer así de caliente y gozadora como tu. Está equivocado Dn. Raúl, si actué así es por que hacía más de dos años que no tenía relaciones con mi marido ni ningún otro hombre, UD. Me ha gustado desde el primer día que lo vi y fue esa la razón por la que me entregué a UD., yo había perdido las esperanzas de llegar a sentir esto de nuevo, creí que ya no existiría para mí, pero UD. me ha hecho revivir, fue maravilloso, que me perdone la Sra. Verónica de lo que estoy haciendo con su marido y en su cama además. No te preocupes Sonia, como pudiste aguantar tanto tiempo sin gozar, sin tener relaciones, no se, me cuesta creerlo. Es que UD. no sabe lo que es vivir con un hombre que llega hediondo a licor, vino barato, dándome malos tratos, incluso golpeándome, en reiteradas ocasiones, lo que me hizo denunciarlo a Carabineros, los cuales lo llevaron detenido y advertido que si me tocaba de nuevo lo meterían a la cárcel. Por eso corté las relaciones con él y si me he aguantado es por mis hijas, y por que vivimos en una casa que es de su madre. Te creo conozco otros casos parecidos incluso una prima de Verónica, es tremendo.
Toda esta conversación la tuvimos sin cambiar la posición en que habíamos quedado después de acabar, mientras hablábamos yo miraba esas tetas, por lo que se me empezó a parar de nuevo, claro sin la misma intensidad que antes, pero lo suficiente como para que ella lo viera, lo tomara y se lo llevara a la boca, no en son de caliente, si no que más bien en son de cariño. Creo que me voy a tener que hacer mi trabajo, me dijo sacándose el pico de la boca, cuando se me estaba poniendo duro. Cálmese DN Raúl, ya le tocará la otra bolsa de hielo después de almuerzo. Recogió sus calzones y su pintora, saliendo del dormitorio rápidamente, lo que no me dio tiempo a contestar.
Me levante y a saltos llegué hasta el dormitorio de ella, desde la puerta sentí el ruido de la ducha, por lo que regresé a mi cama acomodándome para tomar un merecido descanso.
No quiero seguir mareándolos con mi relato, aún queda mucho de lo que pasó ese día después de almuerzo y en la noche cuando llegó Verónica, se los contaré la próxima semana.
Raúl