Con o sin mi sobrino

Quiero tu leche caliente en mi bocaa mmmmmm damelaaa yaa...

Sentía que era recíproco, pero nunca fuimos explícitos hasta esa mañana en la que él necesitaba hablarme con urgencia y le di una cita inmediatamente. Cuando llegó me saludó nerviosamente con su gentil y encantadora sonrisa. Tiene unos dientes perfectos y labios sensuales que juegan con su pelo de tono oro-viejo y la piel tostada. Su verde mirada no dejaba de mirar mis abundantes pelos que salen por la parte superior de mi camisa.

Mi pidió que le guardara una confidencia: la de enseñarle cómo colocar adecuadamente un condón, ya que según me explicó, se le rompían o quedaban con aire en el interior. Acepté al tiempo que se me aceleraban las palpitaciones en mi pecho y la sangre se calentaba provocándome una durísima erección. Le pedí que se colocara el condón tal como usualmente lo hace. Al bajarse los pantalones y el interior me excitó ver su poderoso y arqueado instrumento ya erecto.

Noté que él no apretaba el depósito de la punta del condón para evitar el aire y se lo hice notar como un grave error. Me pidió que por favor yo le colocara el condón en su propio pene. Le respondí que era incómodo estando yo al frente, al tiempo que me coloqué detrás de él y me apresuré a colocarle un nuevo condón.

En este intento el muchacho sintió el roce de mi dura verga contra sus nalgas e inmediatamente sentí sus manos en las mías apretándome contra él y ambos disfrutamos un par de minutos en este juego. Nuestras respiraciones agitadas nos excitaron cada vez más y más. De pronto, dio media vuelta y metió su lengua en mi boca y nos besamos con pasión y lascivia. Me dijo que había soñando con esta escena pero que jamás pensó que se llevaría a cabo.

Su confesión me excitó a tope!!! y comencé a desnudarlo y a lamer cada centímetro de su hermoso y juvenil cuerpo. Me dí unos segundos de descanso y él aprovechó para tragarse totalmente mi árabe -largo, grueso y venoso- instrumento que me calentaba hasta el extremo del placer. Su sabia boca mamaba mi verga con lentitud y suavidad. Lamía mis grandes y peludos huevos con frenesí sin dejar de masturbarme.

Tácitamente le ofrecí un 69 y a los pocos minutos explotamos casi al tiempo en candente eyaculación... tragándonos el semen de cada uno. Descansamos. Hablamos... Las confesiones continuaron, finalmente, y nos prometimos confidencialidad y próximos encuentros. Me invitó a salir al campo este próximo sábado. Acepté. Me besó y se salió no sin antes "guiñarme" un ojo.

Al día siguiente, como todos los días, muy tarde de la noche, me dirigí como de costumbre a nadar a la piscina del condominio donde vivo. En el trayecto observé a Juan, el "celador nocturno", un recio hombre fuerte, de unos 42 años, de carácter apacible y persuasivo... amable y suave. Estas características contrastan con su varonil y atlético cuerpo, tornándolo misterioso y atractivo..

Juan me anda espiando en la piscina, donde voy a nadar muy tarde de la noche. Espera a que yo salga del agua y se oculta entre los matorrales del jardín para espiarme mientras me ducho desnudo. Al principio lo miraba de reojo y observaba cómo disfrutaba masturbándose mientras me miraba.

La experiencia "homo" con mi sobrino me dejó caliente y esa noche de luna llena, le seguí el juego simulando no verlo y empecé a sobarme el cuerpo y a masturbarme lentamente. Mi verga erecta lo llamó y, sin miramientos, se acercó y me pidió meterme con él entre los matorrales del jardín. Me condujo hacia allá jalando de mi excitado instrumento.

Una vez allí, me chupó las tetillas y fue bajando más y más.. lamiéndome cada pelo de mi peludísimo cuerpo... Yo ardía de placer y más aún cuando lamió mis grandes y peludos huevos al tiempo que me masturbaba suavemente y así me corrí en su rostro... Juan, que ya estaba masturbándose, se limpió la cara con los dedos y se llevó mí abundante y blanco líquido a la boca para luego continuar mamando mi aún rígida verga.

Yo acariciaba su fuerte y lampiño cuerpo y pronto nos trenzamos en un 69. Confieso que nunca pensé lamer unos huevos tan enormes... me excité al máximo cuando me dijo entre dientes que jamás había mamado verga tan hermosa... Pronto, su dura, gruesa y arqueada verga, de unos 15 cm. empezó a convulsionar en grandes y acelerados chorros de semen... El excitado hombre eyaculó sobre mi peludo y canado pecho para luego chupármelo y beberse así su propio semen al tiempo que yo me masturbaba con frenesí... Ahhhhh...Ahhhhh.. Ahhhhhhhhhhhh!!!

A punto del éxtasis total, entreabrí los ojos y cuán fue mi sorpresa al encontrar a mi sobrino observándonos al tiempo que se masturbaba. Juan, el celador, al verlo dio un salto y evité que saliera corriendo al tomarlo fuertemente por el brazo diciéndole que mi sobrino se uniría a nosotros.

Juan se animó y nos sugirió continuar en mi casa, de modo que nos vestimos al tiempo que mi sobrino no dejaba de acariciarnos el bulto, luego caminamos un poco, pues mi casa queda a ochenta metros de la piscina. Una vez adentro, les invité unos refrescos y al volver de la cocina, mi sobrino y Juan estaban aún vestido y de pie proporcionándose magníficos besos profundos al tiempo que se acariciaban las vergas..

Me uní a ellos al colocarme de rodillas entre ambos y, mientras continuaban besándose frenéticamente yo fui bajando el cierre de sus cremalleras hasta poseer esas preciosas, mojadas y erectas vergas en mi cara.. Lentamente comencé a lamerlas desde el tronco hacia el glande..

Mi sobrino chupaba el cuello del celador con intensa pasión, mientras éste iba quitándole la camisa chupando sus rosadas tetillas. Mi sobrino le correspondió de igual forma. El darme cuenta de que estaba haciendo realidad dos de mis fantasías, recordé las innumerables pajas que me di por ellos.. Y ahora tenía ambas vergas en mi boca, lamiendo, succionando, chupando... Ahhhhhh..

Ambos fueron bajándose el pantalón y, una vez desnudos, le lamí los huevos.. Qué fascinación meterme los enorme, redondos, pesados y peludos huevos de Juan. Mi sobrino se coloca de rodillas como yo y ambos enviamos al séptimo cielo a Juan quien gime de placer al sentir nuestras lenguas en la verga, los huevos y en el culo que, por cierto, lo tiene enorme y peludo..

Mi sobrino y yo coincidimos nuestras lenguas y bocas en la verga de Juan, quien suplica ser penetrado acostándose de espaldas en el sofá. Roly -mi sobrino- sin reparos lo colocó piernas al hombro, lubricó el culo de Juan con sus propios jugos lubricantes y fue penetrándolo mientras Juan gemía y abría las nalgas con sus manos.

Pronto, Roly bombeaba con frenesí mientras que Juan le exigía más y más.. Deliré ver el bombeo de los redondos glúteos de Roly y, luego de colocarme un condón, fui penetrándolo mientras él no dejaba de bombear en el culo de Juan...

Juan me pide mamarme la verga al tiempo que Roly continúa arremetiendo su verga en el culo de Juan. A los pocos minutos estaba yo nuevamente explotando en calientes y nuevos chorros de leche que Juan nuevamente se bebió directamente de mis 17 cm. de excitada verga. Rolly gime cada vez más fuertes y pronto llena con su semen los esfínteres de Juan quien masturbándose frenéticamente erupciona en elevados y abundantes chorros de leche..

Terminamos en amplias y placenteras carcajadas, mientras que Roly me confesó que sabía que yo gozaría algún día con él de un buen sexo. Me abrazó con gran pasión y, nuevamente erectos, nos metimos a la ducha.. Juan se vistió rápidamente se despidió y salió a cumplir con su deber en el condominio..

Desde entonces, con o sin mi sobrino, cada vez que Juan está de turno, compartimos nuestros cuerpos en frenético placer furtivo.