Con mucho vicio dentro de mí (Parte 06).
Sexta parte de esta historia que confío sea del agrado de mis lectores. Espero vuestros comentarios.
Aún estaba evacuando cuándo pasó por detrás de nuestra posición una pareja muy embelesada. La joven, que caminaba lentamente con las tetas al aire, se iba “morreando” con su acompañante que no la dejaba de tocar el culo a través de su corto vestido. Me imaginé que allí iba a ver tema y del bueno por lo que hice un gesto a Damián y a Fernando y en cuanto oculté mis atributos sexuales en el calzoncillo y el pantalón, les seguimos. Unos metros más adelante la pareja se detuvo y el varón, que más tarde nos enteramos de que se llamaba Pablo, se bajó la cremallera del pantalón y procedió a sacar al exterior su tieso ciruelo que Nieves, su acompañante, le miró y le sobó antes de proceder a “cascárselo”. Debía de estar sumamente salido puesto que enseguida le sacó la leche. En cuanto terminó de salirle el “lastre” se puso detrás de ella, la subió la parte trasera del vestido y agarrándola de la cintura, procedió a restregar su minga en la raja del culo de la muchacha a través de su braga.
Nieves se dejó hacer durante unos minutos e incluso, se bajó ligeramente la prenda íntima para que el erecto nabo de Pablo se mantuviera en contacto con su masa glútea, con su raja y con su ojete hasta que se dio la vuelta y agarrándole la cara con sus manos, le besó en la boca y tras decirle algo al oído, se quitó la braga que quedó depositada en la hierba, se acostó boca arriba y tras levantarse hasta la cintura su menguada falda, se abrió de piernas con intención de que su pareja, luciendo un pene que denotaba estar reponiéndose a marchas forzadas para poder echarla más leche, se pusiera boca abajo entre ellas y la comiera la almeja mientras con el dedo gordo de su mano derecha la estimulaba el clítoris y con el de la izquierda el orificio anal.
En cuanto la humedad vaginal y el agradable sonido de su flujo fueron perceptibles, me acerqué a su posición, me desnudé por completo y me tumbé al lado de la atractiva joven con intención de que, una vez más, Damián y Fernando se ocuparan de darme satisfacción chupándome la picha. La pareja no se sorprendió demasiado cuándo vieron que me acostaba en bolas junto a ellos pero a Nieves la llamó la atención las dimensiones de mi pilila y mientras Pablo se daba un respiro dedicándose a lamerla el orificio anal, miró a Damián y Fernando en plena faena y me indicó que el poder mamar una pirula tan descomunal mientras su pareja se la zumbaba tenía que dar muchísimo gusto. La ofrecí la posibilidad de “catarla” y como aceptó puesto que lo estaba deseando para poder hacer realidad su fantasía, obligué a mis amigos a dejar de efectuarme su felación para arrodillarme mientras Nieves se colocaba a cuatro patas con intención de que Pablo se la “clavara” vaginalmente y se la cepillara al mismo tiempo que ella me la chupaba. Damián, que decidió seguir hurgándome analmente y Fernando la animaron a esmerarse con su mamada y a comportarse como una autentica puta mientras estuviera ocupada en ello. La muchacha intentó en todo momento darme la mayor satisfacción posible al mismo tiempo que, además del mío en su boca, iba sintiendo el duro y grueso pito de Pablo en el interior de su chocho.
A pesar de que hacía poco tiempo que había descargado mientras veía a las cuatro chavalas en su particular ajuste de cuentas, no tardé en notar que estaba a punto de eyacular. Fernando se dio cuenta de ello y me hizo sacársela a Nieves de la boca para poder presionarme con sus dedos en forma de tijera la base de la polla y apretarme con fuerza los huevos hasta que logró cortarme la descarga con el propósito de que pudiera disfrutar algo más de la felación de la joven que, mientras esperaba para volverla a tener en su boca, se sintió copiosamente mojada por la leche que su pareja la estaba echando dentro del coño por lo que, en cuanto la ofrecí el rabo para que me lo siguiera chupando, se encontraba tan cachonda que se lo metió casi entero en la boca y me lo mamó despacio y con gran esmero mientras el de Pablo seguía disfrutando de la apetitosa y caldosa seta y de la humedad vaginal de Nieves. Me agradó tanto su particular manera de darme placer, con movimientos circulares de tornillo, que me fue imposible aguantar y en cuanto sentí el gusto previo a la descarga, me salieron chorros y más chorros de leche que se fueron depositando en la garganta de la chica que los ingirió entre evidentes muestras de satisfacción al igual que hizo con la meada que la solté en cuanto terminé de descargar. Después de dar mi primer “biberón” a una hembra me sentí de lo más complacido y motivado.
Una vez que la saqué la salchicha bien tiesa de la boca, Pablo la extrajo la suya de la almeja, la hizo volverse hacía él y se la ofreció a “media asta”. Nieves, dándome la espalda, se dobló más para chupársela con lo que me permitió que recreara mi vista en su prieto, redondo y terso culo. Aprovechándome de su posición la lamí el ojete mientras la sobaba su chorreante y jugoso chocho y mis dedos entraban en contacto con su copiosa “baba” vaginal. Después de mamársela durante unos minutos, la tranca de Pablo volvió a lucir espléndida en el momento en el que, tras haber utilizado mis dedos para presionarla desde el exterior la vejiga urinaria, Nieves me deleitaba con una micción impresionante. En cuanto acabó de salirla la lluvia dorada, el varón me impidió seguir disfrutando de los indudables encantos de la joven al obligarla a acostarse boca arriba sobre la hierba para poder echarse sobre ella y “clavársela” por vía vaginal hasta los huevos. Mientras le observaba moviendo sin parar su culo hacía arriba y hacia abajo y escuchaba incesantes gemidos de placer de la muchacha, que evidentemente estaba disfrutando con aquella penetración, llegué a sentir mucha, mucha envidia. A pesar de que Pablo empleó su tiempo logró culminar mojándola por segunda vez y echándola con total libertad su leche en el interior del coño mientras la chica alcanzaba, una vez más, el clímax y comenzaba a sufrir pérdidas urinarias. Damián y Fernando me indicaron que se nos estaba haciendo tarde mientras el varón se la seguía follando y mi verga volvía a lucir majestuosa. Como pretendía estar de vuelta en mi casa antes de que amaneciera, tuve que vestirme y muy a mi pesar, dejarles en plena acción, sin haber variado su posición y con Pablo intentando soltar su tercer polvo consecutivo dentro de la chorreante seta de Nieves.
Aunque frecuentamos el lugar la madrugada de los sábados y los domingos no coincidimos más veces con ellos mientras el número de cafres que se desplazaba hasta allí esos días y a esas horas con intención de obtener satisfacción sexual a cuenta de los demás aumentaba día a día. Decidimos dejar de acudir allí por la noche desde que nos enteramos de que a aquellos sinvergüenzas les gustaba aprovecharse del elevado grado de excitación que llegaban a alcanzar ciertas parejas durante el desarrollo de su actividad sexual para “clavársela” por el culo a los varones mientras se tiraban a sus novias ó amigas antes de proceder a trajinarse a estas delante de ellos para culminar, uno a uno, dentro de la boca y de la almeja de las jóvenes más agraciadas y llamativas.
C o n t i n u a r á