Con mis profesores

Nuevo instituto, nuevos compañeros, pero sobre todo... nuevos profesores.

Septiembre, fin del verano, empezaba un nuevo curso en un nuevo instituto. Llegaba sin conocer absolutamente a nadie. Me había cambiado de instituto por el alto nivel académico y la consecuente dificultad que me suponía aprobar el curso en mi antiguo centro de estudios.

Se podría decir que estaba algo nervioso,… nuevos compañeros, nuevos profesores, nuevo ambiente… en fin, tendría que adaptarme a muchas cosas.

Pero antes de contarles lo que me sucedió durante ese curso me presentaré. Mi nombre es Santiago, tengo 19 años recién cumplidos, soy un chaval como cualquier otro de mi edad: pelo corto, moreno, delgado. Tengo novia desde hace tres años, a ella en un principio no le hizo mucha gracia eso de que me cambiase de instituto. Hasta entonces había ido al mismo que ella. Supongo que estaría un poco celosa por aquello de dejarme solo ante un nuevo territorio lleno de féminas. Yo la intenté calmar diciéndole que nunca la engañaría, lo cual pensaba realmente, la quiero un montón.

La primera semana de clase fue una toma de contacto, conocer a los compañeros, profesores, el instituto en general. Pronto comencé a acostumbrarme a aquello y todo comenzó a ir mejor. Los compañeros eran geniales y congeniamos muy bien.

En cuanto a los profesores había de todo, como siempre, los típicos serios que echan bronca a la menor oportunidad, y los también típicos que van de coleguillas de los alumnos. Los que mejor me cayeron en un principio fueron la profesora de biología Antonia, y el profesor de ciencias Imanol. Ambos eran matrimonio, y rondaban los dos unos 38 años, me cayeron bien mayormente por que me parecían profesores legales y sinceros en los que se podía confiar.

Imanol era un hombre hecho y derecho, delgado, fuerte, moreno, pelo corto, 1,80 de estatura, había oído muchas veces decir a mis compañeras que era el profesor más atractivo de todos.

Por otro lado Antonia también estaba de muy buen ver, era de mediana estatura, alrededor de 1,65, cabello castaño claro y liso a media melena, tenía una bonita figura, nada del otro mundo, pero para su edad estaba fenomenal. Tenía unas piernas bien moldeadas, que acababan en un hermoso culo bien firme. Pero lo que más destacaba de ella eran sus más bien grandes pechos, bien redondeados y en su sitio, algo caídos pero muy apetecibles. Más de una vez había ido a clase con blusas finas y sin sujetador, lo que hacía que se le notasen los pezones, incluso a veces se le llagaba a notar la sombra de la aureola. Esto por supuesto suscitaba más de un comentario entre mis compañeros y yo.

Sin casi darme cuenta acabó el primer trimestre, como es habitual se organizó una cena entre alumnos y profesores. Lo pasamos en grande, después de la cena la mayoría de los profesores se fueron, solo quedaron los más jóvenes, entre ellos Imanol y Antonia. Esa noche salieron con nosotros de marcha, y vaya si tenían marcha. Se nos hacia raro a todos ver ahí a nuestros profesores bailando entre nosotros como si tuvieran 20 años menos. Nos quedamos flipando al ver a Antonia bailando de una forma muy sensual y a Imanol seguirle el juego, esa noche fue memorable, a partir de entonces comencé a tratarlos no como a profesores si no como a amigos. Aunque guardándoles el mismo respeto claro está.

En el segundo trimestre todo trascurrió con normalidad, mi relación con Imanol y Antonia iba cada vez mejor, me lo pasaba realmente bien en sus clases, además eran las asignaturas que mejor se me daban.

En general el nuevo instituto, que para ese entonces ya no era tan nuevo para mí, estaba siendo una muy buena experiencia, tanto en lo personal como en lo académico. A no ser por el pequeño detalle de la manía que me tenía el profesor de ingles y sus consecutivos suspensos tanto en la 1ª como en la 2ª evaluación.

Se volvió a organizar una cena de fin de trimestre, pero esa vez hubo mucha gente que no pudo ir por diversos motivos, como éramos pocos, y todos los que íbamos teníamos novias o novios, decidimos llevarlos a la cena. Por parte de los profesores también se habían rajado unos cuantos, pero Antonia e Imanol no faltaron.

Cenamos tranquilamente y charlamos durante toda la noche. A la hora de salir de marcha nos quedamos un par de parejas, Antonia e Imanol, mi novia y yo. En lugar de ir a discotecas ruidosas, preferimos ir a un local tranquilo donde poder seguir hablando de nuestras cosas, nos quedamos allí toda la madrugada.

Como mi novia y yo vivíamos un poco lejos del lugar en donde se realizó la cena, Imanol y Antonia se ofrecieron a llevarnos en su coche.

Durante el trayecto Imanol me preguntó si teníamos algún plan para las vacaciones de semana santa, yo le dije que no. Entonces él nos dijo que estábamos invitados a ir a su casa ese fin de semana, que haríamos una barbacoa y pasaríamos allí todo el día. En un primer momento me pareció un poco rara la invitación, le pregunté a mi novia si quería ir, ella había echo buenas migas con Antonia así que le gustaba la idea, entonces acepté la invitación.

Llegó el día, me levanté bastante temprano, noté que el ambiente era bastante caluroso aquella mañana, así que me puse simplemente un pantalón corto y una camiseta. Pasé a recoger a mi novia, se había vestido también en plan veraniega, solo llevaba un vestido corto que le daba por la mitas del muslo y unas sandalias de verano. No es por fardar, pero he de decir que mi novia está bastante bien, tiene una figura perfecta, un culazo respingón, y unos pechitos muy bien hechos, pero para mi lo mejor de todo es su hermosa cara, tiene aún rasgos de niña que la hacen como más inocente, pero a la vez más morbosa, y eso me encanta. Me gusta ver como esa carita gime cada vez que me la estoy follando salvajemente.

El caso es que siguiendo las indicaciones de Imanol para llegar a su casa, y después de pensar que nos habíamos perdido unas cuanta veces, por fin dimos con ella. Era una casa bastante alejada de la ciudad, en pleno medio del monte. Era bastante grande, casi se podría decir que era un chalet, tenía un pequeño jardín por delante de la casa, y otro ya mucho más grande en la parte posterior, en donde había una gran piscina, también había una especie de porche en donde estaba una mesa y unas cuantas sillas, ahí es donde comeríamos, al fondo estaba una gran barbacoa ya preparada para empezar a hacer las brasas. Yo me quedé impresionado con la casa, Imanol me dijo que era de sus suegros pero que casi pasaban más tiempo ellos allí que los propios dueños. Tanto mi novia como yo comentamos lo fabulosa que era.

Vimos que tanto Imanol como Antonia, debido al caluroso día, estaban en traje de baño. Ya nos habían advertido de que había una piscina, así que veníamos preparados, nos quedamos también en traje de baño, la verdad es que se estaba mucho más cómodo y fresco. Tanto Imanol como yo llevábamos unos bañadores largos hasta poco más arriba de las rodillas, ambos teníamos la camiseta puesta. Las chicas llevaban bikinis, el de mi novia era un poco más provocativo ya que dejaba ver algo más de carne, tanto de pechos como de culo. El de Antonia era más recatado, aunque no por ello se dejaban de ver sus fascinantes curvas al aire.

Al poco rato Imanol y yo comenzamos a preparar la comida en la barbacoa, las chicas se quedaron preparando la mesa y hablando entre ellas. Hablamos de todo un poco, al rato Imanol me sacó el tema de cómo me iba con mi novia, yo le respondí que muy bien, empezó a interesarse cada vez más por nuestra relación, no paraba de hacerme preguntas sobre mi novia y yo, no le di mayor importancia y respondí a todo lo que me preguntó. Después de un rato las chicas se acercaron para ver que tal nos iba con la comida, ya estaba lista para servir, a si que nos sentamos a la mesa y a comer.

Durante la comida hablamos de muchas cosas, de anécdotas de clase, de lo bien que nos lo pasábamos en las cenas…, en fin, de muchos temas. Incluso después de haber acabado de comer, nos quedamos allí sentados hablando durante más de dos horas.

Al fin Antonia propuso darse un baño en la piscina, por supuesto aceptamos todo de buen gusto, ya que el calor empezaba a ser insoportable. Nos metimos todos de golpe, comenzamos a jugar en el agua como niños de diez años, era divertidísimo. Nos pusimos a jugar a boleyball en la piscina, yo iba con Antonia y mi novia con Imanol. Cada vez que hacíamos un punto lo festejábamos efusivamente abrazándonos y saltando. La verdad a mi no me hacía mucha gracia ya que a Imanol a veces se le iba demasiado la mano hacia el culo de mi novia. Por otra parte Antonia también me abrazaba bruscamente aplastando sus grandes pechos sobre mí, y hasta a veces me rodeaba con sus piernas mientras me abrazaba, algo que a mi novia no parecía gustarle demasiado dado a las caras que ponía.

Después de un buen rato jugando, salimos de la piscina y nos tumbamos en unas hamacas para tomar un poco el sol y secarnos. Imanol preguntó si alguien quería que le diese crema a lo que mi novia respondió que si, yo la miré extrañado de su afirmación, y ella me devolvió una sonrisa picará. Sabía perfectamente que lo había echo para vengarse de mí por los abrazos que me daba Antonia en la piscina. Se puso boca abajo, y se desato la parte de arriba para que pudiera darle crema por toda la espalda. Entonces Antonia me pregunto si me importaba echarle crema a ella, le dije que no había problema, me volví hacia mi novia y le devolví la sonrisa picara que ella me había dado antes. Antonia hizo lo mismo que mi novia, se puso boca a bajo y se desató el bikini, sus pechos quedaron aplastados contra la hamaca por lo que se le podía apreciar el lateral perfectamente. Miré hacia la hamaca de mi novia y vi que Imanol ya le estaba dando crema sobre los muslos, el tío los tocaba y amasaba de lo lindo, yo ya me empezaba a mosquear un poco con aquel asunto. Empecé yo también a darle crema por los muslos a Antonia, y también toqueteé de lo lindo, más que nada para ver si a Imanol también le jodia como a mi el echo de estar tocando de esa manera a su mujer, pero a él parecía no importarle, no quitaba la vista del culo de mi novia. Entonces paré de darle crema a Antonia y volví a mi hamaca que estaba al lado de la de mi novia, Imanol pareció despertar de un letargo y también paró de sobarla.

No mostré mi enfado por lo ocurrido, pensaba que era una chiquillada y que era mejor dejarlo y seguir pasándolo bien como hasta entonces.

La tarde comenzaba a oscurecerse, Antonia trajo unas bandejas con embutidos y esas cosas para picar un poco. Nos sentamos a la mesa para comer, una vez acabado ya era completamente de noche, aunque en el jardín había bastante luz gracias a unos potentes focos. Aunque fuera de noche seguía haciendo bastante calor así que seguimos con lo trajes de baño.

Comenzaba a ser bastante tarde así que decidimos irnos, pero Imanol y Antonia insistieron en que nos quedásemos un rato más. Alegamos que ya era muy tarde y que no queríamos molestarlos más. Cuando ya parecía inevitable nuestra marcha, Imanol nos comentó que tenían algo que decirnos, entonces extrañados nos volvimos a sentar para escucharlo.

Imanol comenzó a hablar de una forma muy seria, nos dijo que ese era un tema muy serio y muy delicado, y nos advirtió que seguramente no nos iba a gustar, pero que por favor lo dejásemos acabar de hablar.

Sin más preámbulos, nos dijo que tanto a Antonia como a él les gustábamos, pero no solo en el aspecto personal y social, sino también en el físico y en el sexual. De un plumazo se nos puso a los dos una cara de sorpresa impresionante, no sabíamos como reaccionar. Imanol siguió hablando, dijo que les gustaría proponernos un cambio de pareja durante esa noche. Mi expresión de incredulidad ya empezaba a ser de mala ostia. Al ver mi cara de pocos amigos Imanol nos advirtió que a él tampoco le había echo ninguna gracia la primera vez que lo habían echo, pero que después de la primera no se había arrepentido en absoluto. El pensaba que su matrimonio se rompería, pero no fue así, se volvió aún más fuerte ya que había más confianza y cariño. Entonces no aguanté más y lo interrumpí. Le dije que no sabía como tenía los cojones de decir esas cosas, y que tenía suerte de que no le partiese la cara allí mismo. Al ver mi enfado me dijo tanto él como ella que me calmase, que mi reacción era completamente normal. Me recomendaron que lo pensase tranquilamente con mi novia, después de eso nos dejaron solos en el jardín, yo aún estaba muy cabreado, les grité que no había nada que pensar, le dije a mi novia que nos fuéramos de allí, pero ella estaba sentada y pensativa y no me hizo caso, se lo volví a repetir, entonces ella me dijo que me sentase, yo no lo podía creer, la muy puta estaba pensando en aceptar la propuesta de Imanol y Antonia.

Aún más furioso que antes la empecé a gritar e insultar, le dije que como era tan zorra de pensar algo así, entonces ella me dijo que me calmase y me sentase para hablar con ella. Estuve a un solo instante de largarme de allí, pero no se porque, en vez de eso, me senté como mi novia me había dicho, yo aún no atendía a razones, cada vez que ella intentaba hablar yo la interrumpía insultándola y despreciándola, como veía que mi enfado no tenía remedio, me dijo con voz de reproche por no escucharla que podía hacer lo que quisiera, yo más cabreado que nunca le dije que claro que iba a hacer lo que yo quisiera, le dije que iba a entrar en esa casa y le iba a echar el mejor polvo de mi vida a mi profesora Antonia, ya que ella y yo habíamos terminado.

Apuré el paso para entrar en la casa, pero en ese momento entraron en el Jardín Antonia e Imanol, yo me quedé parado ante ellos. Le dije a Imanol con desprecio que ya podía disfrutar de mi ex novia cuanto quisiese, pero que yo también iba a disfrutar con su mujercita de lo lindo. Cuando tomé a Antonia de la mano y pretendía llevármela a dentro de la casa, ella se apartó de mí. Yo pregunte lo que ocurría, ella me dijo que las cosas no iban así, que tendríamos que presenciar primero el espectáculo entre Imanol y mi novia, y luego iríamos nosotros mientras ellos miraban. No lo podía creer, aún encima de que se iban a follar a mi novia, yo tendría que presenciarlo.

No sabía que hacer, por un lado quería largarme de allí y no volver a ver a esas personas nunca más, pero por otro, el echo de follarme a mi profesora había despertado en mi una calentura y un morbo interno que nunca había sentido antes. Vista mi indecisión, Antonia me cogió de la mano y me llevó a una de las hamacas, yo estaba ya totalmente trastornado, me dejé llevar, me senté y ella a mi lado, me dijo que no me preocupase, que ese momento por el que yo estaba pasando era normal, y que ellos también habían pasado por el, me dijo que cuando acabase todo me sentirían mucho mejor y con ganas de volver a hacerlo.

Mi ira poco a poco fue desapareciendo, para dar paso a la tristeza y a la pena, me dieron unas ganas enormes de llorar, pero aguanté y solo dejé escapar unas pocas lagrimas.

Vi que Imanol se acercaba a mi novia y la cogía de la mano, a ella también se la veía indecisa, aún no estaba decidida a hacerlo, pero Imanol le susurro unas palabras al oído que parecieron ser tranquilizadoras para ella. Se la llevó a las escaleras de la piscina, él se quitó la camiseta y quedó solo en bañador, sin soltarla de la mano se metieron los dos, se quedaron en la zona donde menos cubre, el agua les daba por la cintura, Imanol se acerco a ella y lentamente fue dándole besos suaves en la boca, mi novia se veía que estaba muy nerviosa, casi ni se movía, miró hacia mi y me vio llorando. En su rostro veía reflejada una expresión de arrepentimiento y de culpa, parecía que se iba a echar atrás, pero de repente Imanol se abalanzó sobre ella y la empezó a besar por todo el cuello. Ella no supo reaccionar, y simplemente cerró los ojos y se dejó llevar. Entonces Imanol dirigió su boca a la de ella y los dos se fundieron en un apasionado beso, en ese momento me derrumbé, no aguanté más y lloré a rienda suelta, Antonia intento consolarme como pudo, la verdad es que si no hubiese sido por sus palabras me hubiera largado de allí.

Mientras, en la piscina, seguía el espectáculo, los dos ya estaban como en un mundo a parte, Imanol empezó a quitarle la parte de arriba del bikini, dejando libres sus lindos pechos, inmediatamente empezó a lamerlos y a engullirlos, mi novia echaba la cabeza hacia atrás mientras lo cogía de la cabeza y dirigía su comida de tetas. A ella parecía gustarle como se las chupaba, ponía una cara de satisfacción que a mi me mataba por dentro. Entonces ella lo abrazó con las piernas poniendo sus muslos en las costillas de Imanol. Él la dirigió así a uno se los escalones de la piscina, ella se respaldó ligeramente hacía atrás quedando Imanol levemente encima suya. Sin más preámbulos, Imanol se quitó el bañador dejando asomar por encima del agua lo que parecía la punta de un inmenso pene, mientras se lo quitaba mi novia no perdió el tiempo y también se quedó sin parte de abajo. Imanol se inclinó sobre ella y acomodó su glande en la entrada del coño de mi novia, se la metió de golpe. Mi novia cerró los ojos y dejó escapar un leve gemido, comenzó así un fuerte mete saca a un ritmo vertiginoso, mi novia no paraba de gemir, se abrazaba a Imanol con piernas y brazos, le decía que fuera más rápido y más fuerte. En mi interior esa sensación de morbo se incrementaba aún más, pero no podía parar de pensar que la que estaba ahí era mi novia, y eso me dolía tremendamente.

El coito seguía con unas embestidas de Imanol bestiales, mi novia parecía estar en la gloria. Sus pechos temblaban al ritmo de las penetraciones. Imanol bajó su cara hacia estos y empezó a lamerlos, deteniéndose en mordisquear los pezones. Mi novia a causa de esto se puso como una loca y le gritó a Imanol que se la follara con todas sus fuerzas. Entonces el cruzó las manos por detrás del culo de mi novia para poder atraerla hacia él, y así poder penetrarla aún más fuerte. El ritmo decreció, pero la fuerza de las penetraciones aumentó considerablemente, cada vez que Imanol la penetraba con fuerza, mi novia soltaba un gemido bestial, como si en cada embestida tuviese un orgasmo.

De repente Imano paró, se apartó de mi novia y se sentó en el primer escalón, quedando ya totalmente fuera del agua, ella fue detrás y se sentó sobre el metiéndose el pene de un golpe, empezó un cabalgamiento alocado, gimió incluso más que antes, Imanol contemplaba como los pechos de mi novia subían y bajaban, tal y como hacía su cuerpo descargando todo el placer de su coño sobre aquella inmensa polla.

Imanol la agarró por el culo, ella cruzó sus manos por detrás de la nuca de él y echo su cuerpo ligeramente hacia atrás. Quedaban así en una posición en la que Imanol volvía a controlas las embestidas. Empezó un ritmo rápido pero más relajado en cuanto a la fuerza de sus penetraciones, mi novia seguía gimiendo con los ojos cerrados. Imano la advirtió de que se iba a correr. Entonces ella se volvió a poner completamente sobre él y siguió con un cabalgamiento aún más acelerado, empezó a gemir aún más, también estaba teniendo un orgasmo. Notó como su coño empezó a llenarse con el semen de Imanol, después de unos segundos en ese clímax, se derrumbo sobre él quedando así un rato. Luego se levantó y lavó su coño en el agua de la piscina, le dijo a Imanol que no se preocupara por haberse corrido dentro, ya que tomaría la píldora del día después. Los dos se acercaron a nosotros y cogieron unos albornoces que había traído Antonia. Yo no pude ni mirar a mi novia a la cara. Imanol se acercó a mí y me dijo que tan solo era sexo, que lo que de verdad me debería importar son los sentimientos hacia mi novia, ya que eso era el verdadero amor. También me dijo que ahora podría disfrutar de su mujer, y que cuando hubiese acabado me sentiría mucho mejor.

Antonia me cogió de la mano y me llevó a la mesa donde antes habíamos comido. Yo la verdad aún estaba bastante consternado por lo que había visto minutos antes, pero en mi también había una sensación inexplicable de nerviosismo y sobre todo de mucho morbo. Nunca había tenido sexo con alguien que no fuese mi novia, y no sabía si daría la talla, ya que ella era toda una mujer con experiencia. Me sentó en una de las sillas, me quitó la camiseta y el bañador, empezó a darme besos y a lamerme por todo el cuerpo, entonces se arrodilló ante mi y abrió mis piernas, cogió mi pene que ya estaba prácticamente erecto y se lo metió en la boca, empezó a chupar de arriba abajo hasta casi llegar a mis huevos, en mi vida me habían echo una mamada como esa, era toda una profesional, no quería ni pensar la cantidad de pollas que debía de haber chupado esa boca divina. De un plumazo se me quito la sensación de mal estar por lo de mi novia, y me entregué en cuerpo y alma a aquella maravilla de mujer. La cogí de la cabeza para guiarla en su mamada, pero ella ya sabia muy bien como hacerlo.

Estuvimos así unos pocos minutos, hasta que ella se levantó y se sentó encima de mí. Yo comencé a chuparle todo, le quité la parte de arriba del bikini liberando eso grandes pechos, comencé a comerlos con ansia y pasión. Eran unos pechos enormes y colgantes, disfrute metiendo mi cabeza entre ellos como nunca, Antonia también lo disfrutaba, ya que empezaba a emitir unos leves gemidos.

Dirigí mi mano hasta su coño, metí mi mano por debajo del bikini y comencé a acariciar aquella ya mojada raja que tanto ansiaba penetrar. Ella se incorporó un poco, apartó hacia un lado el bikini, cogió mi polla y muy lentamente se fue sentando e introduciendo mi falo en sus entrañas, yo en ese momento miré hacia mi novia que estaba sentada en una hamaca junto a Imanol, estaba exactamente como había estado yo en su polvo, estaba llorando mientras Imanol intentaba consolarla. En cierto modo eso me dio una gran satisfacción, ya que me hacia pensar que le importaba y que aún me quería. Pero por otro lado quería que sufriera lo que había sufrido yo.

En el momento de la primera penetración, Antonia cerró los ojos y dejó salir de su boca un leve gemido acompañado de un suspiro. Empezó a subir y a bajar muy lentamente. Hasta que agarré sus caderas y empecé a atraer su cuerpo con violencia y rapidez contra mi pene. Ella gemía y se tocaba los pezones. Mi pene entraba y salía de su coño a una velocidad bestial. Hasta el sonido se sus gemidos temblaban con las rápidas penetraciones. Me entubo cabalgando fuertemente un rato más, hasta que se levantó de encima de mí y se quitó definitivamente el bikini. Se inclinó hacia delante y apoyó sus manos en la mesa. De esa forma me ofrecía aquel maravilloso culo para que la penetrase por detrás. No lo pensé, me puse en posición, agarré mi pene y se lo metí de un golpe a mi profesora. Ella en ese momento soltó un gemido bastante fuerte. Yo empecé a follármela por detrás con un ritmo frenético y salvaje, pero a ella parecía no bastarle y me pedía más y más. Puse mis manos en sus nalgas y seguí penetrándola una y otra vez. Antonia gemía cada vez más fuerte. Le pregunté si le gustaba que uno de sus alumnos se la estuviese follando como a una perra, ella me contesto que le encantaba, que le daba mucho morbo follar con jovencitos, y más si son alumnos suyos. Sus palabras me pusieron aún más cachondo. Comencé a darle suaves cachetes mientras me la follaba con todas mis fuerzas, ella empezó a gemir incontroladamente. Mi pene entraba y salía de aquel maravilloso coño sin parar. Hasta que llegó al clímax, y sus gemidos se convirtieron en gritos, su orgasmo fue espectacular. Yo la advertí de que también me iba a correr, entonces ella salió de su posición y se sentó en la mesa. Me dijo que quería que me corriese dentro de su culo. Yo me quedé algo sorprendido, no pensaba que a las profesoras de biología les gustaba que les dieran por el culo, por aquello de que va contra natura.

El caso es que abrí sus piernas y las coloque encima de mis hombros, así tenía mejor vista de aquel agujero negro que rogaba ser penetrado. Cogí mi verga y la coloqué en la entrada de su ano. Poco a poco fui introduciendo mi polla. La cara de mi profesora reflejaba satisfacción, se notaba que ya le habían explorado ese agujero más de una vez. A medida que mi pene iba entrando, Antonia iba abriendo su boca y cerrando los ojos. Cuando mi pene estuvo dentro por completo, metí mi lengua en su boca y nos dimos un morreo de escándalo. Empecé un mete saca lento pero gustoso. Antonia soplaba en cada penetración, tenía los ojos cerrados, estaba como en trance. Mis penetraciones empezaron a ser cada vez más fuertes, los soplos de mi profesora se convirtieron en pequeños gemidos. Seguí bombeando aquel culo que ya se había adaptado perfectamente a mi polla. Antonia me decía al oído que le rompiera el culo. Mi pene entraba y salía con fluidez. Seguí follándomela por el culo un poco más, hasta que las ganas de correrme aparecieron de nuevo. Entonces mis penetraciones se convirtieron en envestidas violentas. Antonia las acogió con satisfacción y empezó a gritar de nuevo, tuvo otro orgasmo. Al mismo tiempo yo no aguantaba más y llené su culo con todo mi semen. Los dos nos corrimos al mismo tiempo. Estábamos exhaustos y empapados en sudor. Quité mi pene de su ano, a de él empezó a salir mi semen.

Nos dirigimos a la piscina y nos dimos un chapuzón. Cuando salimos nos dirigimos a donde estaban Imanol y mi novia. Antonia me dijo que nos dejarían solos para hablar de lo ocurrido. Mis profesores entraron en la casa y yo me quedé fuera con mi novia. Me senté a su lado en la hamaca, ella estaba como avergonzada, no se atrevía ni a mirarme. Yo la cogí de la mano, entonces ella empezó a llorar y me abrazó con todas sus fuerzas, me decía que la perdonase, que me quería muchísimo. Yo le dije que no había nada que perdonar, y que yo también la quería muchísimo. Sin más, nos levantamos, nos despedimos de Imanol y Antonia, y nos fuimos.

Al día siguiente mi novia y yo hablamos de lo ocurrido con más tranquilidad, los dos coincidíamos de que nos había gustado la experiencia. Pero tanto ella como yo no queríamos volver a hacerlo, y no lo hemos vuelto a repetir. Seguramente la razón sea porque aún somos jóvenes y no vivimos en la rutina matrimonial en la que puedan vivir Imanol y Antonia. Pero sí hay algo en lo que tuvieron razón, mi novia y yo nos queremos más que nunca.