Con mis chicas, el sexo no tiene límites (1)

Primera parte de las mas excitantes experiencias lésbicas de Lorena con sus dos grandes amores: Mónica la pequeña rubia sumisa, y Noelia, extrovertida y adicta al sexo anal.

Hola, yo soy Lorena y tengo 26 años y voy a contaros mis experiencias lésbicas que he tenido durante mis últimos años. Desde siempre he sabido que era lesbiana. Soy muy femenina y asi es como me gustan todas las chicas con las que he estado. Para todas las chicas que leais mis relatos, os diré como soy. Mido 1.75 y peso unos 65 kg, tengo el pelo castaño claro y ondulado, largo hasta los hombros. Mi cara es muy normal, aunque en ella destacan mis grandes ojos. El resto de mi cuerpo lo resumiré diciendo que soy de tez blanca y con algun q otro lunar que mas adelante os diré donde se encuentran. Mis pechos son de tamaño normal, uso una talla 95. Las piernas que poseo ni son muy largas ni cortas, y están bastante compensadas con mi estatura. Y por ultimo lo que más me gusta de mi, mi trasero, pues es un trasero bastante generoso, como a mi me gustan, bien grandes, y lo tengo muy firme para su tamaño. así que estoy muy contenta con mi culo, que más de una mirada a acaparado... y no solo de chicos.

Empezaré esta historia de cuando conocí a Mónica, una chica rubia de pelo largo y rizado de talla menuda y tiene 20 años, un cuerpo bajito, pues solo mide 1.62, y también es delgada, pero sus pechos no parecen que le correspondan, pues usa casi la misma talla que yo de sujetador.

Yo estaba mudandome por fin a mi nueva casa, con el ajetreo de las cajas y muebles colocandolo todo en su sitio, por fín me había independizado, pues me había costado mucho esfuerzo, que después de terminar la carrera y conseguir un puesto en un estudio de interiorismo poder costearme mi nuevo pisito en la ciudad. Estaba con unos vaqueros y una camiseta blanca haciendo toda la mudanza, y tenía la puerta de casa que da a las escaleras abierta, pues aun había algun paquete fuera y tenía que ir metiendo poco a poco las cosas en casa. Fúe ahi cuando ví por primera vez a Mónica, llegaba a casa despues de venir de la facultad, con su carpeta cogida entre los brazos. Vestía unos pantalones negros ajustados de fina tela, y una camisa blanca de manga corta. Iba bien arreglada y parecía que le gustaba vestir con estilo.

Salió del ascensor y me miró como estaba yo metiendo todas las cajas del pasillo a mi piso. Ella se dirijía a su piso, que era la puerta que daba justo enfrente de la mia. Y la saludé.

  • Hola, soy nueva, ¿Tu vives enfrente?-

  • Si, es la casa de mis padres, y vivo con ellos. Me llamo Mónica.-

  • Hola Mónica, yo me llamo Lorena, y parece ser que vamos a ser vecinas.-

  • Jejeje, si, eso parece.. bueno encantada de conocerte Lorena, pero tengo que entrar ya en casa, que llevo algo de prisa.-

  • Igualmente, espero que podamos ser buenas vecinas, y como ves estoy todavia con la mudanza, si quieres puedes pasarte cuando te apetezca y charlar un poco.-

  • Gracias, ya nos veremos.-

Después del primer encuentro con Mónica, yo ya estaba decorando mi nuevo hogar, casi lo tenía a mi gusto, con mucho espacio y pocos muebles, pero aún así parecía que no terminaba nunca la mudanza. Ya llevaba una semana en mi nuevo piso y me gustaba mi independencia. El trabajo me gustaba y estaba bien remunerado.

Ya estaba cansada de tanto trabajar en el estudio y de decorar mi casa, así que me hice unos sandwich de cena y me puse mi camiseta grande que me llega hasta casi las rodillas, para ver la tele. Solo llevaba esa camiseta y unas bragitas de las cómodas. Total, para estar bien cómoda viendo la tele y pronto irme a la cama.

Miraba un canal y otro de la tele, pues no echaban nada interesante, ya había acabado de cenar y todavía no tenía sueño, así que me levanté y busqué entre las cajas que aún me quedaban por desembalar... Y al fín dí con lo que estaba buscando. Me dirigí de nuevo al salón y saqué de la caja, la cinta de video que portaba. Era una cinta de cine X, por supuesto era de lesbianas, y esta no la había visto nunca, así que estaba algo excitada por verla por primera vez, ya que no suelo comprar ni alquilar cintas de este tipo, por que aun me daba vergüenza. Me recosté en el sofá y le dí al play para empezar a verla... Pero de repente sonó el timbre de casa, alguien estaba llamando. Paré la cinta y me dirigí a averiguar quien era...

Abrí la puerta y allí estaba ella, tenía los ojos muy cristalinos, pues parecía que debía haber llorado hace bien poco.

  • Hola Mónica -

  • Hola... yo es que... (no dijo más y empezó a hacer pucheros).-

  • Pero a ver, pasa y no te quedes fuera, ¿Que es lo que te ocurre?-

  • No, si no es nada, pero es que ya estoy harta...-

La dirigí al salon y le dije que se sentara, le pregunté si le apetecía tomar algo, y me dijo que si podria tomar una cerveza. Yo mientras fuí a la cocina y volví al salón donde se encontraba ella sentada en el sofá donde pocos minutos antes yo estaba recostada. Le dí su cerveza y yo me serví otra.

Me senté en un sillón que estaba justo al lado del sofá y le pregunté:

  • Bueno chiquilla, ¿a que venían esas lágrimas a estas horas.. por que me has llamado?

  • Yo... Lo siento Lorena, pero es que en casa todo son discusiones, y siempre es igual, y no sabía a donde ir, así que salí al pasillo, y como me dijiste que podría llamarte... pues...-

  • Está bien, tu no te preocupes y cálmate, que verás como todo se soluciona -

Yo le daba un trago más a mi cerveza cuando de repénte el corazón me dió un vuelco... En una esquina de la mesita estaba la caja de la cinta de video que acababa de poner. Intenté distraerla de algun modo para quitarla de ahí sin que se diese cuenta... pero ya era tarde, me fijé como ella dirigía la vista hacia la mesilla y se quedó mirando la caja. Yo no sabía como reaccionar ni que decir en ese momento, pero al menos a ella le había cambiado el semblante y ya no hacía pucheros.

Como era obvio que se percató que tipo de pelicula era, a ella se le notaba algo nerviosa y timida pero fué la primera que dijo algo:

  • ¿Esa es una cinta de lesbianas?-

Intenté pensar que excusa le podría dar, pero como no se me ocurría ninguna, le respondí con sinceridad...

  • Sí, es que... bueno era de unos amigos que habian venido y se la han olvidado y...-

Mónica me interrumpió:

  • ¿Tu eres lesbiana? -

Una pregunta tan directa y de tanta sinceridad, me abrumaba, me quedé por un momento sin palabras, sin saber que contestarle, pero luego pensé - Si al fin y al cabo estoy viviendo sola, la vida que yo quería, no debía ocultar tanto mi sexualidad, como lo hacía cuando vivía en casa de mis padres.- Y le dije la verdad:

  • Si, si lo soy, pero bueno, ya sabes como son los vecinos que empiezan a cotillear de la vida de los demás...-

  • Ya, ya, no te preocupes Lorena, que no pienso decir nada a nadie sobre tu inclinacion sexual. -

Escuchar eso me alivió, y a ella no parecía escandalizarse ni importarle demasiado, es más, se sintió intrigada y me hizo mas preguntas mientras terminaba otro trago de la cerveza que le había servido:

  • ¿Desde cuando sabes que eres lesbiana?

  • Yo... Creo que desde siempre, cuando veía a mis compañeras de clase, me atraian y me excitaban mucho, no se, creo que es esa picardía y feminidad que tenemos lo que tanto me atrae.-

A ella parecía divertirle mis revelaciones, pero luego me preguntó otra cosa:

  • Lorena, ¿Estabas viendo la peli antes de que yo viniese?-

  • Yo, bueno, no se... es que, como no ponían nada interesante pues aproveché a ver como era y ya sabes...-

  • Y... ¿Te importa si la veo contigo?, yo nunca he visto una peli de lesbianas.-

Yo empezaba a ruborizarme, y se me empezaban a notar los colores. Me quedé mirandola como sorprendida por la proposicíón que acababa de hacerme. ¿Y si ella era lesbiana también y todo esto no era mas que un juego?.

  • Está bien - Le dije, cojí el mando a distancia y le dí al play. La peli estaba empezando, y todavía no se veía ninguna escena de sexo, tan solo salían chicas semidesnudas y los créditos del principio.

Ella sacó de su bolsillo un paquete de tabaco, que contenía algunos porros que anteriormente había liado y guardado como si de cualquier cigarro se tratase. Me preguntó si le importaba que fumase un porro en mi casa, y le dije que no, pero que llevara cuidado con el sofá y no lo quemase.

A todo esto la peli empezaba ya a tornarse mas explícita en escenas de sexo, se veían dos mujeres en un salón de una casa de lujo dandose todo tipo de caricias y besos, desnudandose con lentitud y sacando primeros planos de sus zonas mas erógenas... sus pechos, sus coños recién depiladitos, sus traseros voluptuosos...

Mónica acabó de terminarse el porro que se encendió y parecía que le hacía efecto, pues no paraba de sonreir viendo las escenas de sexo. En cambio yo estaba cada vez mas húmeda y caliente, ya no solo por la pelicula, sino por que estaba viendola con una chica que apenas conocía, y que además estaba bastante bien la chica rubia que tenía al lado, con sus vaqueros ajustados y su top, que dejaba bien claro los pechos tan hermosos y grandes que tenía.

De vez en cuando apartaba la mirada de el televisor para ver su reacción, ella ya iba bastante colocada, entre la cerveza y el porro... me miró y me dijo:

-¿Tu haces eso?- (Señalando con el dedo una escena de la tele)

En esa escena aparecían dos rubias de infarto haciendo un 69, deleitandose con sus lenguas en sus húmedos y calientes recovecos.

  • Si, pues claro, ¿que es lo que creías que hacemos las lesbianas?- Le respondí.

  • ¿ Y que se siente cuando te están comiendo?, a mi nunca me lo han hecho, nisiquiera los novios que he tenido, tan solo teníamos relaciones de penetración.-

  • Pues es algo que yo no te puedo explicar con palabras, pero te puedo decir que es lo más delicioso que he probado jamás.-

Mónica me miró intrigada, apartaba la mirada hacia la tele, y volvía a mirarme.

  • Me gustaría probarlo- me dijo.

No dába crédito a lo que me decía, quería probar como le chupaban el coñito, y yo empezaba a derretirme de tan solo pensar en comerme su tierno chochito.

Decidí lanzarme después de lo que me había dicho, y me levanté de mi sillón, para sentarme junto a su lado. La cojí de la cara con mis dos manos y le pregunté: - ¿Estás segura?- , y ella no dijo nada, tan solo se mordía el labio inferior y asentía con la cabeza.

La besé, la besé con mucha delicadeza mientras cerraba los ojos, esos labios eran tan tiernos y dulces, a ella debío parecerle bien como la besaba, pues acompañaba mis movimientos con sus labios y metía su lengua con descaro en mi propia boca. Yo me separaba y la miraba de vez en cuando, entre beso y beso, nuestros labios estában humedecidos por nuestra saliba, corría un hilillo de saliba entre nuestros labios. Ella mantenía los ojos cerrados, las manos las tenía apoyadas sobre sus muslos, aún estaba con tensión, pero por poco tiempo, pues tenía la intención de dejarla completamente relajada después de esta noche...

La cojí de las manos y la puse de pié, nos mirabamos. Ella mantenía mi mirada, mirando hacia arriba, hacia mis ojos, no paraba de morderse el labio inferior. Yo la cogí de los brazos y me puse detrás de ella, mordisqueaba su cuello y sus orejitas, que a cada mordisco y lametón se estremecía, debía producirle una sensación incontenible. Mis manos se fueron al botón de los vaqueros, fuí desabrochandolo, poco a poco, como haciendolo a camara lenta. Después de haberselos quitado todos con parsimonia, me arrodillé dejando su precioso culito a la altura de mi cara, empecé a deslicar sus pantalones hasta dejarlos enrrollados en sus tobillos. Llevaba unas bragas muy lindas, eran blancas con encajes, las acaricié y ella dio un suspiro, me deleité con la vista de su trasero, iba acariciandolo como si de un preciado y fragil tesoro se tratara, empecé a darle suaves besos sobre la tela y sobre la parte de su culo que no tapaba su ropa interior.

Ella empezaba ya a estar bastante húmeda, pues notaba como por su zona baja empezaba a mojarse, le gustaba que una chica le estuviese sobando. Empezaba a dudar si realmente era lesbiana o no. Decidí aplacar sus ansias y le indiqué que fuese ella la que se bajase las bragas, con una sonrisa me miró y empezó a bajarlas poquito a poco, hasta la altura de sus rodillas, se inclinó un poco y con sus manos se abrió las nalgas, me quedé embriagada con el olor y la vista de sus dos agujeritos, me fijé que era una chica bastante peluda, no se cuidaba tanto como yo el coño, pues me lo depilaba todas las semanas. Aún así era precioso, con su bello rubito y rizado, introduje mi cara en su trasero, y empecé a lamer con suavidad la parte trasera de su delicioso coño, ya estaba muy mojada, y su sabor era muy intenso. Jugueteaba con mi lengua por todo su sexo, la movía en circulos, de arriba y abajo, intentaba succionarlo y hacerle mil juegos con mi lengua, pero en esa postura poco mas podía hacer. Le indiqué que se acostara sobre el sofá y así lo hizo, le quité del todo los pantalones y las bragas que aun mantenía enrrolladas en sus piernas.

Mónica me miró y me dijo.

  • ¿Sabes? creo que esto me gusta mas que estar con un chico, me chupas el coño con tanta delicadeza...

  • Lo sé, a mi también me encanta, pero aún no has probado nada, acuestate y disfruta.

Ella se incorporó y me dió un beso en la boca, dulce y apasionado, para separarse lamiendome los labios.

  • Recuestate, relajate, y abre bien las piernas.- Le dije.

Empecé a besar el interior de sus muslos para luego terminar besando su dulce coñito, ella gemía cada vez que pasaba mi lengua por sus labios vaginales, murmullaba mi nombre... - Lorenaaa...-, hasta que introduje mi lengua dentro de ella. la puse tiesa y la introducía lo mas profundo que podía, a ella eso la encantaba, no dejaba de moverse y gemir, mordiendose como en ella es costumbre su labio inferior, ponía una de sus manos sobre mi cabeza, para que no me separara de su coño. Le cogía sus muslos por debajo y los levantaba hasta poner sus rodillas casi tocando sus hombros, en esa posición ella me ofrecía toda su almeja, reluciente de jugos y saliva. Posé mis labios sobre su abultado sexo, y lo mordí, lo mordía con dulzura, y luego con mas ímpetu, nunca le hacía daño por el estado de excitación que tenía Mónica, yo me separaba y me pegaba a su trasero con la lengua como un ariete, introduciendola en su coñito excitado. Le indiqué que se cogiera las piernas, debajo de las rodillas, para mantenerse ella sola en esa posición. Mientras yo la empujé un poquito mas arriba de su culo para quedar casi boca abajo. Me incorporé y me puse de rodillas sobre el sofá. Separada mi boca de su coño unos diez centímetros, yo abría su coño con mis dedos índices, y dejaba caer de mis labios mi propia saliba, cuando caía a veces acertaba y se colaba por el agujerito de su raja, volvía a dejar caer mas saliba, y caía alrededor del mismo, se empapaba con su bello púbico, bajaba la saliba por la raja de su culito pasando por su ano. Me encantaba verlo todo bien mojado.

De repente como una exalación me lancé como una furia hacia su conejito, tenía hambre de coño, lo lamía, mordía y saboreaba como una posesa, ese trocito de carne dentro de mi boca me hacía babear, chorreaba por mis comisuras de los labios una mezcla de saliba y jugos, que me hacían volver loca, yo estaba empapadísima y de vez en cuando me acariciaba por encima de mis bragas, pero el solo hecho de comerme a esa tierna rubia, ya era suficiente excitación para mi.

  • Lorenaaaa, Loreeee...... Me voy a correr, ya no aguanto máaaaas- era lo que estaba deseando escuchar, desde mi posición veía como frucía el ceño, no desperdicié ni un segundo y abrí todo lo que pude mi boca sobre su conejo, y con la lengua estulaba su clítoris para que se corriera cuanto antes, ella me cojía con las dos manos la cabeza, apretando hacia sí, como si me fuese a escapar, yo mientras la sujetaba del trasero, y entonces se vino.... Me inundó toda la boca, vaya manera de correrse que tenía la pequeña rubita, notaba sus espasmos en toda mi boca, su sexo desbordaba mas y mas flujo, mientras intentaba no desaprovecharlo y me tragaba todo lo que podía... Aquello era lo mas delicioso que había probado nunca.

La dejé recostada en mi sofá, mientras ella respiraba aceleradamente por la espectacular corrida que le había procurado, se puso boca abajo, y la dejé dormir un rato, yo estaba muy caliente, y aún seguía la peli en la tele, me senté junto a sus pies y empecé a masturbarme, en una escena en la que salían tres mujeres, una de ellas estaba de pié con una pierna sobre una silla, una de las chicas estaba delante chupandole el coño con mucha devoción, mientras que la otra chica estaba arodillada detras de la que estaba de pie, con su boca a la altura de su culo, mientras le lamía todo su ojete, las lenguas de las dos chicas se entrecuzaba, y mientras se comían culo y coño a la vez yo me corrí, dando un grito ahogado...

Descansé hasta que ví que ya era tarde y me fijé en Mónica que estaba acostada boca abajo, me acerqué a su bonito trasero, le abrí el culo y le dí un beso en su ano...

Ella despertó con mi dulce beso en su orificio trasero, y le dije:

  • Es tarde, debes volver a casa o se preocuparan.-

Después de irse mi nueva y dulce vecina, apenas pude dormir, estaba demasiada excitada, y superaba el cansancio acumulado, decidí volver a masturbarme pensando en su cuerpo, en la dulzura de sus ojos, sus pechos que aun me esperaba a descubrir, du delicioso y peludito conejo, su culo..., su maravilloso culo...