Con mi Rocío
Cuando iba pasando vi a una mujer madura, de unos 50, 55 años, rubia (rubia blanquecino), un buen culo (algo caído), que vestía con un pantalón pirata dejando ver un tanga de hilo dental y con una short de tirante. Ya venía yo un poco caliente, pero al ver eso me puso como una moto.
Hola, me llamo Juan, tengo 25 años, mido 1,80 y tengo un cuerpo atlético, vamos un cuerpo algo marcado, no un musculito, jeje.
Esto que os voy a contar me ha sucedido hace un par de días. Ahora con el verano y con las altas temperaturas las mujeres muestran lo mejor de sus cuerpos. Al caso, venía de una entrevista de trabajo, cuando ya me dirigía a mi casa, pasaba por la carretera que separa a dos pueblos. Por esa carretera siempre hay gente andando por los arcenes.
En este caso cuando iba pasando vi a una mujer madura, de unos 50, 55 años, rubia (rubia blanquecino), un buen culo (algo caído), que vestía con un pantalón pirata dejando ver un tanga de hilo dental y con una short de tirante. Ya venía yo un poco caliente, pero al ver eso me puso como una moto. Una vez pasada me fije por el retrovisor y vi las dos tetas que tenía, sobre una 95 o 100 y de cara no era una belleza, pero me dio bastante morbo.
Como cambia una mañana, al ver eso seguí para delante hasta que llegue a una rotonda y di media vuelta, actué por el calentón como si pensara que me la iba a tirar. Paré llegando a su altura y le dije:
- ¿Dónde vas usted?
- Al pueblo –contestó ella.
- ¿Deja que le acerque?
- No hace falta hijo, ya no me queda nada - le quedaba cerca de35 minutos andando.
- Mujer que todavía te queda bastante, que estamos a 40ºC y no hay ninguna sombra
- Mmm - ya se lo estaba pensando.
- Que no te va a pasar nada muchacha – dándole un poco de confianza.
- Venga, vale- abrió la puerta.
Cuando se sentó me entró el arrepentimiento, pero cuando vi esos dos melones pensé como me la llevaría al huerto. Nos pusimos en ruta, era como una contrarreloj de 20 minutos para mi objetivo. Para mi sorpresa fue ella quien empezó hablar:
- ¿Cómo te llamas?
- Juan , ¿y usted?
- Rocío y deja el usted, cariño – esto me estaba gustando.
- Vale, ¿dónde ibas Rocío con esta calor andando?- cada vez me estaba poniendo más caliente, con sus gestos y su forma de hablar.
- A casa de mi suegra, que es más pesada. Entre ella y mi marido me tienen bastante harta – se estaba quedando bien a gusto.
- No te enfade mujer, que te pones muy fea – ella me miró y pensé ya la he cagado.
- Jaja, que va cariño.Este cuerpo ya nadie lo mira y nadie lo usa, a mi pesar – su respuesta me sorprendió bastante, aunque eso era lo que quería oír.
- Jaja, cómo eres Rocío, más de alguno querría – momento en el que me jugaba mis opciones, reducí hasta la velocidad.
- Pues yo no lo veo, pero encantada estaría de disfrutar – ahora tenía que rematar la faena.
- Aquí tienes uno – me miró sorprendida y hubo un gran silencio, la calentura estropeó el momento.
Se acabó la magia, todo lo había estropeado y encima nos pilló dos semáforos en rojo, la cosa no pintaba muy bien. Acercándonos al final del trayecto, me mira:
- Pues nunca he estado con un hombre más joven que yo – me entró más nervios de los que tenía después del mal rato.
- Seguro que le das mil vueltas que a las jovencitas – de perdió al río.
- No se que decirte cariño – dijo mirándome y mordiéndose el labio inferior.
- A mi si que me gustaría probar con una madura – dude en decir madura o madurita, pero solté la traca final – o con una mujer como usted, Rocío.
- Jaja, no pierdes el tiempo, ¿eh Juan? – se puso cómoda y como a posar.
- Perdona si te ha molestado, no era mi intención Rocío.
- No te preocupes cariño, ha sido todo un alago para levantarme el ánimo – me puso su mano sobre la mía que la tenía con la palanca de marcha – ¿puedes parar por aquí Juan?.
Lo había intentado, me sentí frustrado, pero a decir verdad parecía un iluso que ocurriera eso. Abre la puerta, la cierra y me dice por la ventanilla, mostrando un pedazo de canalillo:
- ¿Tienes algo que hacer ahora, cariño?
- No, no –todo nervioso.
- Pues dame 5 minutos y vuelvo – se dio la vuelta y entró en un portal, viendo ese culo y ese cuerpo que me traía todo loco.
En esos minutos pensé mil cosas, donde la llevo, como empiezo o me dejo llevar, estaba que no me lo creía. Pasados los 5 minutos, la veo salir del portal y entra en el coche, con el rostro todo feliz y sin sujetador, dato importante. Me da un beso un la boca y me dice vamos para mi casa. Le devuelvo el beso y apoya su mano en mi polla, que estaba deseando salir.
Llegando a su casa, me indica que aparque en el sótano y subimos en el ascensor, ahí se desató la locura, besándola por el cuello, tocándole el culo, las tetas y comiéndole la boca. En la puerta de su casa, mientras intentaba abrir, le empujaba mi polla contra su culo, escuchando algo gemido de gusto de ella.
Una vez dentro, me dirigió a su habitación, me tumbó en la cama y me quitó la camiseta y los pantalones, para después chuparme la polla por encima de los calzoncillos, que delicia. La cogí de la cabeza y la subí para arriba sentándose sobre mi cintura, donde puede quitarle su short de tirante para poder admirar esos melones con los pezones bien marcados. Eso era una maravilla, estaba en un sueño, le quite el pantalón vaquero dejándola en ese lujurioso tanga de hilo dental.
Me puse a comerme ese coño sin apenas pelos, donde comprobé que estaba teniendo su primer orgasmo. Ella estaba más cachonda que yo y con más ganas de follar.
- ¡¡¡Aaahhh!!! – toda cachonda perdía.
- ¿Te gusta mi putita? – la tenía en ese momento a mi antojo.
- Si, cariño. Ahora te voy a dar lo tuyo.
Se puso encima de mía, comiéndome la boca y bajando hasta quitarme los calzoncillos y comerme, chuparme y saborear cada centímetro de mi polla (unos 17 cm).estaba sintiendo el mayor placer de mi vida, tuve que decirle que parara que quería follarla. Se fue a por un condón y me lo puso con la boca (valiente madura había conocido).
Cuando se la introduje me costó un poquito, se veía que hacía tiempo que no lo hacía, pero con todos sus jugos entró hasta el fondo, también ayudó que ella estaba encima. Queriendo manejar la situación le coloque las manos en la cintura, pero me las quitó rápidamente:
- Aquí mando yo – dijo ella con autoridad.
- Vale, sigue puta – le empecé a magrear las tetas.
- Hacia tiempo que no disfrutaba tanto – venía su segundo orgasmo, a mi me faltaba poco.
- Me tienes para lo que quieras guapa.
En ese momento aumentó la penetración y me vine antes que ella. Aquello era haber quien jadeaba más de tanto placer. Cayó rendida sobre mí, la trataba como si fuera de porcelana, dándole besitos con mucho cariño y acariciándola.
Después de recuperarnos y hablar un poco, nos fuimos a duchar, donde pude recuperar bastantes energías, empalmándome otra vez. Me la chupó otra vez, pero dentro de la ducha, y siguió con una cubana, que tetas madre mía, jeje. Le dije para echar otro polvo, pero me dijo que no, que tenía que volver a casa de su suegra. Luego aceleré y me corrí una parte en su cara y otra parte en las tetas.
Terminamos de ducharnos y vestirnos, para dirigirnos a casa de su suegra, por el camino me contó que le había dicho que iba a ir acompañar a una amiga a comprarse ropa. La dejé y nos intercambiamos sus teléfonos.
Ayer me llamó y quedamos, pero esta vez fue por la noche. Si os gustó el relato, os contare lo que ocurrió. Espero vuestros comentarios y críticas.