Con mi profesora
Volví a disfrutar del sexo con una de mis profesoras.
Como ya sabréis los que habéis leído mis anteriores relatos, con el comienzo de curso en la universidad de mi hermana mayor, se me termino el chollo de poder follar todos los sábados. Desde entonces, hace ya unos 3 años, ha llovido mucho, y aunque tuve varias novias, con ninguna me lo pasaba tan bien como con Mireia, mi hermana mayor.
Pues bien, este año, me tocó el turno de empezar en la universidad a mi, y después de haber oído varias cosas acerca de la facilidad de conseguir sexo con las universitarias, no podía encontrarme mas animado para comenzar. Todo empezó bastante bien, conocía a algunos compañeros, por lo que no tuve problema en hacer nuevos amigos, tampoco con los que hasta entonces no conocía. Con las chicas, era otra historia, pues iba mucho más despacio el tema, puesto que había que conocerlas a cada una, y ver por que pierna flaqueaban, para poder entrarles con máximas garantías. Tengo que decir que en mi clase somos unas 100 personas, y que de ellas, unas 70 son chicas. Por lo tanto, podéis imaginar todas las que hay para elegir. Pues bien, tras unas semanas en clase, ya habíamos empezado a intimar un poco con las que pensábamos que serian más fáciles de caer. Como es lógico, no tardamos mucho en organizar la primera cena de clase, tras la cual venia la tan esperada primera juerga. Y digo que tan esperada, porque todos sabemos que con un par de copas mas, todas las chicas son mas "amables". Pues bien, llegó el día señalado, y ya en la cena, veíamos como todos nos íbamos poniendo mas contentos, como íbamos perdiendo la vergüenza de un comienzo, para pasar a temas mas privados, como las típicas preguntas para conocer si estaban solteras o no.
Salimos del restaurante ya bien entrada la noche, y nos dirigimos a algún bar. Ya por entonces yo había conseguido ganarme la confianza de la que en mi opinión parecía ser la más abierta de todas. La invite a una copa, bastante cargada eso si y no tardamos mucho en irnos de ahí a su piso para terminar la noche como dios manda, pillando.
Sin embargo, aunque me lo pase muy bien, seguía sin disfrutar del todo, y volví a caer en el recuerdo de las veces que lo había hecho con Mireia. Sin embargo, pensé que a base de polvos, eso cambiaria, y terminaría por olvidarme y volver a pasármelo bien pero en los siguientes meses, en todas las fiestas que se sucedieron, y en todas las oportunidades que tuve de conocer mas a fondo a mis compañeras de clase, tampoco conseguí escapar de dicho recuerdo.
Llegamos a enero, fecha crítica pues ya estábamos a escasos días de comenzar con los exámenes de evaluación, y lejos de preocuparme del sexo, estaba inmerso en aprobar todas las asignaturas. Una vez pasadas las fechas, vuelta a la normalidad, pero antes, unos últimos días de tensión hasta conocer todas las notas. Yo llevaba todas aprobadas, pero me faltaba una por saber, y aunque era la que mas me gustaba, tenía alguna que otra duda sobre si iba a aprobar o no. Cuando vi la nota, se me cayó el mundo encima. Había suspendido. De repente me di cuenta de en verano iba a tener que estudiar, además de la lógica bronca que me iba a caer en casa. Mire la fecha de la revisión y era para ese mismo día. Tan solo faltaban un par de horas hasta poder ver el examen y ver en donde había fallado. Como todo aquel que va a una revisión, había en el fondo una ligera esperanza de que la profesora se confundiera y tuviera aprobado, pero como no, era prácticamente imposible.
Llego la hora, y me encontraba ante la puerta de su despacho. Oía voces en el interior, por lo que supuse que algún otro alumno estaba discutiendo sobre su examen, así que me quede en la puerta esperando mi turno.
Antes de contar lo que ocurrió en el interior del despacho, quisiera describir a mi profesora. Rondaría los 35 años, pelo rubio (no teñido) bastante rizado, más bien delgada, un metro setenta, y calculo yo que una 80 u 85 de pecho. Siempre que íbamos a sus clases, se hacían las típicas bromas de que si hiciera falta se le podría hacer un favor por aprobar, pero claro, era la típica broma que se hace con cualquier profesor, por feo que sea.
Pues bien, llego la hora. El alumno que estaba dentro resulto ser un buen amigo mío, que no había tenido ninguna suerte y no consiguió que le aprobara. Entré en el despacho y lo primero que me asombro, fue su manera de vestir. Estábamos en pleno invierno y tan solo vestía una falda a media pierna y una camiseta de tirantes negra. Con disimulo busque un abrigo en el despacho pero no encontré nada, por lo que pensé que o bien estaba muy caliente, o no era en absoluto friolera. Me senté enfrente de ella y tras preguntarme el nombre y buscar entre los exámenes, me dio el mío. Lo mire, y cosas que pensaba que estaban bien, estaban totalmente equivocadas, por lo que desistí en mi intento de rascar puntos hasta llegar al aprobado. Me entraron ganas de llorar, pero no quería dar impresión de débil así que me aguante. No hacia más que dar vueltas a las hojas de los exámenes, buscando una hoja oculta que no hubiera corregido y contando de nuevo todas las puntuaciones para comprobar que la suma final era correcta.
Debió verme bastante mal, pues se sentó a mi lado, y me pregunto si esperaba aprobar. Le comente lo mucho que había estudiado, que tan solo había suspendido esa asignatura y que nunca había fallado a clase, todo con la firme convicción de que se apiadaría de mi y terminaría por aprobarme, pero no fue así.
Tras mucho tiempo hablando, ya había desistido de mi intento de aprobar, y no paraba de darle vueltas al verano que me esperaba. No se que paso mientras mi mente pensaba y mi boca hablaba, como si fueran dos cuerpos diferentes, pero antes de darme cuenta, su mano estaba sobre mi pierna, y cuando reaccioné, la mano cada vez estaba subiendo mas y mas. Yo la mire como esperando una explicación, pero mi polla parecía haberle cogido el gusto a esas caricias y la notaba que empezaba a despertar entre mis pantalones. Ella pareció darse cuenta, y mientras sonreía, seguía subiendo la mano hacia arriba. Ya la tenia a escasos cm. de mi polla, y yo permanecía inmóvil, sin saber lo que hacer. En esos momentos me vino a la cabeza la idea de amenazarla con contar lo que ocurría si no me aprobaba, pero decidí esperar y ver hasta donde estaba dispuesta a llegar.
No tardo en bajarme la bragueta y meter la mano buscando mi polla, que enseguida encontró con ganas de salir de allí. La saco, y empezó a jugar con ella. Lo hacia de forma muy graciosa, como si nunca hubiera visto una. Parecía no saber que hacer con ella, la movía de un lado a otro como indecisa hasta que la sujeto firmemente entre sus manos, y empezó a masturbarme. Yo estaba muy nervioso, y no sabia si eso me metería en algún lió o si simplemente lograría el aprobado que tanto ansiaba, pero la cosa es que me gustaba lo que me estaba haciendo, y no tardé mucho en correrme sobre sus manos. En ese momento pensé que se separaría y empezaría a chillar, como si fuera yo quien hubiera empezado eso, pero lejos de hacerlo, se levanto de la silla, y mientras levantaba su falda, se sentó en el borde de su mesa, dejándome ver su coño apenas embutido en unas pequeñas braguitas negras.
Yo no podía creer lo que me estaba sucediendo, allí estaba, sentado en el despacho de una profesora, con la polla al aire, y lo que es aun peor, con mi profesora mostrándome todo su coño ante mi.
No sabia lo que hacer, hasta que ella se bajo las bragas y dejo al descubierto un precioso coño rasurado ante mi. Tengo que decir, que aunque no tenga mucha experiencia, he visto algunos coños, y ese, parecía el de una adolescente, completamente cerrado, y aunque empezaba a asomar el clítoris, apenas se podía apreciar el agujerito.
Entonces fue cuando ella rompió el silencio reinante y me dijo, ¿sabes lo que hay que hacer verdad?
La miré sorprendido, nunca creí que podría llegar a hacerlo con alguna de mis profesoras así que sin dudarlo, me abalancé sobre ella y retirando su braguita un poco mas, empecé a tocar su apretado coñito con mi mano izquierda, mientras con la derecha intentaba terminar de soltar mi pantalón para que cayera al suelo. Por fin cuando lo conseguí, apunte bien y de una sola embestida conseguí metérsela entera en su agujerito. Fue una sensación increíble, que nunca antes había sentido. Empecé a moverme dentro y fuera lo más rápido que podía, y ella, solo se dedicaba a sujetarse en el borde de la mesa para aguantar mis embestidas. Tras un rato, decidí que podía probar algo que toda la vida me ha excitado mucho. La puse de espaldas contra su mesa, y mientras me ofrecía todo el culo, imagine a otro hombre con su polla metida en la boca, como en tantas películas había visto. Y cuando estaba así, mientras seguí con mi polla bien dura en el interior de su calido coñito, jugueteaba con un dedo en la entrada de su culo. Desde aquella vez en la que Mireia me inicio en el sexo anal, no había vuelto a practicarlo, y tenia ganas. Tras no mucho tiempo, y cuando apenas podía aguantar las ganas de correrme que tenia, la saque de su coño y se la metí en la boca. Pensé que era mejor correrme y volver a la carga con su culito estando ya descargado. Ella empezó a chuparme y a pajearme al mismo tiempo, y no pasaron ni dos minutos hasta que me corrí increíblemente sobre su cara, pero también sobre varios exámenes entre los cuales se encontraba el mío, que quedaron un tanto pringosos. Ella los miró, y se rió, así que no le di demasiada importancia, estaba demasiado excitado como para dársela.
Tras la corrida, siguió chupándomela hasta que se puso de nuevo bastante tiesa, entonces me dije para mí que era la hora de follarme ese culito que tanto había visto pasearse por clase. La puse como antes de espaldas a mi apoyada en el escritorio, y escupiendo sobre su culo, empecé a hacer presión con la punta de mi polla sobre su culo. No tardo en abrirse lo suficiente para dejar paso a la cabeza de mi polla, pero cuando seguí empujando para que entrase el resto, no pudo aguantar soltar un ligero gemido, mezcla de dolor y placer. Tras unos minutos, ya había metido toda la polla en su culo, y tras unos ligeros empujones, mientras tocaba su clítoris por delante, ella empezó a gemir, y eso me puso tan cachondo que cada vez empujaba más y más. Ella, seguía gimiendo y yo notaba que mis dedos empezaban a humedecerse, lo que supuse que era un orgasmo. Era increíble, pero había conseguido que una profesora tuviera un orgasmo conmigo. No se si fue por eso, o por la mezcla entre la ilusión de su orgasmo y la pequeñez de su culo, pero no aguante mas y me corrí de nuevo dentro de su cuerpo. Tras breves instantes dentro de ella. Y como mi polla ya no aguantaba mas, la saque y me vestí lo mas rápido que pude, presa del pánico y la vergüenza por lo que había hecho.
Mientras me terminaba de vestir, observaba como ella me miraba con una sonrisa de placer y picardía, como si se lo hubiera pasado tan bien como yo, o incluso mas. Entonces, y cuando me disponía a salir, me detuvo y mostrándome mi examen me dijo, oye, no se porque pero tu nota no se aprecia bien, ¿tenias un 5 no es así? Yo no sabia lo que decir. Además de haberme tirado a la profesora mas buena de la universidad, había conseguido que me aprobara el examen, con lo que por ahora, llevaba el curso limpio. Yo asentí un tanto nervioso, y me dijo que estaba bien, que felicidades y que para la próxima estudiase un poco más.
Me marche corriendo del despacho, y observé con cierta tranquilidad que en la puerta no había nadie, por lo que no parecía que nadie hubiera podido oír lo ocurrido.
Ya de vuelta a casa, no dejaba de darle vueltas a lo ocurrido. Desde que me tiraba a mi hermana mayor no había vuelto a disfrutar del sexo a ese nivel, lo que me hizo plantearme la posibilidad de que lo que realmente me ponía era hacerlo con un ligero riesgo añadido. Durante esa semana, no pude evitar pajearme varias veces pensando en ella, en como nos lo habíamos pasado y en una parte, pensé en que a lo mejor si me daba alguna asignatura lo suyo seria suspender para revivir la aventura, pero luego lo pensé otra vez, y decidí que mejor no volver a jugármela de esa manera, por lo que desde entonces, me esforcé aun mas, claro que nunca olvidare el suspenso mas rentable de mi vida.