Con mi primo

Lo que me pasó con mi primo cuando se quedo en mi casa por unos días por una boda.

Hoy me he acordado de esta historia y he decidido compartirla con todos vosotros. Cronológicamente se sitúa después de la historia de mi amigo Mario. Después de haber cortado con él decidí tomarme un respiro y hacer algo distinto. No se muy bien pero en poco tiempo me vi viajando a Londres para trabajar allí un tiempo. Todo lo que allí viví lo contaré en otro momento. Después de seis meses tenía ganas de volver a casa, así que deje el trabajo y me volví. Sin embargo ya había saboreado las mieles de la independencia, así que empecé a buscar un trabajo y un piso donde viví. Al mes y medio ya estaba instalado en casa y al poco tiempo más había una boda de una prima en mi misma ciudad.

Tengo familiares en otros lugares así que llegado el fin de semana se desplazaron hasta aquí. Ellos se repartieron por las distintas casas de la familia, y yo que había hablado con un primo mío decidimos que se quedase en la mía. Comparto piso con otro chaval, tiene su habitación y yo la mía y además ahí un sofá-cama que es bastante grande y bastante cómodo. Él había pedido el viernes libre en el trabajo para poder estar aquí un poco más de tiempo, así que le fui a buscar a la estación. Hacia un par de años que no lo veía pero me acordaba perfectamente de que estaba bastante bueno. Cuando llegue allí me le encontré esperándome. Yo tenía 20 años y él era cinco más que yo, y si le recodaba que estaba bueno, me quede cortó, estaba buenísimo. Era bastante más alto que yo, estaba cachitas, no exagerado pero jugaba al fútbol y tenía un cuerpo magnífico, unas piernas fuertes, robustas, como sus brazos, una cara de malote, barbita de unos días y unos labios que daban ganas de comérselos allí mismo.

Nos saludamos y marchamos hacia mi casa. Íbamos hablando de todas esas cosas que nos habían pasado en estos años (en mi caso unas cuantas). Toda mi familia sabía que era gay, no es que tenga pluma, pero tampoco tengo la necesidad de ocultarlo. Gracias a esto me ahorré los comentarios de si tienes novia, que tal con las chicas y demás. Él por su parte llevaba unos tres años con una chica, la conocí una vez pero no debían de estar en su mejor momento porque la chica no fue a la boda, pero mejor preferí no preguntar. Llegamos a casa, comimos y nos fuimos a tomar algo, el día en fin discurrió sin ninguna sorpresa. Al día siguiente tenía que trabajar pero luego por la tarde decidimos salir esa noche, yo ya me imaginaba con un tremendo resacon en la boda. Me eche una siesta y nos empezamos a preparar. La verdad es que verle salir de la ducha, con sólo una toalla anudada a la cintura marcando paquete me puso caliente. Nunca había pensado tener nada con mi primo, bueno en verdad sí, pero era mi primo y me daba cierto apuro, además que sabía que tenía novia. Bueno en fina nos preparamos y salimos. Estuvimos con mis amigos y se sintió integrado desde un primer momento, cada uno somos de un padre y de una madre, así que todos somos bastante abiertos.

No se muy bien como pero terminamos en un bar de ambiente. Éramos como unas siete personas y solamente yo soy gay pero bueno a nadie le importa eso. Esa noche conocí a un chico, me pareció atractivo y no dude en liarme con él, pero era de un pueblo y tenía que macharse pronto así que me dejo con todo el calentón del mundo. Nos volvimos para casa y mi primo me empezó a preguntar por el chico que que tal y todo eso. Le dije la verdad, que estaba súper cachondo porque ni siquiera había podido hacer una visitilla a los baños junto a él. Llegamos a casa y él no me había echo más que preguntar por el tema de los chicos, le pregunte entre risas haber si le estaba entrando curiosidad y se estaba volviendo marica. Él se rió pero no me dijo nada. Llegamos, nos dimos las buenas noches y me metí a la cama. No habían pasado ni cinco minutos cuando siento que había recibido un mensaje al móvil. Cojo y le leo y sorpreson, era mi primo que me decía que esa noche quería dormir conmigo. Me quede sin saber que contestar, pero las dudas se me disiparon en segundos, así que le conteste que si quería podía hacerlo. No había pasado ni medio minuto cuando abrió la puerta y me quede como extasiado. Estaba en ropa interior, ese cuerpazo y un bulto considerable debajo de ellos. Le dije pasa y se metió en la cama. Apagué la luz, y me dispuse a dormir, en el fondo y detrás de mi calentura estaba el corte de que fuese mi primo el hombre medio desnudo que tenía al lado en la cama.

Pero el me dijo que no tenía sueño y que quería charlar, le pregunte que de que, dándome la vuelta y quedando a escasos centímetros de él, casi sentía su aliento sobre mi rostro. Me dijo que sin más que de lo de antes. Sabía perfectamente a que se refería, así que le dije, haber pregunta, que es lo que te interesa saber? – Te parece que estoy bueno? – Sí, no estas nada mal, la verdad que tu novia tiene bastante suerte. – Pues creo que ella no piensa tan bien como yo, hace bastante que no hacemos nada. Además… - Además que? – Pues que esta noche al verte con ese chico, me preguntaba que se sentiría hacerlo con otro hombre. – Y te gustaría probarlo? . No me respondió nada, así que su silencio y su respiración entre cortada me hicieron tomármelo como un sí (han pasado tres años así que aunque no me acuerdo mucho de la conversación creo que fue así).

Me acerqué lentamente a sus labios, chocando los míos con los suyos, empecé a introducir mi lengua dentro de su boca, y aunque al principio sólo se dejaba llevar, poco a poco la suya también empezó a jugar con la mía y nos hundimos en un cálido y apasionado beso. Parecía que ambos habíamos deseado este momento desde hacía muchos años. Acariciaba su cuerpo, me excitaba recorrer cada uno de sus músculos bien puestos, recorría su espalda con la yema de mis dedos y baje hacía su trasero. Noté que entonces se ponía nervioso, así que me dirigí a otra parte de su cuerpo, no quería hacerle sentir mal, o que algo fuese demasiado brusco para él. Al cabo de unos minutos era él el que sobaba mi culo con pasión bajándome la ropa interior y metiendo sus dedos entre mis nalgas. El contacto de sus dedos con mi agujerito me pusieron a mil y agarré con fuerza su polla, completamente dura y de un tamaño bastante considerable. Me susurro al oído: Te gustaría chupármela? Vamos si no te da asco. – Asco? Es lo que más deseo en este momento.

Así que sin decir nada más con mis besos empecé a recorrer su cuerpo con mi lengua y mis labios. Me entretuve un rato en sus pezones, que estaban completamente de punta excitados, les lamí, les bese y me dirigí hacía su ombligo, saboreé con mi lengua dentro de él, descendí hacia abajo recorriendo el camino que una fina mata de vello recorría hasta su pubis. Estaba dispuesto a hacerle la mejor mamada de su vida, y creo sinceramente, que lo logré. Empecé besando sus ingles, su respiración fuerte me decía que le gustaba, lamí su polla con la lengua, desde abajo hacía arriba y saboreé sus huevos, me les introducía uno cada vez en la boca, les tenía demasiado grandes y no podía con los dos, me tenía loco y loco le tenía yo. Cada vez soltaba más gemidos y dejé de hacerle sufrir. Así que comencé a chuparle la polla, me introduje primero la cabeza, era grande y estaba llena de líquido preseminal, lo saboreé, se lo limpie cubriéndolo con mi saliva y empecé poco a poco a introducirme toda su verga en mi boca, era grande, pero ya tenía maestría en estos menesteres, así que en poco tiempo sentí su vello púbico contra mi nariz. Aspiré su aroma y me excitó aun más, había transcurrido una noche y era una mezcla a macho y a limpio. Estaba como fuera de mí. Me quede en silencio, con su polla alojada en mi boca y en la garganta y escuché sus gemidos y su voz, entrecortada pidiéndome que siguiese.

Se le mame lo mejor que pude, pero deseaba más, deseaba todo de él, y no iba a desaprovechar esa oportunidad. Saqué de la mesilla de noche un condón y se lo coloqué con la boca, y me senté sobre él, nos besamos y coloqué la cabeza de su pene sobre la entrada de mi ano, y comencé a sentarme poco a poco. No me dolió, estaba tan excitado que sin lubricación conseguí que me entrase sin dolor, fue maravilloso, empecé a cabalgar sobre él, primero lentamente y luego más rápido, nos besábamos a ratos, pellizcaba mis pezones, me hacía subir y bajar como un animal, el arqueaba su espalda contra mí, cada vez que yo bajaba el subía y sentía mis huevos golpear contra su vientre. Cambiamos de postura, me tumbé boca arriba sobre la cama, coloque mis piernas sobre sus hombros y me la metió de un solo golpe. Le miraba a los ojos mientras me follaba, veía su mirada de pasión, de vicio, del más puro placer, se agachaba y me besaba, lamía mi rostro, mi cuello, mis orejas, yo me agarraba con mis piernas en su cintura para evitar que por nada del mundo se saliera de mí. Me follaba como un verdadero animal, parecía que llevase toda su vida sin echar un polvo, y toda la tensión acumulada de esos años la estaba soltando esa noche conmigo. Primero metía y sacaba, luego comenzó a sacarla del todo para enterrarme de golpe su polla, eso me volvía más loco, a la vez él mismo había agarrado mi pene y me pajeaba, la verdad que es una gozada que el tío que te encula te haga una paja, es la gloria. Al rato empecé a sentir como se tensaba, sentía su pija dentro de mi cada vez más dura, la sentía palpitar hasta sentí un calor, que aunque con condón, ardía dentro mío. Se había corrido. Se salio y tiro el condón, se tumbo a mi lado y besándome los labios, el cuello me pajeo, primero lento, luego con fuerza hasta que empecé a largar semen encima de mí. Después nos duchamos juntos, para limpiarme de mi propia corrida y quitarnos el sudor que teníamos encima. Esa noche dormimos juntos.

Al día siguiente me desperté yo primero, me levanté con un dolor de cabeza impresionante, tenía resaca, pero también me atormentaba la idea de cómo se tomaría hoy, un día nuevo, mi primo lo que había pasado por la noche. Yo era gay así que me encantó, pero un hetero no sabes con que te va a salir. Al rato estaba desayunado cuando apareció en la cocina, su aparición causo en unos segundos el mayor silencio que hubo nunca en mi vida. Me dio los buenos días, se acerco a mí y me beso, lo recibí con agrado y me dio las gracias por haberle entregado la mejor noche de su vida. En la boda, tanto en la misa como en el banquete nos sentamos juntos y no paramos de mirarnos y sonreírnos. No se si alguien se daría cuenta pero no me importaba nada. En esto que cuando ya estaban repartiendo la tarta por debajo de la mesa me agarra la mano y la coloca sobre su paquete, la tenía durísima, me susurra – mira como me tienes. Después de la tarta me dijo que si iba al baño, que si le acompañaba. Después de haberle sobado el paquete delante de mi familia sin que nadie se diese cuenta, estaba yo que me subía por las paredes, así que le dije sí. Fuimos hasta los baños y al entrar no había nadie. Entramos en un privado, cerramos con tranco y nos besamos, le desabroche la cremallera del pantalón y saque su pene en toda su magnitud.

Me agache y se la mamé, y esta vez le hice la segunda mamada mejor de mi vida. En esto estábamos cuando sentimos que alguien entraba al baño, pare cuando oí la voz de mi padre y la de mi tío, al principio me asusté de que nos pudieran pillar. Una cosa es saber que tu hijo es gay y otra pillar mamándosela a su primo en una boda. Pero luego la verdad que me dio muchísimo morbo y seguí con mi tarea. Mi padre y mi tío mearon, se lavaron las manos y se fueron. A eso de los diez minutos me dijo que se iba a correr, yo no me la saque de la boca y le seguí pajeando hasta que sentí su lefa llenarme, lo saboreé y me lo tragué, había sido el mejor plato del menú. Entonces me levanto y nos besamos, y me dijo que ahora me tocaba a mí disfrutar (¿disfrutar más?). Desabrocho mi pantalón y bajo mi calzoncillo y agarrando mi pene totalmente duro con una mano la acercó a su boca, paso la punta de su lengua por la punta de mi polla y un escalofrió helo mi cuerpo y me puso los pelos de punta. Chupó la cabeza y poco a poco empezó a tragársela toda, era la primera vez que lo hacía y no tenía mucha practica pero yo creo que más o menos imitando como se lo había hecho yo hizo que estuviera bastante bien, me corrí también en su boca y nos besamos compartiendo mi semen. Nos arreglamos la ropa y salimos con cuidado para que no nos viera nadie. Y la verdad es que nadie se dio cuenta de nuestra tardanza.

Esa noche volvimos a follar, y a la mañana siguiente también, por la tarde le acompañe a la estación, nos despedimos y se fue. Le volví a vez a eso del año, ya no estaba con su novia y volvimos a follar como locos. En casi dos meses tengo otra boda, aquí en mi ciudad, se casa mi hermano, lo que pase ya os lo contaré. ¿Volveré a poner los cuernos a mi novio? ¿Nos lo haremos los tres?.......

Un saludo a todos los lectores y agradeceré vuestros comentarios.