Con mi padre en Jávea
Me voy con mi padre de viaje a Jávea al nuevo apartamento que se ha comprado. Nunca había compartido tanto tiempo con el y la verdad es que me ha sorprendido gratamente.
Por fin llega el verano después de un curso algo complicado. He acabado segundo de bachillerato y además he tenido el selectivo, creo que jamás en mi vida había sentido tanto agobio y estrés. Las notas han sido buenas, así que el curso que viene empezaré por fin la carrera que soñé desde niña: psicología. Siempre me ha llamado mucho la atención la complejidad de la mente humana, las emociones que sentimos y cómo estas nos afectan según las manejemos. Además me gusta escuchar y empatizar con las demás personas, así que creo que seré una buena psicóloga. Por cierto, que no lo había dicho, mi nombre es Maika y soy de Valencia.
Este verano se me antoja divertido, tengo varios planes en mente cómo ir de viaje con mi novio Héctor y su familia a Estados Unidos, que la verdad no me hace mucha gracia que se tengan que encargar de pagarme todo el viaje pero entre que han insistido y que por fin voy a pisar tierras estadounidenses, creo que valdrá la pena sentirme un poco gorrona. También tengo, por lo menos apalabrado, pasar con mis amigas tres o cuatro días en Ibiza. Los viajes con las chicas me encantan para liberarme un poco y disfrutar de largas noches de fiesta. Mi novio es celoso y posesivo y lo pasa realmente mal cuando salgo a divertirme con mis amigas. La suerte que tiene es que lo quiero con locura, sino hace tiempo que habría terminado la relación. Y, el plan más reciente de este verano, pasar una semana con mi padre Juan en su apartamento de Jávea en la playa.
Mis padres se separaron cuando yo tenía 5 años. No tengo demasiados recuerdos de ellos dos juntos. Él es un hombre que siempre le ha dado más importancia al trabajo que a su familia, lo que casi seguro le costó el matrimonio con mi madre. De hecho, mi padre no ha tenido ninguna relación que le haya durado más de un par de meses desde que se divorció, cosa que no me parece justa, pues es un hombre bueno, atractivo para su edad y vive con una sonrisa permanente. Pero así como tiene tanta facilidad para fabricar dinero, el amor ha sido su punto débil. Quizás le haya faltado siempre compromiso y responsabilidad para lidiar con una pareja o familia.
Hace unos meses que mi padre se compró este apartamento aunque se que era una de sus ilusiones desde hacía tiempo. Supongo que su cuenta bancaria solo hace que incrementar y ha sido este año cuando ha decidido darse el capricho y dármelo a mí de paso, pues en la pasión por el mar y la playa me parezco mucho a mi padre.
Hablando con mi madre un día antes de poner rumbo a Jávea, me puse curiosa respecto al matrimonio que mantuvieron mis padres y que fue lo que ocurrió realmente en él para ponerle fin. Hasta el día de hoy, este había sido un tema que nunca había querido tocar en profundidad, no se si por no remover dolores del pasado o simplemente por desinterés. Pude notar en mi madre un alto grado de rencor hacia su exmarido. Mi sorpresa fue doble. Por un lado las ganas que tenía mi madre de hablar de este tema conmigo y que supiera quien es realmente mi padre y la segunda, cuando descubrí que lo que explotó esa relación fueron los adulterios constantes por parte de mi padre. Creo que mi madre debería haberse guardado ese secreto hacia mi, pues evidentemente iba a cambiar mi imagen hacia mi padre y lo peor es que estaba en vísperas de un viaje veraniego con él. Desde luego mi madre tiene mucho pesar guardado y lo que menos iba a tener es miramiento por ese hombre que la traicionó en numerosas ocasiones. Para nada agradecí esa información.
Esa noche, previa a pasar una semana junto a mi padre, mientras trataba de conciliar el sueño, sentía cierta decepción hacia él. Para mi, mi padre siempre fue un hombre noble y cariñoso. Quizás ya tenía una edad para entender que algunas personas, como mi padre, esconden más de lo que muestran.
Al día siguiente, mi padre me recogió a las 8 de la mañana. Le apetecía que saliéramos pronto para aprovechar el primer día al máximo. Además había salido un día estupendo para tomar el sol y bañarse en la playa. Sinceramente traté de olvidar lo que mi madre me había contado el día anterior para poder disfrutar al máximo esa semana entre padre e hija, pero en el coche volvieron estos pensamientos negativos y la verdad, mi fuerte no es el disimulo.
¿Cómo va todo Mayka? ahora que ya has aprobado todo te querrás sacar el carnet de conducir?
Si supongo, es lo que toca -dije seriamente
Avísame cuando estés apuntada a la autoescuela y te enviaré dinero para que lo pagues -dijo intentando hacer de padre
Gracias papá, para sacar la cartera nunca fallas -dije con sarcasmo y cierta maldad
¿Qué narices te pasa? ¿A qué ha venido eso?
Nada, que una se va enterando de cosas que no sabía, pero tranquilo no es nada grave.
Mi padre se quedó callado y se centró en la carretera, me dió la sensación de que sabía perfectamente a lo que me refería y tras un minuto de silencio incómodo, soltó:
- Supongo que te refieres a lo de tu madre no? -dijo por si acaso
Pues por ejemplo -dije en tono enfadado
En esta vida he cometido errores Mayka, como el resto de personas. No es una excusa pero en esa época yo era un niño y no estaba preparado ni para estar casado ni para ser padre. -dijo pareciendo arrepentido
- ¿y por qué te casaste si no estabas preparado? -dije perpleja
- Ya lo sabes, tu madre se quedó embarazada de ti y me sentí en la obligación de hacerlo, era otra época.
- Pues la mamá no parece comprender tu excusa...
- Nunca he tenido fuerza de voluntad para resistir a la tentación de algunas mujeres y eso me ha costado no poder tener relaciones estables, así que para no hacer daño a nadie más, prefiero estar soltero.
- Bueno, por lo menos eso te honra -dije medio convencida y aceptando su excusa.
Mi padre tenía un carisma especial, sus palabras tenían siempre alta credibilidad y era capaz hasta de convencerte de que poner los cuernos era sano para una relación si se lo propusiera. La persuasión debe ser uno de los secretos de su éxito en el mundo de los negocios.
Finalmente decidió cambiar de tema.
- Bueno y ¿cómo te va con el noviete? ¿Se llamaba Héctor no?
- Si Héctor, pues bien ahí vamos, aunque reconozco que pasar un tiempo sin él me viene bien para despejar la mente. A veces me agobia un poco, siempre quiere que estemos juntos y pegados y hasta cuando salgo de noche con mis amigas se mosquea.
- Pues eso no es bueno cariño, el tiene que respetar tu espacio. Aunque claro... con una novia como tu, yo también sufriría. -dijo en tono de burla
Me reí ante este último comentario sin darle más importancia, mi padre siempre tiene palabras aduladoras para todo el mundo.
Llegamos a Jávea pasadas las 9 de la mañana y fuimos directos al apartamento. Era la primera vez que lo iba a ver y estaba expectante. Mi padre me lo había descrito como no excesivamente grande, pero acogedor y con buenas vistas al mar. Así fue, el apartamento era pequeñito pero era un encanto. Tenía dos habitaciones y dos baños, la cocina era abierta y el salón tenía un gran ventanal con vistas directas al mar. Me sentía super afortunada, pues iba a poder disfrutar de este apartamento cuando lo requiriese.
Mi madre me había comprado un bikini hace unas semanas y tenía muchas ganas de estrenarlo. Me fui a mi cuarto, donde mi padre ya me había puesto la cama, una mesa y un armario para que dejase mis cosas, y me cambié.
Al salir, mi padre ya me estaba esperando en la puerta con las toallas y unas raquetas para jugar en la playa. Llevaba puesto un bañador muy bonito de Tommy Hilfiguer que seguro que le costó un ojo de la cara. Me impactó ver su cuerpo, hacía años que no le veía sin camiseta y me sorprendió como mantiene su aspecto físico y así se lo hice saber.
- Jolines Papá, veo que sigues haciendo deporte -le dije sonriendo
- Si hija, uno ya va teniendo su edad y hay que cuidarse… intento salir a correr tres días a la semana y además estoy jugando mucho al tenis con Cristobal -dijo muy orgulloso
Cristobal era su mano derecha en asuntos del trabajo. A mi padre también le encantó que le adulase. Al final a todo el mundo, aunque sea tu propio hijo o hija, le gusta que le reconozcan su trabajo y eso refuerza cualquier autoestima.
Llegamos a la playa, la cual estaba pegada al apartamento. Había gente pero no en exceso y buscamos una zona que estuviera despejada para dejar las toallas y tumbarnos para tomar el sol. El sol esa mañana era potentísimo, de los que como no te pongas crema te vuelves a casa hecha una gamba. Comencé a ponerme crema, primero por los brazos, los hombros y la tripa y luego por las piernas. Para la espalda le pedí a mi padre que me ayudara, a lo que accedió sin problemas. Noté que tenía unas manos grandes, acordes con su estatura de casi 1,90 y además tenía mucho tacto y dulzura a la hora de pasar sus manos por mi espalda. La verdad que eso me sorprendió y me gustó.
Realmente, era la primera vez que iba a convivir con mi padre tanto tiempo. Normalmente, nos vemos los fines de semana o algún día suelto. Estaba empezando a ver detalles en mi padre que me gustaban, tras haber olvidado esos pensamientos negativos con los que comencé el viaje tras lo que me confesó mi madre. Me cuesta entender cómo este hombre, que parece tan atento y cordial, le ha ido tan pésimamente en el amor. ¿Esconderá algo más o tendrá doble cara?
Estuvimos alrededor de una hora en la playa, comentando cosas de nosotros mismos que no sabíamos mientras tomábamos el sol. El calor era insoportable, por lo que ni siquiera llegamos a jugar con las raquetas de playa y nos acabamos metiendo en el apartamento antes de lo previsto.
Al llegar al apartamento, me pegué una ducha fría que me sentó de perlas, me puse un short ajustado y una camisa de tirantes. No se porque motivo, en mi subconsciente, quería llamar la atención de mi padre o que me hiciese saber lo guapa que me veía. Mi novio, aunque era muy empalagoso y controlador, nunca ha sido de regalarme el oído. Siempre he pensado que es su estrategia para no intentar subir demasiado mi autoestima y así tenerme más controlada, demostrando con ello la baja autoestima y seguridad que tiene el mismo. Quizás por ello, necesito escucharlo de otras personas, aunque proceda de mi propio padre.
Salí del cuarto y me dirigí hacia la cocina, donde ya estaba mi padre preparando la comida. Tenía al fuego la pasta hirviendo y estaba a la vez cortando unos tomates para una ensalada. Entré con unos andares sensuales, esperando algún comentario por su parte, pero todo lo que me dijo es que fuese poniendo la mesa. Me sentí muy estúpida por las tonterías que era capaz de hacer por recibir un piropo...o ¿realmente lo que quería era un piropo en especial de mi padre?
Durante la comida me preguntó si me apetecía que hiciéramos algún plan para la noche. Le sugerí salir a cenar a algún restaurante y luego tal vez ir a tomar una copa. Mi padre que todavía conserva su espíritu fiestero y no le importa trasnochar si es necesario, aceptó de inmediato mi sugerencia.
Después de una tarde tranquila, donde hablé con mi madre y mi novio mientras mi padre se echó una buena siesta de dos horas por lo menos, me fui a arreglar para salir por la noche y decidí que me iba a lucir de arriba a bajo. Esta tenía que ser mi noche y si… quería que mi padre se fijara en mí, incluso lo más preocupante es que quería sus caricias. No se que me pasaba pero quería tener un contacto más físico con mi padre y me desconcertaba el hecho de sentir que quizás me estubiera volviendo loca.
Vestida de gala y con la actitud de comerme el mundo, nos fuimos a cenar a un restaurante japonés. La cena fluyó muy bien entre risas y cada vez se notaba más conexión entre nosotros. Desde luego que esta semana juntos la estábamos afrontando desde una perspectiva distinta de padre e hija, parecíamos más colegas que otra cosa. Tras disfrutar de un buen combinado de sushi, pollo rebozado con salsa de soja y un buen vino con el que nos pusimos a tono, nos marchamos a un pub irlandés. Mi padre conocía al dueño de este pub y la verdad que nos atendieron genial e inclusive nos invitaron a un gin tonic. Yo estaba empezando a sentirme bastante ebria, pero lejos de sentirme perjudicada por el alcohol, estaba cada vez más agusto y desinhibida.
- ¿Bueno papá, no me vas a sacar a bailar?
- Me tendrás que enseñar a bailar esta música Mayka, porque esto del reggaeton en mi época no se escuchaba en ningún sitio. -dijo sin mostrar mucha preocupación
- eso está hecho papi, es muy fácil ya lo verás -dije emocionada
Sabía que con este tipo de música, que se baila muy pegada y lleva implícita bastante tonteo, conseguiría despertar en mi padre alguna sensación que no fuera precisamente paternal. En ese momento, gracias al estado de ebriedad en el que me encontraba, no me culpabilizaba de mis morbosas intenciones y los arrumacos de mi culo hacia sus polla iban en aumento. Pero mi padre no respondía e incluso se hacía el tonto ante mis descontroladas insinuaciones, cosa que en ese momento me sentó como un tiro.
- ¿Papá qué te pasa? -dije gritándole al oído, pues la música no dejaba conversar
- Mayka, me encanta verte bailar y lo haces genial, pero esto que estás haciendo está mal. Soy tu padre. -dijo no del todo convencido
- Sé que soy tu hija, pero también soy una mujer y quiero que me veas como tal.
Mi padre puso una cara que me fue muy difícil de interpretar. No sabía si estaba a punto de explotar, coger el coche y llevarme de inmediato a casa de mi madre en Valencia o si finalmente iba a corresponderme.
- Mayka vamos a casa. -dijo mi padre muy serio
Una vez llegamos a casa, que serían alrededor de las 2 de la mañana, mi padre me dijo que me sentará en el sofá y que hablasemos de esta situación. El fue primero a preparar dos gin tonics más, los dejó en la mesita de centro y se sentó a mi lado. Pero antes de que él abriera la boca para hablar me adelanté y le dije:
- Perdón papá, la verdad que no se que me ocurre, pero desde que empezamos este viaje me has sorprendido en bastantes cosas y digamos que me está gustando.
- Gracias hija, la verdad es que yo también estoy muy agusto contigo. Escúchame bien, entiendo perfectamente de lo que me estás hablando y aunque no te lo creas yo estoy sintiendo algo parecido. Pero yo soy tu padre y tu eres mi hija y debemos controlar esto.
En ese momento no me lo pensé ni dos veces y fui directa a besarle. Que me hubiera dicho que él estaba sintiendo algo parecido era el empujón que necesitaba para lanzarme. Para mi sorpresa me aguantó el beso más de 5 segundos hasta que de repente:
- Para Mayka, basta ya!! -dijo impotente por no haber logrado controlar ese beso.
Notaba en mi padre esa rabia de no haber logrado frenar algo que sabe que moralmente está muy mal visto. Pero yo ahora veía en su cara que estaba deseando seguir con esto y no me acobardé y le dije mirándole a los ojos:
- Papá, relájate y déjame que me encargue de esto. -dije con la cara más sensual que había puesto nunca.
Me fui directa a desabrocharle el cinturón mientras volvía a darle un beso. Esta vez fue un beso mucho más relajado, el cual me correspondió y donde ahora sí me dejó probar su lengua. El me cogió dulcemente de la cara y me susurró al oído:
- Gracias hija, que sepas que lo estaba deseando desde el principio, menuda semanita nos espera cariño.
- Papá hazme el amor pero ya por favor. -le dije excitada perdida
Mi padre me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio. Todavía seguíamos bajo los efectos del alcohol pero eso ya no era una excusa. Lo estábamos deseando los dos.
Le dije a mi padre que se tumbara en la cama. Proseguí a desabrocharle el cinturón que había dejado anteriormente a medias. Tenía unas ganas inmensas de ver lo que se escondía debajo de sus calzoncillos. Notaba por el bulto que tenía un buen tamaño, desde luego mi padre ya estaba listo para la función. Cuando finalmente la saqué de los calzoncillos, me quedé petrificada por el gran aparato que manejaba mi padre, fácilmente tendría 18 o 19 centímetros de longitud y de gordura iba sobrada. La polla de mi novio Héctor no estaba nada mal pero esto eran palabras mayores. Comencé a lamerla suavemente por la punta, quería ver como mi padre se iba poniendo cada vez más a tope.
- ¿Te gusta papi?
- Me vuelves loco cariño, Héctor tiene mucha suerte contigo.
- Ahora verás como se lo hago a él normalmente.
Procedí a metérmela entera en la boca, subiendo y bajando de arriba a bajo y ensalivándola para que estuviera bien humedecida. Mi padre no dejaba de jadear y parecía que estaba disfrutando la felación de su hija. Por su forma de jadear parecía que estaba a punto de correrse y fue él quien me dijo que me frenase, que ahora le tocaba a él.
Mi padre comenzó a quitarme el vestido mientras volvió a acercarse a mi boca para besarme, yo estaba completamente fuera de mis cabales. Me quitó las bragas y empezó a lamerme el coño. Se centraba mucho en mi clítoris y comencé a gemir descontroladamente e incluso me temblaban las piernas por el placer que estaba sintiendo. Tenía miedo de despertar a los vecinos que estarían ya durmiendo seguramente. Mi padre movía su lengua a un ritmo perfecto, se notaba que tenía mucha experiencia. A mi madre se le olvidó comentarme eso el otro día, pensé yo. Estaba completamente mojada y no podía más.
- Vamos papi, métesela a tu nena. -dije desesperada
- Voy mi vida
Se puso encima de mí, en la posición del misionero y comenzó a penetrarme. Difícil describir lo que sentí mientras cada centímetro de su miembro entraba dentro de mí, no me lo podía creer, mi padre me estaba follando. Mis gemidos llamaron la atención de mi padre, quien me dijo:
- Gimes igual que tu madre cariño, que recuerdos tan bonitos me estás trayendo. -dijo mientras me seguía dando amor
- ¿Así? Pues quiero que me lo hagas exactamente igual que a ella. -dije cegada por el morbo de la situación
- Pues ponte a cuatro patitas, que era la posición favorita de tu mamá.
Me sentía sucia de lo que estaba haciendo, si mi madre me viera seguro que me tiraría de casa, pero justo pensar en mi madre me excitaba el doble.
Mi padre me agarró del culo y comenzó a empotrarme contra el cabecero de la cama. Le pedí que me llamase Maite, que era el nombre de mi madre. Estaba a punto de correrme y quería acabar por todo lo alto el mejor polvo de mi vida. Mi padre también estaba a punto de correrse y quería que lo hiciese dentro de mí.
- Papi, no te preocupes de nada que tomo la pastillita. Acaba dentro de tu niña.
Así fue, acabamos los dos al mismo tiempo en una sincronización perfecta mientras me inundó la vagina con su semen. Quedamos rendidos sobre el colchón.
Después de 20 minutos sin lidiar palabra, disfrutando de esa descarga de energía, nos miramos y nos besamos. Los dos sabíamos que esto era el comienzo de una preciosa etapa de pasión prohibida.
El resto de la semana fue más de lo mismo, dormí todas las noches con él y lo hicimos cada día. Habíamos roto esa barrera y acabamos sucumbiendo a la lujuria. Fue sin duda la mejor semana de mi vida y ya tenemos hablado de repetir esto muchos fines de semana.
Desde luego que este verano ha empezado muy bien.