Con mi novio de viaje, un ex profe me llama

Mi novio estando de viaje me llama por teléfono, tenemos una charla caliente, pero me deja con ganas de algo más... real.

Con mi novio de viaje, me habla un antiguo profesor de la Uni

Esta experiencia, fue algunos meses después de mis travesuras en Cuba –si no las han leído, en verdad se las recomiendo. Advierto que –como será obvio- algunas partes son inventadas, pero para que las identifiquen, las pondré en cursivas .

Mi novio se había ido a un viaje de negocios a Estados Unidos y aunque sólo se fue por una semana, una nunca sabe cuándo se va a sentir…necesitada. Aquel sábado, estaba sola en casa viendo la tele poco después de comer, cuando me llamó Javier –mi novio- y luego de los saludos habituales, me empezó a decir que estaba viendo una película con unas escenas medio cachondas que lo estaban poniendo a mil. Entonces comenzó a decirme que le gustaría estar conmigo en ese momento, -¿Y qué me harías, eh? Le pregunté. Ante su rico relato, yo –que estaba sólo en playera de tirantitos y mi panty- me puse el teléfono de diadema y comencé a acariciarme la conchita por encima de la panty negra que llevaba…cerré los ojos y me imaginaba cada palabra suya…mmmmmmmm, cómo me calentaba, siempre fue bueno para esas ricas llamadas masturbativas; y para cumplirlas. Cuando subió mi temperatura, acaricié mis tetas y pellizcaba mis pezones para que se pusieran más duros y empecé a masturbarme por dentro de la panty. A los pocos minutos tuve mi orgasmo; fue delicioso. El problema es que me había quedado con ganas de una rica cogida real, no sólo una de fantasía. Curiosa y afortunadamente, unos momentos después recibí una llamada de un profesor que tuve en la universidad. Cuando fui su alumna y después su asistente, fue que empezamos a ser amantes y aún lo somos eventuelmente; y según supe varias alumnas y todas sus asistentes, lo han sido y/o lo son. A mi la verdad me daban un poco de celos, pero era guapo y con dinero, así que podía tener las que quisiera. En realidad sólo por eso era –y es- profesor, para conseguirse jóvenes amantes. Una de ellas –eso sí- después de mi, Bety, mi propia hermana.

Volviendo al relato, les comentaba que recibí la llamada de mi ex profesor –Marco- para invitarme a una reunión que tenía en su casa. Me dijo que no era nada formal, sólo una reunión con varios amigos y que mandaría al chofer por mí. Accedí y me arreglé para la ocasión; una faldita negra, liguero, una pequeña panty negra –también el bra- y una blusa blanca de botones. No, el bra no se transparentaba. Cuando íbamos hacia la casa de Marco, de vez en cuando cruzaba las piernas distraídamente, para calentar un poco al José Luis –el chofer-. Seguro se dio su buen taco de ojo…así yo también iría calentando motores. ¿Para qué me dejan picada?

Había unas veinte personas en la reunión y se notaba que ya llevaban al menos un par de horas tomando, pues más de uno que otro se veía muy relajado o relajada. Marco me presentaba con algunas personas y enseguida me ofreció una copa, yo no tenía ganas de tomar, pero ante su insistencia le acepté una paloma. Bailé con varias personas y todos los hombres se me arrimaban y me tocaban lo que podían so pretexto del baile; inclusive algunas mujeres que llegaron a bailar conmigo, lo hacían muy cachondamente. Algunas de las mujeres se veían demasiado desinhibidas y estaban fajando en la pista o en algunos sillones. Cuando bailé con Marco, se me pegaba en las nalgas y sentía como su paquete se endurecía o me agarraba las nalgas con bastante descaro y yo trataba de que fuera más discreto

-No seas travieso

-¿Quién te manda, Teresita?

-Muy quitados de la pena tus amigas, ¿no? –le dije, viendo a unas chavas que estaban en un sillón fajando con un muchacho.

-¿Qué? ¿Antojo?

-Aún no.

Estábamos en la barra platicando con un par de amigos de Marco, cuando de pronto me sentí particularmente mareada y cada vez más caliente, fue muy extraño porque no había tomado mucho y la sensación fue repentina, no paulatina. Me sentí, más o menos como cuando fumas marihuana –he fumado pocas veces- como si no fuera yo, como si estuviera viendo una película. No dije nada y para disimular di un par de tragos más a mi bebida, sin embargo creo que se me notó porque Marco me dijo que por qué no me recostaba un rato.

-Sí, yo creo que sí.

-Ven, te llevo al cuarto de huéspedes. Con permiso. Ven, preciosa. Me agarró del brazo y me abrazó de la cintura y bajaba la mano lentamente para acariciarme las nalgas. El muy cabrón me subía la falda, pero no tenía fuerza o conciencia para impedírselo; Qué ricas nalguitas, mi amor. Yo sentía cómo me mojaba la panty y deseaba que me cogieran de inmediato, lo necesitaba. Entrando al cuarto –uno de los varios cuartos de huéspedes- cerró la puerta, me jaló hacia él y comenzó a besarme mientras me levantaba la falda hasta subirla hasta mi cintura, me agarraba las nalgas y me pegaba a su paquete, que ya estaba bastante duro

-Mmmmmmmm, qué rico; le decía mientras movía la cadera para juguetear con su paquete. Me sentía ardiendo; Cógeme, Marco, cógeme ya. Entonces me subió al secreter y me abrió la blusa de un tirón, arrancándome varios botones; cómo me calentó eso. Enseguida me lamió y mordisqueó las tetas sin quitarme el bra, sólo lo hizo a un lado. Bajó lamiéndome el abdomen hasta la concha, hizo a un lado la panty y me la comió…-sí, papi, cómetela, es tuya…ay, qué rica lengua. Yo apretaba su cabeza contra mi panochita. Nunca me había sentido tan necesitada de verga.

-Mmmmmmmm…mmmmmmmmmmm…sigues tan sabrosa después de tantas cogidas…qué rica panochita, princesa. Mmmmmmmmm…mmmmmmmm.

-Ya métamela, profesor- Siempre nos calentó ese jueguito del profesor y la colegiala. Métamela, ¿si? Marco se puso de pie, me agarró del cabello, me acercó a él y;

-¿Quiere que me la coja, señorita Hernández?; yo le abría el pantalón y sacaba su deliciosa verga y la masturbaba un poco para que se hinchara más.

-Sí, profe. Cójame. Quiero que me la meta; acomodé su verga en mi entrada, él hizo a un lado mi panty y de un empujón me la metió hasta adentro. Ay, qué rico. Así, así, dale duro; Marco me bombeaba y me agarraba de la cintura, jalándome hacia él.

-Apriete, señorita, como usted sabe.

-Sí, profe, como usted diga. Aaaaaaaaaaahhhhhhhhh.

-Me encanta por puta, señorita Hernández.

-Sí, soy su puta, profe; luego de unos momentos me cargó, me besó y se sentó en la cama. Me seguía cogiendo mientras me chupaba las tetas. Me incliné hacia atrás para que entrara mejor y me movía hacia atrás y hacia delante para ayudarle con el bombeo.

-Ya te extrañaba, Teresita.

-Méteme un dedo en el culo

-Uy, ¿pues de qué me perdí en Cuba, eh? ¿te divertiste? ¿te la metieron rico?

-Sí, profe, muy rico. Me la metieron por todos lados. Moja tus dedos y métemelo en el culo…-me metió su dedo índice en la boca y se la mamé como si fuera su verga; lo sacó y me lo metió en el culo. Me hice hacia delante para que pudiera meterlo mejor y para que me chupara las tetas. Me bombeó otro rato y cuando estaba por acabar me dijo:

-¿Dónde los quieres, Tere?; mientras le mordía la oreja le dije:

-Por atrás…-entonces me jaló hacia la cama para que quedara de perrito, paré más el culo, él se hincó detrás de mí, me levantó la falda y mientras me hacía a un lado la panty y me penetraba, me decía:

-¿Te gusta que te la metan por detrás verdad? Eres bien caliente, Tere. Pronto probaré tu culito, también, debe ser bien apretado. –Me la metió de un tirón; en efecto me encanta que me la metan de perrito- Ah, qué rica, panochita. –aceleraba su bombeo; signo de que acabaría pronto. En la cabecera de la cama había un espejo en el que nos veíamos; él con la cara cada vez más roja y mis tetas bamboleándose en cada arremetida. Otra cosa que me he dado cuenta que me gusta es ver cuando me cogen. –Ahí voy, ahí voy

-Vente, mi amor, vente…ah-ah-ah…ayyyyyyyyy, sí –sentía su caliente lechita llenarme y cómo bombeaba su verga dentro de mí. Dámela, dámela toda-a-a-a-a-a. Marco me daba los últimos empujones.

-Qué rico cojes, siempre lo he dicho.

-¿Te sigue gustando?

-Siempre. –me recosté y en pocos minutos me quedé dormida. Ni cuenta me di cuando Marco salió del baño.

Tiempo después, no tengo idea de cuánto, entraron dos tipos al cuarto…y así debe haber comenzado todo

-Y sí que está buena la nena, eh.

-Lo que se come el pinche Marco cada que quiere.

-Pues vamos a probarla, ¿no? Al fin y al cabo ya nos dio luz verde. Mira qué nalgas, suaves…y todavía huele a sexo.

-Y tiene una boca de mamadora y unas tetas...

-A ver, vamos a tocarle la panochita -de repente sentí unas caricias en mis nalgas y cómo una mano se acercaba lentamente a mi concha. No sé cuánto pasó desde que me cogío Marco, pero seguía algo desorientada y bastante caliente, por lo que en cuanto me tocó la concha, esta comenzó a humedecerse- Uy, sigue mojadita, la muy puta. –casi en ese mismo momento, creo, sentí que algo rozaba mis labios, olía a sexo, así que debía ser una verga.

-Vamos, chupa, chúpala, putita. ¿Cómo dijo que se llamaba?

-Se llama Tere. –un poco más conciente, pero aún muy desorientada, comencé a mover levemente la cadera. Seguía queriendo coger. El que estaba sobre mí, me masturbaba mientras me pegaba su verga a mis nalgas, el otro seguía untándome la verga en la cara y yo comenzaba a reaccionar-. Ya está bien lubricada -en cuanto dijo eso, me levantó una pierna y me metió la verga en la concha, instantes después el otro me la metió en la boca y se mamé con toda la calentura que pude. Lo masturbaba mientras le daba lengüetazos, chupaditas y lamidas de huevos.

-Ay qué rico la chupa, la cabrona esta, eh.

-Mmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmmm…denme verga, denme verga, cabrones. –aún me sentía ardiendo, como una verdadera puta deseosa de ser cogida por muchos hombres, por todos lados y por mucho tiempo, aun no sé qué fue lo que sucedió.

-Ni la ropa se quitó la muy guarra –dijo el que me la metía por atrás, mientras me lamía la oreja, me mordía el hombro y me masajeaba las tetas.

-Quiero a los dos adentro

-Golosa, la niña…jajajaja.

-Démosle gusto. –al que se la estaba mamando se acostó en el piso y yo lo monté, el que me la estaba metiendo se puso detrás de mí de rodillas y me la metió en el culito, poco a poco

-Ay, así, cabrones…chúpame las tetas; yo levantaba un poco más la cadera para que entrara mejor el que estaba detrás.

-Estás bien apretadita, Teresita. –yo movía la cadera para que se vinieran, quería sentir su lechita caliente dentro de mí. De repente, oí una voz detrás

-Coge rico, ¿verdad? Déjame probar ese culo, Juanito. –él se salió y se paró a mi lado para que se la mamara…eso hice. El que había hablado era Marco, no sé cuánto llevaba ahí, si había visto todo o acababa de llegar. El caso es que se puso detrás, me puso algo en el culo –parecía aceite- y me la metió de un tirón más o menos fuerte. Fue la primera vez que tenía algo en cada uno de mis hoyitos…una rica verga en la concha, otra en la boca y una más en el culo; eso sí, no fue la última. Yo me movía lo más cachondo posible y se la mamaba a Juanito –ahora supe su nombre- para que se viniera en mi boca.

-Y sí que tienes un culo rico, Teresita. Y regresaste más caliente de Cuba.

-Mmmm…llénenme de lechita, cabrones…mmmm…mmmmmm, sentí cómo ya sus ricas vergas se hinchaban y aceleré mis movimientos y la mamada a Juan.

-Aaaaaaahhhhhhhh, me vengo, me vengoooooooooo….

-Mmmmmmmmmmmmmm….mmmmmmmmm

-Te voy a llenar el culo de lechita, pinche Teresitaaaaaaaaayyyy –sentí delicioso-

-Toma tu lechita, tómatela, putita. –cuando Juan se estaba viniendo en mi boca, sentí una nueva carga de lechita en mi culo, lo que hizo que brincara un poco, se me saliera la verga de Juan de la boca y me salpicara un poco el cachete y el cabello. Pero enseguida volví a metérmelo a la boca, para que acabara de venirse en mi boca

Cuando terminaron, me metí a bañar y luego el chofer me llevó a mi casa. Algún tiempo después le tocaría una probadita a él.