Con mi mejor amigo

El último día de curso mi mejor amigo y yo salimos de fiesta y nos emborrachamos hasta acabar en mi casa

Aquí os dejo mi primera vez con mi mejor amigo. Espero que la disfrutéis tanto como la disfruté yo. Y si es así ya me diréis.


Salva y yo llevábamos siendo amigos desde quinto, cuando él llegó al colegio. Desde entonces nos habíamos llevado muy bien y estábamos siempre juntos. Pero era el última día de clase de 4º de la ESO y Salva había decido que 1º de la bachillerato lo haría en otro instituto donde el bachillerato de ciencias puras tenía mejor fama. Cuando me enteré me dio una pena terrible ya que me encantaba nuestra rutina. Salva pasaba a por mí para ir al colegio y me dejaba en casa a la vuelta; se sentaba al lado mío en clase y por supuesto estábamos juntos todos los descansos. No nos separábamos casi ni para ir al baño.

Era nuestra última vuelta a casa juntos desde el colegio. Una vez ya en mi puerta, y con la alegría de haber terminado las clases encontrada con la tristeza de que ese fuese a ser nuestro último paseo, los dos nos dimos un abrazo en el umbral de mi puerta.

  • Bueno, nos vemos esta tarde en la plaza a las 7, que tenemos mucho que celebrar y lo mejor es que acaba de empezar el verano! - Dijo Salva intentando levantar el ánimo a ambos.
  • Claro! Al menos nos la pillaremos, que hay mucho que celebrar.

Está claro que ahora con perspectiva, que Salva se fuese a estudiar a un instituto a la otra punta de Burgos tampoco era un drama, pero el hecho de perder aquellas rutinas nos daba una pena que se siente más intensa con esos años.

Salva se giró con cierta resignación y echó a andar camino a su casa. Yo me quedé mirándole. Era un chico de 1,83, rubio de ojos verdes y piel morena. Tenía un cuerpazo fruto de ayudar a sus padres a cargar y descargar en su empresa, con un culo y unos brazos increíbles. No tenía prácticamente vello en el cuerpo ni barba y tenía una cara de pillo que no podía con ella. Yo estaba absolutamente enamorado. Loca y perdidamente. Pero claro, en aquellos años en Burgos no había mucha opción de salir del armario ni con tus amigos. Al poco de quedarme embobado mirándole, me giré y entré en mi casa. Mis padres ya estaban esperándome con la comida lista. Querían comer conmigo e irse corriendo el fin de semana fuera. Era perfecto, porque me dejaban la casa sola para mí justo el fin de semana que terminaba las clases. No es que tuviese pensado hacer una fiesta ni nada, pero iba a pasar mejor la resaca del día siguiente estando solo en casa que teniendo que disimular. Nada más terminar de comer ellos iniciaron su viaje y yo me fui a echar una siesta de las buenas, de las que se echan en la cama.

RIIIING!!!

De repente mi sueño se vio interrumpido por el teléfono.

  • Estás ya listo? Pasas a por mí?
  • Joder Salva, me acabas de despertar. Pero qué hora es?
  • Aun estás durmiendo?? no jodas, que llegamos tarde! Si no vienes ya, voy yendo yo.
  • No, espérame que salgo en 5 minutos, de verdad.

De verdad no, pero bueno. Me afeité y duché todo lo rápido que pude y me fui directo a casa de Salva a todo correr.

  • Joder con tus 5 minutos.
  • Bueno, ha sido solo un poco más.
  • Jajajajaja tranquilo, si cuando te he llamado me acababa de despertar de la siesta. Solo quería meterte prisa para que no te eternizases, que sé que eres una princesa presumida.
  • Jajaja que cabrón... pues es a ti a quien hay que venir a recoger a su casa princesa. Perdone que me haya olvidado la carroza.

Entre risa y risa nos dimos un abrazo-forcejeo zanjando la broma. Cada abrazo de Salva hacía que mi corazón se diese la vuelta.

Habíamos quedado con el resto de la clase para tomar unas cañas primero y luego ir a hacer botellón. Cuando llegamos ya estaban todos esperándonos y protestando por todo lo que tardábamos.

  • Ha sido Salva, que se acaba de despertar.
  • Jajaja que cabrón, si te he tenido que llamar yo para despertarte! Por cierto, tus padres al final se han ido este finde?
  • Si, pero no te emociones.
  • Ya, ya. Tranquilo, que solo era por saber.
  • Pues ya lo sabes.

Otras veces que mis padres me habían dejado solo en casa Salva se había venido a fumar algún porro, cenar y jugar a la play o ver una peli. Si se quedaba muy fumado a veces se quedaba a dormir, pero hoy el plan era otro. La idea era salir hasta la muerte, llegase cuando llegase. Y efectivamente llegó.

Las cañas nos las estuvimos tomando con toda la clase y ya cayeron varias. Aprovechamos para cenar algo entre las tapas que nos ponían y alguna ración que pedimos. Salva que comía como si en su casa no le alimentasen arrasó con lo que pudo para hacer “colchón”. Estaba claro que esa noche íbamos a por todas.

Después de las cañas nos fuimos toda la clase a comprar bebida y a hacer botellón a un descampado donde iba toda la ciudad. Salva y yo en aquella época acabábamos de dejarlo cada uno con su rollo para poder empezar el verano solteros y disfrutar a saco. Realmente yo dejé a Marta porque no me gustaba y estaba frito de tener que disimular; y Salva dejó a Ana porque quería tirarse a todo lo que se movía. Mientras hacíamos botellón estábamos de risas con los colegas y de paso, a cada tía que pasaba le metíamos una ficha. Salva en el fondo lo hacía fatal porque además se moría de vergüenza, pero daba igual porque como era guapo y estaba bueno, pues ligaba aun boicoteándose a si mismo. Tenía a un par de chicas de la clase locas por él y que no estaban dispuestas a dejar pasar la oportunidad de ligar con él hoy.

Salva, que comenzó a beber copas sin control pronto empezó a estar inestable. Era su momento de desfase en el que se soltaba y hablaba con todas. Yo, también bastante borracho seguí hablando con los de clase sin prestar atención a los malos intentos de ligar de Salva y de sus pretendientas. De repente Jose pegó un grito de sorpresa mirando detrás de mí:

  • Eeeeeese Salvaaaaa

Salva acababa de comerse la boca con una de las chicas de clase y ahora se ponían ambos rojos al ver que Jose les interrumpía. Salva de todas formas iba tan ciego que ya se tambaleaba y en cuestión de segundos su cara pasó de roja a pálida y le dio un arcada, vomitando en sus pies y en los Sonia, la chica con la que estaba. Ésta pegó un grito de asco y susto y se retiró varios metros hacia su grupo de amigas.

  • Joder Salva, que asco. No sabes beber!

Yo, rápidamente me acerque a coger a Salva que seguía echando todo lo que había comido y bebido esa noche.

  • Joder Salva, si no son ni las 2. Qué prisa por acabar tan pronto la noche.
  • Tío, perdona. Voy muy ciego...
  • Pero tanto has bebido??
  • Ñe...

Salva no podía ni vocalizar prácticamente.

  • Bueno, vamos a sentarnos a ver si se te pasa un poco, o prefieres andar?
  • No, no. Vamos a sentarnos un segundito.

Nos fuimos a un poyete para que él se pudiese sentar mientras yo me seguía tomando la copa. El círculo con los chicos de la clase se hizo alrededor nuestro y continuamos la noche como si nada. Salva parecía que se intentaba animar y volvió a tomarse un par de copas más, volviendo a subirle el pedo. Joder, era incombustible.

  • Señores, nos vamos a la discoteca? - dijo uno de clase.
  • Salva, tu quieres ir?
  • Si, por qué no?
  • Hombre, porque has vomitado hace menos de una hora.
  • Tu quieres ir?
  • A mi me da un poco igual. Voy pedo y me tomaría aquí algo más, pero me puedo fumar un porro tan tranquilo, que esta noche creo que no va a dar mucho más de sí. - realmente lo que le estaba proponiendo era beber hasta acabarnos la bebida y que luego nos fuésemos a mi casa a fumar.
  • Me parece perfecto. Hoy va a haber una cola de dos horas para entrar en la discoteca. Nos quedamos aquí bebiendo y cuando se acabe nos vamos.

Nos quedamos Salva, yo y 6 más de clase pero Sonia se había ido asqueada a la discoteca. Seguimos bebiendo de risas todos. A eso de las 5 nos echamos la última copa y Salva mirándome me dijo:

  • Bueno, que?
  • Vamos? - cada vez que me miraba me derretía. Quería comerle esos los labios carnosos por los que moría.
  • Vamos.

Nos despedimos de todos y nos llevamos la última copa de camino a mi casa tambaleándonos de un lado a otro de la calle. A medio camino me dieron ganas de mear y paré en un seto sujetando el vaso con la boca. Al poco de sacarme la polla Salva se puso a mear a mi lado. Me quedé mirando su polla. Era grande aun estando relajada y dejaba salir un chorro potente. Sus pelos estaban recortados, pero no depilado.

  • No meas o que?
  • Joder, me lo has cortado.
  • A ver si te voy a poner nervioso...

Si el supiera...

  • Calla coño, que si no me concentro no puedo mear. - lo que me pasaba es que se me estaba poniendo dura. Al poco Salva dejó de mear y se apartó del arbusto, y acto seguido comencé a mear yo.

Dejé de mear, me la guardé y continuamos camino a casa.

  • Joder, vaya pota que has echado tío... jajaja.
  • Jajajaja y creo que Sonia no se lo ha tomado muy bien, no?
  • Jajajajaja joder, se la has echado encima de las botas.
  • Bueno, tampoco es que me gustase tanto. A lo mejor me ha dado ella ganas de vomitar...
  • Ella o los litros de alcohol que te has bebido esta noche.
  • Que me estoy bebiendo.
  • Jajaja, pues eso. Brindemos.
  • Por nosotros.

En ese brindis, además de chocar las copas, nos abrazamos el uno al otro. Nos miramos fijamente a los ojos y seguimos andando. En el fondo nos queríamos a rabiar y sabíamos que iba a haber cambios, por lo que llevábamos toda la noche con una especie de congoja que intentábamos ocultar.

Cuando llegamos a casa lo primero que hice fue quitarme las zapatillas. Salva fue más allá y se quitó también la camiseta y los pantalones quedándose en unos boxer ajustados que hicieron que me diese un calambre en la polla y al ver que me quedaba mirando y pensando que era por mi sorpresa y no por mi excitación, me miró sonriendo con su cara más pícara y me dijo:

  • Qué? Así si me vuelvo a poner malo, al menos ya estoy con el pijama para que me metas en la cama. Así que venga, hazte un porro que está amaneciendo.

Y era cierto. El sol empezaba a salir y el cielo comenzaba a aclararse. Nos fumamos un porro en el jardín viendo como poco a poco se hacía de día y a las pocas caladas nos quedamos doblados. Salva se había quedado palidísimo.

  • Salva, estás bien? Te ha dado un pálida? Vamos a la cama?
  • Ssssi...
  • Pues venga, que pongo una peli y nos quedamos sobados arriba.

No atinaba a decir ni dos palabras seguidas. Claramente el alcohol y los porros fueron una mala opción. Cuando se quedaba en casa dormíamos los dos en mi cama que era de 1,35 y aunque había sitio, acababa habiendo algo de roce, que yo disfrutaba de tal manera que no me dejaba dormir.

Nada más llegar al cuarto Salva se tiró en medio de la cama. Ahí estaba, solo en calzoncillos, marcando una polla dormida y grande, con dos huevazos que me moría por lamer. Le moví un poco hacía su lado, puse una peli cualquiera y me tumbé a su lado.

  • Pon una porno – dijo Salva sin poder articular bien las palabras debido al alcohol, a los porros y a que ya estaba medio dormido.
  • Jajaja te ha dejado Sonia cachondo? Pues no haberle vomitado.
  • Noooo, pero pon una pornoooo
  • Si no te puedes ver ni la polla, para qué quieres ver una porno.
  • Que siiii... - Dicho esto Salva se sacó la polla aun flácida – ves como si que me la puedo ver. Venga ponla.

Me estaba poniendo cachondísimo y bastante nervioso. Tras una breve pausa accedí.

  • Veeeenga, de qué la quieres ver?
  • Lo que tu quieras – dijo con los ojos ya cerrados pero sin calzoncillo y agarrándose la polla. - Aunque aun flácida, iba poniéndose morcillona mientras se la magreaba.

Joder como me estaba poniendo. Salva y yo habíamos compartido ducha en el gimnasio y nos habíamos visto desnudos mil veces, pero nunca nos la habíamos cascado juntos.

Puse una orgía donde había de todo. Tíos con tías, tías con tías y algún tío comiéndose una buena polla. Nos la fuimos cascando ambos poco a poco. Yo realmente a la peli no le estaba haciendo ni caso. Solo miraba la polla de Salva que ya estaba dura como una piedra. Era bastante grande, de unos 17 o 18 cm y gorda como mi muñeca. El cabrón calzaba una polla que ya me gustaría a mi, aunque en ese momento, en lo único que pensaba era en comérmela. Con la excitación nos habíamos olvidado coger el papel para limpiarnos.

  • Joder, espera que voy a por el papel para luego.
  • Oook.

En lo que tardé en levantarme e ir al baño a por papel Salva se había quedado dormido con la polla aun dura en la mano. Yo no sabía que hacer porque en ese momento era como si hubiese ganado la lotería. Me volví a la cama y con la peli aun puesta me dediqué a hacerme la paja deleitándome de tenerle tan cerca, de sentir el olor de su polla. Estábamos totalmente pegados por lo que mi brazo rozaba constantemente con el suyo. No tardé mucho en correrme debido a lo cachondo que estaba.

  • Salva, que te has quedado dormido. Apago, eh?
  • Déjame.

Eso era una clara señal de que apagase. Salva estaba tan dormido que seguía desnudo con la polla en la mano. Yo no dejé pasar la oportunidad y tampoco me puse los calzoncillo, total, si me decía algo le podía decir que yo también me quedé dormido en mitad de la paja. Apagué la luz y me quedé mirando su polla en la oscuridad de la habitación. Solo un rayo de luz entraba por la ventana a través de la persiana que estaba bajada casi del todo. Un rayo que me permitía ver perfectamente como la polla de Salva no bajaba. Yo no podía quedarme dormido por lo que me giré para ponerme de lado, con mi espalda hacía él. Notaba la raja de mi culo rozar la parte exterior de su muslo lo que me provocaba una erección que no conseguía a bajar. Notaba su respiración, sus cuatro pelos de las piernas me hacían cosquillas y yo estaba que no cabía en mí de gozo. Y de repente tosió medio en sueños y se giró hacia mi. Su giro dejó su polla, aun dura, rozando mi raja, su pecho casi pegado a mi espalda y su mano en mi cadera. Notaba su respiración casi entrecortada. Ya no sabía si estaba durmiendo o no. Mi corazón empezó a latir como si estuviese corriendo una maratón. Solo quería tener esa polla dentro de mi así que me moví un poco hacia él, presionando lévemente mi culo contra su polla. No es que estuviese haciendo fuerza, pero la polla entró milímetros dentro de mi raja. Los justos para que mi excitación estallara y que él supiese que ahí estaba mi culo. Mi corazón iba a mil por hora. Tras unos segundos quietos conteniendo la respiración, él volvió a acercarse de manera casi imperceptible, pero que haciendo más presión con su polla en mi raja. Sentí como comenzaba a chorrear liquido preseminal en mi culo. Los dos permanecimos quietos unos segundos más. Yo tenía la polla tan dura y estaba tan cachondo que no sabía si llevábamos así un segundo o dos horas. Me armé de valor y volví a acercar mi cuerpo al suyo, pero esta vez no fueron unos milímetros. Subí un poco una pierna y me eché para atrás, dejando su glande chorreando en mi agujero. Mi espalda estaba totalmente pegada a su pecho por lo que notaba su corazón como el de un caballo al galope. Estaba Salva despierto? Su respiración cosquilleaba en mi nuca con sus labios prácticamente rozando mi cuello. Sus piernas pegadas a la parte posterior de las mías y su mano abrazando mi cadera. No estábamos separados ni un milímetro y en ese momento yo decidí seguir acercándome más pero esa vez, su polla ya no tenía más recorrido que entrar dentro de mí. En ese último empujón Salva reaccionó. Dejó de respirar y se incorporó ligeramente en la cama para mirarme la cara. Yo seguía con los ojos cerrados, por lo que no pude ver su expresión. Quitó su mano de mi cadera lo que me partió el corazón; por un instante pensé que todo se había acabado, pero al segundo la volvió a poner y volví a notar su cuerpo totalmente pegado al mío de nuevo. Sus labios ya descansaban en mi nuca, y su respiración, más contenida, mecía mi pelo. Salva apretó un poco más su polla contra mi agujero hambriento. Lo tenía tan abierto que noté como la punta de su polla entraba unos milímetros dentro de mí y de forma involuntaria di un pequeño gemido. Si no hubiésemos estado en completo silencio no se habría oído, pero no fue así. Los dos nos quedamos quietos unos segundos con su polla pugnando por entrar y conteniendo nuestras respiraciones y yo, armándome de valor volví a empujar para clavarme la mitad de su glande. Salva entendió que yo estaba tan deseoso como lo podía estar él y en ese momento dejó de hacerse el dormido. Su mano ya no estaba en mi cadera, su mano ahora agarraba mi cadera con fuerza. Sus labios ya no se posaban en mi cuello, ahora se apretaban en un beso apasionado contra mi nuca. En ese momento su polla aumentó su presión considerablemente contra mi culo y entró todo su glande. Yo volví a gemir ya sin intentar contenerme lo que animó a Salva a seguir y liberar toda la excitación que tenía.

  • Quieres que te la meta? - me dijo acercándose a mi oído.
  • Si, métemela joder. Pero con cuidado.
  • Tranquilo, que vas a disfrutar. - y volvió a hacer presión metiendo un poco más el tronco de su polla. Era tan grande que sentía como me abría en canal.
  • Joder, duele un poco.
  • Ssshh, ahora se te pasa. Si me vas a pedir más.

Me puso tan cachondo que ya me daba igual todo. Salva sacó su polla de mi culo, la embadurnó con saliva y la dirigió a mi agujero. Jugó un poco con él, presionando, entrando muy poco y volviendo a sacarla, restregándose contra mi raja, mientras yo gemía y abría más mi culo para recibir ese pedazo de polla. Contuvimos ambos la respiración y Salva me la clavó de una estocada hasta casi la mitad de su polla.

  • Aaaaahhhh!! joder
  • Te duele?
  • Nnnnsi, un poco
  • La saco??
  • No, no, espera. - se hizo un silencio mientras mi culo se amoldaba al grosor de su polla. Y pasados unos segundos el dolor fue convirtiéndose en placer.- Sigue por favor.

Dicho esto, Salva volvió a dar un golpe de cadera y me la volvió a clavar hasta los huevos. Sentí como entraba cada centímetro dentro de mí; sus huevos apretando contra mi culo y sus pelos haciéndome cosquillas. Estaba en el séptimo cielo. Volví a gemir con esa segunda estocada lo cual encendió más a Salva.

  • Joder, qué culo tienes. Qué rico. Te gusta mi polla, eh?
  • Si joder, me encanta.
  • Te gusta que te la clave entera? - me decía mientras me la clavaba hasta el fondo.
  • Si, clávamela por favor.
  • Buah, que cerdo eres... estoy súper cachondo.

Salva intensificaba su follada totalmente abrazado a mi cuerpo y mordiéndome la nuca. De las embestidas que me daba, poco a poco fuimos girándonos hasta acabar bocabajo con Salva totalmente encima mío. Yo con las piernas abiertas notaba como entraba y salía completamente de mi culo. Como mi agujero ya no oponía ninguna resistencia y se quedaba abierto pidiendo que lo rellenasen. El ritmo de la follada no paraba de crecer y yo no paraba de gemir.

  • Joder tío, como sigas gimiendo así como una zorra me voy a correr
  • Si, córrete dentro. Quiero que me des toda tu leche.
  • Buah, tranquilo que vas a saber lo que es una buena corrida.

A Salva se le había pasado todo el pedo en cuestión de minutos y ahora bombeaba mi culo como si tuviese un taladro. Se puso de rodillas, me cogió de las caderas y tiró hacía él dejándome a cuatro patas con él ojete totalmente expuesto.

  • Buah, ahora vas a saber lo que es una polla – y me la clavó de un solo golpe, con todas sus fuerzas. Sus huevos rebotaban contra los míos y yo comencé a gemir como una zorra. - Te gusta eh? Te gusta que te den polla? Haberlo dicho antes que te habría dado más.

Salva estaba totalmente fuera de sí. Me follaba con tal fuerza que tuvo que agarrarme de los hombros para que no saliese disparado y me golpease la cabeza contra el cabecero de la cama. Cabalgamos así no sé cuanto tiempo, pero yo no podía estar disfrutando más. Sus manazas ásperas agarraban mi culo, apretándolo y azontándolo. El placer se multiplicaba con cada azote. Salva fue intensificando las embestidas, clavándomela cada vez más fuerte, más rápido y más profundo. Mis gemidos hacía tiempo que habían dejado de ser contenidos y mi cuerpo contra acompasaba al suyo, para conseguir que me la metiese aun más profundo. En un momento dado comenzó a follarme rapidísimo. Salva se iba a correr así que me comencé a pajear para corrernos al tiempo. Su respiración se cortó, dio un fuerte berrido y noté como su polla me regaba por dentro. No sé cuantos trallazos soltó, pero los disfruté todos mientras me corría. Acabamos tumbados él encima mío mientras su polla continuaba echando leche dentro de mi culo y propinándole los últimos espasmos. Su respiración poco a poco volvía a la normalidad en mi nuca y nuestros dos cuerpos se resbalaban el uno con el otro debido al sudo y la saliva.

Después de esta follada qué pasaría? Estaba acojonado. Cambiaría Salva su forma de ser conmigo? Se arrepentiría?