Con mi madre universitaria ( I parte )

Un hijo decide comenzar su carrera universitaria y su madre finalizar su último año en la misma facultad. En medio de su confianza y relación, el sexo llamará a sus puertas de la residencia de estudiantes.

Por fín lo había conseguido, había entrado a la carrera universitaria que tanto deseaba hacer ya que mi madre me había influenciado desde muy pequeño con lo de ser abogado, y me animó a hacerlo con el tiempo al comprobar que yo tenía una excelente carisma y que sabía tratar a las personas.

Mi madre se llama Maribel y desde hace unos diez años trabaja en un colegio de abogados. Comenzó siendo secretaria y con la experiencia ganada llego a hacer sus pinitos como procuradora. Sin embargo, para que le dieran el puesto fijo le exigían terminar su carrera de derecho que no terminó cuando era joven. A sus 21 años solo le faltaba un año para terminarla y tuvo que abandonar debido a que se quedó embarazada de un compañero de su clase. Aquella pareja, sin ninguna experiencia resultó en un matrimonio forzado y posteriormente dieron lugar a conflictos familiares a gran escala que no vienen al caso.

Llevo viviendo solo con mi madre mas o menos el mismo tiempo que ella comenzó a trabajar en el colegio de abogados. Mi padre se volvió a casar por aquel entonces con otra mujer pero mi madre mantuvo todo este tiempo sin conocer a nadie y sobre todo porque se centraba mucho en su trabajo.

Una tarde ella me dijo que este año iba a terminar su carrera de derecho al mismo tiempo que yo comenzaba. Aquella idea al principio no me agradó mucho ya que era mi primer año de universidad en el que iba a dedicarme al menos el primer cuatrimestre a conocer gente, amigos, chicas, sexo y fiestas. A mis 20 años tenía mis hormonas alborotadas, jamás había estado con ninguna chica y la idea de tener a mi madre en la misma facultad que yo, me cortaba mucho el rollo, pero por otro lado me alegré por ella porque siempre hemos tenido una comunicación maravillosa y una confianza envidiable, tanto así que durante el verano fui con ella a un centro comercial y le compré un sujetador de los caros y tangas de color que fueran a juego, en casa me enseñó cómo le quedaban de bien, y vaya si lo era!

He de reconocer que a sus 41 años tiene un cuerpo muy apetecible, siempre le ha gustado hacer ejercicio en casa y se ha cuidado bastante bien por lo que además tiene una suave y jovial piel morena. Lo que más destaca como mujer es su voluptuoso y redondo culo ya que ella es bajita, alrededor de 1,60 con una talla 95b de pecho, por lo que todas las miradas de los hombres que pasan por la calle se fijan en sus piernas y su culo. Yo me siento afortunado cuando soy su acompañante y en casa solemos ser muy cariñosos el uno con el otro, incluso solemos jugar en la cama a tener “guerra” como por ejemplo que se sube encima mío y comienza a darme suaves mordidas en mi cuerpo y yo le respondo o bien, acariciando sus lumbares o dándole azotes inocentes y suaves en sus nalgas, adoro acariciar su espalda desnuda desde arriba hasta abajo. Pero siempre nos hemos mantenido en los límites sin llegar a más.

La facultad quedaba muy lejos de nuestra casa, por lo que tuvimos que buscar un alojamiento cerca de allí, habían numerosas ofertas de pisos... todo caro… pero yo descubrí en la página web de la universidad una residencia de estudiantes que era muy barata con habitaciones individuales, lo que yo estaba buscando. A mi madre le gustó la idea y aceptó.

En septiembre nos inscribimos en la residencia y preparamos nuestras maletas para ir ya que era un viaje de 3 horas en coche. Al llegar nos topamos con un inconveniente: solo quedaban dos habitaciones libres con un solo baño compartido.

  • ¡Esto no puede estar pasando! - Grité para mis adentros, sí o sí me tocaba compartir con mi madre al menos el baño y ya a a estas alturas tenía que aguantarme.

Sin embargo con los días todo parecía ir relativamente bien, mi madre me daba espacio y privacidad y yo por mi parte socializaba mucho con la gente de la residencia. Pero todo cambió cuando se realizó una fiesta de bienvenida en la residencia, al principio mi madre se mostró reacia a ir:

  • Que vergüenza Charlie…- me dijo- una señora mayor rodeada de jovencitos, me sentiré muy incómoda, no están acostumbrados a ver una mujer madura siendo estudiante y mucho menos viviendo en la residencia con su hijo.

  • Sí mamá tienes razón- le respondí con serenidad- pero por otro lado quiero presumirte, quiero que los tíos se queden perplejos al verte.

  • Ya claro hijo...- rió ligeramente sin creer mucho mi comentario- tu sabes perfectamente que no soy atractiva para los jóvenes, y si me miran como tal es porque sus hormonas están tan alborotadas que les hace lucir como si desearan de verdad a alguien como yo.

  • Mamá… - le repliqué – ¡tu sabes lo que tienes! Ese hermoso culo quita el hipo a más de uno, créeme, me he fijado en los pobres idiotas de la calle que se quedan embelesados con tu figura.

Rió entonces efusivamente y me respondió con un tono burlón:

  • ¡Pero que cosas dices mi vida! Se de sobra que te gusta mi culo, hay días que me das tantas nalgadas que acabo con el culo rojo, creo que nos estamos pasando últimamente eh?

  • ¡De eso nada! - respondí con un tono coqueto – ese culo es mío y tengo derecho a darle todos los azotes que quiera. En fin mamá… ¿Qué me dices?

-Está bien Charlie… deja que me arregle y te acompaño.

Fuimos vestidos de manera muy informal, mi madre llevaba unos vaqueros y una blusa algo escotada de color rojo. No sé si lo hizo aposta pero, llevaba el vaquero que más me gustaba de ella simplemente porque era el que más le resaltaba a su culo respingón. Inmediatamente podía notar a los jóvenes mirándola de forma lujuriosa y obviamente yo me hacía notar al lado de ella.

La fiesta fue más bien monótona, no había mucha comida y la música era aburrida.

Pasada media hora estábamos a punto de irnos cuando de repente un estudiante gritó a través de un megáfono:

  • ¡¡Es hora de las novatadas!!

Mi madre y yo nos quedamos mudos sin saber que hacer, en un momento a otro aparecieron estudiantes veteranos con cubos llenos de porquería y nos lo tiraron encima al igual que al resto de estudiantes novatos. Los gritos de asco se escuchaban a mi alrededor al mismo tiempo que se desprendía un hedor insoportable en mi ropa. No tenía ni idea de qué era, creo que era comida rancia mezclada con aceite y vinagre… el caso es que mi madre y yo quedamos completamente bañados en esa mezcla que nos hacía dar arcadas. Estábamos irreconocibles si nos mirábamos, así que sin pensarlo un solo segundo corrimos de vuelta a nuestra habitación. Ya nos habían dado la bienvenida los listillos así que podíamos irnos sin problema.

Cuando llegamos a la habitación, mi madre rápidamente abrió la puerta del baño y se dirigió a darse el mayor duchazo de su vida, pero en ese momento le interrumpí:

  • ¡Espera mamá! ¿Cómo que vas a ser tu la primera? Yo no puedo soportar más este olor tan repudiable, dejame ducharme a mi primero.

-Tu estás loco – respondió mi madre con los ojos entreabiertos del asco – fíjate en mi pelo, tengo trozos de carne podrida, ni aunque me lo lave tres veces seguidas va a desaparecer este olor.

-Pues yo no estoy dispuesto a tener sobre mi piel esta guarrada más tiempo, me niego! - le dije con un tono serio.

Mi madre se quedó pensando un momento, no sabía que hacer, si ignorar mi comentario o por el contrario ayudarme. Entonces continué:

  • No puedo esperar más tiempo mamá, yo voy a ducharme ya, me da igual todo!

Inmediatamente me dirigí a la ducha y cuando me quité la camiseta y los pantalones, mi madre se me adelantó, me dejó anonadado… sin decir una sola palabra se quitó su pantalón vaquero y su blusa, quedando en ropa interior. Ella lo tenía decidido , quería ser la primera en ducharse y me lo dejó claro cuando sin pudor alguno, se quitó el sujetador y su culot.

  • ¡¡Mamá!! - Grité instintivamente por su acción, aparté la mirada un momento mientras le decía- eso es trampa, no puedes hacerme esto.

  • En la guerra todo vale – respondió burlona – ahora cierra la puerta y dejame ducharme – acabó diciéndomelo con un tono más autoritario.

Me tenía acorralado, ella estaba convencida de que yo era tan vergonzoso que no podría mostrarme desnudo delante de ella, amis 20 años todavía no tenía un cuerpo musculoso ni nada, era un chico con un cuerpo atlético de 1,65 que destacaba más bien por su cara bonita. Pero en ese momento la situación me generó un morbo intenso, de esas situaciones de la vida que sabes que rara vez ocurren. Entonces la miré directamente a sus ojos con una mirada de complicidad mientras hacía un recorrido visual por su hermoso cuerpo que lucía frente a mí.

Tenía unas tetas hermosas, me las había imaginado caídas pero nada de eso, la gravedad aún no había podido con ellas. Pude notar unas areolas grandes de color marrón oscuro rodeando los pezones aplanados de mi madre en ese momento.

Bajé un poco más la mirada y me quedé embelesado con su cadera y su vientre, una cadera femenina de esas que son perfectas a la hora de parir. Tenía las piernas ligeramente separadas y pude contemplar rápidamente sus labios mayores prominentes de un color más oscuro que su piel, adornado por una pequeña mata de pelo negro de su pubis.

No sé exactamente cuanto tiempo pasó mientras me daba un banquete visual con su cuerpo, mi madre aún seguía a la espera que me fuera, me miraba con impaciencia, entonces abrió el grifo y sin pensármelo dos veces, le pregunté:

-Mamá… ¿Puedo ducharme contigo? No creo que pueda esperar tanto, en lo que tardas lavándote el pelo y demás.

  • Está bien hijo...- respondió sutilmente dadas las circunstancias, podía entenderlo – pero no me mires tanto que ya de por sí me parece una situación rara, ya no tienes 5 años.

Yo no dije nada, me quité toda mi ropa mugrienta y entré a la ducha lentamente con cierto titubeo y una expresión de pudor en mi rostro mientras mi madre aún seguía mirándome de frente bajo el agua que mojaba su cuerpo.

La primera sensación que me vino fue extraña y a la vez maravillosa, como si nuestra relación madre-hijo llegara a un nivel tan alto de confianza y compañerismo que incluso ducharnos juntos ya parecía algo normal. Pero ya de entrada estaba desobedeciendo, mis ojos no dejaban de enfocar a sus hermosas tetas que brillaban a causa del agua. Con todo el descaro seguía bajando la mirada hasta su pubis con una expresión casi hipnótica por mi parte, era la primera mujer que había visto desnuda frente a mi y lo que más me gustó en ese momento fue que era Maribel: mi madre.

  • ¡Toma! Aquí tienes el shampoo – dijo ella acercándomelo con su mano.

Me había regresado a la realidad con su voz, entonces reaccioné y recibí el shampoo al mismo tiempo que recibía el agua en mi cuerpo. La emoción era tan grata que ya me había olvidado por completo de la suciedad que tenía mi piel.

Intentaba controlarme, hacía todo lo posible para que no se me pusiera dura delante de ella porque de ser así, lo más probable es que se acabara el espectáculo y además me ganaría una buena bronca por parte de ella. Me concentré en respirar profundamente… cerraba mis ojos por momentos...pensaba en otra cosa…realmente era un trabajo difícil pero la ventaja era que el agua fría ayudaba a calmar la tensión de mis músculos.

-¿ Estás bien cariño? Te noto incómodo – preguntó mi madre terminando de enjabonarse completamente.

  • Claro que sí mamá, me siento genial solo que no estoy acostumbrado a verte más hermosa que de costumbre.

Ella no dijo nada pero su mirada expresó un amor puro y de agradecimiento por mis palabras.

De repente, aún enjabonada, me abrazó… sentí su piel resbaladiza y suave acariciar cada parte de mis poros...su espuma se pegaba a mí con fuerza y el calor que desprendían nuestros cuerpos desnudos me embriagó aún más… la rodee con mis brazos en su espalda, estaba claro que no iba a bajar a tocar su culo como de costumbre porque mi pene se pondría tieso enseguida. De todas maneras comencé a sentir mi sangre fluyendo allí abajo, tenía mi miembro pegado a su abdomen y antes de que se diera cuenta la solté para continuar enjabonándome.

Hubo un momento en el que ella se dio la vuelta para aclararse la piel y pude ver por primera vez su culo desnudo en todo su esplendor, ¡Que nalgas tan perfectas! Pensé al momento… muchas mujeres a su edad lo que darían por tenerlo de esa manera...que rico sería tocarlas con mis manos ahora mismo… en teoría podría hacerlo con el pretexto de que tiene aún jabón allí y aprovecharía para meterle mano disimuladamente.

Todos estos pensamientos me invadían con fuerza y sucedió lo inevitable...tenía la polla súper dura, incluso me sorprendí yo mismo al notar que su dureza era mayor que de costumbre, al punto que me estaba comenzando a doler ligeramente si no me tocaba.

Mi madre aún no se había dado cuenta, había terminado de aclararse y estaba a punto de lavarse el pelo, entonces se agachó ligeramente para dejar caer todo su pelo hacia adelante.

Fue como si se pusiera en posición para que yo pasara a la acción, esas nalgas morenas no paraban de tentarme así que decidí arriesgarme.

Con mi mano derecha comencé a acariciarlas pero con cierta firmeza para que no pensara mal. Ella no se inmutó… al parecer intuía que tenía aún jabón atrás y no me dijo nada, entonces aproveché para meter la mano más hacia adentro por su entrepierna a pocos centímetros de su vulva.

Mi madre dio un respingo hacia atrás y me dijo algo seria:

-¡Oye! Cuidado con pasarse de los limites eh?

Retiré la mano tan rápido como pude, ella seguía agachada lavándose el pelo. Agarré mi polla y comencé a pajearme lentamente mientras observaba su culo con lujuria, estuve así alrededor de un minuto que a mi parecer fue eterno...solo escuchaba los latidos fuertes de mi corazón sumado a una gran sensación de excitación. Fue entonces cuando mi instinto básico le ganó a mi razón y me acerqué a sus nalgas para que mi polla tocara con lascivia sus cachetes y que además ella sintiera el calor de mi miembro… Estaba dispuesto a todo...

Puse mi polla en medio de sus nalgas y mi glande comenzó a ocultarse dentro de ellas, lo movía de arriba a abajo de una forma lenta pero firme.

Mi madre se quedó inmóvil, como petrificada por la situación. Obviamente tuvo que sentir una textura muy cálida en su culo que no se asemejaba a mis dedos y al intuir qué era realmente la dejó sin saber qué decir o hacer. Ella se terminó de aclarar el pelo y se dio media vuelta rápidamente y me dijo con un tono algo molesto:

  • No puedo darte un dedo de confianza porque te tomas la mano entera…

Observó mi polla totalmente levantada hacia arriba y confirmó para sus adentros su sospecha. Entonces continuó:

  • Date la vuelta, voy a restregarte la espalda para que termines de enjabonarte y terminemos esto ya.

Supongo que era lo más normal… pensé. Me sentí algo desilusionado al saber que había terminado todo tan pronto pero por otro lado me alegré de que ella no se enfadara conmigo por abusar de la confianza que mi madre tenía en mi.

Mientras ella me enjabonaba la espalda, sentí sus manos acariciarme con dulzura, como si me dijera que no pasaba nada y estaba todo bien entre nosotros. Luego acercó sus manos a mi pecho y lo acarició también, ella seguía detrás mio, por tanto no podía ver su cara ni su cuerpo ni tampoco sabía qué estaba pensando. Mientras acariciaba mi pecho me susurró con un tono más calmado:

  • Nunca has estado con ninguna chica verdad mi vida?

  • ¿Cómo lo sabes mamá? - pregunté con vergüenza

  • A tus veinte años tienes las hormonas alborotadas y si nunca has estado con nadie es normal que tu pene reaccione de esa manera ante una mujer desnuda, pero no pensé que fuera a pasarte conmigo, con una señora vieja y poco atractiva.

-Mamá por favor… - dije algo molesto por su último comentario sobre ella- tu sabes que no me gusta que te digas vieja, aún tienes un cuerpo 10 y no sé cómo no quieres entenderlo. Si no fuera cierto...no me habrías excitado tanto como lo estoy ahora.

Mi madre bajó sus manos por mi vientre y con su mano derecha acarició el tronco de mi miembro con las yemas de sus dedos.

  • Ya veo… además estoy sorprendida de cuanto“has crecido” -dijo ella sin dejar de acariciarlo.

Mi polla era una novedad incluso para mi, la situación y el morbo me dio una excitación enorme y la tenía un poco más grande que de costumbre ya que suele rondar los 17 cm.

Comencé a cerrar mis ojos y a dar pequeños suspiros de placer al sentir los dedos de mi madre acariciarme el glande con sus yemas, hacía una ligera presión en él y luego continuaba acariciándolo. Luego bajó su mano derecha y agarró mi polla con firmeza para comenzar a pajearme de una manera casi imperceptible. Me concentraba en su mano cálida con mis ojos aún cerrados. De pronto, con su otra mano comenzó a acariciar mis huevos… Se me escapó un gemido notorio cuando lo hizo… que placer estaba sintiendo… los movimientos de la mano se hicieron cada vez mas fuertes y rápidos. Estaba seguro que no podía aguantar mucho y ella lo sabía, por mis evidentes jadeos y mis ojos cerrados haciendo esfuerzo por no acabar tan pronto.

Paró entonces de pajearme, y volvió a acariciar mi glande con sus dedos y su otra mano mi pecho.

Entonces me volvió a susurrar:

-Date la vuelta… quiero verla esta vez.

En un estado hipnótico me di la vuelta y miré su hermoso cuerpo de frente. Sus ojos estaban clavados en mi polla y la expresión de mi madre era de un morbo total. Notaba en su miraba que hacía mucho tiempo no estaba con ningún hombre y al tener una polla firme como un mástil y ligeramente levantada hacia su mirada la estaba empezando a excitar.

Se agachó sin decir nada y comenzó a masturbarme una vez más, esta vez con más soltura e inhibición con su cara a escasos centímetros.

Era tan buena en sus movimientos… sabía donde acariciar y cuando hacerlo… mis gemidos eran la clara muestra de mi aprobación. El líquido preseminal me estaba comenzando a salir y yo aún seguía luchando por no correrme tan pronto.

Cerré mis ojos para concentrarme de nuevo, pero esta vez mi madre no me ayudó… a traición se metió ese trozo de carne en su boca, no sé cómo hizo para abarcarla toda. Esta sensación si me llevó a un placer más intenso.

Comencé a notar como la saliva caliente de mi madre mojaba por completo mi polla y sus movimientos con la boca se hicieron mas notorios. Sentía su lengua juguetear con mi glande dentro de su boca, sentir como la giraba tan rápido me hacía retorcer de placer. Luego con sus labios comenzó a succionarlo y pude ver como saboreaba cada centímetro de aquella polla.

  • Joder ma… no sabía que fueras tan buena... – dije con voz baja entre gemidos- me encanta…

Con su mano derecha comenzó a acariciarme los huevos sin dejar de mamar, notaba mis testículos apretados y apunto de querer vaciarse. No se qué era más excitante, si el cómo me la estaba chupando o escuchar el sonido que hacía con su saliva al chupar y succionar.

Miré hacia mi madre que aún estaba en cuclillas y noté como se comenzaba a masturbar con su mano libre en su coño de una manera muy suave y disimulada al mismo tiempo que el exceso de saliva se escurría por los labios de mi madre y caían grandes gotas al suelo de la ducha.

Sentí el punto de no retorno en mi cuerpo cuando ella me succionó con fuerza el glande…

  • Ma… estoy a punto de correrme… me voy a correr…. Me voy a correr… - decía con rapidez en medio de mi estado máximo del clímax.

Pensé que dejaría de chuparla al escucharme y comenzaría a pajaearme para eyacular sobre su pecho o al suelo, pero no lo hizo… superó mis expectativas:

Al escucharme, se la sacó de la boca y comenzó a pajearme mientras sacaba la lengua hacia afuera y apoyaba mi glande encima. Me pajeó con rapidez y firmeza sin dejar de mirarme a los ojos. Entonces solté un gemido alto junto con una gran cantidad de chorros de semen dentro de su boca, salía con tanta fuerza que no aterrizó nada en su lengua sino hacia lo más profundo de su garganta.

No sé cómo hizo para abarcar todo ese esperma en su boca y tragárselo todo sin que se le escapara nada, aún así algunas gotas se la salían por la comisura del labio.

Cuando recuperé la consciencia miré a mi madre y ella con la polla todavía pegada a sus labios, me sonrió al ver mi cara de satisfacción y acto seguido chupó una última vez mi glande para quitar los restos de semen que me habían quedado en la abertura para dejármela limpia. Al hacer esto, me dolió un poco debido a que mi glande estaba super sensible pero me encantó ese final. Ella notó que lo tenía sensible así que me miró el glande y le dio un beso cariñoso para luego incorporarse.

Yo aún seguía excitado, quería hacer el amor con ella…

Cuando se levantó me acerqué a besarle el cuello y con mi mano derecha comencé a acariciar sus labios menores y su abultado clítoris.

Mi madre no se resistió, separó ligeramente las piernas para facilitar el acceso a mis dedos. ¡Que lubricada estaba! Podía meter dos dedos sin dificultad en su vagina, sus labios menores estaban muy lubricados. Bajé mi cara hasta sus tetas y me centré en sus pezones, los chupaba, lamía y mordisqueaba sin dejar de masturbarla.

Quería devolverle el favor… darle un oral de ensueño. Entonces me agaché sin titubear y acomodé mi boca entre su vulva. Separé más sus piernas y comencé a comerme ese coño de manera exacerbada. Los fluidos de su vagina se pegaban a mi nariz y notaba ese sabor ligeramente ácido con un suave olor a limón. Me encontraba extasiado chupando su clítoris mientras mi madre comenzaba a gemir con fuerza y de un momento a otro, me agarró con fuera la cabeza para que no me despegara y hacía presión hacia ella, como si quisiera que yo me metiera más adentro de su cavidad.

  • Que rico mi vida… comeme el coño… comemelo...- jadeaba mi madre mientras susurraba con dificultad.

Finalmente ella me soltó la cabeza y apoyó sus brazos hacia atrás contra la mampara, como buscando un punto de apoyo para no resbalarse ya que yo estaba notando como sus piernas estaban comenzando a temblar y a perder fuerza por momentos.

Esa fue la clara señal que me dio para que yo me esmerara aún más y poder darle uno de los mejores orgasmos desde hacía años.

Los gemidos de mi madre se intensificaron… estaba a punto de correrse… agarré sus muslos firmemente para que no se resbalara. Sus piernas temblaban con fuerza y entonces… me apretó la cara con sus piernas. Sus gemidos ya no los escuchaba con claridad porque mis oídos estaban completamente tapados con sus muslos con fuerza. Con mis ojos cerrados, me centré en mi tarea.

Mi madre tuvo un squirt intenso en ese momento, de no haber sido por mi ayuda, habría caído al suelo. La miré entonces, tenía una cara de éxtasis con los ojos ligeramente cerrados y su boca emitiendo jadeos de cansancio.

Al mirarme, se rió con regocijo por la experiencia y por la situación extraña entre los dos.

Yo quería follarmela en ese momento… me levanté y con mi polla en la mano iba a meterme en su coño, pero ella me detuvo y me dijo:

  • Cariño espera… - dijo recobrando el aliento y la consciencia – no deberíamos seguir… nos hemos pasado completamente…

  • ¿Qué pasa?¿ No te ha gustado? - pregunté inquieto en medio de mi excitación.

  • Al contrario… ha sido algo maravilloso, hacía años no me sentía tan plena y llena de felicidad… pero esto no está bien… esto que hemos vivido simplemente surgió por nuestros deseos carnales que llevaban, por mi parte mucho tiempo sin ser satisfechos. Y ha sido la mejor experiencia de mi vida...contigo mi amor...Pero no quiero que se vuelva a repetir, de acuerdo?

No dije nada, pero ella pudo notar mi cara de frustración y una ligera tristeza, me terminé de aclarar el cuerpo junto a ella y salimos de la ducha.

El resto de la noche seguíamos igual de siempre, como si nada hubiera pasado. Pero yo sabía que en el fondo ella estaba deseando tenerme dentro de ella… mi intuición así lo veía y estaba convencido. Pero fue su rol de madre que la echó para atrás. En todo caso, quería que mi meta de hacer el amor con ella se hiciera realidad, por lo tanto, durante los próximos días en medio de clase tendría que idear algún plan o estrategia para que pudiera cumplir mi mayor fantasía y que además, ella lo deseara tanto como yo.