Con mi madre por una borrachera

Por causa de una borrachera, tuve que duchar a mi madre y luego desnudarla... estaba tremenda.

El relato que voy a narrar a continuación me sucedió hará un año, y es el sueño de muchos, aunque en esta ocasión la vida a querido premiarme a mi con ello.

Me llamo Ismael, y vivo solo con mi madre y algunas temporadas con mi abuela. Hacía algunos meses, nos mudamos a una preciosa casa que mi madre había comprado, pero que tenía un inconveniente, estaba en otro pueblo distinto a donde habíamos vivido toda la vida. No es que esté muy lejos, pues está a unos 35 Km. aproximadamente, pero para mi, que aun no tengo edad para conducir (solo tenía 16 años), esa distancia era enorme. Lo cierto, es que había sido una decisión difícil, puesto que todos nuestros amigos, el trabajo de mi madre, en fin todo nuestro entorno quedaba allá atrás.

Al principio, no fue tan duro, pues era verano, yo aun disfrutaba de las vacaciones de verano, y pasaba bastante tiempo en mi pueblo con mis amigos. Mi madre me dejaba en casa de unos tíos, y así podía aprovechar al máximo los días que me quedaban antes de volver a clase. Pero, el asunto comenzó a complicarse mediante iban pasando las semanas. El calor veraniego, dejó paso a las lluvias otoñales, y los tiempos de juegos, se convirtieron en tardes de estudio encerrado en mi cuarto.

Los días se fueron acortando, y por ese entonces oscurecía pronto. Mi abuela llevaba algunas semanas fuera, y mi madre regresaba tarde de trabajar, por lo que me pasaba las tardes solo, bien estudiando o jugando al ordenador.

Así día a día llegó la navidad y con ellas las vacaciones. Era una época de mucho trabajo para mi madre, ya que trabajaba en una tienda de regalos, así que pasaba todo el día fuera. Una mañana, antes de salir, me dejó el recado de que tirara la basura, asunto que olvidé completamente. Pasé el día vagabundeando, almorcé lo que mi madre me había dejado preparado, y me puse a ver una película. Fuera llovía a cantaros, y hacía bastante frió por lo que no había nada mejor que hacer.

Así fue pasando la tarde, y como a las 9,30 de la noche, (mi madre regresaría a las 10 de la noche aproximadamente), recordé de súbito el encargo que mi madre me había dejado, ¡la basura!, no quería que llegará y viera que la basura aún se encontraba en la cocina, pues este hecho sería objeto de

machaque

durante toda la semana, así que sin pensármelo dos veces, agarré las bolsas, y salí corriendo hacía los contenedores de basura, que se encontraban a media manzana de mi casa.

Aún llovía mucho, y hacía bastante viento, hecho que facilito que la lluvia me calara hasta los huesos en varios segundos. Así que tras depositar las bolsas en el lugar habilitado, apreté el paso hacía casa pues iba desprotegido de la tormenta, y me estaba helando de frío… pero cual no fue mi sorpresa, cuando llegué al rellano de casa, la puerta estaba cerrada, …. Estaba….. ¡cerrada!. El viento la debío de empujar, y ahora me encontraba, sólo, bajo la lluvia, cada vez más empapado, muerto de frío y sin llaves para entrar en mi propia casa. El reloj marcaba las 9,36 por lo que mi madre aun tardaría un poquito en llegar, así que me acurruqué en el escalón de la entrada, y bajo la intensa lluvia, me dispuse a esperar a que mi madre llegara del trabajo

Fueron unos momentos eternos, y aunque mi madre llegó un poco más temprano de lo normal, el poco tiempo que pasé allí acurrucado, me parecieron una eternidad. Estaba congelado, y me sentía bastante mal. Cuando mi madre me encontró así, se asustó de veras, abrió rápidamente la puerta y me empujó literalmente hacia adentro.

Yo no podía reaccionar, el tiempo que estuve fuera, me había afectado profundamente, y me encontraba bastante mal. Mi madre, cerró la puerta de golpe, y comenzó a desvestirme rápidamente allá en el pasillo, la prioridad era quitarme la ropa mojada lo más rápido posible. Me sentía como un muñeco de trapo, mis músculos no me obedecían, y el malestar fue creciendo en mi… mi madre agarró una manta y me lió con ella como si fuese una fajita, y frotando sobre todo mi cuerpo para que entrara en calor, fue guiándome hacía el baño que se encontraba en el piso superior

Cuando llegamos al baño, mi madre puso un baño de agua caliente, y quitándome la manta, me metió en la bañera, yo no recuerdo mucho de esa situación, pues estaba con bastante fiebre, y según me contó luego mi madre, incluso deliraba

La mañana siguiente, me desperté con un dolor de cabeza impresionante. La fiebre había desaparecido, pero aun proseguía el malestar físico, por lo que me quedé en cama todo el día. Mi madre pidió el día libre, y se dedicó todo el día a cuidarme. Mi padre hacía tres años que había fallecido, y supongo que la situación de la noche anterior la asustó mucho.

Al día siguiente, ya me encontraba bastante mejor. Me podía levantar, y mi madre pudo ir al trabajo. Ese día solo trabajarían hasta medio día, ya que la empresa había organizado un almuerzo de navidad como cada año. Yo le había dicho que fuese ella también. Obviamente, como madre que era, no estaba dispuesta a ir a un almuerzo social teniendo en casa a su hijo enfermo, pero yo la convencí. Le dije que estaba bastante mejor, y que ella no hacía otra cosa que estar en casa y trabajar, que necesitaba divertirse, y que desde que mi padre falleció, no había salido ni una vez, así que a regañadientes aceptó.

Lo cierto es que mi madre me preocupaba. Era cierto que desde que mi padre faltaba, mi madre no había salido ni una vez. No es que quisiera que se convirtiera en la "viuda alegre", pero me entristecía verla consumirse. Mi madre es muy joven, me tuvo con 17 años, por lo que tenía 33 años en el momento de la historia, y lo cierto que un tipo tremendo. Es alta, pelo largo, bien cuidada, pechos grandes, … en fin, que me alegraba que hubiese salido a divertirse un poco, aunque aquello fuera una comida de empresa.

El almuerzo se alargó más de lo que yo pensaba. Como a las 6 de la tarde, mi madre me llamó, para ver como me encontraba, y para decirme que iban a tomarse unas copas las compañeras, y que iba a tardar un poquito más, pero que no se demoraría mucho. Pasaron las 7, las 8, las 9… comencé a preocuparme, y a las 10 de la noche llamaron a la puerta… era mi madre sujetada por Inés una compañera de trabajo. Mi madre venía, ¡borracha!.... increíble… mi madre que apenas tomaba algo alguna vez, venía totalmente bebida… permitiendo que se apoyara en mi, y ayudada por Inés, la subimos a su habitación y la recostamos sobre la cama… le dí las gracias a Inés y ella se marchó.

Subí de nuevo a la habitación, y mi madre estaba intentado reincorporarse, así que sin saber que hacer, pensé en darla una ducha de agua fría, para ver si así se despejaba… la levanté de la cama, y a trompicones llegamos al baño. Como pude, la metí en la ducha, y abrí el agua fría. Mi madre soltó un grito, mientras el agua le caía por todo el cuerpo. Como iba vestida con una camisa blanca, está comenzó a traslucir y a mostrar todo lo que había debajo. Por supuesto es mi madre, pero una imagen así no se ve todos los días. Para colmo, el agua fría hizo efecto y sus pezones se endurecieron marcándose aun más en la camisa… yo estaba excitándome y no quería por que al fin y al cabo era mi madre.

Así que con fuerza de voluntad, volví a la situación, y tras cerrar el grifo, saque a mi madre de la ducha. Ahora tenía que quitarle la ropa pues estaba toda empapada, con cuidado, la desvestí, y con una tremenda lucha en mi interior, la despojé absolutamente de todo, y la dirigí hacia su cama. Cuando ya estuvo en ella, la tapé con una manta, y cuando me disponía a salir corriendo hacia mi cuarto, pues debía desahogarme o estallaría, mi madre me habló

  • no te vayas aun- me dijo con la voz medio quebrada. – me tienes que cuidar igual que yo te cuido a ti cuando estás enfermo-

  • no mama ahora vuelvo, iba al cuarto a ver una cosa- le contesté

  • ¿sabes?- prosiguió- el otro día, cuando llegué a casa y te encontré empapado en el rellano, estabas delirando.

  • si mama me lo dijiste- contesté mientras me sentaba en el borde la cama.

  • si, pero lo que no te conté, es que cuando te quite la manta con la que te había estado frotando para que entrarás en calor, estabas excitado, …. tu miembro estaba…. Grandísimo…. – concluyó.

Me quedé helado. Mi madre era una persona recatada, nunca antes habíamos hablado de nada des eso, es más, nunca habíamos hablado de sexo….yo no sabía que decir, me había quedado mudo, sin palabras

  • bueno… - fue lo único que logré decir al final.

  • ¿Qué ocurre, te da vergüenza tu madre?- me preguntó agarrándome de la mano.

  • no mama es que….- estaba totalmente en blanco, k.o., fuera de juego

  • ¿ y que, también te has excitado mirándome desnuda?-

¡Bueno!, eso fue el nova más…. El color de mi rostro comenzó a variar gradualemente, de blanco a rojo, de rojo a azul….no podía creer lo que mi madre me acababa de preguntar…. Mi pene iba a estallar… ¡mi madre me estaba provocando!.... necesitaba salir de allí rapido, o me iba a volver loco….

  • mama, me voy a mi cuarto… -dije rápidamente….

  • no espera.- lanzó rápidamente mi madre agarrándome de la mano…- métete aquí conmigo, tengo mucho frió, y me lo debes… yo también te dí calor a ti…-

No sabía que hacer, mi mente no era capaz de coordinar y menos de razonar la situación que se estaba produciendo… así que sin esperar más, y quitándome solo los pantalones me metí en la cama con mi madre.

  • Así abrázame fuerte- dijo mi madre mientras se daba la vuelta dándome la espalda.-

Yo la abrasé y la apreté contra mi. Mi pene iba a estallar, y hacía un gran bulto sobre mis shorts. Pasaron así algunos segundos, yo no quería ni respirar, no quería moverme,… estaba avergonzado por que el bulto que hacía mi miembro se apretujaba sobre el trasero de mi madre.

Mi madre empezó a mover su trasero poco a poco frotandolo sobre el bulto. Su respiración se volvió un poco más densa… cada vez empujaba más hacía atrás. ¡No podía creer lo que estaba sucediendo!. Me estaba poniendo a cien mil por hora,… no podía aguantar más, así, que con mi mano, comencé a acariciarla por delante… primero sus pechos, bajando lentamente por su barriga, y decidí acariciar su concha. Impresionante… mi madre estaba totalmente humeda… Se dío la vuelta, y sin abrir sus ojos me dio un beso en la boca, a la vez que me metia la mano por mis shorts y comenzaba a acariciarme el pene. Yo había tomado la resolución, que ya que estabamos en esta situación, iba a hacer gozar a mi madre al máximo… estaba casí seguro que mi madre no había tenido relaciones desde que se quedo viuda, y yo la iba a compensar….

Comenzé a besarla por el cuello, por los pechos, pegando pequeños bocaditos sobre el peson, y poco a poco fui lamiendo hasta que llegué a su concha… comenzé a lamerla como un poceso,… y mi madre gritaba, gemia, reía…. Mi lengua exploró cada rincón de su partes intimas, hasta que mi madre comenzó a decir entre jadeos…- metemelá.. metemelá.. –

Así que sin dudarlo, me puse sobre ella, y acercando con mi mano mi pene sobre su abertura, la embestí lo más fuerte que pude… mi madre gritaba de placer, me rodeo con sus piernas, y nos perdimos en un baile de lo más animal…. Así estuvimos como veinte minutos, hasta que en un grito sordo me derramé en ella… estuvimos un buen rato abrazados, sin hablarnos, hasta que me quede dormido.

Me desperté a la mañana siguiente, mi madre se había ido a trabajar, y me había dejado dormir. Yo me quede en la cama como una hora, recordando, analizando cada segundo de la noche anterior. Ha habido muchas otras noches así, hoy tengo novia, y mi madre está saliendo con un señor, pero nada impide que de vez en cuando tengamos nuestros encuentros de pasión.