Con mi hermano
Dejenme sus opiniones.
Yo siempre me habia fijado en mi hermano. Era alto, 1.85, con un cuerpo muy marcado, hacia musculación y ciclismo. Tenía unos labios muy carnosos y era bastante guapo, con una espalda muy ancha. No le faltaban admiradoras. Mis amigas mas de una vez se colaban en mi casa para verle a el, con la excusa de verme a mi. Solía hacer ejercicio en su cuarto. Yo me acercaba inocentemente a pedirle algo y cuando veía su cuerpo sudoroso me quedaba hablando con el. Para contemplarle sin que el se diera cuenta. Solo hablaba de tonterías para tener la excusa de quedarme allí, porque estaba riquísimo. El a menudo se ponía unas mallas de ciclista para hacer abdominales en su cuarto, tenía unas piernas divinas. Cuando me pedía que le aguantara las piernas para hacer abdominales me quedaba embobada mirándole el paquete. Su culo embutido en esas mallas no estaba nada mal. Le venia de familia, mi tío y mi padre eran también hombres muy corpulentos y muy bien dotados. Lo se porque yo de pequeña me quedaba bastante impresionada cuando se cambiaban de ropa delante mía, mi madre seguro que sabe bien de lo que hablo. Pero sin duda en la familia la más favorecida por la genética soy yo. De cara tampoco soy un bellezon, pero soy delgada, tengo unos pechos duros y grandecitos, de una talla cien. Soy rubita, con el pelo rizado por el cuello. Tengo los ojos marrones y mediré 1,70. Lo que mas destaca de mi cuerpo es sin duda mi culo, es muy duro, grande y redondo, creo que de tanto bailar. Me encanta enseñarlo, por eso solo uso tangas. Me gusta mucho ir a la playa a enseñar mi cuerpo, que para eso lo tengo. Me depilo el vello pubico porque a mi ex-novio le encantaba, así que me quede con esa costumbre. Es mas higiénico y además si llevas tanga en la playa... Hace unos tres veranos nos quedamos solos en casa, una semana que nuestros padres se fueron a Nueva York. El tenia veintidós años y yo recién cumplidos los diecisiete Era verano. Me gustaba pasearme en bikini delante de el porque veía como me comía con los ojos. Mis bikinis estaban elegidos para enseñar la máxima carne permitida, insinuando, casi enseñando. Yo habia dejado de ser una niña y mi cuerpo empezó a despertar deseos en el. Al principio me hacia gracia ver como se embobaba mirándome, pero luego me empezó a excitar su mirada lasciva recorriendo mis curvas. Yo siempre habia sido la que habia admirado sexualmente a mi hermano y el me despreciaba. Pero ahora era al revés, aunque no del todo, ya que yo no podía despreciar ese cuerpazo. He tenido varias aventuras sexuales con mi hermano. Casi todas exhibicionistas y alguna más subida de tono. Un día yo llegue de la playa, entre en mi cuarto a cambiarme y el estaba allí escuchando música en mi reproductor de CDS. El suyo estaba estropeado. Venia duchada de la playa, así que no tenía que ducharme en casa. Al verlo sentado en la cama de mi cuarto, tome la ropa que habitualmente me ponía para estar por casa para cambiarme, con la intención de cambiarme en el cuarto de baño sin que el me viese. Pero el era mi hermano ¿que malo tenia que me viese desnuda? Además, muchos hombres me veían casi a diario medio desnuda en las playas y tampoco pasaba nada. Con toda naturalidad me acerque a el y me desabroche el bikini. Mis tetas quedaron sueltas y expuestas ante su atenta mirada. El se puso colorado como un tomate. Mis pezones estaban duros, apuntando hacia el. Y mis tetas lucían súper morenas después de un mes continuado de exhibicionismo playero. Me gire con sensualidad y me baje los pantalones lentamente, dejando ver un tanguita rosa minúsculo. El perdió la vergüenza y me dijo: - !Que bien te queda el tanga!,!que moreno tienes el culo! Y era verdad, un tanga si no tienes un culo duro e impresionante no te queda bien. El acerco su mano mientras yo estaba vuelta de espaldas, en tanga, sin sostén y me apretó el culo con todo el descaro. - Eh! ¿Que haces? se mira pero no se toca. La próxima vez te la corto. - ¿La polla? - Si, eso también. - le respondí enfadada. Me puse unos pantaloncitos de estar por casa y me fui a la cocina a tomarme un refresco. El se quedo allí, pasmado por lo que habia visto. Se le notaba. En realidad, pensandolo bien, no podía culparle de que me hubiese tocado el culo, le habia hecho un strip tease sin comerlo ni beberlo. Era normal. Seguro que le habia gustado mucho. Al otro día tenia que limpiar la casa. Porque mi madre no estaba y alguien tenia que hacerlo. El estaba allí, así que me puse unos pantaloncitos, los más cortos que tenia y una camiseta de tirantes que me quedaba un pelin grande, sin sostén. Mientras el veía la tele, me puse a limpiar la mesa del salón, agachándome lo suficiente para que el pudiera deleitarse con mis pezones. Cuando yo levantaba la mirada, le pillaba de pleno con la mirada clavada en mis turgentes tetas y me hacia la despistada. Otro acto de exhibicionismo despistado que me gustaba mucho era salir del baño recién duchada, con la bata abierta para que pudiera ver el esplendor de mi cuerpo. Eso hizo que cada vez que me duchaba y no habia nadie mas en casa, el siempre dejaba la puerta de su cuarto abierta para verme pasar. Una vez me paro para preguntarme alguna chorrada y yo me quede hablando con el, con la bata semiabierta, dejándole ver mi conchita depilada y mis morenas tetas, sin darle importancia. El si que le daba importancia. Su voz se hacia temblosa y a mi me encantaba. El día que mas caliente me puse fue un día de verano. Me desperté muy caliente porque habia soñado con el. Tenía las braguitas empapadas. Empecé a masturbarme entre mis sabanas pensando en lo que habia soñado, intentando que continuase, pero estaba demasiado caliente, así que no pude evitar levantarme de la cama para ir a hacer realidad mis fantasías. Me fui al cuarto de baño, me eche agua en la cara, me desvestí, cubrí mi cuerpo con una toalla y me acerque a su habitación. Su habitación tiene una gran terraza y la mía no. Decidí ponerme a tomar el sol en su terraza. Yo suelo tomar el sol en tanga. Pero ya que estaba en mi casa y los vecinos no podían verme porque estaba en la planta mas alta, iba a tomar el sol completamente desnuda. Para que el se pusiera tan caliente como yo me ponía con el. El estaba dormido, pase por al lado de la cama, abrí la terraza. Puse la toalla en el suelo y me tumbe boca abajo. Al cabo de la media hora el se despertó, lo sé por el ruido que hizo. Yo habia dejado estratégicamente la cortina medio corrida, para que pudiera verme. Me lo imaginaba recién levantado, con sus típicos empalmamientos mañaneros y ese paqueton que se le pone, mirándome a través del cristal. Solo de pensarlo me ponía muy húmeda. En realidad el ya me habia visto casi desnuda una vez que se acerco a saludarme en la playa con sus amigos. Al levantarme, sus amigos se quedaron impresionados ya que solo llevaba un tanga negro, como de costumbre. Dejando ver toda mi figura al natural Por lo visto, no pararon de decirle cosas de mi, guarradas supongo. Ahora seguro que estará tocándose el paquete - pensaba para mis adentros. Yo estaba boca arriba, con las piernas levemente abiertas, enseñando mi chochito y mis hermosos pechos, cubiertos levemente por mis rizos rubios. Cuando ya estaba tostada, me di la vuelta. Al darme la vuelta, me puse a cuatro patas y le deje ver mi conchita, tan rosada como húmeda para que alucinase un poco y me quede tumbada pensando en el, pensando en ese sueño que acababa de tener. No quería perderme su cara de excitación así que de repente y por sorpresa me levante, me enrolle la toalla que habia puesto en el suelo y me dirigí a entrar en la habitación con paso ligero. El no estaba, se habia ido a la cocina a desayunar el muy idiota. Me enfade muchísimo. Me acerque a la cocina y le dije: - Oye, necesito que me eches una mano. ¿Puedes ponerme crema por la espalda? - Si, ¿por que no? Debería haberle pedido que me la pusiera en la terraza, para que me hubiera masajeado por completo, pero seguramente por mi enfado y mis prisas, no se me ocurrió. Me baje la toalla hasta la cintura y me gire para que me lo diese en la espalda, Tenia las tetas al aire y el se acercaba sospechosamente, estaba muy cerca de mi cuerpo, demasiado, seguramente aprovechando nuestra diferencia de altura, me estaba mirando las tetas por arriba. Sus manos estaban temblosas, notaba su respiración acelerada en la nuca. Tenía unas manos muy grandes. Cuando termino me fui de nuevo a la terraza. - Estaré en la terraza. - le dije. - Vale, Yo estaré por aquí. - ¿No vas a ir al gimnasio? - No, hoy estoy bastante cansado. - Ah!, pues muy bien. ¡Vaya! Habia conseguido que mi fuerte hermanito se perdiera su sesión de pesas para quedarse mirándome. Esta vez no se perdió el espectáculo. Me puse de rodillas y empecé a aplicarme la crema bronceadora en los lugares donde el no habia llegado. Por las piernas y por el culo, lentamente, sin prisas. Luego me puse a cuatro patas, dejando mi concha totalmente expuesta y me aplique la crema por los recovecos más íntimos. Me imaginaba que el me miraba y esta vez seguro que si que lo hacia. Estaba cachondisima. ¡Que calor hacia! De nuevo me tumbe boca abajo y me lo imaginaba con la polla tiesa, masturbándose a la vez que contemplaba mi cuerpo. Tenía unas ganas locas de tocarme, el flujo me resbalaba por la pierna. Tenía ganas de extendérmelo por mí abultado clítoris y meter mi mano hasta lo más adentro, pero me contuve. Al cabo de diez minutos me levante. Al girar la cabeza comprobé que me habia estaba mirando. El sabia que a mi también me gustaba provocarle. Abrí la puerta de la terraza, el se habia sentado sobre la cama, tenia un cojín puesto en el paquete. No entiendo porque. Le sonreí picaramente, le guiñe el ojo y me fui a mi habitación, cerré el pestillo y empecé a masturbarme sobre la cama. Yo sabia que el estaba haciendo lo mismo, así que eso me excitaba aun mas. En una media hora de caricias vaginales me dio tiempo a imaginármelo de mil maneras. Me lo imaginaba clavándome su enorme polla suavemente, y luego apasionadamente. Me pellizcaba los pezones y metía mis tres dedos hasta los mas dentro que podía. Me imaginaba que hubiera pasado si me hubiese puesto la crema en la terraza, con mi cuerpo desnudo. Su musculoso cuerpo desnudo y excitado, empujándome con fuerza contra la cama. Imaginaba sus marcados músculos envolviendo mi delicada figura y me retorcía de placer al compás de los movimientos circulares de mi mano. Partiéndome en dos. Susurrándome guarradas y haciéndome gritar como una puta. Tuve varios orgasmos muy intensos. Menudo gustazo. Tenía mis muslos empapados de flujo. No pude evitar que se me escaparan varios gemidos. El a lo mejor escucho alguno(continuara)
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