Con mi hermanita (3)

Nueva experiencia con mi hermana mayor.

Llevaba ya toda la semana entera sin probar el sexo en ninguna de sus variantes, es decir, además de no haber practicado sexo con ninguna mujer, siquiera me había masturbado en toda la semana, y para el que me conozca, sabrá que eso es una gran hazaña. Pero lo más importante no es lo que sucedió entre semana.

Mientras estaba día tras día en clase, volvía a recordar en mi mente los momentos pasados el fin de semana anterior con mis dos hermanas. Tanto el momento en el que yo y la menor de mis hermanas perdimos la virginidad, como la felación posterior, pero sobretodo, venia a mi memoria como si de una película se tratara, la increíble mamada que me hizo la mayor de mis hermanas.

La verdad, no es que sean chicas 10, de esas de 90-60-90, pero tienen unas increíbles curvas que harían enloquecer a cualquiera. La menor, Alba, medirá no mas de metro sesenta, y calculo yo que pesará como 50 kg. Tiene unas tetitas que acaban de empezar a crecer, con 15 años no se podía esperar otra cosa, pero que ya apuntan muy buenas maneras. Tiene unos pezones grandes y rosados, rodeados por una aureola no muy grande, que hace que realcen aun más sus pechos. Ahora mismo, sus pezones miran al cielo y parecen estar pidiendo guerra sin cesar. Bajando más, su abdomen está completamente plano, por el ejercicio y la preocupación de la edad, y de su culo, ¿que puedo decir? Tan solo que a mi parecer es perfecto. Ni muy grande ni muy pequeño, con sus curvas y bien prieto, se ve muy deseable sobretodo cuando viste esos vaqueros de tiro tan corto que a veces dejan ver un poco de sus braguitas.

Mi otra hermana, Mireia, tendría 20 años cuando ocurrió lo contado en estos relatos. Ya estaba completamente desarrollada y era una mujer realmente increíble. Era mas alta que yo y que Alba por supuesto, mediría como 1.75, realmente alta, según me contaría después, tenia una talla 90 de pecho, lo que a mi me encantaba y me hacia enloquecer. Sus piernas largas y bien moldeadas terminaban en un culito prieto y bien puesto, que parecía pedir a gritos una buena sesión de polla.

Todo esto, es decir, pensar continuamente en lo que me esperaba al llegar a casa, hacia que pasara casi la totalidad de la semana con la polla dura, pero lejos de sucumbir a la tentación de masturbarme, decidí cargar bien el deposito, para dar una buena sorpresa a Mireia.

Por fin, llego el fin de semana, aunque me hubiera gustado hacerle alguna insinuación, no encontraba el momento. Pensé para mi mismo que si no era esa noche del viernes, seria la mañana del sábado donde por fin podría echar el guante a Mireia. Llegó el viernes a la noche, y mi hermana salió así que me acosté, todo cachondo rezando por que me despertara viendo su cuerpo desnudo cabalgando sobre mi. Nada mas lejos de la realidad, fue mi madre quien me despertó, y como pude, me tumbe de costado para intentar disimular la erección que tenia. Mientras desayunábamos nuestros padres nos dijeron que mis tíos nos habían invitado a una casita que tienen en el monte, pues el día era realmente estupendo, y que nos preparáramos para no perder la mañana. Cuando nos dijeron eso, pensé que ya no tenía oportunidades de hacerlo con mi hermana pero decidí esperar y ver qué pasaba.

A eso de las 11 de la mañana llegamos a casa de mis tíos, que salieron a recibirnos a la entrada de la casita. Bajé del coche y pensé en pasármelo lo mejor posible. En el jardín, habían montado una piscina de esas de plástico rígido para su niña de 11 años, y como hacia calor, y a pesar de que cubriese un metro escaso, nos metimos los tres hermanos y nuestra prima. Yo no podía dejar de mirar a Mireia, con ese bikini tan provocador que llevaba que me ponía a cien. Así pues, y dando por imposible tirarme a mi hermana, me dirigí al baño y pensé en masturbarme, para aliviar tensiones. Sin embargo, cuando me disponía a empezar, alguien golpeo la puerta del baño, y me dijo que no lo hiciera, que hay a la noche iba a saber lo que era bueno.

Conocí de inmediato la voz de Mireia por lo que paré al instante y como pude, guarde la verga en mi bañador y salí del baño. Entonces, mirándome el paquete, me dio un beso en los labios, y me sonrió pícaramente.

Tras todo el día jugando con mi prima, volvimos a casa hacia las 8 de la tarde. Me di una ducha rápida y me fui a prepararme algo para cenar, pues estaba realmente cansado y quería acostarme. Entonces todo rastro de cansancio se evaporó cuando mis padres nos dijeron que saldrían a dar una vuelta. En cuanto cerraron la puerta de casa, corrí al cuarto de mi hermana, que como sabéis dormía sola, y entre sin llamar a la puerta. Cerré la puerta con cerradura, de las pocas puertas de casa que tiene, y al darme la vuelta, la vi que estaba cambiándose. La había pillado en sujetador y sin bragas, lo que pensé, un trabajo menos. Mi polla latía mas rápido que mi corazón, y la notaba cada vez mayor, aprisionada bajo mi pijama y queriendo salir. Me acerque a ella, y mirando fijamente sus tetas le dije, aquí estoy. Ella me tiró sobre la cama y me despojó de toda la ropa, se quedo un momento mirándome la punta del pene como sin saber lo que hacer, y entonces, se quito el sujetador, y con sus dos enormes tetas, empezó a hacerme una cubana. Me pidió que le avisara cuando me fuera a correr, y ni dos minutos tarde en hacerlo. Ella paro un poco, y acercándose a mi cara, me puso su coñito perfectamente rasurado sobre la cara. Me pregunto si alguna vez había lamido alguno, y le respondí que no. Me dijo que empezara, que me iría dando pistas de cómo hacerlo, y yo, ni corto ni perezoso, me puse a ello y siguiendo sus indicaciones, no tardo en comenzar a gemir. A mi el solo oírla me ponía tanto que le di la vuelta y tumbándola sobre la cama me dispuse a penetrarla, pero ella se negó, y dándose la vuelta, se puso a cuatro patas y me ofreció todo su culo para hacerlo. Yo no sabía si quería que la enculara o que se la metiera por el coño en esa postura por lo que le pregunte:

¿La quieres en el culo?

No, primero el coño, ya habrá tiempo para el culo

Bien.

Dirigí mi polla a su coñito totalmente húmedo, y cuando ya tenia la cabeza mas o menos bien colocada, le metí todo el resto de un solo golpe, a lo que ella respondió con un gemido realmente largo.

Estuve unos minutos envistiéndola desde atrás, a veces me agachaba a coger esas tetas increíbles que tanto me gustaban y cuando ya me faltaba poco para correrme, le pregunte haber donde la quería. Ella me dijo que dentro, que lo quería sentir todo dentro así que di un par de embestidas mas y me corrí como un caballo. No se cuanto esperma salio de mis huevos, pero mientras me corría, ella seguía moviéndose hacia delante y detrás, como queriendo mas y mas.

Termine de correrme y me tumbe en la cama totalmente exhausto. Entonces volvió sobre mi y me sujetándome la polla que empezaba a perder su erección, comenzó a lamerla y a chuparla, como queriendo sacar los resto de leche que hubiera en mis huevos.

Al rato volvía a estar cachondo y ella seguía con ganas de marcha así que se volvió a poner a cuatro patas, pero yo estaba demasiado cansado para volver a follarla asi que le dije que se subiera sobre mí y lo hiciéramos así. No dudo en hacerlo y de esa forma, entre el movimiento de sus increíbles tetas, y el calor de su coño inundado de mi esperma, volví a tener otro orgasmo, no se si esta vez me corrí, pero lo disfrute iguala que el anterior.

Después, le propuse ducharnos juntos, a lo que ella acepto, y en la ducha, no dudo en hacerme otra paja, para redondear esa increíble noche. Cuando salimos de la ducha eran ya las 11 de la noche, y justo entonces entraban mis padres a casa. Les dijimos que les habíamos estado esperando para cenar aunque no parábamos de mirarnos de forma compinchada.

La próxima vez, les contare mi primera experiencia de sexo anal, como no, con Mireia, mi hermana mayor y me profesora de sexo.