Con mi hermanita (2)

La mañana siguiente de perder la virginidad.

Después de desvirgar a mi hermana la noche anterior, la mañana siguiente no fue nada aburrida. Recordando el primer relato, recordareis como al final, después de correrme dentro de su coñito virgen, nos dormimos los dos en mi cama. Todo eso ocurrió la noche del viernes, por lo que a la mañana siguiente no teníamos prisa para despertarnos.

A eso de las 10 de la mañana, la luz que entraba desde la ventana comenzaba a darme directamente en los ojos, por lo que rápidamente conseguí despejarme. Recordaba perfectamente todo lo sucedido la noche anterior, y mi hermana aun seguía a mi lado, placidamente dormida, y desnuda. Retire la sabana que nos cubría, y pude ver su culo, medio en pompa, que quedaba a escasos cm. de de mi polla, ya dura, a pesar de lo ocurrido por la noche. Comencé a tocar sus nalgas, primero la derecha, y luego la izquierda, otra vez la derecha, y de nuevo la izquierda, hasta que estaba tan cachondo, que mis huevos me dolían como nunca antes lo hicieron. Entonces empecé a acercar el glande de mi verga hacia su agujerito. Lo notaba caliente, y mas abajo, aun estaban los restos de mi semen que la noche anterior había dejado dentro de su conejito. Al parecer, durante la noche debieron ir cayendo hasta salir por donde entraron.

Entre esa mezcla de semen y sus fluidos, mi polla se sentía como pez en el agua. Cada vez notaba mas cerca el orgasmo, aunque no estuviese haciendo nada especial. En esa situación, poco me importaba que cualquiera de mis padres entrara en la habitación y nos encontrara así, algo más que probable que podía ocurrir. Así pues, me decidí a empujar mi verga un poco sobre su coño. Primero costó, pero poco a poco se abría paso entre sus pocos pelos y sus grandes labios.

Hasta entonces ella no se había inmutado de nada, seguía tranquilamente dormida pero con mis embestidas, se despertó, y al girarse, me impidió terminar lo que deseaba, penetrarla mientras dormía.

Ya despierta, al verse desnuda ante mí, manchada de sudor, semen y sus jugos, y con mi polla pidiendo guerra, primero le dio por taparse, pero al no encontrar la sabana, decidió levantarse de la cama. Mientras estaba de pie, y me soltaba no se qué rollo al que no hacia caso, yo me fijaba en que por sus piernas empezaban a resbalar gotas de esa mezcla de líquidos.

Viendo que no paraba de mirarle el coño, me chilló que la mirara a la cara. A todo esto tengo que decir que yo aun seguía cachondísimo, dispuesto a otra sesión como la de anoche. Empezamos a hablar, me dijo que había estado muy mal lo que habíamos hecho, que no podía volver a repetirse, y que si hacia cualquier cosa, se lo contaría todo a nuestros padres. Yo no podía permitir tal cosa, por lo que intente convencerla de que lo hiciéramos por última vez. Ella se negó, pero tras mucho hablar, y decirle que la dejaría en paz si lo hacíamos, ella accedió, pero solo en parte, pues tan solo me hizo una mamada. No duro mucho, pues con la excitación que llevaba, no tardé apenas dos minutos en correrme sobre sus tetitas, pequeñas pero firmes, con los pezones grandes y aureolas pequeñas mirando al cielo, que tanto había estrujado la noche anterior. Una vez terminado, ella se tapo con una bata y se fue a la ducha, llena por todos lados de mi leche.

En ese momento en el que salio de la habitación, me arrepentí de lo prometido pero ya era demasiado tarde para solucionarlo. Aun así, y sabiendo que nunca la iba a poder probar de nuevo, no podía dejar de pensar en ese coñito tan pequeño, tan caliente y que sin rechistar, se había tragado toda la leche que le había dado. Así que otra vez ya volvía a estar con la verga mirando al cielo. Sentado en su cama, y con unas braguitas en la mano, empecé a masturbarme, y aunque al principio me dolía, no tarde en empezar a disfrutar y a volver a sentir espasmos. Estaba de nuevo a punto de llegar al orgasmo, cuando de repente, entró mi hermana mayor en la habitación. La cara que puso era de película. Estaba viendo a su hermano desnudo, con la polla dura en una y las bragas de mi otra hermana en la otra. Y yo, que no podía dejarlo, seguía sacudiéndome la polla, hasta que por fin, puede correme de nuevo, no tan abundante como la primera vez, pero aun así, con una buena cantidad de leche que limpié con las bragas que tenia en la mano.

Al terminar, miré a mi hermana, que seguía inmóvil en el sitio, hasta que me atreví a decirle:

¿Es normal en un chico de mi edad no?

A lo que ella respondió:

  • Si claro, pero me ha extrañado que a esa edad la tengas tan grande.

Yo no sabia que hacer, mi hermana estaba alabando mi pene, y cual formula mágica, consiguió que se me levantara de nuevo. Por un momento, pensé que se me iba a caer a cachos, de tanto usarla, pero luego reaccione y pensé que era la oportunidad de volver a mojar. Me levanté y me acerque a ella, y le hice repetir lo que había dicho. Aun no me lo creía, que una chica como mi hermana, que siempre luce escotes y minifaldas (por lo que supongo que habría visto ya muchas pollas) me dijera algo así. Le miré a los ojos, y cociéndole de la mano le dije que no mordía, que la podía tocar. Y no le bastaba con tocar, la quiso besar, lamer y tragar enterita.

Yo no me lo creía, mi hermana menor, con la que hacia menos de 12 horas había perdido la virginidad, apenas pudo meterse la mitad de mi polla en la boca, cuando mi hermana mayor se la tragó de una vez. Yo aun no sabía lo que era disfrutar hasta que me terminó esa mamada. Yo pensé que solo iba a llegar al orgasmo, pero que no iba a ser capaz de correrme, por todas las que llevaba por detrás, pero como si fuera una aspiradora, ella saco de mis huevos, mínimo 5 chorros de esperma blanco que en lugar de dejar caer sobre sus tetas, tragó con ganas, como si estuviera desnutrida.

Estaba exhausto, y le pedí permiso para ir a la ducha, como si estuviera a sus órdenes. Pero antes de marchar, me prometió que aun le quedaba pendiente probar más a fondo mi polla, a lo que respondí con una sonrisa.

En la ducha, sufrí de lo lindo, el agua caliente me escocia pero al final, cuando Salí, me sentí limpio y como nuevo, excepto por el cansancio que tenia.

Durante mas de una semana estuve sin masturbarme, no se si por el cansancio de mi polla, o porque había decidido ir a huelga por demasiadas horas extra. El caso es que durante esa semana mis huevos volvieron a llenarse de leche, Y para el fin de semana, tenia, además de mis atributos preparados, grandes esperanzas de poder follarme también a la mayor de mis hermanas. Y es que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre.

Si os ha gustado este relato, volveré a contaros lo que sucedió el fin de semana siguiente.