Con mi hermana II

Me levanté y girando de tal modo que mi culito quedase a la vista de todos saqué mis calzones, los ligeros blancos resaltaban aún más mi culito deseoso, y fui por unos mojitos que había preparado, dejando a mi hermana tirada en la alfombra, desnuda y a la vista de ellos que seguían con sus miembros erectos, buscando poder vaciar su cuerpo en cualesquiera de los nuestros.

Me levanté y girando de tal modo que mi culito quedase a la vista de todos saqué mis calzones, los ligeros blancos resaltaban aún más mi culito deseoso, y fui por unos mojitos que había preparado, dejando a mi hermana tirada en la alfombra, desnuda y a la vista de ellos que seguían con sus miembros erectos, buscando poder vaciar su cuerpo en cualesquiera de los nuestros.

Bebimos, ellos en el sofá y nosotros sentadas en la alfombra, no dejaban de sobar sus miembros mientras nos miraban, yo aún con mis sostenes que resaltaban mis tetitas y mi hermana con sus pechos desnudos y enrojecidos, cuando vi que Alejandro iba a acabar tomé el miembro de Alejandro y lo masturbé rápidamente hasta hacerlo acabar en el trago de mi hermana el que rápidamente fue solicitado por mi pareja a fin de llenarlo aún más de leche. La cara de asombro de mi hermana cuando se lo di a beber aumentaba aún más el morbo de la situación, sin embargo lo tomó, un sorbo pequeño primero y luego jugó con el líquido en su boca. Era toda una golfilla, éramos todas unas putitas.

Abracé a mi hermana y le di un beso, introduciendo mi lengua profundamente en su boca, mientras llevaba sus manos a mis tetas, haciéndola jugar con mis pezones, en tanto yo la levantaba acariciando su culito, abría sus cachetes, mostrando ese culito abierto a mi pareja y Alejandro, tentándolos, quienes rápidamente volvieron a levantar sus dagas de carne encontrándose listas para atravesar nuevamente a cualquiera de las rameritas que se encontraban a su disposición. La naturaleza lasciva de ambas, provocaba una situación muy excitante, pues fue ahora mi hermana la que tomo la iniciativa, liberando mis tetas y comenzando a jugar con ellas, chupándolas hasta dejar paraditos mis pezones, mordiéndolas, haciéndolas casi explotar, mientras su mano se apoderaba de mi conchita, sobando mi clítoris e introduciendo sus dedos, mano que prontamente tomé y ayude a penetrarme, le marcaba un ritmo, le pedí que la metiese toda, eran todos sus dedos metidos en mi concha, mis gemidos inundaban la habitación, quería meterme la mano de mi hermana completa en la concha pero simplemente no me cabía; en ese intento alcancé un orgasmo que casi me hizo desfallecer haciéndome caer en la alfombra y quedando expuesta a la vista de todos, sobre todo de mi hermana que me miraba arrodillada, con una cara hambrienta de sexo y convertida ya en toda una putita, dispuesta a regalar su cuerpo por el sólo afán de sentir placer.

Le pedí a mi hermana que se pusiera de rodillas mirando a Alejandro y mi pareja, nada tardó ella en aferrarse a sus miembros erectos y chuparlos alternadamente, en tanto yo me acomodaba en su culito, abriendo sus nalgas, lamiéndolo y tratando de penetrarlo con mi lengua, jugaba con mis dedos penetrándolo primero con uno de ellos, la retiraba y trataba de introducir mi lengua, lamiéndolo en tanto no dejaba de jugar con mi mano en su clítoris, el cual se sentía a punto de estallar, dos dedos penetraron su culito, luego otros, su culito se encontraba totalmente dilatado, mientras su boca no soltaba aquellas vergas que se satisfacían en ella.        Acariciando su cuerpo, me puse sobre su espalda, y le susurre al oído que pidiese que se la metieran por el culito, ella sólo dijo-si-, le insistí, ella dejando por un momento de chupar aquellos miembros que parecían gustarle tanto, mirándolos dijo -denme por el culito-, su voz si apenas se podía articular del placer que embargaba su cuerpo.

Tomó a Alejandro y lo arrastró a la alfombra obligándolo a ponerse de espaldas, tomó su verga y con su propia mano la puso en contacto con su conchita abierta y chorreante de sus líquidos y comenzó a penetrarse ella misma, subiendo y bajando suavemente por el pene de Alejandro, mientras yo chupaba su culito tratando de seguir sus movimientos de sube y baja, hasta que finalmente dejé que mi lengua acariciase su culo en la medida que ella se movía buscando cada vez una penetración más profunda, mi pareja se masturbaba frente al espectáculo de morbo que se ofrecía a sus ojos, acudí en su ayuda y chupe su verga que se encontraba durísima y en su máxima extensión, deje de chuparlo y subí por su abdomen y pecho besándolo hasta que me acerque a su oído y le dije –reviéntale el culo a esta puta de mierda- , él no se hizo esperar poniéndose a la espalda de mi hermanita apoyó su pene en la entrada de su culito y forzó la entrada deteniéndose un poco, para luego mirándome penetrarla completamente hasta tener todo su pene en el recto de mi hermana, mi hermana gemía y abría sus cachetes con su manos para que llegase aún más adentro la penetración, jadeaba y yo sentada en el sofá de piernas abiertas podía ver su cara de éxtasis y sentir su aliento en mi concha, ella trataba de coordinar los movimientos de ambos pero le era imposible, cada uno iba a su propio ritmo, mi pareja afirmado de su espalda le taladraba el culo a un ritmo enloquecedor hasta que con un gran gruñido acabó llenándole el culo de leche y quedándose en ella, yo por mi parte tomé su cabeza y la lleve a mi concha donde recibía los embates de su lengua al ritmo de la penetración que le propinaba Alejandro el cual parecía no acabar nunca, un gran orgasmo sorprendió a mi hermana, la cual acompañé al frotar rápidamente mi clítoris. Ella se bajó de Alejandro el cual aún mantenía su pene inhiesto por lo que dándole la espalda lo monté penetrándome mi culito y lo cabalgue hasta hacerlo acabar en mí. Podía ver a mi hermana y mi pareja abrazados y como él jugaba con las tetas de ellas mientras yo recibía toda la leche de Alejandro.

Seguimos toda la noche bebiendo y siendo usadas indistintamente por mi pareja o Alejando o por ambos a la vez, o regalándoles unos verdaderos cuadros lésbicos que los hacían levantar sus miembros cuando ya parecían desfallecer. Dormimos finalmente los cuatro en nuestra cama, nosotros al medio besándonos y entregando a cada uno de ellos nuestros culos.

Desde ese día mi hermana me acompaña en el departamento, yo por placer ella por dinero y la más contenta era Angélica que vio redoblado sus ingresos.