Con mi hermana 9

Carmen se la tragaba entera y la aguantaba dentro de la garganta mientras la golpeaba con la lengua y el paladar. La sacaba llena de babas y la pajeaba hasta que desaparecían.

Con mi hermana 9

la madre de Tony

por Ramón Fons

Tony nos llamó por teléfono para que fuéramos a su casa. Su madre iba a la peluquería. Estaría sólo toda la tarde.

Nos recibió con una toalla sobre los hombros. Salía de la ducha. Ya la tenía morcillona y mi hermana la agarró y tiró de él hasta la cama. Mientras se la ponía dura a base de lamidas y caricias la fui desnudando. Tuve poco trabajo. La blusa la saqué por la cabeza como si de una camiseta se tratara. Desabroché la cremallera de la falda del uniforme y la bajé a la vez que las bragas.

Sin terminar de quitarle las bragas a mi hermana comencé a acariciarle las nalgas y recorrer sus dos rajas.

Tony ya la tenía a punto y mi hermana estaba muy mojada. Me fue fácil agarrar la polla de Tony, escupirla y jugar con ella en la entrada de la vagina de mi hermana. Cuando quiso bajó las caderas y la hundió hasta el fondo. Los dos lanzaron un gemido.

No la oímos llegar. Carmen, la madre de Tony, suponía la casa vacía y al oír voces en la habitación de su hijo se acercó hasta la puerta que estaba entornada. No se sorprendió demasiado pues sabía que su hijo tenía éxito con las féminas y no era de extrañar que hiciera pinitos en el arte amatorio. Lo que no se podía esperar era encontrar a mi hermana y a mí en la cama de su hijo. Estuvo varios minutos observando nuestras evoluciones dentro de mi hermana. Vio como mientras a mí me comía la polla Tony se la metía por el coño. También pudo ver como mi hermana se ponía las dos pollas en la boca y nosotros le introducíamos los dedos en el culo y en el coño. Y una teta para cada uno.

Pudo ver cómo hacíamos un sándwich con los pies orientados a la puerta con lo que perfectamente apreciaba mi polla en el coño de mi hermana y la de su hijo entrando y saliendo de aquel precioso culo. Mi hermana, aplastada entre los dos, se removía y gemía como una posesa.

-Pero qué estáis haciendo? – preguntó al irrumpir en el dormitorio.

Quedamos paralizados. Tony bajó de encima de mi hermana sacando dolorosamente la polla de dentro del culo y ella se sentó en la cama dolorida y avergonzada.

-Mal Muy mal. - decía mientras se nos acercaba.

Me invadía el pánico. A mi hermana, por la cara que hacía, creo que más aún. Me imaginé a Carmen contando a nuestra madre lo que estaba viendo.

-Eso no se tiene que hacer – decía acercándose más a mí y llegando a coger mi polla que del susto parecía un cacahuete arrugado.

Mientras la tenía sujeta con la mano, con la palma de la otra describía círculos sobre mi capullo. Volteaba la palma, le escupía y volvía a los círculos.

Creo que hablaba con mi hermana. Yo había perdido el mundo de vista y no reaccionaba. Mi polla si. Comenzó a crecer y a ponerse dura.

Carmen me empujó para que quedara tendido en la cama.

-Mira y aprende - le dijo a mi hermana mientras se abalanzaba humedeciéndose los labios para ponerse mi pene dentro de su boca.

Tony parecía disfrutar del momento. Yo comenzaba a perder el miedo. Mi hermana se tumbó quedando a la altura de mi ombligo.

La madre de Tony comenzó a lamer y chupar mi polla con delicadeza a la vez que miraba de soslayo a mi hermana.

Carmen se la tragaba entera y la aguantaba dentro de la garganta mientras la golpeaba con la lengua y el paladar. La sacaba llena de babas y la pajeaba hasta que desaparecían.

-Tony, tumbate al lado de Román que la niña tiene que practicar – dijo sin separar mi capullo de su boca.

Aquello ya no tenía solución. Busqué sus pechos dentro de la blusa y metí las manos bajo el sujetador y lo desplacé hacia arriba liberando los pesados pechos. Eran bastante duros y le colgaban por la postura.

Sin dejar de comérmela, sin manos, desabrocho la blusa y se quitó también el sujetador. Le pidió a su hijo que le bajara la cremallera de la falda. Tony le obedeció y le quitó la falda, los zapatos y las bragas.

-Ya estamos en igualdad de condiciones, mamá.

Mi hermana no perdió tiempo y mientras se la chupaba al hijo le acariciaba el coño a la madre.

Estaba a punto de correrme y se lo dije. Gateó hasta dar la vuelta y ponerme el coño en la cara para un sesenta y nueve.

Olía algo fuerte pero estaba tan caliente que lo chupé con ganas. El clítoris era bastante grande y podía cogerlo con los labios y jugar con la lengua a la vez. Le puse los cuatro dedos de una mano inmediatamente en el coño. Lo tenía chorreando y ancho. Gimió. Le dije que dejara de hacerme cosas que me correría. Se detuvo y le dijo a mi hermana que cambiara de posición. Se colocó entre mis piernas frete a ella para que le pudiera comer el coño. Tony le puso de nuevo la polla en la boca de mi hermana hasta que se corrió. Su madre levantó la cabeza para ver como se corría su hijo en la boca de mi hermana.

Yo tenía ganas de follar a Carmen. Salí de debajo y de rodillas aproveché que estaba de cuatro patas y se la metí hasta el fondo. No notaba presión. Era una sensación extraña. Introduje dos dedos junto mi polla y me gustó más.

-Te gustaría metérmela por el culo? - pregunto con voz de perra. No respondí.

Ahora, dentro de su culo me gustaba más. Este si apretaba. Gritó cuando le metí hasta los huevos. Mi hermana por debajo le puso los dedos en la vagina y la masturbaba. Se corrió como una loca. El culo le sacaba humo. Cogí una velocidad tremenda. Tuvo un orgasmo de yegua. Mi hermana no sacó los dedos provocando un chapoteo sonoro y excitante.

Tony volvía a estar en forma. Mi hermana ya maquinaba lujurias. Me empujó para que saliera del culo de Carmen. Cogió de la mano a Tony y lo guió detrás de su madre. Se le acercó al oído diciendo – Si no te la follas no me tendrás nunca más.

Estoy seguro que Carmen sabía que era su hijo quien se la estaba follando. Carmen se corrió un par de veces. Mi hermana le comía las tetas y yo decidí ponerme frente a ella y si aún no sabía quien se la estaba follando ahora lo sabría. Le puse la polla en la boca y la recibió sin objeciones.

-Si te folla como a mí, eres afortunada - dijo Carmen a mi hermana refiriéndose a su hijo.

Nos pidió que nos corriéramos a la vez. Yo me adelanté e inundé aquella boca sabia que provocó en mí un rugido de animal que hizo a Tony llenar de leche el coño de su madre.

Caímos todos sobre la cama y permanecimos unos minutos inmóviles.

-Voy a llamar a vuestra madre – comenzó diciendo Carmen.

Miré a mi hermana y vi de nuevo aquella cara de pánico. Yo la tendría igual.

-Le diré que... cenaréis aquí. No le diré que después de cenar volveremos a follar los cuatro.

Nos duchamos. Cenamos y volvimos a la carga ahora sin nervios ni miedos ni nada, sólo follar a tope.

Comencé a jugar con mi hermana mientras Tony y su madre recogían la mesa. Nos tumbamos en el sofá y nos besamos. Tony dejó los platos en la cocina y se unió quitando la camiseta a mi hermana para chuparle las tetas. Carmen apagó las luces y encendió varias velas. Se acercó a mi hermana y le quitó los pantalones y las bragas.

-No sé porqué nos hemos vestido - dijo

-Por si viene tu marido

-Está fuera. En Mónaco. El fin de semana hay la carrera y todo el equipo ya está allí.

Se acercó a mi hermana y la abrió de piernas

-Me gusta ese coñito depilado. Quién te lo depila?

-Mi hermano

-Pues mañana vienes a hacer los deberes con Tony y me lo depilas todo.

-Tampoco tienes tanto. Un poco de pelo tampoco está mal. Pero cuenta con ello.

Carmen estuvo como media hora trabajando el coño de mi hermana. Tony y yo nos aburríamos.

Cuando por fin la dejó me dediqué a comérselo a mi hermana. Lo tenía chorreante de saliva, flujos y hasta mocos. La cogí en volandas y nos metimos en la ducha. La enjaboné y con el jabón se la metí directa. Le entró en el culo con tal facilidad que dudé donde se había introducido. No me quise correr. Ella si lo hizo.

Tony y su madre no estaban en el salón. Sus voces venían de la habitación de matrimonio.

Al día siguiente llegamos a la hora convenida. Sobre la mesa del comedor una bandeja de galletas variadas y una jarra de batido de cacao. Al lado un cenicero con dos cigarrillos humeantes.

Desde la habitación de matrimonio salían risas.

-Está mi tía Angelita – aclaró Tony en respuesta a mi expresión de pregunta.

-Y que hace aquí tu tía? No tenía que depilar a tu madre?

-Ellas sabrán. Merendemos y ya dirán.

Vaciamos media bandeja de galletas y la jarra de batido. Las colillas cayeron dentro del cenicero.

-Niños. Ya podéis venir! - se oyó desde el dormitorio.

Traspasé la puerta y sobre la cama, tumbadas boca a bajo los cuerpos desnudos de aquellas mujeres de la edad de mi madre me pusieron la polla a reventar. Miré la entrepierna de Tony y vi que me superaba.

-Te las follas ahora o la depilas primero – dijo Tony lo suficientemente alto como para que se le oyera desde la cama.

Yo alcé más la voz – Primero me como sus coños.

Fue decir esas soeces palabras y automáticamente las cuatro piernas se separaron invitando a su degustación.

Mientras me acercaba despacio me desnudaba. Al llegar a ellas agarré a la tía de Tony por los tobillos y la atraje al filo de la cama. De rodillas comencé a acariciar las nalgas. Era más delgada que su hermana. Nunca la había visto. No sabía como era su rostro ni su pecho pero era una hembra y tenía que cumplir porque si no lo hacía el chollo de follarme a la madre de mi amigo igual se acabaría. Eso pensaba un crio de diecisiete años. Nunca supe que hubiera pasado de haber hecho ascos a aquel coño caliente, perfumado, rosado por dentro y oscuro por fuera, con rizos ostrados en los extremos de los labios menores. Tenía el ano muy cerrado. No conseguí penetrarlo pero mi lengua jugó con él hasta perder la noción del tiempo.

Angelita le dijo a su sobrino que prestara atención a la evolución de mis manos, dedos, labios, lengua y dientes porque luego se lo haría él.

Durante unos minutos la compartimos con nuestras lenguas. En más de una ocasión se rozaron. En varias se buscaron. Sería mi primera experiencia bisexual?

La madre de Tony dejó de chuparme los huevos y la polla para coger la de su hijo. La destrozó.

Cuando Tony avisó que se iba a correr Angelita se dio la vuelta para ver como su sobrino llenaba de leche los pechos de su madre y pude ver su cara por primera vez. Era muy hermosa. Muy parecida a su hermana pero con la cara más delgada. Los ojos marrón claro y las cejas perfiladas le daban simpatía al conjunto. Me gustó. Desvié la mirada a sus pechos. Medianos, con las areolas marrón claro y los pezones pequeños pero erectos.

Las dos mujeres se entretuvieron con Tony. Me senté en la butaca del extremo de la alcoba y miré el espectáculo.

  • Y yo que creía que estaba enfermo por follar con mi hermana, mis primas, mi tía, y toda las compañeras de clase de mi hermana – pensé.

Salí de la habitación y me comí más galletas con un baso de agua. Encendí un cigarro y me tumbé en el sofá del salón.

Estarían entretenidos porque no me reclamaron.

Sonó el timbre de la puerta. Por la mirilla vi a mi hermana.

-Cómo va la depilación?

-Estamos follando con su tía. Hoy no se depila nadie.

-Está buena?

Mi hermana llegó a la cama ya desnuda. Yo me fui a duchar.

Regresé a la habitación y me costó encontrar a mi hermana. Tony, su madre y su tía estaban sobre ella. Cada uno atacaba una zona. Tony estaba sentado sobre los hombros y le tenia la polla dentro de la boca. Con las dos manos presionaba la cabeza de mi hermana para que se hundiera y rebotara en la cama.

Carmen le lamía y mordía los pezones y Angelita buceaba dentro de ella con boca y dedos.

Sin pensarlo dos veces agarré las caderas de Angelita y le metí la polla hasta los huevos. Gritó de placer y se revolvió tanto que dejé de empujar porque ya lo hacía ella. Tenía el coño prieto y hondo. Me gustaba estar allí dentro. Se lo dije y no tardó en correrse. Entonces cambiamos y me movía yo. Mi hermana gritó al correrse en la boca de Angelita que no dejaba de follarla con la lengua. Tony ahogó de leche la boca de mi hermana que no podía tragarla y respirar a la vez. Carmen la ayudó recogiendo de la boca la leche de su hijo.

Decidimos dejar las depilaciones para otra ocasión