Con mi hermana 7

Comenzó a pajearlo muy lento mientras lubricaba aún más el agujero del culo de mi hermana. Un dedo, dos dedo ,tres dedos, el capullo del negro y media polla. mi hermana soltó un grito de dolor y placer al mismo tiempo.

Con mi hermana 7

en el Centro Comercial

por Ramón Fons

Anunciaron lluvias para el fin de semana de modo que fuimos a la casa en el campo. Estábamos aburridos en casa. Mili, que estaba en casa, propuso dar una vuelta por el centro comercial aprovechando que aún no llovía.

-Va mujer que hay muchas escaleras mecánicas y podremos jugar un poco – le dijo a mi hermana.

Mili sabía que a mi hermana le excitaban las escaleras mecánicas. A mí también.

Les pedí permiso a nuestros padres y nos dijeron que sí.

Mientras yo llamaba a Raquel, la amiga de nuestros padres, compañera de partidas de cartas las noches de los viernes en el grupo de los viejos y de juegos sexuales con nosotros los viernes que esta caliente, para pedirle el favor de acompañarnos a cambio de lo que quisiese, mi hermana se encargó del vestuario. A Mili le tocó faldita plisada negra, algo más corta que una minifalda, un top amarillo y las deportivas que ya ella llevaba. Mi hermana se plantó una de cuadritos blancos y negros, igual de corta y una camisa blanca de manga larga. Deportivas negras estilo victoria con cordones blancos.Salieron de escondidas y cuando dije a mi madre que ya nos ibamos dijo que quería ver cmo iban vestidas.

-Pués ya no están. Hace rato que bajaron. Me esperan en la parada del bus – sabía que no me creía y ella que le engañaba. Me dió un azote en el culo al cruzar la puerta diciendo – te crees que soy tonta. Minifaldas y a enseñar. Las llevas por mal camino Román – dijo con media sonrisa.

No tardó en aparecer el Mercedes de Raquel.

Era escandaloso ver las piernas de aquellas dos crías sentadas en el coche.

-Hoy toca ir de putitas? - dijo al recogernos.

Entró en el aparcamiento y les dijo a las niñas que fueran pasando que – tu hermano y noviete vuestro tiene que devolmerme el favor – dijo al tiempo que me cogia la cabeza y la ponía entre sus piernas.

  • No había más sitios que tenías que aparcar frente la puerta de salida de peatones?

No llevaba bragas y aún olía a tónico. Recién depilada, pensé. Ella me decía donde poner la lengua y los dientes. La oí saludar a álguien. Ya sabía a flujos. Mi erección dolía y se lo dije. - Haz que me corra como una perra y te la comeré.

Tardó bastante. Que la vieran con alguien sin cabeza no parecía importarle. Cuando oí que la ventanilla bajaba soltó un chorretón de corrida que casi me ahogo. Me llenó la naniz y la boca. Comenzó a tener espasmos del orgasmo que estaba disfrutando

-Sigue lamiendo. Más fuerte. Más fuerte cabrón.

No sé que pasaba más allá de su coño pero algo pasaba. Raquel no paraba de correse y conbulsionar. Me apretaba la cabeza contra su vulba con demasiada fuerza. Me estaba ahogando. No podía hablar. Subí una mano y llegué a una teta. La apreté con toda mis fuerzas y se volvió a correr. Después de la corrida vino la calma. Soltó mi cabeza y me pude medio incorporar. Ví a un hombre separarse del coche y desaparecer por las escaleras. Raquel giró la cabeza hacia mí y tenía una inmensa corrida en la cara.

-Que puta eres tía! Me estabas ahogando – le grité mientras me sacaba la polla para que me la chupara.

Ahora era ella la que escondía la cabeza y a mí a quien veían los transeuntes. Me daba un placer extra - No tengas prisa. Le dije a Raquel

Al abrirse las puertas automática la diferencia de presión y la ligera brisa del exterior hizo que volaran las faldas mostrando las nalgas al vigilante de seguridad. El hombre, a distancia prudencial, comenzó un profesional seguimiento. Por la emisora comunicó a su compañero: “ 3 en movimiento por planta. Tengo un 69 en escalera mecánica acceso a planta superior” El compañero entendió el mensaje “recibido 3. Acudo a posición”

Ellas se recreaban en los escaparates de los pasillos. Yo las seguía detrás del vigilante, a distancia prudencial. Se divertían haciendo las poses de las maniquíes. Parecían dos niñas jugueteando.

A pié de escalera mecánica esperaba el compañero. Mi hermana y Mili pasaron por su lado. Al poner un pié en el primer peldaño en movimiento el vigilante cerró el paso a la pareja que iba a subir detrás de ellas. El 3 su unió a su compañero para incorporarse al ascenso dejando una separación de nueve escalones - según la ley de los voayeurs es el espacio ideal para ver un culo en las escaleras- Mi hermana fue la primera en agacharse. Mili con disimulo miró hacia atrás. Los vigilantes babeaban. La pareja y yo que subimos escoles más tarde nos deleitábamos con los culos de las dos niñas. Ahora se agachó ella. Ahora las dos. Yo no perdía detalle. Me estaba poniendo tan cachondo como los de seguridad.

Dieron un paseo por la planta. Los de seguridad no les quitaban ojo. En el trayecto de la primera a la segunda planta, aparte de comerse las bocas se metieron mano por debajo de las faldas, descaramente una subía la de la otra para que los vigilantes y yo nos siguieramos tocando dentro del bolsillo. Mili dijo para ser oída mientras miraba a los vigilantes

-Tengo ganas de que nos detengan.

-Que nos lleven al cuartito de seguridad y nos pongan las porras por el culo- dijo mi hermana

Entraron en ...&... cogiendo varios biquinis y deambularon cerca de los probadores. Pacientes, esperaron a que alguna dama entrara con pareja. Llegó una señora de unos cincuenta con su marido, sin duda lo era, porque no le dejó entrar dentro de la cortina. Las dos chicas a toda prisa entraron en el de enfrente y comenzaron a besarse. El hombre, por prudencia les cerró la cortina que al momento se volvió a descorrer en su mitad. Yo me escondía en el probador contíguo.

Al tiempo que se besaban iban desnudándose la una a la otra. Mili desabrochó la camisa blanca de mi hermana y bajó la falda de cuadros blanca y negra. Mordisqueó los pezones mostrándoselos al mirón. Mientras le mordía los pezones bajó la cremallera de la falda de Mili que cayó sobre la moqueta y comenzó a tocarle el coño. Mili se sentó en el taburete y mi hermana alzó una pierna para que la lengua de Mili lamiera el sexo caliente y húmedo. El mirón disfrutaba con las imágenes que ofrecían los tres espejos del probador.

La señora salió con la vista puesta en las prendas que llevaba en las manos sin reparar a su alrededor. Ellas siguieron jugando con sus sexos.

Serían los gemidos lo que hizo que la chica que entró en los probadores se acercara con sigilo hasta ellas. Al verlas dio un respingo hacia atrás y entró el que la señora dejó libre. De hecho todos estaban vacíos...pero la curiosidad...

La chica cerró su cortina dejándola dos palmos abierta. Se desnudaba sin prisa y con la vista puesta en las de enfrente mientras Mili y mi hermana dejaron de devorarse para observar aquel cuerpo que lentamente quedaba sin ropa. La veían multiplicada por los espejos de ambos probadores. Más alta que ellas. Pelo a la altura de los hombros, unos sesenta kilos, caderas bien formadas y un pecho precioso de aureolas rosa oscuro y pezón generoso. De unos veinte años, creyeron. Ellas les sonreían. La chica subió un pié en el taburete y comenzó a acariciarse. Primero rozando los labios luego golpeteándose el clítoris. Se mojó de saliva la mano pasando la lengua primero y escupiendo después. Masajeó unos segundos la vulva de arriba a bajo y de lado a lado, cada vez con más velocidad. Me descubrió mirando entre las cortinas del probador contíguo. Las abrí y me uní a mis dos chicas.

El bello púbico a lo brasileño nos gustó. Mi hermana fue la primera en cambiar de probador. Sin mediar palabra se arrodilló y comenzó a comerle el sexo. Lo tenía rosado con los labios menores algo rizados y algo más oscuros en el extremo, como los pezones. El glande del clítoris se veía grande casi como un garbanzo. Mili cogió las prendas de su probador y se unió a ellas. Comenzó a entrar gente en los probadores y las tres chicas con risas y alboroto, a medio vestir salieron tirando sobre el mostrador las prendas sin probar. Yo salí a paso lento.

No mediamos palabra pero siguimos andando juntos por los pasillos del centro comercial. Llegamos al salón recreativo. No habían niños en las máquinas infantiles. Son un coñazo con sus chillidos y correrías. Un quince añero luciéndose ante su pareja en la máquina de dardos.

Dos chicos de color, unos veinte y pocos, le pareció a mi hermana, más mayores creo yo, subidos a la máquina de moto GP inclinándose de un lado a otro sobre la moto. Las tres se acercaron a ellos vociferando vítores y ánimos a los moteros.

Mi hermana se colocó entre las dos pantallas y excitada por las otras se desabrochó la camisa haciendo un bailecito de ahora me agacho moviendo las caderas, ahora me doy la vuelta y os enseño el culo.

-Joder!!!! he perdido la partida pero he ganado un culo - dijo con alegría el más alto.

Mili le dio al botón de Star al verlo en verde y comenzó otra partida.

Ahora eran tres las animadoras. Bailando y simulando mover unos pompones daban saltos mientras las faldas subían y enseñaban dos coños perfectamente depilados a la cera fría. Julia que vestía un vaquero corto pero discreto y una camisa a cuadros en azul y negro también discreta, la desabrochó y acercándose al chico menos alto le restregó los pechos en la cara. Los chicos se cortaron cuando me acerqué a ellas. Les dije que era amigo de todas y no había problema. Las tres me besaron a la vez. El chico dejó los mandos de la moto y cogiéndo a Julia por la cintura la apretó contra él comiéndole las tetas con fuerza. Mi hermana y Mili atacaron al otro. La parejita que ya hacía un rato abandonaron los dardos se recreaban con el espectáculo mientras se sobaban en el banco de enfrente.

Julia al ver aparecer al encargado se separó del chico de color.

-Es nuestro hermano mayor sigue, sigue

Le estaba chupando el trozo de polla que salía de la bragueta. El encargado, el hermano mayor, que era mucho más oscuro que los dos. El encargado nos dijo que allí no se podía montar ese número. Los dos hermanos menores dijeron a la vez

-En tu vestuario!!!!

No era muy espacioso pero el banco típico para sentarse y cambiar los zapatos y la silla donde descansaba una chaqueta de la compañía, darían mucho juego pensó mi hermana.

El alto cerró con llave por dentro mientras el hermano pequeño ya desnudo estaba tumbado sobre el banco y Julia se tragaba 23 cm. de polla negra con el capullo enorme y morado. Julia se sentó en la cara del chico para que le babeara el coño. El alto sólo se bajó los pantalones sin quitárselos y Mili y mi hermana peleaban por quién se la comía mejor. El alto la tenía más gruesa y el capullo era del mismo color que el tronco.

Julia montó al chico en postura de misionero y le besaba los gruesos lábios y absorbía su lengua. El chico seguía lamiendo el coño de mi hermana. Ahora le molestaban los dedos de su hermano y ahora también los de Julia.

Yo miraba el show mientras me la meneaba. El alto se sentó en la silla y Mili que se enamoró de aquella polla gorda y larga se sentó encima dejando que aquellos labios hinchados le chuparan los pechos.

Mi hermana indicó al chico que dejara a Julia para que la follara a ella. Él obedeció y la invitó a montarlo. Apoyando los dos pechos sobre el musculado torso dijo a Julia que se la volviera a poner dura. Ella comenzó a lamer y chupar el enorme capullo morado de forma acampanada y a apretarle los enormes huevos con caracolillos negros de pelo. Ella lo lamía y besaba. El tronco aumentó de tamaño. Comenzó a pajearlo muy lento mientras lubricaba aún más el agujero del culo de mi hermana. Un dedo, dos dedo ,tres dedos, el capullo del negro y media polla. mi hermana soltó un grito de dolor y placer al mismo tiempo.

Golpearon la puerta y el que estaba con Mili alargó el brazo y giró la llave. La puerta se abrió. El hermano mayor entró y volvió a cerrar con llave.

-He oído gritos y me he asustado. Los de seguridad creo que os buscan.

Dijo mientras se bajaba los pantalones. Mili no preguntó y se aplicó con las dos pollas negras que tanto le gustan.

Mi hermana ahora gozaba de aquella polla inmensa dentro de su culo. El chico la movía con velocidad. Un líquido blanco y espeso le salía del culo resbalando por la polla negra. Eran flujos de mi hermana que Julia de vez en cuando y sacando la polla del culo la rechupaba hasta dejarla negra y sólo negra. La operación la repetía a cada pocos envites.

Viendo a su hermano follándose el culo de mi hermana el alto quiso participar. Se colocó detrás de ella, sacó la polla del chico y la introdujo dentro del coño y la suya la metió por el culo. Yo metí la mía en la boca de mi hermana para correrme dentro de su garganta. Mi hermana subió al paraíso.

El hermano mayor se sentó en la silla y con Mili encima comenzaron a follar como nunca en la vida nadie se la folló.

Unos diez minutos más tarde. muy atento, avisó a Mili que ya se venía.

  • Me corro dentro o que hago - preguntó casi estallando

-Correte, correte.

Y se corrió de tal manera que pareció un squirting. Le salía semen a borbotones de entre la polla y el coño. Mili salió de allí y devoró aquella polla llena de todo lo que sacaron ella y él.

El alto se derramó dentro del culo de mi hermana y casi al tiempo se le inundó el coño de la leche del joven. Julia estaba alerta para coger las dos pollas y llevárselas a la boca. Pidió ayuda a mi hermana pero ésta dijo que no podía con su alma.

El alto se levantó. Mi hermana se incorporó le dolía todo. El joven se acercó a ellas las cogió delicadamente por la nuca y las acercó a su cara, les ofreció la lengua, grande, rosada, húmeda y las lenguas de las dos chicas la lamieron y chuparon. El no la movía y comenzaba a babear. Julia la envolvió con sus labios y la hizo desaparecer en su boca. mi hermana relamía las comisuras de las dos bocas. Mientras el chico acariciaba los pechos de una y otra. Era atento y delicado. Eso les gustó a las chicas. Lo volveríamos a ver. Seguro que si.